Cediendo a mi mujer
Contacté con un grupo que me dió a Sara a cambio de mi mujer.
Para mi pareja el sexo tiene algo de tabú, disfruta y se lo pasa genial pero nunca hace nada que se salga de lo normal, sobre todo si no participo yo de ello, para mi esto era muy aburrido, así que me metía en internet y jugaba en plan voyeur, por supuesto sin implicarme lo más mínimo, así hasta que un día recibí en una de las tantas weps de parejas liberales en que me había registrado, un mensaje solicitando información sobre mi mujer, por supuesto que no pensaba contestar, pero me llamó la atención el que fuera otra mujer la que me lo solicitara, sólo decía que se llamaba Sara y que le gustaría tener alguna foto desnuda de mi mujer.
Pasaron las semanas sin que nada sucediera, yo seguía metiendome en páginas guarras y soñando en una vida sexual más intensa, me decía a mi mismo que tendría que haber alguna mujer en el mundo en mi misma situación buscando lo mismo que yo sexo, sexo, y sexo sin ningún tipo de tapujo o pudor. Había tenido mucho más morbo y placer en mi juventud que en mis ocho años de casado.
Una tarde de estas típicas de donde vivo ahora (sur de Andalucía) que hacía mucho calor mi mujer se metió en la piscina que tenemos en casa solo con la parte de abajo del bikini y sin pensarlo le hice una foto que automáticamente envié por e-mail a Sara, a los diez minutos ya me había arrepentido pero lo hice, estaba alucinando había mandado una foto de Raquel enseñando los pechos.
Durante los siguientes días continué mirando mi buzón a ver si me mandaba Sara alguna respuesta, pero no fue hasta cerca de un mes después que recibí el siguiente escrito « me gusta, no me hace falta más, te gustaría que la enseñáramos »
Mi respuesta fue preguntar de que iba la cosa pero ella solo respondía contesta si o no, así que mi morbo acrecentaba mis ansias por saber de que iba aquello y me mojé diciéndole que si.
Recibí un nombre de un bar de Sevilla, una fecha y una hora y asistí a la cita.
En el restaurante comían en ese momento un par de familias con niños y nada más, con lo que me sentí defraudado, supuse que nadie iría, pedí algo ligero, con un buen vino y cuando hubo pasado más de una hora del encuentro solicité el postre, un café, y algo para acelerar la digestión, en ese momento un chico de la mesa de enfrente se levantó y se dirigió hacia mi diciendo mi login (aburrido), me quedé perplejo, le dije que sí y me encomendó a sentarme junto a su mujer y sus dos hijos, cosa que hice, era una chica morena, de pelo castaño y ojos azules, de un metro setenta, llevaba una falda corta y unos tacones que le harían crecer unos diez centímetros
Hola me llamo Jose, me presenté pero no me contestó solo miro a su marido y este simplemente le hizo un gesto aprobatorio y ella se levantó, tenía un cuerpo normal, era más bien gordita, con pocos pechos y el culo no le cabía en la falda, me gustó. Ella me ofreció la mano y dijo que era Sara, nos sentamos y quedamos en silencio durante unos segundos interminables, Jacinto, su marido lo rompió diciendo que eran un grupo de amigos a los que les encantaba el sexo, estaba un poco cohibido, en nuestra mesa sentados junto a mi estaban sus dos hijos de unos catorce años o quince años (pedro y Adela), el padre les dijo que se fueran a casa, se lo agradecí con un pequeño gesto y siguió la conversación al cabo de un rato, miró de repente a su mujer y le dijo que separara más las piernas que nuestro invitado no la veía bien, ella, que no había en ningún momento alzado la vista, así lo hizo, dejándome ver su coño totalmente rasurado, me volví loco, eso me gustó muchísimo, no sabía que hacer, pero Jaime si y me dijo « tócalo te gustará el olor ».
Esa noche me acerqué con ellos a su casa para tomar la penúltima, una vez allí, nada más abrir la puerta, pude ver a la hija desnuda sentada en el sillón, estaba estudiando, el padre le preguntó si había hecho los deberes y contestó afirmativamente, bueno vete a dormir mañana hablamos, se levantó y nos dio un beso de buenas noches a todos, mientras tanto Sara nos preparó una copa y apareció sólo con la falda, Jaime me dijo que había tardado más de un año en educarla, pero que lo hizo cuando era mucho más joven que María su hija pero aún así creía que podría educar a mi esposa siempre y
cuando se la entregara voluntariamente, no sabía muy bien que hacer, el ver los pechos desnudos de Sara me excitaba eran pequeños pero con unos pezones muy grandes, casi caían de su peso, Jaime hablaba y hablaba y yo solo veía los pechos de Sara, se dio cuenta y le dijo a su mujer que se sentara decentemente, ella nerviosa por la reprimenda se levantó la falda hasta cerca de la ingle, separó la rodillas, y con dos dedos se sacó todo lo que pudo su clítoris, se la veía muy bien, tanto que no pude más me levanté y se lo toqué, estaba húmedo muy mojado, Jaime me dijo que le pusiera un cubito de hielo me iba a reír y así lo hice, ella comenzó a rugir de placer, no aguantaba más le toqué los senos, el culo todo lo que podía, Sara miró a Jaime y el asintió así que se subió al sillón
y se colocó a cuatro patas enseñando su culo, empezó poco a poco a alargar sus brazos hacia el extremo opuesto del sillón dejando más visible que nunca su ano, yo que iba a estallar me la saqué miré a Jaime y este sólo me dijo que mientras Raquel estuviera con el, Sara me pertenecería, aquello fue suficiente para aceptar el trato y comenzar a encular a Sara sin ningún tipo de lubricante, el grito que dio fue entre enternecedor y rabioso, a mi solo me provocó aún más placer tanto que creí volverme loco.
Cuando hube terminado estaba seguro de que no podría volver a meterla en dos días, había echado hasta las entrañas allí dentro, pero Sara se volvió y comenzó a chapármela, muy lentamente, primero hasta el fondo absorbiendo como nunca lo había hecho nadie, de repente me daba calor con su aliento, o llegaba a la raíz dándome pequeños bocados, así hasta que sentí que mi cuerpo se estremecía la agarré por la cabeza quería volver a darle por atrás, pero me dijo que no por favor me gusta el sabor que no me preocupara por llenarla, y la dejé hacer .
Al día siguiente apareció Jaime en mi Casa, con un contrato bastante extenso en el se establecían normas de conducta, así como pasos a seguir en caso de conflictos, como diferentes garantías monetarias que satisfacerían a la parte contraria en caso de incumplimiento de los puntos del acuerdo.
Una vez todo negociado nos apretamos las manos, me dijo que llamara a mi mujer, y así lo hice, tomé el teléfono ella trabajaba en el bufete ese día, y le dije de ir a ver un almacén de un cliente, que allí nos iban a invitar a comer por la inauguración, ella no vio nada extraño en aquella proposición y aceptó, así que Jaime y yo nos dirigimos al lugar de encuentro a las afueras de Sevilla donde cedería mi mujer a cambio de Sara e ingresaría en una especie de logia, cuando entramos por la puerta ya lo tenían todo preparado, estaba desnuda dentro de una jaula pequeña de estas que salen en las pelis donde meten a los monos, cuando me vio empezó a llorar y gritar mi nombre, pero esa es ya otra historia