CASTIGO POR BAJAR LAS CALIFICACIONES (viii)
Dicen por ahi, que después de un buen gusto...
Cuando llegamos a casa, nos encontramos a Nono despierto. Sentado en una mecedora, con pantalones cortos, sin camisa, tomando café.
¿Se puede saber dónde andaban? Dijo Nono dirigiéndose a Assim y a mí.
Estábamos en el río, fuimos a refrescarnos. Respondió Assim.
¿Estaban ustedes solos? Preguntó nuevamente Nono.
No, dijo Assim, estaban Jesús y Jacobo.
Está bien, me levanté porque no los escuchaba en la habitación, pero la próxima vez, avisen. ¿De acuerdo?
Sí señor, dijo Assim.
Bueno Assim, creo que es todo, ve a dormir, que tengo algunas cosas que conversar con este jovencito.
Sí señor, que tenga buenas noches.
Igualmente.
Así se despidieron y yo me quedé, en medio de la penumbra, desnudo, delante de Nono… Sus ojos me miraban con una mezcla entre rabia, deseo, y decepción.
Yo me sentía de verdad entre incómodo y excitado ante su mirada, ver su torso desnudo, la expresión en su rostro, el bulto que iba creciendo bajo sus pantalones cortos de denim, los cuales parecían haber sido rasgados por las hilachas que tenían, me podía percatar de que no llevaba bóxer debajo.
Nono rompió el silencio, aún sin pronunciar palabra, con el sonido de un cerillo de madera con el que encendió su tabaco. Se puso de pie, frente a mí, en una posición de dominio, tomó mi mano derecha y la dirigió a su entrepierna, yo apreté y comencé a masajear esa verga que, aun cuando yo sabía que no estaba dura del todo, hacía un bulto bastante imponente.
Echó una bocanada de humo sobre mi rostro, y presionando mi hombro con su mano derecha hacia abajo, me hizo poner de rodillas ante él. Demostrando que no era una percepción mía, sino que él de verdad estaba al mando, y yo debía obedecer todo lo que él quisiera. Hice un intento por desabotonar su pantalón, y me detuvo, deslizó la cremallera, y colocó su mano libre tras la nuca, sin apartar su mirada de mis ojos y expulsando una bocanada de humo de su tabaco tras otra a mi cara.
Hizo un movimiento como quien asiente, supe que era el momento para que yo me hiciera cargo de su verga.
Metí mi mano a través de la abertura de la cremallera, y con cuidado saqué ese monstruo delicioso que me encantaba devorar, tanto con la boca, como con el culo.
Nono bajó la mano, y echó mi cabeza hacia atrás, abrió mi boca con sus dedos, y colocó la cabeza de su verga, que aún estaba morcillona, entre mis labios, sabía a meaos, a restos de leche, a culo, como que hubiera estado reventando el culo de alguien y me diera a mí las sobras que quedaron en su verga.
¿Cuál es mi sorpresa cuando siento que algo emana, de su verga?, eran sus meaos. Mismos que yo bebía con gusto, hasta que no hubo más que beber. Mientras bebía miraba su rostro, y una mueca, similar a una sonrisa sardónica, se dibujaba. Retiró su verga al terminar de vaciar su vejiga en mí, desabrochó su pantalón, se la guardó, revisó mi boca, escupió dentro un lapo, cerró mi boca para que tragara, se giró dándome la espalda y chasqueó los dedos.
Cuando escuchó que me levantaba, se volvió a donde estaba, frunció el ceño y me hizo señas de que lo siguiera a gatas. Como un perro.
Así lo hice, quería complacerlo, estaba más sumiso que nunca ante él, ese instante no era Nono, era mi AMO.
Lo seguí hasta su habitación, y al llegar allí me hizo señas de subir a la cama. Él se quitó el pantalón corto, y se subió, en medio de la penumbra, buscó mi cara, y abrió nuevamente mi boca para volver a depositar un lapo y no había tragado aún yo, cuando él estaba metiendo su verga en mi boca. Estaba en ese punto entre flácida y morcillona… Fue tomando fuerza y grosor dentro de mi boca, cuando ya estuvo bien dura y babosa, me puso boca abajo sobre la cama, separó bien mis piernas y de una vez clavó toda su verga en mi culo, para luego ponerse encima de mí, y teniéndome apretado, mientras taladraba mi culo, me dijo al oído:
Sé que andabas de puto en el río, no creas que no sé lo que pasa, andabas llevando verga, sé que te follaron y te llenaron el culo de leche, pero tranquilo, tu papá no va a saber, si me haces feliz, y me complaces en todo, guardaré el secreto. ¿Vas a hacer lo que te diga amor?
Si Nono… Dije entre jadeos…
Así me gusta. Hoy andaba tan caliente que tuve que romperle el culo a Miguel Ángel, el negro que tanto te gusta, no creas que no he visto cómo lo miras, eres un puto, pero a mis ojos, eres una zorrita… ¿Y sabes lo que se le hace a las zorras? ¿Ah? ¿Sabes?
¿Se les cae a tiros? Pregunté mientras gemía por sus embestidas.
Sí, pero con escopetas de carne… Así como esta que tienes en el culo en este momento. Te voy a hacer mi hembra, ya no vas a ser machito conmigo hasta que me dé la gana que lo seas. ¿Fui lo suficientemente claro mi niña?
Si Nono…
Dios… Que coño tan rico tienes mi princesa… Quiero chupar tus tetas… Dijo Nono mientras sacaba su verga para ponerme boca arriba, volver a empalarme y besar y chupar mis tetillas… Yo estaba demasiado excitado, tanto que estaba a punto de venirme, Nono estaba tratándome de esa forma, y me estaba gustando, sabía que era un juego nada más, pero me daba mucho morbo. Nono se dio cuenta de que estaba al borde de un orgasmo, cuando me dijo: ¿Ves? Te gusta ser la niña del Aitona, a ver, princesa, ¿si te apretó los pezones mientras te clavo, cómo te sientes puta? Yo no respondía, sólo gemía, era lo único que podía hacer en ese momento… Te vas a venir… Que delicia, dijo Nono, siento como me aprietas la verga, tu coño se contrae… Dale mi niña, dale placer a este viejo sádico, dale ese placer, entrégate completa, anda, quiero verte acabar. Ya te voy a preñar.. Estoy que me corro en tu coño… Aaaaaaaaaaaaaahhhhh… Tomaaaaaaaaaaaa… Aaaaaaaaaaaaaaaahhhh…
Diossssssssss que delicia de follada te he pegado mi cielo… Dijo Nono cuando vio mi corrida esparcida por todo mi cuerpo, la cual salió disparada sin pajearme y la suya, que mezclada con los remanentes del río, rezumaba de mi culo. Él con sus manos, esparció todo mi semen encima de mí, y al retirar su verga de mi culo me dijo, anda, dale ese coño bien húmedo a Assim, déjame dormir.
Me fui al cuarto, y Assim dormía boca arriba, completamente empalmado, y sin sábana que lo cubriera, yo subí a la cama, con cuidado, tomé su verga con cuidado, y me empalé completamente, así estaba, subiendo y bajando, cuando Assim me toma de las caderas y empieza a mover su pelvis entre jadeos, abrió lo ojos, y me dijo:
Amor, tu culo parece un coño… Tremenda ha sido la follada que recibiste en el río y con tu Jid… Se siente laxo y chorreante, que rico… Habibi… Quiero que tengamos un hijo… ¿Quieres que te preñe amor? ¿Quieres ser quien lleve mi hijo en su vientre mi vida?
Si amor… Sí quiero…
Y Assim explotó literalmente dentro de mí. Su leche, la de Nono, la de Jacobo, la de Jesús, salían estrepitosamente de mi… Cuando vio eso, se emocionó tanto que sus ojos brillaban, me besaba y me acariciaba como si nada de lo del río hubiera pasado, como si me amara de hace años, como si fuera su pareja de toda la vida.
Una vez que pudo recobrar el aliento, me dijo entre susurros a la par que iba acariciando suavemente mi abdómen:
Habibi, si fueras mujer, me harías el hombre más feliz del mundo, porque aguantas mi verga como ninguna mujer lo ha hecho, y te lo digo en serio. Y esa disposición de tener un hijo conmigo, ni mi esposa la tuvo al principio. Siempre pensaba que como yo soy tan grande, por todos lados, el salir embarazada de mí, le iba a malograr el cuerpo. Pero estoy contento de que no lo seas, y podamos jugar a preñarnos mutuamente todos los días. Por cierto… ¿Te gustaría tener sexo con una mujer? Yo puedo arreglar eso. Y Si quieres, podemos estar los dos, o los tres, si quieres que tu Jid participe. Es cuestión de que tú lo desees. O bueno, si no quieres que esté él, alguno de los muchachos, sin problema. ¡Por Alá! Mira lo burro que me he puesto nuevamente… Dame una mamada amor… Anda… Cómete mi verga…
Yo, ni corto ni perezoso, me dispuse a mamar de esa verga que me encantaba…
Así amor… Uuuufffff… Que ricooooo… Agarra duro y estira mis cojones… Ahhhh… Aprieta bien, que me duela… Uuuuffff… Decía Assim a la vez que se retorcía de gusto. Estuve un buen rato mamando y él me iba metiendo tres dedos en el culo, escarbando la leche que estaba aún dentro de mí, y la iba comiendo.
Amor… Dijo Assim entre gemidos… Dame ese culo… Quiero follarte otra vez… Por favor… Quiero volverte a llenar de leche…
Es todo tuyo mi vida, le dije yo.
Él me abrazó, y de una entró en mí, se meneaba con una velocidad que nunca había sentido… Sentía como rezumaba precum, sin parar, sus besos eran mucho más intensos, más apasionados, sus manos me apretaban con fuerza, como si no quisiera despegarse de mí. Me lamía la cara, me escupía, y volvía a lamer. Después de un rato bastante prolongado me tomó en volandas sin sacar su verga de mi culo, e iba caminando por el cuarto mientras me clavaba una y otra vez… Yo no paraba de gemir… Me sentía lleno, y el roce de mi verga con su abdomen me estaba haciendo llegar al clímax… me abracé muy fuerte a su cuello, lo besé, y me estrujó con mucha más fuerza y violencia… De pronto sentí su verga como un volcán que hacía erupción dentro de mí, y yo derramaba mi leche sobre sus tetas de macho y su prominente abdomen.
Te amo, te amo Iñaki… Me decía entre jadeos. Te amo como a nadie en esta puñetera vida… Te amo de verdad.
Nos fuimos al baño, a ducharnos, y alistarnos, ya iban a dar las 3h00, y no habíamos dormido. Mientras estábamos en la faena de bañarnos, entró Nono al baño con tremenda erección babeante… Se acercó a mí, y me dijo:
Atiéndeme, yo he estado oyéndolos toda la noche, y no he logrado dormir.
En seguida me puse en lo que sabía quería Nono, darle una mamada… Mientras Assim se ocupaba, con su boca, de sacar todo resto de leche de mi culo, que estaba rezumando sin parar y a la par me chupaba los cojones mientras me hacía una paja de Padre y Señor Mío.
¿Viste Assim? No te dije mentiras, le gusta la verga, le gusta sentirla, disfrutarla, gozarla… Ufffff… y pensar que no me creías… ¿Qué dices? ¿Despacho a la peonada o quieres que cuando llegue la familia estén todos aquí para que sea un desmadre total?
¿Le gustaría que se armara el desmadre, como usted dice? Según recuerdo, Asier, va a querer darle por el culo a Ud. Siempre se sale con la suya… Y No creo que sea bueno que los demás vean eso, van a creer que al Patrón le gusta llevar verga… Jajaja… Dijo Assim mientras me metía la barra de jabón en el culo y restregaba bien con cuatro dedos, yo no paraba de eyacular, de lo bien que me estaba estimulando la próstata mi amado moro y de lo sabroso que Nono me estaba estimulando las tetillas, yo estaba en el cielo.
Tienes… Aaaaaaaahhhh… Coñoooooo… Tienes… Aaaaaaaaaaaahhh… ¡Maldición! Que rico mamas cabrón… Tienes toda… laaaaaaa… Ahhhhhhh… Me coooooorrooooo… y soltó unos seis disparos en mi boca, que golosamente tragué sin rechistar. Cuando logró recobrar el aliento, aún de pie, dijo Nono:
Tienes toda la razón Assim, sólo tú, y los que ya sabes que pueden quedarse. Del resto, nadie. Ahora sí, háganme un lado cabrones, que este que está aquí necesita baño para irse a trabajar, ustedes pueden quedarse dormidos, yo le digo a Diego que les traiga la comida.
Terminamos de ducharnos, salimos del baño, y Nono nos dijo que podíamos usar su cuarto. Que ya iba a enviar a Diego con comida. Así hicimos, Assim y yo ocupamos la habitación de Nono, mientras se vestía él. Unos tejanos bastante gastados en los muslos, que le quedaban no muy ajustados, pero sí lo suficiente como para marcar con bastante detalle su paquete descomunal, sus nalgas, y la parte alta de sus muslos. Una camisa manga larga negra, con detalles en rojo intenso, unas botas tipo militar negras, cinturón de cuero negro, y un gorro tejido negro. Una vez estuvo vestido, nos dijo:
¿Cómo me veo? ¿Mola?
Nosotros respondimos en coro: ¡Mogollón! Y nos echamos a reír.
Está bien, par de zoquetes, rían, que cuando los envergue y les deje el culo bien lleno de leche, van a ver lo que es bueno. Dijo Nono acercándose a nosotros, dándonos un beso en los labios a cada uno. Cuando ya iba a cruzar el umbral de la puerta, se detuvo, y volviéndose hacia nosotros dijo:
Creo que tú Assim, vas a ser el que se encargue de elegir quién se quedará este fin de semana, Asier e Iñigo ya me dijeron que contara con ellos y sus hijos, por cierto, vienen con sus nietos. Y… Señalándome a mí… Tu padre viene dentro de dos días, el viernes. Según él, va a amanecer aquí. Ya dicho esto, Nono salió, y se dispuso a trabajar, mientras nosotros esperábamos a Diego con el desayuno.