Casualmente de vacaciones
Una gran aventura de sexo desenfrenado con mi madre, con quien tomo unas maravillosas vacaciones.
Mi nombre es Rodrigo. Soy un adolescente de 18 años completamente normal en lo que a ser social se refiere; mi “anormalidad”, por darle un nombre, se encuentra entre mis piernas; cuelga entre ellas un enorme pene de 26 cm de largo por 5 de ancho. Muchos podrían pensar que con estas dimensiones cualquiera podría ser casi un gigoló, de esos hombres que con un simple chasquido tiene a alguna chupándosela. Pero no es tan fácil como aparenta. Si bien las mujeres dicen que, la mayoría, prefiere un gran pene que las haga sentirse llenas, es esta misma mayoría la que no hace nada cuando tiene uno al frente, ya sea por temor a desgarros vaginales u otro tipo de cosas. Digamos que la mujer que me encontré, mi madre, es menoría.
Todo comienza en casa, donde solo vivimos los dos, por lamentables situaciones de problemas familiares que hicieron que mi hermana pequeña de solo 5 años de edad y mi padre se fuesen a vivir a un departamento que el mismo tenia en el centro de la ciudad. Nuestra casa se encuentra en las afueras de la ciudad, en una comoda parcela de media hectárea que tiene bastantes comodidades, incluida una piscina grande supuesta para toda la familia. En la época de verano, donde todo tuvo lugar, estábamos con mi madre sentados en la mesa del comedor tomando un café mientras planeábamos que hacer durante las vacaciones que apenas comenzaban. Ella, como exitosa doctora neurocirujana, no se preocupaba de extremos en nuestros planes. Todo era valido en lo que pudiéramos planear.
La idea fue mia. En solo dos días habíamos adquirido los pasajes para viajar en un lujoso crucero hacia el Caribe. Hicimos reservaciones en un hotel cinco estrellas maravilloso; había en el dos bares, varias suites matrimoniales y una presidencial, que fue la que reservamos. Esta habitación, eso si, solo tenia una cama matrimonial, pero no nos hicimos problemas, ya que realmente queríamos este cuarto: un jacuzzi, dos baños, living comedor, la habitación ya mencionada, servicio a todas horas y un refrigerador inteligente con pantalla táctil, de modo que si en el faltaba algo, solo lo escribías ahí y el servicio lo iba a dejar en cosa de segundos. Ya saben, las características de una reservación imporante.
Cuando llegamos a la ciudad, fuimos directo al hotel y el acomodador nos ayudo con el equipaje rumbo a nuestro lugar de descanzo. Nos impresionamos con el tamaño y la elegancia del lugar. Una vez ahí, a eso de las 8 de la tarde, como ya pscurecia, pensamos que era mejor quedarnos a descansar para aprovechar al máximo el dia siguiente. Pedi al bar una botella del mejor whisky y un par de bocadillos. Yo me encargue de todo mientras mi madre llenaba el jacuzzi. Cuando llegaron las cosas, servi las dos copas y entre a la habitación donde estaba ella. Por accidente la vi solo en ropa interior baja. Vi dos maravillosas tetas colgando que desafiaban por completo la gravedad. Eran realmente grandes, algo asi como 110. Me miro y, para mi sorpresa, no se asusto en lo absoluto, y mirando mi cara de embobado, se rio y me invito a pasar. Tapandome la cara como quien no quiere, me dijo que no me tapara, que era su hijo; no había necesidad de hacerlo. Asi que solo entre y le di su copa, la que recibió haciendo salud por la cemebracion que se nos venia por encima. Me sente en la cama mientras conversábamos y ella entro al jacuzzi con ese espectacular colaless que vestia. Pero dentro del agua se lo quito y dejo a un lado del mismo. Conversabamos comentando lo lindo del hotel, de las comodidades del lugar, etc… En eso me invita a entrar con ella al jacuzzi. No era muy grande, y es que es un supuesto que si alquilas esta habitación, es porque vienes con tu pareja. Pero sin dudarlo, me quite la ropa y, con bóxers, entre al agua. Me sente mirándola de frente y me encargue de que al tratar de entrar, mi pene por un momento quedara cerca de su cara. Me sente frente a ella con nuestras piernas entrelazadas, y segui bebiendo como si nada. Pero ella me miraba. ¿Qué hice? Pregunte-. Me respondió que debía sacarme los bóxers para ser mas justos. Riendome, trate de sacármelos asimismo como estaba. Pero no podía. Tuve que levantarme y, de pie, quitármelos. Mi pene, en estado de semiereccion, ya denotaba una gran herramienta poderosa. Ella se quedo bastante maravillada viéndolo, y para tratar de quitarme un poco el pudor de encima, asimismo de pie, bebi otro trago de whisky. Volviéndome a sentar, ella me comento que no sabia de donde había heredado tal pene, si mi padre a lo mas, tenia la mitad. Yo solo me rei ante tal comentario. Llevabamos un par de horas dentro del jacuzzi y ya no quedaba whisky, asique tomando el teléfono que allí había, encargue otra botella del mismo. Cuando llego, sali del agua y volvi a darle un espectáculo a mi madre, mientras “tardaba” en encontrar mi toalla. Fui a recibir la botella y converse un momento con el acomodador sobre algunos detalles del hotel, como los horarios de las piscinas; del spa o del gimnasio y todas esas cosas. Volvi a la habitación con cierta dificultad al caminar, y mi madre estaba toda desnuda agachada en el jacuzzi tocando el agura mientras se volvia a llenar. Vi todo su maravilloso culo bronceado y su vagina depilaba que asomaba por entre medio. Entre sigiloso y a su lado finji que la asustaba; ella salto de golpe y pego su trasero a mi pene, que estaba casi erecto. Pero nada mas se rio, y me pego una palmada en el pene, hablándole y diciéndole que se calmara. Volvimos a entrar al jacuzzi, en la misma posición, y seguimos conversando de cosas. Pero estas cosas se fueron desviando lentamente a lo que yo daba por hecho: el sexo. De hecho, fui yo el que lo hizo, con mi gran pregunta: ¿Y si con papa ya llevan tres años separados, como es que no te he vuelto a escuchar teniendo sexo con alguien mas?. Su respuesta fue bastante… confiada. Como si hubiese sido una amiga: La verdad es que no he vuelto a tirar; no me ha apetecido, pero ahora, últimamente, he sentido ganas de follar; me he masturbado un par de veces y en la casa la vagina se me moja como si nada. Yo le decía que era importante mantener en ritmo del sexo para no depender tanto de las masturbaciones y cosas por el estilo. El alcohol hacia bastantes efectos en nuestro organismo; ya había logrado desinhibir todo lo que debe estar cubierto. Yo me encontraba debajo de ella completamente estirado de piernas y ella estaba sentada sobre mi con su culo encima de mi pene, que estaba acostado sobre mi vientre. En un momento ella se levanto y salió del jacuzzi, dándome la espalda. En ese momento mágico, cuando abrió sus piernas, vi nuevamente su vagina, maravillosa, cerrada como virgen y rosadita. Se me erecto de golpe mi pene y se asomaba un poco mas de la cabeza por la superficie del agua. Entre tanto esperar me estuve quedando dormido, pero me desperté cuando me hablo mi madre. Se reia por lo que veía asomandose, y yo sin vergüenza me puse de pie y trate de parecer confiado. Ella había bajado al bar a buscar una botella de vodka porque el whisky la había aburrido. Volvi a meterme al jacuzzi y ella entro al revés. Osea, sus piernas iban hacia mi cara por encima de las mias. Mi pene, acostado nuevamente sobre mi vientre, sentía el calor de la vagina de mi madre sobre el. Nos bebimos media botella de vodka convesando del sexo. Una de sus preguntas dio el comienzo de todo. Hijo, cuando te masturbas, ¿Cómo lo haces? Me refiero ¿Te tomas el pene con las dos manos o con una?... Le respondi: Mejor te hago una demostración. Con una mirada atónita, ella veía como me sentaba en el borde del jacuzzi, mientras la acomodaba al centro del mismo. Pase mis piernas por fuera de ella, de modo que quedara al medio de ellas. Mi pene estaba totalmente erecto, y me comencé a masturbar delante de ella, que estaba muy cerca viendo el espectáculo.
Habian pasado cerca de dos minutos en los que trataba por todos los medios posibles de no eyacular, hasta que el comentiario que mas anhelaba llego: Si quieres te ayudo, dijo mi madre. Sin darle vueltas, tome su mano y la puse encima de mi pene, cubriéndolo de inmediato. En ese momento era imposible creer lo que estaba viendo: mi madre me estaba masturbando. Lo hacia lentamente, pero aumentaba la velocidad en forma proprocional al tiempo. Para los cuatro minutos de comenzada su tarea, yo estaba casi en el cielo apunto de eyacular, y lo hice justo cuando sentí su boca rodear mi glande. Recibio todo mi semen dentro de su boca y lo trago como leche; siguió chupando mi pene por cada rincón, logrando que este recuperara toda su fuerza nuevamente. Me la siguió chupado y luego se puso de pie, sentándose en la posición del perrito en el borde del jacuzzi: Metemela hijo, no sabes cuanto lo deseo, me dijo. Me agache en el agua y lami su vagina por un par de minutos, sintiendo aquel preciado néctar fluyendo por sus comisuras y labios. Me volvi a poner de pie y comencé a apuntar en la vagina de mi madre, ejerciendo presión de forma lenta pero constante. Llevaba la mitad de mi pene y ella gemia bastante fuerte, pero pidiendo a gritos por mas. La tome de las caderas y se la meti de fondo, sintiendo una especie de desgarro en mis piernas, pero que solo duro un momento. Ella lloraba del placer de sentir a su hijo destrozando su vagina, con un inmenso pene que la volvia loca.
Ahora nos encontrábamos en la cama practicando la posición del misionero. Ella estaba debajo de mi mientras yo agarraba y lamia sus enormes pechos, a la vez que mi pene entraba y salía muy rápidamente de su preciosa cavidad. Tras media hora de irrefrenable coito, mi madre me sorprendió con una perfecta eyaculación a la que acompañe con una aun mas potente, llenando su vagina de semen.
Nos tiramos a descanzar fumando un cigarrillo y a comentar todo lo ocurrido aquella noche. Disfrutamos de nuestros cuerpos de muchas maneras que nunca imaginamos podríamos hacer. Lo mejor que hicimos fue la posición del 69 con lluvias doradas por parte de ambos.
Agradezco el tener una madre como la que tengo, y también doy las gracias porque se me permite aun tener sexo con ella cuando queremos.