Castigué a mi novio con la misma moneda

Mi novio me es infiel muchas veces, y entonces decido castigarlo nada menos que con su propio jefe.

CASTIGUÉ A MI NOVIO CON LA MISMA MONEDA

Hola comunidad lectora de “TODO RELATOS” el presente relato es para liberar un poco la presión mental que siento después de haberle sido infiel a mi novio y como no tengo el valor de decírselo ni contárselo a nadie de mis familiares, amigos o círculos cercanos, quiero desahogarme por este medio. Espero su comprensión y a la vez las razones por lo que hice esto.

Para que conozcan un poco de mí me llamo Pamela y ahora tengo 28 años. reconozco que he vivido un sinfín de experiencias sexuales desde muy chica, siendo de preferencia la masturbación en mi habitación, siendo testigos únicas las cuatro paredes de mi habitación los que presenciaron mis desenfrenadas corridas y desde que tuve mi primera relación sexual, siempre buscaba la forma de volver a sentir una buena pinga (polla, verga, mástil) sin importarme de quien fuese o donde fuera. Actualmente mis medidas son 33B/28/34. De estatura mido 1.57cm (es decir bajita o chaparrita) con un peso actual de 50 kg, piel blanca, color de pelo castaño largo (por debajo de los codos), piernas no tan esbeltas y mi trasero si es bien atractivo. En pocas palabras no soy una sex simbol, ni tampoco una actriz porno, solo una mujer que sabe vivir su sexualidad cuando se le es permitido.

Ahora de mi vida privada les contaré que hace dos años, conocí a Manuel, un chico mayor que yo, que trabajaba de cajero en el BCP de mi ciudad. A él lo conocí en una fiesta de la universidad y rápidamente nos caímos súper bien. Al poco tiempo de conocernos, nos hicimos enamorados, tuvimos nuestras primeras relaciones sexuales y aunque no era un Mandingo, ni un Nacho Vidal, sin embargo con lo que tenía me satisfacía un poco (aunque comparando con mis anteriores choques y fugas, mi novio era como un bebé recién nacido, frente a ya un adulto bien crecido. A pesar de la diferencia, lo importante es el amor)

Básicamente creía que mi vida a lado de él era perfecta, y más aún cuando estuvo a punto de proponerme matrimonio, para mí esta noticia fue algo muy atractiva y placentera, aunque con ello yo dejaría mis encuentros sexuales con amigos, conocidos, familia, desconocidos etc. Pero estaba decidida a ser mejor persona por él, ya que después de todo, si se me daba la oportunidad de ser feliz, pues bienvenido sea.

Sin embargo, con el tiempo, Manuel me empezó a demostrar que no era el perfecto “GALÁN” como se había presentado, ya que en dos ocasiones le encontré siéndome infiel con diferentes chicas. La primera fue cuando fui a visitarlo a su departamento y lo encontré desnudo junto a otra mujer. Cuando le reclamé su falta, quise terminar con él la relación, pero me pidió perdón, empezó a ser méritos e incluso me llevó mariachis y regalos a mi casa una noche. A pesar de estar dolida por lo que hizo, mi mejor amiga me aconsejó que lo perdonará ya que en el fondo, yo también le había sido infiel en dos ocasiones con un ex compañero de colegio, estando comprometida. Sabiendo que los dos estábamos a la par, reflexioné y le di una nueva oportunidad.

¿pero de verdad estaba segura que las cosas iban a cambiar entre él y yo? La respuesta es no y porqué pasó esto.

La segunda vez que Manuel me fue infiel lo hizo nada menos que con su jefa de oficina, solo que, a diferencia de la anterior mujer, él me confesó que se acostó con ella, sólo porque esta le había ofrecido un mejor puesto en la oficina y tras cumplir el pedido, ella cumplió su palabra y terminó ascendiéndolo. La verdad después de esa confesión le dije que no quería volver a verlo, pero en el fondo, comprendí que mi novio al igual que yo éramos unos ninfómanos que aprovechábamos la ocasión para darnos un polvo con cualquiera que se nos presentase y valiéndome de esto, le perdoné con una condición. Cuando Manuel me preguntó de qué se trataba, le respondí

  • Desde hoy cualquier pata que me insinúe para un choque y fuga, tú no te meterás, al igual que de mi parte eres libre para tirar con quien quieras. Eso sí, cuando nos casemos, todo esto terminará. ¿ACEPTAS?

Manuel al principio no le cayó bien la noticia, pero al final terminó aceptándolo ya que en el fondo del alma, era como yo. Y así retomamos nuestra relación, pero en mí ya me tenía un propósito. Iba a pagarle con la misma moneda, pero él no sabía con quién se lo imaginaba. ¿Y ustedes con quien creen?

Pues bien, mi desquite lo iba a ser nada menos con su propio gerente del banco donde trabajaba, un tipo de nombre Adrián, a quién lo conocí, cuando una vez se celebró la fiesta del día del trabajador y mi novio me llevó para presentarme ante todos. Cuando conocí a su jefe calcule que tendría unos 40 a 45 años y aparte su estatura rondaba entre los 1.80 cm o más, con un cuerpo de infarto (musculoso) y con un olor que me hizo temblar pues me atrajo al instante…

En dicha fiesta su jefe le felicitó por tener una novia tan linda como yo y de paso por su excelente desempeño como profesional. Mi novio agradeció el cumplido y como todo un caballero, Adrián me pidió permiso para bailar. Cuando lo hizo, me llevó a su ritmo bien preciso y lo más electrizante, fue cuando me puso su mano en mi espalda y sentí un corrientaso, pero espectacular. Y si a esto sumo su voz bien varonil, ya mis calzones se estaban humedeciendo, pero debía guardar la compostura. Al final lo que pensaba bailar con Adrián 10 minutos, se extendió por una hora, pero a mi novio no parecía importarle, ya que estaba conversando con una mujer vieja, alta flaca, muy amenamente (si la misma que le ofreció el ascenso) A mí me dio coraje, pero al final decidí quedarme con Adrián. Esa misma noche me ofreció un puesto de secretaria en el banco, pero le prometí que lo pensaría.

Días después de esa fiesta, llegó el tan anhelado ascenso que le otorgaron en el banco, justo ese día me hizo la invitación, para celebrar dicho mérito, pero lo rechacé porque justo unas amigas llegaron a casa por sorpresa y decidí quedarme con ella (No les miento, no tenía valor de volver a ver a su jefe Adrián ya que esa noche que lo conocí, mientras Manuel me hacía el amor, mi cuerpo y mi mente creían que era él y por ello mi cuerpo se entregó a un placer imaginario)

  • No te preocupes amor estoy muy orgullosa de tu asenso, pero por el momento no podré acompañarte, pero no llegues tarde porque también tenemos que festejar aquí. Fueron mis palabras que le dije por teléfono.

La fiesta con mis amigas comenzó a las 10 p.m. hasta las 12:30, luego ellas se despidieron y cerca de la 1 de la madrugada me vestí con un conjunto super sexi para la hora que llegara mi marido, pero… pasaron los minutos y al ver su tardanza, decidí apagar las luces quitarme el conjunto y dormir. Seguro se quedó de nuevo con esa vieja flaca y fea, pensaba para mí. Entonces me acosté con toda la rabia del mundo.

Pero a eso de las 2.30 de la madrugada mi celular, comenzó a sonar y  aparecía un número sin registro. Sonó durante tres ocasiones (no soy de las que contesta números sin registrar) pero ante la insistencia, en la cuarta vez conteste…

  • Hola con “Pamelita” (así me dice de cariño Manuel) …
  • Si hablas con ella…
  • Hola soy el jefe de tu marido, Adrián, me recuerdas, bueno disculpa que te llame, pero me ha proporcionado este número a duras penas con conocimiento pues esta algo pasado de tragos y no puede manejar a casa, no sé si me puedas proporcionar la ubicación y yo con todo gusto te lo llevo.
  • Si me lo permites en un momento te lo proporciono por WhatsApp y allí envió la ubicación.
  • Muchas gracias.

Rápido colgué la llamada y mientras agregaba el número solo podía pensar en que volvería a ver a Adrián después de algunas noches, mande la ubicación y rápido fui a su encuentro. A los 20 minutos llegó un auto, mandaron un mensaje de voz diciendo “YA LLEGAMOS, ABRÉ LA PUERTA”, me coloqué mi bata que me llegaba cuatro dedos por encima de las rodillas bajé a la puerta y la abrí.  Salí a la puerta y a lo lejos se podía ver el carro entrar, (ya que nuestra casa tiene cochera, por nuestros autos) cuando llego hasta la puerta me quede sorprendida pues si era un auto de alto lujo (eso se veía) me acerque a la ventana del copiloto y efectivamente mi marido estaba completamente hasta el queso de tomado, había perdido el conocimiento. El que habló fue Adrián.

  • Mil disculpas encantadora mujer (se acercó a mí y con toda confianza me planto un beso en el cachete mientras me rodeaba por mi cintura con una de sus manos) Sé que no son horas para llegar, pero bueno (me vio de cabeza a pies) si yo viviera con tan encantadora mujer también pediría que me llevarán a mi casa.
  • No, no hay problema (me quede sonrojada por sus palabras)
  • Bueno indícame, donde lo instalo, ya que el pobre no se acuerda ni de su mamá
  • ¡claro por aquí!

Como iba adelante, para guiarle la dirección de su habitación, podía sentir como su mirada se clavaba en mis nalgas, no me quedé con la duda por lo que voltee repentinamente y logre comprobar lo que sentía, el rápido se hizo el disimulado, pero con eso basto para hacerme sentir ¡DESEADA! Si bien en un principio, mi idea era que al entrar a casa deje a mi novio en la sala para que se fuera su jefe, pero el cosquilleo entre mis piernas pudo más

volteé a verlo y fue cuando le pedí

_ Crees que sea mucho pedir si lo subes a la habitación…

_ ¡Para nada bella mujer, ¡Tú mandas aquí en casa!…

Su mirada me causo raras sanciones en mi cuerpo y al voltear para subir las escaleras no pude evitar morderme los labios… subiendo podía sentir aún más su mirada al llegar a la habitación y lo tendió sobre la cama, los dos nos quedamos viéndolo (me sentía nerviosa, porque estando a su lado era descomunal su altura, me sentía una hormiga frente a un elefante). Fue allí cuando empezó todo

_ Qué pena que lo veas así, pero estaba tan emocionado (coloco su mano derecha en mi hombro) en llegar a cenar a tu casa… (volteó a verme) bueno mujer, me tengo que retirar…

_ Lo acompaño y mil gracias por su apoyo me invito a pasar primero

_ Adelante por favor, por ser usted, la señorita de la casa …

Mientras caminábamos a la entrada, el solo sentir su presencia detrás de mí me hacía temblar de miedo y excitación, un poco antes de llegar a la puerta volvió a recalcarme…

– Es una lástima que Manuel se quede sin su cena y postre de celebración.

Yo sabía que cada que mi novio quería tener sexo esa era nuestra palabra y escuchar aquel hombre decir ese santo y seña, me hicieron perder la cordura…

_ Se podrá quedar sin cenar, pero yo no he comido nada por esperarlo (sentí como sus manos se colocaron en mis hombros)

– Yo puedo acompañarte sin ningún problema…

Me quede atónita, pero ya estaba súper urgida y fuese o no esa la intención me volteé y sentí como me abrazó, colocó sus manos en mis nalgas y me cargó con mucha facilidad ¡valla hombre! Me aferré a él con mi manos y piernas, sus labios y los míos se juntaron y comenzó a caminar. Yo me separe de sus labios.

_ ¡Espera! Arriba no…

_ Entonces indícame donde… (me tomo de mi cabello anudándolo en su puño derecho y comencé a caminar)

Mi casa tenía unos cuartos de visitas fuera de casa en el patio trasero el cual su jefe sería el primero en estrenar, para ese tiempo mis deseos se habían apoderado de mí y solo iba pensando en el tamaño de su miembro ¿será verdad lo que dicen de la gente morena? ¿me entrara todo? ¿estas dispuesta hacerlo? Al entrar ya no había marcha atrás.

Cerramos la puerta, rápido me volteo y comenzó a besarme con un frenesí único, sus manos jugaban con mis nalgas comenzó a desnudarme, la bata mientras yo le desabrochaba su camisa ¡uffff! Que cuerpo tan marcado poseía, sus manos subieron por mi cintura hasta llegar a la punta de mis pezones que ya estaban súper duros ¡comenzó a pellizcarlos! y eso mandaba muchos choques a mi entrepierna, los besos de lengua se hicieron notar, besaba mi cuello y fui perdiendo fuerza en mis piernas comencé a hincarme y no precisamente para descansar ¡él sabía lo que quería! (nunca le he dado una mamada a mi pareja) Desabroché su cinturón baje sus pantalones y debajo de su bóxer podía ya macarse el enorme pene que poseía ese hombre, lo bese y pase mi lengua un par de veces sin quitarle su ropa interior, ya que el olor que impregnaba era delicioso. Baje su bóxer y frente a mí su miembro salto por lo que sin pensarlo ¡Rápido reaccione! Y lo introduje en mi boca ¡WOOOOOOOOOW! ¡Era el doble que el de mi novio! ¡Más de los que ya había probado en mi existencia!

Ni siquiera logré metérmelo por completo en la boca, me lo estaba tragando de una forma exquisita que no dejaba de verlo a los ojos, mi lengua la pase por todo ese tronco ­– No dejes de ver hacia arriba muñeca – me ordenaba a la cual obedecí. A él parecía que le gustar verme como le chupaba su miembro y su lenguaje vulgar en vez de atemorizarme ¡más me calentaba! Seguí así por unos 5 minutos hasta que me dio indicaciones. – manos en tus nalgas, quiero que las abras y por nada quites de ahí tus manos – obedecí y él coloco sus dos manos en mi cabeza y como una bestia ¡comenzó a follarme la boca! Estuvo con esa brutalidad como 3 minutos más, pero eso bastó para dejarme con ojos llorosos la gargantilla y la mandíbula adormecida ¡no lo podía creer nadie me había follado así la boca! Intentando recuperar el aire, él me levantó una vez más cargándome me aferré a él… y me llevó a la cama, besó mi cuello, recorría con lengua todo mi pecho me abrió por completo de piernas y vi como su rostro se iba perdiendo en toda mi vagina ¡al fin después de mucho tiempo alguien va a bajar ahí hacerme un sexo oral! (confieso que desde que me estuve de novio con Manuel, no le gustaba hacerlo)

_ ¡uffff ahhh! No pares por favor ¡ahhh!

Sentir todo su rostro hundirse en mi vagina, fue lo más placentero tanto que me corrí dos veces en no menos de 5 minutos. Se fue levantando y sabía que lo que se me venía seria aún mejor (aunque yo ya me encontraba con las piernas temblando)

_ ¡Métemela sin compasión! Le gritaba

– ¡Lo que ordenes preciosa!

Ni bien terminó de hablar, cuando sentí su pene dentro de mí y me dolió tanto que apreté bastante, rogué y supliqué que parara, pero su fuerza era descomunal y si a esto sumo su aroma de macho y su mirada lujuriosa, el dolor a poco rato se convirtió en placer y mis entrañas se entregan a él totalmente

– ¡VAYA PUTITA, SE NOTA QUE MANUEL NO ES TAN MACHO COMO PRESUME! ¡¡¡Sabía que tendrías que ser mía desde aquel día que bailaste conmigo en la fiesta, ahora mírate toda irreconocible por una buena pinga dentro de ti?!!!!

– ¡¡Siii si soy una PUTA, hazme tuya so cojudo!!

_ ¡¡Dame!!

_ ¡No pares seré tuya! (para ese momento ya ni sabía lo que decía)

– ¡Ven vas a montarme! (se recostó y yo tenía que obedecer)

yo como buena puta obedecí, comencé a montarlo lo más frenética que pude. Esa pinga dura me traía desquiciada solo quería sentirla en lo más profundo de mí, brinque y brinque quería más podía sentir que se correría pronto pues en mi interior sentía como se hinchaba más de lo normal

– ¡¡¡Quieres que te preñe verdad putita!!!

– Sí, sí préñame por favor ¡ya lléname! ¡Lléname de una vez!

– ¡¡ Ahhhhhhh !!

– ¡¡Siiiii siii papi siiiii sigue ahhhhhhhh!! …ohh ohh .oh….

Me tiró a un lado de la cama yo aun sintiendo como todo su semen salía de mi interior se levantó sobre la cama , bajo de ella y fue al baño a orinar. Sentía como su orine sonaba con fuerza en la taza, y por un buen rato, mientras yo acariciaba mi clítoris, sintiendo su semen, dentro de mí. Luego llegó, se vistió, bajamos a la cochera, encendió su auto y antes de irse, me dio un beso bien extremo diciendo.

_ El lunes a las 8 de la mañana te espero en mi oficina. Comienzas a trabajar no como mi secretaria, sino como mi ASISTENTE DE PRESIDENCIA.

_ Está bien, nos vemos el lunes.

Luego volví al cuarto donde estaba Manuel y seguía profundamente dormido. Como consuelo le di un beso en la boca y me fui a duchar y a dormir.

Al día siguiente, Manuel me preguntó cómo fue que llegó a la casa y le dije que su jefe lo había enviado en un taxi y a duras penas lo hice ingresar al cuarto. Me creyó y cuando me quiso pedir su cena y postre de ascenso, le dije que sería para la próxima, ya que estaba castigado.

Llegó el lunes y al verme con mi traje de ejecutiva, me preguntó a donde iba, entonces le dije que comenzaba a trabajar con él desde ese día en el banco y que sería la ASISTENTE de Presidencia. Él no lo creyó, pero cuando llegamos se dio cuenta que lo que le dije era cierto. Adrián se alegró mucho al verme y así comencé con él a trabajar.

Por supuesto que hubo otras más experiencias con mi nuevo jefe, pero eso si todas fueras de la oficina, pero serán relatos que contaré más adelante.