Cazado

Ernesto es pillado masturbándose con las bragas de su tía y recibirá un duro castigo por ello.

Ernesto estaba entrando en esa etapa donde se pasaba el día masturbándose. Era de mediana estatura, cuerpo delgado y el cabello muy corto y negro. Esos días los pasaba en casa de su tía Catarina y su prima Maya. Ambas habían salido hace rato y aunque al principio se contuvo, finalmente fue al cuarto de baño. Con el tiempo justo, su tía no había recogido la ropa interior, algo que iba a usar para tocarse.

Encontró unas bragas de color azul algo húmedas en el cesto. Se desprendió de la parte inferior de sus ropajes. Su pene, de unos quince centímetros y unos huevos bien grandes, estaban listos para descargar. La mata de vello púbico que adornaba su entrepierna era más bien un gran matojo. Poniéndose de rodillas, agarró su dura polla empezando a darle sin parar y con dureza. El roce de la glande con aquella fina y suave tela incrementaba mucho el placer, haciendo que jadease como un perro e incluso babease.

—Puff, esto es increíble. Seguro que su coño debe estar igual de caliente y suave—dijo imaginándose a su hermosa tía, una mujer rubia, potente y con unas curvas impresionantes abriéndose de piernas para recibir su pene.

Pero un sonido le hizo parar, la puerta del baño se había abierto dejando ver la figura de ambas que tenían una cara de sorpresa. Ni se había percatado de ello. Y las mujeres miraban fijamente su polla, la cual, de la impresión perdió toda la dureza y erección.

—Ay, ay, ay...—exclamaba el joven siendo sacado de la oreja por la mujer.

La mujer lo arrojó al sofá aún en pelotas. Maya no decía nada pero tenía el rostro muy serio al igual que su madre.

—¿Se puede saber que hacías?

—Yo...yo...—un balbuceo salía de su boca—lo siento—fue lo único capaz de decir.

—¿Qué lo sientes?, ¿cómo se te ocurre masturbarte con mis bragas?.

La mujer estaba hecha un basilisco. Se sentó a su lado y lo tumbó de forma que quedase boca abajo y con el culo arriba. Ernesto que fue a decir algo, sintió el primer contacto de la mano de su tía en sus nalgas.

—¡Te voy a enseñar a no hacer cosas guarras!—otra cachetada.

Una tras otra, las nalgadas fueron cayendo en su culo el cual fue tornándose de un color más rojizo. Aunque eso trajo consigo otra cosa, una dura erección que no logró reprimir. Catarina sintió la dureza de su polla. Su cara era de pocos amigos.

—¿Acaso te pone esto?—preguntó—Maya ponte ahí.

—Si madre.

Levantó al joven que trató con su mano de ocultar su erección pero la mujer con fuerza, le colocó las manos detrás y abrió sus piernas.

—Dale—ordenó.

Ernesto no tuvo tiempo de decir nada cuando el pie de su prima se estrelló de golpe en su entrepierna. Sus piernas flaquearon y pudo mantenerse gracias al firme agarre de su tía. Otra patada fue directa y con más fuerza haciendo que el joven gritase de dolor. Esta vez sí, la mujer le dejó caer al suelo entre sollozos y encogido en posición fetal.

—Con esto espero que hayas aprendido—dijo seria.

—Si, o si no habrá más golpes—Maya le susurró en un tono suave y sexy.

Entre las dos llevaron al joven hasta la cama donde fue tumbado y recibió una bolsa de hielo donde poner sus huevos para aliviar el dolor. Maya se aseguró de que pudiera recuperarse mientras Ernesto sentía que estaba viviendo un autentico infierno.

—Primo, ¿te he contado alguna vez lo que hizo mi madre en la playa a un chico?—este negó entre lágrimas.

La sonrisa se dibujó en la cara de la joven.

—Estaba en la sombra, relajada...con su cuerpo a la vista de unos pocos cuando se acercó un chico marcando su paquete—la mano se deslizó por su cuerpo, pasando por su vello hasta alcanzar su polla flácida—y entonces este empezó a ligar con ella—acariciando su pene, el chico sintió algo de gozo y su polla reaccionó alzándose—le comenzó a dar la turra y al ver que mi tía no hacia ni caso, intentó sobrepasarse.

Ernesto respiraba jadeante mientras era masturbado y tenía la mente en blanco.

—Ella se dejó hacer, aquel chico se bajó el bañador y con su dura y larga polla empezó a restregarla por encima de su coño—aumentando el ritmo, el dolor desapareció dando paso a una ola de placer—y ella deslizó su mano y...¡zap!, agarró los blandos huevos apretándolos hasta tal punto que escuchó como estallaban.

En ese instante, el joven expulsó un gran chorro de semen mientras su cuerpo se convulsionaba por el placer. También dio un largo gemido que se pudo escuchar por toda la habitación.

—Nada mal, menuda potencia—dijo entre risas.

El placer pronto fue sustituido por dolor y este comenzó a llorar mientras sentía un gran ardor en sus pelotas. Maya era consciente y es por ese motivo que le hizo la paja. Entre risas y burlas, se marchó de la habitación.

Tardó unas cuantas horas en poder recuperarse aunque seguía teniendo ciertos dolores y dificultades para poder caminar con normalidad. Su tía tarareaba una canción en la cocina mientras hacia la cena y Maya revisaba su móvil.

—Hombre, por fin sales—dijo Catarina sonriente—¿cómo van tus huevos?.

Le resultaba increíble que hablase con aquella naturalidad.

—Ya sabes que si te vuelvo a pillar—agarró dos huevos—será más doloroso—en unos segundos destruyó los huevos que tenía en la mano haciendo que explotasen y manchasen de clara la encimera que limpio enseguida.

Ernesto tragó saliva y asintió acojonado. Se sentó en la mesa y la cena fue tranquila pero con muchos chistes sobre huevos.

A la mañana siguiente se encontró con su tía a solas ya que Maya había salido con unas amigas. La mujer, vestida con un pantalón corto y una camisa, daba una imagen de MILF.

—Tía...

—Dime sobrino—ni le miraba, estaba con una revista.

—Siento mucho lo de ayer, de verdad—dijo totalmente arrepentido.

—No importa, creo que recibiste un buen merecido por ello—dio un sorbo a su café—comprendo que estés en esas edades pero prefiero mil veces que te la casques con un vídeo porno a que lo hagas con mis bragas.

Este asintió cabizbajo.

—Quítate los pantalones y ponte aquí—ordenó ella.

El joven se quedó de piedra.

—Debo revisar que este bien.

Sin rechistar, se quitó todo y se sentó enfrente suya. La mujer revisó su pene y pudo ver que estaba bien. Sus huevos aún estaban algo hinchados pero con mejor aspecto que la tarde anterior. Estaba impresionada de ver semejante polla.

—Todo parece correcto—dijo.

El escote de su tía al agacharse le hizo reaccionar y su polla se endureció asombrando a la mujer. Ernesto miraba las tetas fijamente. Entonces Catarina se puso en pie y al mover el brazo ''sin querer'', tiró el café abrasando justo en los huevos del chico que dio un gran alarido de dolor al sentir sus pelotas ser rociadas con tanto calor.

Maya regresó y encontró a su primo desnudo y con una bolsa de hielo. Pensó en que su tía le había vuelto a pillar pero al escuchar la versión de los hechos se empezó a reír del joven mientras le sacaba fotos.

Sin duda fue una humillación que nunca olvidaría.

Debido a la falta de tiempo únicamente puedo traer relatos cortos. Espero que les haya gustado esta mini historieta y si tienen alguna sugerencia de una historia por favor dejenla aquí y no duden en decirla.