Cassidy

Una relación de pareja excelente donde él no opone resistencia. Dominación femenina, playa, sexo y pegging.

Cassidy era una mujer impresionante, de esas mujeres con curvas finas, largas piernas, pechos que de un golpe te quitan la tontería y una larga melena rubia. No alcanzaba los treinta y cinco, pero su piel y su imagen era la de una mujer de veinticinco años máximo. Era la envidia de muchas mujeres y era muy cotizada por las empresas que pagaban fortunas para que desfilase para ellas o fueran portada de sus revistas. Mientra, su marido Chris era mucho más reservado y con un buen trabajo en una oficina. Sin embargo, su aspecto era muy común, algo regordete y un físico del montón. Ninguno de los hombres que los veía juntos terminaba de creer porque ella estaba con alguien como él. De su falo también era normalito, tal vez algo más largo que la media y su grosor era un poco mayor que dos dedos. De su escroto colgaban dos huevos un poco grandes. Y por encima de su pene, una mata de vello púbico que recubría el falo.

Él se había ganado el corazón de ella al ser un trozo de pan y apoyarla en todo momento. Los otros chicos con los que había estado rompieron con ella porque no quiso abandonar el modelaje, les molestaba mucho que ella posase con poca ropa o de manera sexy. En cambio, Chris la apoyaba, la llevaba a los sitios, compraba las revistas o le preparaba cenas en días malos. Eso fue la que ganó su amor, bueno, eso y el sexo, donde ella hacia lo que su glorioso, rosado y depilado coño le permitía.

Las relaciones sexuales se dividían en dos, una en tener sexo normal de mete y saca hasta correrse y otra era donde ella dominaba, a él no le importaba pues gracias a ello descubrió el placer de ser pateado, golpeado y reventado en sus pelotas. Por no hablar del sexo anal, donde gozaba siendo enculado como un cerdo por el dildo de ella. El verla sonreír, el verla dominar y ser follado, provocaba en ambos unas olas de placer como ninguna otra.

—¿Estás preparado?—le preguntó con un dildo en su cintura.

—Si, mi señora—él ya estaba desnudo, con la polla tiesa. Mientras, ella con un conjunto de lencería sin enseñar nada, pero dejando algo a la imaginación.

—Muy bien, empieza—dijo acercando el pene a su boca.

Él comenzó a succionar aquel pene de plástico con sabor a fresa por una loción. Ella agarró la cabeza de su marido para empujar su boca a su entrepierna. Cassidy meneaba las caderas, imaginando que realmente tenía una polla mientras dejaba escapar gemidos de placer. Chris colocó sus manos en el trasero de su mujer para apoyarse, sin perder la ocasión de acariciar sus nalgas. Entonces, ella le dio un puntapié en los huevos ya que estaba con las piernas abiertas y este dejó de chupar, dejando escapar un sonido ahogado.

—Te tengo dicho que no te atrevas a tocarme cerdo—este se agarró los huevos pero poco le duró ya que ella le sujetó de la cabeza para volver a la mamada—¡vamos, esto no ha terminado, sigue chupando asqueroso perro!.

Chris obedeció y volvió a chupar su pene hasta que ella estuvo lo suficiente satisfecha. Él tenía la garganta seca así que su pareja le dio un poco de beber agua. Mientras lo hacia, Cassidy miraba su pene el cual estaba encogido por el golpe, sus huevos algo rojizos y tenían un aspecto lamentable.

—Mira que cosa tan rídicula, es tan pequeña....—dijo sobando el pene—¡es tan mona!—aquellas palabras tan humillantes en lugar de encoger más su pene, lo que hizo fue volver a tener una erección.

—¿Puedo follarte?—suplicó.

—No, hoy es mi turno—agarró la base del escroto y apretó suavemente provocando un pequeño dolor pero placer al mismo tiempo—venga, túmbate.

Este se tumbó en la cama, levantó sus piernas dejando su culo bien abierto y listo para ello. Cassidy echó gel tanto en el ano como en su dildo. Aquel momento siempre la mojaba, tenía ganas de masturbarse bien pero necesitaba follarse aquel culito bien depilado.

—Bueno, vamos allá—dijo feliz y con una sonrisa.

Las primeras veces la introdujó despacio, pero en aquel momento ya no era necesario dar ese paso así que la metió de golpe provocando un grito por parte de su marido. Las caderas comenzaron el vaivén, subió sus piernas para dejarlo en una postura más ridícula.

—¿Quién es el macho alfa aquí?—preguntó excitada.

—¡Tú mi ama!—respondió gozando como siempre.

—¡Buena respuesta!—dijo dando un bofetón a su pene.

Así estuvieron durante unos minutos. Luego, ella se puso sobre su marido y le besó mientras acariciaba todo su cuerpo, apretaba suavemente los pezones de este que sólo dejaba escapar gemidos. Ella notaba como la polla rozaba su vientre ya dura como una roca, a punto de estallar en grandes chorros mientras su culo recibía el dildo que penetraba cada rincón de este.

—Mi señora...me vengo...me voy a venir—dijo entre jadeos.

—¿Te he dado permiso?—preguntó enfadada.

—No, por favor...dame tu permiso—rogó agónico.

—Bueno...te has portado muy bien y has sido obediente...—se levantó un poco y aceleró las embestidas ante la sorpresa de este que iba a poner los ojos y la mente en blanco.

—¡Me corrooooooooooo!—gritó antes de sentir como su polla expulsaba toda la leche de sus huevos.

La mujer se le quedó viendo satisfecha mientras la polla volvía a ponerse flácida. El hombre recobraba el aliento mientras se cubría la cara con las manos. Cassidy extrajó su dildo, le dio un azote en las nalgas y se marchó a la ducha.

Chris escuchaba el agua caer de la ducha al cabo de un rato. Imaginaba a su mujer desnuda, frotando sus pechos, metiendo sus dedos en su vagina mientras se mordía los labios tratando de ocultar sus gemidos sabiendo que él estaba en la habitación. Toda aquella escena en su mente le puso duro de nuevo. Se puso en pie, y fue hasta el cuarto de baño.

—Hola—dijo entrando empalmado.

Cual fue su sorpresa que ella estaba en bikini bañándose bajo el grifo. Al ver su cara, esta supo que le había pillado y no era la primera vez. Después del sexo se duchaban, pero él no esperó encontrarla de aquella manera.

—Venga perrito, no hemos terminado—ordenó ella.

Cabizbajo pero aún duro como una piedra, entró a la ducha donde ella enjabonó todo su cuerpo empezando por su espalda.

—Tus huevos deben estar secos, ¿no crees?—le preguntó mientras le mordía la oreja—¿o tal vez están llenos de nuevo?—los frotó con suavidad, palpando la sensibilidad y lo blandos que eran.

—Mi señora...—estaba en el paraiso.

—Puede, puede que algún día me deshaga de ellos...si, total, ¿para que sirven con algo tan pequeño y diminuto entre las piernas?—tocó su glande palpitante.

—No, eso no—dijo asustado.

—Pues...ya sabes que hacer, ¿no?—él asintió.

Aún tenía el dildo que había usado cerca de la ducha. Lo agarró y lo colocó en el suelo pegado por el agua.

—Bien, vamos—dijo.

Chris se sentó lentamente sobre el pene de plástico que era más grande y grueso que el suyo. Tragó saliva y ante la mirada de su mujer, empezó a cabalgarlo. Ella se sentó en la repisa y comenzó a mastubarse pero sin mostrar nada, amargando al hombre que esperaba ver aunque fuese un poco.

Los pezones duros de Cassidy eran lo único que podía apreciar ya que sobresalían por la tela. Gimiendo a todo volumen, gozaba de sus dedos mientras su esposo solamente podía observar y ser enculado.

—¡Vamos, venga!—le dijo para que aumentase el ritmo—¡folla ese culo bien duro perro!.

Él aumentó tanto el ritmo que estaba a punto de estallar al cabo de unos pocos minutos. Justo al dar el último empujón, introduciendo todo el pene de goma, ella le piso las pelotas provocando un fuerte dolor y amargando su eyaculación. De hecho, aquello le impidió correrse antes de ponerse de rodillas, con la polla incrustada todavía en su cavidad anal, los huevos ardiendo y sin haber podido correrse. Cassidy soltó una fuerte carcajada mientras aplaudía.

—¡Dios, ha sido genial ver tu cara!—dijo.

—¿Por qué?—preguntó lloroso.

—¡Porqué me sale del coño!—gritó ella excitada—ahora ven, vamos.

Se sentó en un borde de la ducha en la que dejaban las cosas como el champú o la esponja. Abrió sus piernas y retiró un poco la tela dejando a la vista su coño.

—Lame—ordenó.

Este a gatas se acercó y empezó a usar su lengua. Cassidy dejó escapar un gemido, le había entrenado para ello. Sin duda alguna, veía los frutos de su entrenamiento que empezaban a dar resultados. No le permitió sacarse la polla de su culo.

—Muy bien perrito—dijo apretando su cabeza a la entrepierna.

Durante un rato estuvo lamiendo todo su coño. La mujer, empezaba a sentirse en la gloria y pronto alcanzaría ese orgasmo tan deseado empapando el rostro de su esposo quien aprovechó para tomar algo de aire. Su pene no se paraba ya que aún tenía las secuelas del pisotón.

—Bien, creo que hemos terminado por hoy—dijo feliz.

Chris se dejó caer, cansado y recuperando el aliento después de todo aquello. Su pene flácido era algo muy divertido de ver junto a sus rojizas pelotas y su ano tapado por el pene. Cuando pudo, se dio una larga y fría ducha, sobretodo en aquellas dos zonas para sentirse bien. Le sentó de maravilla para recuperarse del dolor.

Al día siguiente fue con su esposa y una amiga a la playa para una sesión de fotos. La amiga, de nombre Nuria era toda una belleza, pelo negro, largo, ojos café y un cuerpo similar al de su esposa que quitaba el hipo. Fueron a una privada que tenían las modelos para evitar filtraciones o que las fotografíen desnudas algún paparazzi. Prepararon todo y Chris se quedó mirando como su mujer se cambiaba de ropa o Nuria le untaba de crema todo el cuerpo. Las fotos iban cayendo una tras otra, Cassidy se tapaba los pechos con cara de sorpresa, como si hubiera sido descubierta.

—Muy bien, otra ahora sin nada y con arena en ese culo—dijo entre risas esta.

Lo hizo lentamente y de manera sensual, la prenda fue cayendo por los muslos, las piernas y finalmente los pies. Chris tuvo una erección enseguida, además, la amiga estaba en bikini por el calor y el sudor la hacia más atractiva. La sesión continuaba y el hombre no aguantaba, estaba sudando a pesar de estar en la sombra.

—Ups—dijo Cassidy.

La imagen era la siguiente, ella desnuda por completo tapando sus partes mientras tenía las piernas completamente abiertas. Nuria hacia fotos y le pedía poses sexys.

—¿Podemos parar un rato?, por el calor—dijo ella que la única prenda era un sombrero.

—Claro—contestó.

En la sombra corrieron las bebidas frías. Cassidy ni se tapaba, estaba acostumbrada a ello. Y entonces Nuria miró el paquete de este.

—Ella me ha contado tus...sesiones—el hombre escupió un poco de su bebida.

—¿Qué?

—¿Y si hacemos una sesión de vídeo de ello?—propusó.

—¡Suena genial!—ambas chocaron las manos.

Nuria le bajó sin previo aviso su bañador dejando su erección a la vista.

—Si, ya esta preparado—dijo esta entre risas.

Nuria se desnudo también dejando aquellos pechos al aire. A diferencia de Cassidy, llevaba un matojo en las piernas, pero no muy alto. Lo primero fue que Chris abriera las piernas y su mujer pusiera el pie como si lo estuviera pateando de verdad.

—No...no queda realista—dijo examinando las fotos.

—Pues...hagámoslo realista—propusó ella.

—¡No, por favor!—PUM, su pie se pegó al escroto haciendo que cayera al suelo.

—Mmmm, lo siento, no he podido hacer foto, tendrémos que repetir—dijo ella riendo.

Después de la dolorosa y pequeña sesión, Cassidy se ató de nuevo el dildo a la cintura. Nuria se masturbaba con una mano y grababa con la otra. Aquello le ponía como una perra en celo. Por fortuna para Chris, solo eran fotos por lo que el dolor no era mayor...hasta que grabó en vídeo como era enculado. La mujer no mostraba piedad y el corazón del hombre empezaba a acelerarse.

—¡Vamos, chúpame el coño a mi también!—ordenó ella posicionándose delante y grabando desde su ángulo.

—¡Si mi señora!—su cabeza estaba en blanco.

—Buen chico—la mujer le dio unos azotes en las nalgas mientras movía sus caderas para continuar follando aquel culito blanco.

No pasaron cinco minutos hasta que Chris se corrió manchando toda la arena antes de caer sobre esta agotado.

—¡Joder, que bien me he sentido!—dijo ella corriéndose sobre este.

Chris pensaba que todo había terminado cuando vio que Nuria sacó una jaula para el pene, el conocido como chastity. Ni siquiera opuso resistencia cuando entre ambas le colocaron sin ningún problema aquello. Ambas se rieron cuando vieron su estado.

—Bueno, ahora toca otra sesión—dijo Nuria.

Cassidy con sus pezones, sus pechos y su coño al aire y a la vista de ambos, colocó su pie en la espalda de este mientras estaba agazapado. También le colocaron una correa y vio como era fotografiado con ella como si le estuvieran sacando de paseo. Aquello era humillante pero tan excitante que le dolía el pene por estar atrapado.

—Buen perrito—dijo mientras caminaba como un animal.

Una vez realizada toca clase de humillaciones, le liberaron el pene pero no le dejaron correrse hasta que regresasen a casa. Nuria se despidió de ellos prometiendo que habría más sesiones.

—Cariño, ¿puedo follarte hoy?—preguntó.

—Si, pero con una condición

—¿Cuál?

—La próxima vez...será sesión ballbusting—contestó con una sonrisa.

—Si, por supuesto—dijo al mismo tiempo que tuvo una erección y ella le daba señales con el dedo para que se acercase mientras abría las piernas, no llevaba nada. Estaba mojada pensado en la siguiente sesión.

Bien, esto es por una apuesta con Liver69. Ah, y mi nuevo correo es rositameler69@gmail.com por si quieren escribirme. Eso si, como ya paso con el anterior correo, si desean mandarme foto polla, por lo menos tengan algo decente entre sus piernas y no esas colitas tan ridículas ;).

Un saludo.