Cediendo a los chantajes de un mirón

Momento que aprovecho para tirar de mi vestido hacia arriba, acariciarme y magrearme a su antojo, tomándome y girarme, quedando de espalda a él. Inclinarse y comerme el culo, ayudándose con sus dedos, dilatándome hasta con tres de ellos… ooohhh!!.

Cediendo a los chantajes de un mirón

Tendría por aquel entonces veintiún años cuando un tío en plena discoteca se me abalanza, pensé que este estaría borracho sobre todo para actuar como estaba actuando, pero cuando me suelta al oído…

  • “Te he reconocido, no vayas de machito que de eso bien poco”.

Lógicamente intento ignorarlo, haciéndole ver que me ha tomado por otro, cuando nuevamente me dice…

  • “Te he visto por la zona de mariconeo (cruising) del parque Emperatriz María de Austria, bueno para ser más exacto por la parte baja, por la zona de pinar a la altura de Avenida de los Poblados”.

Dice y me deja frio, ignoro cuál es esa zona, pero podría ser una en la cual me llevo un conocido, donde deseaba hacer un trio y la unida zona que sabía era el Parque del Retiro y ese otro parque. Pero viéndome cogido, me da por preguntarle…

  • “¿Qué es lo que quieres?”.

Este ríe y simplemente me suelta…

  • “Pues te quiero a ti, quiero tenerte al menos durante una semana como mi putita. Dime… ¿Qué me dices?”.

Dice eso y me doy la vuelta, intentando llegar hasta donde están mis amigos, acabando por verme cogido por mi hombro y tirado hacia atrás, dirigiéndose este a mí, soltándome…

  • “¿Quién coño te crees para darme la espalda, y encima sin contestarme?”.

Dice y al ver a mis amigos, coge y me suelta nuevamente…

  • “Ha esos son tus amigos, saben tu doble vida o acaso lo ignoran, puedo contarles algunas cosillas sobre ti y de paso enseñarles unas fotos que tengo. Diem… ¿Qué opinas?”.

Mi opinión no fue otra que aceptar, no me quedaba otra que ceder a su chantaje, el cual simplemente me dijo…

  • “Pues si quieres comencemos ahora mismo, vale…”.

Asiento y me hace seguirle, saliendo de la discoteca y caminar un par de manzanas, llegando a un bloque al cual entramos, tomando el ascensor hasta la cuarta planta, salir y seguirle hasta la puerta que supuestamente es su piso. Mientras le seguía, me dio por mirarlo bien, pues físicamente era una persona corpulenta al cual le eche que pesaría unos noventa kilos, alto de un metro ochenta y cinco centímetros, por su fisionomía rondaría los cincuenta y muchos años. Tenía barba corta y nada de cabellos, tiene un corte muy masculino y pinta de discreto, cuerpo con anchos brazos y grandes manos, cuyos dedos daban miedo. Pues eso, fue entrar en su piso y decirme…

  • “Desnúdate”.

Pensé yo… ‘coño’, volviéndome este a insistir…

  • “Venga putita, no me pierdas el tiempo, desvístete que te traigo tú ropa”.

Me quede en blanco, pensativo y pensando de que iba este tío, mientras me iba desvistiendo hasta quedarme sin prenda alguna, apareciendo este y tras magrearse su entrepierna, me soltó…

  • “Uuuaaauuuhhhh!!... menudo bellezón, vaya cuerpecito de hembra que tienes y sobre todo ese culito… uuuffff!!”.

Soltar eso y acercarme unas prendas, soltándome…

  • “Vete al baño y te das una ducha rápida, poniéndote estas prendas que vamos a salir”.

Me quede cortado, pensando que este tío pretendía que saliera como una tía con él, acabándoselo por decírselo, respondiéndome este…

  • “Claro, que te creías tú, te he dicho que te quiero una semana para mi disfrute como mi putita”.

Dice y continua…

  • “No te hagas el estrecho conmigo, te vi en dos ocasiones, una en ese parque siendo la atracción de hasta cinco tíos, y en otra ocasión, te vi vestida de hembra en medio de dos tíos, uno que te la metía por la boca y el otro por el culo, aunque quizás en ese caso sería tu coñito”.

Dice y avergonzado por todo lo que me había acabado por soltar, me dispongo a ir al aseo, dándome una buena ducha, tomando esas prendas que me ha facilitado, prendas como unas braguitas tipo tanga, un sujetador con algo de relleno, unas medias de ligas, un vestido corto de noche y unos zapatos. Salí del baño y el mismo vino a maquillarme, viéndome finalmente acabada y no parecía ni yo mismo. Deteniéndome este antes de salir y dándome de tomar una pastilla, haciéndome saber que era para entonarme, pastilla que no era otra que ‘Mefedrona’. Y mientras salimos de su piso y me llevaba de fiesta, me estuvo explicando que era esa píldora, diciéndome…

  • “No pienses que esa píldora es la del día después, sino que es un poderoso estimulante con efectos entactógenos, esta sustancia afecta sobre todo a la erección, pues en torno de cuatro a seis horas vas a ser pasivo cien por cien”.

Y luego poco más recuerdo, pues son lagunas, recuerdo que íbamos de local de copas en local, consumiendo bastante alcohol y enrollarnos en estos, incluso como en aquel baño en el cual me hizo entrar. Donde algo dentro de mí me hacía estar totalmente a su disposición, como cuando entramos en el baño y comenzamos a besarnos, escuchándole decir que me deseaba entre otras cosas. Viéndome como le tomaba con mis manos por su cuello, ¡mientras sus manos descendían por mi espalda hasta mis nalgas… uuummm!!, hombre que me comía la boca, oreja e incluso cuello, tomándome por mis nalgas.

Boca que me comía a besos, llegando incluso a bajarme el escote del vestido y besar y chupar mis pezones… uuummm!!, duras erectas como suele estar, jadeando ambos de placer y deseos… uuuffff!!. Llevando una de mis manos hacia su entrepierna, magreando su polla, acabándola por sacar y maravillado masturbarlo. Momento que este aprovecho para tirar de mi vestido hacia arriba, acariciarme un poco más y magrearme a su antojo, tomándome y girarme, quedando de espalda a él. ¡Inclinarse y comenzar a comerme el culo… uuummm!!, llegándome a introducir uno de sus dedos… ooohhh!!, dedeándome durante unos largos minutos y volver a levantarse.

Volviéndome a besar el cuello y la oreja, notando entre mis glúteos ese pollón, ¡vástago que me transmitía esa dureza y ese cálido calor… ooohhh!!, tirando de mi tanga hacia abajo y separar mis piernas a lo esperaba. Y comenzar a introducírmela, follándome fuertemente, culeándome sin piedad, cuyo único sonido eran los golpes de su pelvis contra mis nalgas, bueno eso y mis gemidos ante tal paliza. Deteniéndose para coger aire y acabar por quitarme el tanga, bajarme el vestido y mientras volvía a follarme salvajemente, le dio por intentar levantármela, mientras me decía…

  • “Joder maricón, ¡no vez, esto funciona, ni se te levanta… eeehhh!!”.

Penetrándome hasta que entre gritos descargo dentro de mí, dejándola dentro hasta que la saco morcillona, luego me ayudo a arreglarme y salimos del baño, tomándonos un bar de copas más hasta regresar a su casa, volviéndome a penetrar… aaahhh!!. Ya antes de marcharme hacia mi piso, este me dijo…

  • “Hazte una idea, pues esto es lo que te queda durante una semana, yo tu aprovechaba y te quedabas aquí, simplemente es por aligerar la cosa… tú mismo”.

Decirme esto e irme a casa como pude, caminar hacia donde estaba la discoteca, pues allí estaba mi coche, cuando llegue a casa directamente me marche a la cama a descansar, pues lo necesitaba. Debo decir que, por la mañana, toco explicaciones por mi desbandada sin avisar, teniéndole que mentir a mis amigos al decirle…

  • “Joder… tíos, lo siento, me salió una hembra que era si o si, no quedándome otra que irme con ella y liarnos en su coche en un descampado”.

Estos se tragaron aquella mentira, cosa que menos mal, pues me quite un problema de encima, no tanto como ese otro al cual debía de satisfacer una semana, bueno ya un día menos. Personaje que dos días después aparecí en su casa con una pequeña maleta de viaje, haciéndole saber que me quedaría hasta cumplir con lo prometido. Semana que el muy fetichista, me hacía dormir en camisón, pues según el…

  • “Eres mi amante y como tal… mi hembra, debiendo de comportarte como una chica conmigo”.

Me dejaba entrever que deseaba compartir su vida conmigo, ya que se había enamorado, sobre todo al despertar y encontrar a una nena dormir junto a él. No dejándome de decirme…

  • “Sé lo que realmente quieres, pues, aunque tú no lo quieras admitir, sé que buscas un hombre que te haga sentir mujer, pues sé que te encanta vestirme de mujer y claro esta lo haces en secreto”.

Dice y continua muy seguro de sus palabras, continuando…

  • “Sé que quieres encontrar a un hombre que te haga una mujer, un macho que te feminice y que te acepte no solo una mujer en la intimidad, sino en la misma vida normal”.

El oír aquello me asusto muchísimo, aunque quizás tuviera algo de razón, debo confesaros que parte de esto es también fetiche mío, sobre todo cuando con tan solo catorce años aquel viejo en el parque, no se le ocurrió mejor idea para levantársela que vestirme de chica. Cosa que la verdad es que funciono, aunque ya la tenía dura de antes, pero esto sirvió para aumentar el morbo y descubrir una faceta mía. Pues si es verdad que, desde ese día me vestía de chica en secreto, pero en mi caso no cogía las prendas de mi madre o hermana, prendas que esta persona me traía. Obteniendo sus fantasías con estos regalos, aunque fue el mismo morbo. Convirtiéndome con el tiempo a veces en una chica, pues mi fisionomía gracias a mi síndrome me facilita mucho las cosas, síndrome que no es otro que el Síndrome de Klinefelter o también llamado XXL. Síndrome que cuyos síntomas te hacen parecen mucho a una chica, pues las facciones al fin y al cabo son muy similares, bueno al menos en mi caso.

Con el tiempo, puedo confesaros que algunos amigos o amigas han explotado esta virtud mía, ya sea para gastar una pequeña broma al padre de un amigo, broma que nos salió el tiro por la culota, pues al muy cabrón le ponía también las trans. Y explotado por amigas, cuando estas me usan de carabinas, acabando encima liado con otros, cuya bebida inicialmente tenía la culpa, pero el acabar en la cama con tíos, también parte de culpa fue mía. Como veis, experiencias he tenido para todos los gustos, algunas se quedan en anécdotas y otras simplemente, como una costumbre o un hábito.

Debo deciros para terminar que soy de esos que piensa que tendemos más a recordar aquello malo ocurrido que las cosas buenas que nos ocurren o al menos en mi caso, malo no me refiero solo a las malas experiencias, sino a aquellas que deberíamos de olvidar a no considerarlas como importantes, aunque quizás son estas las que marcan mi vida y el rumbo de ella. Pienso que a pesar de mis experiencias aún estoy en fase de aprendizaje, pues pienso que nadie sabe absolutamente todo sobre el sexo, ya que en este mundo aún nos queda mucho por descubrir, siendo yo uno de tantos que buscan nuevas formas para gozar y satisfacer. Bueno lo dicho, ya me decís que os aparecido. Estaré esperando vuestra respuesta, deseando recibir vuestros comentarios, ya sea a este portal como a mi correo. Mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).