CASTIGO POR BAJAR LAS CALIFICACIONES (vii)

El río se lleva todos los problemas...

Yo me quedé con la curiosidad, y al ver a Assim, lo primero que hice fue peguntarle:

¿Sabes lo que hay detrás de la verja que hay en el lindero de occidente? Nono dice que hay algo, no me dijo qué, pero tengo curiosidad por saber lo que hay.

Pues… Hay vampiros, brujas, hombres lobo, duendes, parcas, todo lo que pueda causarte temor… bromeó Assim.

No, hablo en serio… Dime… Insistí.

Pues… Ya que en verdad deseas saber, hay gente, gente que se ha ido para allá porque sus condiciones de salud son muy precarias, se habla de tuberculosis, sífilis, y otras cosas más. Por eso nos mantenemos alejados, aunque tu Jid siempre llama al médico para que vaya a atenderlos, y les aplique el tratamiento. En cuanto a comida, ellos tienen las mismas provisiones que nosotros aquí, así que hambre no pasan. Pero según me han dicho, cuando pasas por esos lares en la madrugada, se pueden escuchar los quejidos de los que padecen tras la verja.

¡Dios! Eso sí debe ser feo. Tenemos un montón de enfermos a pocos metros de la casa.

En realidad, no son tan pocos, de la verja hasta la casa hay dos kilómetros, es un espacio suficiente para evitar contagio. Creo que el padre de tu Jid lo destinó así. Él es el fundador de esa parte de la hacienda. Y la dispuso de esa manera para no tener que matar a los que trabajaban aquí, ya que eran considerados parte de la familia. Si me permites, creo que es una manera muy rara de tratar familiares.

Vale, entonces, ni me acerco.

Haces bien habibi.

Pasó ese momento, y fuimos a comer, estaban todos los trabajadores en la cocina, había uno, en especial, que no me quitaba la mirada de encima, Raphael, en realidad se veía un hombre tranquilo, poco conversador, pero de mirada muy tranquila y de sonrisa fácil. No voy a decir que era el tipo de hombre que impacta a primera vista, contextura bastante delgada, fibrado, por así decirlo, sin músculos grandes, o por lo menos no se le marcaban bajo la camisa, que parecía unas tres tallas más grandes de lo que debería usar, pero como para el trabajo necesitaba cierta holgura, estaba bien. la piel muy blanca, cara bastante angulosa, nariz larga, perfilada, cabello negro, liso, amarrado en una coleta en la parte de la nuca, ojos entre verdes y azules, al ver los brazos, no se divisaban vellos, Raphael mide un poco más que yo, aproximadamente, 1,70, y los demás siempre, según Nono y Assim, lo han tomado como “la mascota” del grupo. Comimos, y cuando estaba a punto de recoger mi plato para lavarlo, Raphael se acercó y me dijo viéndome a los ojos:

Tranquilo, yo me ocupo.

Jajajaja… Estallaron en risas los demás, Raphael ahora va a querer ser mayordomo de la casa, dijo Julián, dentro de poco estará con un mandil y un sacudidor, como si fuera una sirvienta…

Raphael no dijo ni media palabra, fruncía los labios y le brotaban sendas lágrimas, Assim golpeó la mesa y tomó a Julián por el cuello, lo llevó hasta una pared y le atestó un golpe en las costillas. En eso estaban cuando se oyó un disparo.

Volteamos a ver y era Nono.

¿Se puede saber qué mierdas pasa aquí? ¿Por qué estás golpeando al idiota de Julián ahora Assim?

Porque se estaba burlando de Raphael Nono, le dije. Nono mirándome con rabia, me gritó: ASSIM, DIJE ASSÍM, ¿TÚ TE LLAMÁS ASSIM? NO, ¿VERDAD?

No Nono.

Patrón, dijo Assim, lo estaba golpeando porque estaba humillando a Raphael, no es la primera vez que lo hace, lo ha estado haciendo desde hace tiempo, sólo que no se había dado este momento. Perdón. No volverá a suceder.

Por supuesto que no, vente Julián, vamos a dar una caminata. En cuanto a ti, te vas a la habitación, no quiero que se den más estas situaciones, ¿entendido? Me dijo.

Si Nono. Me fui a la casa, y desde la ventana del cuarto podía ver el movimiento en la cocina, estaban buscando una especie de soga, pensé que era para azotarlo, pero descreé la idea, Nono no es tan loco para hacer eso.

Me asomé al porche de la casa, a ver dónde iban, pasaron relativamente cerca, como para detallar algunas cosas, pero estaban de espaldas a mí.

Nono y Julián se fueron caminando, Nono escopeta terciada a la espalda, y vi a Julián con las manos amarradas a la espalda, me fui detrás de ellos, tratando de no hacer ruido, y cuando me di cuenta, estaban llegando a la verja.

No sé de donde, sentí una mano que me tapaba la boca, y me giraba, era Raphael. Me hizo señas de guardar silencio y seguirlo, en dirección a la casa. Una vez en la casa me dijo:

Tu abuelo dispone de los conflictivos tras esa verja, los manda allá algunos los hiere, para que no puedan regresar, y los deja allá, nadie los vuelve a ver jamás.

¿Qué dices? ¿Con los enfermos?

¿Enfermos dices? El enfermo es él, me dijo Raphael, el supuesto doctor que viene, les inocula enfermedades, les inyecta cosas, “en nombre de la ciencia”, los mutila y todo. Eso es una condena de muerte. Yo lo he visto de cerca muchacho, ten cuidado. Ahora ya es tarde, me voy a dormir, mañana seguimos conversando.

Vale Raphael, gracias por la información. No es mejor que lo que me había imaginado, pero preferiría imaginar que eran monstruos que estaban ahí… Dije tratando de sonreír.

¡Ja! ¿Monstruos? Mi papá y mis dos hermanos están ahí, por rehusarse a hacer cosas que tu abuelo quería, él les dio la orden de matar a Assim, y ellos se negaron, por eso los envió allá. La última vez que los vi, no los reconocía, tumores por todos lados, el monstruo, el verdadero monstruo, duerme bajo el techo donde estás. Cuídate mucho, por favor. Dijo Raphael.

Él se fue a los cuarteles donde dormían, yo terminé de entrar a la casa, y busqué a Assim, no lo encontré, empecé a llamarlo, y no respondía, fui a los cuarteles, y pregunté por él.

Pues ni Raphael ni Assim están aquí, me dijo Jesús, un andaluz bastante divertido, pero que estaba bastante apagado por la situación. ¿Quieres que vayamos a buscarlos?

Vale, vamos, si no es incómodo para ustedes.

Hala, Jacobo, ponte una camisa, que vamos a buscar a los locos.

Jacobo, o Jaco, como le decían habitualmente, es un hombre de mediana estatura, de pronto 1,70 metros. La piel se le ve curtida por el sol, por lo menos lo que es la cara, brazos y pecho, el pecho, sin vello, marcaba una sombra semi rojiza en forma de V, donde le pegaba el sol por la desabotonado de la camisa. Ya en aquel entonces, tendría él unos 42 años. Sus brazos, grandes, y de músculos muy desarrollados, eran completamente lampiños, haciendo de marco a una espalda enorme también, muy desarrollada, su abdomen, al igual que su pecho, era bastante protuberante, de esas barrigas que son grandes, pero duras, no colgantes, su pecho, con las aureolas de las tetillas grandes, diría que unos diez centímetros de diámetro, con unos pezones que invitaban a chupar incesantemente eran la cereza del helado de unos pectorales duros, pero sobresalientes, Todo un chubby.

Más de una vez lo había visto así, descamisado, incluso, orinando junto al tronco de algún árbol, o masturbándose en algún rincón de la propiedad, en contraste con todo su cuerpo, la base de su verga estaba sobrepoblada de pelos, negros e hirsutos, amén de sus bolas, también lucían ese “abrigo” de pelos negros y ensortijados, lo cual las hacía ver más voluminosas. La verga de Jaco era una cosa de más de tentadora, con su estatura, no se esperaría uno una verga de más de quince centímetros, pero según él, enhiesta, le alcanzaba fácil unos diecinueve, y si estaba muy excitado, llegaba a los veinte sin reparos. De lo que se solía ufanar era de que pocas personas, incluyendo a su mujer, se la recibían sin quejarse, por el grosor irregular, una cabeza enorme, como de champiñón, y se iba haciendo delgada, hasta el medio del tronco, donde se ensanchaba notablemente, para después volver a adelgazar y la base abría como las raíces de un árbol. Todo eso lo escuchaba yo mientras estaban los descansos, cada uno de ellos hablaba de sus hazañas, y sus proezas sexuales.

Sus piernas, eran fuertes, sin pelos, igual que sus nalgas, redondas, paradas, lampiñas, salvo entre ellas, donde sí era bastante peludo, como si de la verga y las bolas se le hubieran ido al culo los pelos. De hecho, el culo de Joaquín era motivo de comentarios, algunas veces decían: Eso es tan loco como la maraña de pelos del culo de Joaco.

Estuvimos caminando por la propiedad, de noche, tratando de conseguirlos, nos separamos para cubrir más terreno,  cuando me doy cuenta, ya no escuchaba sus pisadas, estaban lejos, y yo estaba muy cerca de la verja. Retrocedo con cautela, casi sin hacer ruido, sintiendo como un escalofrío me recorría por la espalda y de pronto me agarran por los hombros, haciendo un sonido de “shhhh…”, como para que no hablara, volteo y era Assim.

¡María Santísima! Casi me matas del susto…

Tranquilo, estaba buscando a Raphael, pero no lo conseguí. Decía Assim mientras miraba el horizonte como buscando algo y colocaba su índice sobre sus labios haciendo silencio.

En eso llegan Jesús y Jacobo, ¿alguna novedad? Le preguntaron a Assim entre susurros.

No, ninguna. Por lo visto, ya no veremos más a Julián, que Dios se apiade de su alma. Creo que lo mejor es dejar de buscar. Mañana será otro día, vamos a dormir, ya es muy tarde.

Vayan ustedes, dijo Jacobo, nosotros vamos al río, hace demasiado calor, y así no se puede dormir. Aunque… Si se nos quieren unir…

Assim me miró y me dijo:

¿Te apetece que vayamos a darnos un baño al río?

Por mí está bien, vamos.

Está bien, vamos entonces.

En el camino Jacobo se me acercó y me dijo mientras colocaba su brazo detrás de mi cuello:

Dime una cosa nené… ¿Cómo haces para mirar a tu abuelo a la cara y sonreírle, sabiendo el monstruo terrible que es?

Jaco, de esas cosas no hablamos, le dijo Assim.

¿Cómo que no? ¿Te parece buena idea que Iñaki se quede en la ignorancia? ¿Qué no sepa que ese hombre con el que él comparte tan felizmente puede llevarlo al otro lado de la verja? ¿Por qué te mandó a matar Assim? ¿Lo recuerdas? Porque yo sí, claro como el cristal. ¿Quién te salvó?

Julián, dijo Assim. Julián me salvó. Y ustedes, refiriéndose a Jesús y a Jacobo, hablaron por él para que no le hicieran nada. ¿Crees que se me olvida? Le preguntó a Jacobo.

Eso hace que tengas una deuda con él, le dijo Jacobo a Assim. Espero que el baño en el río te aclare los pensamientos, y te aliviane la conciencia. Pero siempre estarás en deuda con él, y debes buscar la forma de saldar eso.

Tranquilo, que lo haré. Respondió Assim.

Bueno, ya, vamos a llegar al agua, que debe estar sabrosa, dijo Jesús, ¿listos para meterse? No los veo desnudarse. Vamos, Iñaki, que te reto hasta la orilla… Dijo Jesús, a la vez que me golpeaba la nuca con la palma de su mano y empezaba a correr. Yo corrí detrás de él hasta llegar a la orilla,  eran unos 100 metros aproximadamente, desde donde estábamos, puede que con la oscuridad, se me haya alterado la percepción de la distancia, pero era un trecho largo, Assim y Jacobo iban detrás de nosotros, caminando lentamente.

Al llegar a la orilla, ya Jesús, que había sacado bastante ventaja, estaba en gayumbos nada más. Vamos, me dijo, ¿a qué esperas?

Me comencé a quitar lo que llevaba encima, y recordé que no llevaba ropa interior, en eso me dio un cierto pudor, y me detuve. Cuando veo, Jesús me miraba, y me dijo:

Vamos hombre, estamos entre machos, y en seguida se quedó como cuando llegó al mundo.

Yo lo imité y Assim y Jacobo, que habían acabado de llegar, también.

Jesús, en contraste con Jacobo, era un hombre alto, trigueño, de 1,90 mts, delgado, pero de contextura fibrada, el pecho bastante velludo, como si de una alfombra se tratara, pero bastante plano, no es del tipo de hombre que “llame la atención” salvo que sea por la estatura, color de piel, algo acanelado, los ojos azules, y la estatura. Aun así, su aspecto desgarbado, por su delgadez, el cabello largo y en trenzas, lo hacían parecer desagradable, pero verlo desnudo era otra cosa, su polla gruesa, venosa, sin circuncidar, con bastante exceso de prepucio, cubriendo una cabeza que no se veía tan gruesa, sino más bien puntiaguda, provocaba arrodillarse ante él y ver cuánto crecía aquello que en reposo debía medir unos veinte centímetros. Sus piernas, delgadas, y largas, tenían el vello desde las rodillas hacia los tobillos, los muslos sin vello alguno, y en sus nalgas, nada de vello.

¡Hala! Llamando desde la Tierra… Dijo Jesús sacándome de mis pensamientos… ¿Vas a terminar de encuerarte o no?

En eso estoy, le dije.

Ya Jacobo y Assim estaban más cerca, Jacobo venía fumando un cigarrillo, y me dijo:

Menuda tranca tiene el greñas, así lo apodaban, “El Greñas”, ¿verdad? ¿Será que se te antoja comérsela?

Yo no respondí, y en cambio me terminé de desvestir…

Assim, desnudándose, dijo:

Deja de cabrearlo, ya has sido muy intenso, comienza a bajarle un poco. Vinimos a darnos un chapuzón, y a pasarlo bien entre nosotros, además, el río se encargará de llevarse todo lo que nos atribule.

Tienes razón, dijo Jacobo. Perdona chaval, no quise molestarte, dijo dirigiéndose a mí.

Descuida, yo, realmente, ahora, es cuando vengo a compartir con Nono, hay cosas que definitivamente en la familia no se comentan, y… bueno… Le respondí. Cuando veo, Assim, estaba completamente desnudo, y se ubica detrás de mí, comenzando a acariciar mi pecho y a estrujar su verga en la raja de mi culo.

Jesús desde el agua, comenta riéndose, ¿vas a follarte a Iñaki ahí? ¿O van a venir todos al agua?

De pronto, entre Assim y Jacobo, me garraron por los tobillos y las axilas para lanzarme al agua… ellos me siguieron zambulléndose.

Estuvimos un bien rato jugueteando en el agua, Assim se puso de pie, el agua le cubría casi el pecho, y me dijo: Vente enano, agárrate de mí, porque ni creas que te dejaré ahogar…

¿Salvo que sea con tu verga? Preguntó Jesús.

Todos reímos. Así seguimos bromeando un rato, hasta que me fui a una parte donde era menos profundo, y me pude sentar.

Habrá pasado una media cuando  Assim sale del agua y se sienta sobre una piedra, completamente desnudo, y Jesús lo sigue, se acomoda delante de Assim y comienza a comerle la polla. Sin ningún reparo en que yo estaba ahí, Assim se dejaba hacer, cerraba los ojos, e inclinaba la cabeza hacia atrás mientras acariciaba las greñas de Jesús y las usaba como riendas, para ir marcando el ritmo de la mamada, después de unos minutos, Jesús se levanta para sentarse sobre las rodillas de Assim, de frente a él y muerde sus pezones, Assim gime de gusto, mientras busca el culo de Jesús y lo empieza a dilatar con sus dedos.

Jesús se levanta de las rodillas de Assim, y éste se pone de pie, Jesús se coloca de manera que pudiéramos ver todo desde el agua Jacobo y yo, él se inclina hacia la piedra, y levanta las nalgas, Assim lanza un gran lapo en el culo de Jesús y empieza a meterle la lengua a fondo, en eso estuvo unos cinco minutos, e iba alterando con los dedos, le iba metiendo de a tres, de una sola vez, e iba recogiendo de su preseminal, se lo untaba en los dedos, y lo esparcía en el culo de Jesús, para ir lubricándolo. Una vez que vio que Jesús estaba más que cachondo perdido empezó a meter tu enorme verga en el culo de su colega, quien gemía, y gemía, Assim lo tomó de las greñas, cuando aún no iba ni la cuarta parte dentro, y de un solo golpe, lo haló de tal manera hacia sí, que lo empaló de una sola vez… Jesús gritó como si lo hubieran partido en dos, y Assim parecía inmutable a la situación, por el contrario, eso lo puso más violento. Empezó a bombear fuerte, sin compasión, en ese culo que lo albergaba, Jesús lloraba de dolor, le suplicaba que parara, Assim no le prestaba atención, lo estaba usando para saciarse, nada más. Ahí no había amor, no había ternura, no había nada de lo que había visto hasta el momento. Era puro sexo, como si fuera algo animal… Luego de unos cinco minutos, Assim cambió de ubicación su verga, ahora arremetía contra la boca de Jesús… Quien mamaba desesperado, como si su vida se fuera a terminar si no lo hacía. Assím se empezó a pellizcar los pezones de las tetillas, y en seguida, le llenó la boca de leche caliente a Jesús, quien tragaba y tragaba con glotonería, para después, al escurrir la última gota, lamer y lipiar toda la verga de Assim. Luego se rieron, y se metieron de nuevo al agua.

En ese momento, cuando estaban de frente a nosotros, pude ver la verga de Jesús, igual que la de Assim, sólo que con bastante exceso de prepucio. Ya me estaba imaginando yo cómo sería estar con ellos dos.

Jacobo había estado viendo “la función” conmigo, se me acerca abrazándome y me dice en el oído:

No creas que aquí hay exclusividad, todos disfrutamos de todos, sin pena, ni tapujos. Y no sabes lo mucho que deseo estar contigo así, darnos verga mutuamente. Desde que te vi la primera vez, me has gustado, aun cuando era un bebé de brazos, y cada vez que te daban tu biberón, imaginaba cómo sería sentir esa boquita rodeando mi verga.

Yo no dejaba de pensar en la situación que acababa de ver, y estaba más que cachondo, él se puso de pie, ante mí y comenzó a mearme la cara, yo cogí su verga,  abrí mi boca para beber esos meaos. Cuando terminó de vaciar su vejiga, me arrodillé ante él, y metí su verga en mi boca, sabía delicioso, aun cuando llevábamos rato en el agua, sabía a su sudor, algún remanente a meaos se dejaba colar, yo estaba deleitándome, Jesús se acercó y comenzó a lamer el culo de Jaco, y Assim se pone detrás de Jacobo, diciendo:

¿De cuándo no verifican el aceite en este motor Jesús?

Bastante tiempo Assim, creo que la última vez entre tú y yo le pusimos unos cuatro litros de más, pero nunca es suficiente…

Se rieron, y Assim empezó a meter su verga en el culo de Joaquin, cuando se sintió empalado, acabó en seguida dentro de mi boca.

Ahí fue el turno de Jesús, que ya habiendo abierto el camino Assim, le clavó la verga sin dificultad. Estuvo unos diez minutos dándole verga, hasta que se vació completamente dentro del culo de Jacobo.

Diosssss… Tremenda descarga, sentí que me echaste unos nueve trallazos, dijo Jacobo a Jesús… Pero esto no termina aquí, porque hay un culito que no he probado… Esto último lo dijo mirándome fijamente.

Assim le dijo: Luego, porque se hace tarde y debemos descansar. Mañana hay faena. Y ya deben ser las 22h00. Y a las 3h00 empieza el curro. Así que… Ya saben, no quiero llegadas tarde.

Me parece bien, por cierto, mañana es martes, vamos a ver cómo convencemos al patrón para que no nos despache el viernes, he oído que viene familia, algunos tíos y primos del niño este, dijo Jacobo abrazándome. Pero no quiero que lleguen y no poder follar a toda regla con él antes, ¿qué dices Iñaki? ¿Te gustaría?

Yo encantado, dije. Todos reímos y nos fuimos por el sendero de tierra.

Caminamos desnudos, secándonos con la brisa nocturna, hasta llegar a la casa...