Caso Almeida. Sí, sí, sí. No, No, no. (10)

El caso continúa y cada vez avanza más y mejor. La agente encargada está contenta. Sale a celebrarlo... no le durará mucho la alegrís.

10- CASO ALMEYDA

Nunca había pensado que me sentiría tan contenta de estar entre esas cuatro paredes.

Nunca había pensado que acabaría ahí. De joven soñaba con muchas cosas pero nunca con eso.

Yo, una poli. Pero me encantaba. Esa era la verdad. A base de esforzarme mucho y, supongo que el esfuerzo de abrirme tanto de piernas me habían permitido tener, por fin, mi propio despacho. Aunque sea por compasión. No me importa.

Tengo que poner orden a todas las pistas recogidas hasta ahora. En MI pizarra numerosas fotografías, papeles con nombres, entrelazadas simulando las conexiones entre ellos.

Primero las fotografías de las 11 chicas: 8 confirmadas como víctimas a partir de sus esqueletos y 3 desaparecidas. Sólo 4 fueron admitidas por Almeida la noche de la fiesta. Los especialistas en análisis, respaldados por los mandamases de comisaría, aseguran que debe ser un farol y que es una reacción típica del que se sabe culpable: autoconvencerse de que lo que ha hecho no es tan grave reduciendo sus efectos. Pero a mí no me cuadra. Sé como es y cómo se las gasta Almeida y, si algo no tiene, es modestia.

Segundo la clínica Infinity. Impoluta y con todos los papeles en regla y sin ningún tipo de problema declarado ni descubierto. De momento, una calle sin salida.

Tercero el tema de los implantes mamarios gratuitos a algunas putas. El recelo que rodea a este tema me escama. Las reticencias del gorila Jaime Fernández, importante fuente de información involuntaria a cambio del uso y disfrute de mi cuerpo, a hablar del tema sólo hacen que apuntalar mi intuición. En el registro de la clínica no sale ninguna chica del club como clienta. Hay que comprobar, como sea, si existe esta relación. También hay que indagar el hecho de que yo sea española significa un contratiempo.

Luego tenemos las intuiciones de la señora exputa del ático. No parece una pista demasiado sólida pero hasta que las evidencias la descarten hay que tenerla en cuenta, y algo me dice mi nariz que hay que seguir esta nueva vía.

Y, por último, el recién aparecido Garci. Aún tengo los bajos inquietos con sus atenciones de ayer en aquel callejón. Estuve a punto de hacer una tontería pero logré contenerme en el momento justo. A cambio acordamos que me ayudaría en lo que yo necesitase si no quería volver a la cárcel. No sé si puedo fiarme completamente de él, pero cualquier ayuda será necesaria. Sus relaciones con los estamentos turbios de la sociedad pueden ser de gran ayuda. De momento tiene que informarme sobre los negocios de narcotráfico de Almeida. Evidentemente esta fuente externa no será conocida por mis superiores.

Repaso todos mis informes. Los primeros parecen que ocurrieran hace siglos. Desde luego hay una evolución en lo que se cuenta y la manera de hacerlo: los primeros más recatados y con omisiones de los detalles más sexuales y personales y los últimos, más sueltos, que lo explican todo con pelos y señales. Supongo que la vergüenza ya la perdí hace tiempo. Desde luego el día de la fiesta fue una buena ocasión para perder muchas cosas.

Mientras los leo me acuerdo del psicólogo, cuando me preguntó si me excitaba escribiéndolos. .. Escribiéndolos no sé pero leyéndolos... Uff... Y ahora que tengo un despacho...

Me levanto y paseo por mi nuevo espacio ahuyentando los pensamientos impuros y con las manos tras mi espalda. Ayer estuve cerca de perder el control, muy cerca de perder todas mis fuerzas... Y ahora estos ataques de calentura... Quizás el loquero tenía razón y no estoy preparada para esta misión.

Toc, toc, suena en mi puerta... Mi puerta, ¡qué bien suena!.

-"Adelante"- digo en tono tan solemne que hasta a mi me suena estúpido.

Tras la puerta aparece Albert, un compañero detective y unos de los pocos amigos que tengo. Es un hombre alto, de cuerpo atlético y unos labios que te comerías sin vacilar. De hecho ya me los he comido más de una vez. Lástima que las relaciones entre miembros de nuestro departamento estén absolutamente prohibidas. Líos, haberlos haylos, pero suelen conocerse a posteriori. En nuestro caso, los dos con una prometedora carrera por delante, acordamos dejarlo de lado para no vernos relegados o, peor, trasladados.

Su cara de preocupación me hace olvidar mis pensamientos.

-"¿Qué pasa?"- le pregunto al instante.

-"Nada. De momento."

-"¿De momento?.. Siéntate y explícamelo".

Nada más tomar asiento me dice: -"es Garci. Salió de la cárcel hace 5 días. Nos hemos enterado hoy.".

-"¿Y?". Espero que mi tono no suene demasiado forzado porque lo que de verdad pienso es que tengo el culo enrojecido y el coño achicharrado por culpa de ese cabrón.

-"Bueno. Creía que deberías saberlo. Fuiste tú la que lo metió a la sombra y él lo sabe. Al menos esta vez ha funcionado la comunicación y ya estas sobre aviso".

-"Sí, menos mal"- le contesto mientras tengo que poner una mano en mi entrepierna de lo mucho que me arde. -"Yo no me preocuparía por él".

-"Tú sabrás. Bueno, tengo que irme".

-"Albert..."-

-"Dime, Tania".

-"¿Conoces el caso que llevo?-

-"Sí, claro"- contesta al instante. Sólo le faltaba decir "toda la comisaría está al tanto de cómo te abres de piernas, como te follan el culo, como se te corren en la boca..."

-"¿Has leído los informes?". Su respuesta ya no es tan rápida... -"Alberto que nos conocemos hace tiempo y... Bastante bien.. Al menos un par de veces".

-"Tres para ser más exactos". Me corrige sin mirarme a los ojos.

-"¿De verdad?... Pues de alguna no me acuerdo."

-"Ooohhh, Tania. Me rompes el corazón"

Nos llevamos muy bien desde siempre. Hemos follado tres veces, claro que me acuerdo de todas, pero la confianza y mis ganas de cachondeo me hacen tomarle el pelo.

-"por lo que recuerdo fuiste tú el que rompiste otra cosa..."

-"Tampoco te quejabas... ¿O esos gritos eran de dolor? Y, además, fuiste tú la que me pediste que te lo hiciera".

-"Bueno, es igual. Mira si en alguien puedo confiar es en ti... Creo que esto se me está escapando de las manos".

Mirándome otra vez a los ojos toma asiento de nuevo dispuesto a escucharme.

-"No aparecen pruebas nuevas. Estamos estancados y no sé si resistiré mucho más".

-"Pero - me interrumpe él- si tenéis la pista de la clínica, y de ese problema con el cirujano. Eso debe dar resultado por algún sitio".

-"Ya veo que estás bien informado".

-"Tania, toda la comisaría está al tanto. No es usual este tipo de misión y todo el mundo quiere echar una mano.

-"Sí, echársela a su polla y cascársela con mis informes". Su mirada al techo y sus mejillas al rojo vivo le delatan. -"Albertito, ¿acaso has sido malo con mis penurias?".

-"Tía, es que uno no es de piedra".

-"Ni yo tampoco"- le contesto seria pero, en el fondo, contenta.

-"Lo siento. De veras"- me dice incapaz de mirarme.

-"Tranquilo. No me importa. De veras".- me encanta imitarle.

-"A ver, cuéntame: ¿qué es lo que te ha gustado más?".

-"Tania, por favor..."

Yo me mantengo en silencio esperando su respuesta.

-"Bueno, eeeh, la fiesta... Me pareció tan depravada. No podía imaginarme que existían cosas así".

-"Ni yo, pero existen vaya si existen".

-"Y, aquel tío del final, el que ganó el juego de las sillas... ¿de verdad la tenía tan...?"

-"No veas. Estuve tres días escocida. ¡Qué bestia!. No me lo recuerdes, no.". Le digo mientras separo y separo mis manos simulando el tamaño de aquello.

-"y cuando te follas al gorila..."

-"¿Qué quieres saber?.¿Si me gusta? ¿Si lo hago por placer o por conseguir información?... La duda ofende".

-"No, no. Ya me imagino que no te lo pasas bien, pero ¿no crees que hay otras maneras?".

-"No. No las hay, al menos sin levantar sospechas. Los hombres sois así. Unas tetas os nublan la vista y un coño os ciega".

-"Mira, no voy a engañarte. La gente habla mucho de tu caso. La comisaría va llena y, muchas veces, no me gusta como... tratan el asunto"

-"¿A qué te refieres?"

-"Pues comentarios del tipo: vaya parece que alguien se equivocó de profesión... O de vocación. Y me joden, y discuto con ellos pero es que cosas como esas con el gorila o como describes según qué cosas, pues..."

-"Ya". Es lo único que puedo articular. Suponía que habría ese tipo de comentarios pero la confirmación no es algo que me guste. Me acerco a él y le doy un suave beso en los labios. -"Gracias por defenderme".

-"No hace falta que me des las gracias. Sólo hago lo que siento que debo hacer".

-"Por eso te doy las gracias. Por ser como eres".

La conversación ha llegado a su fin y él se dirige a la puerta. Antes de salir me mira y me dice: -"Hoy estaré en el Mike's. Si quieres tomamos unas copas y charlamos más tranquilos".

-"Gracias. No creo que pueda pero lo tendré en cuenta"

De nuevo sola me sumerjo en mis informes a ver si saco algo en claro.

De todas las cosas que me han pasado o que he tenido que hacer, sin ligar a dudas, la peor de todas fue la primera, cuando Almeida me mostró a los asistentes como si fuera ganado y como, al día siguiente me dejó a merced de sus gorilas. Supongo que fue por ser la primera. De hecho fue muy parecido a perder la virginidad. Al menos como puta. Ya sabía a lo que iba y estaba preparada mental y físicamente para los clientes pero no para aquello. Almeida me forzó a su antojo como si yo fuera de su propiedad... Y qué decir de los gorilas: hicieron cosas mucho peores con sus pollas. No se olvidaron de visitar ni uno de mis agujeros y se corrieron donde quisieron . Pero lo peor de todo es que todo el rato fue como si yo no estuviese allí. Hablaban de mi y de mis partes importándoles una mierda que les oyese decir: menudas tetitas tiene esta, pues anda que el culo, ahora me apetece que me la chupe... Y yo sin poder objetar nada. Ni siquiera se plantearon que yo quisiera ser parte activa -que no quería- pero eso me dolió más que el culo.

Mi móvil vibra.

Lo abro. Es el Garci.

-"Dime".

-"Hola, chochito".

-"¿Qué quieres?- de momento pasando por alto el "apelativo" cariñoso.

-"tengo noticias que quizás te interesen".

-"A ver. Sorpréndeme".

-"Me he estado moviendo -ya me extraña me digo a mí misma tal como le dejé una rodilla ayer- y parece que hay novedades interesantes en el mercado".

-"¿Ya?. Pero si te has puesto hoy".

-"Ya ves. Y sin tener que follarme a nadie". Me repatea su comentario pero de momento me interesa más lo que tenga que decirme. "parece que alguien ha encontrado un método novedoso para entrar la mercancía... Algo audaz y atrevido. Si se me hubiera ocurrido a mí antes no tendría que haberme pasado cuatro años..."

-"Garci..."

-"Sí,sí que vaya al grano: tetas, tetas operadas y enormes."

-"garciii no me toques las pelotas".

-"¿Pelotas? Pues yo no noté nada ayer."

-"Mira cerdo, vuelve a llamarme chochito o hacer cualquier comentario sobre lo de ayer y volverás a la cárcel con ese móvil tuyo a buen recaudo... Por cierto ¿ya lo has lavado bien?".

-"sin comentarios por ambas partes. ¿ok?. Bueno, volvamos a las tetas. Por lo que parece se utilizan implantes mamarios alternativos... Sin silicona."

-"me parece muy interesante tu aportación científica pero..."

-"Desde luego que sois cazurros los policías... Y más cazurro soy yo por dejarme pillar... Ayyy... Si no hay silicona es que hay otra cosa y que pondrías si tu fueses un narcotraficante que has de colocar una mercancía..."

-"Drogas".

-"Bingo. Bien por la señorita. Y si tienes bajo tu mando un sinfín de mujeres tan desesperadas que son capaces de vender su tesoro para sobrevivir y les ofreces unas vacaciones pagadas en su país y un aumento de pecho, todo gratis. ¿Qué tienes?"

No me lo puedo creer. Todo encaja. Por eso me dijeron que ser española era un problema. Por eso las chicas me decían que si era buena lo conseguiría... Ellas lo ven como un premio al trabajo bien hecho... Pobres.

-"¿y cómo recuperan la mercancía?".

-"Allí se encargan de asegurarse que cuando estén de vuelta han de hacerse alguna revisión. Ya en la clínica las duermen y, mientras ellas se creen que es una cosa rutinaria hacen la substitución de la mercancía por silicona de verdad."

No puedo articular palabra. Mi mente va a mil por hora.

-"¿Agente?. ¿Estás ahí?. Espero que haya sido de ayuda...."

-"Muchísimo. Si estuvieras aquí te besaría y todo"

-"Si quieres me paso y me besas algo más"

-"venga, sí, pásate. Pero te aviso que mi móvil es mucho más grande que el tuyo".

-"Cabrona".

-"Garci. Sigue así. Sobre tus investigaciones, claro".

-"Claro, claro"- dice él pero le cuelgo antes de que siga con más guarradas.

Estoy eufórica. Esto daría sentido a bastantes cosas. Seguro que alguna chica no ha superado la operación de aquí y no ha salido del quirófano. Eso explicaría porque no salen en ningún registro de operaciones. Son clandestinas hechas, seguramente, porque algún dirigente de la clínica está en el ajo. Y también un cirujano plástico. Algún carnicero que ha conseguido su diploma en el mercado negro... Daría saltos de alegría. Esto empieza a cuadrar... A excepción del número de víctimas... Son demasiadas.

Es tarde.

Salgo de la comisaría y, sin saber cómo, me encuentro en la puerta del Mike's.

Entro y busco con mi mirada.

Mis ojos se encuentran con los suyos.

Yo sonrío.

Él también.

Hago un movimiento con mi cabeza señalando hacia fuera.

Él apura su copa y se levanta despidiéndose de su compañía, todos policías.

Al llegar a mi lado rodea mi cintura con su brazo y nos dirigimos a la calle.

-"¿Estás mejor?".

-"Estoy increíble... Pero espero estar mejor dentro de un rato".

De nuevo los dos reímos. En silencio vamos hasta su coche.

Ya en el asiento tan sólo tengo que decir una cosa: -"a mi casa".

Llegamos justos, con el deseo aflorando por cada uno de nuestros poros. En el recibidor ya nos besamos, mi camiseta se queda en el suelo de la sala, justo debajo de la suya. Mi sujetador cae sobre una silla del pasillo al mismo tiempo que sus dedos entran en mis bragas. Sus pantalones no llegan ni a ver la puerta de mi habitación y caigo sobre mi cama sólo con mis bragas puestas y con un dedo ya dentro de mí.

A él se le nota excitado pero no creo que llegue ni a la mitad que yo. Necesito sentirme amada, follada y, sobretodo, respetada. Necesito hacerlo en MI casa, en MI cama, sentir MIS sábanas rozando MI piel... Necesito saber que soy yo la que folla.

Me comporto como una verdadera salvaje, desesperada por tocar y ser tocada, besar y ser besada. Mis manos buscan en sus calzoncillos encontrando su polla preparada, tiesa y dura como una estaca. Con nuestras manos ocupadas nos besamos y frotamos nuestros cuerpos cada vez más sudorosos, especialmente yo. Estoy nerviosa y me cuesta mantener el aire en mis pulmones.

Él alza un poco su cuerpo y yo aprovecho para despojarlo de sus molestos calzoncillos. Al acompañarlos hasta el suelo tengo que incorporarme dejando mi cara a la altura de su polla. La miro de cerca y me relamo al verla. Cuando me dispongo a zampármela entera sus manos me empujan dejándome estirada boca arriba.

-"Quieeeeta. Hoy me toca a mí"- me dice mientras se agazapa entre mis piernas.

Sus manos me resiguen los muslos hacia abajo dejando el espacio necesario para su cabeza. Ya siento su aliento en lo más profundo de mí y me estremezco. Todas mis necesidades se concentran en mi coño. Siento como palpita, como se abre y cierra espasmódicamente y cómo se va mojando a medida que su boca se acerca. Necesito tocarme, ir directa al grano, pero consigo contenerme agarrando su cabeza, aferrándome a sus cabellos.

Si llega a tardar dos segundos más creo que se los habría arrancado todos, pero cuando siento sus labios horizontales sobre los míos verticales todo mi cuerpo se paraliza, como si estuviera a la expectativa.

El primer lametón me hace estremecer: suave, lento, contenido pero largo, recorriendo toda mi raja al completo de abajo a arriba. Mis caderas se alzan instintivamente y él repite el lametón de nuevo desde abajo hacia arriba consiguiendo que mi flor se abra lenta pero irremediablemente.

Su lengua ya recorre mis rosáceas paredes, llegando a rozar mi clítoris arrancándome pequeños jadeos que ansían convertirse en gritos.

Me encanta la delicadeza con que me trata, como sorbe mis flujos con paciencia, como me acaricia los muslos y la parte interna de mi pubis... Mis ojos se cierran y mi mente vuela. Mi boca se entreabre y contengo mi respiración mientras dibujo los trazos de su lengua en mi cabeza. Él aprieta y mis labios se abren tanto que las comisuras parecen romperse, el aire me sale de golpe formando un grito ahogado. Mis dientes se muestran en la boca abierta en una sonrisa sin gracia, un grito sin sonido... El rictus de placer se acaba al morderme el labio inferior y mi cabeza cae hacia atrás al sentirme incapaz de sostenerla. Mi cuello se estira y mi vagina se contrae sobre su lengua.

Estoy a punto de correrme cuando me pide que me gire.

Sus manos recorren mis nalgas, masajeándolas, abriendo y cerrándolas. Yo cierro los ojos al sentir sus mejillas en la parte interna y su lengua surcando mi ano en círculos cada vez más pequeños convirtiéndolo en un remolino que se lo traga todo... Principalmente su lengua.

No le podé agradecer nunca suficiente lo que me está haciendo. Esa lengua hurgando en mi culo me está devolviendo la fe en el género humano en general, y en el masculino en particular. Creo que no recuerdo la última vez que me lo habían hecho con esa fe, esa tranquilidad y esa predisposición a darme placer. Aún lo tengo sensible por lo de ayer pero su saliva es un perfecto analgésico que se cuela directa en mi cuerpo.

Levanto mi culo apoyándome sobre las rodillas pero manteniéndome estirada. Mi culo queda totalmente expuesto y su trabajo bucal brutalmente facilitado. Ya mete toda su lengua moviéndola a su antojo pero sin dejar de besarme las nalgas, la parte externa del ano. Me apetece agarrarle la polla, chupársela, saborear sus huevos, pero me tiene absolutamente inmovilizada física y mentalmente.

De repente su lengua me abandona y como la cama se mueve por el cambio de ubicación del peso de su cuerpo. Miro atrás y lo veo arrodillado sobre el colchón, buscando en su cartera.

-"No será necesario- mientras veo como saca un par de preservativos- estoy completamente blindada. Alguna ventaja ha de tener la misión"- le digo sonriendo y dándome golpecitos en mi bajo vientre.

Él me mira y mi sonrisa desaparece al instante. Los condones siguen entre sus dedos de donde parece que no quieren separarse, al menos por lo que se intuye de su mirada, una mezcla de terror y compasión.

-"Claro. Tranquilo, lo entiendo. Yo tampoco me fiaría si tu hubieras hecho la mitad que yo..."- y dicho esto aparto mi mirada hacia la pared mientras sigo a cuatro patas.

Yo sé que estoy sana. Hoy mismo me he hecho un análisis después de lo de anoche. Un drogadicto recién salido de la cárcel no es tranquilizador precisamente... Pero lo entiendo. Me jode haber provocado esa mirada en él... Pero es lo que hay que pagar por ser una puta. Porque es lo que soy y seré mientras dure esta mierda de misión... Aprieto mis labios con fuerza y aspiro por mi nariz intentando frenar la inminente lluvia de lágrimas.

Siento mi colchón bajando por su peso y como va

acercando su sexo al mío mientras observa mis agujeros como si estuviese pensando en cuál meterse.

Su polla elige y se pasea por mi coño, lenta, pausadamente, desde el culo hasta el clítoris y viceversa mil veces haciendo llorar a mi sonrisa vertical de pleno desespero... Y entonces no puedo reprimir las lágrimas en mis ojos. La pared se emborrona pero nunca me había sentido tan feliz... La piel de su polla surca directamente mis pliegues, mi raja... Llegando a mi alma, aún sin haberse metido dentro de mí.

Giro mi cabeza y le veo ahí, de rodillas ... -"gracias", es lo único que consigo decir antes que mis sollozos me impidan articular ni una palabra más.

Sus manos recorren mi espalda hasta que noto su cara pegada a mi oreja: -"No, gracias a ti. Gracias por ser tan generosa. Gracias por ser como eres. Gracias por esto"... Y entonces noto como su polla va abriendo mi coño con su piel contra vagina...

-"Espera- le digo tirándome hacia delante y girando hasta ponerme boca arriba, mirándole a la cara- prefiero así".

Él acepta sin rechistar dejándose caer sobre mí. Con sus manos apoyadas en la cama para aguantar su peso, deslizo las mías entre nuestros cuerpos hasta agarrar su verga. Lentamente desplazo mi mano cerrada arrastrando su piel hacia abajo una, dos, tres, cuatro veces...

Él me observa a escasos milímetros de mi cara y nos besamos. Sus labios son como nubes a través de las cuales me siento flotar en estos momentos. Las lenguas contactan con un movimiento cauto, casi vergonzoso. Su saliva sabe de maravilla y entonces se separa y me mira. Los dos sonreímos como tontos hasta el momento que decido penetrarme yo misma con su polla.

El coño me arde, el aire no me cabe en el pecho y nuestras bocas se abren sin emitir más que un leve suspiro.

Su polla me abre con su ardiente e imparable avance. Yo me cuelgo de su cuerpo aferrándome con mis brazos y mis piernas. En mis gemelos siento sus nalgas empujando dentro de mí y disfruto de su peso aplastándome entera: mis pezones juegan con los suyos, mi vientre se amolda al suyo mientras nuestros sexos encajan a la perfección humedeciéndose aún más. Por primera vez en mucho tiempo siento que disfrutan y me hacen disfrutar, que me dan sin esperar nada a cambio, que me tratan como a una persona... Hacía tiempo que no follaba así... ¿he dicho follar? No, para nada, esto es hacer el amor con mayúsculas.

Con su dedo pulgar me aparta un mechón de cabello que me tapaba los ojos y vuelve a besarme. Me encanta notar como sus labios se posan sobre los míos y empiezan a desplazarse arriba y abajo siguiendo el ritmo que marcan sus caderas. Cada vez nos cuesta más mantener el beso, sus caderas cada vez van más rápido. Cuando ya se hace imposible refugio mi cara entre su cuello y mi hombro. Disfruto de la batalla que se libra entre su aroma a hombre y a desodorante, claramente ganada por la primera. Mis manos recorren su espalda y disfrutan de sus músculos, tensándose cada vez que su polla me penetra. Cuando ya me los conozco todos bajo mis manos hasta su culo. Aprieto con decisión sus duras nalgas mientras las acompaño en su viaje hacia dentro de mi cuerpo.

No la tiene ni larga ni gorda, pero parece haber nacido para estar dentro de mí. No me canso de sentir como entra y sale, haciéndome jadear y recargando mis pilas vitales con cada fricción. De nuevo abrazo su espalda y aprieto con todas mis fuerzas con ganas de sentir como su pecho presiona los míos, como su polla es parte de mí, como nuestros cuerpos se fusionan... Y entonces su verga alcanza la dureza infinita y, como si fuera una esponja siento como se exprime en mi interior. Su lengua convulsiona en mi boca, sus ojos se cierran con fuerza y los dos explotamos...sin previo aviso, después de semanas pidiendo permiso aparece la sacudida más salvaje, el huracán más desbocado, el terremoto más demoledor que puede experimentar un cuerpo humano...dios ¡qué orgasmo!, la puta corrida que he sentido jamás...

-"Aaaahhh, ¡que me despellejas!"- se queja Albert sonriendo sobre mi cara.

Observo su preciosa sonrisa y la manera que me observa toda la cara como si quisiera grabar este instante en su memoria... Yo lo que grabo es lo bien que me siento en sus brazos, bajo su protección...

-"¿Ahora te quejas?- le digo dándole un golpecito en un hombro- y, además, es culpa tuya..."

-"Sí, claro, culpa mía... Qué morro.."

-"Je,je. Si no estás de acuerdo podrías... Salirte de una vez de mí..."

-"Nunca"- responde de inmediato.

-"¿A no?- y agarrando sus manos y aferrándome a él con mis piernas, lo hago voltear hasta quedarme sentada encima de él.- "pues aprovechemos ese "nunca" y vayamos a por el segundo sin sacarla. Mis caderas ya hace rato que han empezado a moverse.

No puedo pegar ojo en toda la noche. Siento como respira profundamente a mi lado y me giro para pasarme horas observándole. La noche ha concluido con un marcador de 3 a 2 a mi favor. En otras ocasiones eso sería lo de menos pero hoy necesitaba correrme con todas mis ganas. El primero ha sido el más bestial... Joder he gritado de una manera que hasta él se ha asustado. Y cómo me he agarrado a él mientras me corría. Parecía una boa constrictor aferrada a una presa... Y su segundo... Jeje...gentilmente me ha avisado pero yo he seguido ahí, bien amorrada, hasta que me ha llenado la boca. Pero qué diferente sabía su semen. Nada que ver con todos esos bestias puteros que me dejan tirada en el suelo o en la cama mientras me tengo que tragar su ... Mierda. Hasta me ha besado después, sin importarle el sabor de mi boca...uufff

Él se levanta y yo me hago la dormida y lo observo con los ojos entreabiertos. La noche continúa cerrada pero veo el movimiento de su cuerpo buscando la ropa. Tengo que reprimir una risa al ver como se pone mis bragas al no lograr encontrar sus calzoncillos... Vete a saber donde cayeron...

Ya vestido vuelve y me da un beso en la frente. Me reprimo y sigo quieta pese a que tengo unas ganas enormes de devolverle el beso. Sé que si me despierto hoy no llegamos a comisaría... Estaría días enteros debajo, encima o delante de él... Después del beso veo como deja una nota en la mesita y se va.

Al oír la puerta me levanto y cojo la nota. Leo y vuelvo a leer esa nota manuscrita... Las lágrimas salen casi a presión... Que acabe ya esta mierda de misión...por favor, quiero recuperar mi vida.

Sólo he dormido tres horitas en toda la noche pero me siento eufórica, llena de energía. Voy por la calle caminando con decisión, como cuando te sientes especial, como si mi cuerpo irradiase una energía infinita y todo en entorno se transformase con ella: los pájaros silban polifonías magníficas, el verde de los árboles resplandece como si fuera primavera, el Sol brilla más que nunca... Me tomo mi tiempo y con mis santos ovarios me permito llegar dos horas tarde. Soy feliz.

Subo las escaleras de la comisaría en dos zancadas mientras saludo a todo el mundo que se cruza conmigo. Sus miradas no me afectan hoy. Paso de sus compasivas expresiones, hoy no conseguirán joderme el día.

-"Tania"

-"Hola comisario. Tengo que hablar con usted. Hay noticias importantes sobre el caso."-

-"Tania...".

No es normal que no me mire a la cara. No es normal el color de sus ojos... -"¿Qué pasa, comisario?"-

-"Es, es... Albert".

-"mierda"- no puede ser que se hayan enterado... Si aún siento el peso de su cuerpo sobre el mío, si aún siento su calor, su olor, su sabor...

-"Albert..."

-"¿Qué pasa con Albert?"

-"Está muerto"

El suelo se me acerca rápidamente y todo se vuelve oscuro.