CASTIGO POR BAJAR LAS CALIFICACIONES (vi)
Un lunes inteso...
Me desperté y Assim se había levantado, escuchaba que hablaba con Nono en su cuarto, al salir de la cama, me miré al espejo. En verdad no tengo mal cuerpo, se puede decir que es un cuerpo bastante bien proporcionado, eso sí, siempre quise ser más alto. El cabello negro, semi ondulado, con la piel blanca y los ojos verdes aceituna, son herencia de mi lado materno, al igual que las pecas en la espalda, no voy a decir que sea nalgón, porque es mentira, y mientras me observaba, vi algo que no tenía, o que no me había percatado… me estaban saliendo unos vellos en el pecho. Eso dibujó en mí una sonrisa. Tomé una toalla y fui a darme un baño, cuando me encuentro con Assim:
Hola habibi, ¿cómo amaneciste mi príncipe? Me dijo.
Bien amor, ¿y tú?
Bien, con ganas de seguir, pero debo hacer algunas cosas que me encomendó tu Jid.
Vale, no hay problema, yo seguiré aquí…
Nos despedimos con un beso y entré a ducharme. Cuando estaba duchándome, entró Nono al baño envuelto en una toalla.
Buenos días dormilón, recuerdas que hoy no es día de trabajo para ti, ¿verdad?
Buenos días Nono, sí, me dijiste que en vez de hacer faenas, te ayudara en algunas cosas que necesitaban atención especial…
Exactamente… Dejó caer la toalla, y entró al área de la ducha. Tenía la verga ya en ese momento morcillona. Lo cual me encantó, antes de que mediera una palabra más, me arrodillé a mamar esa verga deliciosa.
Uuuuuufffff Neno, Dios bendiga siempre esa boca tuya, uuufffff. Que delicia de mamadas las que me das… Mira como se pone dura… Quiero coger ese culito… Aún debes tener la leche de Assim, quiero que se mezcle con la mía… Ponte de perrito, anda, y levanta ese culazo… Ufffff… Así…. Siente como te voy ensartando mi verga… Te gusta, ¿verdad? Te gusta que te agarre a verga y te haga gemir… Diosssss… Cómo gimes de rico Neno… Quiero darte leche cabrón… quiero preñar nuevamente ese culo… Eres un tragón, te tragaste la verga descomunal de Assím, y ahora la mía, espera a que lleguen tus tíos, tremenda pasada de vergas duras, babosas, y culos hambientos vas a tener… Diossssss… No sabes cúánto deseo ese momento, que llegue Maren, y podamos gozar Assim, tu papá, tus tíos, tú y yo, sin tapujos…
Yo también Nono, yo también quiero que eso pase…
¿En serio? ¿Quieres hacer una orgía con todos los machos de la familia?
Si Nono, si quiero…
Entonces debo invitar a mis hermanos también, y a sus hijos… Dios, que vicio, eres un vicioso… Me encanta lo pervertido que eres y lo mucho que me excita que lo seas. Eder, Markel, Asier, e Iñigo ya han iniciado a sus hijos, y a su vez, los hijos de Asier e Iñigo, mis hermanos, han iniciado a los suyos. Puedo convocarlos también. Uuuuuffff… Ya viene la leche Neno…. AAAAAaaaaaaaaaahhhh… Maldición… Me corroooooooo…. Aaaaaaaaahhhhh….
Nono explotó con muchísima fuerza dentro de mí, desbordando la leche que me daba, y sacando los restos de la de Assim… Y tal fue la excitación de imaginar a todos esos hombres con sus hijos en casa, que no aguanté y exploté sin tocarme.
Luego de corrernos, Nono me dijo: Quédate quieto… quédate así… muy bien… Ahhhhh… Sentí cómo se llenaba nuevamente mi culo con algo cálido, con presión, y cómo escurría por mis muslos… Nono había vaciado su vejiga dentro de mí, me estaba dando sus meaos en el culo… Ufffff… Que delicia sentir eso…
Luego de ese enema, nos terminamos de bañar, nos secamos, y nos fuimos a la habitación de Nono.
Mira, me dijo; aún está dura, no se ha querido bajar… Dale una mamada, que te quiero manchar la cara de lefa.
Empecé a mamársela, y en eso estaba cuando llegó Assim, iba con intenciones de hablar algo con Nono… Me encontró de rodillas, en la cama, abrazado a la cintura de Nono, Nono casi al centro de la cama, y yo, por la posición, con las nalgas prácticamente al aire.
Assim entró al cuarto, se desabrochó el cinturón, se sacó las botas, desabotonó su pantalón, el cual oí cómo se lo quitaba y lo dejaba sobre el suelo, sin quitarse la camisa, se acercó a mí, y de una vez me dio una gran estocada con su verga. Yo estaba en el cielo, o estaba soñando y no quería despertar… Tenía la verga de Nono en mi boca, que rezumaba preseminal a chorros, y yo trataba de tragar desesperado, por otra parte la verga monumental de Assim, llenando de prseminal también mi culo a cada embestida que daba. Assim empezó a pajearme con una mano, y con la otra me apretaba las tetillas… Uuuffff… Que delicia de momento… Dios… Yo empecé a gemir, ya venía mi corrida… hummmm… hummmmmm… era lo que se escuchaba, pues tenía la verga de Nono hasta la garganta y algo más… Nono se dio cuenta y aceleró la cadencia que llevaba, miró a Assim, que lo siguió, ambos empezaron a moverse más y más de prisa, hasta que los jadeos de ellos se hicieron uno solo, y aaaaaaaaaaaahhhhhhh... Descargamos los tres.
Assím, como si nada hubiera pasado, se puso nuevamente los pantalones, las botas, y salió del cuarto de Nono, sin decir palabra alguna. Nono me vio que estaba extrañado por la situación que acababa de darse y me dijo:
No le hagas caso, él ya desarrolló afecto hacia ti, pero no te compliques mucho, él sabe que no es que él te desvirgó, ni nada por el estilo, que ya tu padre y yo habíamos estado contigo, y que priva la familia por encima de todo. Incluso de él. Si se incomoda, que no participe, y se acabó. Decía Nono mientras que buscaba un tabaco en su caja de madera. ¿Quieres café? Me preguntó.
Sí, y algo sólido para que caiga en mi estómago, porque ando en una especie de ayuno…
Ya, ya, ya… entiendo, dijo Nono. Vamos a la cocina, ahí debe haber comida.
Salimos del cuarto, y el reloj de la sala daba las 17h43. Nos dirigimos a la cocina, y buscamos pan, queso, tocino, y preparamos unos emparedados para comer y beber café. Nono volvió a tocar el tema que había asomado en el baño, lo de convocar a los hombres de la familia, pero viendo el comportamiento de Assim, iba a tener que ser cuando “el moro”, según sus palabras, no estuviera. Pensaba hacerlo para el viernes, que llegaba Papá, Assim se iba temprano, y así los tíos y primos podrían estar ahí el fin de semana. Dijo que coordinaría todo para que los jornaleros llegaran el lunes, no el fin de semana.
Luego de comer y conversar, Nono me llevó a dar una vuelta a caballo, a ver el atardecer… Subimos a sendas bestias y nos fuimos, hacia el occidente, a ver la puesta de sol. En verdad era hermosa, todos esos colores en el cielo, las sombras como se deslizaban entre el pasto, dejando unas tonalidades apagadas a su paso, en contraste con la luz dorada del sol, fue un grato momento, cabalgando de vuelta a casa, Nono me dijo que lo acompañara a un lugar, que debía enseñarme ese sitio, para que no tuviera la mala suerte de acercarme por no saber.
Llegamos a uno de los linderos de la propiedad, con alambre de púas, entre dos cipreses había una especie de reja vieja, de hierro. Nono señalando la reja y con un tono muy formal me dijo:
Iñaki, esa reja vieja y oxidada es la entrada a otra parte de la hacienda, a la que NUNCA debes ir. No te voy a decir lo que sucede, pero esa parte está prohibida rotundamente para todos nosotros. Si quieres, puedes preguntarle a Assim y a sus muchachos, pero de momento, no te voy a contar más, hala… vamos a casa, ya se hizo noche y mañana curras.
Ese lunes se hizo largo en verdad. Pero no me quejo.