Casualidad

Un hetero que entra en un nuevo mundo y su vida empieza a tener sentido. Conociendo a mi primer hombre.

El olor del aire por las noches me acompaña con una cantidad sorprendente de cigarros y un ánimo poco envidiable, todos los días eran la misma mierda de siempre estar con las mismas personas que creen que la vida es solo lo material, sus infinitas charlas tecnológicas o sobre el político de moda que casi es el segundo Jesucristo me tienen hastiado.

Estoy cansado de mi trabajo, de mis supuestos amigos, de mi familia pero no todo es malo o eso creo. Muchas personas están pasando por situaciones peores que yo, mientras tanto me encierro en mi casa los fines de semanas escondiéndome del mundo y perdiendo el tiempo en vicios mientras el tiempo me consume.

No siempre fui tan ermitaño y frio, hace dos años aproximadamente mi pareja, mi gran amor Regina con la que tenía 5 años de supuesta perfecta relación me rechazo el día que le pedí matrimonio alegando que no estaba preparada. Meses después mostro su verdadera cara, estaba conmigo solo por el dinero. Son muchas las cosas que podría contarles sobre esta relación pero si les soy sincero de nada serviría despertar viejas heridas.

Y así ha ido pasando el tiempo nada de relaciones serias, solo personas con la cual desahogar la sed de sexo y un cigarro detrás de otro como es ya costumbre. La familia trata de ayudar pero nunca he sido amantes de las críticas ni de las relaciones arregladas con la hija de fulanita de tal que es chévere y que es doctora o ingeniera.

Fue un 17 de abril en la madrugada cuando igual de cansado que siempre, llegue a Caracas, aunque lejos de casa era igual de silenciosa aunque mas fría. Me encontraba esperando en el terminal de Rodovias que abrieran el metro para poder llegar a mi destino, pero para eso faltaban todavía unas dos horas y como muchos evité los precios excesivos de los taxistas.

En la sala de espera habían pocas personas, adormiladas pero personas al fin y al cabo. Yo estaba sentado atrás lejos de todos, un poco hipnotizado con una película que ni recuerdo pero no era muy difícil distraerme por cualquier tontería, aun más cuando deseas que el tiempo pase rápido y que este puto viaje termine.

Estaba tan absorto en mis pocos pensamientos y en el pantalla plana de la sala, que no sentí cuando en la esquina del banco se sentó quien un rato después me despertó de un profundo sueño con una voz gruesa y aquella mirada que complementaban una sonrisa que me resultaba simplemente bonita, no era una palabra que utilizara mucho pero era bonita, cosa que no pude disimular. Había algo que me atraía de él algo que me pareció familiar aunque estaba seguro que en mi vida nunca lo había visto.

-Chamo disculpa se te cayo esto.

Me desperté de mi pequeño lapso y cuando reaccione, me entrego un billete de 50bs, pero por alguna razón cuando fui a agarrarlo se cayó de nuevo y los dos nos agachamos al mismo tiempo para recogerlo, dándonos un inevitable cabezazo que retumbo en toda la sala.

Los dos reímos, siendo el centro de atención de algunas personas que nos miraron con cara de pocos amigos pero si les soy sincero tenia tiempo que no soltaba una carcajada tan espontanea así que no hice caso a los demás y disfrute el momento.

Comencé una pequeña conversación con aquel chico de una mirada que siempre fue compasiva y sincera, el es muy diferente a mí, yo pocas veces sonreía. No hablamos nada fuera de lo normal, cómo había sido el viaje y algunas anécdotas de viajeros.

Había llegado la hora de irme y se notaban los destellos del sol, le agradecí el gesto, me despedí y me levante, fui a lavarme la cara al baño y después marcharme. En ese trayecto note que ese chamo me había dejado esas cortas dos horas con unas nuevas energías, se lo agradecí mentalmente.

Unos minutos después cuando llegue a la salida del terminal me lo encontré de nuevo, me brindo un café, gesto que necesitaba en serio y como un robot saque los cigarros, le ofrecí uno que recibió con agrado y me quede con uno para mi, -el desayuno perfecto- exclamé, sacándole una pequeña sonrisa. Cuando prendí el suyo se ahogo con el humo cosa que me hizo sonreír, -¿Por qué me acepto el cigarro si no sabe fumar?- pensé. Pidió otro café porque había botado lo que quedaba del suyo y nos dirigimos rumbo al metro que estaba cerca.

Fue poco tiempo lo que tardamos en fumarnos el cigarro aunque mucho más que el tiempo del trayecto entre el terminal de autobuses y el metro. En la pequeña conversación en el camino me conto que se llamaba Santiago, era de Puerto Ordaz y venia a visitar a unos familiares.

Nos quedamos en la entrada del metro, terminando nuestros cigarros y nos despedimos con un fuerte apretón de manos que duro mas de lo normal, un aura nos invadió y nuestros miradas se conectaron en mayor grado que hace minutos atrás en la sala.

-Por si alguna vez vas a puerto Ordaz, anota mi número-Dijo Santiago. Guarde su número como si nada.

-Nos vemos pana-dije con total normalidad, estrechándonos las manos. Cualquiera diría que era un amigo más.

-Chao-. Dijo Santiago con una sonrisa tímida. Tomamos caminos diferentes en el metro.

Una de las cosas más especiales de la vida es aquella conexión al hablar con una persona.

Solo pasaría una noche en la Capital, los negocios eran rápidos y siempre soy de esos que van directo al grano.

Al llegar al hotel, deje el pequeño maletín en la mesita y me lance a la cama sintiendo como la suavidad y la tensión del viaje de 7 horas me tenían un poco adolorido. Tome mi celular que estaba en el bolsillo derecho y prendí la pantalla encontrando el número que había guardado como PPP, reflexionando así sobre todo lo que había pasado en la mañana.

El primer día fue tranquilo, fui a las distintas empresas que me surtían la mercancia, en la noche cené con una pizza mediana, un té helado y uno que otro cigarro mientras me acordaba de él y a la misma vez me recriminaba por prestarle tanta atención. En realidad no sabía lo que me sucedía.

Esa noche soñé con él…

Al día siguiente termine con todos mis compromisos un poco tarde pero a tiempo para descansar y prepararme para partir de nuevo a Cumaná.

Esperando el llamado del autobús, sentado de nuevo en los bancos de la sala de espera del terminal busque su cara varias veces en las personas que iban y venían pero no la encontré.

Suspire y me coloque los audífonos, sonaba Radiohead con su tema All i need a todo volumen.

Llegué cansado a casa como era de suponerse pero todo seguía en el mismo lugar, bueno casi todo, algo dentro de mi se siente esperanzado. Lo obvie.

Esa noche apareció Elisa, una de mis amantes ocasionales. Es una de mis vecinas más hermosa, tenía todos los atributos desarrollados pero como nada es perfecto, tener sexo con ella era… un poco tradicional. Una tabla en la cama era más dinámica y activa que ella.

Las primeras veces dude de mi pericia en la cama, pero mis otras amantes y su falta de expresión vinieron confirmando lo que ya había analizado.

Nada de juegos previos era como agarrar una fruta de la nevera y comerla. Abrió las piernas, se la metí, cerró los ojos, le di de todas formas, terminé y me recosté a su lado a descansar.

No había encontrado la forma de decirle que no podría prestarle más mis servicios por ser muy aburrida. Varias veces le aconseje que se relajara, que se sintiera en confianza, que disfrutara de todo esto pero no evolucionó. La palabra del diccionario que la definía era frígida.

-Por lo menos descagué-dije a mis adentros.

La mañana siguiente le dije que tenía novia y que no podía visitarme más. Me sentí algo mal por ella pero es mi tiempo y mis ganas de tirar rico.

13 días después…

Ese lado de ti que lucha por salir a flote, por cambiar algo, por arriesgarte y ganar había salido ese día.

Habían sido muchos los mensajes que había dejado en borradores, al querer mandar uno, pensaba mucho lo que debía escribir y terminaba por no mandar nada.

De 160 caracteres que podía escribir por mensaje lo único que pude enviarle fue un simple y común:

-Hola.

Al segundo de apretar enviar me arrepentí por completo, solté el celular y salí a tomar aire sentado en una hamaca. Quería desaparecer, quería romper el teléfono quería devolver el tiempo sin embargo lo único que hice fue mantener la calma externamente y tratar de concentrarme en la música de Soda stereo que tenia de fondo.

Unos minutos después sonó el timbre del celular. Un vacio en mi estomago se hizo presente y sentí cierta arrechera por sentir esto por una mariquera como esa.

-quien eres?

¿Qué coño me pasa? Aff ¿Qué coño me pasa?, lance un puño con fuerza a la pared y quede sentado a la orilla de la cama. Lo sé siempre he sido muy complicado.

No quería responder estaba mas que seguro que no quería responder sin embargo.

-Soy Luis el chamo del terminal-.

PPP LLAMANDO: MÓVIL: 04XXXXXXX9

Como todo lo que había hecho desde que pensé en enviar el primer mensaje, dude una y otra vez.

-Alo! Hola soy Santiago creo que no te había dicho mi nombre. ¿Cómo va todo?- Dijo como si me conociera de toda la vida.

-Fino!

-Yo se que esto sonará raro pero pensé que no llamarías- no todos los días un desconocido te da su número de teléfono.

-jaja es cierto pero no se algo me dijo que te escribiera.

-Me sincero...

-Alo Alo…

Se había cortado la llamada de repente, segundos después me mando un whatsapp.

  • Acabe con los segundos xD. Escríbeme por aquí.

Y así fue como de repente todos los días nos escribíamos para hablar de cualquier cosa, cada detalle era algo nuevo algo tan cotidiano se hizo interesante y parecido a algo adolescente, tan simple como hablar con él me ponía de buen humor.

Nunca había pensado en que sentiría algo por un hombre de esa forma en realidad nunca rechace la idea pero me gustan las mujeres aunque Santiago es algo nuevo, es algo que nunca había sentido.

Ver la pantalla del celular y ver un mensaje que me hiciera sentir contento era algo que pocas veces pasaba, solo con Regina y este man… ¡Maldita sea!.

Pasaron 3 días sin contestar sus llamadas y mensajes.

Algunas veces actuamos tan erróneamente sin darnos cuentas, a veces me pregunto porque soy así.

La semana transcurría normal aunque no pude cuadrar con nadie mis encuentros sexuales, faltaban 7 días para ver a Claudia, una gordita que sabia moverse bastante bien. Pero estaba tan caliente que no pude dejar de buscar una porno por internet.

Un poco de crema, aire acondicionado en mínimo, totalmente desnudo y relajado, viendo como una chama de 25 años con un tremendo culo se clavaba como una profesional a una verga que parecía un asta. Estaba duro recibiendo los placeres de mi mano izquierda que subía y bajaba lentamente.

Las tetas brincaban de los grandes que eran y ese culo se tragaba todo, esto pasaba en un sofá donde aquella morena estaba cabalgando cada centímetro de verga solo se veía su silueta desde atrás.

Cuando cambian de posición note que el actor tenía un aire a Santiago algo que me excito por completo, mucho más de lo que ya estaba.

Santiago es un chamo papeado, de mi misma altura,  5 años menor que yo, sus ojos son marrones claros y lo que mas llamaba la atención era su forma de sonreír. Pude llegar a la conclusión de que los ojos y la nariz de Santiago eran semejantes a los del actor porno. Aunque estúpido todo este parecido me hizo dar un cambio.

Segundos después, no fueron muchos los clics que di para entrar a la zona gay de la pagina porno, si bien ya conocía que todo aquello era hombre con hombre era mucho lo que ignoraba de lo que me parecía otro mundo.

Allí estaba en mi cama con las piernas abiertas y mi verga de 19 centímetros brillosa por la crema, mis venas se veían casi explotar.

En la pantalla se veía una cinta de TimTales, un moreno maduro que le daba en la posición de la cuchara con ganas a un oso. No se si haya sido la brutalidad de la escena en la que el maduro no daba tregua al carajo haciéndolo gritar hasta mas no poder o que era mi primera porno gay, y eso me daba mas morbo, lo que si se es que mi verga estaba mas dura que nunca, lo que antes había sido una paja suave ahora era mi mano machucando a mi guevo. No se que me pasaba, en realidad algo había que me gustaba de todo esto mis ganas de terminar pronto me lo demostraban. Duré poco.

Un potente y bastante cargado lechazo salía de mi verga. Mis fuerzas salían en cada contracción y cada chorro me fue hundiendo, susurré Santiago con los ojos cerrados mientras grandes lechazos seguían regándose por mi pecho, manos y piernas. El orgasmo más sabroso y largo que había tenido en mi puta vida con una porno. Una gran reacción con mi primera porno gay me dejo sin fuerzas, quede recostado y desperté dos horas después.

-Esto es absurdo pana- pensé al despertar.

Con paranoia excesiva elimine el historial del explorador para luego irme a bañarme y prepararme algo de comida.

Al día siguiente le escribí con culpa pero fueron las mismas placenteras y entretenidas charlas de siempre. Así estuvimos por días conociéndonos más.

Tengo la esperanza de que el futuro sea mejor… y espero que sea con él.

Continuara…

Hola, espero que te haya gustado mi relato, una faceta diferente en esta oportunidad pero escrita con las mismas ganas de siempre. Pronto vendrá más.

Un comentario vale más que una valoración ;)

Chao.