Causalidad (7)

Desde Anyelica que no estoy con una mujer, estoy guardándole respeto a una relación que no tengo. A un amor que es solo mío y jamás será correspondido.

Hola, espero se encuentren geniales. Por acá estoy de nuevo buscando encantarlas (os) con mis palabras, buscando deleitar sus ojos, buscando jamás decepcionarlas (os) XD. Sé que me tarde y lo lamento pero estos días no han sido para nada normales :(.

Antes de dejarlos comenzar la lectura de la séptima parte de “Causalidad”, quisiera robarme un poco del tiempo para agradecera unas personas que son fundamentales en mi vida y me quedo corta al decirlo de ese modo. Son las bases de mi vida, son las personas que hicieron posible mi existencia, y que gracias a su influencia en mi hoy día soy quien soy.

A mi madre hermosa, lamento mis errores y me disculpo por ellos pero principalmente quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerte tu infinita compresión, amor, compañía y protección… Te Amo.

A mi padre. Lamento mucho tu ausencia, tu partida ha sido un punto de cambio en mi vida, un llamado de atención. Donde quiera que estés quiero dedicarte esto, darte un pequeño regalo que nunca sabré si recibiste. Quisiera hacerte saber que jamás te olvidare y los recuerdos tuyos en mi mente se llenan de ternura y dicho cariño no permite que los nuble la tristeza pues se que siempre estarás conmigo, mis hermanas y mi hermano, siendo un ángel que nos protege. Descansa en paz padre. Que Dios te tenga en su gloria.

Perdón por robarles el tiempo, gracias.

Sin más, los dejo leer. Esperando ansiosa lo disfruten y me regalen sus comentarios. Besos y mil gracias por todo.

Causalidad (7)

Natalia.

Tantas veces he comenzado a decir las palabras que espero me lleven al meollo del asunto, a al fin decirle que me gusta, que me encanta y que no le tengo miedo a lo que siento, ni a lo que implica siempre y cuando ella me corresponda

Mis tácticas de seducción se reducen a acercarme más a ella, hasta allí llego. No sé que mas hacer. La sensualidad no está dentro de mis programas cerebrales. No soy como ella, que tan solo su mirada seduce, con tan solo su presencia imponente rompe corazones y no entiendo como lo hace; resulta tan natural en ella, cada gesto, cada expresión. Tan solo su esencia incita a besarla.

Ahora que no le tengo temor a lo que siento he podido verla bien, admirarla en el máximo esplendor de su belleza. Hipnotizarme en sus labios, perderme en ellos. Teniendo miles de impulsos de besarla pero sin lograr arriesgarme con ninguno; me aterra que me rechace, por que el hecho de que sea gay no quiere decir que le gustan todas las mujeres, es decir no sé si le gusto; además nuestra relación es de amistad, siempre lo ha sido; no quiero arruinarla, no quiero ahuyentarla de mi pero quiero que sepa que me he enamorado, que ella me ha enamorado.

Hoy quedamos en vernos en nuestro bar.

Las canciones sonaban una tras otra; nuestra conversación avanzaba y mi lengua con cada trago de cerveza se soltaba un poco más, pero aun no lo suficiente como para declararle mi verdad.

Gaby se levanto en busca de otro par de cervezas. La seguí con mi mirada hasta que una silueta masculina que se detuvo frente a mi me lo impidió.

El chico, que al mirarlo bien era de mi edad, guapo – no digo que no lo era – me ofreció un trago, el cual rechace con una sonrisa y amabilidad.

Volvió a insistir pero yo intentando imitar un poco esa seguridad que Gaby expresa con tanta facilidad, lo rechace de nuevo y opto por partir.

Cuando al fin se retiro pude buscar a Gaby con mi mirar, la encontré al lado de la barra, con las cervezas frías a su lado y una rubia bastante llamativa hablándole con una distancia muy poca – casi nula – entre ellas. Sentí una sensación de calor recorrer mi cuerpo, seguí presenciando el atrevido coqueteo.

Gaby le sonreía, y pronto el cuerpo de esa mujer y las que imagino fueron palabras muy tentadoras la seducían, se notaba a leguas pues ella misma iba reduciendo la poca distancia que las separaba.

Trate de alejar mi mirada de ellas pero ¿cómo hacerlo? ; ¿Cómo fingir que no me interesa la mujer de la cual estoy enamorada?

Gaby ante una de las palabras de la mujer opto por sonreír en algo que pudiera clasificarse como una mini-carcajada; pronuncio un par de palabras y coloco su mano en la cintura de la rubia, dejando sus cuerpos plenamente unidos, volvió a decir algo a lo cual la rubia respondió asintiendo y manteniendo su mirada fija en los ojos de Gaby.

Gabriela fue la que tomo la iniciativa de rozar sus labios con los de esa mujer, que no había visto antes en mi vida, una mujer que seguramente ya había estado en el pasado con Gaby y ha venido en busca de más.

Quise gritarle que no la besara, que no me partiera el corazón de ese modo, que no tiene porque pasar más noches en camas ajenas, con cuerpos de mujeres que no serian trascendentales en su vida, que me permitiera amarla, que estoy aquí para ella pero no lo hice a cambio y en respuesta a todo el dolor que estaba sintiendo mis ojos se humedecieron con rapidez.

Me sentí caer de un precipicio al entender que así es la vida, así es esto y más con una mujer tan buscada como Gaby. ¡No hable a tiempo y ahora es otra quien disfruta de sus labios, de sus besos, de ella!

  • ¡Tonta Natalia! ¡Qué tonta eres!

Separaron sus labios y Gaby volteo para ver hacia mi dirección. Al chocarse nuestras miradas, me levante y salí casi corriendo – no puedo permitir que me vea así -.

Me sentía derrotada, ¡derrotada sin haber luchado a causa de mi timidez, a causa de esta cobardía!

En poco tiempo llegue al estacionamiento, ya cerca de mi auto detuve mi prisa para empezar a caminar con la desolación dominando mis pasos. Saque mis llaves de la cartera y a un par de metros de mi vía de escape escucho su voz.

  • ¡Naty! – La ignore - ¡Naty! – Repitió en un tono de voz más alto; seguí tratando de ignorarla - ¡Natalia! – me detuve permitiendo que mis lagrimas escaparan de mi. Bajando mis brazos con resignación, sintiendo la pena y el dolor que me embargaban.

Me tomo ligeramente del codo para girarme y así obligarme a verla.

Escondí mi mirada sin poder contener mi llanto.

  • ¡Naty! ¿Por qué lloras? – me tomo de ambos brazos para llevarme a ella y así abrazarme, lo impedí alejándome sin pronunciar una sola palabra.

  • ¿Qué paso? – continúe en silencio sintiendo irá y dolor por no poder contener mis lagrimas, por mi amor hacia ella - ¡Por favor,  háblame! ¿Qué sucede? – intento tocarme y volví a alejarme.

  • ¿Quieres saber qué sucede? – dije alto casi reclamándole, secando mis lagrimas con mis manos expresándose en movimientos un poco bruscos. Me miro confundida, con su rostro lleno de empatía y preocupación.

Gabriela.

Quisiera poder decir que callarme este sentimiento y retener este impulso vivo y constante de besarla ha sido fácil pero no, esto es lo más difícil que alguna vez haya tenido que hacer. ¡La mayor prueba de autocontrol que he debido aprobar!

La tengo a todo mi frente, estando en el bar pero desearía estar en un ambiente más romántico (yo hablando de romanticismo… buue… pero es que ella merece, que la traten con cariño, con amor, que la llenen de detalles… solo quiero lo mejor para ella), me gustaría un sitio más tranquilo donde pueda detallarla, admirarla, quererla en silencio.

La plática se alarga al igual que todas nuestras conversaciones. Se acaban los tragos así que me levanto en busca de más.

Mientras Carly busca mis cervezas me giro para chequear a Naty con mi mirada, un chico le hablaba. Quise acercarme allá para alejarlo de ella pero ¿Cuál sería mi razón para hacerlo? ¿Celos? < ¡Por favor Gabriela compórtate, además mírala le sonríe con amabilidad! >. Me giro de nuevo para quedar sobre la barra, volví a mirar y el tipo seguía hablándole.

Carly me dijo que ya estaban las cervezas, le agradecí pero no hice ni un movimiento para regresar. No puedo ver como tratan de conquistarla, no, eso no lo resistiría y caería en la tentación de ceder ante estos celos que desconozco pero que por su intensidad son capaces de dominarme, no importa que tan fuerte sea mi auto control ¡No podre aguantar!

  • ¿Ahora si me prestaras atención?

  • ¡Susana!, ¡hola! – la rubia despampanante de inmediato atrajo mi mirada hacia ella, estaba hermosísima.

  • Hola Gaby – me mira profundamente, creí que jamás la volvería a ver – tenemos una conversación  pendiente – anuncio dejando su cuerpo casi rozando el mío, percibí el aroma de su perfume, mi anatomía se impregno con su calor corporal. Mi temperatura inclemente comenzaba a subir gracias a su mirada coqueta y a sus labios traviesos.

  • ¿Ah sí? – pregunte enarcando una ceja y dejando mi mirada invadir la suya llena de fogosidad.

  • ¡Sí!, espero lo recuerdes… - reí.

  • ¿Cómo olvidarlo? – Coloque mi mano en su cintura, electrizándome por el contacto.

Mi corazón comenzó a gritarme, a suplicarme que no continuara con mis planes, que no cayera ante su coqueteo porque no deseaba estar con mas nadie que no fuese mi Natalia. Pero la imagen de ese tipo hablándole me hizo recordar y caer drásticamente en la realidad de su heterosexualidad, de mi respeto hacia ella, de que no tengo ni la más mínima oportunidad.

  • ¿Te gustaría continuar y resolver nuestros pendientes? – le propuse con tono juguetón en mi voz y juntando aun mas nuestros cuerpos.

Sabía a lo que estos juegos me llevarían, sabía bien que me llevarían a probar  su cuerpo, a sentir el sabor de su piel, a fundirme junto a ella en una noche de pasión, en una noche más en cualquier cama. Una noche de descubrimiento y deseo. Ciertamente deseo estar con Susana ¡la deseo!, es una mujer increíblemente bella pero no es Natalia y yo quiero a Natalia. Pero ella es heterosexual, mis deseos son nulos y prohibidos; aunque quiera a Naty del modo tan lindo en que la quiero no puedo seguir sintiendo esto.

Debo distraer a mi corazón, confundirlo, hacer que deje de sentir esto por ella.

Desde Anyelica que no estoy con una mujer, estoy guardándole respeto a una relación que no tengo. A un amor que es solo mío y jamás será correspondido.

Esta tontería se acaba, esto termina hoy, Susana me hará olvidarla y si no lo logra ella, será otra. ¡La olvidare con otra!

Y sin más junte mis labios con su piel fogosa. Susana no perdió tiempo y de inmediato intensifico el beso llenándolo de pasión, ajustando sus brazos alrededor de mi cuello, apegando su cuerpo al mío a más no poder. No puedo ni clasificar el calentón que me dio.

Mi mente y toda yo, estaba dividida por un lado disfrute el beso queriendo hacerla mía de inmediato pero por otro lado me sentía culpable de querer a Natalia y estar besando otros labios, de desear una oportunidad con ella pero a la vez tener intenciones de llevarme a otra a la cama. Batallaba por el control de mí ser.

¿Cómo diablos se puede estar excitada y al mismo tiempo sentirse mal por estarlo?

El beso culmino dejándome en medio de una sensación de calor y frio. Mi primer impulso fue dirigir mi mirada hacia Naty, para ver como estaba. Además, tal vez mi mirada pudiera pedirle disculpas por lo que yo acababa de hacer.

Mi mirada hallo la suya, no importo la distancia, pude percibir sus ojos humedecidos. Tan solo unos segundos nuestras miradas hicieron contacto pues ella se levanto y salió a toda prisa.

Todas las sensaciones que mi cuerpo experimentaba se esfumaron y apareció una más intensa, más importante que cualquier otra, mi preocupación por Naty.

Intente alejarme pero Susana me atajo del brazo.

  • ¿A dónde vas? – pregunto con cierto tono dominante.

  • Debo hacer algo – me solté de sus manos y di un paso.

  • ¿En serio me dejaras así? – voltee a mirarla, su atuendo le quedaba perfecto, más provocativa no podía estar, la observe de arriba a abajo en un segundo, permitiéndole a mi vista deleitarse con su belleza por última vez, se bien que luego de esté desplante ya no habrá vuelta atrás.

  • ¡Sí!, debo irme ¡lo siento! – partí segura de mi decisión, Natalia esta primero que cualquiera.

Corrí un poco para poder alcanzarla en el estacionamiento.


Trato de acercarme y me aleja, no me dice que sucede, su actitud me aterra. Me siento impotente cada lagrima suya me duele más que nada en la vida.

  • ¿Quieres saber que sucede? – me dice indiscutiblemente irritada, su voz se nota llena de rabia y frustración, su mirada está llena de pena.

Nunca creí que la imagen de ver a alguien llorar me dolería a este punto.

  • ¡Por favor Natalia! ¡Dime! ¿Por quién lloras?

  • ¡Por ti!, lloro por ti - ¿Por mí?

  • ¿Qué? – balbucee a medias tratando de comprender la situación. ¿Cómo que por mí?

  • Ni la más mínima idea tienes ¿cierto?

  • ¡No entiendo que pasa! – intente acercarme y  de nuevo se alejo. Su llanto creció junto con mi desesperación - ¡Natalia! – suplique extendiendo mis brazos e intentando dar un paso hacia ella pero mi cuerpo no se movía.

  • Estas allí con ella y yo… - comenzó a decir tratando de reducir un poco sus lágrimas – esto no es tu culpa – termino diciendo resignada y girándose, dio un par de pasos lejos de mí, sin pensarlo me moví hasta quedar a su frente de nuevo.

  • Naty sin rodeos por favor ¡explícame!

Me miro a los ojos con absoluta intensidad.

  • ¡Es culpa mía por enamorarme de ti! – No podía creer lo que había escuchado, me quede en silencio, helada, pensando miles de cosas y sin poder articular u organizar alguna.

Nos observamos un par de segundos y luego ella simplemente se arrojo a mi ocultando su rostro en mi cuello; humedeciéndolo con sus lagrimas, que rebeldes no cesaban.

Continuaba analizando el significado de sus palabras... la tome con ambas manos de sus brazos y la aleje un poco de mi para poder ver su rostro, la admire un segundo y no tenia que pensar, allí estaba la niña que más he querido confesándome que está enamorada de mi, y ella es lo único por lo cual tengo tantas ganas de luchar, es la única mujer que deseo se mantenga siempre a mi lado, presente en mi vida para yo cuidarla y protegerla, para amarla.

Ella corresponde a mis sentimientos y es hora de hacerle saber que es la dueña de mis pensamientos y mi corazón.

¿Para qué hablar? ¡Cuando puedo abrazarla!, ¿Para qué explicarle lo que mi corazón siente con palabras? ¡Sí puedo hacerlo besándola!, dejando que mis labios sean más sinceros y certeros que todas las palabras que existen en el diccionario.

Acerque mis labios a los suyos, sintiendo por primera vez el sabor de su piel, sintiendo el roce más perfecto y profundo que puedo ser capaz de sentir.

Aprecié algo de resistencia en su cuerpo tenso pero pronto comenzó a relajarse, nuestros labios se perdieron en la búsqueda del control, y encontraron más de la ternura que alguna vez fui consciente podía llegar a vivir.

La abrace por su espalda y ella ajusto sus brazos alrededor de mi cuello.

Solo deseaba que el momento nunca tuviese fin, que mis labios permanecieran cubriendo los suyos y que nuestros cuerpos jamás se alejaran. Pero el momento llego y ese celestial beso culmino, me separe un poco para dejar mi nariz rozando suavemente la suya.

  • Por favor Natalia – susurre con mis ojos cerrados – ¡júrame que esto no es falso, que es cierto que me quieres como yo a ti!

  • ¡Abre los ojos Gaby! – pidió, así lo hice. Me encontré con su mirar lleno de dulzura – ¡mírame Gaby! ¡Aquí estoy, para ti y por ti! ¡Me enamore de ti! ¡Y solo quiero estar a tu lado!

Acaricio mi mejilla en el gesto más tierno que me han dedicado para luego unir nuestros labios en un beso suave, delicado, sublime. La apegue hacia mí con fuerza, dándome cuenta una vez más de cuánto la necesito, de cuánto la quiero y de que no permitiré que nada la aleje de mi…

Ese beso fue seguido por otro, y otro, y otro, y para mejorar la situación cada uno se volvía más bello, divino y celestial que el anterior.

Aun abrazándola me separo de ella para verla de nuevo y asegurarme de que este no es solo el más bello sueño sino que es la realidad, que es mi vida y que tengo la dicha de su compañía y sus besos.

  • ¡Así que acá fue que te metiste! – oigo la voz molesta de Susana y me giro en el acto para verla acercarse a nosotras. Me hago al frente de Naty aun sosteniendo su mano con la mía. Me la aprieta un poco, la miro con cariño.

  • Solo será un segundo – le susurro a Naty. - ¿me buscabas? – le digo a la rubia con alta seriedad.

  • ¡Claro hermosura! ¿Acaso se te olvida que tú y yo tenemos algo pendiente? – la mire con ímpetu tratando de evitar que dijera eso. Naty soltó mi mano y cuando la vi, estaba viendo hacia el otro lado con su rostro rojo de la molestia que ese comentario tan inoportuno había provocado en ella.

  • ¡No, te equivocas; tú y yo no tenemos nada pendiente! Y si me disculpas debo retirarme – tome la mano de Natalia e intente irme pero su voz me detiene de nuevo.

  • Pues no te disculpo, luego de que me seduces – la miro fijamente - ¿me piensas dejar así? ¡Con las ganas! ¡Pues no! Tú no te vas

  • Tú no eres quien para impedírmelo – ya estaba llena de rabia por su intromisión en un momento tan especial. – me voy.

  • ¿Es por esa que me dejas varada? ¿Por esa niñita que está allí? – dijo con desprecio, me enfurecí.

  • Ni se te ocurra volver a dirigirte a ella en ese tono ¿ok? – le advertí con voz alta, estaba completamente enojada. No voy a permitir que ninguna loca llegue a faltarle el respeto a Naty.

  • Ja, ¡por esta niña! Vamos Gaby ella no te puede dar lo que yo – se acerco un poco mas y pude sentir su aliento lleno de licor.

  • Déjanos en paz que ya nos vamos – me contuvo del brazo cuando empezaba a caminar. Naty dio dos pasos lejos de nosotras y se detuvo al ver que yo no la seguía. Se me quedo mirando expectante.

  • ¡Por favor Gaby! – Dijo petulante, soltándome – o sea, mírame ¿me cambiaras por ella? – Pregunto usando una absoluta y detestable arrogancia; haciendo un gesto con sus manos como si presentara su cuerpo ante mí, simulando así ofrecérmelo cual objeto o premio fuera.

Estaba saliéndome de mis cabales y esta niña logrará que le diga alguna grosería si sigue insistiendo.

Natalia.

Dios sabe que no quería besarla que me sentía dolida y molesta por haberla visto besarse con esa rubia, por no haber prestado atención al modo en que yo la miro, por no haber prestado atención a las pocas señales que intente darle, por ignorar mis sentimientos hacia ella; pero ¿Cómo culparla? Si ella no es adivina para saberlo y yo no debí quedarme muda, debí hablar antes.

No quería besarla pero en el instante que sentí sus labios en los míos me olvide de mi ira, los fuertes latidos de mi corazón me distrajeron de cualquier sentimiento ajeno a mi amor por ella. Jamás sentí mi cuerpo tan relajado como en ese momento, sentía una ternura inexplicable, una felicidad incontenible, me sentía entregada a ella…

Sé que suena cursi y muy repetido pero me sentí flotar, me sentí lejos de este mundo y ajena a cualquier complicación, a cualquier problema. Inmersa en ella y este amor que quiero ver crecer.

Los besos me dejaron sin razón, enloquecieron mis sentidos derribando todas aquellas imaginaciones en las cuales trataba de descubrir, de sentir su modo de besar. Ninguna de esas fantasías que inconscientemente cree para mi deleite personal, para alimentar mi pequeña ilusión de algún día poder lograrlo, poder estar a su lado; se comparaba con lo que en realidad estaba sintiendo… miles y miles de cosas a la misma vez recorriendo mi cuerpo, alimentando mi alma, miles de detalles imposibles de expresar o explicar.

La rubia daño la magia que envolvía nuestro momento y no dejaba de compararme con ella. Estaba llena de rabia y a un segundo más de ponerla en su lugar cuando Gaby interviene llena de un enojo que no veía en ella desde la noche que la conocí.

  • No necesito ni siquiera pensarlo –le dijo conteniendo sus palabras, con su rostro enrojecido – Ya déjame que nos vamos. – termino de advertirle acercándose a mí de nuevo.

  • ¡Es que ella no es competencia para mí! ¿No lo ves? –no me la terminaba de creer, ¿es que acaso no pensaba callarse esta mujer? Opte por quedarme en silencio, un silencio que no se mantendría presente durante mucho tiempo si esta mujer seguía interponiéndose en nuestro camino.

Gaby me miro, sostuve su mirar con mis ojos envueltos en irritación. Dejo de mirarme y miro a la tal Susana antes de sonreír con ironía.

  • ¿Competencia?, ¿Cuál competencia? – replico Gaby. Susana la miro con cierta incredulidad en su rostro y volvió a mirarme, como si tratara de compararnos de nuevo – Déjame explicarte algo pero que nunca se te olvide ¿sí? Entre tú y esa niña hermosa que esta allá no hay ni siquiera comparación, ¿sabes por qué? – Oírla defenderme de ese modo no tiene igual, es simplemente fascinante. Susana negó levemente con su cabeza, llena de confusión pues no entendía a donde quería llegar Gaby con sus palabras – porque a ella yo la adoro, - mi mirada se lleno de dulzura y de amor al oír eso, se desvaneció mi irritación - de ella estoy enamorada y es mí...

Dudo un poco antes de continuar, posando su mirada en la mía. Inmóvil no respondí ante su mirada.

  • …es mi novia – culmino sonriente, mi felicidad no cabía dentro de mi cuerpo pero a la vez estaba helada.

Susana en medio de susurros que parecían ser quejas, partió molesta.

Gaby lenta y cautelosa, con su habitual sonrisa, se acerco a mí.

  • ¿Tu novia? – alcance a balbucear, sonriente, alegre, emocionada…

Su mirada parecida a la de una niña que no sabe como confesar alguna travesura invadió la mía. Moría por arrojarme a sus brazos y permanecer en ellos siempre.

  • Eh, - sonríe ampliamente – Señorita Barboza, ¿aceptaría usted ser mi novia? ¿Me daría ese honor y esa gran felicidad?

Jamás imagine que vería a Gaby en esa situación, el ambiente se inundo de ternura al paso que cada una de sus palabras eran pronunciadas por sus bellos labios. Mi corazón latió salvaje obligándome a hallar una respuesta dentro de mí, una respuesta que mas que ser evidente no necesitaba ser buscada, pues en mi mente, en mi alma, en mi corazón y quiero creer que también en mi destino estaba escrita y predestinada.

  • ¡Claro que sí! – de inmediato me lance a abrazarla y a besarla.

Me envolvió entre sus brazos.

  • ¡Naty yo te adoro y te prometo que te hare feliz! – me aleje para fijarme en sus ojitos llenos de amor, de una ternura sin precedentes.

  • ¡Y yo a ti Gaby! – sellamos nuestra promesa mutua con un beso más que mágico, celestial; mas que momentáneo, eterno…

Tomo mi mano.

  • ¿Nos vamos? – asentí gozosa, sonriente, a punto de que mi rostro se callera de la felicidad.

Abrió la puerta del auto invitándome a subir en el, subió ella, comenzó a manejar y partimos a su casa.

Ni siquiera en mis sueños más bellos pude ver y sentir a Gaby tan cariñosa como lo estaba siendo conmigo. Y eso me enamoraba más, me dejaba más desprotegida ante esta sensación, más necesitada de su presencia y de su amor.

Nos recostamos al sofá para ver una película, Gaby me tenia abrazada pero mi mente estaba viajando dentro de una duda que nació en mi gracias a la interrupción de Susana. Pensaba “¿Gaby será capaz de dejar su estilo de vida? ¿Me será fiel?”. No tenía la respuesta a esa incógnita pero cada vez que fijaba mi mirada en sus bellos ojos, notaba su sinceridad y me sentía completamente segura, a salvo.

Luego de un par de horas de plática, nos fuimos dormir. Me ofreció su habitación y ella dormiría en otra. Pero la convencí de dormir a mi lado, lo que más deseaba y necesitaba en ese momento era sentirla conmigo. Me dormí con mi cabeza sobre su hombro, sintiendo cerca los latidos de su corazón; una melodía relajante que simplemente me deleita.

Gabriela.

Las palabras salieron de mí sin permiso pero trayéndome una gran alegría de vuelta, dejando tras su regreso mí recién iniciada relación con ella.

“Novia”, esa palabra estaba vetada en mi vocabulario pero por Naty lo que sea, con ella hasta el fin del mundo. Solo puedo pensar en darle lo mejor de mí, en ser lo mejor para ella y solo para ella, no hay más, no hay más nadie, no hay más nada fuera de ella, fuera de esto que siento gracias a ella.

Llegamos a mi casa e improvise lo que resulto ser una cena romántica bastante espontanea. Estuvimos conversando hasta tarde, riéndonos, pasando el tiempo juntas y a momentos el silencio inundaba la habitación, nuestras miradas lo decían todo.

La abrace mientras dormía, me sentía en total calma, relajada…