Castigados por mirones Parte III

Nuestros amigos continúan con su particular calvario de dominación femenina, dóciles como corderos sufren todo tipo de torturas y humillaciones

Repentinamente Eva desvió su atención hacia mí

-Y tú?, Te vas a portar bien Carlitos?- dijo con tono irónico.

-Sí, sí, haré lo que me digáis - balbuceé patéticamente.

-No vale con eso - terció Marta que continuaba inmortalizando el momento con el móvil sin perder detalle - la palabra de estos dos no vale una mierda, vamos a garantizar que estén suaves lo que queda de mañana porque no me apetece lo más mínimo perder el tiempo-miró a un lado y añadió- Clara, ve a por cuerdas a los armarios que hay al fondo del gimnasio por favor.

Clara obedeció al instante y volvió en poco tiempo con varias cuerdas de las que se utilizaban saltar a la comba enredadas en los brazos. Marta siguió organizándolo todo mientras las demás accedían de buena gana a todas sus órdenes.

-Atadles ahí - dijo señalando la parte de arriba de los bancos del vestuario.

Patricia me llevó hasta el lugar que había indicado Marta agarrado por el brazo mientras entre Eva y Estela levantaban a Ramón que aún seguía tirado en el suelo hecho un guiñapo. Nos despojaron de la ropa que nos quedaba y, desnudos completamente, nos obligaron a subir los brazos para amarrar nuestras muñecas a la barra que se extendía transversalmente por encima de los bancos del vestuario para sujetar todos los percheros.

Cuando me acabaron de atar a la fría barra de hierro miré a Ramón, tenía la cara cubierta de lágrimas y de la meada que Eva le había regalado minutos antes. Seguía llorando desconsolado aunque no supe si era por el dolor de sus huevos o por la total humillación a la que estaba siendo sometido.

A nuestras espaldas las chicas decidieron quitarse la poca ropa que aún llevaban para, según ellas, “igualar la situación”, no me atreví a mirar en ese momento pero cierta excitación comenzó a invadirme, pronto las palabras de Marta la disiparon:

-Bien, tenemos por delante un buen rato para daros una lección que no olvidéis en vuestra vidas. A partir de hoy aprenderéis a respetar a las mujeres, os lo garantizo. Como no me apetece perder el tiempo, vamos a daros 40 azotes en vuestros desnudos culos a cada uno - hizo una pausa y continuó con tono autoritario- os aseguro que después no vais a tener ninguna gana de revelaros en lo que nos quede por hacer y aceptaréis cualquier orden sin rechistar.

Ambos pedimos clemencia llorando de nuevo lo que no sirvió más que para hacerles reír una vez más mientras nos recordaban lo cagones y maricas que éramos por suplicar y llorar como niños. Al momento, pude ver a duras penas detrás mío a Clara y Estela que ya se acercaban a nosotros moviendo sus cinturones en la mano en posición amenazante.

No sabía lo que dolía un cinturonazo pues nunca antes me habían azotado pero oyendo las palabras de Marta supuse que no sería una sensación muy agradable. Justo cuando iba a comenzar nuestro castigo Patricia lo interrumpió diciendo:

-Esperad chicas, Clara, Estela, id a por los tangas que habéis usado para la clase de gimnasia - las dos chicas rebuscaron un momento en sus mochilas y volvieron con dos guiñapos de tela sudada - Metédselos en la boca, no queremos que nadie oiga sus gritos.

Clara y Estela se acercaron a mí y a Ramón respectivamente y siguieron obedientes las órdenes de Patricia. Rápidamente tuve el tanga de Clara inundando toda mi boca, sabía muy fuerte, era una mezcla entre sabor a coño, sudor y pis bastante desagradable.

Marta se situó a mi lado y Eva al lado de Ramón quedando Patricia, que también se había desnudado por completo, justo detrás de todos para poder disfrutar cómodamente de la escena. Marta indicó que ella y Eva contarían en alto cada azote y dio la orden para que el tormento comenzara.

-ZASSSSSSSSSS-

Cuando sentí el primer azote supe que no sería capaz de aguantar 39 más, el ardor que me provocó hizo que todos mis músculos se tensaran y me aferré a las cuerdas que me mantenían inmovilizado. Tras los 10 primeros solo el tanga evitaba que todo el colegio y parte de la provincia escucharan mis chillidos y los de Ramón y a partir del 20 ambos llorábamos desconsoladamente pidiendo clemencia.

Detrás Clara proseguía sin pausa. Con cada azote, el bamboleo de sus enormes tetas, sudadas por el esfuerzo y la voz de Marta 21, 22, 23, marcando el avance y los tiempos del castigo. El culo me ardía por la cercanía entre golpe y golpe mientras oía a Eva contar el castigo inflingido a mi amigo.

Traté de pensar en otra cosa pues no veía manera de aguantar aquello y giré la cabeza para ver el suplicio de Ramón. Su culo estaba surcado ya por franjas amoratadas del grosor del cinturón. Pese al tanga se le oía suplicar clemencia mientras Estela agitaba sus morenos pechos coronados por unos oscuros pezones en cada embate, estaba bañada en sudor que resbala de las axilas a su monte de Venus lo que hacía aún más impresionante su cuerpo moreno y sus músculos se tensaban con cada azote.

-ZASSSSSSSSSSS-

En el número 30 Marta ordenó detenerse a ambas y les pidió que dieran los 10 azotes restantes sin ningún tipo de pausa, con la mayor velocidad de la que fueran capaces. Aquello terminó de destrozarnos, azotarnos con ese ritmo fue como si nos pusieran un hierro incandescente en el culo y ambos comenzamos a berrear como animales a los que están sacrificando.

Acabado el castigo, fuimos desatados y caímos ambos al frío suelo del vestuario, llevando rápidamente las manos a nuestros maltrechos culos. Tras unos segundos de descanso en nuestro particular martirio Patricia quiso probar la medicina aplicada:

-Bien chicos, veremos a ver si ha sido suficiente o necesitáis más, ha dolido eh?- dijo riendo- por cada vez que desobedezcáis uno de nuestros caprichos en el día de hoy, recibiréis un castigo exacto al que os acabamos de aplicar - dio un paso al frente y ordenó- Rápido¡¡¡¡ por vuestra culpa no me ha dado tiempo a ducharme después de la clase y estoy sudadísima. Uno al culo y otro al coño, limpiádmelo con la lengua.

Tras lo que acabamos de pasar, no tardamos ni una milésima de segundo en elegir orificio y me planté ante el coño de mi profesora. En otro tiempo eso, uno de mis más anhelados sueños eróticos, habría bastado para hacer que me corriera, pero en aquella situación no consiguió levantarme ni una triste erección.

El coño de Patricia estaba totalmente depilado, un clítoris de buen tamaño lo coronaba amenazante entre unos labios que ya estaban jugosos no supe si por el sudor o por el espectáculo que estaba viviendo. Al acercar la nariz noté un olor fuerte pero no desagradable y sin pensar pegué la lengua a su raja y empecé a chupar lo mejor que supe.

Primero repasé con la lengua toda la zona para dejarla bien limpia, como me había ordenado, fue en ese momento cuando me cercioré de que no era sudor lo que la inundaba. Patricia estaba bastante cachonda con la situación a juzgar por los abundantes jugos que manaban de su coño. Después me concentré en el clítoris y por último metí mi lengua lo más profundo que pude en su agujero para volver a darle unos lametazos al clítoris, aproveché ese momento para mirar hacia arriba buscando su aprobación pero lo primero que vi fueron sus imponentes tetas operadas erguidas encima mío. Tras ellas los ojos de Patricia me decían que estaba siendo un buen perro.

Detrás de ella y frente a mí, Ramón se afanaba, ya sin atisbo de rebeldía, en limpiar el sudado culo de Patricia. El resto de chicas miraban la escena divertidas mientras nos increpaban sobre lo perros que éramos y grababan todo con sus móviles.

Patricia juzgó que su coño y su culo estaban ya lo suficientemente aseados y nos requirió para que continuásemos lamiendo sus sobacos y sus pies. Así, obedientes, cada uno nos dirigimos a una axila. El olor aquí era más claro a sudor que en el coño pero no me importó, sumiso saqué mi lengua y dejé limpio el sobaco que me había tocado lamer para posteriormente bajar y hacer lo propio con sus pies lamiéndolos por completo: la planta, el empeine y por supuesto entre cada dedo para hacer correctamente el trabajo que me habían encomendado.

Cuando terminamos, fue Clara la que tomó la voz cantante.

-Ahora que habéis demostrado estar listos, vamos a empezar con vuestros ejercicios, dado que tenéis esa mierda de polla, es bueno que cultivéis el resto del cuerpo así que - señaló el banco donde se estaban cambiando cuando llegamos- saltando con los pies juntos arriba y abajo… YA¡¡¡¡.

Los dos nos dirigimos al banco y comenzamos a hacer el ejercicio que nos habían encomendado. La tarea era bastante ridícula pues al saltar nuestros huevos y nuestra aún adormecida y avergonzada polla rebotaban cómicamente provocando las risas de las chicas que nos animaban a continuar.

Tras largo rato botando arriba y abajo, Patricia nos ordenó que comenzaremos a hacer sentadillas para fortalecer aún más el tren inferior pues a su juicio no estaba correctamente desarrollado.

Todas las chicas, pasaron a sentarse en el banco que habíamos usado para el primer ejercicio y frente a ellas comenzamos a realizar el nuevo trabajo que nos habían ordenado. El movimiento en sí era humillante pues al bajar exponíamos por completo nuestras partes además de nuestro culo aunque, al estar en frente, dudo que pudieran llegar a divisar esto último. No obstante, Eva opinó que no era suficientemente vergonzante y contribuyó a arreglar eso.

-Parad¡¡¡¡, un segundo, aquí algo falla, estamos haciendo ésto para que aprendan a respetar a las mujeres, verdad? - todas asintieron - bien, pues cuanto más mujeres se sientan más se meterán en el papel y mejor aprenderán la elección - añadió mientras rebuscaba en su bolso.

Al momento Eva sacó entonces dos tampones y todas las demás comenzaron a reír y felicitarle por su genial ocurrencia. Mirándonos con voz seria dijo:

-Venid aquí, hoy por ser el primer día os lo voy a poner Yo pero sed buenas chicas y aprended cómo se ponen, ni que decir tiene que cualquier queja por vuestra parte acabará con vuestros culos aún más amoratados.

La amenaza sobró porque llegados a ese punto nuestras ansias de rebeldía eran mínimas y raudos nos dirigimos a que Eva nos pudiera los tampones. Tal como nos indicó, nos pusimos a cuatro patas encimas de uno de los bancos y abrí mi culo con las manos dejando expuesto totalmente ante todas ellas mi agujero anal.

-Esperad - dijo Estela - vamos a ver cómo tienen estos chicos tan monos el culito- Mantenedlo abierto¡¡¡¡.

Las cinco se situaron detrás de nuestros culos mientras hacían comentarios de todos tipo sobre su apariencia, dilatación y cualquier cosa que les pasase por la cabeza. Humillados por esa nueva exposición pública, primero Yo y después Luis rompimos a llorar otra vez.

Pasados unos segundos noté como Eva acercaba el tampón a mi culo, se detuvo y escupió sonoramente en mi agujero para comenzar a jugar en él con su dedo índice. Comenzó un ligero masaje introduciendo de vez en cuando la punta del dedo . De pronto, y sin saber cómo, me percaté de que mi polla había comenzado a crecer, supliqué que las chicas no se dieran cuenta de ese detalle pero en la posición que estaba era una tarea difícil.

-Pero mírale - exclamó en alto Clara - si además de picha corta es maricón JAJAJAJAJAJA  -todas acompañaron con sus risas la ocurrencia de mi “azotadora” y quise que la tierra me tragara.

-Vamos a ver qué ocurre aquí- dijo Patricia cogiéndome la polla - Vaya¡¡¡¡ sigue siendo pequeña aún así pero… esta cosita nos muestra las preferencias de nuestro amiguito JAJAJAJAJAJA-Mi polla era de tamaño normal pero tanta humillación había hecho que ya dudara hasta de eso. Mientras todas reían por las palabras de Patricia, Eva prosiguió masajeando mi agujero anal esta vez directamente con el tampón. Pasados unos segundo ejerció una ligera presión y al no notar ya ningún tipo de resistencia de mi esfínter lo introdujo hasta el fondo quedando solo un pequeño hilo blanco fuera de mí.

La sensación era extraña, hasta aquel día nadie había introducido ninguna cosa en mi culo. Pensé que ya no quedaba ninguna humillación más por vivir pues habíamos sobrepasado cualquier tipo de límites imaginables, pero me equivocaba…