Cedí a mi esposa al club Coco Bongo (2/4)

Capturada la esposa, es sometida por el que será de ahora en adelante su chulo, doblegándola a base de palizas para lograr su duro emputecimiento, enriqueciéndose con ello… Su marido va a visitarla.

Cedí a mi esposa al club Coco Bongo (2/4)

Capitulo 2.- Mi esposa se somete a la disciplina del club.

Estamos en la Playa Avellana, Guanacaste, Costa Rica.

Un mes después de haber estado Frank con Leroy cerrando el trato de la cesión de su esposa al club que regentaba, viajó con Kelly a Costa Rica por un viaje de placer.

Tal y cómo lo tenía organizado, tres días más tarde Frank le dijo que debía volver precipitadamente por un asunto urgente y convenció a su esposa Kelly para que se quedara.

Llegado el día de volver un taxí la esperaba para llevarla al aeropuerto… El taxista vio a una mujer alta y guapa yendo hacia su taxi... Su cabello castaño a la altura de los hombros y sus largas piernas bronceadas destacaban sobre un vestido de lino blanco.

Un hombre pequeño, llevando una camisa blanca de manga corta y pantalones oscuros, salió del lado del conductor y tomó sus dos maletas, que colocó en el taxi, antes de abrir la puerta del asiento trasero para la mujer.

  • “¿Va al aeropuerto?”, le preguntó.

  • "Sí".

  • “¿No hay nadie más, señora?”, le volvió a preguntar.

  • “No… Mi esposo tuvo que volar antes y yo decidí quedarme.”

La mujer se sorprendió al ver a un hombre sentado en la parte de atrás del pasajero y el conductor le dijo:

  • "Es mi primo Toni que vino a vernos unos días desde Panamá… Él también va al aeropuerto.”

La caza de Kelly había comenzado… Cuando menos se lo esperaba recibió un pinchazo y aunque  ella comenzó a defenderse poco a poco comenzó a perder la consciencia y entró en un profundo letargo.

En breve tiempo sería transportada hasta Panamá de forma clandestina y nadie sabría donde estaba.

Y así fue… Ahora, trozos del vestido de lino blanco, que ya no ocultaban nada, colgaban de sus hombros lisos y bronceados… Los brazos estaban tensados por una cuerda que ataba con fuerza las muñecas y ella quedaba sostenida por un gancho a una grúa que no tenía ninguna dificultad en estirar el cuerpo de una mujer de unos 57 kilos… Tenía totalmente desgarrado el sujetador y las bragas… Las sandalias planas de cuero que llevaba estaban tiradas a un lado.

El hermoso rostro de la mujer estaba desfigurado porque sus mejillas se veían hinchadas por un gran trozo de lo que había sido su vestido metido en su boca como una mordaza… Sus ojos verdes mostraban el shock, el terror, la incredulidad, la impotencia y la ira.

Los rayos de luz entraban a traves de los paneles de vidrio rotos en el techo y en lo alto de las paredes.

Cinco hombres rodeaban el cuerpo de la mujer practicamente desnuda… Uno de ellos se acercó… Sus dedos trazaron la línea dejada por la parte de arriba de su sostén color canela, arriba y blanco pálido, debajo.

  • "Eres demasiado modesta… Tu belleza no debe ocultarse, sino compartirse... Un regalo para que lo disfrutemos todos", le dijo.

Y dirigiéndose a los hombres, les dijo:

  • “¿No estaís de acuerdo conmigo?”

  • "Por supuesto… Sí... Absolutamente", respondieron cada uno de ellos, escuchándose un coro de risas.

Su mano se movió más abajo, ahuecando un pecho, que aunque aplastado por sus brazos levantados, todavía permanecía curvado y apretado... La mujer emitió un chillido sordo pero al tener la boca rellena  apenas se escuchó.

  • "Pues así será… La tendremos desnuda", dijo.

Su mano, de dedos largos, se movió más abajo, pasó por debajo del ombligo de la mujer y le agarró el pelo púbico de color marrón.

  • “Esto debe quitarse... Yo dejo que algunas de mis perras se queden con sus arbustos, pero el tuyo, no”… Sus dedos atraparon matas de pelos y tiraron de ellos, sin compasión, arrancandoselos.

En respuesta a esto, las caderas de ella se adelantaron y sus ojos observaban con terror la piel estirada por las raíces del pelo… Sus gritos quedaron apagados mientras aparecieron diminutas manchas de sangre… Al separar los dedos, los rizados pelos marrones cayeron al suelo... Y la misma operación la realizó muchas veces hasta que consideró que ya la tenía bastante depilada… Ella sufrió mucho.

  • "Cuando aprendas a comportarte, te dejaremos afeitarte en lugar de arrancártelos", le dijo, y a continuación su tono de voz se volvió empresarial.

“Es comprensible que estés en shock… Tu vida acaba de tomar un cambio inesperado y malo, muy malo para tí... Tardarás tiempo en adaptarte, pero no te queda otra opción... Te lo explicaré:”

"Tu nombre es Kelly… O mejor dicho, lo era… De ahora en adelante, eres ‘Kelly Puta’… Frank, tu esposo, te ha entregado… Sí, lo que oyes… Te ha entregado a mí… Puedo ver en tus ojos indignados que él no puede hacer eso... Pero, lo hizo… Me dijo que te dijera que no habías intentado complacerlo durante mucho tiempo, así que a partir de ahora complacerás a todo el mundo”, le dijo.

Levantó la mano hacia ella para reprimirle por los ruidos de indignación que estaba emitiendo y, cómo persistieron, una fuerte bofetada le golpeó la mejilla izquierda de la mujer haciéndole girar la cabeza hacia la derecha… Luego, le dio otra bofetada en la mejilla derecha haciendole girar la cabeza hacia la izquierda... Los sonidos apagados de protesta, se terminaron.

  • "Quiero que entiendas que no te queda otra opción... Sufrirás mucho… Serás golpeada en muchas ocasiones... Tu único propósito, tu única función a partir de este momento, es brindar placer a los hombres y también a algunas mujeres… Algunos clientes encontrarán ese placer en hacerte daño... Cuánto sufras en parte dependerá de ti, de lo rápido en que aceptes tu nueva situación.

“Ahora eres una puta y serás más puta dentro de unas horas cuando lo continuemos en otra parte del edificio donde los clientes pagarán para verte y tenerte… Tú eres la estrella esta noche y lo serás a menudo... Romper a una chica nueva siempre es una forma de complacer a la gente... Y, aunque no quiero que te lo creas, ha pasado mucho tiempo desde que no tenemos una mujer tan hermosa como tú.”

“Te voy a explicar lo que va a pasar… Voy a pegarte durante un tiempo con la ayuda de estos hombres que estás viendo… No quiero asustarte, todavía… Luego de pegarte, te vamos a violar... Y luego vamos a pegarte otra vez… Y luego te vamos a volver a violar... Y así hasta que veamos que cooperas”, le dijo mientras que uno de los hombres le mostraba una manguera de goma.

“De vez en cuando vamos a detenernos y preguntarte tu nombre… Si responde, Kelly Puta, te daremos la oportunidad de asumir eso, que estoy seguro de que puedes hacerlo… Y nos pedirás cortésmente que te jodamos el culo… Frank nos dijo que odias eso... No te follaremos el culo hasta que nos lo supliques... Estoy seguro de que estás pensando que eso nunca sucederá, pero, te aseguro que sí… Vas a hacer muchas, muchas cosas que ni siquiera puedes imaginar… Si respondes ‘Kelly’ a secas o no respondes, las palizas y las violaciones continuarán.”

"Pero primero voy a demostrarte la inutilidad de tu resistencia… Hay quien te metería un cactus en el culo y en pocos minutos lo conseguiría... Pero yo no hago eso... Tenemos mucho tiempo y podemos alargarlo días o semanas... Tu eliges... Además del entretenimiento que encontraremos al romperte, también estoy buscando una verdadera modificación de tu conducta... Quiero que te conviertas en una buena puta… Cuando lo hagas, incluso podrías disfrutarlo de vez en cuando… Con todas las pollas que van a estar metidas en ti, algunas harán que te corras, seguro… No lo dudes.”

“Y otra cosa… Cuando usemos tu boca ahora y esta noche, hasta que te perforemos la lengua para ponerte un pircing para que tengas un recordatorio constante de tu nuevo estado de puta, procura no morder porque si alguna vez muerdes a alguien, te sacaremos todos los dientes con un martillo y lo que quede lo sacaremos con un destornillador… ¿Entiendes?”

Sus ojos desafiantes no vieron la mano que se apretó en un puño y se estrelló contra su vientre, golpeándola y tirándola hacia atrás y levantando los dedos de sus pies del suelo, dejandola sin aire para respirar.

  • "Te pregunté, ¿entiendes?"

Sus ojos ya no eran desafiantes... Estaban lleno de lágrimas y movía la cabeza desesperadamente diciéndole que sí.

  • “Y cuando te perforemos la lengua y tengamos que dejarte un tiempo para sanar la herida, usaremos esto que te enseño… Es un retenedor de boca, el mismo que usan los dentistas... Después de que tu lengua se cure, ya no la usaremos más… ¿Lo entiendes, también?”

Y ella, llorando, seguía moviendo desesperadamente la cabeza diciéndole que sí a todo para evitar que la volviera a golpear.

  • "Bien… Por cierto, mi nombre es Leroy y soy tu Amo… Ya conoces a también a Toni… Los otros son Miguel, Jesús y el pequeño Tomás."

Se acercó a la mujer otra vez y miró sus uñas de los pies sin pintar… Pisó fuerte sobre ellos con su zapato negro muy pulido y le dijo:

“Tienes mucho que aprender... Así no debes ir... Tienes que pintartelos de rojo brillante para que los hombres puedan disfrutar al verlos ondear en el aire alrededor de sus oídos… O de los tuyos... O  al envolver tus dedos alrededor de sus pollas... Y el lápiz de labios por la misma razón.”

Dio un paso atrás y llamó a Toni y a Antón… Los dos hombres se inclinaron y cada uno agarró un tobillo... Los levantaron y separaron mientras un tercer hombre traía un carrito que estaba cerca de la pared... La mujer trató de luchar, pero no tuvo ninguna opción y, al darse cuenta de que sus esfuerzos eran inútiles, quedó suspendida por sus muñecas.

La mujer nunca había visto un tapón anal, pero la forma era obvia... Era de acero y tenía un cable eléctrico que salía de él… El tercer hombre trató de meterlo en su culo empujando con fuerza hasta conseguiro, acompañado por un gruñido de dolor de la mujer.

Cuando le metió un segundo tapón en su coño, éste entró más fácilmente… Le soltaron sus tobillos y sus dedos nuevamente encontraron el suelo y se apoyaron en él.... Pero eso sólo fue por un momento porque presionó un botón y la grúa del techo la levantó 20 cm. en el aire.

  • “Te voy a dar dos descargas, sólo dos, con tiempo suficiente para recuperarte entre ellas… Me han dicho que el dolor es insoportable pero no tienes elección y debes soportarlas… Puedes incluso perder el conocimiento… Puedes mearte y cagarte aunque espero que no lo hagas, porque te haremos una lavativa si lo haces… La lección es que debes saber que puedo romperte cómo quiera si no obedeces y te entregas como deseo que lo hagas voluntariamente… Verás cómo no resistiras mucho al dolor que puedo causarte.”

Un dedo presiona un botón y su cuerpo desnudo sufrió un espasmo… Las piernas se agitaron y se doblaron de forma poco natural… Su carne parecía estar tratando de volverse del revés… Todo terminó en un abrupto silencio, roto sólo por la respiración de cinco hombres avidos por poseerla.

Mientras, a cientos de kilómetros de allí, Frank estaba acostado en su enorme cama… Cuando dormía con su esposa sus cuerpos rara vez se tocaban accidentalmente durante el sueño y, con menos frecuencia, cuando estaban despiertos, pero ahora ella no estaba… Se ‘ había quedado’ en Panamá.

El marido afligido por una esposa desaparecida no podía ser visto con otras mujeres, por eso cada noche dormía solo, y mientras estaba consciente pensaba lo que estaría sufriendo ella.

A menudo, durante el día en que estaba en su oficina leyendo algún documento legal o en una reunión aburrida, pensaba que ella probablemente estaría durmiendo para recuperar fuerzas por lo acontecido en la noche anterior… O si pensaba en ella al final de la tarde suponía que pronto pasaría otra noche en el club… Otra noche tragando vergas y orines, siendo palpada y penetrada… Otra noche de puta a la que seguirán unas pocas horas de sueño agitado y otra noche de puta… Y así, día tras día.

Esperaba que la hicieran dormir en el mismo colchón manchado de semen en el que trabajaba… Esperaba que no la dejaran bañarse antes de irse a dormir... Que el sudor y los olores de los hombres y el de ella permanecieran en su cuerpo y en su nariz mientras ella se iba a dormir.

Cuando estuvo allí, había tomado algunas fotos del club con su teléfono móvil… Ahora, mientras estaba acostado en su cama vacía las miró… Vio a las mujeres que servían a los hombres e imaginó que su esposa Kelly estaba allí en ese preciso momento, haciendo esas mismas cosas… Tal vez de rodillas con la polla de un extraño en su garganta o en su culo… O con dos o tres al mismo tiempo... Y cuando se vaciaran en ella, tendría que buscar más clientes que satisfacer.

Frank se masturbaba furiosamente y con frecuencia cada vez que se despertaba… A menudo tres o cuatro veces por noche... Era la única forma de liberar la tensión constante ya que no había tenido noticias de Leroy… Tampoco había razón alguna para que Leroy lo hiciera… Así que todo lo que en estos momentos tenía eran suposiciones e imaginaciones... Ella incluso podría estar muerta... Leroy podría haberla matado porque era capaz de hacerlo, pero no creía que lo hubiera hecho.

Esperó todo lo que pudo, queriendo verla completamente metida en su nueva vida… Pasó tres meses  y yo no pudo esperar más… Pidió a su secretaria que le sacara un billete y reserva de hotel para Panamá.

Aprovechó el viaje para entrevistarse con uno de sus clientes y prolongó al máximo la reunión para que llegara la noche… Desde lo alto del edificio en el que estaba no podía distinguir el edificio que alberga al club Coco Bongo, pero sabía dónde estaba y donde estaba ella… En breve, la vería.

Cuando llegó a la puerta del club vio al mismo grandullón… Dentro encontró los mismos ruidos y el local era el mismo que él entró hacía tres meses… Sus ojos se movieron buscándola preguntándose qué estaría haciendo o qué le habrían hecho… Pero ella no estaba allí... Al menos no en el lado iluminado.

Miró hacia la parte oscura, pero no pudo ver nada más allá de las puntas encendidas de cigarrillos y puros.

  • "¿Luz u oscuridad, señor?"

  • “Qué?.... Oh, luz.”

  • “¿Quiere cabina o mesa?”

  • “Cabina.”

Cuando estuvo sentado, le entregó al portero un billete de diez dólares y le dijo:

  • "¿Le dirás a Leroy que Frank está aquí?... Frank de Frank y Kelly.”

‘¿Kelly?... Así que éste es su marido’ , pensó el portero mientras lo miró evaluándolo y riendo.

  • “Voy a decirle a Leroy que usted le busca... En cuanto a Kelly, creo, estará ocupada esta noche… Creo que...”… Sus últimas palabras se perdieron cuando se dio la vuelta y no las pudo escuchar.

Desde donde Frank estaba sentado veía las cabezas de hombres también sentados en sus mesas y los cuerpos desnudos de mujeres caminando entre ellos para atender a sus peticiones.

En un escenario elevado, una mujer asiática, no japonesa o china, probablemente tailandesa o filipina, con un cuerpo delgado y pecho pequeño, con pezones negros y afeitado su pubis, brillando su cuerpo por el sudor, lamía lascivamente un bate de béisbol casi la mitad de largo que ella… Mientras la observaba, vió cómo ésta cogió el pomo del extremo estrecho en su bonita boca y comenzó a chuparlo... En eso, escuché:

  • “Hola, Frank… Me preguntaba cuándo te vería de nuevo.”

Leroy vestía impecable como siempre... Esta noche llevaba una cazadora blanca... Se sentó en la cabina frente a Frank.

  • “Hola Leroy… ¿Cómo está Kelly?”

  • “Kelly es un gran éxito... Mi mayor fabricante de dinero en parte gracias a ti que me la diste... La novedad es parte del éxito, pero también la clase que tiene… Ella es de primera clase”, le respondió el panameño riendo.

  • "¿No tuviste problemas con ella, entonces?"

  • "Nada que no pude manejar… Ella no es estúpida”, de nuevo se rió.

  • "¿Dónde está ella ahora?"… Frank no podía esperar.

  • “Puede que no la reconozcas… Le hice muchos cambios... Cambios permanentes.”

  • "¿Como qué?"

  • “Ya lo verás… Pero esta noche debemos mantener a la policía feliz de muchas maneras, y el coronel Gomez se ha interesado especialmente en su esposa… Me llamó y cuando lo hace, la guardo para él.”, me dijo.

  • "¿Cuánto tiempo?"

  • “Unas pocas horas por lo general… A veces toda la noche, pero eso es rara vez… De momento, otras chicas te mantendrán entretenido hasta que Kelly quede libre... Mientras tanto, tú puedes mirar aunque es mejor hacerlo desde una de las mesas... El coronel se sienta en la cabina de la esquina… Ahora es pronto y todavía no ha venido, pero la tiene reservada.”

El delgado panameño se puso de pie, y Frank lo siguió hasta una mesa al final del salón, donde una de las chicas se apresuró acudir cuando Leroy levantó su mano... Hablo con ella unas pocas palabras y luego Leroy se volvió hacia Frank y le dijo:

  • “Ella te traerá lo que quieras… Si ves a una chica que te gusta, dile que eres mi amigo especial… Ella lo entenderá.”

De pronto un grupo de hombres irrumpió en el salón, ya abarrotado de gente, cuando la puerta de entrada se abrió y se escuchó una voz fuerte riendo.

  • “Ahí está el coronel… Debo saludarlo… Te veré más tarde.”

La chica del bar le preguntó que deseaba beber.

  • “Tequila y tónica” dijo Frank, ansioso por volverse y ver al hombre que pronto estaría usando a su esposa.

Las putas se hicieron a un lado cuando los cinco hombres se dirigieron a la cabina de la esquina… Cuatro de ellos llevaban uniformes de policía… Dos iban delante y dos detrás de un hombre negro de estatura media vistiendo un traje cruzado a rayas negras, una camisa blanca, una corbata con estampados brillantes, zapatos negros relucientes y una amplia sonrisa de dientes blancos igualmente brillantes… Su cabeza, completamente calva, brillaba por las gotas de sudor… El hombre casi no tenía cuello… Sus papadas descansaban sobre el cuello de la camisa… Sólo cuando él entró dentro de la cabina, el ruido y el movimiento volvieron al salón.

Frank miró denuevo el escenario y vio que la mujer asiática estaba ahora de espaldas follando con el extremo grande del bate de béisbol… Sus labios vaginales estaban estirados al máximo alrededor de la madera... Y podía escuchar a Leroy en la mesa del Coronel… Los cuatro hombres uniformados permanecieron de pie, dos a cada lado.

Una joven se acercó a toda prisa con una bandeja en la que había cuatro botellas de cerveza y un vaso de martini… Por un momento Frank vio que no era Kelly… Puso la copa de martini en la mesa para el coronel y le dio a cada uno de los hombres uniformados una cerveza.

Frank no había notado que la chica le había dejado su bebida, en su mesa… Tomando un sorbo, movió su silla ligeramente, para poder ver la cabina de la esquina sin girar la cabeza… Escuchó a Leroy decir:

  • “Por supuesto que la he guardado para usted, coronel... Ella estará pronto aquí… Diviértase todo lo que quiera con ella.”

Los labios gruesos se abrieron de par en par mostrando los dientes blancos, encías de color púrpura y una lengua como una rodaja de hígado… El hombre negro se echó a reír... Le gustaba reír... ¿Y por qué no?... La vida le sonreía.

  • “Ah… ahí está, mi puta gringa.”

  • "Hola, Coronel."

Y allí estaba ella de espaldas a él… Frank conocía esa voz, pero como le había dicho Leroy, a primera vista no habría reconocido a su mujer.

Llevaba una melena de pelo, varios centímetros más larga de lo que recordaba… Más salvaje y más rudamente cortada… No era rubia, sino plateada... Y caía hasta la mitad de una espalda descubierta, ocultando algo como el mango de una horquilla tatuada en su piel.

La parte inferior de su vestido de color verde mar dejaba la espalda al aire y se aferraba a su culo… Era lo suficientemente transparente para que él pudiera distinguir perfectamente la grieta entre sus nalgas... El vestido terminaba justo debajo de su entrepierna, exponiendo sus largas piernas desnudas... Los zapatos eran de suela fina con tacones de aguja de 10 cm… La parte superior del zapato estaba hecha de estrechos cordones de piel de lagarto que entrecruzaban su pie y llegaban hasta la mitad de sus pantorrillas.

  • "Aquí, perra", el hombre negro sonrió y dio unas palmaditas en el cojín a su lado.

Mientras se deslizaba en la cabina, su vestido se elevó momentáneamente hasta su cintura, y Frank vio una contusión amarilla en su culo, antes de que ella lo bajara sin prisas y sin preocuparse por ello... Aunque su cabeza estaba girada hacia el Coronel, ahora que estaba más o menos frente a él, Frank vio que su garganta estaba rodeada por una cadena tatuada de eslabones gruesos en negro… Era otro tatuaje… Un arete de oro grande colgaba de su oreja derecha y dos, de su izquierda.

El grueso dedo negro del coronel se movió por los labios pintados de rojos brillantes de Kelly.

  • "¿Cuántas pollas han estado en tu boca de puta esta noche?"

  • "Ninguno, coronel... Sabes que Leroy me guarda para ti.”

El dedo empujó entre los labios, que se abrieron obedientemente… Luego se cerraron y aspiraron… Antes de que lo hicieran, Frank vislumbró brevemente un espárrago con barra de plata que le atravesaba la lengua... Se preguntó cómo se sentiría eso contra su polla.

  • "¿Y cuántos anoche?

El dedo mojado del coronel, que ahora brillaba de saliva, lo retiró para que ella le pudiera responder.

  • "No lo sé", le respondió Kelly.

Se escucharon risas del coronel, seguidas momento después de las risas de los cuatro guardias, antes de preguntarle:

  • “¿No sabes cuántas pollas mamaste con tu boca anoche?... ¿Cómo puede una mujer no saber eso?... ¿Incluso una puta como tú?... Piénsalo.”

  • “¿Cuántas pollas mamé con mi boca o cuántos se corrieron dentro de ella?”, preguntó mientras se escuchaban más risas.

  • "Ambas cosas, puta."

  • “Unas treinta... Quizás más... Y posiblemente más de la mitad se corrieron en mi boca”, respondió ella.

  • "Eso es mucho... Me sorprende que no te pongas gorda de tanta leche... Pero luego me lo harás a mí ya que ahora estás limpia.”

Sus dedos se enterraron en su pelo plateado y tiraron de su cara hacia él... Sus gruesos labios de color morado-negro se abrieron sobre los finos labios rojos de ella y sus lenguas se encontraron en un largo y desagradable beso, durante el cual su fuerte mano negra, se cerró sobre un pecho y lo apretó… El cuerpo de Kelly se sacudió de dolor pero no podía liberarse del agarre o los labios del Coronel y, por experiencia sabía que la forma más rápida de acabar con el dolor era aceptarlo y quedarse quieta… Y se quedo quieta.

Luego vio cómo la mano negra se abrió... La cara negra se retiro… Y Kelly jadeó para tomar aire.

Acababa de empezar y la polla de Frank estaba tan dura que le dolía… Podía sentir el líquido preseminal saliendo de la punta… Alargó la mano y agarró la muñeca de la primera mujer que pasó por su lado... Era una latina alta, vestida sólo con una falda larga que partía de sus caderas…  Ella chilló diciéndole:

  • "No necesitas ser tan rudo."

Frank alzó la vista hacia sus pechos llenos y firmes y le respondió:

  • "Eso no es para que lo digas, ¿verdad?... Soy un amigo especial de Leroy.”

La mujer sonrió nerviosamente.

Frank la atrajo hacia él… Sus pechos estaban al nivel de los ojos… Los aplastó contra su cara, luego se retiró y lamió la gran aureola oscura del pecho derecho… Se la metió en la boca y la mordió... Un gemido bajo salió de la garganta de la mujer, pero ella no se apartó.

Cuando abrió la boca y retrocedió, ambos miraron las marcas dentadas de los dientes… La mujer agradeció que no hubiera sangre.

Frank cogió el pezón entre el pulgar y el índice y lo usó para ponerla de rodillas... Ella no necesitaba que le dijeran que abriera sus pantalones… Una lengua comenzo a lamerle su polla y a succionarla... Frank echó la cabeza hacia atrás... Estaba a punto de correrse pero no quería, todavía llegar a ello... Se agachó, la agarró del pelo y mantuvo la cabeza de la puta inmóvil… Le dio la orden de que fuera muy lenta… Y ella obedeció.

Frank no se había dado cuenta antes de que había un espejo detrás de la barra en el que podía ver el interior de la cabina de la esquina… Aparecia Kelly reflejada en el espejo… Estaba de pie sobre la mesa, con esos tacones demasiado altos... El coronel estaba recostado, mirando sus piernas.

  • "Me gustan tus zapatos", dijo el coronel… Pero creo que son demasiado altos y no querría que te cayeses cuando te pongas más activa… Te ayudaré”, le dijo el coronel echándose a reír… Y sus guardaespaldas siguieron su ejemplo.

Frank vio que el hombre negro se inclinaba hacia adelante y desataba los cordones de la parte posterior de la pantorrilla izquierda de Kelly y luego tiraba con fuerza de los cordones estrechos de piel de lagarto que se clavaban profundamente en sus pantorrillas causandole mucho dolor… Le ató los cordones e hizo lo mismo a la otra pierna.

  • ""Eso esta mejor y así no hay peligro de que los zapatos se te caigan… Ahora, quítate el vestido."

Frank miró lo que iba a suceder.

Continuará......