Causa y sus consecuencias

Ane tarda en decidirse pero al final se decide y se entrega a los placeres de la carne con Lucia

LA CAUSA Y SUS CONSECUENCIAS

Ane siempre había creído que todo en esta vida tiene sus consecuencias. Todo actúa como causa y genera unas consecuencias que a veces nos cambian la vida. Ese verano que terminaba había sido muy movido. Había pasado el mes de agosto en el pueblo y allí había tenido una buena historia con un chico con el que siempre coincidía en verano. Una historia preciosa, conmovedora. Una mezcla de sexo y romanticismo casi a partes iguales.

Ahora tocaba separarse. Al principio habían pensado que ella se trasladase a estudiar a la Universidad de él pero no había tiempo material para el traslado de expediente y todo el papeleo que había que hacer. Aparte sus padres tampoco podían afrontar un gasto así de repente. Pero una propuesta del chico había despertado el interruptor de la curiosidad en la chica y se bajó una app para buscar chicas cerca.

Nunca había tenido sexo con una chica, a lo sumo inocentes picos en algún juego de la botella en la cuadrilla. Activó el perfil, puso la edad, 19 años, altura, peso y un pequeño texto en que demostraba que era auténticamente novata. De hecho eligió esta palabra como Nick. Chateó con varias, unas no le atraían por físico, otras por su forma de ser. Aparte a ella había algo que se estaba dando cuenta que le atraía y era la feminidad. Era como si al probar con otra mujer quisiera eso probar con una mujer y no con alguien que le recordara un hombre.

Con alguna fue intercambiando más mensajes. Todas le pedían fotos en las primeras charlas pero ella las negaba en algunos casos que no tenía claro si hablaba con mujeres ó con alguien intentando engañar. Cuando llevaba aproximadamente una semana de chateos, mensajes etc. Una noche de viernes que estaba aburrida en casa recibió un mensaje:

Así que novata, pues me gustaría que pudieras cambiar ese Nick y dejaras de ser novata.

Ella respondió e intercambiaron más mensajes. Decía llamarse Lucia, No la pidió foto. La edad era algo mayor, tenía 48. Ella se había planteado que si pasaba a real sería con una mujer de unos años similares a los suyos y no sabía que la otra tenía 48 y tampoco había visto su foto pero Lucía tenía una gran empatía y la comprendía. Así que un día se atrevió y la pidió intercambiar foto. Lucía la mandó un selfie en la que salía solo su rostro. Una mujer atractiva con una mandíbula cuadrada, ojos negros y el pelo corto. La reconoció al instante. Era una empleada de la sucursal bancaria de su barrio donde ella había acudido siempre. Primero con sus padres y ahora sola. Ella a su vez la pasó una foto suya de cuerpo entero de unas vacaciones.

La mujer también la reconoció. Pero Ane estaba muy nerviosa, todavía más al ser Lucia alguien conocido y que conocía a su vez a su familia. De hecho hacía dos días había ido al banco a hacer una transferencia y le había atendido ella pero ninguna de las dos lo sabía.

Ane, la verdad es que antes me excitabas pero como me podían excitar otras mujeres que veía por la calle pero ahora que sé como eres todavía más. Pero entiendo que estando tan cerca no quieras seguir. Yo no voy a forzar las cosas. Solo sé que si seguimos te cuidaría. Ahora la decisión es tuya.------ dijo Lucía.

Tienes razón que el conocerte no me ha tranquilizado y me ha puesto más nerviosa. Por otro lado confió en ti. Sé que serías discreta y me protegerías así que de momento quiero continuar----- respondió la joven.

Pues el viernes no trabajo por la tarde, si quieres te vienes a comer a casa ó quedamos en un bar que pone unos pinchos que te mueres, para que no te asustes, quedamos en XXXXX el barrio donde vivo y que está muy lejos del tuyo y luego vamos a mi casa que está cerca y allí charlamos y vemos lo que pasa. Después si tenemos sexo y quieres repetir repetiremos y si no ocurre nada porque todavía no te encuentras cómoda ó porque no te pongo seguimos charlando y siempre me tendrás como amiga.

De acuerdo, si me prometes que si quedamos no es para tener sexo obligatoriamente--- contestó Ane.

Por supuesto, tu siempre tendrás la última palabra.

Llegó el viernes. Lucia fue a trabajar con un traje chaqueta y el pelo recogido en un moño. Le daba un aspecto sexy pero serio. Debajo había escogido un minúsculo tanga negro. Por su parte Ane eligió una especie de camiseta con un generoso escote y unos jeans azul clarito con aspecto desgastados que ella consideraba que le hacía buen culo.

A las tres de la tarde quedaron en el bar que Lucía había comentado. Lucía llegó primero y se sentó a esperarla en una esquina. La joven llegó algo más tarde, se paró delante de su anfitriona y giró sobre sus pies para que la mujer la observase. Estuvieron comiendo algo y bebiendo. Charlaron pero por los nervios de Ane impidieron que dijera algo más que monosílabos.

Creo que es mejor que vayamos a casa, estarás más relajada y así me contarás lo que te gusta, porque has llegado aquí etc. ----- dijo Lucia.

Caminaron hasta su casa. Allí subieron en el ascensor como si fueran dos extrañas. Entraron en la casa y Lucia la llevó al salón. La invitó a sentarse en el sofá. Ella sirvió dos copas.

Ane como es que has querido probar con una chica?---- Preguntó Lucia.

Pues la historia es un poco larga, como te comenté este verano en el pueblo he salido con un chico, hemos follado y hemos estado muy a gusto. Un día que estábamos muy excitados pues me propuso un trio con otra chica en la que yo y la chica teníamos que jugar. Le pedí pensarlo pero me decidí a hacerlo porque no sé me excitaba lo de una mujer para mi. Entonces cuando he vuelto del pueblo he decidido probarlo por mi cuenta y aquí estoy.

Es muy bonito lo que me has contado--- Respondió Lucía.

Con la mano retiró el pelo de la cara de la joven a la vez que acercaba sus labios a los suyos y la besaba. La chica apretó los labios y se puso tensa.

Lo mejor es que vayamos a la ducha, estaremos más relajadas. Si aceptas ir a la ducha es que aceptas tener sexo. Si no, seguiremos aquí charlando.

Ane se levantó del sofá y caminó hacia el baño. Allí espero a que llegase Lucia. La anfitriona tomó la iniciativa. La situó en mitad, acarició sus brazos, colocándoselos a los lados del cuerpo. Luego besó su cuello susurrándola:

Ya eres mía.

Con las manos fue acariciando su cuerpo dibujando sus formas, pasando por sus caderas hasta acabar en sus pechos. Ane emitió un pequeño gemido cuando Lucia jugaba con sus pechos para luego quitarle la camiseta bajo la que no llevaba sujetador. Luego se puso frente a ella besando sus labios. Esta vez la chica estaba más relajada. Estiró la cintura del pantalón para luego soltarle el botón del pantalón. Luego la bajó la cremallera y los pantalones.

Ane solo se quedó con la braguita, una minúscula braguita rosa que fue bajada. El instinto hizo que la chica se tapara con los brazos intentando ocultar su sexo y sus pechos. Lucia sonrió y separó sus brazos. La empujó cariñosamente dentro de la ducha. Una ducha de chorros amplia con un suelo de resina. Entraron y ahora ya se besaron apasionadamente. Ane se relajó completamente y no se cortaba ahora. Se dejó llevar y recibir los besos y caricias de Lucia.

Ane apoyó las manos contra el cristal. Lucia fue besando cada vertebra hasta llegar al culo de la chica. Allí fue besando las nalgas para luego abrirlas y con la lengua jugar con su agujerito trasero para luego introducir un dedo en la intimidad de su vagina. Luego hizo que la chica se girase y se apoyase en la parte de arriba de la ducha y sacara las caderas hacia delante. Así acarició sus muslos, los lamió para luego lamer sus vulva y jugar con su clítoris. Traviesamente lo acariciaba y frotaba para ahora introducir dos dedos su encharcado coño buscando su punto G. Ahora tres dedos a la vez que con el pulgar frotaba su clítoris.

La chica no aguantó mucho más cuando estalló en un gran orgasmo que llenó de fluidos la cara de Lucia. La mujer se levantó y la dio dos azotes por chica mala mientras se reía y se besaba con ella. Se terminaron de duchar y tras secarse fueron a la cama. Allí se besaron dulcemente. Lucia fue empujando a Ane hasta que tuvo la cara de la chica en su coño. Allí la joven comenzó por lametones por los muslos para luego subir por las ingles y la cintura. Se dejaba llevar por los gemidos de su recién estrenada amante. Luego con la lengua en forma de canutillo coqueteó con el clítoris para lo mismo que Lucia había hecho con ella introducirla dos dedos. La mujer cogió sus muslos y la puso sobre su boca para las dos en un desbocado 69 acabar llegando hasta el orgasmo. Se quedaron las dos luego abrazadas y besándose disfrutando del momento y de su compañía.

Este es un relato imaginario pero si queréis podéis escribirme a:

Picante100@hotmail.com