Cedí a mi esposa al club Coco Bongo (4)

Un marido se venga de su esposa, al no querer tener relaciones sexuales con él, entregándole a un proxeneta que regenta un burdel en la zona de la bahía de la gran ciudad de Panamá.

Cedí a mi esposa al club Coco Bongo (4)

Capitulo 1.- Tratando con el dueño del Club Coco Bongo

Nadie debería juzgar a un matrimonio desde la parte de fuera y sin embargo todos lo hacemos con el de nuestros amigos, de nuestros vecinos, de nuestros compañeros de trabajo e inclusos de personas poco conocidas o de famosos que ni siquiera conocemos… Y al juzgarlos podemos equivocarnos y mucho.

Incluso cuando tenemos razón, nos equivocamos, porque nuestras opiniones se basan en informaciones poco o nada fiables... Todos los matrimonios son complicados y en muchas ocasiones, demasiado complicados por muchos motivos: desavenencias, falta de respeto, dinero, sexo...

Un ejemplo… Todos los que conocían a Kelly y Frank pensaban que estaban felizmente casados... Y todos estaban equivocados... Y por eso, una mañana, Frank decidió hacer algo con respecto a su matrimonio, como más adelante veremos:

En la mesa del desayuno, donde Kelly estaba navegando por la web en su iPad, Frank le pidió que le pasara la mermelada... Sin siquiera levantar los ojos, lo hizo a regañadientes, por molestarla… Estaban casados desde hacía ​​nueve años.

Tenía treinta y cinco años y ella treinta y cuatro… Físicamente guapa, pello castaño oscuro, ojos verdes, una boca voluptuosa que durante años sólo había parecido burlarse... Un bonito cuerpo, piernas largas, pechos firmes y medianamente grandes… Un cuerpo que nunca se lo daba voluntariamente para que disfrutara con él.

Durante un tiempo Frank se preguntó si ella estaría teniendo una aventura amorosa, pero al final concluyó que ella no la tenía, sencillamente porque a Kelly no le gustaba el sexo y procuraba  mantenerlo con él, lo mínimo posible y si lo hacía, fingía y quería terminar cuanto antes.

Frank estudió a su esposa mientras tomaba su café… Él la amaba, pero no era correspondido… No se consideraba un hombre cruel, pero se había ido convirtiendo durante los largos años en que la mujer que amaba se volvía cada vez más distante, hacía cada vez menos por complacerlo, hasta que al final ella no quería hacer nada con él.

Él quería que ella fuera castigada... Él quería que ella sufriera... Lo que ella ya no haría voluntariamente con él, quería que la obligaran sin cesar, a hacerlo con los demás… Y entonces llegaría el día en que ella le rogaría que la usara, rogaría servirle sólo a su polla… Pero sería demasiado tarde.

Frank era abogado y sabía que un divorcio le costaría mucho dinero y por tanto esto reforzaba la decisión que había tomado… Tomó un sorbo de café y miró a su esposa, todavía inclinánda sobre su iPad, y sonrió pensando en la ídea que tenía en mente.

Desde hace unos siete años, Frank tiene como cliente a una empresa de construcción que trabaja en el Proyecto de Expansión del Canal de Panamá… Éste es un excelente país para hacer negocios aunque todavía hay drogas, corrupción y algunos de los burdeles más depravados del mundo, que atienden a clientes de todas las clases y todos los gustos… Lo que quieras, puedes encontrarlo en Panamá.

En este último viaje se fue a un hotel donde nunca antes se había quedado... Se registró con nombre distinto, después de poner en el mostrador cinco billetes de veinte dólares y decirle que su pasaporte estaba en la Embajada de Brasil para obtener un visado a este país... Frank sabía que 100 dolares era demasiado dinero para acallar este hecho y le dijo también al empleado:

  • “Necesitaré un taxista, que me puede mostrar la vida nocturna y traerme de vuelta con seguridad."

  • "Por supuesto, Sr… Conozco a varios de esos hombres… ¿A qué hora quieres que le recojan?”

  • “A las 10 de la noche”, le respondió.

  • "Eso es temprano, señor… Los clubes son más interesantes después de la medianoche”, le comentó el empleado, un hombre de mediana edad con la frente fruncida, que se frunció aún más al escucharlo.

  • “Gracias por el consejo pero empezaré a las 10 de la noche... Puede que tenga que visitar varios lugares para encontrar exactamente lo que quiero.”

  • "Muy bien, señor"… El empleado sonrió pensando en una cosa muy diferente a la que Frank tenía en mente.

El chofer lo recogió a la hora que pidió y comenzó el recorrido por los diversos clubs.

Frank se había sorprendido al encontrar a otro hombre sentado en el coche cuando fue recogido en hotel... El chofer le explicó que iban a lugares donde había poca seguridad y tenía que tomar muchas precauciones.

  • "Este es el lugar, señor… Encontrarás lo que quieras aquí", le dijo el chofer del viejo pero inmaculado Cadillac… Su hermano, que lo acompañaba, asintió… Pero Frank no encontraba lo que quería.

Cuatro horas más tarde, ya habían estado en tres clubes y Frank le había dicho al chofer que guardara el peor club para el final… Este club estaba cerca de los muelles, más allá de los grandes depositos de contenedores… En realidad era un almacén convertido en un club, iluminado por un letrero de neón parpadeante que decía: ‘ Coco Bongo’ .

Los coches y camiones llenaban el estacionamiento, que era vigilado por dos hombres con uniformes de color caqui.

  • "Al tener vigilancia esto es seguro pero no lo es en las otras calles de alrededor… Cuando salga espere en la puerta y lo recogeremos", le dijo el chofer.

Frank salió del viejo Cadillac… Eran las 2,00 h. y la noche estaba calurosa y el aire pegajoso… El sudor mojaba la parte trasera de su camisa.

Cuando se acercaba a la entrada, la puerta se abrió desde dentro y se escucharon sonidos… Era música con un ritmo fuerte… Un hombre alto y corpulento estaba justo en el umbral de la puerta... Comenzó a hablar cuando vio a Frank:

  • "Bienvenido, amigo"… Y la puerta se cerró tras él una vez entró.

La sala ocupaba gran parte del almacén… La mitad estaba fuertemente iluminada y la otra mitad oscura, con unas pocas luces parpadeantes… Se veían también brillantes puntas de cigarrillos en medio de profundas sombras.

Había también un bar, con una docena de mesas pequeñas y una docena de cabinas a lo largo de las paredes visibles en el lado iluminado… Los asientos y respaldos de las cabinas estaban tapizados de rojo, cuya espuma interior asomaba a través de las grietas... A pesar de la gran altura del techo, el local estaba lleno de humo de tabaco.

Me gusta este ambiente cargado’ , pensó Frank… Ninguno de los dos fumaba y Kelly odiaba el humo del tabaco.

  • "Tome asiento", le dijo el portero que lo acompaño al no haberlo visto nunca…. En el bar, puede coger una mesa o una cabina... Si prefieres la oscuridad, es lo mismo que ves aquí… Te lo mostraré... Y levantó una pequeña linterna para que viera algo.

  • “No... Esto está bien... Gracias”... Y le entregó al hombre un billete de diez dólares antes de dirigirse a una mesa central, donde podía ver la mayor parte del local, al menos la mitad iluminada.

Muchas de las otras mesas estaban ocupadas por hombres solos o grupos, al igual que la mayoría de las cabinas… Y casi todos los taburetes de la barra también estaban llenos.

Había hombres de todo tipo... Unos llevaban trajes y corbatas… Otros acababan de venir de los muelles o barcos o de conducir un camión... Los había negros, blancos e incluso asiáticos… La colonia y sudor se mezclaban con el humo.

Quince o veinte mujeres estaban sentadas o se movían entre los hombres, dando vueltas, buscando atender a la clientela… Salían o desaparecian en el lado oscuro... Ellas, también eran una mezcla de razas y edades… Algunas eran muy jovenes y otras tenían la edad suficiente para ser sus madres… Casi la mitad, eran follables, para su gusto... Tres parecían europeas o americanas y el resto latinas o negras.

Tres de las mujeres, además de una joven y una mayor que estaban haciendo un sesenta y nueve en el escenario, iban desnudas y sólo llevaban tacones altos... Ninguna de las otras estaba completamente vestidas... Las que estaban sentadas con hombres estaban siendo desnudadas y las manos de los clientes las tenían entre las piernas separadas o apretandoles sus pechos expuestos desnudos.

Frank observó cómo un hombre pequeño empujó la cabeza de una gorda en su regazo y ésta cabeza se movíó hacia arriba y hacia abajo… Estaba haciéndole una mamada… También, aunque no se giró, escuchó gemidos procedente de una de las cabinas detrás de él, lo que le indicó que debían estar jodiendo.

Se le acercó una mujer que parecía tener una treintena de años pero que podría ser mucho más joven pero debido a este trabajo estaba más envejecida... Sólo llevaba una blusa de seda roja que le llegaba justo por debajo de su coño, unida por un botón, y zapatos con tacones negros.

  • "¿Me invitas a una bebida, señor?", preguntó mientras abría con los dedos el botón y la blusa se abría para que viera sus grandes pechos con pezones oscuros y una espesa mecha de pelo negro público.

Frank observó con satisfacción un gran moretón amarillo en el muslo izquierdo y otro en la parte superior del brazo... ‘ Estos moratones se verían bien en Kelly ’, pensó.

  • “No... Mándame a tu jefe.”

  • “¿Hice algo mal?... Por favor, perdóneme”, le dijo con ojos asustados.

Frank disfrutó de su miedo... Eso, también, se vería bien en Kelly.

  • “No... Sólo envíamelo… Quiero hablar con él.”

  • “Sí... Por supuesto”... Y ella se metió a toda prisa en la oscuridad.

Otra mujer se acercó… Iba sólo con una tanga de hilo negra y zapatos de tacón negros… Frank notó con satisfacción que ella también tenía algunos moratones, pero los de esta mujer eran negros y azules, no amarillos cómo los de la anterior mujer.

  • "¿Qué desea para beber?"

  • “Tequila sin hielo”… Frank no quería beber nada aquí.

Cuando ella se fue, se fijo en las dos mujeres tendidas en el escenario… La mayor estaba ahora de espaldas y la más joven arrodillada, lamiendo su coño... En sus esfuerzos, habían perdido sus zapatos... Los pies de la mayor estaban en el aire y los el menor vueltas hacia él... Las plantas de los pies de ambas mujeres estaban casi negras por el mugre que tenían.

  • “Señor?”

Frank se dio la vuelta… Era un hombre delgado, de su misma edad o un poco más viejo, con un bigote delgado como un lápiz, vestido con un traje oscuro muy elegante.

  • "¿Eres el dueño?", le preguntó Frank.

  • "Uno de ellos… ¿Hay algún problema?", le preguntó el hombre sonriendo.

  • “No... Sólo quiero hablar con usted y hacerle una proposición.”

  • “¿Una proposición?... Soy bastante escéptico acerca de las proposiciones que me hacen, señor.”

  • “Por favor, siéntate… Sólo será cuestión de unos minutos.”

El hombre delgado estudió a Frank y luego se sentó en una silla.

  • "Soy Leroy… Tuteemonos…  ¿Tú, cómo te llamas?"

Mi nombre es Frank.

  • "¿Y cuál es la proposición que quieres hacerme?"

  • "¿A tus chicas se las puede follar por el culo?", le preguntó Frank.

Leroy se giró y señalo el escenario donde la mujer más joven tenía en esos momentos la mitad de su mano metida en el recto de la mujer mayor.

  • “Eso no es una proposición… Pero sí, mis chicas lo toman por el culo... Se la metes donde tu quieras y de la forma que quieras... Y ellas gemirán y te rogarán que quieren más… O gritarán y te rogarán que te detengas… Aquí se hace lo que quieras y por el tiempo que quieras”, le dijo.

"Y como puede ver, tenemos una clientela variada… Desde pobres trabajadores a hombres de negocios ricos y algunos turistas, que nos encuentran como debes haberlo hecho tú… Dejamos que los pobres usen a las mujeres a un precio muy bajo y obtenemos ganancias de los ricos, a quienes les gusta saber qué tan degradadas e indefensas son estas putas, que quieren las más sórdidas… A algunos de ellos, tanto ricos como pobres, les gusta hacer cosas a las mujeres que a la mayoría de las mujeres no les gusta… Y aquí encuentran mujeres que no pueden decir "no"... Algunos hombres ricos encuentran emoción en follar a una mujer muy usada... No hay límites... Ninguno... Mis socios y yo estamos, digamos, muy bien conectados… Si un hombre va demasiado lejos y una chica no puede trabajar por un tiempo, o para siempre, paga una cantidad extra... Naturalmente, por el dinero perdido al no poder trabajar… Pero no hay problemas mientras pague… ¿Es esto último lo que estás buscando?”

  • “Sí... Pero esa no es mi proposición... Mira esto”… Y sacó dos fotos del bolsillo de su camisa y las puso sobre la mesa.

Leroy alargó un brazo, cogió las fotos y las miró: una era de Kelly en bikini en una playa y la otra con un vestido con los hombros descubiertos en la última fiesta de Navidad… Se las devolvió a Frank y sonrió.

  • “Muy bonita... ¿Su esposa o su amante pasada o presente?

  • “Mi esposa.”

  • “¿Y?”

  • "Te la daré."

  • "Dar?", Las cejas se arqueaban en fingida sorpresa.

  • "Si… Dar."

  • “Hemos hecho esto algunas veces… Hay hombres que me envían una mujer por un tiempo, para ser castigadas y aprender una lección... Ella siempre se comporta mejor cuando la enviamos de vuelta”, le dijo Leroy.

  • "No quiero que me la devuelvas… Explótala hasta que esté tan enferma y agotada que nadie la quiera… Luego tírala o haz lo que quieras con ella.”

  • “Veo que ya no te gusta esta mujer y quieres desacerte de ella…. ¿Cuál es su nombre?”, le preguntó Leroy mientras emitía un lento silbido.

  • “Kelly.”

- "¿Y cómo te propones ‘dármela’ a mí?... Seguro que tienes un plan.”

  • “Vengo aquí a menudo por negocios… La traeré para unas mini vacaciones… Luego, antes de que tengamos que regresar a los EEUU, me harán la llamada inesperada y tendré que volver rápido… La convenceré de que se quede unos días más... Ella se alegrará de deshacerse de mí y se quedará… Te haré saber el hotel y la hora en que irá al aeropuerto… Buscas a un taxista para que la recoja y él te la traerá a este lugar.”

“Me preocuparé cuando ella no esté en el vuelo... Habrá una breve investigación que no llevará a ningún lado… Habrá un escándalo por un tiempo, pero no muy grande… Y luego, se acabó todo.”

  • “¿Y no quieres nada a cambio?... Ningún dinero… Una mujer con esas caracteristicas y anglosajona, hará ganar mucho dinero.”

  • “No quiero dinero... Todo lo que quiero es volver de vez en cuando cuando esté trabajando y usarla como lo hacen los otros hombres… Sin pagar, claro.”

  • “Tienes una mente malvada, Frank.”

  • “Ella no estará dispuesta... Tendrás que romperla.”

Leroy agitó una mano con desdén y le dijo:

  • "Eso no es nada... ¿Crees que alguna de estas mujeres está por gusto?... Están aquí debido a las drogas o a una deuda… Tenemos un acuerdo con la policía... Se les da la opción de ser encarceladas (nuestras prisiones no son tan agradables como las suyas) o trabajar aquí… Todas eligen estar aquí, pero cuando comprueban lo duro que es esto, ya es demasiado tarde… Esas dos del escenario son madre e hija… ¿Crees que se lamen de buena gana… Crees que que se lamen por gusto?... El padre/esposo le debe mucho dinero a un amigo mío y ellas trabajan para pagarlo, pero -se rió entre dientes-, apenas cubren el interés de la deuda... Estarán con nosotros por mucho, mucho tiempo, al menos la joven.

  • "De vez en cuando, tenemos a una mujer de clase alta, que le gusta trabajar ocasionalmente, una noche… Este si es el caso de una mujer dispuesta, que quiere follar de forma salvaje, y que viene aquí excitada sabiendo que una vez que entra por la puerta del club es sólo otra puta más y que no puede rechazar a nadie… Esas mujeres también son un buen negocio por la novedad... Pero mis clientes prefieren mujeres poco dispuestas... Y yo también… Es más morboso.

Los ojos de Frank estaban anormalmente brillantes y su corazón bastante acelerado por la excitación que tenía pensando en su esposa

  • "Entonces… ¿Hacemos trato?", le dijo a Leroy.

  • “No.”

  • “¿No?... Por qué?”, preguntó Frank sin comprender esa negativa.

Leroy levantó una mano y le dijo:

  • “No en Panamá… Mis socios no querrían una investigación sobre la desaparición de una estadounidense en Panamá... Deberéis cogeros unas vacaciones en Costa Rica… Lo haremos allí... Conozco gente y no hay problema para cruzarla por la frontera… ¿De acuerdo?

Leroy alargó su mano y Frank la estrechó en señal de pacto cerrado.

  • “Este trato pide una bebida... No bebas eso que te han puesto... Tengo una mejor en mi oficina… Y por el camino, voy a mostrarte más del nuevo hogar de Kelly”, le dijo Leroy.

"Cuando abrimos, esto fue muy diferente en cuanto al mobiliario y decoración… El negocio fue bien por un tiempo, luego decayo mucho porque sólo teníamos clientes ricos y se aburrían rápidamente... Así que tiramos todas las cosas y trajimos esta mierda de mobiliario… Hicimos algo que nadie más hace... Querían un basurero, pero seguro, donde nadie sería golpeado o apuñalado por algún conductor de camión o trabajador de muelle, porque estos vendrían a follar a las mismas mujeres, después... Ven conmigo”... Y se puso de pie.

Frank también se puso de pie, pero en ese momento las luces se invirtieron y, se quedó inmóvil porque el lado que antes era oscuro se volvió luminosa y el luminoso, oscuro.

  • “Esto lo hace un programa informático al azar”, dijo Leroy.

Caminando por lo que hace unos instantes era oscuridad, Frank vio a una mujer inclinada sobre una mesa, con su vestido verde recogido alrededor de su cintura…. Su cabeza, de pelo largo teñido de rubio con raíces negras, se movía arriba y abajo chupando una polla negra en un lado de la mesa… Y mientras, otro hombre negro la follaba por detrás, cogiéndola con sus dedos callosos hundidos profundamente en sus caderas... Sus pechos desnudos colgaban de un lado a otro sobre la mesa astillada.

En una cabina, una mujer con las piernas abiertas de par en par era masturbada por dos hombres sonriendo que la agarraban por los pies cuyos dedos tenían las uñas pintadas de púrpura.

Un olor a sudor fuerte y nauseabundo se percibía cuando Frank y Leroy pasaron frente a una cabina en la que estaba sentado un hombre que se había quitado la camisa y que, obviamente, no se habría bañado hace días, o semanas, quizás preparándose para disfrutar de este momento.

Qué mal lo debe estar pasando esta linda chica que le estaba lamiendo la axila… Espero que mi esposa Kelly también tenga que hacerlo’ , pensó Frank.

Una vez salieron del salón, y mientras iban por un pasillo, el olor a sudor era superado por un hedor más fuerte… Era olor a orín.

Dentro de un cilindro de plástico transparente, de unos 75 cm de diámetro y 120 cm de alto, abierto por la parte superior, una mujer desnuda con pelo pegajoso estaba arrodillada con casi 10 cm de líquido amarillo entre sus pies… Habían cuatro orificios a intervalos de 90° en el cilindro al nivel de la cabeza de la mujer.

  • Todas mis putas tienen su turno… O si quiero castigar alguna, la meto aquí... Los hombres pagan un dólar por venir a mearse en ellas... El interior tiene un revestimiento de espejo, así que nosotros podemos verla, pero ella no puede vernos… Y su reflejo cada vez está más empapado… Hay un desagüe, pero sólo se utiliza para limpiar el cilindro... Después de varias horas en una noche ocupada el nivel se vuelve bastante alto, pero ninguna se ha ahogado todavía.

Frank se quedó mirando... La mujer tenía la cabeza de un toro tatuado en la espalda... La mayoría de las mujeres tenían tatuajes y además, muchos tenían piercings en labios, lenguas, ombligos, pezones y cejas… Kelly despreciaba los tatuajes y los piercings pero aquí se los pondrían, seguro.

Un hombre de pelo gris, vestido con un traje gris, se acercó, abrió la cremallera y metió su pene a través de uno de los agujeros y pronunció una sola palabra... La mujer arrodillada abrió la boca.

  • "Ellas entienden la palabra "abre" en treinta idiomas diferentes… ¿Qué más les va a decir un hombre mientras están allí?”, le explicó Leroy.

Un chorro amarillo oscuro arqueado encontró su objetivo: la boca... Y ella se tragó su meada.

  • "También tenemos habitaciones privadas, pero la mayoría de nuestros clientes prefieren ser parte del espectáculo”, le dijo Leroy.

El nuevo hogar de Kelly me parece perfecto’ , pensó Frank.

Una hora más tarde, después de tomar varias copas en la oficina de Leroy, éste le había ofrecido a Frank el uso de cualquiera de las mujeres... Por la novedad, Frank había elegido a la madre y la hija que habían estado en el escenario cuando llegó.

  • “¿Alguna instrucción especial que debamos darles antes de entregártelas?”

  • "Diles que a quien le tire de las dos mi semen en su boca, no debe tragarlo, sino besar a la otra y compartir mi corrida."

Leroy sonrió por mi idea.

  • "Y voy a necesitar también un trozo de cuerda."

Cuando llegaron ambas, madre e hija se arrodillaron frente a frente a tan sólo 30 cm. de distancia… Frank se puso entre ellas… Todos estaban desnudos… Sus manos pronto quedaron enterradas en el pelo de la madre, apretando su cabeza hacia su pubis forzando a meterle toda su polla en su garganta... La lengua de la hija estaba enterrada en su culo… Podía ver a los tres en un espejo en la pared... Y pensó en su esposa Kelly haciendo estas cosas.

Cuando se giró, metió su polla en la boca de la hija y la lengua de la madre entró obedientemente en su culo... Ellas entendieron la rutina que debían hacer... Ya lo habían hecho antes.

Cuando Frank llevaba un tiempo haciendo esto y estaba a punto de correrse, no se decidía en la boca de cual de las dos se correría… Tampoco le importaba mucho… Un sonido estrangulado de la hija cuando él le apretó la cabeza, fue la señal del primer disparo de semen en su boca y al que siguieron otros disparos más… Ambas se estaban ahora enterando en la boca de quien descargaba su semen.

  • "No tragues", le advirtió y ella lo cumplió.

Cuando practicamente ya había expulsado todo el semen en la boca de la hija, se dio media vuelta y limpió las últimas gotas que brotaban del extremo de su polla en la cara de la madre… Luego puso una mano detrás de cada una de sus cabezas, juntando sus caras... Se besaron con los labios abiertos y se intercambiaron saliva y semen… Los ojos de ambas lo miraron preguntandole si ya deberían tragarse el semen.

  • “Tragaros el semen”… Y ellas se lo tragaron.

Al cabo de un rato, las hizo volver a arrodillarse una frente a la otra, pero esta vez sin espacio entre ambas… La hija, más firme y más alta, quedó presionada contra la madre, quedando debajo de ella.

Cogió las manos de madre e hija y las levantó sobre sus cabezas... Luego, las ató juntas desde las muñecas hasta los codos… A continuación, hizo un lazo en  los extremos de otra cuerda y lo envolvió alrededor de la cintura y lo apretó fuerte… Las mujeres gimieron… Tiró aún más fuerte para que sus cuerpos quedasen muy juntos… Finalmente, les ató las pierna también muy apretadas.

Ambas mujeres lo miraban con ojos temerosos y lo siguieron cuando se acercó a la silla en la que estaba su ropa y quitó el cinturón del pantalón.

  • "¡No!"… Ambas se pusieron a llorar sabiendo lo que les iba hacer.

Frank las golpeó a ambas por igual... Disfrutó viendo aparecer ronchas rojas en sus cuerpos... Disfrutó de los gritos que daban... Disfrutó imaginando que esto le pasaría también a su esposa Kelly... Aunque esto era difícil de creer, no sería un producto de su imaginación, sino una cosa real que viviría su esposa.

Ahora fue la hija la primera en querer escapar de los golpes y lo hizo rodando sobre su espalda, dejando expuesto el cuerpo de su madre para que ella recibiera los golpes.

Entonces Frank golpeó con más fuerza la espalda, las nalgas y los muslos de la madre, hasta que ésta no pudo soportar más y trató de apartarse… Las dos mujeres lucharon entre ellas, cada una tratando de evitar los golpes, para hacer que cayeran sobre la otra.

Cuando su brazo finalmente se cansó, dejó caer el cinturón y puso a las mujeres de lado.

Acostado detrás de la hija, le separó las nalgas del culo, cuya piel estaba roja y púrpura por los golpes, y le metió la polla en el culo... Se detuvo por un momento en el esfínter y luego empujó más fuerte metiéndosela hasta la empuñadura... Gruñó con satisfacción al sertir lo apretado que quedaba su polla dentro del culo de la hija.

Recordó que su esposa Kelly sólo lo había dejado metérsela en el culo más que unas pocas veces… Decía que le dolía demasiado... Esperaba que una vez en el club su culo sería muy utilizado.

Mientras metía y sacaba su polla del culo de la hija, se acercó y tiró de la madre hacia él y la besó… Ella sabía que en breve le tocaría a ella ser enculada.

Continuará....