Castigue a mi hija obligándole a complacerme.
Después de lo sucedido en el último relato y la forma en como todo acabo que a mi parecer no fue de lo mejor, castigué a mi hija por quererme robar lo que me pertenece.
Hola a todos nuevamente. Hoy vengo a platicarles acerca de un momento a solas que tuve con mi hija. Como ya sabrán los que me siguen, soy una mujer de 45, cabello ondulado color negro, tez blanca, delgada, trasero aún tonificado ya que hago ejercicio, y pechos firmes. En cuanto a mi hija, se llama Carolina. Tiene 20 años, es una chica linda a mi parecer y al parecer otros la vez linda. Tiene un cuerpo llamativo, tez blanca, trasero redondo, en fin.
Lo que les platicaré pasó este viernes primero de marzo. Tras lo sucedido de la semana pasada, (leer el anterior relato), el enojo aún no lo liberaba. Estaba tremendamente enfurecida. Traté de olvidar toda la semana pero no podía. Durante el trabajo mi mente solo recordaba ese exacto momento. Eran las 12 del día. No quería lidiar con eso todo el día en el trabajo así que decidí salir en ese preciso momento. Tomé mi saco y salí del edificio. Durante el camino, el tráfico lo hacía peor. La mano izquierda tocando mi frente y la otra sosteniendo el volante. Al llegar a casa aventé mi bolsa y entré a la cocina por un vaso de agua. Miré mi celular. Las “12:48”. Caminé a mi recámara, me quité los tacones y me tiré a la cama boca abajo. Pasaron unos minutos y la puerta sonó.
- ¿Quién?, pregunté en voz alta.
- ¡Yo!
La voz de ella me descontroló. Me levanté de la cama y caminé al comedor. La vi. Vestía unos mallones blancos y una blusa verde. Verla me causaba tanto enojo. Tenía tantas ganas de agarrarla a golpes por lo que hizo. Me quedé parada mientras ella actuaba de lo más normal buscando en el frutero una fruta que comer. Tomó un plátano. Caminó hacía mi ya que yo estaba del lado de los cuartos. Miró de frente como si no estuviera y al pasar junto de mi, hice lo que menos se esperaba. La agarré del cuello tomando un poco de su cabello y la pegué a la pared con todas mis fuerzas. Gritó.
- ¿Acaso crees que ya se me olvidó lo que hiciste?, le pregunté enojada.
- Mamá!!!! ¿Qué te pasa? Suéltame!!!
- Cállate!!!, le ordené manteniendo sus muñecas juntas pegadas a su espalda con las mano izquierda mientras que con la otra la sostenía del cuello. Miré al suelo. Su plátano había caído al suelo.
- No sabes las ganas que te tengo.
- ¿Qué?, ¿Cómo?
La solté del cuello y tomé parte de su cabello y la jalé con fuerza.
- Aaaaaahhh!!!! Me lastimas!!!
- ¿Qué no entiendes que te calles?, le pregunté dandole varios jalones bruscos.
- Mamá!!!
- Hoy no es tu día de suerte.
- Mamá!! Por favor!! No me lastimes!!
- Me tienes que pagar de alguna manera.
- ¿Qué? ¿Qué cosa? Pero si no te debo nada
- Lo que te atreviste a hacer la otra semana.
- Mamá, perdóname!!! No lo pensé!!! Por favor!! Lo entendí bien la vez que me lo advertiste!!
- No. No puedo quedarme con eso.
- Mamá, no seas así.
Mientras hablábamos, mis ojos vagaban por todo su cuerpo. Le miraba su rico trasero.
- Creo que ya se como
- ¿Qué? ¿Qué harás?
- ¿Cuándo fue la ultima vez que tu y yo tuviéramos algo sin la participación de Jorge. (Para los que son nuevos es mi hijo).
- No lo sé. Pero…no quiero hacer nada de eso.
- Eso no lo decides tú, corazón.
- No, mamá. Por favor.
- Lo siento. No debiste retarme.
No dije nada más y la solté del cabello para bajar esa mano a su lindo culo.
- Luces bien con este mallón.
- Mamá, no hagas esto.
- Cierra la boca.
- Por favor
Ella no me iba a arruinar el momento, así que le di una ligera cachetada en la boca.
- Cierra la puta boca, le dije dándole un manotazo en los labios.
Me arrodillé detrás de ella sin soltar sus muñecas y colgué mis cuatro de dos de mi mano derecha en la parte trasera de su mallón para luego bajárselo.
- No, no, no, mamá!!!
- No te muevas!!!, le advertí de un grito.
Bajé su pantalón hasta sus sandalias. Sus piernas y sus muslos blancos estaban recibiendo el aire fresco de la casa.
- Te vez linda así.
Miré a su trasero. Lo cubría su calzón blanco con lunas.
- No sigas, por favor.
No le contesté. Sin decir nada olfateé su culo. Lo respiré.
- Dios, que rico hueles.
- Mamá, para.
Planté mi rostro en su trasero y respiré. Olía tan rico.
- Hueles bien. Ahora entiendo porque le gusta chupártelo.
- Mamá, detente!!
- No. Y cierra el pico.
Empuje su culo con mi cara, incrustaba mi nariz en medio de sus glúteos junto con su trapo blanco. Levantaba ese culo con la cara.
- Si, me gusta mucho este culo, dije al olerle.
No dijo nada. Por un momento sabía que si forcejeaba le iría mucho peor. Estuve unos minutos así disfrutando de ese trasero. Aparté mi cara y dije:
- Te soltaré y no quiero que vayas a hacer una estupidez
Lo hice. No se movió. Ahora tuve mas libertad para jugar un poco con su culo. Agarré ambos glúteos con mis manos y sin bajarle su trapo blanco, los separé. Su panty se metía entre sus lindas nalgas blancas.
- Que rico se ve.
Tras esa vista tan sexy de mi hija, enterré nuevamente mi cara y respiré su delicioso trasero.
- Mamá, no!!
Dios mío, me embriagaba de su rico aroma a culo. Olfateárselo era de lo más rico. Saqué mi cara y reí agregando:
- Me encanta tu aroma, mi amor!!! No te muevas.
Volví a olerla con fuerza haciendo que su rico olor viajara por mis fosas nasales. No podía parar. Hacer eso con ella y todo lo que se me pudiera surgir me excitaba demasiado. Me puse de pie y volví a sostenerle sus muñecas con la mano izquierda para luego cubrir parte de su culo y de su concha con la palma de mi mano derecha. Sacudí.
- Estás calientita de la entrepierna, dije.
- Para, mamá.
- Silencio.
Saqué la mano y le azoté el glúteo derecho.
- Aaaa!!!
- Cállate, que si fuera él, lo disfrutarías.
- Mamá!!!
Era toda misma y podía hacer con ella lo que se me antojara. Sosteniéndola con fuerza le bajé con brusquedad su lindo panty.
- Mamá, no, no, no lo hagas!!!
- Como de que no!!!
Se lo logré bajar, dejándolo caer sobre sus sandalias. Estaba toda descubierta de su zona íntima.
- Sólo mírate. Que lindo culo tienes, le dije mientras de lo frotaba.
La palma de mi mano amasaba su glúteo derecho. Se lo apretaba. Le di una fuerte nalgada.
- Aaaaauuuu!!! No!!! Ya no!!!
- Cállate.
Le solté las muñecas y se giró para que no siguiera. Lo que me hizo enojar mucho.
- Voltéate, le ordene en voz alta y forzándola a girarse como estaba.
- Mamá, por favor!!
- Quédate así, no te muevas, le advertí pegando sus pechos al muro.
La solté poco a poco. Se quedó quieta. Me agaché nuevamente y puse cada mano sobre cada glúteo.
- Mira esto, dije, mientras frotaba su blanco culo.
Miré detenidamente su delicioso trasero. Las ganas de comérmelo como aquella vez aumentaban cada vez más. No sabía porque el antojo del cuerpo de mi hija era tan grande. Desde que inicié con esto fue tan rápido el cambio. Mientras frotaba ese culo, sus glúteos se abrían dejándome ver su riquísima zona.
- Te vez tan rica, Caro. No se porque se me antoja tanto tu trasero.
- Mamá, detente, en serio.
- Tranquila, ¿de que tienes miedo?. Al contrario, deberías disfrutarlo. Quien de tus amigas tendrá una mamá como yo.
- No está bien.
Ignoré sus palabras y metí la cara para olerla.
- Dios, dijo con un tono de preocupación
- Mmmm!!! Huele muy bien!!
- Dios, mamá, no lo hagas!!
- ¿Por qué no?, si me gusta
- Porque estoy sucia. Huele mal ahí!! Apártate, ¿si?
Abrí bien su traserote y pasé toda mi lengua sobre su sucio agujero.
- Mamá!!!
- Mmm!!! Que rico sabe!!
- Para!!! No seas…
- ¿Qué?...¿una puerca?, ¿sucia?, ¿asquerosa?
- Sii!!
- Me gusta serlo, ¿sabías?
- No sigas.
- Calma, deja que tu mamita te limpie el culo.
- Dios!!
- Si ambas sabemos que te gusta, no mientas.
A pesar que ella fingía que estaba incómoda, en el fondo le agradaba, solo necesitaba más confianza. Pasé mi lengua una y otra vez. Lengüeteaba su sucio ano. Agarré fuertemente sus nalgas manteniéndolas separadas y puse dura mi lengua para intentar penetrarla.
- Mamá, ¿Qué haces?, pregunto sorprendida
- ¿Tu que crees?
- No te atrevas!!!
- ¿O que harás?, la reté.
- Eres tan sucia, en verdad.
- Me encanta.
Mi lengua abría sus esfínteres permitiendo que entrara un poco mi punta.
- ¿no te gusta lo que hago?, le pregunté.
- ¿Qué?,
- ¿Qué si te gusta?
- …no.
- Eres una maldita mentirosa. Porque puedo estar segura que te encantaría si te lo hiciera él, ¿verdad?
- No.
Me enojó mucho que me engañara. La dejé de lamer y le di varias nalgadas en su glúteo derecho.
- Aaauuu!!!! Noo!!! Me duele!!!
- Dime la verdad entonces!!!
- Sii!!! Sii, me gusta!!
Me puse de pie y pegué mi cara a la suya, diciéndole.
- Te voy a decir esto. Es mejor que te dejes hacer lo que quiera como castigo por lo que hiciste, porque si no es así, te lo cobraré muy caro. ¿Qué decides?
Me miraba sorprendida.
- Esta bien.
- Así me gusta. ¿Vez que sencillo es?, le dije acariciándola del cabello.
Le di un beso en la mejilla derecha y bajé lentamente. Al tener mi rostro a la altura de su lindo y blanco trasero, besé su dos glúteos. Empecé con el derecho, luego el izquierdo. Los mordi. Abrí toda la boca y atrapé un pedazo de su glúteo para chuparlo. Volví a separar esas ricas nalgas y escupí su agujero. Vi como mi espesa saliva cubrió esa entrada. Le escurrió hasta la entrada de su concha. Metí la cara y resbalé la lengua hasta subir a su ano. Lengüeteé. Di una última lamida y luego le di un beso. Me puse de pie y pegué mi cuerpo al suyo.
- Me fascina hacer esto contigo. Una vez lo hice con una amiga pero contigo es otra cosa.
Acaricie su trasero. Mi mano subía y bajaba por sus nalgas. Bajé rosando la palma y mis dedos sobre su ano y su vagina y los metí.
- La tienes húmeda, que rico. ¿Te excitó lo que hice?
- …un poco.
- ¿Qué más te gusta?
- …no se
- No, si sabes, dime.
Mientras esperaba su respuesta acaricie sus pliegues y su lindo agujero anal.
- Vamos, corazón, ¿Qué te gusta?.
En lo que se decidía tuve el descaro de meterle un dedo en su culo. Subí la mano y al bajarla, coloqué mi dedo sobre su línea en dirección hacia su entrada. Al bajar busqué su apretado ano y lo empujé poco a poco hasta meter la mitad.
- ¿esto te gusta?, le pregunté susurrándole.
- …ajá.
- ¿Si?...¿que sientes?
- …rico.
Se mordió los labios y cerró los ojos. Seguí metiendo mi dedo hasta el fondo.
- Se siente resbaloso y apretado.
Lo retiré lentamente. Al sacarlo, rasqué sus esfínteres con la yema del dedo y subí la mano a la altura de nuestras cabezas.
- Está algo mojado, dije.
Lo olí.
- Dios, no hagas eso, mamá.
- No huele tan mal, dije mirándolo.
Tragué saliva y lo probé. Lo lamí dentro de mi boca. Pasaba la lengua sobre el. Envolvía mi dedo con mi suave lengua. Lo saqué y se lo acerqué a la su boca.
- No, que asco, no hagas eso, dijo haciendo gestos y retrocediendo la cabeza.
La agarré fuerte del cabello y la detuve.
- Abre la boca, le ordené enojada.
Tragó saliva sin dejar de arrugar la cara de desagrado y me obedeció. Lentamente meti el dedo y lo empezó a probar.
- Eso es, dije sonriendo.
Ella solo me miraba. Le di un beso en su blanca mejilla.
- Anda, chupalo bien.
Por 5 segundos mantuvimos nuestras miradas fijas y pregunté:
- ¿Te gusta mi saliva?
Afirmó con la cabeza. Retiré poco a poco mi dedo y bajé la mano rosando la palma de mi mano sobre su glúteo derecho. Lo acaricié.
- Que lindo culo tienes. Estoy segura que a muchos de tu escuela se les antoja comérselo, y a una que otra lesbiana.
- ¿…porque lo haces?
- No lo se. Solo se que lo disfruto mucho. ¿Tu no?
- A veces.
- ¿Y ahora?
- …algo.
- ¿Si?
- Ajá
Mientras sobaba su blanco culo, fui acercándome a su entrada anal. Al llegar la yema de mi dedo medio rosó su agujero. Rasqué. La miré y vi como sus ojos se cerraban. Le comenzó a gustar.
- ¿te gusta?
- …si.
Luego de unos cuantos frotes, junté mi índice con el dedo medio y los endurecí para metérselos muy lentamente.
- ¿y ahora?
Al insertarle mis dedos en su sucio agujero, dio un profundo respiro por la nariz y apretó los labios.
- Sería tan rico que fuera mi lengua, ¿no crees?
- ¿Ah?
Seguí metiéndolo.
- No tan profundo, pidió en voz baja.
- ¿Por qué, hermosa?
- …no quiero que salgan…
- ¿Sucios?
Volvió a afirmar con la cabeza.
- No importa. De hecho me gustaría.
Al adentrar mis dedos por completo en ese apretado y profundo culo, comencé a formar círculos dentro de él.
- Que rico está tu trasero, mi vida.
- …mamá, dijo con voz débil
- ¿Qué corazón?
Dejé de girarlos y decidí escarbar dentro de ella.
- Mmmm!!!, reaccionó.
- Se siente rico, ¿verdad?
- …ajá.
- ¿Qué te gustaría que haga?
- …no lo sé.
- ¿Quieres que los chupe?
- …¿ah?...ajá…
- ¿Si?
- Si.
- …bueno, contesté hipócritamente.
Los retiré y mientras los subía hacia mi cara, los miré detenidamente. Estaban húmedos. Abrí la boca y los recibí. Una vez adentro empecé a lamerlos, a chuparlos, a succionar su amargo sabor a culo de ella.
- Que rico saben, le dije con un tono de alegría.
Los saqué de mi boca, los bajé para metérselos y los empujé para que entraran.
- Aaahhh!!!, gimió.
Los saqué y por segunda vez los llevé a mi boca.
- Saben tan rica, que te tengo mucha envidia.
- Mamá!!
- Tengo tanta suerte de tener una hija como tú.
Me puse de rodillas, abrí su hermoso culo y comencé a comérselo con ganas. Lengüetee su sucio hoyo, lo golpeé intentando incrustar mi lengua. Ella simplemente se dejó. No puso ninguna resistencia.
- Que rico, dijo con un tono excitado.
- ¿Ahora si lo disfrutas?
- …si.
Aparté mi cara sin soltar su trasero y vi que sus dedos acariciaban su rica concha. Por debajo se asomaban sus uñas. Sonreí.
- Tócate, le pedí.
Lo hizo. Mientras seguía masturbándose, yo seguí lamiendo y probando por completo ese maravilloso culo.
- Ven, voltéate, le dije tomándola de la cintura para girarla.
Al darse la vuelta, su rica concha estaba justo frente a mis ojos. Recargó su espalda sobre la pared y siguió rascándose el clítoris. Lo disfrutaba. Tenía los ojos entrecerrados y la boca entreabierta. Estaba muy excitada. Su dedo medio le generaba ese indescriptible placer. Me incliné a su entrepierna y empecé a lamer su dedo y su clítoris.
- Mmmm!!! …sii!!!
- Que sabrosa te sabe, Caro. Me encantas toda.
- Mamá!!! Aaaahhh!!!
- Quita tu mano, dije haciendo aún lado su mano.
Abrí mi boca y tapé su clítoris con ella. Lamí.
- Aaaahhh!!!! , jadeó.
Miré hacia su rostro y vi que me miraba recargando su mano izquierda sobre mi cabeza con sus ojos a punto de cerrarse por el placer de mi boca. La escupí y seguí lamiendo. Lengüeteé.
- Que rico!!!
De la nada su cintura se comenzó a columpiar.
- Más…siii!!! Lo haces…rico!!!
Succioné su pequeño y delicado punto haciendo estremecerse de placer.
- Dios!!!! Siiii!!! Así!!!!
La conocía. Sabía que iba a convencerla pero había olvidado que era un castigo. No se porque pero ignoré ese tema. Al ver que lo disfrutaba tanto como yo, metí mi mano derecha por debajo de ella en dirección a su culo y metí dos de mis dedos en su rico ano.
- Aaahhhh!!!! Siiii!!!!
Todo marchaba perfecto. Empujé mis dedos haciendo que entraran más.
- Siii!!! Mételos!!!, me pedía muy caliente.
- ¿Disfrutas mucho esto?
- …siiii!!!! Me…gusta!!!
Rasqué por dentro de ella.
- ¿te gustaría mancharme los dedos de tu mierda?
- …siiii!!!!
- Que rico!!! Sería increíble eso!!!
Sacudí la mano haciendo temblar su trasero.
- Así!!! Sigue!!!
Quitó su mano de mi cabeza y la bajó para sacarse mis dedos de su culo para luego llevárselos a su linda boca. Dios, los probó sin ni siquiera ver si estaban sucios. Me di cuenta que llegar a tal punto de excitación lo demás ya no importa.
- Me gusta eso, mamá!!
- A mi también, corazón. Me fascina!!!
Siguió chupando mis dedos. Succionó su sabor. Se lo tragaba. Me puse de pie y cubrí sus mejillas con la palma de mi mano.
- Abre la boca, abre la boca, le pedí rápido.
Lo hizo. Sin tanto rodeo formé una cantidad de saliva en mi garganta y luego escupí adentro de su boca. Nos reímos y la besé metiendo toda mi lengua. Entrelazamos nuestra saliva. La mezclamos.
- Ahora te toca, ¿si?
- …si, contestó muy convencida.
La tomé de los brazos y giramos nuestros cuerpos de modo que yo estuviera en su lugar. Giré mi cuerpo mirando hacia la pared y puse mi mano derecha sobre su cabeza para bajarla. Se arrodilló como si nada y presioné su carota en mi culo.
- Anda, respíralo
Tener su cara metida en mi trasero era una de las cosas pervertidas que me encantaban. Con la espalda torcida para mirarla, admiré con gusto como se sofocaba con mi redondo culo.
- Que rico me tocas con la nariz, dije.
Sacudí el culo y presioné su cara. Se sentía bien.
- ¿Apoco no apesta rico?
Sacó su cara para responder.
- …ajá.
No dijo nada más y volví a incrustarme su rostro.
- Que bien le olfateas el culo a tu mami.
La tuve en esa posición durante unos tres minutos aproximadamente.
- ¿te gustaría olerme mejor?
No dijo nada y solo pujé para tirarme un gas haciéndolo chocar en su linda cara. Quiso apartar su cara pero no la dejé.
- No, no, ahí quédate, huélelo.
Puso sus manos sobre mis muslos para poder salir y lo logró. Me di la vuelta y me incliné hacia ella.
- No quiero que te resistas, ¿escuchaste?. Yo soy la que manda aquí no tú, estúpida, le advertí apretando su cachete derecho con un pellizco.
- Pero mamá no así.
- Pues te aguantas.
Me enderecé y volteé hacia la pared. Estiré la mano derecha apoyándola sobre su cabeza, diciendo:
- Vamos, mete la cara.
Con su rostro con gesto de desagrado, lo hizo.
- Eso, así me gusta.
Continuó oliéndome el culo. Minutos después no tardé en tirarme otro gas. Pujé con fuerza.
- Respira con fuerza, anda!!, le exigí.
A puras penas lo hizo. Mientras me olió, reí. Disfrutaba de eso. Castigarla de esa manera me excitaba y me divertía.
- Que asco!!, dijo al zafarse de mi.
- Sigue, ven, le dije regresándola a mi.
La agarré con fuerza de sus greñas y unté su carita de arriba hacia abajo.
- Huélelo, respíralo!!!
Sentir su nariz rosándome el culo, me gustaba mucho. De la nada liberé otro ruidoso aire de mi trasero.
- Que sucia!!! Huelen a mierda, que asco!!, se quejó al retroceder de nuevo.
La pude agarrar y golpear con rudeza su cara sobre mi culote.
- Cállate, cállate!!
Me di la vuelta y me arrodillé para besarla por segunda vez. Metí mi lengua y acaricié la suya. Viajamos en un cálido y profundo beso. Soltamos nuestras bocas.
- ¿Qué tengo que hacer para que pienses diferente sobre esto?, le pregunté acariciando sus mejillas con la yema de mis pulgares.
- …no lo sé.
- Me confundes tanto, Caro.
- ¿…porque eres así?
- No lo se, mi amor, ¿Por qué?
- Porque…… a veces me gusta.
- Si, me he dado cuenta.
- No quiero que no pienses que esto es malo. Si…a las dos nos gusta, está bien.
- ¿Si?
- Si, corazón. Ahora….quiero que me hagas lo que yo te hice.
Me puse de pie y me di la vuelta. Desabroché el botón de mi pantalón, bajé el cierre y lo bajé haciéndolo caer sobre mis pies. Sin que se lo pidiera, apoyó sus manos sobre mi cintura. Miré hacia ella torciendo la espalda y vi como acercó su boca a mi glúteo derecho. Lo besó. Luego hizo lo mismo con el otro. Volvió a repetir esa acción para terminar en un rico y profundo respiro en mi trasero metiendo su nariz y su boca en medio de mis dos glúteos.
- Que rico me hueles, le dije.
Agarré mis nalgas y las separé haciendo que mi panty se me metiera.
- Sigue, le pedí.
Sin desagrado se inclinó e incrustó su cara.
- Mmmm!!! Si. Me gusta.
Mientras mantuve mi culo abierto, se propuso a bajar mi panty con sus pulgares. Solté mis glúteos para que me los pudiera bajar y los dejó caer sobre mi pantalón. Plantó sus manos en cada glúteo y los separó.
- ¿Qué esperas?, mete la cara, le dije riendo.
Lo hizo elevando mi culo con su linda cara.
- Sii!! Que rico!! Levántamelo más!!
Me complació. Dios, su nariz tocaba mi sucio y apretado agujero.
- Tócalo con tu nariz, ¿si?. Huéleme esa parte.
Abrió bien mi culo, presionó sus orificios nasales sobre mi ano y lo respiró.
- Que rico!!!
No creí que se animaría a hacerlo. Me empecé a desabrochar los botones de mi blusa desde abajo mientras ella olfateaba mi maloliente culo. Me desabroché todo y levanté mi sostén para liberar mis pechos. Los tomé y los apreté. Dios, estaba tan excitada.
- Chupame el culo, le pedí.
No pasaron ni dos segundos para que se decidiera a resbalar su lengua. Dios que rico. Despues de tirarme unos cuantos gases, lamió mi ano.
- Aahhh!! Que rico!! Sigue.
Su suave y mojada lengua rosaba una y otra vez mi sucio agujero. Parecía gustarle.
- Me encanta!!
- ¿Si?
- Si, hermosa!! Que bien le limpias el culo a tu mami!!
Ella seguía como si nada lamiendo y probando de mi. Yo sin duda lo disfrutaba mucho. Su rica lengua humedecía mi zona con su sabrosa saliva. Solté mi seno derecho y llevé mi mano a mi trasero rosando mi linea con mi dedo medio hasta llegar a mi ano. Sentía su lengua con mi dedo. Lo metí lentamente hasta adentrarlo todo. Me rasqué y lo saque, diciéndole:
- Chupalo.
Su boca, atrapó mi dedo y lo succionó, lo lamió. Pasaba su lengua por todo mi sucio dedo.
- Chupalo bien.
Era increíble lo que hacíamos. Muy sucio pero muy excitante.
- ¿te gusta?, le pregunté mirándola.
Asintió con la cabeza.
- ¿aunque me huela mal?, le pregunté riendo a lo que ella simplemente sonrió.
Retiré el dedo de su boca y me giré.
- Ven, chupa aquí le dije señalando mi clítoris.
Se mordió los labios y se acercó tapando mi concha con su rica boca.
- Si, chúpala!!
Comenzó a lamer mis pliegues y mi clítoris con su labio superior y su lengua. Que rico lo hacía. La masticaba y la succionaba a la vez.
- Sigue, no te detengas, mi amor!! Aaahhh!!! Que rico!!
- Te sabe un poco ácida
- ¿Si?...¿y te gusta?
- …ajá
Mordí mis labios conteniendo el placer que me generaba su boca. Mi pelvis comenzó a columpiarse de placer. Cubrí su cabeza con mis manos y la acaricié.
- Cométela, corazón. Comete mi rica concha.
Entrecerré mis ojos cada vez que resbalaba su lengüita sobre mi clitoris.
- Siii!!! Que maravilloso se siente!!!
Bajé mi mano rosando mi vagina y su boca y abrí mi vagina para que lamiera mejor.
- Méteme la lengua!!! Ándale!!
Abrió la boca y le dio un gran bocado a mi concha succionándola a la vez.
- ¿te gustaría probar mucho mejor la concha de tu mami?
- …ajá
La razón por la que le pregunté es porque tenía ganas de orinar por lo que sería mucho mejor ese momento. Levanté la pierna derecha y la recargué sobre su hombro izquierdo. Se acercó a mi entrepierna y siguió lamiéndome.
- Abre bien la boca, quiero que te bebas mis orines.
No dijo nada solamente hizo lo que le pedí.
- Que buena eres, dije riendo y acariciándola.
Pujé haciendo que mi amarga agua empezara a brotar y caer dentro de su bocota.
- Trágatela, anda.
Seguí orinando sin ahogarla. Su garganta hacía ese peculiar sonido al tragarse mis meados.
- ¿saben ricos?, le pregunté sin esperar una respuesta.
Mi vagina seguía liberando mi agua llenando ese hocico. Al terminar me arrodillé y olfateé su boca.
- Mmmm! Que rica huele!
Me rasqué mi concha con mis dedos y los chupé
- ¿verdad que saben ricos?
- …si.
- Saca la puta lengua, le ordené .
Al hacerlo le escupí adentro y chupé su lengua.
- Sabe rica, dije.
Metí dos de mis dedos a su boca y los profundicé a su garganta atravesando su campana. Al bajar poco a poco su reacción como si fuera a vomitar. Sus ojos se agrandaron y dejaron escurrir una pequeña lagrima.
- ¿te gusta?
Negó con la cabeza.
- A mi me encanta cuando tu hermano me lo hace con su vergota.
Bajé mi mano derecha y tapé su vagina, froté su clítoris y metí mi dedo medio y anular en su concha para luego rascar y sacudir. Mi nena cerró sus ojos y tragó saliva.
- ¿te gusta?
- …ajá, respondió.
Sacudí con fuerza.
- Aaahhh!!!, jadeó.
- Que linda te escuchas.
- …mamá!!! Aaaahhhh!!!!
Tomó mi brazo derecho mientras se sacudía con mi mano dentro de ella. Su rostro se arrugaba y su boca se entreabría de placer.
- ¿Qué pasa, preciosa?
- …más!! Siii!!!
- ¿Más?, pregunté riendo.
- …sii!!!
No tenía otra elección más que complacerla, así que sacudí con más fuerza mi mano y endurecí mis dedos a tal punto que lo gozara más.
- Aaaaahhhhh!!!! Dios!!!!, jadeó recargando su frente sobre mi hombro izquierdo.
- Shhhh!!! Tranquila, tranquila!!
Gemía. Su boca liberaba esos quejidos de excitación. Mientras estábamos en esa posición y teniendo la otra mano libre, la pasé a mi trasero e inserté mi índice llevándolo hasta lo más dentro posible. Sentir como rosaba mis paredes anales se sentía tan bien. Rasqué por dentro. Me escarbé el ano como si quisiera sacar mi sucia mierda. Ella no paraba de gemir ni yo de rascar el interior de su concha. Hacía ese movimiento como si llamara a alguien. Destapé mi culo, saqué mis dedos de su concha y con esa misma mano lubricada de su flujo la tomé del cabello y la jalé para que se apartara de mi. Al tener agarrada de sus malditas greñas, metí mi dedo en su boca.
- Prueba, le dije.
Unté mi dedo por su lengua, su paladar, sus cachetes, por debajo de su lengua.
- Que rico.
Lo saqué y lo probé. Lo saboreé. Lo succioné llevándome lo que quedaba mi sabor así como lo poco que cubría de su saliva. La solté del cabello y regresé a su vagina. Al penetrarla con mis dedos, aumenté la intensidad haciéndola jadear muy rico.
- ¿quieres venirte, hermosa?
- …¿ah?, preguntó estúpidamente
No podía ni concentrarse para responder con claridad. Estaba perdida en el placer. Sacudí con mas ganas aún ya doliéndome la mano.
- Aaaahhhh!!!! Mamá!!!! Sssiii!!!
- ¿Si? ¿Así está bien?
- Siii!!! Másss!!! Siiii!!!
Su rostro reflejaba su inmenso placer. Lo venía venir, su reacción era como si fue a punto de romper en llanto. Seguí sacudiendo con locura hasta hacerla explotar
- Aaaaahhhhhhhh!!!!!!! Rayoosss!!!!!!
Gimió y gritó como una niña liberando al mismo tiempo una fuga de su líquido orgasmico como si tuviera una fuga o como si se estuviera meando. Su concha formaba un charco en el suelo, que linda y hermosa se veía en esa posición. Paré.
- Tu hermano no tarda en presentarse.
- ¿Tu crees?
- Si.
Ambas nos miramos a los ojos por unos segundos asimilando lo que habíamos hecho.
- Tal vez en otro momento lo repitamos, vístete.
Se puso de pie, se subió su calzón y su pantalón al igual que yo, y caminé a mi recamara. Me detuve y giré hacia ella.
- No se te olvide limpiar.
Solo asintió y rió.