Cecilia, la ginecologa y yo
Una joven pareja realiza una consulta a una ginecologa, quien le aplica a Cecilia y su esposo un tratamiento muy especial.
Cecilia, la ginecologa y yo
C. Hadez
Cecilia es mi esposa tiene 32 años, uno mas que yo, Antonio, y desde hace 6 que estamos en pareja, desde casi siempre tenemos una fantasía sexual, hallar una mujer o un hombre de acuerdo a nuestros gustos para poder conformar un trio, desde ya les diré que lo intentamos varias veces pero nunca se llegó a concretar, además queremos que de ser una mujer debe hacer el amor tanto con Cecilia como conmigo, en caso de ser un varón esté dispuesto a hacer el amor con ella y penetrarme y a su vez dejarse penetrar por mí, pero todo esto es solamente nuestros deseos que aún no han podido ser materializados.
Ahora bien, les cuento que desde hace un par de semanas Cecilia comenzó a sentir dolores en su vagina cuando hacemos el amor, apenas logro introducir la cabeza de mi verga entre sus labios vaginales comienza a quejarse que le arde terriblemente el interior de su vagina, a tal punto que ha llegado a pedirme que interrumpamos la cogida ya que el ardor que le produce mi penetración es sumamente doloroso, así fue que debido a esto y por intermedio de una amiga consiguió una visita médica con una ginecologa de reconocida trayectoria médica.
Como siempre lo hemos hecho con otras consultas médicas concurrimos juntos a la consulta el día y hora indicados, en la recepción del consultorio nos atendió una secretaria que merecía mas el calificativo de bombón que de secretaria, bastante alta, un tanto delgada, cabello muy rubio hasta la mitad de su espalda, ojos claros y un par de tetas y unas nalgas que parecían salidos del taller de un escultor, una voz muy melodiosa y un trato muy cordial, como era la primera vez que concurriamos a la consulta estuvo unos minutos con Cecilia tomándole los datos personales: nombre, dirección, teléfono, edad, seguro social, y un montón de cosas mas, cuando terminó nos sentamos en un cómodo sillón esperando ser atendidos, la verdad es que tanto la secretaria como el amoblamiento del consultorio hacían juego, ambos eran espectaculares mis fantasías comenzaron a volar, sería hermoso tener como complemento del trío a la secretaria de la doctora, estaba en esos pensamientos cuando ella nos avisó que la doctora nos atendería y que pasásemos a su consultorio, se levantó de su escritorio y nos acompaño hasta el.
Al entrar a menos a mi me llegó otra sorpresa, la doctora tendría mas o menos nuestra edad, casi de mi altura, cabello muy negro largo hasta la cintura recogido en una trenza, un tanto rellenita con unos pechos muy generosos y unas nalgas muy paradas y extremadamente redondeadas, les contaré que mi verga también notó las formas de la doctora, llevaba puesto un delantal muy blanco y almidonado que solamente le cubría hasta la mitad de sus muy bien torneadas piernas, dejando translucir debajo de él un conjunto de ropa interior de color celeste, así fue como después de los saludos de rigor nos sentamos en dos sillones frente a su escritorio, ella se dirigió al otro lado frente nuestro, al hacerlo pude comprobar que su minúscula tanga por la parte del trasero era solamente una tirita de tela que se perdía entre las profundidades de sus nalgas, mi cerebro a mil, y mi verga a la par de mi cerebro.
En su computadora ubicó la historia clinica de Cecilia que momentos antes había ingresado su secretaria y nos comentó que iba a comenzar con una batería de preguntas primero a Cecilia y luego a mí para poder hacer un diagnostico completo de la dolencia, así fue como Cecilia en una forma bastante suscinta le comentó su dolencia vaginal, una vez que Cecilia hubo concluido con el relato de su dolencia, la doctora comenzó con sus preguntas, aclarando de antemano que algunas serían de carácter un tanto íntimo y que si ella o yo llegado el caso no deseabamos contestarlas no había inconveniente, también nos aclaró que las preguntas se debían a que ella además de ser gincecologa era sexologa, y con la batería de preguntas que realizaría complementaba el diagnóstico, así fue que comenzó con Cecilia:
Te acuerdas a que edad perdiste tu virginidad?.
A los 17 años, fue en el día de mi cumpleaños, es mas fue el regalo que el me hizo contestó Cecilia señalándome a mí.
Bien... fue una primera relación placentera, dolorosa, traumática....
Mas bien fue placentera, él con mucho cariño y una enorme paciencia logró que mo me resultase dolorosa.
Felicitaciones para Antonio, veo que ama a su pareja de verdad, ahora.... al romperse tu himen... sangraste mucho??
Bueno... contestó Cecilia, viéndolo en perspectiva en el tiempo no más que una menstrución normal, lo que pasó fue que nos asustamos ambos por la sangre que corría por mi entrepierna, así que el colocó unas compresas de agua fría y una pomada cicatrizante, con lo cual al cabo de un corto tiempo ya había disminuído el sangrado.
En el último año has tenido relaciones que no sean con tu pareja???
Noooo!!!! Dijo Cecilia un tanto molesta, siempre han sido con el solamente!!!
Bien... practican además del sexo vaginal el sexo oral o anal??
Todo depende del estado de ánimo puede que hagamos el sexo oral, o anal, o ambos, o los tres juntos.
- Bueno para terminar contigo...., experimentan distintas posiciones cuando hacen el amor?
Si a pesar de que algunas nos gustan mas o nos resultan más cómodas que otras hemos experimentado una gran variedad de posiciones, mas bien sacadas de nuestro ingenio que del Kamasutra.
Bueno vayamos un poco con Antonio... considerás que Cecilia es buena amante...
No me tardé ni un instante en responderle, sin lugar a dudas, es muy ardiente reacciona de inmediato a mis caricias y las devuelve multiplicadas por mil.
- Antonio.. crees que tu miembro es del tamaño adecuado para satisfacer a Cecilia?
Si... creo que si... ya nunca me ha comentado que necesitaria ser complacida por una verg... perdón, por miembro mas grande.
No te hagas problema por el vocabulario, estoy bastante acostumbrada a esos términos.... bueno terminemos contigo, la última, antes de conocer a Cecilia tuviste otras amantes...
Bueno.. si, en efecto fueron varias, no muchas pero seguro que mas de una, pero luego de hacer el amor con ella munca mas me acosté con ninguna otra.
Bien, bien, bien, con esto damos por terminada la batería de preguntas, y la verdad es que estoy muy complacida con las respuestas de ambos....
Diciendo esto se incorporó y le solicitó a Cecilia que pasase al toilette que se quitase toda la ropa, incluso la interior y se colocase una bata y unas sandalias descartables para poder revisarla, cosa que ella hizo al instante, cuando volvió la ayudó a recostarse sobre la camilla para comenzar la revisación, se dirigió a un mueble del consultorio y comenzó a sacar distintos elementos como espéculos, una pequeña linterna, y otras cosas mas que colocó en una bandeja al lado de la camilla.
En ese momento se dirigió a Cecilia y le comentó que se encontraba con un gran problema: se había quedado sin guantes quirúrgicos ya que el proveedor de ellos no había llegado aún, y le solicitó a Cecilia dos alternativas, regresar para una nueva consulta al dia siguiente, o confiar en ella y que la revisase sin guantes, Cecilia no dudó de la doctora y le respondió que no le molestaba que la revisase sin guantes, con lo cual se dirigió al lavabo, lavó sus manos con abundante agua y jabón, se las secó bajo el chorro de aire caliente y luego se las enjuagó con alcohol, hecho esto se acercó a la camilla y comenzó con la revisación.
Primero comenzó con sus pechos, aflojó un poco el cinturón de la bata y la abrió un tanto hasta dejar un pecho al descubierto, con ambas manos comenzó a palparlo preguntándole a mi esposa si sentía dolor, Cecilia contestaba moviendo su cabeza en un gesto de negación, luego prosiguió con el otro pecho haciendo la misma pregunta y recibiendo la misma respuesta, después con cada una de sus manos tomó cada pecho y comenzó a apretar los pezones, muy suavemente al principio, siempre la misma pregunta, siempre la misma respuesta, hasta que al final apretó los pezones con mas fuerza, casi se diría un pellizco, ahora si Cecilia profirió un quejido, ella se disculpó en el acto, e inmediatamente comenzó a masajearle las tetas como queriendo hacerle pasar el dolor ocasionado, lo hizo de tal manera que ahora Cecilia exhalaba pequeños quejidos que evidentemente eran mas de placer que de dolor, esto solamente duró unos instantes, se incorporó de al lado de Cecilia, cerró un tanto la bata y se dirigió al extremo de la camilla, del lado de los piés, muy amablemente le ayudó a subir los pies sobre los soportes de la camilla ginecológica, con lo cual sus piernas quedaron levantadas y muy separadas, con lo cual su vagina quedó totalmente al descubierto, lista para ser explorada, acercó una banqueta entre la piernas de Cecilia y se sentó para comenzar con la revisión vaginal.
Con los dedos de su mano izquierda separó un poco los labios vaginales, mientras que con el dedo medio de su mano derecha comenzó a recorrer el borde de ellos, primero a la derecha de arriba hacia abajo, luego lo hizo de igual forma con el lado izquierdo, mientras hacía esto le preguntaba a Cecilia si sentía dolor o ardor, ahora ella contestaba solamente con un no...., luego de esto comenzó a ir introduciendo cada vez un poco mas su dedo dentro de la argolla, repitió la pregunta, pero ahora la respuesta fue: si un poco arde bastante...., a pesar de la respuesta ella se entretuvo unos instantes mas con la exploración, luego lentamente fue sacando su dedo de la vagina y abriendo aún mas la labios en la parte superior comenzó a frotar el dedo mayor de la mano derecha contra el clítoris, repitiendo la misma pregunta, la respuesta de Cecilia ahora fue un tanto distinta: no... no siento ningún ardor, al contrario...., entonces de donde estaba si bien no podía ver claramente la cara de la doctora, pude intuir que parte de la revisación era mas de placer que de medicina.
Se incorporó, bajó la piernas de Cecilia de donde las había subido y poniéndose a su lado comenzó a relatarnos su diagnóstico:
Bien Cecilia, era algo que suponía de antemano y la revisación lo ha confirmado, dentro de tu vagina se han desarrollado pequeñisimas verruguitas, se las denominan "condilomas", no son para nada graves, pero como has experimentado, son sumamente molestas, su tratamiento es muy simple, con aplicaciones locales de una pomada que te voy a recetar, una aplicación diaria y algunos días de abstinencia de sexo vaginal, digamos una semana, estarás completamente curada, ahora te voy a dar una muestra gratis y le voy a explicar a Antonio como aplicártela, lo puedes hacer tu misma pero será mas fácil si el lo hace,
Dicho esto se dirigió a una vitrina con medicamentos y volvió con un pomo del medicamento, se colocó nuevamente entre las piernas de Cecilia, me hizo acercar para que mirase y extrayendo un poco de pomada en su dedo índice de la mano derecha comenzó a untar el interior de la vagina, metía y sacaba lentamente el dedo de ella, a la vez que le propinaba unos movimientos circulares, de inmediato miré la cara de Cecilia, evidentemente denotaba signos de placer, le gustaba lo que le estaban haciendo, con una sonrisa en los labios me guiñó un ojo, era la confirmación de que lo que sentía era placer, luego de repetir la operación dos o tres veces, volvió a jugar un poco con el clitoris, dándole repetidas caricias, ahora si que sentía como Cecilia había comenzado a gemir muy suavemente.
Luego de esto dejó en medicamento de lado, se incorporó un tanto y con una sonrisa en sus labios me comentó:
Viste que facil es la aplicación de la pomada??... pero falta un poquitin para completarla.
Diciendo esto se agachó nuevamente entre las piernas de Cecilia y abriendo con ambas manos su vagina comenzó a besarla e introducir dentro de ella su lengua, esto si que comenzó a arrancarle tremendos gemidos, las manos de Cecilia se aferraban con todas sus fuerzas del borde de la camilla, su cuerpo comenzaba a contorsionarse.
A esta altura de los acontecimientos y con todo lo que había visto no podía aguantarme más, mi pobre verga estaba a mil por hora y deseosa de salir de su encierro, así que sin dudarlo más me acerqué a la doctora por detrás y como estaba un tanto inclinada sobre la vagina de mi mujer dejaba a mi disposición sus hermosas nalgas, levanté su casaca por arriba de las nalgas y quedó ante mis ojos dos cachetes super redondeados, muy duros al tacto adornados con una pequeñisima bikini cuya tela se perdía entre las zanja de las nalgas, de un tirón bajé el biquini hasta sus tobillos y ayudado por el movimiento de sus piernas se lo quité completamente, al igual que las sandalias que llevaba puestas, de inmediato comenzé a chuparle su argolla, ella al sentir el contacto de mis labios abrió lo mas que pudo sus piernas, entonces toda mi boca quedó en total contacto con tan hermosa vagina, ahora eran dos las que gemían sin parar, cuando vi que la situación estaba al máximo, Cecilia pedía que no se detenga que le estaba llegando un orgasmo descomunal, y la doctora me suplicaba que dejase de chuparla y que le enterrase mi verga hasta lo mas profundo de su ser.
Complací a la doctora, me bajé un tanto mis pantalones, ensalivé un poco mi verga y le acomodé la punta en la entrada de su argolla, al percibir el contacto de mi verga, ella se tiró hacia atrás, fue una décima de segundo y mi verga se perdió completamente dentro de tan hermoso estuche, ahora si eramos tres que gemíamos sin parar, ellas llegaron al orgasmo casi al mismo tiempo, a mi me costó un poco más y acabé de otra forma, cuando la doctora comprendió mi acabada, se sacó mi verga de dentro de ella y dándose vuelta se arrodilló frente y tomándola con una mano, ya que con la otra seguía acariciando la argolla de Cecilia, empezó a darme una mamada infernal, mi verga quedó completamente alojada dentro de su boca, la sacaba hasta la mitad y nuevamente desaparecía totalmente dentro de ella, así fue como hizo que no pudiese aguantarme más y vertí toda la carga de semen acumulado en mis testículos dentro de su boca, a pesar de verse un tanto atorada por semejante acabada se la ingenió muy bien para tragar semejante contenido, al final y con abundantes restos aún dentro de su boca se incorporó se separó de mí y se colocó al lado de Cecilia y ofreciéndole el semen que aún quedaba en sus labios fundiéndose con ella en un apasionante beso, cada una de ellas jugaba acaloradamente con los pechos de la otra.
Luego de jugar un rato entre ellas ayudó a Cecilia a bajar de la camilla y se dirigieron al toilette a aserse y vestirse, me senté en el borde de la camilla y comenzé a acomodar mis ropas, creo que se tardaron como veinte minutos en regresar, luego lo supe, la doctora le propinó a mi esposa otra descomunal chupada de concha, eso si sin olvidarse de su hermoso ojete, regresaron super contentas, se las veía como dos amantes de toda la vida, no despedimos de la doctora y abandonamos su consultorio.
Ya en la sala de espera, nos dirigimos a la secretaria para solicitar una nueva consulta, realizado esto nos despedimos de la secretaria y cuando ya nos estabamos retirando, muy disimuladamente me entregó una pequeña tarjeta
esto es para Uds. Por favor les pido total discresión..
Así como al pasar miré tarjeta:
Paola Rey DaCosta
Acompañante Médica
7555-4373
De inmediato la guardé en mi billetera, luego en nuestro departamento le comenté este hecho a mi esposa, ambos nos quedamos pensando en la frase "acompañante médica", intuíamos su significado, así que para sacarnos de la duda Cecilia tomó el teléfono y la llamó, Paola contestó al instante y le explicó el verdadero significado del término y del porque de la tarjeta, pero esto es parte de una nueva historia que mi esposa y yo comenzamos a vivir a partir de ese día y que muy pronto se las relataré.