Cazado espiando en el gimnasio

Un voyeur recibe una dura disciplina al ser sorprendido espiando

Yo iba habitualmente a ese gimnasio y sabía que ellos venían los jueves a entrenar. A hacer pesas. Siempre venían a última hora, eran conocidos del dueño y se demoraban en las duchas… ya podéis imaginar por qué.

Eran tres jugadores de baloncesto, enormes. Ya había coincidido en los vestuarios con ellos. Eran abiertos, al igual que las duchas, de tal forma que todo el mundo podía verte mientras te duchabas y vestías. Me sentía intimidado. Parecía un niño al lado de unos gigantes. Todos debían medir más de dos metros. No me atreví a mirarles directamente, pero sus pollas, que guardaban proporción con el tamaño del cuerpo, eran enormes. El que tenía al lado estaba, además, ligeramente empalmado, anticipándose seguramente a lo sabía que iba a pasar cuando se marchase todo el mundo y ellos se quedasen solos….

Ese día decidí quedarme yo también, hacer como que me marchaba, pero quedarme escondido en el baño, desde donde, por medio de un espejo, podía observarlos sin ser visto.  Cuando creyeron que estaban solos, comenzó el espectáculo…. El que era más rubio empezó a enjabonar al más moreno, casi negro, que era el más grande y el que tenía la polla más gigante que yo hubiese visto en toda mi vida… Le frotaba el culo con jabón y espuma y al otro parecía gustarle porque lo ponía en pompa y separaba las piernas para dejar bien expuesto su ano. Rubio se puso de rodillas y comenzó a comerle el culo a Moreno, que se fue agachando cada vez más hasta quedar a la altura de la polla de

Pequeño

(llamémoslo así, aunque llegaba casi a los dos metros). La polla de Pequeño era gorda y curvada hacia abajo, tenía unos huevos enormes y estaba completamente depilado… Me estaba poniendo cachondísimo con el espectáculo, pensando en lo que se sentiría con una de esas estacas clavada en el culo… Así que comencé a masturbarme… Hay que decir que yo estaba desnudo en ese momento, solo con una pequeña toalla alrededor de la cintura que no me cubría más allá de media pierna. Por eso fue fácil. Sólo tenía que separar las piernas y  meter la mano bajo la toalla para alcanzar mis huevos que colgaban como el badajo de una campana, hacia delante y atrás, al ritmo al que me la iba cascando….. cada vez más fuerte.

Me emocioné demasiado, perdí la noción del tiempo y de donde estaba y por eso no lo ví venir…. El cazador, cazado. De repente, de no sé muy bien donde, salió el dueño del gimnasio…. Un tipo de mediana estatura, pelo blanco y en edad cercana a jubilarse, pero que tenía el cuerpo de un … no sé, un marine? un superhéroe de Marvel?.... Era una masa de músculos, duro como el acero tras toda una vida levantando pesas y dedicándole la jornada completa al culto al cuerpo. A su lado yo era un alfeñique. Se me acercó por detrás sin que yo lo viera, y cuando quise darme cuenta ya era demasiado tarde. Me había sorprendido haciendo de voyeur y pajeandome en cuclillas con las piernas separadas. No cabía ningún tipo de excusa ni explicación. Me había pillado. Cuando lo ví, me dio un vuelco el corazón, pero eso no fue lo peor. Se había acercado por detrás sin que yo lo notase, mientras estaba fascinado por la escena de sexo entre gigantes,  y me agarró los huevos que yo tenía completamente expuestos, con el culo en pompa y la toalla por encima de las nalgas…

-¿Qué tenemos aquí? ¡ Una maricona espía!

Para entonces yo había caído al suelo retorciéndome de dolor, pero no todo el cuerpo tocaba el suelo. Mis piernas continuaban en el aire porque él me estaba sujetando por el paquete con una sola mano, aguantando la mitad del peso de mi cuerpo sin aparente esfuerzo. El dolor era insoportable, me faltaba el aire. –Pare, pare, pare… Ay, ay, ay!... gritaba yo. Me giré y ví su cara: La expresión era una mezcla de burla, risa,  sadismo y concentración, como si estuviese imaginando qué podía hacer con alguien que había quedado a su plena merced…

Mis gritos alertaron a los tres de las duchas, que en seguida vinieron a ver que pasaba…. Se les cortó el rollo de lo que estaban haciendo. Sus pollas empalmadas iban descendiendo a medida que se acercaban, secándose con las toallas…

Yo seguía en el suelo  e intenté incorporarme, pero no pude, me quedé  a cuatro patas en una posición bastante ridícula, con el culo al aire y la toalla todavía en la cintura y de pronto me ví rodeado de tres pares de piernas enormes y musculosas.

  • Os estaba espiando mientras se sacudía esa mierdecilla que tiene entre las piernas…. Jajajaja. Todos se rieron.

  • Anda mira! Una nenaza salida con ganas de polla, dijo Moreno. Nunca viste un hombre de verdad? Eh guarrilla. Miré hacia arriba. La perspectiva era la de unas pollas que parecía mirarme acusadoras a los ojos y atrás, mucho más lejos, unas caras burlonas y sonrientes.

  • Está muy mal espiar a los mayores… Eso no se hace. Dijo Rubio en tono joscoso, como dirigiéndose a un niño  que se portó mal.

  • Uyuyuyuyuy, no, no , no. Eso no se hace. Que vamos a hacer contigo ahora, dime? Vamos a tener que enseñarte educación, no crees? Dijo el dueño del gimnasio

La cosa se ponía fea…. Educación? No sonaba nada bien. Trate de levantarme, pero una mano enorme encima de la cabeza me lo impidió y me devolvió al suelo, a cuatro patas, como estaba antes.

-Mírale! Es como una perrita mal educada…. No te irás a mear, no?. Va a haber que enseñarte algo de disciplina.

Ahí me asusté…. Traté de levantarme otra vez. Pero sucedió lo mismo, una mano enorme me lo impidió. -¿Adonde crees que vas? Eh perra!. Sin duda hay que enseñarte educación. Dijo otra vez el dueño del gimnasio al tiempo que me arrancaba la toalla de la cintura y, en un rápido gesto, cogiéndola por una punta y retorciéndola en el aire, la hizo chascar contra mi culo como si fuera un látigo. -Au! dije yo… escocido.

–Jajajajaja!, se rieron todos. El siguiente fue Pequeño, que me lanzó una sádica mirada a los ojos en los que se adivinaba el deseo insatisfecho y el cabreo por haberles cortado el rollo cuando mejor se lo estaban pasando en la ducha. – Ahora te vas a enterar…. Parecía pensar mientras se quitaba su propia toalla, la enrrollaba y comenzaba a fustigarme con ella como había hecho el dueño. Los demás no tardaron en unirse. De repente estaba rodeado de cuatro tíos enormes sacudiéndome latigazos con las puntas de sus toallas. Traté de levantarme y huir. Pero cada vez que lo intentaba siempre pasaba lo mismo. Una mano gigante me lo impedía. ¡Adonde vas, guarra!? Yo seguía intentando huir como fuese para escapar de esa tortura, aunque fuese a cuatro patas. El dolor me hacía avanzar; así que entonces me vi arrastrándome por el suelo mientras era perseguido por esos cuatro animales que no paraban de fustigarme con sus toallas. El sufrimiento era cada vez mayor, cada vez daban más fuerte y yo podía ver en mis piernas las marcas rojas que dejaba cada latigazo iba dejando.

-Parad!, parad!, por favor… Lo siento, no volveré a hacerlo, suplicaba yo. Pero nadie me hacía caso y seguían divirtiéndose a mi costa. Al final comprendí lo inútil de la huida y me dejé caer al suelo, llorando de dolor, frustración e impotencia.

  • Eh, parad!. Nos estamos pasando…. Dijo rubio

  • ¿Qué nos estamos pasando? ¿Cómo que nos pasamos?. Quién cojones se cree que es el enano de mierda este. Mira que burlarse de nosotros, espiándonos en mi propia casa, en mi gimnasio!. Querías humillarme, eh? Dijo levantádome la cabeza por los pelos para que viese su cara roja e iracunda.- Ahora verás!, dijo metiéndose la mano en el chándal (era el único vestido)  para sacar su polla y comenzar a mearme encima, con las piernas bien separadas delante de mí….. Notaba el chorro caliente en mi pelo, que me caía por los ojos y bajaba a las comisuras de los labios…. Aunque trataba de mantenerlos cerrados, no puede evitar abrirlos para respirar, notando el sabor de su orina en mi boca…. La humillación era total, pero la verdad es que, al menos, aquello no dolía… Aproveché para tomar conciencia de donde estaba.. Eran los vestuarios, también abiertos y de bancos corrido (en aquel gimnasio parecía no haber sitio para la intimidad ni el wc, cuyas puertas estaban cortadas por arriba y por abajo) y la verdad, aunque humillante, la escena empezaba a parecerme algo morbosa. Más aún cuando los chorros de orina que se iban por la espalda, descendían entre mis nalgas mojándome el ano. Entonces pude mirar alrededor, las enormes pollas estaban dirigidas hacia mí y parecían devolverme la mirada. De repente Moreno agarró su polla, la levantó un poco y también comenzó a mearse encima de mí. Estaba en una posición algo retrasada y parecía disfrutar, entre risas, haciendo puntería con su chorro en mi culo. Ahora sí. La sensación era de excitación y morbo. La fuerza del chorro directa a mi culo… el calor de la orina… sentir como se deslizaba el meo hacia mis huevos y descendía después entre mis piernas, me estaba poniendo cachondo.

-Tú que miras!? El más violento era, sin duda, el dueño. Dijo agarrándome otra vez por los pelos y poniendo mi cara delante del chorro de su polla. Yo mantenía la boca y los ojos cerrados para no tragarme la meada, pero él me dijo… – Abre!, abre la boca.

Yo no la abría, así que apretó su puño de hierro en mis pelos….dios!, que dolor… Ay!. No puede evitar la exclamación, abriendo la boca, y dejando entrar en ella un chorro de sabor acre y caliente, que la inundó de inmediato. Tanto acercó su polla a mi boca que no se perdía ni una sola gota, toda me caía dentro. Las risas aumentaron y los demás se unieron a la fiesta, Moreno y Pequeño comenzaron también a mearse encima de mí, entre risas. Las pollas iban creciendo….. el morbo de la escena las iba poniendo morcillonas sin poder empalmarse del todo mientras me meaban encima. Al dueño se le iba acabando el chorro…. – Ahora límpiala! Dijo metiéndome la polla en la boca hasta el fondo con las últimas gotas. Obedecí y comencé a lamerla….Rápidamente su polla fue creciendo, más y más, dentro de mi boca,  poniéndose más y más dura, mientras yo también me empalmaba a ojos vista…. El chorro caliente dirigido a mi ano me estaba poniendo a 1000

  • Mira! A la muy guarra le gusta. Dijo Rubio.

  • Que? dijo el dueño, muy enfadado, y sacando de golpe la polla de mi boca, me dio un bofetón con la mano abierta en mi cara que me hizo caer al suelo y me dejó desorientado unos segundos… - Ahora verás!... a ver si te gusta esto…. Me cogió de las caderas por detrás y me levantó en el aire como si  fuese una pluma. Mi cara quedó entonces en el  suelo en el charco de orina mientras,  mi culo permanecía levantado en el aire por el dueño. Solo podía ver el liquido amarillo al lado de mis ojos, mezclándose caprichosamente con el color rojo de una gota de sangre que caía de la comisura de mis labios a causa del bofetón. Estando así, prácticamente boca abajo, noté que algo me reventaba el culo de golpe, parecía que me hubiesen metido un palo para partirme a la mitad. El dolor fue brutal. Mis gritos debían oírse en todo el gimnasio… pero no había nadie más que nosotros y nadie me iba a ayudar.

Miré a mi alrededor y vi en los rostros de los demás el reflejo de sus sentimientos…parecían asustados a la vez que fascinados por una escena de violencia que sabían que no iba a parar….. Su excitación era evidente, el enorme tamaño del empalme de cada uno era la mejor prueba. A pesar del dolor que sentía no pude dejar de admirar la enorme polla de Moreno….la más grande, como ya había dicho, como mi antebrazo de larga… y casi igual de gruesa.

El dueño estaba fuera de sí… -Espiar a mis clientes!... ¡ En mi gimnasio!...Ya te enseñaré!... ¿Ves eso?, ¿Ves lo que tienes delante? Me dijo señalando la enorme polla de Moreno… - Ahora le vas a pedir disculpas… con la boca!. Dijo, agarrándome por los pelos de la coronilla para hacerme levantar la cabeza y abrir la boca - ¡Ayayayay!, solté un grito que quedó rápidamente ahogado por el enorme capullo de Moreno, que me impedía hablar. En ese momento sólo las manos me sujetaban al suelo, pues por detrás levitaba cogido por las caderas sin apenas esfuerzo por el dueño, que destrozaba mi culo a golpe de polla, lanzando un quejido corto cada vez que me la metía, como hacen los jugadores de tenis cuando golpean la pelota. Gracias a dios, mi culo se iba dilatando y el dolor iba cediendo…

Me sorprendió lo rápido que se corrió Moreno en mi boca. Las embestidas por detrás del dueño hacían que me tragase aquella estaca hasta el fondo de mi garganta. Apenas me cabía, ni abriendo la boca al máximo de su capacidad… y de largo, que decir! me entraba el capullo y un poco más, dejando casi toda su polla fuera. ¡Era enorme!. Una docena de embestidas y no aguantó más… De repente, cuando más al fondo estaba su polla en mi garganta, un chorro de semen me inundó completamente, haciendo que me atragantase con él. Noté como su sabor se extendía por toda mi boca mezclado con mis propias babas. Estaba ahogándome y traté de sacarme la enorme polla de la boca, pero las embestidas por detrás del dueño lo hacían imposible. Moreno se dio cuenta del gesto, y para evitar que la sacase, mientras se corría, me agarró la cabeza con sus enormes manazas, rodeándola entera. Era imposible escapar. Luego me agarró por debajo de mis hombros dejándome totalmente en el aire, mientras ambos me follaban a lo bestia, por detrás y por delante.

Así agarrado, Moreno gemía de placer mientras se corría entre grandes espasmos, metiéndome con fuerza todo lo que me cabía de su polla en la boca, que no era mucho. Fue un largo orgasmo y una cantidad importante de semen la que recibí. No puede evitar tragarme parte, pero la mayoría seguía en mi boca, pues las arcadas no me dejaban tragar. Después de correrse, Moreno me soltó. Menos mal que pude poner las manos para no darme otro golpe con la cara, pues por detrás, seguía mi culo en el aire, violentamente follado por el dueño que me levantaba por las caderas y se ayudaba con los brazos para metérmela cada vez con más fuerza.

Entre mis toses e intentos de recuperar la respiración, al estar prácticamente boca abajo todo el semen que tenía en la boca fue cayendo al suelo donde se unió al charco de pis y sangre que caían de mi labio dañado.  La escena pareció excitar al dueño, porque comenzó a respirar y gemir como un búfalo, cada vez más y más rápido, hasta que dio un prologando grito, empujando con todas sus fuerzas la polla hasta el fondo de mi culo y tensando los brazos, que parecían de acero, para aplastar mis nalgas contra su pubis rapado.  Se quedó así, totalmente quieto, con una tensión brutal en todos sus músculos, emitiendo un prolongado grito de agonía hasta que, de pronto, disparó, sí disparó, no hay otra palabra para definirlo, su semen dentro de mi culo. Lo noté claramente estrellarse contra mis entrañas y noté su calor. A partir de ahí fue un bombeo constante entre gemidos agónicos de placer….Ah, ah, ah...! Tres, cuatro, cinco, seis, siete, así hasta doce oleadas de semen inundaron mi culo. Cuando ya no pudo más, el dueño me soltó de golpe, cayendo yo otra vez  al charco de pis ahora, mezclado ahora con mi saliva y el semen de Moreno. Estaba destrozado, con la cabeza de lado y la boca abierta, sucio, sudado y agotado. Notaba también un hilo de semen saliendo de mi culo dilatado, que se deslizaba por las nalgas. Pequeño y Rubio me estaban mirando, claramente empalmados, como preguntándose si ellos también podían desahogarse conmigo….

  • A que esperáis….! Poned a la puta en pie! Dijo el dueño….

(continuará… si a alguien le gusta y me lo pide)