¿Castigo justo? (2)

Juan todavía no ha terminado conmigo. Su venganza comenzo haciendome contemplar como forzaba a mi hermana pero ahora sentire su furia en mis propias carnes. ¿Dejara de ser justo este castigo?

Tumbada en la camilla con las piernas tan abiertas y viendo a mi hermanita adormilada, rezumando jugos y aceite de masajes procedentes de su rajita y su culito que continuaban tremendamente dilatados y formando un charquito en la camilla con el semen que seguía saliendo de su boca, solo podía decirme a mi misma que ya nada de lo que Juan me hiciera podría sorprenderme.

Pensando en esto y en el daño que mi comportamiento había causado a mi hermana paso el tiempo hasta que pude escuchar como la puerta de la calle se abría. Unos segundos después entro en la sala donde me encontraba mi marido acompañado de un negro al que había visto en alguna ocasión en la puerta del supermercado ayudando a la gente con la compra a cambio de unas monedas.

Fueron hasta el fondo de la sala para dejar paso a un grupo de negros que venia detrás y que terminaron por llenar la sala. Sentí vergüenza al encontrarme en esa postura y viendo como todo el grupo me recorría el cuerpo con los ojos pero sin atreverse siquiera a rozar la camilla y mucho menos a mí. Tenía el pecho cubierto con la apretada camisa y mi sexo con las braguitas, aunque al estar tan abierta de piernas no conseguían tapar totalmente mi coñito.

El único que chapurreaba un poco de castellano era el del supermercado que le contaba a mi marido que estos eran todos los amigos que había podido encontrar. Ninguno de los otros hablaba castellano, seguro que acababan de llegar al continente y empezaban a ponerse un poco nerviosos. El del supermercado le dijo a mi marido que le explicase para que los necesitaba porque a sus amigos esta situación les hacia temer que viniese la policía y les mandase de nuevo a su país.

Juan le dijo:

-“quiero que les digas a tus amigos, que quiero que os folléis todos a mi mujer tantas veces como queráis hasta que os hartéis y cuando terminéis os pagare a cada uno lo acordado”

El del supermercado se dio la vuelta y tradujo lo que mi marido había dicho. Comenzaron a mirarse unos a otros. Sus miradas también se dirigían interrogantes de su amigo el traductor, a mi marido y de mi marido… a mí. El traductor se giro hacia mi marido y antes de poder abrir la boca Juan le explico:

-“diles que no se preocupen que a veces a mi mujer le gusta hacer de puta y de vez en cuando jugamos a estas cosas. Es posible que grite porque forma parte del juego pero no os preocupéis, todos los locales de alrededor han cerrado sus puertas hace tiempo y tenéis toda la noche para jugar con ella”

El traductor se giro y dijo algo inninteligible a sus compatriotas, estos comenzaron ha hablar todos a la vez, pero parecían contentos y satisfechos con el trato. Desde luego yo estaba segura de ello porque había comenzado a notar como se iban abultando los pantalones de todos a mí alrededor.

Juan, a través del traductor, les pidió a todos que se quitasen los pantalones y fuesen poniendo uno a uno sus penes erectos sobre mi vientre. Me pregunte cual era el motivo de esa petición pero enseguida se disiparon mis dudas.

Juan se acerco a mi oído y me susurro con los dientes apretados de rabia:

-“lo que más me jode es que seguro que al “Antuan” ese le has dejado hacerte todo lo que no me dejas hacer a mi. Ahora te vas a enterar.”

Me estremecí al oír eso, no podía decir nada porque continuaba amordazada pero intente decirle que no con la cabeza. Aparto su vista de mi, saco un rotulador y con señas dijo al primero de los negros que colocase su rabo sobre mi bajo vientre.

Lo que tenía entre mis piernas y apoyado sobre mí era una polla realmente enorme y gruesa. Mi marido hizo una raya sobre mi abdomen en el punto donde terminaba el capullo del negro. Me hizo mirar mi abdomen y me dijo:

-“este te la va a meter hasta aquí”

Abrí los ojos horrorizada viendo la línea de rotulador que marcaba mi tripita.

Las siguientes fueron siendo de distintos tamaños pero todas más grandes y más gordas que la de mi marido. Cada vez que uno de esos negritos ponía su polla sobre mí sus huevos me golpeaban el clítoris y notaba como mi coñito se iba humedeciendo poco a poco.

Ya tenía mi vientre lleno de rayas pero lo mejor aun estaba por llegar. De repente un pene de un grosor increíble se poso sobre mi tripita. No era la polla mas larga del grupo pero si la mas gorda con diferencia. Debía de tener el grosor de una lata de refresco, abrí los ojos con sorpresa pero enseguida me tranquilice. Estaba segura que esa enorme polla seria incapaz de entrar por mi estrecho coñito. Juan hizo la rayita con rotulador repitiendo:

-“este otro te la meterá hasta aquí”

Mientras le oía decir esto apareció el último que quedaba. No era tan gorda como la del anterior pero la tenia tan larga que no se le levantaba. Ayudado por sus manos la puso sobre mí sonriendo y realmente pensé que me llegaría hasta la garganta. Juan tuvo que subir un poco el nudo de la camisa que descansaba bajo mis pechos para poder hacer la marca, y por última vez le oí decir:

-“y este te la meterá hasta aquí”

Juan se fijo que aun tenia puestas mis braguitas, cogio unas tijeras de uno de los cajones y me las corto dejando todo mi coñito al aire. La verdad es que estaba bastante húmeda de los golpes que me habían dado con sus pelotas los negros, y el aire que corría me refresco bastante mi agujerito.

Al ver esto todas las pollas que me rodeaban se pusieron aun más tiesas y comenzaron a palpitar a mí alrededor. Juan les dijo por señas que podían empezar cuando quisieran.

Debían de llevar todos bastante tiempo sin desahogarse porque fueron directos a mi coñito pasando ampliamente de mis voluminosos pechos, que se dejaban entrever por el centro de la camisa. Sorprendida note como un montón de manos recorrían el interior de mis muslos y mí vientre pero ninguno se atrevía a rozar siquiera mi sexo.

Supe que la razón era la presencia de mi marido que les incomodaba. El también se dio cuenta de ello porque le dijo al traductor que saldría a buscar algo de bebida para la noche. Se dio la vuelta y salio de las sala, todos dejaron de recorrer mi cuerpo con sus manos, expectantes esperaron hasta que escucharon como se cerraba la puerta de la calle.

Ahora la cosa comenzó a coger un tinte distinto. Todas las manos fueron directas a mi coñito. Note como los dedos entraban y salían desde todas las direcciones. No podía decir de quien o quienes eran los dedos que tenía dentro de mí a cada momento. Ahora si estaba superempapada.

Había manos que abrían el coño, otras aprovechaban y entraban a explorar el interior con dedos inquietos y nerviosos. Algún dedo también se deslizo por el interior de mi culito. Algunos de estos negros, sin darse cuenta, sumidos en la atracción que sentían por mi coño pasaron con sus pollas sobre mi cara, mi escote y mi vientre. Fue cuando me di cuenta realmente de lo excitados que estaban. De sus pollas salían gotitas de un líquido transparente que caía sobre mi cara, mi pecho y mi vientre.

Con esta visión de un montón de pollas goteando sobre mí y un montón de manos recorriendo todos los rincones de mi entrepierna creo que tuve mi primer orgasmo de la sesión.

De pronto uno de ellos comenzó a dirigirse a sus compañeros con ese lenguaje ininteligible y haciéndoles señas de que se fueran se quedo solo magreando con sus manos mi coñito. Otros dos comenzaron a desatarme las muñecas. Después me pusieron una polla en cada mano y cerraron la mano sujetándome con la suyas. Era como un burrito, en el centro una enorme polla, luego mi manita y después las suyas sujetando la mía y obligándome a masturbarles.

El cuarto me quito la mordaza, cuando le mire para agradecérselo me di cuenta que era el tipo de la polla superlarga. Me sonrió y comenzó a pasearme el pene por toda la cara intentando metérmelo en la boca.

El resto solo miraba y hacían gestos con las manos a sus compañeros para que se dieran prisa.

Ocupada en mirar esta escena fue cuando sentí la primera enorme polla que entraba en mi coñito. Durante un segundo me quede en blanco pensando que se desgarraría mi agujerito. Cuando volví a la realidad el negro estaba bombeando en mi coño con tal violencia que la polla que intentaban meterme en la boca lo mismo la tenia en la frente que sobre mi hombro, dejando por toda mi cara las gotitas que salían de su punta.

Las salvajes embestidas que recibía mi cuerpo a través de mi coñito hicieron que los pechos comenzaran a salírseme por encima de la camisa. Cuando el que tenía sobre mi cabeza se dio cuenta de ello soltó su tremendo rabo sobre mi cara y me desato la camisa pasando a amasarme las tetas con sus enormes manos.

Estando en esta situación, con un pene enorme colgando sobre mi cara, una gruesa polla en cada una de mis manos y otra destrozando mi empapado coñito, escuche un gemido en la habitación de al lado.

¡Cielos, me había olvidado de mi hermanita!

Supongo que alguno de los que no tenia sitio en mi cuerpo se había asomado a la habitación de al lado y al encontrar a mi hermanita en esa postura tan provocativa había pensado que formaba parte del juego.

Cuando pude ver la sala contigua la escena que contemple era horrible. Uno de los negros sujetaba a mi hermanita por sus rubias coletas mientras hundía su grueso miembro hasta el fondo de la garganta mientras otros magreaban sus enormes pechos sin contemplaciones. Otro con sus enormes manos la había cogido el culito y tenia abiertos sus agujeritos al máximo. El ultimo al que pude ver era el del rabo como una lata de refresco que alternaba su enorme polla entre la rajita de mi hermana y su culito.

Pensé que al menos ella tenía la boca más grande que la mía y que no la haría tanto daño recibir semejante rabo en su garganta. Su rajita y su culito eran otro tema, seguro que estarían doloridos durante unos días.

En un momento dado el que destrozaba mi coñito se aparto para dejar paso a una de las pollas que tenia en mi mano. Aproveche para hacer señas a los que se follaban tan salvajemente a mi hermana e indicarles que la dejaran y que vinieran para hacer conmigo lo que quisieran. Pude ver su cara de sorpresa al verme las señas, pero en ese momento el segundo pene entro por mi coñito de una sola embestida hasta los huevos. Abrí la boca para gritar pero antes de que saliese ningún sonido de mi boca el del rabo largo me lo metió hasta la campanilla.

Sentí que se me iba a desencajar la mandíbula y no alcanzaba a comprender como podía haberlo metido tan dentro. Un sabor salado pero agradable recorrió mi boca

De nuevo me veía salvajemente penetrada por un rabo enorme y casi no podía respirar con aquella polla metida tan profundamente en mi garganta. No se como, volvía a tener una polla en cada una de mis manos que me hacían mover rítmicamente adelante y atrás.

Mientras mis pechos volvían a saltar arriba y abajo conseguí girar mi cara para ver a mi hermanita. No se que habrían entendido estos negros pero lo que estaban haciendo era traerla en volandas de la otra sala a la sala en la que me encontraba.

Comprendí que habían interpretado por mis señas que trajesen a mi hermanita conmigo y eso era lo que hacían. Entre los dos, que segundos antes penetraban su boquita, su rajita y su culito la trajeron en brazos, los otros apartaban a los que se interponían en el camino.

Con suavidad la pusieron boca abajo sobre mí. Sus rodillas dobladas a los lados de mis brazos. Su cabecita rubia apoyada sobre mi vientre. Y su rajita y su ano directamente sobre mi cara.

Notaba sus enormes pechos prácticamente sobre los míos con una respiración agitada. Sacaron mis brazos de debajo del cuerpo de mi hermana para volver a ponerme unas gruesas pollas en cada una de mis manos.

El que me destrozaba mi coñito abandono su tarea, pude respirar por un momento. Antes de que la siguiente polla se abriese paso hasta el fondo de mi vagina me pareció escuchar que arrastraban algún tipo de mueble.

Habían girado mi cabeza de nuevo y volvía a tener un rabo entrando y saliendo de mi boca. De pronto el del rabo largo me lo saco de la garganta y vi un pie que se apoyaba junto a mi cara. Gire la cabeza y vi al del pene como una lata de refresco con el otro pie apoyado en una mesilla que habían arrastrado hasta allí acercando su enorme polla directamente al culito de mi hermanita.

Las fuertes embestidas que recibía mi coñito hacían balancearse mis pechos y los de mi hermana, intente gritar pero ningún sonido salio de mi garganta.

De pronto vi como, ayudándose con la mano, la enorme polla del negro se hundía en el culito de mi hermana de un solo golpe. Note como su cabecita se agitaba sobre mi vientre. Cuando soltó su rabo, el negro comenzó a galopar el culito de mi hermana con fuerza. El largo rato que duró la cabalgada no pude quitar los ojos del culito de mi hermana siendo atacado con semejante ariete. De repente se detuvo y el de la polla larga se coloco tras el y metió todo lo que pudo de su largo rabo en la rajita de  hermanita. Ahora los dos galopaban con fuerza alternativamente procurando no molestarse el un al otro. De la boca de mi hermanita solo salía algún gemido que otro.

De repente sentí como el rabo que yo tenia alojado en mi coñito lo abandonaba pero el negro no se apartaba y la cabeza de mi hermanita dejo de estar sobre mi vientre. Aunque no podía verlo sabía lo que estaba pasando. El negro había levantado la cabeza de mi hermana, había sacado su polla de mí y se la había metido a ella hasta el fondo de la garganta.

Otra polla se alojo en mi garganta, pero no podía dejar de mirar como a cinco centímetros de mi cara la rajita y el culito de mi hermana estaban siendo perforados salvajemente. Notaba como el negro que tenia entre mis piernas se movía acompasadamente adelante y atrás y, como su rabo no estaba en mi coño solo podía estar en la garganta de mi hermanita.

Repentinamente note algo caliente que goteaba sobre mi cara. La polla de su culito se había corrido y el culito de mi hermana no podía con tanto semen y este brotaba a borbotones deslizándose hasta mi cara. Cuando el negro saco su rabo del culito aun chorreaba semen que caía directamente dentro del culito de mi hermana. Esto debió excitar a los demás porque note que también mi vientre recibía el húmedo y calido líquido que se deslizaba desde la boquita de mi hermana.

El del rabo largo aprovechó que ya no tenía a nadie delante para comenzar a follarse salvajemente la rajita de mi hermana. En ese momento la polla que tenia en mi boca exploto. Todo el semen que no me trague en la monumental corrida salio disparado por las comisuras de mis labios.

Las lágrimas por el esfuerzo empañaban mis ojos. Cuando pude ver claramente, ante mi tenia la rajita y el culito de mi hermana brutalmente dilatados. Pude ver como la leche reposaba en el fondo de sus agujeritos y lentamente caía sobre mi cara y mis pechos.

De nuevo sentí otra polla perforar mi vagina abrí la boca justo cuando mi hermana se incorporaba y dejo caer en mi boca la leche que manaba de sus dos agujeritos. Todo el semen se deslizo por mi garganta sin que pudiese hacer nada por evitarlo.

El que ocupaba ahora mi coñito se movía rápidamente golpeando con violencia mi clítoris, que a estas alturas ya estaba supersensible. Tal y como pensaba enseguida recibí dentro de mi una copiosa cantidad de semen que note como se deslizaba por mi culito hasta la camilla.

El siguiente decidió que mi coñito ya no era suficiente y arremetió con fuerza contra mi culito virgen. Los fluidos que salían de mi coño sirvieron como lubricante pero no fue suficiente para la cantidad de rabo que se estaba abriendo hueco por mi culito. Sentí dolor pero lo olvide al mirar hacia arriba y ver que de nuevo una polla negra cabalgaba dentro del culito de mi hermana.

Los dos rabos se movían prácticamente al mismo tiempo. Cuando los huevos chocaban con la vagina abierta de mi hermana otro par de huevos chocaban contra mis nalgas.

Mientras mi culito era penetrado con violencia varios fueron los que se turnaron en penetrar y correrse en la rajita y el culito de mi hermana. Ahora yo ya tenia que tener la boca abierta para poder respirar y todo el semen terminaba en mi estomago. Durante un buen rato no pare de tragar el caliente y espeso líquido. No tenia ya ni fuerzas para escupirlo. Alguno incluso se tomo la libertad de sacar la polla después de correrse dentro de mi hermana y metérmela en la boca, aun chorreante, para sacarla limpia y brillante de entre mis labios.

Mi pobre hermanita ya ni se sostenía. Trajeron la camilla de la sala contigua y la tumbaron boca arriba junto a mí. Tenía los ojos cerrados y estaba exhausta.

Algunos todavía querían más pero viendo que con ella no podían hacer nada vinieron a por mí. Desataron mis piernas. Me pusieron de lado. Mientras uno me volvía a meter el rabo hasta la garganta otros dos me separaron las piernas y penetraron mi coñito y mi culito al mismo tiempo.

Ya no podía estar mas llena de carne. Estaba segura que acabarían rasgando la piel que separaba mis agujeritos. Pero según se iban turnando los penes entraban con más facilidad. Me deje llevar y tuve un impresionante orgasmo cuando las tres pollas que tenia metidas dentro de mi cuerpo se corrieron a la vez llenando todos mis agujeros de húmedo ,viscoso y caliente esperma.

Me dejaron tumbada junto a mi hermana, aproveché para separarle el pelo de los ojos y contemplar el semen que salía de la comisura de sus labios. Fui bajando la mano a lo largo de su cuerpo, pasando suavemente sobre sus enormes pechos hasta que llegue a su rajita. Mi intención era comprobar si la tenía bien. Tenia las piernas muy separadas y no me costo alcanzar su agujerito. Cual fue mi sorpresa al comprobar que su coñito estaba aun tan dilatado que pude meter dos dedos en su interior sin siquiera tocar las paredes vaginales. Otro tanto le pasaba a su culito. Metí dos de mis dedos y ni siquiera me di cuenta que los tenia dentro hasta que mis nudillos chocaron contra su piel.

Saque los dedos chorreando semen. Instintivamente, sin querer hacerlo, me los lleve a la boca para saborear su deliciosa textura y sabor. Fue un terrible error puesto que esta acción excito sobremanera a los negros que ya habían dado por terminado su trabajo y de nuevo pude ver todas esas enormes pollas erectas y preparadas para entrar en acción.

Me volvieron a poner boca arriba muy pegada a mi hermanita. Nos abrieron las piernas a las dos y fueron pasando uno detrás de otro de la jovencita a la mayor. No tenían reparos a la hora de decidir. Les daba igual metérnosla por el culo que por nuestros coñitos.

Aunque ahora entraban con mas facilidad podía distinguir las que eran mas gordas de las que no lo eran, prácticamente sabia cual era el dueño de cada una. Primero se la metían a mi hermana y a continuación a mí. El único que en vez de perforarnos  prefirió jugar con su polla en nuestras bocas fue el que la tenía más larga. Con nuestras caras juntitas podía hundir su rabo en la garganta de una mientras sus huevos rozaban la boca de la otra.

Todo esto continúo durante un largo rato que se me hizo eterno. Mi coñito no se terminaba de adaptar a una polla cuando tenía otra perforando mi culito o mi coñito. Supongo que lo mismo le ocurría a mi hermana.

Súbitamente comenzaron a correrse sobre nuestras tetas cuando sacaban sus pollas de nuestros agujeros. No podía entender como podían tener tanta leche sus huevos. En unos minutos ambas estábamos totalmente bañadas en semen calido y espeso.

El único que esperaba aun era el de la polla larga que en ese momento la tenía explorando la garganta de mi hermana. Mientras con una mano sostenía el rabo dentro de mi hermana con la otra cogio todo el semen que pudo de mis pechos y me lo metió en la boca acompañado por cuatro de sus dedos que ya entraban con toda facilidad. No me extraña después de horas con la boca llena de monstruosos rabos sin descansar ni un minuto.

Continúo limpiando el semen de mi cuerpo y metiéndomelo en la boca para que me lo tragase y note que esto debía excitarle mucho porque su pene comenzaba a palpitar dentro de la boca de mi hermanita.

Saco la polla de su boca y comenzó a coger el semen de sus pechos. Enseguida entendí que quería que mi hermanita  se lo tragase de sus manos como había hecho yo. No quería qué ella pasase ahora por eso.

Me lance hacia su mano y metí sus dedos cargados de semen hasta mi garganta y antes de que pudiese continuar comencé a lamer los enormes pechos de mi hermana y a tragarme toda la leche que cubría su cuerpo. Cuando termine esto le debía haber excitado enormemente porque su larga polla se mantenía palpitante y casi horizontal al suelo.

Mirándome con los ojos muy abiertos dio la vuelta a la camilla, se coloco entre mis piernas las cuales separo aun más y me empalo literalmente.

No se si consiguió metérmela entera pero notaba como su glande golpeaba el fondo de mi útero con violencia y sin compasión. Gire la cabeza y pude ver como algún rezagado se corría dentro de la boca de mi hermana y alguno aprovechaba para volver a explorar con su polla su rajita o su culito.

No podía mover mi cuerpo,  realmente me sentía atravesada por un mástil ardiente que entraba y salía salvajemente de mi más profundo interior. Después de un largo rato, que se me hizo eterno, se detuvo un momento y note como se corría, con fuerza, prácticamente en mi estomago. Os aseguro que sentí cada lecherazo en lo mas profundo de mi ser.

Saco lentamente su verga de mis entrañas y gire la cabeza justo para ver a mi hermana, tumbada sobre la camilla, con nuevos espasmos de placer.

Los negros comenzaron a vestirse. Mi marido estaba sentado en la sala de al lado. No se en que momento de la noche volvió de la calle porque no recuerdo haberle visto desde que salio del local. Se levanto y fue despidiéndose de cada uno de los negros y dándoles algunos euros. Me incorpore un poco y vi como miraba al suelo y solo dijo:

-“se me fue de las manos. Siento lo de Sylvie”

Se dio la vuelta y salio del local.

Baje mis manos hasta mi coñito y lo tenia igual de dilatado que mi hermana y continuaba chorreando leche. Mi pobre culito también me dolía.

Trate de espabilar a mi hermana acariciando su cara suavemente y susurrándola que ya había terminado todo. Se despejo un poco pero apartaba su mirada de mí. La dije que se diera una ducha rápida y que se fuera para casa.

La ducha solo duro unos minutos, seguro que quería llegar a casa, acostarse y despertar mañana con la esperanza que todo hubiera sido un sueño.

No me dijo ni adiós cuando salio por la puerta y lo comprendí. La contemple mientras bajaba por la calle con las piernas separadas y prácticamente arrastrando los pies.

Yo me quede dentro de la ducha más de media hora. Necesitaba olvidar todo y el ruido y el calor del agua me hacia sentirme mejor.

Cuando llegue a casa Juan no estaba. Cerré los ojos y lo ultimo que recuerdo antes de dormirme es el sabor a semen que aun tenia en mi boca.

Pasaron unos días sin tener noticias de mi hermana y el martes, fiel a su cita me la encontré caminando alegremente a saltitos como era su costumbre. Yo estaba preocupada por si me odiaba pero me abrazó como si nada hubiese pasado.

Me contó que mientras iba para casa todavía tenia semen dentro de ella que caía por toda la longitud de sus piernas. Me comento que se fue chorreando esperma porque no tenía fuerzas para limpiarse, que solo quería llegar a casa y acostarse.

También me contó que al día siguiente tenia muchas molestias en su culito y en su vagina. Y que cuando fue a explorarse con los dedos, la entrada de su agujerito no estaba tan tensa como en otras ocasiones en las cuales incluso la costaba meter un dedito. Que la llamo mucho la atención poder meterse tres dedos sin resistencia alguna y que tardo algunos días en recuperar su firmeza normal. Pero que hasta que esto ocurrió aprovecho para experimentar metiéndose cosas que encontraba en la nevera.

No parecía guardarme rencor y según pude comprobar la experiencia había resultado agradable para ella. Mi hermanita siempre ha tenido la virtud de ver el lado mas positivo de las cosas.

Terminado el relato de su día siguiente me pregunto:

-“¿es esto lo que llaman sexo?”

¡Y ahora que la contestaba yo, como la decía que esto no era lo normal cuando me había gustado tanto o más que a ella!

Antes de despedirme quiero anticiparos que después de esta experiencia, la virginal Sylvie se lió la manta a la cabeza y fue en busca de nuevas aventuras. He pedido a mi hermanita que las relate aquí para vosotros. Que si no quiere registrarse utilice mi cuenta. Así que pronto podremos conocer las experiencias de Sylvie. Hasta pronto.