CASTIGO POR BAJAR LAS CALIFICACIONES (xi)
Llegaron los que pusieron el sabor en la sazón.
Así pasaron los días, faenando, follando, disfrutando, por fin, llegó el viernes, Assim había seleccionado a los que se iban a quedar, y había designado algunos para que se encargaran la mayor parte del tiempo del cuidado de Esteban.
Nos levantamos temprano, hicimos las faenas del día, desayunamos, aún no tenía idea de quién se quedaría y quién no. Lo que tenía claro, era que yo no me iba a ningún lado. Por lo menos hasta que pasara el verano y pudiera volver a la ciudad, entonces me viene una serie de preguntas a la mente que se mezclaron con lo que había hablado con Esteban: ¿Extraño Bilbao? No. ¿Extraño a mis amigos? No. ¿Extraño el estar en casa, con mis videojuegos, televisor, posibilidades de salir cuando quiera? No. ¿Voy a extrañar todo lo que tengo aquí una vez que vuelva a la ciudad? Sí, mucho. ¿Quiero irme? Definitivamente no.
En eso estaba cuando de pronto se me acerca Nacho, que andaba bebiendo una cerveza con Jacobo, me hace señas de que me les una, y me dice:
A ver peque… Abre la boca para que te tomes un trago de esta cerveza… Apura que tu aitona no nos ve. Porque si nos pilla, nos mata. Yo miré a los lados, y tomando la botella, di un sorbo, lo tragué y me desagradó… No pude disimular la cara de desagrado, y Nacho me dijo:
¿Te sientes bien? Jaco, busca algo de agua, porque como que le ha caído mal. Jacobo le entregó la botella a Nacho y no acababa de irse cuando me quise voltear de espaldas la cabeza me dio vueltas, el mundo se me puso de pie, estaba como enfermo, miré a donde estaba parado Nacho y comencé a vomitar. Salió de mí estómago todo el desayuno. Joder peque, perdón, no sabía que no podías tomar cerveza. O por lo menos esta, dijo Nacho muy apenado. Cuando llegó Jacobo me vio aún pálido por la vomitada y me acercó el agua.
A ver mi niño, dijo Jacobo, a ver… cogiendo un poco de agua en la mano, y lavando mi cara… ¿Mejor? Yo sólo asentí, ahora bebe agua, poco a poco… Menudo susto crío, ¿cómo íbamos a adivinar que no eras bebedor de cerveza?
¿Hace falta mucho para adivinarlo? Preguntó Nono… Que había estado viendo desde lejos todo, hasta mi deprimente vaciada de estómago y se había acercado sigilosamente donde estábamos. Este muchacho no ha probado esas cosas que ustedes tanto disfrutan tomar, que a juzgar lo malo que está debe ser esas “cervezas” artesanales que preparan ustedes, ¿verdad?
Si patrón, dijeron Jacobo y Nacho.
A ver Neno, vamos a que te sientes un rato a la sombra, dijo Nono mientras me abrazaba y con cuidado me llevaba bajo techo. Al poco rato ya se me había pasado todo. Dios, estos degenerados son lo indecible e impensable juntos, darte esa porquería y ni siquiera son las 10h00, ya debe estar a punto de llegar tu aita con tus tíos y primos.
A eso de las 12h00 se escuchó una algarabía, iba llegando una caravana de vehículos, Permitan que les diga quienes eran los asistentes:
Mis tíos abuelos, los hermanos de Nono; Asier (57) e Iñigo (50), quienes venían cada uno con su descendencia.
Rikardo (41), Karlo (39), Oskalo (30) son hijos de Asier, el mayor de los Etxabarren.
Rikardo tiene un solo hijo: Ugo (22), Oskalo tiene dos: Gorka y Manolo, Karlo no tiene hijos, pero cela a sus sobrinos más que sus propios padres.
Iñigo, el hermano menor de Nono también llegó con sus hijos: Manoel (29), Uriel (26), Arel (22). Según, todos tenían mujeres e hijos, pero ninguno de sus descendientes estaba en la edad para llegar a la finca a pasar unos días de despliegues de testosterona y trabajo de campo.
Por supuesto, no podía faltar Papá (35), cuyo único hijo soy yo. Y sus hermanos: Eder (42) y Markel (41)
El tío Eder tuvo cuatro hijos: Txomin (22), Adán y Adnán (20), los gemelos, y Fabián (19), mientras que Markel tuvo cinco: Los trillizos Mikelo, Marko y Marizio, (20) luego Sendoa (18), y Merlo (18)
Ahora, para que estén al tanto de cómo son, o por lo menos de cómo eran en ese entonces:
Asier, el hermano mayor de los Etxabarren, a sus 57 no se veía mal, por el contrario, daba gusto y morbo verlo.
Su melena negra como la noche le caía cubriendo las orejas y rozando sus hombros, le daba un aire más juvenil, que se acentuaba con su cara perfectamente rasurada, e incluso se rumoraba que Edurne, su esposa, le acicalaba las cejas.
Asier es de esas personas que difícilmente dejas de ver si vas por una calle o entra a un recinto. 2 metros de estatura, espalda y hombros muy anchos, labios carnosos, nariz grande y perfilada, ojos verde esmeralda, cejas muy negras, igual que sus cabellos y vellos del pecho, que también le cubrían totalmente el abdomen, espalda y brazos, como si cargara una sudadera de pelos encima. No era plano de abdomen, pero sí se veía bastante cuidado. Asemejando un oso americano por su pelaje negro intenso y su figura.
Su dentadura impecablemente blanca, y esos dientes perfectamente alineados y grandes, sobre todo los incisivos superiores, un poco más largos que el resto, por eso le decían Conejo. Sus manos eran también impecables, las uñas perfectamente cuidadas, como si tuviera la manicura. Nada de callos, ni cicatrices.
Él llegó con un pantalón de chandal, donde se le marcaban unas piernas, nalgas y paquete de infarto y una camiseta de cuello bajo sin mangas. Sumado a esto, el color de su vestimenta era todo blanco y los vellos de su cuerpo destacaban. Parecía que si respiraba un poco fuerte iba a romper la camiseta que a duras penas cubría su pecho.
Nono siempre fue de contextura atlética, 1,82 de estatura, cintura estrecha, abdominales marcados, no exagerados, pero si visibles y palpables por encima de la ropa, pectorales, espalda, hombros y brazos sí, muy desarrollados, al igual que las piernas y nalgas, por el tipo de trabajo que desde niño realizaba, siempre tuvo que cargar cosas pesadas, y eso lo fue esculpiendo. Jamás pisó un gimnasio, porque ya con el trabajo duro de campo le sobraba para irse esculpiendo.
Sus vellos le hacían parecer un hombre lobo, cubrían completamente la espalda, pecho, abdomen, brazos, el cabello aún abundante, caía sobre sus hombros, bastante canoso, como el resto de los vellos de su cuerpo, parecía una mezcla entre sal y pimienta negra.
Las manos bastante callosas, tanto en las palmas como en los nudillos, era impresionante verlo trabajar las labores con tanta delicadeza en constante con la rudeza de su apariencia. Su barba blanca en el mentón pero conforme se acercaba a las orejas iba tornando hacia negro. Le gustaba llevarla bastante densa, según él, se retocaba unos que otros vellos con una tijera, pero nunca se la había quitado desde que enviudó.
Sus pómulos levantados y su nariz que era larga, perfilada, y bastante proporcionada a su tamaño le daban un aire muy interesante al viejo, aún a sus 55 que tenía en aquel entonces.
Iñigo siempre fue el enano de los tres, 1,65, cabellos color cobre, igual que sus vellos, muy pecoso en las mejillas y espalda, sólo tenía vellos en el pecho, panza y piernas, sí, Iñigo era el panzón, de los hermanos, porque nunca le gustó eso de estar haciendo dietas, ni mucho menos abdominales, aunque él, por las labores que hacía en su curro, de caletero de almacén, siempre levantando cosas pesadas, al igual que Nono había desarrollado un pecho, espalda y brazos bastante impresionantes. Parecía un osito pardo. Aunque siempre le apodaban El Duende, por los duendecillos de la literatura irlandesa.
Su carácter siempre fue el de ser más divertido de los tres, de hecho, ni siquiera le gustaba que sus hijos le dijeran aita, él siempre se presentaba como Iñigo, y así era como le gustaba que le dijeran. Ávido bebedor de cerveza, eso sí, si había vino, hasta no secar la última botella, no paraba. A la hora de comer, sí es verdad que había que tener cuidado, porque si veía que demorabas mucho, se desaparecía la comida de tu plato.
Los hijos de Asier: Rikardo (41), Karlo (39), Oskalo (30) no podían negar la genética, los tres de cabellera negra, muy tupida. Todos altos, no como el padre, pero sí bastante altos.
Rikardo es un hombre de 1,90, fanático de las pesas, muy atlético, según Papá siempre ha sido un presumido de las conquistas, tanto de hombres como mujeres, pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Lo que sí es cierto es que su estatura y su porte lo hacen impactante a la vista.
Él, al igual que su aita, llegó con un pantalón de chándal, camiseta sin mangas, y marcando paquete. Sus vellos se escapaban salvajemente por todos lados, también negros, como la noche, al igual que su barba y su cabello, que lo llevaba cortado al ras.
Me llamó la atención que tenía zarcillos, unos aros de acero, como de media pulgada de diámetro y algo que parecía un zarcillo en la división de la nariz.
Por lo que pude ver, es muy efusivo en el saludo, ya que saludó a Nono con un apretujón que casi le rompe las costillas al pobre mientras le decía:
Osaba maitea, denbora ez da ikusten. Ezin duzu imajinatu zenbat galdu zaitudan. Itxura ederra duzu, zure ile gris hori... Uffff... Ipurdiko sasikume bat bezala egiten nauzu. ¿Entrenatzen aritu al zara? ¿Edo etenik gabe lanean eta izorratzen aritu al zara? Azken aldian ez zinelako hain potoloa, Jainkoa... Oso ondo pasatuko dugu. (Tío querido, tiempo sin verte. No te imaginas cuánto te he echado de menos. Estás hermoso, esa pelambre canosa tuya... Uffff... Me pones como un burro cabrón. ¿Has estado entrenando? ¿O has estado currando y follando sin parar? Porque la última vez no estabas tan cachas, Dios... Que bien nos la vamos a pasar).
¿Hau al da Maren semea? ¿Iñaki? Zatoz hona haur, utzi besarkada bat ematen. Zein polita zaren, izaki, maite zaitut ikustea, ikusi zintudan azken aldian zure amak oraindik bularra ematen zizun. Orain, zurrupatu eta zurrutadak ematen dituzula imajinatzen dut, ¿ezta? Jajaja… ¿Es éste el hijo de Maren? ¿Iñaki? Ven acá chaval, deja que te dé un abrazo. Que bello estás criatura, me encanta verte, la última vez que te vi, aún te amamantaba tu madre. Ahora, imagino que das de mamar y mamas vergas, ¿verdad? Jajaja...
Según, Rikardo se dedica a la construcción de viviendas desde que decidió no estudiar la secundaria y su aita lo puso entre la espada y la pared: O curras, o ves cómo haces para mantenerte, porque vagos en casa, no quiero. Desde entonces viaja por toda España y parte de Europa haciendo su oficio, eso le ha ayudado a conocer lugares, gente, aprender idiomas, y tener ligues por doquier así como quienes le esperan cada cierto tiempo para recibirle con brazos y piernas abiertos.
Lo más insólito que supe de él es que desde antes de iniciar el noviazgo, le dijo a la que actualmente es su esposa que era bisexual, y que si le daba mucho rollo tener una relación con él, mejor lo dejaban así, porque él ni fumaba, ni bebía, ni apostaba, pero que no iba a renunciar a estar con tíos y tías porque ella quisiera, y ella aceptó.
Karlo es un poco más bajo que su hermano mayor, 1,86 también bastante desarrollado muscularmente, pero vestía un poco más discreto, con un pantalón holgado, una camiseta con mangas, y una gorra, todo del mismo color, gris, su apariencia era más paternal que otra cosa, con una expresión taciturna en la mirada, una sonrisa como si quisiera mostrarse, pero a la vez no, como de quien analiza incesantemente la situación y estudia bien su entorno antes de dar un paso. Sus brazos me llamaron la atención, porque estaban bastante venosos y tatuados, los flexionó hacia detrás de la cabeza entrelazando sus dedos al tiempo que se inclinaba un poco hacia atrás. Nunca había visto tanto tatuaje junto, jamás. Al verme, me sonrió, y se me acercó con cuidado a darme un abrazo tierno para luego ver sus hermosos ojos grises mientras me decía con su voz grave y pausada, como para que no perdiera una sola letra de lo que iba a comunicarme:
Barkatu nire anaia, mesedez, horrela da, denbora asko igaro da familiako gizon guztiek elkar ikusi zutenetik, lasaiago ikusiko duzu. Normalean inpultsiboa izaten da, ez lituzkeen gauzak esaten, baina sakonean ez da pertsona txarra. Ikusiko duzu zein ondo pasatuko dugun familia moduan. Deserosotasuna sor dezakeen zerbait egiten badizut, jakinarazi iezadazu, beldurrik gabe. ¿Ados? (Perdona a mi hermano, por favor, él es así, hacía mucho que no nos veíamos todos los hombres de la familia, ya lo verás más calmado. Suele ser impulsivo, decir cosas que no debe, pero en el fondo, no es mala persona. Ya vas a ver lo bien que vamos a pasarlo en familia. Si te hace algo que te pudiera causar incomodidad, me lo haces saber, sin miedo. ¿De acuerdo?)
Ados, arazorik ez. Nahiz eta... Nire egonaldian, zenbait eraso saihesten eta aurre egiten ikasi dut. Baina lagundu nahi badidazu, niretzat bikaina. (De acuerdo, no hay problema. Aunque... Yo en mi estadía aquí he aprendido a esquivar y hacer frente a ciertos ataques. Pero si quieres ayudarme, por mí, excelente).
Ezin hobea, adimentsua zarela ikusten dut, oso ondo moldatuko gara. (Perfecto, veo que eres inteligente, nos vamos a llevar muy bien). Dijo mientras me apretaba contra su pecho y me besaba la frente.
Karlo es psicólogo, y se especializó en psicopedagogía. Me dijo tu aita que te trajo para acá por haber salido extremadamente mal en las clases, ¿es eso cierto? Preguntó. Yo puedo ayudarte a superar todo eso, puedes confiar plenamente en mí, y te prometo que serás el mejor cuando vuelvas a clases. Total, voy a quedarme hasta que termine el verano.
Oskalo bajó de la camioneta que llevaba haciendo una presentación:
Agur guztiei, espero dut uda hau partekatze asko, jateko asko eta batez ere dibertigarria izango dela. Ezagutzen ez nautenentzat Oskalo naiz. Eta aginduetara nago eta datorren guztirako eskuragarri nago. Alferrak eta alferrak baino gehiago molestatzen nauen ezer ez dago. Nahi izanez gero, gustatuko zaizkigun jarduera ugari antola ditzaket. (Saludos a todos, espero que este verano sea de mucho compartir, mucho comer, y sobre todo, de mucha diversión. Para aquellos que no me conocen, soy Oskalo. Y estoy a la orden y disposición para todo lo que se venga. No hay nada que me moleste más que gente vaga y perezosa. Así que si quieren, puedo organizar un montón de actividades que sé que vamos a disfrutar).
Él es un hombre muy extrovertido, estuvo en el ejército, pero nunca se le dio eso de seguir órdenes, al terminar el servicio, se casó y montó una agencia de organización de eventos corporativos, le fue bien hasta que decidió cambiar a una agencia de festejos, si hay una persona en la familia que sabe cómo animar una fiesta, es él. Oskalo es un hombre de porte recio, cara de pocos amigos, siempre con el ceño fruncido, pero fácilmente sale una sonrisa espectacular que derrite hasta los glaciares.
De los tres hijos de Asier, es el más bajo, mide 1,75, y su cuerpo no es tan desarrollado como el de sus hermanos ya que no puede levantar pesas como ellos por una lesión en la columna que tuvo durante el servicio militar. Él siempre ha sido de “entrenamiento en casa”, hacer sentadillas, flexiones, abdominales… Parece una réplica en miniatura de su aita. Cabello negro, largo hasta los hombros, con un mechón de canas como de dos dedos de ancho, encima de la ceja izquierda, velludo como su padre, y también como que había heredado las proporciones de nalgas y verga de su progenitor. Su paquete era más que evidente con los pantalones tipo bañador que cargaba puestos, y el torso completamente descubierto. Con un abdomen super marcado y nos pectorales rematados en unas tetillas que se antojaba morderlas y mamarlas hasta más no poder.
Estuvo un rato tonteando con Assim y Nacho, diciéndoles lo mucho que los extrañaba, que había oportunidades en las que deseaba sus leches en su cara, y que le encantaría que lo bañaran bien de leche y meaos.
Uffffff… Viniste más cerdo que la vez anterior Oskalo, le dijo Nacho.
Jajajaja… Me vas a decir que no quieres someterme cabrón… Que no se te pone la verga dura de pensarlo, mira, pero si estás hasta manchando el pantalón. Jajaja…
Karlo miraba a su hermano y levantaba los ojos al cielo, como pidiendo perdón a Dios por las locuras de su hermano.
Etorri kabroiak... Ez zaitez atzean geratu, deitu zituen bere seme-alabak, begira gizona, hau da Gorka, laster aitona egingo nauena, emakumea 6 hilabetez haurdun dago eta hau Manolo da, ez dakit zer den buruz, baina oilarrak gustatzen zaizkio ziurtatzen badizut, jajaja... ¿Gogoratzen al zara noiz ekarri nituen lehen aldiz? Haurrak besterik ez ziren, baina lehendik ere bazekiten hazten zirenean gozatuko zituzten plazerak. Jajaja... ¿Gogoratzen al zara nola desesperatu ziren zure semena irensteko? Demagun teknikak hobetzen aritu direla, eta ez dutela ikusten nola lortzen duten oilo bihurtutako ipurdian. Ufffff... Begira zeinen gogorra den nire oilarra horretaz hitz egitea besterik ez. Horietan hustu ditudan garaiak ankerrak izan dira. (Vengan cabrones… No se queden allá rezagados, llamó a sus hijos, mira tío, este es Gorka, que ya pronto me va a hacer aitona, la mujer tiene 6 meses preñada, y este es Manolo, no sé de qué va, pero de que le gustan las vergas si te puedo asegurar, jajaja... ¿Recuerdas cuando los traje la primera vez? Eran tan sólo unos críos, pero ya se sabía los placeres que iban a disfrutar de mayores. Jajaja... ¿Recuerdas cómo se desesperaban para tragar tu leche? Digamos que han ido perfeccionando técnicas, y no veas cómo reciben verga en esos culos respingones. Ufffff... Mira cómo se me pone de dura la verga nada más de hablar de eso. Las veces que me he vaciado en ellos han sido brutales). Decía sin reparo alguno mientras le presentaba sus hijos a Nono y se agarraba el paquete marcando su verga dura a más no poder.
Gorka y Manolo parecían de esos pijos que uno se consigue en cualquier lugar, siempre con la cabeza en las nubes, y como que no les molaba el estar en ese ambiente campestre.
Aita... Noiz itzul gaitezke Bilbora? Hau ez da uste zenukeena, hautsegia da eta usain desatseginak daude. Animalien gorotzak bezala. ¿Ziur zaude uda osoan egoteko leku egokia dela? Amarekin Ibizara joan nahi nuen. Hotela, hondartza, igerilekua, badakizu hori ez dela nire gauza. Izeba Edurnek ere esan zidan ea Coruñara joan nahi nuen. (Papá... ¿Cuándo será podemos volvernos a Bilbao? Esto no es precisamente lo que pensaba que sería, es demasiado empolvado y hay olores desagradables. Como a heces de animales. ¿Estás seguro de que este es un buen lugar para que estemos durante todo el verano? Yo quería irme a Ibiza con mamá. El hotel, la playa, la alberca, tú sabes que esto no es mi rollo. Incluso, mi tía Edurne me dijo que si quería irme con ella a Oreste). Dijo Gorka.
Todos reímos al escucharlo y Gorka nos miró desconcertado para luego decir:
¿El qué?
¿Es que no te enteras? Dijo Manolo.
¿De qué?
Hermano, de verdad que eres el cabeza de paja de la familia… Jajaja…
Ahhhh… ¿Entonces no puedo ni debo decir nada si me molesta?
Assim, Nacho, Joaquín y Jesús estaban que se meaban de la risa, y ya Nono estaba pensando en qué iba a ocupar al señor exquisito para que se le quitaran los brincos.
Gorka y Manolo son rubios los dos, el primero con cabellos ondulados y largos, el otro con corte estilo militar. Ambos practicaban natación, de espaldas anchas, cuerpo bastante fibrado, pero no musculoso. Lo que más llamaba la atención de ellos eran sus ojos, color ámbar, como sus cabellos, su piel bronceada también daba ese color acaramelado, que me imaginaba que debía tener la marca del bañador enmarcando sus voluminosas nalgas blancas. Aún no se les atisbaba ni un solo vello, a lo mejor se lo depilaban, por aquello de que nadaban y eran de la selección nacional.
Gorka vestía un bóxer holgado, de esos que tienen una malla dentro, y se notaba que no cargaba nada debajo, porque su verga empezaba a despertar, lentamente, viendo a los machos que tenía delante.
Manolo estaba más relajado, salvo por las plumas que soltaba su hermano y las cosas estúpidas que decía al abrir la boca.
Ugo, el hijo de Rikardo, aparentaba más edad que la que tenía, aproximadamente unos 25 en vez de 22 él trabajaba como cajero en un banco en Vizcaya. Ya le faltaba poco para terminar la universidad, su complexión delgada, su cabello bastante corto, piel pálida, bastante lampiño apenas unos pocos vellos se le veían por los brazos, muy delgados y claros.
Lucía unos bermudas de tela de vaqueros, ajustado en los muslos, y un polo blanco, con unas zapatillas de tela azul marino. En realidad no era alguien que uno pudiera decir que formaba parte de la familia, por lo apagado y lo taciturno, salvo lo que he descrito, no hay mayor cosa que vestido pudiera adivinar. A no ser por el culazo que se le notaba en lo ajustado que los bermudas que cargaba y el pecho definido que resaltaba haciendo que el polo quedara bastante suelto en la cintura.
El tío Eder es un hombre muy sencillo en el trato, de pocas palabras, pero sí de tomar decisiones rápidas y contundentes.
Él era Teniente de la Guardia Civil, y tenía un porte que daba cierto miedo.
Cabeza rapada completamente, tórax ancho, de pecho canoso, la misma distribución de vellos que Nono, todos bromeaban con él preguntando si cargaba puesto el chaleco antibalas debajo de la piel o si la pelambre le frenaba los disparos.
Aproximadamente de 1,90 de estatura, brazos enormes, sin poder ni querer disimularlos, parecían dos barricas de vino a punto de reventar. Sus piernas y nalgas eran la envidia de todos, porque Eder desde muy pequeño se dedicó al fútbol y a la natación, actualmente combinaba esas disciplinas con karate, judo, y boxeo, además de levantar pesas todos los días, por lo menos durante una hora.
Su pantalón parecía que no podía albergar la carne que tenía en frente, nada más al apearse de su vehículo encendió un tabaco, de la misma clase de los que fuma Nono, eso también hizo que lo mirara con más atención, cuando notó que mi mirada iba de su cara a su torso, descendía hasta su entrepierna, y volvía a ascender, me hizo un guiño, se lamió el bigote y se sonrió para luego agarrarse el bulto sin reparo alguno mientras seguía fumando su tabaco y se aproximaba, despacio, como pavoneándose, hasta donde estaba Papá.
Veo que Iñaki ya ha crecido bastante Maren, le dijo. Míralo, parece uno de nosotros, jajajaja… Se ha ido poniendo fuerte y hasta más alto. Como que el trabajo duro ha dado resultado, apenas lleva dos semanas, esperemos a que termine el verano, seguro que ni siquiera va a querer volver a Bilbao. ¿Será que aita lo está poniendo a currar incesantemente? Bueno, en verdad se ve estupendo. Papá no decía palabra alguna, sólo me miraba y sonreía.
Txomin no parecía hijo de Eder, más bien de Asier, idéntico en cada detalle, el mismo corte de cabello, o mejor dicho, la misma melena larga rozando los hombros, la misma estatura, el cuerpo igual de musculoso, el matorral de pelos salvajes e hirsutos y que invitaban a hundirse en esa espesura, el mismo paquete imposible de disimular, el mismo culazo. Ufffff… Yo en ese momento estaba tan excitado que no hallaba hacia dónde mirar, donde quiera que volteara había un océano de testosterona donde yo pensaba navegar. Los ojos de un azul muy oscuro con un aro verde claro alrededor, rodeados de un matorral de pestañas negras, extremadamente tupidas, las cejas muy densas, esa mandíbula angulosa, con esos pómulos que le dan un aire más que exótico a su edad en aquel momento, y si a eso le agregamos una barba de unos cuatro días, negra completamente, y bastante densa. Uuuufffffff...
Su físico ya hacía que él resaltara, por lo que necesidad no era que tenía de hacer ninguna entrada espectacular, ni esforzarse en captar la atención de la audiencia cautiva que tenía. Su mirada era como la de un torero en la arena, en plena faena, estudiando cada movimiento, cada gesto, cada palabra que se decía. Estaba como estudiando el terreno, para poder avanzar con seguridad y poder hacer lo que había llegado a hacer, pasar el mejor verano posible.
Los gemelos eran idénticos físicamente a más no poder, pero radicalmente opuestos en su manera de ser.
Adán siempre ha sido el primo conversador, que se mete en cosas donde nadie lo ha llamado, que emite su opinión así no sea necesaria ni bienvenida, que siempre va a estar ahí para ayudarte así no lo necesites, que se la jugaría incluso a moler a golpes a quien se atreviera a meterse con alguien de su familia, ese es el comportamiento de Adán.
Adnán siempre fue el silencioso, ratón de biblioteca, sus mejores amigos eran impresos y se organizaban en las estanterías alfabéticamente.
Jamás se le oía decir un comentario inapropiado de nadie, tampoco se sabía que se escapara de la universidad a fumar yerba como lo hacía su hermano, ni que fuera de emborracharse.
Ambos cuidaban mucho su figura, aunque no eran musculosos ya pintaban que lo iban a ser, Eder entrenaba con ellos, todos los días, incluso, les enseñaba lo que iba aprendiendo en los entrenamientos de defensa personal que recibía. Su madre, por su parte, se ocupaba de enseñarles esa especie de disciplina que viene de la paz interior, a ser felices consigo mismos y a aceptarse para poder ser felices y aceptar al mundo con el que conviven. Pero tanto él como su hermano no se detenían al ver que alguien quería perjudicar a alguien que se encontrara en el círculo de sus afectos.
Fabián, es de esos que de pronto ves en un sitio si anda con alguien que se haga notar, pero por sí solo no es que resalta. Su cuerpo delgado, un poco enjuto, la cara casi inexpresiva, la mirada como perdida en el horizonte, el cabello largo, tirado hacia delante, como cubriendo parte de su cara y muy poco comunicativo, ese es mi primo Fabián, o Fabi, como todos le decimos. Sacó un cigarrillo, lo encendió y se apartó a sentarse en un lugar apartado de nosotros, como quien viera los toros desde la barrera. En eso se le acerca Diego y le dice:
Hola, soy Diego, no te había visto por acá.
No me gusta el campo.
Pero ve la oportunidad de hacer cosas distintas, y pasarla bien aquí.
En verdad, me la suda si la paso bien o mal, sólo voy a esperar a que pase el verano para poder volver a casa, no más porque tuve una discusión con un gilipollas de por la casa y casi nos matamos a golpes, aita decidió traerme.
Pero tío, no te rayes, ya vas a ver que todo eso mejora, y… Bueno, no te compliques, las cosas aquí son bastante buenas, si te das la oportunidad, ven, vamos a buscar algo de vino para beber.
Será.
Markel es un hombre muy serio, tanto así que si lo ves caminando por la calle puedes pensar que va a golpearte no más por pedirle que te diga la hora. Con su estatura, 1,89, cabello rubio, rizado, cejas y barba pobladas, ojos verdes como una botella de vino, cuerpo muy desarrollado por entrenamiento de pesas y gimnasia olímpica, campeón de lucha grecorromana en la escuela y la universidad, trabajaba como “gorila” de una discoteca en Madrid.
Él llegó en pantalón como de deporte negro, con un polo, gorra y zapatos del mismo color, como si hubiera soltado de currar. Entre el pantalón y el polo no podía disimular sus atributos, su pecho, muy ancho y los brazos extremadamente gruesos parecían que iban a reventar el polo con tan solo respirar, y el paquete que marcaba en el frente del pantalón era tal que hasta Nacho y Assim decían que se adivinaba más grande que lo que ellos calzaban. En cuanto a sus nalgas, parecía que cargara un par de melones en donde se suponía que debían ir estas.
Sus brazos forrados de vellos rizados y rubios, bastante tupidos, al igual que los que se le veían por la abertura del polo que cargaba, sus orejas con dos aros pequeños de acero, al igual que los anillos que cargaba, y los que se adivinaba que colgaban en los pezones de sus tetillas.
Su desfile de retoños, comenzando por los trillizos, eran exactamente iguales a él, salvo por la coloración del cabello.
Mikelo sí parece un sol, de lo rubio que es, igual que su padre, misma distribución de masa muscular, misma estatura, aparentemente tan desarrollado hasta en los atributos sexuales como su progenitor, este llevaba una camiseta sin mangas de cuello cuadrado en un tono vino tinto, lo que hacía resaltar sus vellos rubios rizados y su piel blanca. En la familia nos referíamos a él como Astoa Mikelo, (El Burro Mikelo), no por su bajo intelecto, sino por las proporciones de su verga desde que era muy crío.
Mikelo, además del cuerpo, y el porte, siempre fue muy curioso para aprender cosas nuevas, dicen que a los tres años ya tocaba la guitarra, con cierta soltura, y poco a poco fue mejorando, de hecho, se dice que sus conquistas eran a base de ese talento. Tanto hombres como mujeres caían rendidos ante ese Adonis rubiete con una guitarra siempre a cuestas. Lo que mejor define a Mikelo es una expresión de la zona: Lehenik San Juan, gero Santa Isabel, zure portaeraren arabera jokatuko dut. (Primero San Juan, después Santa Isabel, según te portes, me portaré). Lo cual se traduce en su fácil adaptación a las circunstancias y a la ocasión que se le presente, sin mayores inconvenientes.
Marko, un poco más bajo que su hermano, 1,86 aproximadamente, el cabello cobrizo completamente parecía más hijo de Iñigo, pelirrojo y pecoso a más no poder, también se esforzaba en tener la estampa de su padre, y se le veía que la naturaleza lo había favorecido en las proporciones del mismo modo generoso que a éste. Una barba de unos tres días asomaba y el pecho entre las pecas y los vellos era una tentación, al apearse del vehículo se despojó del polo que llevaba y se lo colocó en la cabeza a manera de turbante. Dejando a vista su torso hermoso, lleno de pelos por delante y por detrás, igual que Mikelo e igual que su aita, Markel. Sus brazos enormes y los pelos de los sobacos que provocaba lamerlos, incesantemente. En sus pezones llevaba unos semi-aros de acero con unas bolas en las puntas.
Se dice que desde que eran unos bebés, ya Marko no podía oír el chisporrotear de unos huevos friéndose porque se ponía a bailar, eso hacía que tanto él como Mikelo fueran invitados a cuanta fiesta se organizara en Madrid, todos sus amigos los buscaban para que fueran a tocar, y entretener, y como no se rayaba por bailar con hombres o mujeres, siempre eran bienvenidos.
Marizio, con su cabello achocolatado, completamente liso, con la misma estatura de Mikelo, 1,89, y también el mismo vicio de entrenar hasta hacer explotar el físico, siempre fue el ratón de biblioteca de los tres, el analítico, el que si no abre la boca para cantar, pasa por un inadaptado más de cualquier grupo. Bien se le da una bilbainada que una canción de lo que esté sonando en las emisoras en el momento. Y mantiene un repertorio bastante actualizado, incluso, en lenguas foráneas, como el inglés, francés o ruso.
Juntos, los tres, eran en ese entonces las almas de las fiestas madrileñas.
Sendoa, por su parte, siendo uno de los menores, era de temperamento bastante fuerte, el que le ponía carácter a sus hermanos mayores, y hasta los hacía irse a casa antes de que quedaran en ridículo a la hora de un botellón. Su estampa si era diferente, de cuerpo más delgado, aunque igual de alto a Marko, cabello negro como la noche, y bastante silencioso.
No se apuntaba a eso de levantar pesas, pero sí a hacer entrenamiento de carreras, aun así, igualmente de contundente tanto a la hora de lanzar un golpe y dejarte tendido sobre tu sombra, como de hacerte ver las cosas que has hecho mal y el marrón que has dejado para hacértelo comer.
Merlo siempre fue el loco de la familia, contaba historias que ni él mismo se creía, ni siquiera el Padre Nuestro podías oírle porque te entraba la duda de que fuera así como él lo decía.
Todos lo apodábamos Merlín, como el mago medieval, por las fábulas que siempre tenía en mente, pero a la hora de dar un apoyo en lo que fuera, si había alguien confiable, era precisamente él. Merlín se parece mucho a su aita, cabello rubio, rizado, no tan alto como sus hermanos, pero aún le faltaba crecer, o por lo menos esa esperanza albergaba en ese entonces. Aún no daba señas de lo velludo que iba a llegar a ser, pero se ocupaba de ir “haciendo el cuerpo” para lucir la pelambre que le pudiera venir luego.
Papá, como ya les he dicho, no es un hombre alto, apenas mide 1,70 metros. Siempre cuidadoso de la alimentación adecuada, y con eso de ejercitarse a diario, si no estaba ubicable, fácilmente se le podía conseguir en el gimnasio, cuando por una u otra razón no podía ir al gimnasio, hacia flexiones, planchas, abdominales y sentadillas en casa.
Esta fijación por el ejercicio y el entrenamiento físico lo llevó a desarrollar unos brazos impresionantes, recuerdo que una vez me dijo que le ayudara a medirlos y quedé impactado cuando ví que medía de bíceps, 57 cm, unas 27 pulgadas aproximadamente. Sus pectorales, bastante voluminosos, y su mandíbula cuadrada, siempre cubierta con una barba rebajada al 2, su nariz, perfectamente perfilada y grande.
No es exageradamente velludo, de hecho, los vellos le cubren los pectorales, bastante negros y densos, haciéndolos parecer una alfombra muy tupida, los cuales rematan en unas tetillas rosa intenso con pezones muy pronunciados, tanto que al ponerse un polo o camiseta, e incluso camisa, se colocaba una venda para aplastarlos.
En las tetillas, propiamente, no le no crece ni un solo pelo luego, del pecho, desciende por el centro de su abdomen, bastante marcado, una línea fina de vellos negros, que se pierden bajo su ombligo, y forman un matorral de pelos en su pubis, los brazos son de muy poco vello, pero los antebrazos compensan, igual que el pantalón de pelos, de la cintura hacia abajo, se extiende un matorral denso de vellos que cubren sus nalgas, y llegan hasta los dedos de los pies, porque hasta el empeine se cubre de vellos.
Gee, familia, zenbat denbora elkar ikusi gabe. Badirudi azkeneko aldiz etorri zirenetik mende batzuk igaro direla. Arranoak lurrera datozen bezala. Ezin duzu imajinatu zenbat galdu zaitudan. Sartu, sartu, denontzako lekua dago. Utzi zure gauzak autoetan eta ardoa hartuko dugu. (Caramba, familia, cuanto tiempo sin vernos. Parece que han pasado siglos desde la última vez que vinieron. Como que las águilas están llegando a tierra. No se imaginan cuánto los he extrañado. Pasen, pasen, hay lugar para todos. Dejen sus pertenencias en los coches y vamos a tomar un poco de vino). Dijo Nono cuando vio a sus hermanos y sobrinos.
Dime Aitor, dijo Asier, nola doaz hemen gauzak? Ikusten dut langile gutxirekin geratu zarela, galdu zaituzte? (¿cómo van las cosas aquí? Veo que te has quedado con poco personal, ¿Se te han pirado?)
En realidad no, pero los que están, son, los que cuentan. Al menos por estos días. Unos están cuidando a Esteban, que tuvo un accidente, y digamos que he mandado a sus casas a los que no iban a ser precisamente gratos en estos días.
Bueno gente, dijo Iñigo, ¿vinimos a pasarlo bien, o a estar viendo cómo le va en las finanzas a nuestro anfitrión? Vamos a tomar ese vino, que vengo con la garganta seca.
Jajajaja si no has hecho sino roncar en la vía, dijo Asier. Por cierto Aitor… ¿Esadazu zerbait, hazten ari zinen mairua al da? ¿Nola deitzen da? ¿Assim? (Dime una cosa, ¿es ese el moro que estabas criando? ¿Cómo es que se llama? ¿Assim?)
Efectivamente, dijo Nono, baina kontuz, zuk baino euskaraz gehiago hitz egiten duela, ¿Assim ezta? (…pero cuidado, que ese habla más vasco que tú, ¿verdad Assim?).
Jakina, buruzagiak irakatsitako guztia ikasi dut. Zaila da ez ikastea, txikitatik, zertaz ari diren ulertzen ez duzula uste duten pertsonekin inguratzen zarenean. (Por supuesto, he aprendido todo lo que el patrón me ha enseñado. Y es difícil no aprender cuando desde pequeño te rodeas de personas que creen que no entiendes lo que hablan).
Ambos hermanos rieron, Asier por su torpeza y Nono por la demostración de conocimiento de “su muchacho”.
Pasamos a la cocina donde encontramos a Fabián comiéndole el culo a Diego, quien yacía sobre la mesa viendo al techo, con las rodillas sobre su pecho, Fabián se esmeraba tanto que no se percató de que tenía audiencia, nada más que toda la familia, y los trabajadores.
Cuando vemos es que comienza a ascender, y se mete las bolas de Diego en la boca, primero una, luego la otra, hasta que Diego le da algo con qué entretenerse mejor, Fabián toma la verga de Diego en su boca como si fuera un caramelo, se la traga completa, la succiona con gula, con desespero, mientras le va metiendo dedos en el culo, los cuales entran con una facilidad impresionante, tres dedos de una vez, y Diego gemía de placer mientras se retorcía sobre la mesa.
Eder, que ya se había quedado en cueros, mostrando su porte de lobo gris, entra sigilosamente a la cocina, y pone su verga, aún no completamente alzada en vuelo, junto a la cara de su hijo, que le devora con glotonería, como si le conociera bien, retrae el prepucio para lamer la gran cabeza en forma de hongo que ya expulsaba preseminal.
Uffffffff… Que rico mamas hijo… decía entre jadeos mientras Fabián se dedicaba a comer esa verga que iba ganando largo y grosor, hasta convertirse en un arco que apuntaba al techo y hacía una recta entre la punta y su ombligo.
Fabián se quitó los pantalones y mostró una erección igual a la de su padre.
¡Joder! Dijo Nono, esto se pone cada vez mejor.
Fabián se colocó apuntando justo al ojete del culo de Diego, que estaba boqueando desesperado porque le dieran verga, al colocar la cabeza, y sentir cómo entraba sin dificultad, los ojos se le abrieron como si nunca hubiera podido hacer eso con tal facilidad antes, Diego entre gemidos pedía más, y Fabián le iba metiendo poco a poco cada uno de los veintidós centímetros de carne gruesa y palpitante que tenía para él. Eder, recostando y restregando su verga con un movimiento de cadera ascendente en la raja del culo de su hijo, le iba acariciando el pecho, le estrujaba los pezones, le mordía la oreja, le lamía el cuello. De pronto Eder le dijo a Fabián:
Como que necesitas un empujón… Y le clavó la verga completa a su hijo, empujándolo para hacer que se introdujera por completo en el culo de Diego, haciendo que los dos jóvenes gritaran de placer y dolor, al ser violados, uno por su progenitor, el otro por quien menos pensábamos que iba a empezar a disfrutar de las atenciones y la hospitalidad de la finca, pero ni uno ni otro hizo el más mínimo intento ni pronunció palabra para que se detuviera esa intrusión, por el contrario, disfrutaban.
Papá estaba a mi derecha y comenzó a meter mano por dentro de mi pantalón, agarrando mi verga, que estaba babosa de estar lubricando desde hace rato, se puso de rodillas ante mí, y comenzó a darme una mamada, por su parte Assim hacía lo mismo a pocos centímetros de mí con Nono.
Asier tomó a Adán y Adnán, los gemelos veinteañeros de Eder, y los puso a cada uno a mamar una de sus tetillas a la par que Ugo, el hijo de Ricardo, su nieto, le comía la verga con gula.
Aitona, tu verga es más deliciosa en mi boca que la de mi aita… No sabes cuánto quería poderla disfrutar de nuevo.
Siempre has sido un vicioso come vergas hijo, le dijo Asier, pero lo que más me gusta es cómo desaparece esta verga gorda, cabezona y venosa dentro de tu culito. Buen trabajo Rikardo, entrenando este nene para los placeres de la vida… Ufffff… Diosssss… Me vas a hacer acabar chaval, y aún no te he clavado ese culazo que sabes me mata de gusto, placer y vicio.
Rikardo tenía la mirada puesta en su padre mientras Iñigo le clavaba sus veinte centímetros de verga descomunalmente gruesa en el culo y Merlo le mamaba la suya, devorando cada pulgada como si se le fuera la vida en eso. Uffffff, no sé qué es mejor, si la verga descomunalmente gorda de mi tío en mi culo, o esta boca que me está volviendo loco de remate. Dijo Rikardo, que alucinaba con esos dos hombres que le estaban llevando a la gloria.
¿Verdad que la come de vicio? Preguntó Markel. Con orgullo de los portentos de su muchacho. Mientras que el hijo de Oskalo, Manolo, y Uriel, se ocupaban de atenderle con esmero la verga y las bolas turnándose entre ellos.
Oskalo miraba por todos lados buscando a Gorka, esperando que no estuviera fumando un porro, porque ahí sí se iba a armar el lío. Mientras gozaba como poseso de la boca de Marizio e iba metiendo dedos en su culo para follarlo más tarde.
A espaldas de Oskalo estaban Joaquin y Jesús (El Greñas), dando verga por todos lados a Marko, quien se quejaba, y protestaba, pero no se zafaba de ese par que lo tenía cautivo.
Al otro extremo de Merlo estaba Manoel, que hacía salir quejidos de su primo con las embestidas que le propinaba y las nalgadas que le atizaba. ¿Te gusta, verdad primito? Que te traten como una puta… Mira este culo, esto no es un culo nada, es un coño, un coño caliente y húmedo, que no para de halarme la verga hacia dentro… Diossss… Que delicia de coño tienes Merlo, de verdad que me flipo de estar dentro de ti zorra.
Merlo bufaba de gusto, estaba empapado en sudor, recibiendo verga por la boca, la cual no paraba de botar babas, y por el culo, no sabía cuál le estaba dando más placer, le encantaba ser sumiso, saberse utilizado, eso le generaba tanto morbo que su verga no dejaba de lubricar, haciendo un pozo debajo de él, quien se aferraba a las piernas del tío Rikardo como un náufrago a su tabla.
A unos pasos, recostado contra el fogón de leña, estaba Karlo dando de mamar a Arel, mientras Sendoa le daba estocadas infinitas y fuertes a más no poder con su verga en el culo a Arel y a Sendoa se la empotraba Mikelo.
Joder, que me duele tío, decía Sendoa a su violador.
Pero te gusta que te clave mi verga de burro, ¿verdad? Gruesa, larga, y forrada de venas gruesas… Sin hablar de lo cabezona que es… De aquí no sales sin que te preñe hermanito, vas a sentir toda mi leche dentro.
¿Y tú crees Astoa que a tu hermano no le duele? Le dijo Txomin mientras lo iba ensartando sin compasión.
Fóllame cabrón, fóllame a lo bestia, demuestra lo duro que me quieres dar, le respondió Mikelo a Txomin.
Yo estaba comiendo verga de Papá cuando de pronto me dice:
Quiero cogerte hijo amado, quiero darte verga, leche, y que me folles tú también, antes de que me folle a alguien más o alguien más me folle…
Nos fuimos a la habitación, casi nadie se dio cuenta, ni siquiera Nono, que estaba a pocos centímetros de nosotros. Con su verga metida hasta el fondo de la garganta de Assim.
Cada cual estaba disfrutando a su manera con quien le daba la gana, al entrar a la habitación vimos a Nacho gozando de lo mejor con Gorka, que cuyo culazo se devoraba completamente la verga del gigante. Ellos estaban de espaldas a la puerta, lo que se veía en primer plano era la inmensa espalda de Nacho, cómo se le tensaban los músculos, y las nalgas que indicaban que le estaba dando con todo lo que tenía a Gorka.
Gorka, desesperado, decía con una voz tan aguda que sonaba hasta femenina:
Joder… Que delicia ser tu puta mi amor, no imaginas cuánto extrañaba sentir a mi macho dentro, Diosss Nacho, hazme tu hembra más seguido.
Lo eres cariño, lo eres, decía Nacho, eres mi mujer, mi hembra, la que me encanta preñar todo el tiempo cuando estamos juntos… Ahhhhhh… Joder, que coño tienes zorra… Ufffff... ¿Quién es tu macho que te hace correrte sin tocarte mujer? Dime…
Tú eres mi macho amor, tú eres ese que me vuelve loca… aaaaaaayyyy que ricooooo aaaaaahhh, dame más, más… Quiero ser tuya… aaaaaaaahhhh… Goza este coño mi macho, es tuyo, siempre lo será…
Así me gusta, que seas bien puta, eres mi mujer, pero eres mi puta, mi zorra… Aaaaaaaahhh… JODER… Que delicia tía, cómo me mola que seas tan cachonda, eres la más puta que me he follado.
Papá me hizo señas de que nos fuéramos en silencio, y entramos en la habitación de Nono. Una vez ahí me besó, como nunca, podía sentir sus labios que me quemaban, el contacto de su pecho contra el mío, cómo se estrujaba, la forma como cogía con sus manos mis nalgas. Besaba mi cuello, lo lamía, introducía su lengua en mi oreja… Ufffff… Me tenía derretido de placer. Se puso de rodillas y se comió mi verga.
Dios mío hijo… No sabes cuánto estaba extrañando esto…. Ufffff Nené, quiero tu leche en mi boca mi amor... Nos subimos a la cama de Nono, yo estaba acostado boca arriba, Papá entre mis piernas, comiendo mi verga y torciendo mis tetillas a mas no poder con sus manos, de vez en cuando metía unos dedos a mi boca, para que los lamiera y seguir después retorciendo mis pezones.
Me corro Papá… Me corroooooo… le dije después de que estábamos en ese plan unos veinte minutos, aaaaaaaahhhhhh… Jodeeeeeeeerrrrr… Toma lecheeeeee… Le dije mientras presionaba con mis manos su cabeza para que no se soltara. Cuatro, cinco, seis chorros, le vacié en la boca, pero no había quedado satisfecho, quería más, mi cuerpo estaba hirviendo, deseaba mucho más. Deseaba sentir esa verga que me había enseñado que podía disfrutar con machos mi sexualidad dentro, quería que Papá me hiciera suyo, que me llenara de leche. Él se dio cuenta y de una estocada me ensartó, yo solté un quejido, y él me miraba con ojos de morbo, sin despegarme la mirada, su cara, todo su cuerpo, estaban impregnados en sudor, olía a hombre sudado, no a limpio, a sudor de axilas, de tiempo sin bañarse, ese olor que me estaba intoxicando, y volviéndome loco, le lamí los sobacos, uno, luego el otro, metía mi nariz para absorber toda esa esencia, ese olor característico de un macho en celo, Papá bufaba de placer.
Diosssss hijo, que cerdo te has vuelto, no sabes cómo me encanta que te hayas hecho tan puerco, tan guarro… Ahhhhhh… Este culo está tan estirado que no me costó clavarte, has llevado verga gruesa y grande, ¿verdad amor?
Si Papá. Aaaaaahhhh…. Dame duro, duro, sin compasión. Aaaaaaahhhhh… Joder Papá, que ricooooo… Clávame…
Papá sacó toda su verga de dentro de mi culo, me volteó boca abajo, me hizo quedar con el pecho pegado al colchón. En esa posición me clavó nuevamente, y alternaba sus taladradas con lamidas de culo, dando tres estocadas, sacando por completo, volviendo a meter, otras tres, estocadas, una lamida profunda de culo, luego de media hora, aproximadamente, volvió a sacar cada centímetro de su delicioso intruso de mi culo, para acostarse boca arriba y decirme que me clavara a gusto.
Él sostenía su verga apuntando hacia el techo y yo fui haciéndola desaparecer dentro de mi culo glotón, mientras él gemía de gusto acostado en la cama, una vez que mis bolas tocaron su abdomen, comencé a moverme de arriba abajo, como cabalgando, el golpeteo se podía oír tras la puerta de la habitación, nuestros gemidos y gruñidos se mezclaban, más cuando yo halaba los pelos de su pecho, con fuerza, y él movía sus caderas para demostrarme cuánto le dolía y disfrutaba a la vez que se lo hiciera.
Al rato de estar cabalgándolo, se incorporó, hasta quedar sentado, con su verga metida bien adentro de mí, metió sus brazos bajo mis rodillas, y comenzó a hacerme botar sobre sus piernas cruzadas, mis nalgas rebotaban sobre sus muslos, y yo me agarraba fuerte a su cuello, mi verga rozaba su abdomen, con una fricción tal, que entre el preseminal que brotaba de mí, y nuestros sudores mezclados, estaba a punto de acabar en cualquier segundo.
Papá… aaaaaaaahhh... ufffff…
Dime Nené, dimeeeeee….
Papá… Meeeee coooorroooooo… aaaaaaaahhh… Uffffff… No aaaaaaguaaantoooo…
Yo taaaambiéeeeeen hijooooo… Aaaaaaaaahhh… Te preño mi vida… Te preñooooo…
Si Papá… Ahhhhh… Préñameeeeee… Aaaaaahhhh… Diosssssssss… Que ricoooooo… Dameeee….
Toma hijoooooo… AAaaaaaaaaaahhh…. Uuuuuuuuuuuuuuffff. Grrrrrrrr…. Uuuuuuuuuuffff…
Acabamos los dos, pero yo estaba tan intoxicado por esas emociones, esas sensaciones, esos olores que mi verga, que se había vaciado entre los dos, dejando un pegote blanco en los pelos del pecho de Papá y el mío donde algunos comenzaban a hacer acto de presencia, no se bajaba… Papá al ver la situación, sin decir ni media palabra, se puso en cuatro, y me dijo:
Dame verga hijo, quiero tu verga, tu leche de macho dentro de mí, folla a tu papi amado, anda, hazme todo lo que has hecho, dame duro Nené, dame vergaaaaaaaaa… aaaaaaahhhh… que rico amoooooor dale duro a tu papi, que te dejó todos estos días solo, anda, dame con fuerza mi cielo… duro… Así mi amor… Dameeeeeeee…
Ponte boca arriba, le dije.
Él se volteó como le había dicho, y viéndonos a los ojos le fui dando verga, todas las ganas que tenía acumuladas de follarlo se las estaba mostrando…
Uffff… Que macho y que sabroso estás Nené, me encanta como me tienes sometido… Diossss.. Mira como boto preseminal, estoy lubricando a chorros amor… dame… me estás volviendo loco, creo que voy a acabar sin tocaaaaaaarmeeeeee… AAAAAaaaaaahhhh… Que ricoooooo… Ahhhhhh…
Ya te doy leche Papá, aaaaaaaaaahhhh… Ufffffffffff…. Diosssssssssss… AAAAAAaaaaaaaaaaaahhhh…
Acabé con las contracciones del culo de Papá y lo dejé bien preñado.
Luego de esa tanda de sexo, nos abrazamos y nos quedamos dormidos.