Cavé un pozo y caí. El pozo tiene tu nombre. 10

"-Te amo. Te amo. No se que va a pasar después de esto, pero te amo. -Le dije." - Capítulo doble, a disfrutar!

En serio, nunca supe que pasó con Tonchi, fue un amor breve pero  de todas formas bastante fuerte. Duraron algo  así como cuatro meses entre conocerse y noviazgo, el hecho de cortar tan abruptamente y después de tantas cosas vividas con él, dejó una marca bastante grande en Agustina, que ya de por sí era un poco oscura en las relaciones amorosas. Había quedado peor, por así decirlo.

Una de las cosas que le dejó Tonchi fue el gusto por la fiesta, los boliches, salir a bailar con bastante frecuencia, embriagarse y hacer estupideces, entre esas estupideces estaba salir, con cualquiera, bailar, besar a quien sea y...también, acostarse con el primero que aparezca. Me costó aceptar esta nueva faceta en Agustina, pero ella me lo aclaró una vez:

-No quiero volver a tener nada sentimental que me una a ningún hombre, desde hoy en adelante me quiero dedicar a simplemente utilizarlos. Que me compren cosas, que me lleven a mi casa, que me inviten tragos, pero no pienso querer a ninguno. Son tan fáciles de usar que ellos se creen que nos usan a nostras, estan tan equivocados.

Yo me quedé de piedra, definitivamente ella no era así. Podía ser confusa, fría, mala, orgullosa, tonta, pero jamás utilizaría a alguien para su beneficio. Aunque también es cierto que la gente cambia conforme a lo que vive, ella cambió y debo admitir que yo estuve en el medio de sus cambios.

De un día para el otro parecía otra persona, más fuerte si se quiere, menos apegada a las relaciones amorosas, con todos los hombres era parejo. Hablaba con un par y se burlaba de ellos si comenzaban a engancharse a ella, a veces me parecía un poco cruel, otras creía que definitivamente quedó un poco despechada y quería "vengarse" del sexo masculino de alguna manera o tal vez internamente se sintió utilizada y quería que los demás lo sintieran, solo lo sabrá ella.

Como dije terminando el capítulo anterior, no quería aprovecharme de su tristeza, pero no fui una estúpida y trate -a modo de prueba- de darle mucho cariño para ver que podía lograr. La realidad es que su "hiper sensibilidad" no duró más que una semana, en la que estuvo un poco sombría, sin ganas de hablar, llorosa y molesta, pero nada más. Creo que por eso tampoco le preguntamos mucho el porque del inesperado final, parecía bastante superada. Terminó la semana en la que nos enteramos de que había cortado con Tonchi y ella ya era otra, había aparecido una  Agustina más malvada que nunca, pero, increíblemente, no conmigo.

En esa semana de "bajón", le di todo mi apoyo, la hice reir, la abrazaba, le escribía cosas, fuera de un plano de amor, pero dentro del que quería llamar su atención, de hacerla sentir contenida por mi. Ella también me abrazaba, era tierna, cuando estaba triste era un ser tan frágil y adorable ¿Como iba a poder continuar estando lejos como venía haciendo, si me necesitaba?. Fue hermoso, estabamos entrelazadas todo el tiempo, yo le daba besos en la comisura de los labios cuando se iba y ella me sonreía complice, volví a sacar el tema de que era mi novia y ella no se puso histérica. La jugada parecía haber salido bien.

Pasaron los días y continuábamos igual de unidas, parecíamos las mismas que al principio aunque seguía nuestra apertura hacia las demás del grupo, ya nos habíamos acostumbrado a que no éramos solamente ella y yo. Otra de las cosas que había pasado en nuestra merma de cariño era que habiamos vuelto a decirnos "te quiero". Un día, en un abrazo en la puerta del centro de rehabilitación, me dijo:

-Te amo solamente a vos, perdoname por no ser más fuerte que muchas cosas que siempre he pensado, no se si lográs entenderme -se refería a lo de cuidar la amistad, sus padres, no enredarnos, lo que ustedes ya saben, por las dudas que no entiendan lo aclaro, a mi en el momentó me costó comprender - pero la verdad es que el sentimiento más puro y lindo que tengo, es hacia vos, que has estado siempre, que me das tu incondicionalidad a cada momento, que me haces reir más que nadie, conoces lo que me gusta, lo que no...y no me preguntes por esto....

Después de decir eso, miró hacia todos lados y rápidamente me besó. No lo podía creer, Agustina, la que ahora era un demonio con todos los chicos que se le acercaban, me quería realmente a mi. ¿Pero porque hacía todo tan complicado?. Parecía que le encantaba su nueva forma de ser y no iba a cambiarla, menos por mi, o sea que no podía pedirle un noviazgo pleno. De todas maneras, si según ella soy tan buenita, porque carajo no se quedaba enteramente conmigo? Fue inevitable pensar que tal vez a mi me faltaba algo que a ella le gustaba. Me comprenden, cierto? Después de pensar eso, me reté a mi misma...Ella me estaba besando, hacía muchísimo que no pasaba y casi que no recordaba sus labios en los mios.

Me abrazó el cuello y lo hacía con pasíón, con mucha más intensidad que los besos anteriores, pasaron dos o tres personas por al lado nuestro y a ella no le importó que nos miraran con mucha curiosidad, al final fuí yo fui la que (sin quererlo, obvimente) tuvo que parar la situación, mi papá trabajaba -y todavía trabaja- sobre la misma vereda que el lugar de rehabilitación, podía traernos problemas que nos viera él o alguno de sus compañeros de trabajo.

-¿Te divierte confundirme así? - Dije, en tono amistoso, mientras tomaba una de sus manos y jugaba con ella, pero para ella no fue tan divertido.

-No seas estúpida, no quiero jugar con tus sentimientos, dije que no preguntaras. No tendría que haber hecho nada. -Me respondió, alterada. No me gustó en lo más mínimo que me hablara  así, entonces olvide que había preguntado en broma, la solté bruscamente y dije, con rabia:

-Te estaba haciendo un chiste, por si fuiste tan tonta para no darte cuenta. Reaccionas así porque sabes que tenés totalmente confundidos tus sentimientos hacia mi, porque no tenes la suficiente valentia de aceptar que estuviste y  estas muy cerca de enamorarte de una mujer y sin embargo yo te banco en todas igual, con tus idas y vueltas. Tenes la conciencia de que me has lastimado, has sido injusta y recontra egoísta, siempre vos y tus inseguirdades primero y después, mucho después, yo. ¿Que es lo que querés?. Agustina -me sobresalté demasiado y ella me miraba con ojos ente tristes y sorprendidos-  preferís estar con todo el mundo antes que conmigo, ahora estas en malvada o vaya a saber que y no te enganchas a nadie, pero si aparece algo mejor, correrías tras él y no te importaría dejarme atrás a mi.  Cuando soy la persona que más te quiere y cuida en la tierra!

La miré fijamente, hablé tan rápido y tan de golpe que hasta tuve una pequeña falta de aire, había desahogado muchos sentimientos en pocos segundos, seguramente ella no tenía una respuesta para todo lo que le acababa de decir y tampoco esperé  a que me la diera, porque después de decirle eso, me fui. Caminé rápido hasta mi casa y, obviamente, lloré un poco. No pude disfrutar lo hermoso que fue ese beso, aunque hasta el día de hoy lo recuerdo.

Estuve todo el día tirada reflexionando sobre esos cinco minutos que viví por la mañana y pensando  con que cara iba a enfrentarla al otro día, había dicho demasiadas cosas que tal vez no quería que ella supiera. Perdí la dignidad y el orgullo, aunque tenía que admitir que me sentía libre, era hora de que yo dejara de estar en pausa, que reacionara aunque sea un poco, aunque no pudiera cambiar lo que ella es o su sentir hacia mi, me parecía un punto positivo que supiera que no era una piedra, que no  me pasaba nada cuando veía que "nuestro amor" -entre marcadas comillas- era tan dificil.

Por la noche, mi mamá llegó de trabajar con una linda noticia. Había nacido la primera bisnieta de una parte de la familia, hija de mi prima Mariana, había felicidad total en todos, eso también me incluía, ya que Mari era como mi hermana, su familia principal (mis tios y otros dos primos, hermanos de ella) vivían en Bahía Blanca, en Buenos Aires, un poco lejos de todo el resto de la tropa. Decidieron viajar ese mismo día para conocer a la bebe.

-Nos vamos con tus tíos y tu abuela, lamentablemente vos no podes venir porque el auto está completo, pero el próximo fin de semana largo vamos, lo prometo. - Aseguró mi mamá, quería ir, lógicamente, pero no reproché nada porque sabía que tarde o temprano iba a conocer a Lourdes, la recién nacida, aparte seguramente eran días de "casa sola" para mi ¿Como no disfrutarlos?.

Se iban al otro día temprano, por cuatro días y tres noches, quedé a cargo de la casa. Me encantaba estar sola, hacerme de comer, escuchar música fuerte, limpiar todo a mi gusto, estudiar tranquila, dormir con mis perros en la cama, etc. Como iba a necesitarme mi mamá para ayudarla con sus bolsos y todas sus cosas, además de porque la hice sentir culpable por no dejarme ir a Bahía, me dejó faltar esa mañana a la escuela. Después de despedirla me acosté a dormir como un bebé y sinceramente no me interesó que fuera a pensar Agustina por mi ausencia.

Ese día lo pasé super tranquila, no di señales de vida por ningún medio y tampoco nadie me las pidió, estuve con mis dos primos más pequeños, cuidándolos y asegurándome que todo estuviera bien, ya que su mamá se había ido con la mía en el viaje. Me los traje después a ambos a dormir conmigo, mi tio estuvo agradecido de tener un poco de calma, son un poco bulliciosos. De todas maneras los amo con todo mi corazón. Y ellos a mi.

Al otro dia, levanté a mis pollitos -así les digo, que ñoña- y los llevé a la escuela, la verdad es que no eran tan  chiquitos, el mayor tenía 13 y el menor 11 por ese tiempo, ahora ya estan hechos dos hombrecitos, la más chiquita de los hermanitos, Guadalupe, que en ese momento tenía 2, se fue con mi tía de viaje porque era muy pequeña para dejarla solita.

Justo la escuela de los varones quedaba a dos cuadras de la mía, asi que los dejaba de paso.

Me distraje tanto en arreglar a los chicos que no pensé en lo que me esperaba ese día, me di cuenta cuando estaba en la puerta de mi escuela, de todas maneras no iba a ser ni la primera ni la última vez que empezaba el día peleada con ella, la diferencia es que le había dicho tantas cosas que... ¿Como enfrentarla?.

Inesperadamente, ella faltó. Había evaluación, por lo que nos pareció extraño que no asistiera a clases, de por si era raro porque ella casi nunca faltaba. Cristina le envió un mensaje y no obtuvo respuesta en el momento, si a media mañana: Se había quedado dormida. Podía pasar.

No la extrañé esa mañana, la super extrañé, la necesité, no tenerla al lado mío era dificil para mi, quería aunque sea pelear con ella, en definitiva me aburrí bastante. Hablé poco con todo el mundo, me dediqué a ponerme al día con las materias y a escuchar música en mi celular.

Pasó la mañana de clases, llegué a casa, cociné, hablé por videollamada con mis familiares viajeros, la bebé era hermosa, según todos era igual a Federico -el papá- según yo no se parecía a nadie, quizás era la mala definición por la señal de internet, de todas formas me pareció una belleza la nueva integrante de la familia.

En la tarde me vinieron a visitar Dani, Cris y Ceci, como sabían que estaba sola aprovechamos la casa, vimos una peli, comimos y en la noche Cris y Ceci se fueron. Seguramente Agus no había podido venir porque le tocaba cita con el psiquiatra dueño del centro de rehabilitación, sucedía una vez al mes y yo ya sabía con anticipación que le tocaba ese día, era para conversar de sus avances o retrocesos, como se sentía, que le gustaba y que no del tratamiento, si necesitaba medicación, entre otras cosas.

Cristina decidió quedarse a dormir, jugamos a la pla y conversamos mucho pero nada referido a Agustina, no me gustaba hablar de ella y que alguien creyera que me había enamorado. Nunca se lo admití totalmente a nadie, es más, creo que tampoco me lo admito a mi misma aún.

Al otro día fuimos juntas a la escuela, por lo que la distracción que me provocaba charlar con Cristina me impidió estar nerviosa antes de enfrentarla después de dos días sin vernos. Cuando llegué, ella ya estaba, no se porque pero me miró y sonrió, no pude evitar sonreir. Detestaba ser tan débil, pero lo era y mucho.

Me senté en el banco después de darle los buenos días pero no le hablé y ella tampoco a mi. Conversábamos con las demás, Ceci y Jane se cruzaron a nuestro banco cuando me vieron llegar y así, todas apretadas, se armaba la ronda de charlas para ponernos al día. Cuando conté que al final Cristi  se había quedado a dormir conmigo, Agustina inevitablemente me miró con una cara de ¿Con ella si y conmigo no?. Fue genial.

-Hoy es la última noche de soledad y tranquilidad que tengo, mañana en la tarde ya salen de nuevo para aquí, espero que me traigan algún recuerdo o algo. Sobre que no me llevan...-Dije, para abrir oficialmente la conversación.

Me preguntaron detalles del viaje familiar y se los dí, hasta mostré una foto que tenía en mi celular de Lou, después de eso continuamos hablando de otros temas sin importancia, charlabamos entre todas pero no entre Agustina y yo específicamente. La profesora nos llamó la atención porque estábamos haciéndo mucho ruido.

-A ver, Archilla y Nuñez, vuelvan a su banco, por favor. -Esos son los apellidos de Cecilia y Janet- Resignadas, se volvieron, Cristi y Dani se voltearon también, por las dudas de recibir un reto. Nos quedamos solas por primera vez en la mañana.

-Perdonaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaame. - Dijo, mientras se recostaba sobre mi hombro. - No quiero que peleemos, se que me he equivocado, pero quiero de hacer las cosas un poco mejor, no voy a ser tan egoísta de ahora en más, puedo hacer lo que quieras para estar bien con vos.

Me quedé muy tensa, era muy dificil que ella tomara la iniciativa y encima ahora parecía un pastelillo dulce. No sabía como reaccionar al respecto y menos con la última frase, asi que después de unos dos minutos sin saber que decir, respondi:

-A que vas con esto? - Dije, soné bastante desinteresada e idiota, hasta parecía que el hecho de que estuviera en mi hombro me molestaba.

-A que no quiero que peleemos más por estupideces. - Dijo secamente, acomodándose en su parte del banco. Me di cuenta de que el orgullo de Agustina había vuelto. Se que quería decir más, que quería demostrarme más o por lo menos arreglar un poco todo lo que me había lastimado en este tiempo con sus idas y vueltas. Lo supe, como la mayoría de las cosas que pasaba con ella, solamente porque la conocía demasiado, no porque me lo dijera.

Como yo quería tener un poco más de orgullo, casi tanto como lo que Agustina tenía, dije:

-Ok, todo bien. No es necesario que hagas nada.

-Si vos decis...-E inmediatamente puso tono de reproche -Dormiste lindo con Cristina? Valía invitarme a mi también.

-Esto es una escena de celos? Encima de Cristina? Agustina, por favor! - Dije, entre muchas risas.

-Porque no me invitaste a dormir? -Dijo, seriamente. - Sabes que me gustaría dormir con vos. - Esto último lo dijo con doble intención, lo se. Lo se!

-Ayer no te invité porque las cosas no estaban del todo bien, entonces para que arriesgarme a que me digas que no? Te conozco, te puede tanto el orgullo que aunque hubieras querido, no hubieras aceptado -Mientras yo decía esto, ella reía y afirmaba con la cabeza, dándome la razón. - Aparte se tus horarios y sabía de la cita con el Dr. Méndez. -Ella se mordió su labio inferior. Si, conocía demasiado sus mínimos detalles.

-Es cierto, tenés razón. Pero por lo que escuché te queda esta noche. Puedo? No se porque pregunto, si Cris puede yo obvio que puedo. no es cierto? -Dijo, me preocupaba un poco que no riera mientras lo decía, hablaba muy en serio.

-Agustina ¿Querés dormir esta noche conmigo, por favor? Sos feliz ahora? -Dije, con tono de cansancio.

-Si! Quiero! -Dijo, abrazándome. Sin darle importancia a mi forma de hablar, estaba seriamente interesada en dormir conmigo. O tal vez le daba celos el creer que Cristina era más importante que ella o vaya a saber que pasaba por su cabeza, la conzco pero -por el momento- no leo mentes.

Nos organizamos, ibamos a juntarnos en la plaza central de mi ciudad, de ahí juntas iríamos a comprar la cena, en realidad solamente los ingredientes, porque la que iba a cocinar era ella, luego de eso nos íbamos a mi casa, me dijo que llevaría una película que le encantaba, también que quería que comiéramos helado de postre, entre otras cosas.

La mañana terminó y juro por lo que sea, que no pensé en hacer nada "raro", fuí bastante inocente, ella no me dió a entender nada con alguna doble intención, por ende yo tampoco. Llegué a mi casa, preparé el almuerzo y dormí una siesta, me levanté, fui a ver a mis primos y vigilar que todo este bien, tenían tarea y no la habían hecho, fue bastante estresante hacer que se pusieran a trabajar, me retrasé un poco.

Corrí a bañarme para ir a buscarla y en ese justo momento, cuando entré en la ducha pensé: "Voy a dormir por primera vez con Agustina ¿Que irá a pasar?" Y entonces ahí me asusté, ibamos a estar juntas y solas toda la noche. ¿Como iba a terminar esto? No se que tanto iba a poder aguantarme. Entienden, cierto?

Me puse increíblemente nerviosa, comenzaron temblarme las manos y me sentía hasta mareada, me vino como un exceso de energía y adrenalina asi que en veinte minutos limpié la casa de manera que quedara impecable. Ordené hasta mi habitación enteramente y eso que soy un desastre. Imaginen como me importaba. Imaginen, de paso, como me sentía de alterada para limpiar todo en tan poco tiempo.

Salí hasta la plaza, ella me había enviado un mensaje diciendo que ya estaba en el colectivo, seguramente demoraba lo mismo en llegar que yo que iba caminando porque me quedaba relativamente cerca.

Me equivoqué, ya me estaba esperando. Odiaba esperar asi que cuando le sonreí no me correspondió. Se paró de donde estaba y comenzó a caminar en dirección hacia el autoservicio que había más cerca. Tuve que correr para alcanzarla.

-No me hagas eso de nuevo. -Dije, de mal humor.

-Quince minutos esperándote. Quince. Encima te llamé y no me respondés.Te crees que no me preocupo? -Me dijo, con el doble de mal humor.

No pude sostener más mi molestia, que se preocupara por simples quince minutos de ausencia, era demasiado cómico. Dios, que linda que era cuando quería. La abracé por atrás y besé suavemente su cabeza,

-No seas tonta, estoy viva. Me demoré porque Marcos y  Gabriel -mis primos- tenían deberes y no son tan fáciles de dominar para las tareas y menos por mi.

Cosa que era casi cierta, demoré por eso,  después porque me di cuenta de la situación que estaba por vivir, también por la limpieza extrema de último minuto y no puedo dejar de mencionar el hecho de que cuando salí de casa empecé a dar un paso cada cinco minutos por los nervios que tenía, es que cuando estoy nerviosa camino demasiado despacio, podrían ganarme un par de caracoles. Y como olvidar que cuando estaba a una cuadra y ella me llamó, casi le digo que me sentía mal y prefería quedarme con mi tio. Pero fuí  valiente y no atendí, para no decir estupideces.

No le dije nada de todo lo que había pasado por mi cabeza y fingí que era una persona normal que aceptaba normalmente que su "mejor amiga con derechos (?)" se iba a dormir a su casa. Normal. Ella, de todas formas, no me había dado a entender ningun plan "extra", de ninguna manera.

Compramos todos los ingredientes de la cena. Quería con mucho entusiasmo que yo probara sus lasagnas, las cuales -según ella- eran las mejores del mundo. Hoy opino igual.

También pasamos por una heladería y compramos un kilo de helado, venía con cuatro sabores elegimos mis dos favoritos y sus dos favoritos. Ella traía una película que ya no recuerdo su nombre pero era de terror, muy buena.

Llegamos a mi casa, Agustina se puso en la mesa a preparar la masa para los panqueques de la lasagna, yo me senté en mi computadora para poner música, en parte me sentía muy feliz de tenerla ahí conmigo. La miré, estaba, cocinando para mi, para las dos. Se veía hermosa. La amaba, definitivamente, mucho.

Ella me vió mirarla y sonrió, me explicó más o menos como constaba el proceso de preparación, yo entendía a medias -no me llevaba ni me llevo bien con la cocina, no somos buenas amigas- fingía interés solamente porque ella ponía mucho empeño en que yo aprendiera. pero la realidad es que poco me llamaba la atención.

Me senté sobre la mesa, ella se puso a cocinar en la mesada, frente a mi pero me daba la espalda, así y todo seguía explicando. Cuando terminó de hacer los panqueques los puso a enfriar, antes de preparar la salsa se volteó y notó como yo la estaba mirando, totalmente embobada, sonrió.

-Me poné feliz estar acá con vos, en serio. -Dijo.

Tiré los brazos como un bebé para que me abrazara. Lo hizo. Ella estaba parada y yo continuaba sentada en la mesa, nos acercamos tanto que sentí muchísimas cosas en todo mi cuerpo. Encima ella no ayudaba a contenerme, porque estaba completamente hermosa. Tenía una musculosa roja que le quedaba perfecta y unos jeans negros un poco rotos que la hacían ver súper sexy, se había delineado y pintado los labios. Era irresistible para mi. Quería besarla ya ¿Como iba a hacerlo? Mi valentía tampoco era tanta.

-No te vas a aprovechar de esto, no? O sea, del hecho de estar solas.   - Me dijo. Separándose de mi.

Me tomó por sorpresa la pregunta y no pude evitar reaccionar mal.

-Otra vez igual, Agustina? No. Tranquila, no va a pasar nada. Seguí cocinando. -Me solté enteramente y me fui a sentar en la computadora, ella siguió  cocinando en silencio.

¿Siempre lo mismo con ella? Listo. No puede ser que cambie tanto, en la mañana fué una ternurita pero ahora en la noche le habían vuelto las inseguridades. ¿Fuego de día, nieve de noche? ¿Quien la entiende? Me había enojado tanto que de verdad no iba a mover un dedo, pero ni uno para que pasara algo.  Obviamente quería que pasara algo, no iba a reconocerlo en el momento, pero si. La cuestión es que yo no me estaba "aprovechando". Solamente le había pedido un abrazo! Estúpida.

La cabeza me super maquinaba, como nos pasa a todos cuando nos enojamos y no reaccionamos a los gritos, mascullamos internamente la rabia.  Saqué lo peor de ella en mis pensamientos, quería hasta que se fuera, estaba realmente enfurecida. Pero me calmé un poco al ver que, dedicadamente, preparaba la mesa para las dos. ¿Como no iba a sentir algo de amor ante eso? Si, lo admito, yo también soy una estúpida.

Vino hacia la computadora y me dijo:

-Ya está la cena. Apurate que se enfría. - Se volteó y fue a sentarse.

Me levanté, saque la Sprite que habíamos comprado de la heladera y la puse en la mesa. Me senté, ella no me miraba.

Le agregué algo de queso rayado a la lasagna. La probé, era exquisita, tenía muchísimo queso mantecoso, jamón, carne molida, el sabor de los panqueques era genial, no podía no decirle nada al respecto, igual creo que se dió cuenta que me gustó porque a los cinco minutos ya me la había devorado. Cuando estaba por alabar a la cocinera de la mejor lasagna que probé en toda mi vida, dijo:

-Soy la misma perseguida e insegura de siempre y eso no va a cambiar, pero por lo menos espero que me perdones por lo que dije hace un rato. Como muestra de mi arrepentimiento te ofrezco esta lasagna preparada con mis propias manos. - La última frase la dijo con un aire literario muy divertido. Reí, adiós orgullo y dignidad.

-Gracias, Agus, es una de las mejores que probé en mi vida y ya quiero más. - Le dí mi plato, ella no iba ni por la mitad y yo ya había devorado una porción.

-Me alegra mucho que te haya gustado. -Dijo mientras me servía.

No por que la quería mucho, ni por hacerla quedar bien, pero me comí tres platos, no tiene explicación  lo rica que estaba. Ella -supongo que por sus problemas- solo comió una porción, me hizo sentir un chanchito y eso que no tenemos mucha diferencia en nuestra masa corporal, obviamente yo no soy tan delgada como ella, pero no soy gorda, ni rellena, soy "normal" si se quiere, alta y con la espalda un poquito grande, por años anteriores de natación, por suerte ya se está normalizando.

Conversamos, mucho, siempre hay un tema nuevo para hablar, el tiempo se nos pasó volando, intentamos no tocar el tema de que estábamos juntas, solas y de que todavía nos quedaba toda una noche.

Terminamos de cenar, ya eran como las once, ella se conectó un rato a facebook mientras yo limpiaba la mesa y los utensilios de cocina -ese era el trato, ella cocinaba y yo limpiaba-. Después de hacer eso la invité a la habitación de mi mamá, porque tiene un mejor televisor, a que pongamos la película y la veamos.

A pesar de estar separada de papá, mi mamá tiene una cama matrimonial enorme y hermosa, súper divina, con un acolchado que parece inflable, no hay cama más comoda que esa. La amo.

Ella se fue a poner su pijama mientras yo ponía la película, cuando la dejé lista apareció por la puerta con un súper minishort azul que casi hacía notar todo y una remera gris, también musculosa pero más ancha y larga, tipo las de basquet. En la tarde tenía su pelo atado y se lo soltó frente a mi, de una manera muy provocativa. Odiaba que hiciera esas cosas. A veces sospechaba que lo hacía a propósito, fui a ponerme mi pijama que  era un pantalón de fútbol rojo y una remera más "sexy" si se quiere, negra. Estábamos al revés en materia de belleza para dormir.

Vimos la película alejadas, yo todavía tenía el orgullo herido por lo que dijo y ella venía en negativa, asi que seguramente no iba a intentar hacer nada (con esto me refiero a algún acercamiento). Pero, cuando estaba por terminar, hubo una escena bastante tenebrosa y no pudimos evitar abrazar a la otra. Nos miramos y nos reímos, pero volvimos a nuestros lugares casi instantáneamente, de todas maneras ahí decidí que no debía perder la oportunidad de estar con ella esa noche, iba a hacer -a pesar de que todas mis mariposas anti Agustina estaban haciendo una marcha de protesta en mi interior- aunque sea un último esfuerzo para tenerla conmigo, para acercarla a mi, para amarla de verdad. El tema era ¿Como?

Terminó la peli y nos acordamos del helado, que no habíamos comido de postre porque estábamos llenas, como soy todo un caballero -que chistosa-, decidí ir yo a servirle. Cerré la puerta de la habitación de mi mamá y me puse a pensar que hacer para finalmente pasara algo. No se me ocurría nada inteligente. Y como no se me ocurrió nada inteligente, hice algo estúpido.

"El truco del bajo-mesada".

Comprobé que hubieran gasas, alcohol y agua oxigenada. Estaban  en el botiquín del baño. Primer paso realizado.

Fuí hasta la habitación, Agustina ya había puesto la tv pero no se había acostado al todo, fingí que buscaba algo y me fuí, dejé la puerta abierta.

En mi bajo mesada, hay una especie de "pezón" de marmol que sobresale unos 40 cm antes de llegar al suelo, super peligroso porque encima está algo afilado, venía mal de fábrica y nunca nadie lo arregló, tenía el tamaño de 3x2. Ya me había pegado, cortado y sangrado muchas veces, tenía que tener cuidado pero iba a salir todo bien. Tiré la cuchara con la que estaba sirviendo, rápida y bruscamente me agaché a buscarla.

"Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay"- Grité - Dolió de verdad, nada fue fingido, lo que no estaba en los planes es que iba a marearme, casi me caigo sobre la mesa, me había pegado en el costado izquierdo de la cabeza. Agustina corrió hacia mi.

-Que pasa, Laura?! Ay Dios!-  Gritó al verme.

En ese momento, cuando ella le gritó a Dios, sentí como bajaba un torrente de sangre, me había pegado con éxito en un lugar donde sangra muy facilmente así sea un golpe pequeño. Comencé a sentirme mejor, el mareo se había ido, dolía bastante y sangraba como un río, pero estaba bien, tenía miedo de desmayarme pero no pasó.

Fuí un poco actriz, lo admito. Me senté en una silla y medio moribunda le dije donde estaban los instrumentos de primeros auxilios. Corrió a buscarlos y me dijo que me fuera a recostar a la cama de mi mamá, ella me iba a curar.

Definitivamente, aunque riesgoso, el plan había salido bien.

Ella puso las cuatro almohadas de la cama para que me quedara sentada, le hice un lugar y se sentó en el borde, se tenía que acercar mucho a mi para curarme, limpió con todo cariño la herida, no era profunda ni nada, no iba a poder disimular por mucho tiempo más mi malestar.

Como estaba supuestamente "boleada" por el golpe, empecé a hablar como ebria y a decirle un par de estupideces.

-Me encantas, Agustina. Mirá lo que sos, yo me casaría con vos. Sabías?. Estaba perdiendo la dignidad, pero ella se reía, y cuando lo hacía se acercaba´más a mi boca, pero no me miraba, se dedicaba exclusivamente a mi herida.

Era ahora o nunca, ya estaba terminado de ponerme las curitas (o banditas, como le digan ustedes). La abracé por la cintura y si bien estaba sentada, la acerqué a mi. Estabamos cara a cara, frente a frente, en una cama. Nos miramos, como la primera vez, como para el primer beso. Sus ojos, sus labios, sus ojos, sus labios. Yo se que ella quería y estaba saliendo la Agustina buena, lentamente, tenía que actuar con cuidado o con rapidez.

Obviamente elegí la segunda. La besé. La besé como hacía tanto quería hacerlo, con pasión, con amor, darle todo de mi en un beso y ella correspondió, metí mi lengua en su boca  y ella la suya en la mia, el gusto de su boca era riquísimo. Se separó, me abrazó. Yo saqué todas las almohadas excepto una y me acosté lentamente, ella fue recostándose sobre mi, yo con mis brazos la terminé de acomodar sobre mi cuerpo.

-Te sentís bien? - Me preguntó, le preocupaba que estuviera frágil, me dió un pequeño beso en la lastimadura.

-Mejor que nunca, aunque no lo creas.

Me daba pequeños besos y yo acariciaba su espalda, quedabamos frente con frente, nos mirábamos, nos comíamos con la mirada.

-Si pasa esto va a cambiar todo, para siempre. -Me dijo, susurrándome en mi oido.- Y esta vez...quiero.-Le costó, como le costó decirme eso. Pero lo aproveché.

Volví a besarla, a entrelazar su lengua con la mia, me estaba exitando y ella también, comenzábamos a rozar nuestras partes íntimas mientras nos besábamos, la respiración  de las dos se agitaba cada vez más, solté su boca y comencé a besarle su cuello, ella respiraba de una manera que me volvía loca.

-Me encantas, mi amor. -Le dije.

Agarró mi cabeza y me obligó a mirarla.

-Te amo, mi amor. -Dijo.

Y no supe que decir, ella nunca me habia dicho mi amor, jamás. No quería ilusionarme porque la conocía, pero esto era hermoso. Estaba volando, sus besos me hacían volar. Me dijo eso con tanta dulzura que mis ojos se llenaron de lágrimas, era increiblemente feliz en ese momento. Volvió a repetirlo.

-Si, te amo, Laura.

Ese era el momento para preguntarle si quería quedarse conmigo para siempre, pero no lo hice, porque ella iba a caer en la realidad de lo que estaba pasando y se iría todo el diablo. No dije nada, solo la besé. Ella se soltó y empezó a bajar por mi cuello, hasta casi mi pecho. Me enderecé aunque la cabeza me pinchó un poco e hice un gesto de dolor.

-Cuidado, amor. -Me dijo.

Yo seguía sin responder. Solo actuaba. Estaba sentada e hice que ella se sentara sobre mi, mirandome. Suavemente empecé a sacarle la remera, tenía miedo de que ella me despertara de este sueño. Su cuerpo era hermoso, muy blanco, firme, sus pechos eran un poco pequeños, tenía un corpiño rojo demasiado sensual -como si hubiera esperado esto-, cuando le sacaba la remera besaba su cuello, el borde de sus pechos, sus brazos, su boca, sus orejas(amaba los besos ahí). Ella me miró de la forma mas provocadora que he visto y me sacó la remera despacio, hizo lo mismo que yo con los besos, pero mejor porque utilizaba su lengua y con ella recorría mi cuello, yo ya estaba ultra exitada, me daba pequeños besos por todas partes. Hacíamos todo en cámara lenta, pero si hubiera sido por mi, le arrancaba la ropa y le hacía el amor en tres minutos.

Mi corpiño era negro y ella lo desprendió con mucha suavidad, dejándome desnuda en la parte de arriba, comenzó a bajar hacia mis pechos, primero al izquierdo, le daba pequeños besos y después...comenzó a chuparlo. Me miraba cuando lo hacía y yo mordía mis labios. Verla así me dejaba sin aire. La levanté y la llevé de nuevo a mi boca, necesitaba besarla más. Quería -como dice la canción- desgastar mis labios en ella.

Me costó un poco, pero desprendí su corpiño y la desnudé en la parte de arriba. Después de hacer eso la abracé para sentirla así, conmigo. Casi mía.

-Te amo. Te amo. No se que va a pasar después de esto, pero te amo. -Le dije.

Ella no me respondió, me besó, me comió la boca como nunca había pasado. Me acariciaba con sus manos el pelo, la espalda, los brazos. Comencé a bajar lentamente hacía sus pechos desnudos mientas mis manos recorrían sus gluteos, por fuera de la ropa, la atraía más hacia mi, comencé a chupar sus pechos, como un bebé.

Ella comenzó a gemir suavemente, a los minutos sonó fuertemente mi celular, en reiteradas oportunidades. Pero no iba a permitirme que nadie me interrumpiera este momento. Después de un rato comenzó a sonar el suyo. Mientras nos besábamos, murmuré entre suspiros.

-Y si atendés, hermosa?.

-No, no quiero caer, no quiero dejar de besarte. -Me dijo, interrumpió su frase tres beses para besarme.

No le prestamos atención, pero la cuestión es que durante media hora los celulares seguían sonando, tanto el de ella como el mio, el de Agustina estaba en la cama. Estiré mi brazo derecho y llegué hacia el celular, justo se leía un mensaje que acababa de llegar:

"Por favor alguna de las dos, llamenme urgente, estoy desesperada. Ya sali al hospital. Cristina".

Podría haber pensado que me estaban cortando uno de los momentos más felices de mi vida, pero era muy extraño que Cristina nos enviara algo así a las casi 02:30 am, encima lo del hospital era claramente algo negativo, me enderecé totalmente y ella se salió de encima mío. Le llamó en ese segundo.

-Cristina! Que pasa?! -Dijo Agustina, alterada.

Silencio de conversación por celular, si se escuchaba la voz de Cristina alterada.

-QUE?! - Gritó Agustina y se levantó. -Donde estás? -Cristina le indicó- Ahí salimos para allá, estoy con Laura. Te quiero.

Dicho esto cortó.

-Cecilia y Esteban -hermano de Ceci- chocaron en la moto. Esteban falleció y Cecilia está muy grave, Cristina ya está en el hospital. No puedo creer esto. -Me dijo, llorosa.

Fué un impacto terrible, a Esteban lo conocíamos desde hacían tres años, una muy buena persona y Cecilia estaba grave. Era horrible esta situación. Nos vestimos en una fracción de segundo y pedimos un remisse que nos llevara urgente al hospital, cuando estabamos saliendo de mi casa porque ya había llegado el auto, nos dimos un beso fugaz.

-Todo va a estar bien con Ceci - Dije.

-Eso espero...-me respondió.

Nos fuímos rápidamente al hospital, sin mencionar nada de lo que había pasado hacía como media hora, en ese momento lo único más importante era ser incondicional con nuestra amiga.

HASTA AQUÍ LLEGA LA PARTE 10! Quiero agradecer los comentarios del relato 8, fueron geniales! Piensodemasiado, lucíapolvos, mi compatriota de Argentina! -lo note por la genial forma de escribir- entre otros, soy muy agradecida. Aparte, me gusta saber que es lo que opinan de mi, de Agustina, de nuestras situaciones. NO SE GUARDEN LOS COMENTARIOS, AYUDAN MUCHO!

Este capítulo es especial y doble, espero que lo disfruten tanto como yo en escribirlo! -Volvieron las ganas- Un abrazo y hasta la parte 11!