Casualidades de la vida
El mundo es muy pequeño, y cualquier casualidad, cambia el destino de cada uno...
Yo era la hermana mayor de tres hermanos. Vivíamos en Madrid, en la zona de la Moraleja. Mi padre se pasaba el día trabajando, era un empresario de la construcción, a quien no le iban nada mal las cosas.
Aparte de la cantidad de dinero que entraba en casa, en forma de regalos, coches, etc, vivíamos una vida muy cómoda económicamente.
Mi madre vivía para sí misma, jugando al golf por las mañanas, dando clases de tenis a las tardes (luego supe que las clases incluían sesiones de sexo con su profesor) y viviendo para ella entre semana y para mi padre los fines de semana.
Mi padre, como todo triunfador que se preciara, se había enrollado con su secretaria, la cual era un año menor que yo, e incluso le conocía de la facultad (lo cual al enterarme, fue una tortura para mi)
Total, era una familia normal, bien avenida pero cada uno con sus cosas y secretos.
Los fines de semana, mis padres los tenían repletos de compromisos, entre partidos de golf, comidas, cenas, fiestas en el club, etc y nosotros, nos dedicábamos a vivir lo mejor que podíamos.
Mis dos hermanos estudiaban fuera, uno en Londres y otro en Barcelona, así que vivía a mis 25 años, en una casa gigante, con todos los caprichos para mi sola.
La verdad no me podía quejar, trabajaba con mi padre en su oficina (pero respetando el horario, lógicamente), con un par de tardes libres para mis cosas, y con un muy buen sueldo, aparte de una tarjeta de crédito de mi padre, que usaba sin limitación alguna.
Tenía una cuadrilla de amigos del club, sobre los que giraba mi vida social. Entre ellos estaba mi novio Pedro. Pedro era hijo de un socio de mi padre, y la verdad, fue un poco forzado por él, el que yo saliera con Pedro; me gustaba, pero siempre pensé que acabaría con otro, aunque acabé enamorándome de él, y queriéndole mucho.
Mi primera experiencia sexual completa fue unos años antes, con 18. Pedro solía llevarme en su coche a su casa, un chalet cerca del nuestro, con una casita en la piscina, que era su morada habitual. La primera vez, que lo hicimos fue un poco desastre, por mi inexperiencia, pero al de un tiempo, empezamos a hacerlo habitualmente y empecé a disfrutarlo como una auténtica zorra. Follábamos todos los días, me fui encariñando y enamorándome de el, ya que era buen amante, y nos compenetrábamos bien. Seguí con Pedro durante esos años de novia, y lo que no esperaba encontrarme era lo que vino después de esos años locos.
Durante ese año, a mi padre no le fueron muy bien las cosas, y de repente, nos encontramos en una situación un poco comprometida, en la cual, mi padre, me pidió que era necesario que me casara con Pedro, ya que su padre era el único que podía salvar la situación de mi familia, y siendo yo su nuera, era asegurarnos el futuro.
Esto no entraba en mis planes, pero no aceptarlo, hubiera sido un palo muy gordo. Con Pedro disfrutaba de la vida, del sexo, y le quería, pero casarme por obligación ..
Así que acepté, y al de 6 meses nos casamos en el club, con una boda por todo lo alto. Al de 1 año, mi padre estaba otra vez en la cresta de la ola, y todos sus problemas, habían pasado a mejor vida.
Pedro trabajaba mucho en la empresa familiar, y yo me aburría bastante, ya que él me había pedido que dejara de trabajar. El sexo era de lo más normal, e incluso poco para lo que solía ser. Me aficioné a pajearme, y a utilizar un consolador que me habían regalado mis amigas en mi despedida de soltera, que no tiré a la basura de milagro, y ahora o agradecía.
No nos planteamos tener hijos, ya que a ninguno de los dos nos interesaba, así que eramos uno para el otro.
Empecé a jugar al golf con más asiduidad, e hice nuevas amigas en el club, de más edad, pero que no trabajaban como yo..
Una de mis nuevas amigas se llamaba Sandra. Tendría unos 38 años, guapa, alta y con un cuerpo de infarto. Le había retirado su marido de su profesión de modelo, y ella se dedicaba a vivir la vida. Una vida muy liberal y abierta a todo tipo de experiencias, según me fui enterando poco a poco.
Nos hicimos grandes amigas, y confidentes, y era con la persona con la que más a gusto me sentía.
Al de unos meses, empezó a cambiar la situación en casa con Pedro. Llegaba tarde, y aunque parecía todo normal, muchas veces llamaba avisando que no vendría a dormir.
Empecé a sospechar que podía tener una aventura, y poco a poco mis sospechas se fueron haciendo realidad. Descubrí varios mensajes en su móvil bastante subiditos de tono, tipo "lo de ayer estuvo muy bien", "te quiero comer entero", y cosas asi. El muy idiota, ni se molestaba en borrarlos..
Sandra me lo confirmó unas semanas después.
Sandra no conocía a mi marido, pero casualidades de la vida ...
Un día después de jugar al golf, mientras estábamos comiendo, empezamos a beber vino en abundancia, y tras el vino, nos tomamos una copa. Empezamos a estar bastante contentas, y los temas de conversación derivaron en el sexo. Yo estaba con el tema de mi marido, de quien sería la otra, si follaría con ella como no follaba conmigo, etc Nos sentamos en una zona apartada, en unos butacones, donde poder estar a gusto, sin ser vistas.
Ella me empezó a contar, para distraerme, que su marido y ella, solían ir a clubes de intercambio, y la noche anterior estuvieron en uno, y tuvieron una experiencia muy satisfactoria. Yo no daba crédito a lo que oía, pero estaba empezando a ponerme cachonda perdida.
Me empezó a contar detalles de lo que pasó:
Sandra y su marido Pablo, llegaron al local de intercambio que solían visitar. Se pidieron un par de copas, y se sentaron a charlar tranquilamente en un reservado, con las cortinas abiertas para ver el ganado. Vieron llegar una pareja, a la cual no habían visto nunca, y les parecieron un poco cortados. Se acercó Pablo a ellos, y les invitó a sentarse.
En seguida Sandra se sentó al lado del chico y sin presentaciones, le puso la mano en el paquete, que ya se notaba en erección. A su vez, Pablo le dio un beso prolongado a la chica, y la situación empezó a ponerse muy caliente.
El chico se llamaba Pedro, y la chica Adela (en estas me estaba Sandra contando esto, no le dí importancia, pero alguna bombilla se me había encendido ), que era su primera vez en un club de intercambio, pero ni Sandra ni Pablo dijeron sus verdaderos nombres
Sandra le bajó la bragueta y bajó su boca hasta la polla de Pedro. Empezó a chuparla, sobarla, y Pedro empezó a gemir. A su vez Pablo, le metía mano a Adela por debajo de la blusa, empezando a masajearle las tetas. Pedro no quería correrse, pero la mamada que le estaba pegando Sandra, le hacía gemir como un loco.
Pablo tenía una mano en las tetas de Adela y otra en su coño, frotándolo salvajemente. Cuando Sandra se dio cuenta de que Pedro estaba a punto de correrse, paró se quitó la blusa y se sentó encima de él. Empezó a cabalgar sentada y empalada, encima de la polla de Pedro, la cual tenía un tamaño considerable
(en esos momentos de la historia, yo tenía mi mano dentro de mi falda, acariciándome el coño, con un jersey encima para que no se viera a la distancia; Sandra se debía de estar poniendo igual de cachonda que yo, ya que estaba en la misma situación)
Pablo sacó su polla del pantalón, y con la mirad, le sugirió a Adela, que se la chupara. Hasta allí bajó Adela y empezó a mamarle la polla a Pablo. Este aprovechó para sobarle las tetas a Sandra, y se acercó a Pedro, dándole un morreo, que a este descolocó por completo, pero que no rechazó.
Sandra metío su mano en el coño de Adela para pajearle, y en esa situación estaban cuando Pedro estaba a punto de correrse. Sandra se apartó, y Pedro pensando que se la iba a mamar, se reclinó. Notó una boca succionando su polla, pero no era Sandra si no Pablo. A Pedro le asustó pero le estaba dando tal gusto que le dejó hacer. Sandra se había tumbado chupándole el coño a Adela, y esta estaba a punto de correrse. No sabía que le estaba poniendo más loca, la mamada de Sandra o verle a Pablo mamarle la polla a Pedro .
Pedro se corrió en la boca de Pablo, y este se levantó y le estampó otro morreo, intercambiando su semen. Adela botaba y se corrió como una leona, llenando de flujos la cara de Sandra.
La situación en las butacas, era esperpéntica. No había nadie que nos viera, pero las dos nos estábamos haciendo una paja espectacular, y cachondísimas.
Sandra se levantó de la butaca me tendió la mano, y me llevó a los vestuarios. Allí discretamente, nos desnudamos, y nos fuimos a la sauna. Cerramos la puerta de la sauna, y me empezó a besar. Yo no había tenido nunca una experiencia lésbica, pero Sandra, era una diosa, y me gustaba de verdad. Me sobaba las tetas y yo a ella, de pie en medio de la sauna; me frotaba el coño, y suavemente, me dijo: déjate llevar por mí . Y vaya si me dejé llevar, me llevó a la gloria .
Me recostó en el banco de la sauna, y bajó hasta mi coño, donde empezó una mamada del mismo, espectacular: nunca me habían mamado así el coño, sabía perfectamente como y donde tocar con su experta lengua. Me corrí varias veces, y me susurró: ahora hazme lo mismo que te he hecho yo a ti, con cariño y suavidad así que me empeñé en la tarea, y chupándole las tetas y el coño, le hice correrse como una posesa, y eso se nota. Mi primera experiencia lesbiana y me estaba divirtiendo como nunca.
Tras corrernos las dos un par de veces más, descansamos y nos abrazamos sentadas en la sauna.
Ella me confesó que no había sido modelo, si no prostituta, y que Pablo, había sido un cliente suyo, que se había encaprichado, y que le sacó del mundillo, para una vida mejor. Si es verdad que su antigua profesión, no le disgustaba por lo general, y se ganaba mucho dinero.
Yo le confesé que estaba en una etapa difícil de mi matrimonio, ya que pensaba que Pedro tenía una aventura, y que no estaba realmente enamorada de él. Pero que vivía bien, me dejaba en paz, y no me podía quejar.
Le dije que había sido mi primera vez con una mujer, y que me había encantado, y ella confesó que desde que me vió, tuvo ganas de follarme.
Salimos de la sauna y nos dirijímos a las duchas, nos duchamos no sin antes restregar disimuladamente nuestros cuerpos, tetas y coños, cuando no había nadie a la vista, aparte de algún que otro morreo, y sobeteo.
No empezamos a vestir, y se me cayó la cartera abierta al suelo. Sandra se agachó a recogerla, y miró la foto que llevaba yo en la cartera. Se puso colorada, y me miró con cara desencajada. Entonces me encajaron las piezas: Pedro, era el Pedro del club de intercambio, y Adela, Adelita, era una antigua amiga mía de la facultad y del club .
Sandra se turbó, y antes de que dijera nada, le callé con un dedo en su boca:
tu no sabías nada, Sandra, no tienes la culpa, estas cosas son como son. No te lleves mal rato, el cabrón es el, y ella era mi amiga.
Fuimos de nuevo al bar, y Sandra me dijo:
Lo mejor es que no te he contado todo, pero es muy fuerte para ti, todo esto de golpe
Le dije que me contara lo que faltaba de historia, y en esas empezó:
cuando Pedro de se corrió en la boca de Pablo, y este le morreó, Pedro empezó a sentir algo distinto a lo habitual. Sin miramientos, bajó su mano hasta la polla de Pablo, y empezó a pajearle.
Sandra y Adela se estaban magreando, besando, sobando, contemplando la escena excitadas y completamente mojadas.
Se estaban besando los dos hombres, y pablo le susurró que se pusiera de espaldas; Pedro, sabiendo lo que venía le dio reparo, pero Pablo consiguió su propósito. Le acarició el ano, lo dilató con uno, dos e incluso 3 dedos, y aproximó su polla al agujero. Suavemente y ayudado por las dos mujeres una sentada a la cabeza de Pedro, a la cual este mamaba el coño, y la otra dirigiendo la operación. Pablo le empaló y no tardó mucho en correrse, dentro de él: Pedro entre el dolor y el placer que no distinguía, se volvió a correr.
Yo estaba anonadada, mi marido me pone los cuernos con una amiga, se van a un club de intercambio, se medio folla a mi mejor amiga sin saberlo, y encima se deja dar por el culo en fin, que no entendía nada.
Sandra me tranquilizó, y me hizo entender que quizás, el buscaba otras cosas que o yo no le podía dar, o no se atrevía a preguntar.
Así que las dos, pensamos en lo mismo: un plan para atraer a mi marido al redil, y que dejara de buscar fuera, con mi "amiga" Adela, lo que tenía en casa.
Sandra pensó que Pedro, sin saberlo hasta ayer, era bisexual, ya que había disfrutado como un loco con Pablo; y además le gustaba hacer cosas nuevas y diferentes.
Sandra conocía a alguien que nos podría ayudar. Me dijo que organizara una cena en su casa, con su marido y ella y Pablo, y que una vez pasado el sofoco de Pedro, al verles, a los postres vendría una sorpresa
Le dije a mi marido que quería organizar una cena en casa con mi amiga Sandra, para que le conociera, ya que me hacía ilusión, y que vendría con su marido.
Pedro a regañadientes aceptó, y quedamos para el sábado siguiente. Yo tenía mis dudas y estaba intrigada por la sorpresa de Sandra, pero confiaba en ella.
Encargué un catering y teníamos todo preparado cuando sonó el timbre. Yo fui a abrir la puerta y me encontré con Sandra y Pablo, lo cuales parecían una pareja de revista.
Les dí dos besos , y entraron. Les informé que Pedro había ido al trastero a por el vino, y que no tardaría.
Cuando Pedro entró, se quedó petrificado. Evidentemente les reconoció enseguida, y no supo que hacer. Me miró yo le devolví la mirada, y se quedó a la expectativa.
Sandra tomó la iniciativa:
mira Pedro, casualidades de la vida, tu mujer y yo somos intimas amigas, de golf, y de confesiones, y contándole nuestra experiencia del otro día (Pedro no sabía donde meterse), pues tu mujer, encajó las piezas, y aquí estamos.
Pedro se disponía decir algo, pero le callé.
entenderás que estoy enojada contigo, buscando fuera lo que puedes encontrar dentro de tu casa. Mi querida amiga Adela (Pedro no sabía que hacer con su mirada), pasará a mejor vida, y hoy tendrás que hacer todo lo que yo te diga. A partir de ahora, sin engaños de ningún tipo, y hablando los dos de todo, creo que nos podremos llevar bien.
En estas sonó el timbre, fui a abrir la puerta y me encontré con una mujer espectacular, de 1,80m de estatura, con unas tetas firmes para comérselas, en fin, un pibón.
Me dijo que era Cristina, y que preguntaba por Sandra. Esta se acercó le dio dos besos, y la invitó a pasar.
Mi marido estaba que se subía por las paredes, no sabía donde meterse, y que es lo que iba a pasar.
Cristina, preguntó a los dos hombres quien era Pedro, y Pablo gentilmente señaló con el dedo a su congénere.
Fue directa hacia él, y le plantó un morreo de campeonato. Pedro me buscaba con la mirada, pero yo estaba ya besándome con Sandra:. Pablo no perdía el tiempo, y se acercó a nosotras. Nos fuimos todos a los sofás y empezó una noche larga larga larga ..
Cristina se quitó la camiseta destapando dos tetas de impresión, que Pedro empezó a besar. Ella bajó su cara hasta la entrepierna de Pedro, desabrochó la cremallera, sacó su polla, y empezó a chuparla. Pedro me miraba, y yo a el, pero yo estaba siendo comida a besos y lametones por Sandra y Pablo, y ya estabamos los tres prácticamente desnudos.
Yo me besaba con Pablo, y Sandra me chupaba el coño a mi, y la polla a Pablo.
Cristina se levantó y se quitó la falda que llevaba dejándola en tanga y botas. Pedro estaba en la gloria, pasó de querer desaparecer del mapa, a verse en una orgía con su mujer, quien se lo iba a decir.
Se acercaron a nosotros, y Pedro empezó a bajarle en tanga a Cristina. De repente salió una polla de tamaño descomunal del tanga de Cristina, que a Pedro dejó paralizado. Sandra se levantó mientras yo miraba el aparato y el cuerpo de la chic@, y estaba cada vez más mojada. Pablo me estaba metiendo sus dedos en mi coño y en mi culo, y estaba llegando a mi primer orgasmo.
Sandra agarró la cabeza de Pedro, y le bajó hasta la polla de Cristina. Esta le metió su miembro en la boca, que Pedro comenzó a chupar y sobar. Cristina se besaba con Sandra y yo empecé a ser penetrada por Pablo, que comprobé era un amante fantástico.
Nos unimos a la fiesta y seguí siendo follada por Pablo, pero a su vez, chupaba la polla de Pedro.
Cristina sacó su pollón de la boca de Pedro y le agarraron entre Sandra y ella, le dieron la vuelta y se dispusieron a follar a Pedro.
Le metieron dos dedos, tres y hasta cuatro, comprobando su dilatación era suficiente. Cristina le empaló y empezó a follarle por el culo, embistiéndole con mucha fuerza. Yo me puse debajo de Pedro, me encaje su polla, y empezamos a follar al ritmo que marcaba Cristina.
Sandra y Pablo se entremezclaban, entre pollas, coños, tetas, fluidos y demás.
Cristina se iba a correr, y nos dispuso a todos en círculo, enchufándonos a todos con su semen. Pablo se levantó y se dispuso a penetrar a Cristina, la cual se agachó y ofreció su ano servicialmente. Pedro estaba apunto de correrse y Sandra y yo, le mamamos la polla hasta que descargó, uniéndonos las dos en un magreo y sobeteo total, que puso a mi marido a 1000 revoluciones.
Pablo se corrió dentro de Cristina, la cual, aunque pareciera mentira, tenía la polla tiesa, que yo mamé, hasta hacer eyacular de nuevo.
Acabamos todos tumbados y derrotados tras el esfuerzo.
Pedro me pidió perdón, y se comprometió a que partir de entonces, todo lo haría conmigo, o con mi consentimiento.
A Sandra no acabé de agradecerle su ayuda, y los nuevos placeres que nos describió.
A partir de ese día seguí, jugando al golf, follando con mi marido, con Sandra, con Pablo, con Cristina, todos juntos o por separado, pero buscando nuevas experiencias.
Espero les haya gustado este relato, un saludo
PD Adelita, también participó de nuestra correrías, pero como esclava, pero eso es otra historia .