Causalidad (8)

Me tarde y lo siento :(... pero ya estoy por acá... :D

Hola, quiero agradecer muy exclusivamente a cada uno de los lectores que han estado a mi lado a lo largo de cada uno de mis relatos apoyándome con sus lecturas, comentarios y/o valoraciones, se los digo de todo corazón, Gracias.

Un saludo muy especial a los autores de los comentarios más recientes en mis últimos relatos, “Mi Prima Tatiana” y “Causalidad (7)”, mil gracias.

Acá esta la continuación, espero sea de su agrado y les adelanto que la siguiente parte ya está en proceso de edición, así que si Dios me lo permite no tardare mucho en publicar.

Causalidad (8)

Natalia.

La mañana siguiente desperté aun en sus brazos cálidos. Me moví solo un poco y de inmediato sentí como su mano tomaba la mía y la llevaba hasta sus labios para darme un beso lleno de afecto; un lindo gesto que fue seguido de su voz darme los buenos días.

No tenía clases así que Gaby me llevo a mi casa, me cambie y fuimos camino hasta el taller de su padre. Llegamos fingiendo mantener nuestra amistad del mismo modo.

Estuvimos allí toda la mañana. Al medio día decidimos partir a casa de su padre para almorzar.

David y Gaby para variar estaban discutiendo por alguna tontería mientras yo me reía y el Sr. Jesús nos observaba con cierta gracia invadiendo su rostro.

Con el paso de tan solo un par de días no fue necesario que admitiésemos nada sobre nuestra relación; David y el Sr. Jesús se dieron cuenta de lo que sucedía por si solos. Ninguno de los cuatro necesito palabras para aclarar la situación; nosotras no confesamos nada y ellos no preguntaron si estaban en lo correcto o no; pero Gaby con prontitud comenzó a ofrecer ante ellos pequeñas muestras de amor y de la fluidez de nuestra relación. Me sonrojaba cada vez que Gaby me robaba pequeños besos delante de ellos, pero aun así me sentía en casa, me sentía a gusto y recibida.

Considero que en cierto modo ha sido algo difícil para Gaby cohibirse tanto; porque bueno ella no es exhibicionista, le gusta la discreción pero yo no puedo darle ni siquiera un pequeño beso de saludo en público pues temo que mis padres se enteren, temo su reacción… casi siempre vamos a lugares solitarios o a su casa; nos hemos alejado bastante del mundo y la sociedad para poder tener nuestra privacidad y bellos momentos a solas.

Los primeros días tuve mis vacilaciones y mis miedos no sabía si Gaby sería capaz de abandonar por completo su vida, su modo de actuar, su coquetería, su promiscuidad; si podría serme fiel, si sería capaz de herir mi corazón o no. Me sentía muy tonta al dudar de su fidelidad pero supongo que es algo entendible en mi caso. Pero todo se ha resumido a eso, a dudas que con el pasar de cada segundo a su lado se vuelven muy menores e insignificantes. Su actitud conmigo es maravillosa, cada día estoy más enamorada, más adicta a sus besos y más necesitada de sus abrazos.

Más de dos meses han pasado sin que los mida, sin que a mi calendario le importe contarlos pues el tiempo es simplemente una palabra más cuando estoy a su lado.

Estoy a espera de algunas semanas pues hemos planeado un viaje a la playa. Iremos David, Gaby y yo. ¡Ya llego el verano! Lo cual me recuerda que ya se acercan los días para que mi hermana Mariana y mi prima Victoria; llegue de Europa. ¡Ya quiero verlas y abrazarlas!, hay tantas cosas que han pasado. Quiero saber de sus vidas.

Gabriela.

Cada día la adoro más, que puedo decir si hábil y mágicamente se adueño de mi corazón. Solo ella me hace sentir esto tan bello, solo ella le da vida y sonido a mis latidos, me hace sentir más que presente en este mundo, me hace sentir viva.

Uno de los días siguientes en la noche regresaba de llevar a Naty a su casa; David y mi papá me emboscaron a la entrada de mi casa.

Los invite a pasar notando que su visita no era solamente para “tomar el té”. Un par de palabras llenaron de rodeos el inicio de la conversación.

  • ¡Ya! ¿No?, digan a lo que vienen – sonrieron.

  • Pues hija – comenzó a decir mi padre con cierto aire de pena en su rostro – David y yo hemos notado tu cambio y el de Naty – enarque mi ceja, esto parece a cuando aun se es adolescente y están a punto de prohibirte algo – y nos preocupa un poco eso.

  • Es decir – intervino David con mucha cautela – es obvio que ya tienen una relación juntas, ¡lo cual es maravilloso!, no nos mal interpretes pues eso nos alegra mucho por las dos.

  • ¿Y? ¿A qué juegan viniendo acá con tanto misterio? ¡No es solo para decirme que están felices por nosotras! ¿Qué sucede?

  • Pues hija mira yo jamás me he inmiscuido en tu vida y mucho menos en tus relaciones pero me gustaría pedirte mucha precaución y prudencia Gaby. Para nadie es un secreto tu pasado, tu estilo de vida – puse los ojos en blanco ante los argumentos que empezaba a fundamentar mi padre – y Naty es diferente – los mire confusa, pues me estaban diciendo algo que yo mejor que nadie sabía, ¡Claro que Naty es diferente! ¡Ella es única!

  • Solo queremos pedirte que no le hagas daño.

  • ¿Es en serio? ¿Tu David? ¿Tú que has presenciado como la quiero pidiéndome esto? Déjenme les aclaro algo a los dos. Mi pasado es eso, mi pasado y no afectará ni mi relación ni el sentimiento que tengo hacia Naty. De verdad gracias por su preocupación y por el cariño que le tienen a mi novia pero la realidad es que lo que siento por ella me recuerda cada día que no puedo ser capaz de herirla de ningún modo – mi papá me miro con mucho análisis en su mirar; para luego levantarse sonriente y abrazarme.

  • Entonces me harás plenamente feliz, ¡al fin sentaras cabeza!

Reímos.

  • Faltas tú David ¿para cuándo?

  • No, yo no me rindo tan fácil como Gaby – le respondió de modo juguetón a mi padre.

Terminamos decidiéndonos por permanecer en mi casa, bebimos un poco mientras conversábamos incansablemente.

Aunque estoy 1000% segura de la afirmación que le di a mi padre, mi mente mientras yo intentaba dormir comenzó a perturbar mi conciliación de sueño. Natalia es la niña más bella, tierna e inocente que he conocido; puede llegar a ser inmensamente vulnerable y yo solo quiero protegerla. Me sentiría inmersa en el infierno si llego a herirla. Distraje mi mente en otros pensamientos, en otros proyectos que espero realizar a su lado.


Un par de meses se han alejado y han hecho espacio entre las arenas del tiempo, arenas de las cuales todos formaremos parte alguna vez. Las vacaciones de agosto ya llegaron y para continuar viva la costumbre que tenemos David y yo, iremos a la playa; claro que este año Naty será mi compañía...

Nuestra relación se ha visto protegida por un manto de discreción y prudencia, por lo cual nos las hemos ingeniado para poder estar a solas. Solo vamos a restaurantes alejados, a lugares con poca luz, la casa de David o aun más sencillo, a mi casa. Nunca lo vi de este modo pero estar con ella en un sitio oscuro disfrutando tan solo del sonido de su voz resulta ser deliciosamente divertido. Cada segundo a su lado es una experiencia única y un momento inolvidable, sin comparación. Prefiero estar a solas con ella que rodeada de miles de mis conocidos.

Sé que Naty aunque jamás me lo haya mencionado, tenia ciertas dudas sobre mí, sobre si mi comportamiento cambiaria totalmente al estar con ella. Son las mismas dudas de David y mi padre, me enorgullece decir que he disipado cada una de esas dudas. Para mí no ha sido una dificultad dedicarme solamente a la mujer que adoro y quiero a mi lado, es para mí una dicha tenerla conmigo.

Llena de ansias y espera fueron pasando los días para mi novia y para mí, pues estar en la playa nos proporcionaría cierta libertad pública que no hemos podido experimentar.

Vamos a la playa en otra ciudad; a una que David y yo solemos visitar para estas fechas. Quiero que Naty se sienta cómoda y segura, quiero que vea que nuestra relación no tiene nada de malo y que no importa el “qué dirán”, solo importa esto que sentimos. Por supuesto que con esto no quiero forzarla a que le diga a sus padres ¡no!, eso no, eso lo hará ella cuando considere conveniente y necesario; por mi puedo esperar una eternidad.

No me interesa si estamos inmersas en el anonimato o a la claridad de la luz del día; solo me es relevante estar a su lado y tener su compañía.

¡Por fin!... el día llego…

Voy a buscar a Naty junto con David y Paulina, su novia.

Me detuve afuera de su casa y de inmediato salió. Suspire al verla; traía su bello cabello suelto dejando lucir ese perfecto tono rojizo que tenuemente trata de invadir su color castaño. Su rostro sin un rastro de maquillaje del modo en que me fascina, una franelilla sencilla y un jean… estaba bellísima, cada centímetro de su anatomía me encanta.

Sonriente subió al auto, beso mi mejilla con suavidad y yo muriendo por sentir sus labios…

Se giro al asiento de atrás para saludar a David y yo me apresure a presentarla con Paulina.

  • Naty te presento a Paulina, ella es una amiga y es la novia de David – me miro sorprendida – Paulina, ella es Natalia, mi novia.

Sonreí y asentí levemente al sentir los ojitos de Naty clavarse en mi; dándole a entender que todo estaba bien. Paulina a pesar de los años que tenia sin verla es una de las pocas niñas que puedo considerar mi amiga; es confiable y no nos traerá problema el que ella maneje la información de nuestra relación.

Naty se giro para saludarla. Ambas sonrientes se presentaron y dimos marcha al viaje.

Discutimos divertidamente un par de minutos pues Paulina y David se unieron para evitar que Naty y yo colocáramos Rock y nosotras nos unimos para impedirles oír su reggaetón… terminamos oyendo Pop en ingles; aunque la realidad es que la conversación basada en recuerdos universitarios nos distrajo por completo de la música.

Me hicieron apenar un par de veces trayendo a la luz divertidas anécdotas de mis años de universitaria, muchas de las cuales tenían que ver con Rosa Montenegro, pero a pesar de la cierta pena que me causaban por la presencia de mi novia, me gustaba ver a Naty con su mirada llena de algo de celos. Se veía hermosa, sus labios me llamaban desesperadamente para que los besara; cosa que lograba en los semáforos en rojo; cuando el auto estaba detenido y ella desprevenida le robaba tiernos y dulces besos que la hacían sonrojar. Su belleza y mi atracción hacia ella no tienen ni límites ni fronteras.

Después de varias paradas y muchas fotos en cada lugar turístico, llegamos al atardecer.

  • David, ¿qué te parece si bajas las maletas y solicitas las reservaciones mientras yo me estaciono bien? – le pedí a mi confiable amigo a la entrada del hotel. Guardo silencio, lo mire por el retrovisor – porque supongo que tú llamaste al Sr. Richard como te pedí e hiciste las reservaciones, ¿verdad?

Naty volteo a verlo como advirtiéndole que yo lo iba a asesinar si no había hecho la llamada.

  • ¿David?

Unió su mirada a la mía de manera muy reservada.

David: ¡Se me olvido! – Guarde silencio, manteniendo mi mirada fija en la suya - ¿Lo siento? – dijo en tono de pregunta. Naty, Paulina y yo nos reímos.

  • Yo sabía David – dije riéndome.

David: Bueno pero no es culpa mía, es culpa de ella – señalo a Paulina.

Paulina: ¿Mía? – Alzo su ceja con ironía – no me culpes de tus despistes – advirtió con cierta irritación.

David: ¡Sí!, tú me distrajiste y luego ya se me olvido hacer las reservaciones.

Paulina se disponía a protestarle pero David la silencio con un beso fugaz. Naty me miro luego de verlos a ellos. Tome su mano para llevarla a mis labios y darles un beso suave, el cual culmine con un guiño en mi ojo derecho.

  • Si niño pero las reservaciones te pedí que las hicieras hace un mes – le recordé en tono jocoso cuando terminaron su beso. Se encogió de hombros riéndose – ya ni modo.

Estacione bien y bajamos del auto. Al bajarme de inmediato fui a tomar la mano de Natalia.

  • Buenas tardes señorita – se acerco David a la recepción.

  • Buenas, ¿en qué puedo ayudarle?

  • ¿Aun tienen habitaciones disponibles?

  • Permítame revisar.

  • Claro.

Naty y yo estábamos a unos pasos de distancia de ellos. Tenía a Natalia abrazada por la cintura de atrás hacia delante.

  • ¿Naty?

  • ¿Mmm? – suspira.

  • ¿Te dije ya que estas muy hermosa?

  • No, no me lo has dicho – bese su cuello y la pegue más a mí.

  • ¡Pues muy mal hecho de mi parte! – Hice una pequeña pausa - ¡Estas preciosa Naty, definitivamente cada día estas más bella!

Se giro para besarme, recibí sus labios gustosa y dichosa de su cercanía. Culmino el beso pero no nos separamos, seguía abrazándola.

  • ¿Son cuantas habitaciones? – Escuche a la recepcionista, pose mi vista en David, él de inmediato busco mirarme. Y antes de que yo pudiera decir algo, Naty se volteo para responderle.

  • Dos – dijo con toda naturalidad – una para nosotras y una para ustedes – Sonreí con cierto aire de timidez.

  • ¡Claro! – David sin necesidad de aclarar mas nada volvió a mirar a la recepcionista para terminar de pedir las habitaciones.

Naty se queda muy seguido en mi casa y me fascina dormir a su lado, abrazándola, protegiendo sus sueños; aunque eso represente una gran tentación para mí. Sentir su aroma impregnar mi olfato, mis brazos alrededor de su cuerpo, el calor de su piel, la vista de sus labios a pocos centímetros de los míos, estas inmensas ganas de besarla con ternura y todo mi afecto, que me dominan a cada segundo de mi día e inundan dulcemente mis sueños por las noches. Solo quiero estar a su lado. Mostrarle todo lo que siento; sentirla así de cerca a mí, sentirla conmigo me hace feliz y llena mi alma de un alimento que solo ella es capaz de otorgarme.

La mantuve abrazada diciéndole pequeñas frases inspiradas por el momento, en suaves susurros a su oído hasta que ya nos asignaron las habitaciones y fuimos a instalarnos.

Descansamos un poco antes de prepararnos para ir a cenar y luego a un club.

Estaba agarrándole gusto al baile, mejor dicho estaba agarrándole gusto a bailar con mi novia. Me gusta hacer de todo a su lado ¿Qué puedo decir?; ¡me tiene encantada!

Regresamos exhaustos por la madrugada, la pasamos genial.

Camino a la habitación, Naty subía abrazada a mí apoyando buena parte de su peso en el mío, debido al cansancio. Entramos a la habitación riéndonos de David y Paulina, quienes estaban algo ebrios.

  • ¡Estoy cansada Gaby! – me confesó con su voz inundada en esa ternura que me hipnotiza.

  • Lo sé Naty, se te nota, ¡ve a la cama!

  • ¿No me acompañas? – me miro fijamente mientras sus labios hacían un leve puchero, sonreí.

  • Claro que si – la bese fugazmente – pero voy a beber algo primero, ¿quieres que te lleve algo? – le pregunte alejándome en busca de un jugo.

No me respondió con su voz, pero si con un gesto aun más bello y sumamente tierno; negó con un movimiento de su cabeza, renovando el puchero en sus labios.

  • ¡Yo solo te quiero a ti! – sonreí, llena de esa incomparable felicidad que me da. Y con rapidez me acerque en busca de sus labios, en busca de unirlos con los míos con suavidad y delicadeza. Solo nuestros labios percibiendo la bondad del otro, jugando a sentir esa ternura suya que me vuelve cada día aun más loca de amor por ella.

  • ¡Te espero! – sonreí y ella se alejo de mi a paso lento mientras yo me quedaba como boba observándola.

Observe por la ventana hacia el mar, eso es lo que más me gusta de este hotel, ¡la vista!; bebí con prontitud mi jugo de naranja y partí a unirme con la niña que mas adoro en el mundo.

Iba apresurada y al entrar la vista me detuvo en seco, una sensación de calidez recorrió mi cuerpo con libertad y velocidad, acelerando mis hormonas en un segundo. Naty estaba acostada sobre la cama, observando la tv con tan solo un mínimo, mínimo short cubriendo su intimidad y una franelilla en la parte de arriba cubriendo parcialmente la perfección de su pecho y abdomen. Respire profundo.

  • ¡Ven Gaby! – sonríe ofreciéndome amablemente un lugar a su lado. Me acerque un par de pasos con lentitud, sin poder despejar mi vista de su bello cuerpo.

  • ¡Ah voy a cambiarme! – me excuse y fui al baño, me coloque un short hasta las rodillas y una franelilla.

Empape mi rostro con un poco de agua. Naty suele quedarse conmigo con frecuencia, pero esta es la primera vez que observo su cuerpo tan descubierto, ¡Que bella es!, ¡Es hermosa! Coloque otro poco de agua en mi rostro y salí fingiendo normalidad.

Regrese y ya había apagado la tv, tome mi lugar a su lado en la cama y apague la lámpara dejando así la habitación a oscuras.

Me acerque a besar sus labios pacíficamente.

  • ¡Buenas noches Naty!

No recibí respuesta de su voz pero si de sus labios. Se acerco a besarme, comenzando a hacerlo con suavidad y luego a medida que apegaba más a mí su cuerpo, gradualmente iba aumentando la intensidad y la pasión del beso. Mi mano se fijo con algo de fuerza en su cintura, mientras de mis labios y sin permiso se escapaba un tenue suspiro, sintiendo los últimos segundos del beso.

  • ¡Buenas noches Gaby! – termino de unirse a mí, la abrace; y en poco tiempo se quedo dormida.

Se me hacía imposible dormir, mi corazón continuaba totalmente desbocado. Reproducía una y otra vez ese beso en mi mente, siendo consciente de que no tengo ni una mínima oportunidad de poder contener las bellas sensaciones que produce en mí.

La mañana siguiente desperté de un excelente humor con Naty a mi lado y mis brazos a su alrededor. Mire un reloj en la pared, 12:47. Trate de levantarme y Naty me detuvo abrazándome.

Luego de un rato mas acurrucadas en la cama y luego de una ducha, nos encontramos con David y Paulina en el restaurante del hotel para “desayunar”.

Más tarde y sin ningún plan sobre lo que íbamos a hacer, la opción más obvia era ir a disfrutar de la playa.

No fue para mí una sorpresa ver cómo le era de favorable el traje de baño a Natalia, pero aun así quede deslumbrada ante su presencia. La parte de arriba de su cuerpo estaba cubierta por una prenda de color rosado, y la parte de abajo un bikini rosado también, cubierto por un pequeño pareo. No me sentía capaz de apartar mi vista de ella, de separar mis labios de los suyos, de no sentir celos cuando cada baboso en el sitio la miraba y tampoco me sentía capaz de evitar sentir orgullo al saberla mía, al saberla mi novia.

Acomodamos un par de mantas en el suelo.

Ver a David y a Paulina juntos de nuevo me trae demasiados recuerdos a la mente. Siempre que teníamos vacaciones de la uni solíamos agarrar carretera para venir a la playa. A pesar de lo que odio la luz solar y de lo que irrita mis ojos, me encanta la sensación de arena cálida en mis pies, la vista del mar. Prefiero la montaña pero siempre me rindo ante la playa y vengo acá.

Tenía a Naty sentada en el medio de mis piernas con mis manos ajustadas a su cintura. Paulina tenia a David del mismo modo, solo que ella en vez de tomar su cintura le daba suaves masajes en los hombros.

Imágenes llegaron a mi mente, imágenes en las cuales ellos se encontraban sentados del mismo modo y yo me hallaba a lo lejos, conquistando a alguna niña que sería mi compañía esa noche o tal vez la semana que estuviésemos aquí.

  • ¿Quieres ir a caminar? – le susurre a Naty antes de besar su cuello. Asintió.

Nos levantamos, y comenzamos a caminar tomadas de la mano.

Natalia.

¡Ese ha sido el beso más intenso que me han dado! ¡Definitivamente el más divino!

Al igual que cada uno de sus besos me hizo desear aun más, esta sensación de pasión que despierta ella en mi no la había experimentado jamás. Es algo completamente desconocido para mí el modo en el que mi sangre ansiosa recorre mi cuerpo con velocidad cada vez que la tengo cerca, me acelera el corazón cuando deja caer su respiración sobre mi cuello, cuando siento sus brazos a mi alrededor toda la noche, cuando sus besos me dejan sin aliento. ¡La Amo!

En mis sueños la veo cada noche, protegiéndome de tener pesadillas; sintiendo la dulzura de sus besos, la pasión escondida en su mirada, la suavidad de su tacto en mi piel, el sueño intenso de tenerla siempre conmigo. Solo puedo pensarla, como quisiera besarla y estar en sus brazos por el resto de la eternidad.

Suspire pensando de nuevo en la delicia de ese beso que me ha dejado rendida ante su seducción, perdida en el sentimiento de mi corazón.

Iniciamos una relajante caminata por la playa.

Admiro nuestras manos entrelazadas, mientras un silencio cómplice nos une sin palabras. Un silencio que el típico sonido de la playa y las personas en ella, trataban de opacar sin éxito.

Me estoy acostumbrando a esto de poder besarla, de poder sentirla y disfrutar nuestro amor en cualquier lugar. Me estoy sintiendo presa del gustito que da poder exhibirme como suya y exhibirla como mía. Esta comodidad de no cohibirme me deja un dulce sabor de boca.

Se bien que no será fácil pero algún día debo hacerlo y pienso que es el momento de irlo entendiendo. Ya va siendo hora de que vaya planeando un modo de confesarme ante mi familia, un modo de anunciar nuestro noviazgo y mantener esta refrescante libertad.

Katy ya sabe que Gaby y yo estamos juntas. Mi madre sospecha, mejor dicho ya me ha interrogado sobre quien es mi novio, con quien paso las noches y eso. No se cree muy bien el cuento de que estoy con una amiga; lo cual es verdad estoy con mi más grande amiga, con Gaby y se lo he dicho pero no me cree, está empeñada en que ando con un novio. Trato de imaginar su reacción al saber que no es novio sino novia, pero no logro adivinar con claridad que pasara. Mariana no será problema o al menos eso creo. Pero mi padre, él es una historia completamente diferente, es homofóbico y estoy segura de que no lo tomara muy bien, a él pienso decírselo de ultimo, cuando ya no tenga más opción. Por ahora primero mi madre y mi hermana mayor en cuanto regrese de viaje.

Gaby y yo no hemos hablado nada sobre mi “salida del closet”, y es mejor así, se que no me presionara pero yo quiero darle todo y eso incluye libertad; así que por mi lado estoy tratando de dejar mi cobardía y ver el modo de enfrentar a la sociedad.

Recosté mi cabeza a su hombro mirando aun nuestras manos. Acerco mi mano a sus labios para darle un pequeño beso, como es su costumbre hacerlo. Me detuve, la mire a los ojos y junte nuestros labios.

Me aleje al culminar, aparte esos lentes que obstruían mi vista para fascinarme con la imagen de sus ojitos aun cerrados después del beso. Abrió los ojos con un poco de irritación en ellos por su manía contra el sol, pero su mirada estaba llena de amor, ese amor que me descontrola totalmente. Me tomo de la cintura con firmeza, acercándome a ella; tomando en su mano mi mejilla, grabando un bello y tierno beso en mis labios de nuevo.

Termino el beso y seguí abrazada a ella, refugiando mi rostro en mi lugar favorito en todo el mundo, entre su cuello y su hombro.

Pasaron unos minutos y solo lograba concentrarme en sentir todo su amor y afecto abrazarme cálidamente.

Me aleje…

  • ¿Me das los lentes, o quieres que me derrita? – reímos.

  • Ten – se los ofrecí, se los coloco y me acerque a besarla; jamás me cansare de hacerlo.

Continuamos la caminata y mi mirada se fijo en el mar, trayendo así esa imagen a mi mente, un montón de recuerdos de mi infancia. Gaby de inmediato noto mi gesto nostálgico.

  • ¿Naty? – me llamo con tono bajo, apretando mi mano sutilmente.

  • Dime – le sonreí.

  • ¿Estás bien?

  • ¡Solo recordaba!

Asintió. Seguimos a paso lento y en silencio.

  • ¡Espera! – me pidió sacándome de mis no muy bien organizadas ideas. Me detuve y la vi alejarse un par de pasos luego de dejar un beso fugaz en mis labios.

Se agacho y tomo entre sus manos una botella algo partida y vacía de cerveza que se escondía entre la arena. Se acerco a mí de nuevo, aun teniendo la botella entre sus manos.

  • ¡Irresponsables! – exclamo encogiéndose de hombros. Sonreí.

La tome de nuevo de la mano y nos acercamos a un pequeño kiosco. De inmediato aprovecho a depositar la botella en su respectivo lugar.

  • ¿Quieres algo Naty?

  • Ehmmm – mire dudosa y no me decidía por nada.

  • Deme dos jugos naturales de fresa, sin azúcar por favor – me miro sonriente. Asentí resignada.

  • ¡Es bueno para la salud, además de delicioso! – afirmo acercándose, dándome mi jugo.

Nos alejamos más y comenzaron las historias.

Le conté un poco sobre mis idas a la playa. Cuando era niña siempre mi familia y yo, veníamos a la playa a pasar algunos días. La última vez que fuimos fue como quien dice para darle la despedida a mi hermana, quien partía a Europa en una semana pero término adelantando su viaje, partió el día siguiente que regresamos del viaje. Jamás entendí la razón, solo se fue ni se despidió de mi o de Katy. Partió temprano en la mañana y solo les dijo adiós a mis padres. Mi prima Victoria en cuanto lo supo se fue con ella. Fue muy misteriosa la situación pero cuando hablamos por teléfono me dijo que eran las ansias de conocer el mundo lo que la hizo partir así, de repente y yo me decidí por creerle.

Le pregunte de sus viajes a la playa con David y como lo creí; siempre fueron netamente diversión; jamás hubo una niña especial con la cual ella compartiese acá. Y viéndolo desde ese punto de vista se siente bien ser la primera en su vida, al igual que ella lo es en la mía.

De regreso caí ante la tentación de beber otro jugo, ¡tenía razón estaban deliciosos!

De vuelta al punto que nos sirvió de inicio, no nos encontramos con los chicos. Las mantas sobre las cuales David y Paulina se suponían estarían, estaban vacías. Nuestra mirada viajo un poco más adelante. Había instalada una malla de voleibol.

  • Chicas – nos llamo David desde allá - ¡vengan a jugar!

Gaby me miro y yo asentí con una sonrisa. Nos acercamos; entre presentaciones y bromas se dio inicio a un juego que mas que distraerme afianzo en mí la noción de la agilidad que posee Gabriela. Es una excelente atleta.

Yo participe y colabore con algunas jugadas que finalizaban en un remate incontenible de Gaby. Mi equipo (David, Paulina, Gaby y dos chicos mas), estaban súper felices luego de haber ganado tres juegos de manera consecutiva, mientras que el otro equipo estaba todo enojado gracias a la derrota.

Al final del último juego Gaby se acerco para abrazarme y preguntar si quería irme ya, a lo cual me negué. Estaba pasándola muy bien.

Luego de unos diez minutos de descanso, se iba a dar inicio al juego de nuevo.

  • Naty ya vuelvo ¿sí? Voy a beber algo y regreso.

  • Ok Gaby. ¿Vienes pronto? Ya vamos a iniciar el juego.

  • Si – Sonríe – claro, quiero seguir con la racha ganadora – guiño su ojo, derritiéndome de nuevo con su sensual gesto – ¿quieres que te traiga algo?

  • Agua por favor.

  • Ok – con un tierno y fugaz beso se despidió.

  • Ya vuelvo chicos  - se dirigió a los demás.

  • Ok Gaby.

Me tomo un par de minutos notar que Paulina no estaba jugando. Ni me di cuenta del momento en que se fue.

  • ¿David? – lo llame haciendo una pequeña pausa en el juego.

  • Dime Naty.

  • ¿Paulina? – David miro a su alrededor. ¡Excelente novio él!, ni siquiera se había percatado de la partida de su novia.

  • Ni idea.

  • Bueno, bueno a jugar – gritaron los chicos.

Jugué un par de puntos más, distraída pensando en el paradero de Paulina.  Mi mente veía extraño que las dos se fuesen casi al mismo tiempo.

Perdí completamente la concentración del juego así que decidí partir al hotel, no para seguir a Gaby sino para despejar de mi mente estas ideas con alguna bebida…

<>

  • ¿Naty? ¡Espera! – Me llamo David al notar que me alejaba - ¿A dónde vas?

  • Solo voy por una soda, tengo sed – le sonreí, me miro tratando de hallar algo detrás d mi sonrisa pero termino por sonreírme tranquilo y partí.

Con paso lento de vuelta al hotel, sentía el sol disminuir su intensidad al ritmo de mi paso; a todas estas ya estaba atardeciendo.

Caminaba lento tal vez por miedo, tal vez porque la torpeza de mi imaginación estaba llenando mis sentidos de temor, del temor de encontrarme a Gaby con ella. Suspire sintiendo una pequeña muestra del dolor que pudiese llegar a vivir en dado caso.

Alce mi mirada al cruzar el portal del restaurante del hotel y la vi, la vi abrazando a Paulina. Helada me quede viendo las caricias que proporcionaban sus brazos sobre el cuerpo de ella. Di un paso para acercarme pero me detuve. 10 segundos tarde en tomar la decisión de irme.

De regreso a la playa quería evitar con todas mis fuerzas pensar mal << ¡Solo la abrazaba!, no hacia mas ¡Hay miles de explicaciones para eso! Debo ser consciente y pensar en lo mejor, no en lo peor>>

Me aleje del hotel, del sitio donde estaban los muchachos y donde yo suponía David aun se encontraba.

Quería pensar y a la vez dejar de hacerlo.

Una hora y media transcurrió, tal vez más. Cuando siento sus brazos ajustarse a mi cintura.

  • ¡Naty! – exclamo en un susurro suave directo a mi oído.

  • Hola – respondí con una sequedad que no quería usar.

  • Te estuve buscando por todos lados – beso suavemente mi cuello.

  • ¡Seguro no buscaste bien! – Eso salió de mis labios sin que yo tuviese tiempo de pensarlo siquiera.

Lentamente desajusto sus brazos de mi cintura. Se coloco al frente de mí y ya sin sus anteojos negros (pues ya había anochecido), unimos nuestras miradas con intensidad. Su mirada me preguntaba que me sucedía y la mía sin yo desearlo le decía que me encontraba enojada, celosa sin yo poder controlarlo.

Me ofreció una botella de agua, la tome pero no bebí de ella. Aleje mi mirada y la pose sobre el mar.

Llevo sus manos a mi cadera y del modo en que me encanta me atrajo hacia ella, beso mi mejilla y el borde de mi quijada. Yo permanecí estática con mis brazos cruzados a la altura de mi pecho.

A un milímetro de besar mis labios, unimos miradas de nuevo.

  • ¿Qué tienes?

  • Nada

  • No me mientas – soltó sus manos de mi cadera y se alejo un poco; con su mirada aun fija sobre la mía – Naty ¿por qué estas enojada?

  • ¿Dónde estabas? – mi mirar poseía cierta frialdad que inconteniblemente se hacía presente en mis palabras.

  • ¡Buscándote!

Dos minutos en silencio, tratando por todos los medios de contener el reclamo que estaba a un paso de huir de mis labios.

Ella trataba de adivinar que sucedía <>

  • ¿Por qué no me dices que estabas con Paulina en el restaurante? ¡Abrazándola!

Me miro sorprendida. No se imagino que yo la había visto, bueno pero a la final no vi nada. No quiero hacer esta tontería, no quiero discutir con ella, quiero besarla.

Pero es solo que se trata de Gaby, es decir cualquier mujer que se acerca a saludarla es muy posiblemente una “amiguita” de su pasado ¿Cómo me saco esas ideas de la mente? ¿Cómo? ¡Si ella misma con sus historias me lo ha confirmado!