CASUALIDADES (2a)

Lo que un hermano mayor puede aprender de un hermano pequeño.

He dicho antes que no había visto la polla de Andrés antes, al menos con tanto detalle. Quiero aclarar este punto. Es cierto que ambos hemos sido siempre muy pudorosos. Pero también es cierto que yo soy un voyeur nato y esta no era la primera vez que lo espiaba. En la casa familiar también teníamos la costumbre de ver la tele hasta tarde. Ya me entendéis.

En este caso una noche en la que él estaba en el salón, yo me asomé a través de la cristalera de la puerta cerrada y pude entrever una escena que me resultó por entonces desconcertante. Él se encontraba de rodillas en el suelo frotando una de las zapatillas de deporte con su paquete, mientras se acercaba la otra a la nariz. Fijándome un poco más pude ver que no estaba solamente frotando la zapatilla con el paquete, sino que estaba follándosela con la polla dentro. Fue sólo un instante por miedo a que me descubriera, pero esa imagen explicó después muchas cosas, a la vez que me abrió nuevas vías de exploración que yo no había investigado antes.

Aunque parezca raro, mi hermano pequeño me inició así en el aromático mundo de las zapas.