Caso Almeida. La fiesta (4)

Tania, la policía de incognito, es llevada a una fiesta particular donde espera poder recoger muchas pistas y hacer que lo vivido la noche anterior sirva de algo.

Caso Almeida. La fiesta (4)

Antes de empezar con el relato, quería hacer una petición que se me olvidó en los otros relatos. Quien quiera convertirse en un cliente de Tania, puede mandar su petición de servicio a tanieta99@yahoo.com y, así, ayudarme con el relato con ideas frescas y excitantes.

Espero vuestras aportaciones.

Informe nº 12 Martes 23 de noviembre de 2.004

Al llegar al club, recibimos los resultados de unos análisis que nos realizaron ayer. En teoría eran unos análisis rutinarios, (por eso no se reflejan en el informe anterior) pero ahora compruebo que coinciden con las diez chicas que somos conducidas en un minibus a la zona alta de la ciudad.

Al llegar a la mansión (por su tamaño no puedo llamarla de otra forma) nos meten en una habitación donde nos juntamos una veintena de chicas. Muchas son de otros clubs. No vemos a nadie, a parte de los conductores. Nos entregan los uniformes que llevaremos en la fiesta y nos ordenan que nos los pongamos: entre mis manos tres cintas, dos de cuero y la otra más elástica, unidas por dos anillas metálicas y una pequeña etiqueta roja en la parte interior de una de las cintas. Observo a las demás para saber como enfundarme el vestido (por llamarlo de alguna forma). Veo como pasan sus piernas por los lados de la cinta elástica y se colocan las otras dos a modo de tirantes. El resultado es sorprendente: lo tapan todo pero sin ocultar nada. Las cintas de los pechos tapan sólo los pezones dejando el resto de las tetas rebosando por los costados. Yo aún quedo bien pero hay algunas chicas que les rebosa por los lados un buen trozo de teta. Respecto al coño, qué deciros, menos mal que todas vamos perfectamente depiladas, que si no...A duras penas logramos tapar nuestros rosados labios. Personalmente, el mío me va ligeramente corto y, si subo los hombros, la cinta central se me clava en el centro del chocho. Por el gesto de algunas chicas no debo ser la única a la que le va corto. A otras la cinta elástica se les escurre entre los labios más adentro de lo que desearían.

Antes de salir nos comunican que, al igual que todas nosotras, los asistentes han tenido que entregar unos análisis médicos validados por galenos externo, pero que no nos los pueden enseñar por confidencialidad. En resumen, que no hay excusas para hacer y recibir lo que sea, según lo que nos dicen. Así de misteriosas y excitantes somos conducidas a una gran sala de la planta baja donde nos unimos a unos treinta machos a cual mas trajeado. El negro esmoquin es el color predominante, el de nuestras carnes el de fondo y el blanco en polvo el mas solicitado. Con esto queda claro que las drogas y el alcohol están a la orden del día y corren con libertad. Supongo que no tardará demasiado en aparecer el tercer elemento: El sexo.

Poco a poco la cosa se va animando: se van haciendo grupitos, la gente va desapareciendo, las manos van más sueltas y algunas cintas van cayendo.

A mi me han tocado tres tipos que no había visto antes. No tardamos en visitar una de las estancias de la mansión. En ella una chica, bajo la potente mirada de un foco, de rodillas entre tres paredes llenas de agujeros de los cuales emergen pollas de todo tipo. Ella va haciendo lo que puede con sus manos y su boca. Los cuatro nos unimos a un nutrido grupo de observadores. De cuatro pasamos a tres al unirse uno de mis acompañantes al cubículo agujereado. Debe ser un tipo con suerte porque entre tantas pollas elige la suya para llenar su coño. No la culpo, yo también lo hubiera hecho, menudo pollón. Al verla emerger la puta se ladea la cinta que le cubre la raja y se aprieta contra ella. Con varios golpes de cadera intenta penetrarse. No lo consigue y eso que la polla demuestra una buena firmeza. Los mirones jalean cada uno de sus intentos con sonoros Uuuuyys. Otra vez, la chica libera una de sus manos y agarra la verga con fuerza. Con facilidad se autopenetra alojando el capullo entre sus labios vaginales mientras los de la boca se abren bajo el antifaz que lleva en una placentera mueca de gusto. Así, la chica se traga una polla de la pared izquierda, pajea otras dos de los lados y sacude sus caderas a lo largo del pollón de la pared derecha. Mientras su coño se mantiene fiel a mi exacompañante, su boca va saltando de polla en polla y chupa porque le toca. Abandonamos la sala justo en el momento que alguna polla se decide a endulzar el atracón de carne que se esta dando la chica descargando su salsa sobre ella.

Me conducen a la sala contigua donde cuatro hombres charlan tranquilamente sentados en una enorme mesa cubierta de un mantel rojo que llega hasta el suelo. La sala está iluminada de una forma peculiar. La fuente de luz está sobre la mesa, de manera que quedan iluminados del pecho hacia arriba. El resto que queda por debajo está en la más absoluta oscuridad.

Los dos que han entrado conmigo se unen al resto de contertulios.

Yo me dispongo a hacer lo mismo pero uno de ellos me dice, mientras levanta el mantel: -"Tú, aquí abajo"-.

Tardo unos segundos en pillarlo pero acabo colándome bajo el mantel. Empieza el show.

Al entrar, el mantel cae y me quedo sumida en la más absoluta oscuridad. Poco a poco mis pupilas van acostumbrándose. Capto movimiento a mi izquierda. Algo se mueve de delante atrás. Entorno los ojos y consigo vislumbrar una figura humana arrodillada. Lo que se mueve entre unas piernas desnudas es su cabeza. Ante mí un ruido: unos pantalones cayendo. A mi espalda, lo mismo. Mi nueva compañera cambia de piernas y se dispone a dar el mismo trato que a las otras. Al meterse el nuevo miembro en la boca esta responde con un salto y un jadeo se oye por encima de la mesa. Al instante una explosión de júbilo acompañada de sonoros gritos acusadores. La polla desaparece al instante.

-"Fuera, fuera. Uno menos..."- se puede oír entre risas y aplausos.

Empiezo a entender de qué va esto. Creo recordar que lo explicaban algunos amigos de juventud y compañeros del cuerpo: unos tíos sentados en una mesa. Bajo ella una mujer que va chupando pollas aleatoriamente. Al que se le nota que se la chupan, eliminado. Así hasta que quedan dos. Entonces el juego se acaba.

El problema es que esto acaba de empezar... Y antes acaba lo que antes empieza, así que... brazos en cruz y paja a dos manos. Ambos responden al instante sin variar un ápice su conversación. Parece que son expertos.

Enseguida cambio una mano por mis labios. Lentamente recorro el miembro con la lengua. Desorientada, no recuerdo cuál es cuál, pero no pienso hacer diferencias entre las pollas, aunque las hay: mientras que la de mi boca es de tamaño bastante reducido, la de mi mano se muestra más vigorosa y de medida decente. Mientras le voy dando tientos al proyectil de carne oigo como su propietario pregunta por Almeida. De inmediato dejo la mamada de lado (inexplicablemente mi capacidad auditiva se reduce con una polla moviéndose en mi boca) y vuelvo a atacar con una mano.

-"Como siempre, debe estar con los otros jefazos en el piso de arriba."- contesta uno de los desconocidos. El que está con su polla libre.

Sus palabras me llegan con dificultad. Para solucionarlo, me meto entre sus rodillas. Ahora si que le oigo con claridad:

-"los tíos ni se dignan a bajar para ver como van sus fiestas...pero mejor. Cuanto menos sepamos de sus chanchullos… "

Mi compañera está a mi espalda convertida en una aspiradora humana. Noto sus desnudas nalgas contactar con las mías. Mientras que ella se recrea con el contacto, a mi me incomoda mucho notar su femenino culo contra el mío.

La única escapatoria que tengo es acercarme a la polla que tengo delante. Al acercarme, me doy cuenta del peazo de pollón que se gasta el tío.

Mientras él sigue hablando: -"Sólo me gustaría estar con ellos por ver la calidad de las putas que se reservan…. Aunque las nuestras tampoco están nada mal, ehh???."- y todos explotan en una generosa carcajada de alivio.

Visto que la conversación deriva a temas que no me importan, me concentro en mi trabajo. Cuanto antes acabe aquí, antes podré ir con Almeida. Agarro el vergón. Tengo que ponerlo paralelo a la mesa para que no choque con ella. Decido usar mis tetas. Apretando mis pechos con mi pulgar por un lado y con los otros cuatro por otro, consigo convertirlos en verdaderos torpedos, con los pezones sobresaliendo. Con ellos voy martilleando el capullo, el tronco y los huevos del agraciado, intercambiando el pezón izquierdo y el derecho con paciencia. Cuando ya los tengo como piedras cobijo a la bestia entre mis globos. Con firmeza la presiono poniendo su capullo rojo sangre. Sonrío al verla emerger poderosa hasta llegarme a tocar la barbilla.

A él también parece hacerle gracia y, a base de golpes, el monstruo pide entrar en la morada que mis labios sellan herméticamente. No encontrando la respuesta buscada, la petición se convierte en fuertes envestidas que no tardan en abrir un boquete en forma de O en mis murallas labiales. El gran ojo de su capullo es el primero en inspeccionar. Le debe gustar lo que ha visto, porque no tarda en invitar al resto a meterse hasta el fondo. Una y otra vez. Y otra. Y otra. Y de nuevo vuelta a empezar hasta tocarme la campanilla y hacer que la saliva me salga de la boca. Mi cara se deforma en una mueca de máxima tensión al querer abrir la boca todo lo que puedo. Casi no puedo abarcar semejante grueso. Menos mal que enseguida me llena la boca de blanco. Al correrse no puede, ni quiere, contener un eufórico grito.

Otro eliminado y una nueva corrida en mi boca. Sólo quedan cuatro.

Tres, mejor dicho. Mi compañera también ha hecho sus deberes y ha conseguido que otro se delate.

La distribución está clara. Ella se queda con uno y yo con los otros dos.

Me tumbo bocarriba. Mi cabeza queda entre los pies del pichacorta. Elevo mis manos y le agarro el miembro con una y los huevos con la otra. También elevo los pies y junto las plantas entre ellas atrapando la polla dell de enfrente. Empiezo a sacudir extremidades demostrando mi excelente forma física y lo poco que necesito un Abdominaser.

Es especialmente placentera la paja con los pies. Con los talones y los dedos juntos, la polla se aloja perfectamente en el puente de mis plantas. La siento caliente, resbaladiza y, pese a no poderla ver, me la imagino sacando su cabeza una y otra vez. Una y otra vez, sin descanso. Cada vez va dejando más rastro en mis plantas, mojándomelas, calentándomelas.

Aprieto con todas mis fuerzas con manos y pies.

En tres minutos se acaba el juego. Entre mis pies unas violentas sacudidas y en mi vientre el primer escupitajo que me alcanza de pleno. El resto debe caer al suelo porque no noto ningún impacto más.

Quedando dos y dos, el juego está acabado. Salgo tranquilamente de la mesa. Nada más sacar la cabeza, unas manos me agarran y tiran de mí hacia fuera. Con las piernas abiertas me espera mi acompañante ganador. Parece ser que el premio del juego no es una simple palmadita en la espalda. Para nada. Ni la satisfacción de sentirse ganador. Sus manos me obligan a sacudir la cabeza salvajemente. Todo el silencio y contención anteriores se convierten, ahora, en gritos y descontrol, descargando la adrenalina que han ido acumulando. Y no sólo la adrenalina.

La follada de boca continúa hasta el derrame final. El pichacorta demuestra una capacidad testicular desaforada y me inunda la boca hasta desbordarme. Empiezo a toser al no dar abasto con semejante torrente entrando en mi boca.

Todo acaba en el suelo, igual que el otro ganador mientras la otra chica lo cabalga gritando lo bien que la folla.

Destacar que, mientras ocurre esto, los demás ni se han movido de su sitio, observando como a mi me marean a lo largo de una polla y la otra cabalga a su jinete. Eso sí, todo en el más absoluto silencio y respeto. Los que han sido eliminados sin correrse, aprovechan para hacerse una paja con la peli porno en vivo.

Cinco minutos después, ambas nos estamos acicalamos en el baño de la habitación. Yo me limpio la barriga con papel higiénico y ella se asea en el bidet.

-"Menos mal que has venido, si no estaría comiendo polla hasta mañana."- me dice sin dejar de fregar enérgicamente entre sus piernas.

-"Para eso estamos. Ha sido un placer comerle la polla a tres desconocidos."-

-"Sí. Que me vas a contar. Mi campeón no ha parado de pellizcarme los pezones mientras me follaba. Mira como me ha dejado mis tetas nuevas."

Por el espejo observo sus tetas enrojecidas y abultadas de forma anormal.

-"Te las has operado?" -le pregunto.

-"Si- me contesta mientras se las mira, para volver a añadir: - A que no se nota."

-"No para nada"- le miento lo mejor que puedo.

-"En que club trabajas, nena"- me pregunta.

-"En el Almeida."- le contesto

-"Aaah. Así si eres buena, tarde o temprano podrás tener unas tetas nuevas. Y gratis."- añade levantándose del bidet. Su entrepierna sigue goteando sobre la porcelana, pero no puedo quitarle los ojos de esas tetas. Y no porque me gusten, si no por lo que me acaba de preguntar. –"Sólo te conviertes en un transporte y ya está"

Estas palabras me interesan. Prosigo con el disimulado interrogatorio:

-"Que tiene que ver donde trabaje, para tener unas tetas nuevas o no"- le pregunto mientras disimulo tocándome las mías y mostrándolas ante el espejo.

-"Nada. Si puedes tener unas tetas nuevas cuando quieras. Si hoy es más fácil hacerse la plástica que pillar un taxi de noche. Pero si las quieres gratis…. Eso no pasa en cualquier sitio.- me contesta mientras se friega exageradamente el coño con una toalla.

-"En qué club trabajas …. Perdona, como te llamas?- le pregunto.

-"Micaela."

-"Yo Tania"- le contesto.

-"En el Therapy. Nuestros jefes son amigos y colegas. Somos clubs hermanos. Por eso estamos las chicas de los dos clubs hoy en esta fiesta, para homenajear a los clientes que se lo merecen."

-"Y que se lo pueden pagar, supongo". –le digo yo.

-"Uyyy. Que va chica. Esto que ves aquí es totalmente gratis."- me informa mientras se coloca a mi lado ante el espejo.

-"No me jodas, Micaela. No estoy aquí para que me hagan todo esto gratis. A mi me han dicho que me pagarían cojonudamente. No les voy comiendo pollas a desconocidos….."- y entonces me callo antes que se me escape "que yo no soy una puta".

-"No chica. Tranquila que cobrarás, supongo. No te puedo asegurar lo que pasa en tu club. Pero todas cobramos y bastante bien. Pero los asistentes no pagan en metálico a los jefes."

-"Qué quieres decir?"- le pregunto mientras me recoloco las tres cintas sobre mi cuerpo.

-"Que tú cobras con lo que ganan nuestros jefes con el silencio y los favores de los que tú te folles hoy"- y dicho esto Micaela hace lo propio con su vestido.

-"Micaela. Quiero unas tetas nuevas. Las mías con demasiado pequeñas" le digo sobándomelas exageradamente de nuevo "que tengo que hacer para tener unas como las tuyas…. Y gratis"-

-"Aaaay chica…. Todo llega. Tú haz lo que te he dicho, sé buena, obediente y todo llegará."

Cuando me preparo para mandarle una nueva tanda de preguntas ella me corta ofreciéndome un bote que estaba sobre la pica del baño: -" Tania, cariño, déjate de preguntas y tómate esto, que afuera ya nos deben estar echando de menos."-

-"Qué es esto? No quiero beber nada".

-"Ayy chicas inexpertas. Que haríais sin nosotras, las buenas y generosas putas de más de 30. Es un puto elixir para sacarte el gusto a polla que tienes en la boca. Tira de espaldas. Desde aquí lo huelo. Como te acerques a un cliente con ese aroma en la boca, estás marcada para toda la noche….. y una noche sin sexo, en una fiesta de estas, se convierte en la última noche. Y tú no querrás que sea la última fiesta, no?. Venga enjuágate esa sucia boca".

Estoy tentada de salir corriendo a comerme unas cuantas pollas más para que ningún tío se me acerque en toda la noche y esta sea mi última fiesta, pero agarro la botella que Micaela me ofrece y, no sin antes comprobar si es verdad que me huele el aliento a polla, le doy un buen tiento. He de decir que no capto ningún olor extraño, pero también admito que agradezco el frescor que queda después en mi boca.

Al salir, solo quedan dos hombres esperando: uno ha entrado conmigo y el otro ya estaba sentado en la mesa. Es el del pollón descomunal al que he hecho una cubana.

Yo voy a ir al piso de arriba en busca de los mandamases.

-donde nos llevan ahora, señoritas?

Antes de poderme inventar una excusa Micaela entra en acción: -ya que somos dos parejas, creo que aprovecharemos para entrar en el sitio donde solo se aceptan parejas.

-Si, si. Genial. -añaden ambos al unísono llenos de jubilo.

Maldiciéndome por mi mala suerte les sigo por los pasillos.

Llegamos a una puerta flanqueada por un gorila como los de Almeida. Al comprobar que somos dos parejas, nos deja entrar

Al cerrarse la puerta a mi espalda me encuentro en una sala completamente oscura. Agarrada de una mano de Micaela voy entrando sin poder ver nada de nada. De repente la mano me suelta y me quedo sola en la oscuridad. Avanzo un poco hasta que mis pies chocan con algo. Con mis ojos un poco más acostumbrados a la negrura percibo un leve movimiento ante mi.-es como una gran masa de gusanos reptando lentamente en la oscuridad. Con mis manos palpo cuidadosamente contra lo que han chocado mis pies. Noto un tacto suave encima de algo blando. Diría que es una cama, peo no una cualquiera. Es enorme. Avanzo un poco más con mis manos. Lentamente voy subiendo- definitivamente es una cama. A escasos centímetros de mi algo se agita. Entorno mis ojos, enfocando mi visión todo lo que puedo. Capto unas piernas abiertas y un culo moviéndose entre ellas. Rápidamente me deslizo hacia delante donde parece que no hay nadie. Apoyo mi espalda en la pared y me quedo quieta y sin respirar. Estoy en un puto cuarto oscuro. Para los que no sepan lo que es, a parte de lo obvio (Un cuarto sin luz) también es donde un montón de gente se lanza a una desenfrenada orgía sin ver nada. Solo sintiendo, solo chupando, follando y siendo follado sin saber con quien.

A mi derecha veo movimiento, oigo jadeos y gritos. Me encojo todo lo que puedo.

Pasan unos minutos. Continúo aferrada a mis rodillas hasta que algo cae sobre mi pie derecho. Enseguida unos dedos me lo palpan y empiezan a subir por mi pierna. al llegar a mi rodilla baja como una exhalación hasta mi entrepierna. Igual de rápido me apartan la cinta del coño y empiezan a hurgar en él. Los dedos me separan sin importarle quien soy, comprobando mi inmensa humedad rezumando de mi chochito. La oscuridad me pajea sin pausa ni compasión. Los dedos abandonan mi interior. Alguien se levanta ante mi. me palpan la cara y algo se me introduce en la boca. Son unos dedos y, por el sabor que tienen, son los que tenia hace un momento en mi coño. Los dedos vuelven a salir de mi boca para agarrarme con fuerza la barbilla. Me aprietan los mofletes y algo mas consistente se aloja entre mis labios. Su sabor no deja lugar a las especulaciones: una buena polla entre mis labios empieza su movimiento natural. Una vez metida, las manos pasan a mi cogote que acompañan en dirección contraria a la de la polla. Es gruesa y, al no poderla ver, tardo un par de tientos en dimensionar mi abrazo labial.

Como abeja atraída por la miel, no tarda en sumarse otro. Vuelve a empezar palpándome la raja. Supongo que es el primer e indispensable paso para no cagarla en un cuarto oscuro. Supongo que nota que ya estoy ocupada y me deja en paz la almeja. Cuando creo que solo tendré la polla de mi boca, unas manos me aferran los tobillos y tiran con fuerza. El resultado es que caigo de espaldas sobre la cama y la polla de mi boca se queda follando a oscuras el viciado aire de la sala. Unas manos suben por la cara interior de mis muslos. Un culo cae sobre mis tetas. Unas manos convierten mi raja en una gran O y otras me vuelven a palpar la cara. Mis muslos sienten un húmedo camino ascendiendo hacia sus interiores. Algo caliente choca torpemente contra mi cara buscando cobijo en mi boca. La lengua se me clava al mismo tiempo que la polla. El que está sentado sobre mí, cabalga agarrado con fuerza a mis tetas haciendo rebotar sus pelotas en mi barbilla mientras me llena la boca con un buen solomillo caliente.

La lengua continúa hurgando en mi herida hasta hacérmela supurar.

El culo de mi pecho se sacude. Unos pies me golpean el costado de la cara. Una voz femenina ríe y pide perdón. El culo abandona mis tetas dejando mi boca dolorida. Cuando empiezo a recuperarme algo cae sobre mi cara. Es ligeramente peludo y de fuerte olor. Unas suaves y turgentes nalgas se pinchan con mis pezones. El movimiento del cuerpo que tengo encima de mí me indica que ha cambiado mi boca por la suya. Mi raja no tarda en quedarse sin lengua. A cambio, una mano cerrada choca con mis empapados labios vaginales. Entre los dedos emerge una herramienta alargada de cabeza redonda.

De una estacada soy penetrada por la negra oscuridad obligándome a lanzar un sentido jadeo. El coño que descansa sobre mí no pierde la oportunidad y se planta sobre mis separados labios ahogando y silenciándome a la fuerza. Es un coño ya usado hace poco, por lo que sus suaves pliegues vienen con blanco relleno. El sabor amargo del semen se mezcla con el ácido fluido de la puta que no para de sacudir su gruta contra mi boca.

En la más absoluta oscuridad llego a entrever la polla entrando y saliendo de su boca un metro por encima de mis ojos.

Un nuevo peso sobre mi vientre me indica que mi follador de chocho se ha dejado caer sobre mí. Seguro que ha visto la hembra que se nos ha unido y no ha dejado pasar la oportunidad de echarle un tiento con su lengua mientras me sigue follando.

El coño se separa un poco de mis labios, para permitir que la nueva lengua le lama el ojete. Lo compruebo al unirse nuestras lenguas a medio camino de los orificios que la ramera nos pone en bandeja. Ambas lenguas la lamemos locamente, juntándose en su culo, en sus labios inferiores y, mientras yo degusto su ancho clítoris, el otro le profana su culo una y otra vez.

Mi coño empieza a echar humo a cada envite. Siento el repicar de sus campanas a las puertas de mi chocho subiendo de intensidad. Con sus manos me eleva las caderas para mejorar el ángulo de entrada y llegar más adentro de mí… Y se mete todo lo adentro que su cuerpo le permite haciéndome aullar de placer al conseguir que parte de su polla friegue con mi clítoris de una manera que no había conseguido antes. Sobretodo me vuelve loca al sacarla, cuando el prepucio roza y presiona mi órgano carnoso y eréctil poniéndomelo al rojo vivo. Cuando, después de repicar en el clítoris, el cilindro se me mete en el coño, siento las paredes vaginales deformarse, dilatarse para abrazarlo en su continuo viaje de entrada y salida. Siento mis interiores fundirse en un goteo continuo, como dándole ánimos a esa polla para seguir y seguir, una y otra vez.

Entonces algo me moja la cara al tiempo que me alicatan las paredes del coño. El de arriba se ha corrido décimas de segundo antes que mi follador, llenando la boca de la ramera que se sienta sobre mí. Y, claro, como todo cae, mi cara recibe todo lo que ella no ha podido, o no ha querido, tragarse.

Siento los espasmos de la moribunda polla evacuando los últimos restos de semen en mi vagina y el peso muerto del desconocido que me acaba de follar. Mis manos viajan solas hasta coger sus nalgas. Presionándolas hacia mí, al tiempo que contraigo los músculos de mi vagina, consigo ordeñar las últimas gotas de semen y brindarle mi más sentido abrazo de agradecimiento.

En la siguiente hora soy sodomizada, follada y lamida, al tiempo que chupo pollas, coños, tetas y culos sin mesura. Me como pollas de dos en dos, y, por primera vez en mi vida, satisfago a cuatro pollas a la vez (dos en mi boca,. otra en el coño y la última en mi culo) Se corren en todos los orificios de mi cuerpo una y otra vez y, sin ningún asco, unos beben de mi la esencia de otros. La oscuridad me folla en posición de perrita mientras me cara va y viene sobre un depiladísimo coño. Sentada sobre otra polla, dándole la espalda al desconocido, una chica le va lamiendo los huevos y su polla mientras entra y sale de mí.

Finalmente se encienden unas pequeñas luces en lados opuestos de-la sala: a un lado hombres y al otro mujeres. Todos nos vamos repartiendo a medida que nuestras ocupaciones van llegando a su fin. Al entrar en el de mujeres, me encuentro con unas diez chicas, todas en el mismo estado que yo. Me ducho y aseo sin poder dejar de pensar a cuantos de esos chochos he lamido, tocado o penetrado.

Aún turbada por la experiencia vivida , y ya en el exterior, voy buscando las escaleras que conducen al piso superior. Antes de encontrarlas visito un par de salas. En la primera veo una chica colgada de unas cuerdas que salen del techo. Así colgada, va siendo follada sin compasión. Antes de ser yo la colgada, salgo de la habitación. En la segunda dos chicas a cuatro patas mueven sus culos unidos por un gran doble consolador mientras los asistentes gritan: -"culo contra culo, culo contra culo."- También salgo de esta lo más rápido que puedo, acuciada por el escozor que aún noto en el centro de mis posaderas por lo vivido en el cuarto oscuro.

Poco más allá encuentro la subida al primer piso.

Al fondo veo a Almeyda entrar en una sala secundado por uno de sus guardaespaldas. Le sigo y entro.

En la sala hay unos sillones de piel, casi todos ocupados. Almeida me mira sorprendido.

-Que haces aquí?

-Perdón, me he perdido- y dicho esto me dispongo a retirarme. Disimuladamente dejo caer una de las cintas con un leve movimiento de hombro dejando uno de mis pechos a la vista. Aprovecho el tiempo quedándome con las caras de los 5 otros asistentes: David Ezquerro (informes nº 6 y 9), Roberto Antúnez (informe nº 9), Javier Fernández (ver informe nº5) y dos desconocidos más. En una de las paredes, una gran vidriera comunica con la sala contigua. En ella tres chicas menean y soban sus cuerpos desnudos al son de una música que sólo oyen ellas.

Al girarme, una voz me frena: -"oye, quizás podríamos aprovechar que está aquí. Necesitaremos una camarera"- dice David Ezquerro.

Almeida pone cara de contrariado pero, finalmente, da su consentimiento con un gesto de desdén.

Después de pedir lo que quieren, Ezquerro vuelve a hablar: -"Ese vestido debe ser incómodo, mejor que te lo quites."

Sin otra opción, me deshago de las tres cintas. Así de desnuda voy sirviendo las copas. Al acabar, me mantengo en mi sitio, algo me dice que esto no ha acabado aquí.

Confirmando mis pensamientos Ezquerro añade: -"Cariño, vente "pa quí".

Obedezco y me meto en el círculo que forman los sillones y me planto ante Ezquerro.

-"Ponte a cuatro patas".

Resignada, hago lo que me manda. Me agacho y me planto mirándole a él.

-"No. Así no. Date la vuelta" - me dice describiendo giros con uno de sus dedos -" no es que seas fea, pero tus otros ojos me parecen más interesantes"- y explota en una carcajada secundada por el resto de contertulios.

Obedezco y me quedo mirándole con mis ojos más oscuros al tiempo que cierro los de mi cara a la espera que empiece el show.

Para mi sorpresa lo primero que siento es algo frío y redondo en una de mis nalgas. Al girarme veo un vaso de cubata sobre ella.

-y que no caiga ni una gota--me indica Ezquerro antes de añadir una de sus ocurrencias para el resto: Algo tenemos que hacer para la falta de mesas en esta puta habitación. De nuevo risas y mas risas.

Javier Fernández, al que le debe de haber parecido una buena idea, se levanta y golpea el vidrio con sus nudillos.

Con un sacudir de dedos invita a una de las bailarinas a unirse con nosotros. Poco después está como yo: desnuda a cuatro patas y cubierta de vasos.

La conversación discurre por temas insustanciales y aburridos: fútbol, política y sexo.

Tan aburrido como yo, Ezquerro busca divertimento jugando con sus dedos en mi coño. Empieza acariciando mis pelillos y tirando de ellos con suavidad, jugueteando con mis labios como quien repica nerviosamente sobre una mesa.

Viendo los derroteros de la situación, uno de los desconocidos que responde al nombre de Gastón, se sienta en la butaca vacía de enfrente de mí. Veo su sucia mirada clavada en mí y en mi boca.

Dándome la razón veo como se baja la bragueta y se palpa dentro de ella.

Sin dejar de frotar pronuncia las primeras palabras de provecho: -"Bueno, y que hacemos con el tema Infinity".

El silencio que sigue a estas palabras es algo más que sepulcral. Todos, excepto Gastón, se quedan helados. Hasta Ezquerro ha dejado de jugar con mi chocho.

-" Qué pasa?- pregunta Gastón sacándose su verga de la bragueta. -para eso estamos aquí, no?. No os preocupéis por estas chicas. Seguro que estas boquitas sólo las utilizarán para una cosa- y, agarrándome de la barbilla, me mete un buen cacho de polla.

-" O no?" - me pregunta mientras va introduciendo su miembro lentamente.

Yo asiento mirando fijamente a sus ojos pero concentrada en tragar, tragar y tragar y no mover ni un milímetro mis caderas para no tirar el cubata de Ezquerro.

-"además, viendo las tetitas que tiene- afirmación que confirma tanteándomelas con firmeza- seguro que será buena a cambio de unas mas grandes".

Poco a poco los demás van relajándose. Quizás ayudados por la visión de esa polla entrando y saliendo de mi boca, o quizás por la seguridad de la insignificancia de nuestra naturaleza de putas.

Mi compañera no tarda en recibir mis mismas atenciones: mientras su cabeza desaparece bajo la barriga de Javier Fernández, su culo es penetrado por Roberto Antúnez

Mi coño recupera las atenciones de Ezquerro, ahora mas determinadas y profundas.

-bueno, y que hacemos con el cirujano?- pregunta Gastón. Las palabras del cual me llegan amplificadas por el micrófono que mete y saca de mi boca.

-Le seguimos necesitando- contesta Almeida que se mantiene sentado lejos de mi y de la otra.

  • Si pero ya son muchos fallos- añade el último desconocido. Que resulta ser Antonio Tera. el jefazo del club Therapy.

La conversación va aumentando de interés al mismo tiempo que Gastón me agarra de la cabeza y empieza a sacudirla a lo largo de su falo, aprovechando que Ezquerro a cogido su vaso para beebr. Con tan mala suerte, o no, que me tapa las orejas.

Como la mejor defensa es un buen ataque agarro su polla con una mano y decido tomar yo los mandos de la mamada. La maniobra surte efecto y consigo que Gastón se relaje en la butaca a disfrutar de mis atenciones bucales con las manos unidas tras su cabeza, cosa que me permite seguir la conversación.

-"Si, son muchos fallos que nos están complicando la existencia- y, levantándose como queriendo dar más énfasis a sus palabras -"pero será muy difícil encontrar otro tan manejable, con tan pocos escrúpulos y, no nos engañemos, que trabaje por ese precio."

-" Yaaaa, pero nos tieneeee tan pillados como estaaaas putaas. Por los huevos. Sabe demasiaaaado."- dice Gastón como puede.

-"Eso no debe preocuparnos. Hay una manera para que no vuelva a hablar nunca más". -contesta tajante como siempre Almeida.

La conversación se ve interrumpida por mis jadeos, producidos por un fuerte pellizco en mi clítoris. Todos se giran a observar como Ezquerro me manosea entre los muslos, muy a mi pesar, ya empapados con mis fluidos.

Cuando los dedos vuelven a meterse en mi vagina, recupero la mamada a Gastón y el resto continúa a lo suyo. Ezquerro vuelve a soltar su vaso en mi espalda.

-"Pero lo barato sale caro, y los fiambres empiezan a acumularse- dice xxxx mientras refriega su polla entre las nalgas de la otra.- y la policía no tardara en aparecer".

-"La policía me la dejas a mi. Y después de todo sólo han sido cuatro putas. Nadie echa en falta a las putas"- contesta Almeida

No puedo evitar un escalofrío en toda mi columna vertebral al oír esas palabras. Me tomo un descanso lamiendo huevos sin dejar de pajear con mi mano derecha. Las primeras palabras sobre la policía me preocupan mucho. Hay algún topo comprado que me puede haber delatado. Pero la segunda parte es aún más acongojante: "sólo cuatro putas"- ¿Y las otras 7? ¿Quién las ha matado? – Ahora el único número que me cuadra es el "2" de los huevos que estoy lamiendo…… ¿Quiere decir esto que tenemos un asesino autónomo por la ciudad? O es Almeida que se ha descontado?

-Bueno, ahora no es el momento. Sobretodo a dos días de recibir dos importaciones. - comunica xxx+

-De momento seguimos con xxx y luego, ya veremos- sentencia Almeida.

Gastón, amablemente, reubica su polla en mis labios cansado de que le chupe los huevos. Lentamente su polla va desapareciendo en mi cabeza. El capullo es grande

Y su tronco como una barra de acero. Cada una de sus venas queda grabada en mis labios que paso a recorrer fielmente con mi lengua. Noto la piel de la verga arrugándose en mis labios y un dedo pulgar presionando en mi ano.

-Ok, Fernández?

-Ok, Almeida.

  • Ezquerro?

-Lo que tú digas Almeida.- dice sin desviar sus ojos de mis dos ojos negros y su cubata.

Así van asintiendo todos, menos Gastón que permanece callado. Y solo yo sé porqué.

-Gastón?- insiste Almeida.

Gastón no puede contestar ahora mismo. Con sus uñas clavadas en los reposabrazos de la butaca, los ojos cerrados y los labios a punto de reventarle de tanta presión, siente sus pelotas temblar lanzando gargajos de esperma que no caen en mi boca porque le estoy apretando la polla con todas mis fuerzas por debajo con el pulgar. Cuando lo suelto Gastón grita un gran "SIIIIIIIIIIII" que retumba en las paredes.

-"Gracias Gastón. Siempre es un placer poder comprobar tu entusiasmo"- dice Almeida mientras siento litros y litros de semen entrando en mi boca de golpe por la súbita libertad adquirida.

Ni puedo ni quiero tragármelo así que su orgasmo queda reducido a una mancha en la alfombra.

Mientras Gastón aún boquea aturdido, Ezquerro no pierde el tiempo y me mete entre sus piernas tirando de mis caderas con una mano y recogiendo su vaso con la otra. Pasando su manos por mis tetas, me levanta y me hace sentar sobre sus rodillas.

Cuando sus pantalones caen al suelo cubriendo sus pies, los dos jefazos ya han abandonado la sala a la vista de lo poco que queda por hablar.

Cuando se ha agarrado la verga y la ha dirigido a mi zona ardiente, Gastón emite la primera palabra desde su orgasmo. –"Buaaaa!!!"- es todo lo que logra articular.

En esta postura, con mi espalda enganchada en su cara, empieza a follarme el coño. Es de agradecer que Ezquerro, mientras lo hace, me dedique un placentero masaje clitoriano que continúa con mas vigor cuando cambia la vía de entrada principal por la de mas atrás.

Al sacarla de mi coño, Gastón ya ha conseguido levantarse del sillón.

Al meterla en mi culo, Gastón continúa de pie, ahora mirando la mancha que ha dejado en la alfombra.

Cuando Gastón se va hacia la puerta repitiendo: -"Genial, genial, genial", Ezquerro me empuja hacia delante, poniéndome otra vez en postura de perra.

Dejando, por última vez su vaso sobre mí, vuelve a metérmela por el culo.

Concentrándome en mí, he de constatar en este informe que el supositorio me entra con una facilidad pasmosa.

Ezquerro me sacude con toda su potencia a golpe de cadera. Su vaso cae dando vueltas y empañándome la espalda de combinado de bourbon con Coca-Cola. Está frío. Los cubitos ruedan y brincan por mi espalda. Ezquerro agarra uno y, pasándolo por un costado de mis caderas, me frota el clírotis con él. El frío duele pero reconforta. Su lavativa molesta pero empieza a ser placentera.

La polla sale rápidamente de mi cueva posterior.

Llueve en mi espalda. Gotas gruesas y espesas se mezclan con el alcohol derramado.

Ezquerro se desmorona en mi espalda. Me abraza y me besa la espalda. Una y otra vez, recorriendo la mezcla que él mismo ha creado en mi espalda. Siento su lengua dando tumbos sin ninguna dirección concreta, lamiendo por aquí, tragando por allá….. Me besa la espalda. Me aprieta las tetas en un sentido abrazo. Su caliente polla sigue agonizando entre mis nalgas. El suelo se ha convertido en una guarrada, al igual que mi espalda.

La chica de al lado está emparedada entre los otros dos que se la follan de pie manteniéndola alzada con sus estacas clavadas en ella.

Me levanto zafándome del abrazo de Ezquerro. Un chorro transparente cae al suelo. Dejando un buen rastro me meto en el baño. Al entrar, lo último que oigo son los aullidos de la otra puta.

La dejo aullando mientras me pego la tercera ducha de la noche.

Al salir ya no queda nadie. Bajo las escaleras. La mansión parece abandonada. No se ve ni un alma. De repente, de una sala del fondo me llega un clamor exagerado. Me acerco. Poco a poco voy entendiendo lo que dicen. –"Es-ta-ca, es-ta-ca".-

Al llegar veo un montón de gente amontonada con los brazos en alto y riendo a carcajadas. Al acercarme consigo ver unas cuantas sillas formando un generoso círculo. Delante de ellas un hombre mete su mano dentro de un saco.

La gente calla. Expectación al máximo.

Una bola roja entre sus dedos.

La gente grita, salta y ríe.

No entiendo nada.

Algunas de las chicas se miran debajo de su tira derecha enseñando sus tetas. Unas se alegran, otras se quejan y, las menos, se van metiendo en el espacio reservado para las sillas.

Todas ellas enseñan la cinta que han inspeccionado antes al hombre de la bola. Todas coinciden en dos cosas: son putas y sus vestidos van marcados con una etiqueta roja.

Mis ojos se cierran y el mundo se me cae encima. Soy puta y sé de qué color es esa etiqueta que no sabía de qué servía. Ahora ya lo sé. Cumpla las mismas dos condiciones. Qué mala suerte tengo.

Sin levantar cabeza, voy cruzando personas hasta meterme en el centro del coro, junto al resto de las chicas.

Las demás empiezan a distribuirse parándose, cada una, ante una silla. Con premura me reservo una para mí.

Nos desnudamos dejando caer las cintas al suelo y mirando todas al centro. Algunas se agachan para dejarlo suavemente, momento que aprovechan para enseñar su potorro asomando por debajo de la raja de su culo. Otras lo dejan caer sin moverse, como yo, y otras se lo van quitando lentamente en un sordo striptease.

El estruendo se vuelve ensordecedor a mi espalda. Por mi derecha empiezan a pasar tíos y mas tíos... todos desnudos.

Cada uno se sienta en una silla con sus vergas flácidas. Hay todo tipo de hombres: altos, bajos, feos, guapos, delgados, gordos... Y cada uno con un tipo de polla: gordas, delgadas, pequeñas, largas, monstruosas, circuncidadas...

Suena la música.

Siguen los aplausos.

Empieza el juego de la estaca.