Caso Almeida. Encuentro inesperado (9)

Tania, la policia es vigilada... qué pasará cuando el vigilante se decida a darse a conocer?

Este pasaje no saldrá en ningún informe del caso… enseguida veréis por qué.

Al llegar del ático, Jacinta está tan eufórica que me da el resto de noche libre. Al parecer el adinerado matrimonio ha sido especialmente generoso, dejando una suculenta propina de la que me toca una buena parte. Salgo a la calle con un buen fajo en el bolso. Ya estoy harta y decido que me lo quedaré yo. Paso de entregarlo al cuerpo. Para cuerpo sufrido el mío.

Me dirijo a casa pero me lo tomo con calma. Paseo tranquilamente por la calle disfrutando de una estupenda noche: la ténue luz de la luna bañando de azul claro el asfalto, las estrellas picoteando el cielo, la gente charlando, yendo de fiesta... Ufff tengo la sensación de llevar siglos encerrada y es un verdadero alivio sentir la brisa nocturna en mi cara, en mis brazos, en mis piernas... Pese a ir vestida como voy, consigo olvidarme de que soy una poli o una puta... Soy yo y me siento libre.

Una mano me tapa la boca mientras un brazo me rodea el cuello por detrás. Una montaña de abdominales presionan en mi espalda mientras soy arrastrada hacia un pequeño callejón.

Intento zafarme pero es imposible. Me tiene bien cogida e inmovilizada con su estado de forma envidiable. El brazo aprieta mi cuello y siento como me empieza a faltar el aire. Los pulmones me arden y la oscuridad del callejón empieza a brillar en mis ojos.

Cuando estoy a punto de perder el conocimiento me empuja sobre unos palés amontonados. Caigo sobre ellos incapaz de hacer otra cosa que llenar mis pulmones de aire. Cuando acabo de toser vuelvo a ser inmovilizada contra las maderas por su peso.

A mi derecha aparece una luz brillante. Tardo en comprender que es un móvil y mucho más en poder leer lo que pone: "Tania es un madero" y un poco más arriba un número de móvil... El mismo con el que Jacinta atiende los pedidos...

-"Sé buena o aprieto el botón" me dice una voz forzada y exageradamente grave. Está claro que quiere disimular su verdadera voz.

No tengo otra opción que dejar de forcejear para ganar un poco de tiempo, algo que él parece dispuesto a no darme: manteniendo el móvil ante mi cara me sube la falda y me ladea las bragas con la otra mano.

Sigo con mi pecho sobre los palés y mi culo sobresaliendo en pompa. Mi respiración se acelera y siento mis tetas alojadas entre los tablones de madera. Estoy a punto de perder el control.

Un puño entre mis nalgas.

Silencio.

Una sonrisa malévola.

Algo emerje entre los dedos del puño metiéndose en mi coño de golpe.

Mis manos se cierran de golpe asiendo una de las maderas y mi boca se abre incapaz de emitir ni un quejido.

Es la peor sensación que nunca he sentido. No por estar seca y el consecuente dolor físico que provoca sinó por ser violada y ser incapaz de mover un músculo. El miedo a que nada de esta misión haya servido de algo me congela de pies a cabeza.

La polla aumenta de ritmo manteniendo la violencia inicial. Cada penetración me estampa contra las maderas haciéndome emitir unos gritos que nadie parece dispuesto a escuchar. Las muslos me duelen al clavarse contra el canto vivo pero me sigue doliendo más el alma. No es la puta la que tiene su culo en pompa. No es a la puta a la que están violando salvajemente. Soy yo. Tania. La policia, la persona...

Tengo que morderme un labio para reprimir unas lágrimas. No quiero darle esa satisfacción... Pero cuando siento su polla en mi culo no puedo reprimirme.

Toda mi visión se nubla bajo ese manto húmedo. Me ha arrancado las bragas para facilitar la sodomización y las ha tirado. Caen justo delante de mi cara. Las miro y me veo como ellas: desgarradas, rotas, incapaces de volver a servir de algo... No puede ser. Ellas ya no sirven de nada pero yo sí. Tania, ¡reacciona!.

Si la penetración vaginal ya era dolorosa... Lo del culo no tiene nombre: me arde con cada penetración, noto las nalgas queriendo entrar en mi culo siguiendo a su polla. Hace unos meses algo así me hubiera matado pero lo tengo tan dado de sí que su polla no tarda en entrar y salir del todo. Noto sus huevos repicando contra mis nalgas y su polla abriéndome el esfínter una y otra vez. Me golpea con fuerza una nalga y luego la otra, me folla el coño con tres dedos extendidos y luego los mete en mi boca tirando hacia atrás como si yo fuera un pez que se ha tragado un anzuelo. El sabor de mi coño es fuerte e intenso tanto como la fuerza de la sodomización. Me odio por el olor de esos dedos, me odio por la humedad que los empapa. Me odio por sentirme culpable.

No puedo parar de gritar hasta que él decide silenciarme con mis propias bragas. Forcejeo intentando zafarme hasta que él vuelve a hablar:

-"Como vuelvas a gritar, pulso el botón"-

No tengo más opción que tranquilizarme y pensar, ¡pensar en cómo salir de esta!.

Pero creo que aún tardaré un rato. Su polla vuelve a mi coño redoblando su intensidad. La siento dura, abriéndome con decisión y sin contemplaciones. La mano de su teléfono se retira y me agarra de la cintura tirando de ella con fuerza con ambas manos. El teléfono toca mi piel y rezo porque ninguna tecla se presione por accidente.

Al cabo de pocos minutos abandona mis caderas para tirar con fuerza de mi cabello obligándome a alzar mi cuerpo y entonces se corre. Más que una corrida parece una maratón: siento como el esperma emana sin parar colmándome el coño enseguida y evolucionando por la cara interna de mis piernas hasta mis rodillas.

Respiro de nuevo sobre las maderas con su polla aún alojada en mi vagina.

-"Te ha gustado, eh zorra?"- me pregunta acariciando mis nalgas con suavidad.

No contesto. No puedo.

Sus manos vuelven a cogerme del cuello y me voltean. Un pasamontañas me espera a escasos centímetros de mi cara.

-"Contesta cuando te pregunte, zorra". Me exige. Gracias a Dios me quita la bragas de mi boca y se las guarda en un bolsillo.

No soporto la manera que me llama zorra, alargando la erre y relamiéndose con la a.

-"Sí"- le miento sin poderle mirar a los ojos.

-"Lo sabía. Llevo cuatro años esperando esto y sabía que eras una zorra desde el primer día en que te vi".

Sigo manteniendo esa pose de avergonzada mirando al suelo.

-"Una zorra como tû seguro que no ha tenido suficiente".

-"Contestaaa".

-"No. No he tenido suficiente".

-"Lo sabía". Y dicho esto me empuja hacia abajo hasta ponerme de rodillas a la altura precisa que le interesa.

El móvil vuelve al lado de mi cara para asegurarse que no haré ninguna tontería iluminando su polla que continúa firmes pese al recién y exagerado orgasmo que acaba de tener. Veo su prepucio repleto de semen colgando como una estalactita.

La cojo con una mano.

Cierro los ojos.

Abro la boca y... Empiezo a chupar.

Siento el asco tomando forma en mi boca, moviéndose entre mis labios con su capullo goteante, su sabor agrio y su profundo olor almizclado... Pero sonrío para mis adentros. Tengo una oportunidad.

Chupo con toda mi alma sujetándola con una mano. Simulo disfrutar del sabor de su esperma y me relamo mientras le digo: -"que polla tan deliciosa"-

La hostia que me llega desde la izquierda impacta en mi mejilla con violencia arrancándome la polla de la boca y haciéndome derramar parte de su semen al suelo.

-"no me engañarás con tus estratagemas de puta"- y dicho esto me agarra de la barbilla apretando con sus dedos y abriéndome la boca para follármela con rabia. La polla entra casi por completo y no puedo reprimir una arcada. -"como vomites te mato"- Me dice sin dejar de apretar.

Incapaz de reaccionar me limito a cumplir sus órdenes de rodillas y con la boca bien abierta.

Cuando se cansa de la mamada vuelve a ponerme en la posición de antes y después de decirme: -"voy a follarte otra vez ese culito"- cumple sus palabras a rajatabla.

Ya ni me duele ni siento nada. De hecho, no soy nada, un pelele enculado incapaz de mover ni un solo músculo. Ya no siento esas maderas clavándose en mi piel ni sus continuas palmadas en mis glúteos, ni entiendo nada de lo que me dice. Ni tan siquiera deseo que acabe. Ya me da todo igual.

Entonces se sale de mi culo y vuelve a mi coño. Hay algo raro en su polla pero mi mente no puede pensar en nada. La penetración es extraña: duele pero se acaba enseguida. No hay un mete-saca rítmico. Es como su hibiera desaparecido en mi interior.

Ahora sí que oigo su risa malévola justo antes de volverme a follar el culo mientras mantiene una de sus manos en mi coño...

Giro mi cabeza y lo veo agarrado a mi cintura, tirando con fuerza las dos manos en sentido contrario a su polla. Él mira al cielo completamente ido y dándome por inútil.

Es mi oportunidad, debo localizar el móvil cuanto antes y arrancárselo.

Nada en la mano derecha.

Tampoco en la izquierda.

¿Dónde lo habrá guardado?. Entonces noto su polla chocando con algo dentro de mí...

No puede ser. No.

Sus manos libres tiran y empujan de mí de forma bestial. Su polla entra del todo en mi culo y le oigo bufar. Sus pelotas tiemblan en la fina piel de mis glúteos.

Se corre.

Es mi oportunidad.

Sin saber de donde saco las fuerzas para girarme y lanzar mi puño directo a su cuello.

El impacto es brutal y directo a la nuez.

Cae a plomo con todo su peso y su trempada polla convertida en un aspersor de semen.

Sin perder un instante le pateo una rodilla y me dejo caer hincado la mía en su pecho.

Un par de puñetazos para asegurarme que no se levantará y que tendrá que ir al dentista a por un par de fundas.

Me abro los labios del coño y me pongo de cuclillas. Algo sale de dentro y resuena al chocar con el suelo. A tientas lo busco y lo recojo. El puto móvil. Me había metido el móvil en el coño. Compruebo los mensajes enviados y respiro tranquila al comprobar que sigo a salvo.

Con el pringoso aparato en mis manos no puedo reprimirme y le pateo sin compasión.

Ya más desahogada me siento sobre su pecho. Aún respira.

Le saco el pasamontañas.

Cabrón.

Francisco García alias "el Garci". Enchironado por una servidora hace cuatro años por un tema de drogas y varios asuntos de palizas a camellos. Hijo de puta.

Debe acabar de salir del trullo y se ha querido tomar su propia venganza. Desde luego debe haber vivido en el gimnasio porque mide el doble de ancho que cuando entró.

Pese a haberle partido una rodilla y un par de dientes, el cerdo aún sonríe.

-"¿Qué? Hijo de puta. Ahora no eres tan valiente. Borra esa maldita sonrisa ahora mismo.-

-"Y, ¿qué harás?. Follarme ese coñito y ese culito tuyos ya ha valido la pena. Ahora puedo volver a la cárcel tranquilo"- me dice sin borrar esa sonrisa.

Sin saber por qué me siento sobre su cara.

-"Vamos cobarde. Ríete ahora bajo ese coño y ese culo que te acabas de follar"- le digo justo antes de empezar a restregarlos sobre su jeta. Siento el esperma gotear sobre su boca y nariz y me siento eufórica. Aprieto con fuerza hacia abajo y él forcejea intentando zafarse de mis pringosos agujeros. Un tío tan macho odia saborear su propia esencia, sobretodo si sale de un coño que acaba de violar.junto mis muslos y todo lo que me ha ofrecido antes cae sobre su cara, sus orejas, su frente...

-"¿Te gusta?. Ahora verás lo guay que es. No me dirás que no es de tu agrado saborear tu propio semen saliendo del coñito de un puta... No cierres la boca mamón, trágatelo todo... Y ¿ahora?. ¿El del culo no te gusta más?. Bien calentito. .. Que abras la boca, joder. Sí, así. Ahora con tu lengua. Métela bien adentro y lo dejas bien limpito. Si encuentras algo más también te lo tragas. No me vendrás ahora con remilgos, ¿verdad?. Pero si casi tienes más larga la lengua que la polla. No la escondas, no. Sí así. Sácala toda. No ahí no, más arriba".

No os penséis que me excito haciendo esto. Para nada. Disfrutar sí que disfruto: viendo su cara de asco, como intenta evitar mi sexo... Diente por diente...

Cuando me canso de restregarme sobre él lo ayudo a ponerse en pie. De un empujón lo pongo en la misma postura que me tenía él a mi minutos antes. Tiro de sus pantalones y calzoncillos dejando su culo a mi disposición.

Jugueteo instintivamente con su móvil, haciéndolo rodar entre mis dedos.

Voy a disfrutar mucho con esto.

Primero recupero mis bragas de su bolsillo. No las podré usar como tal pero acabo de limpiarme los bajos con lo que queda de ellas. Dedico una especial atención a mi ano. Las meto bien adentro limpiándome bien y asegurándome de dejarlas impregnaditas de algo más que su semen y saliva.

Viniendo desde atrás se las meto en la boca. Cómo disfruto introduciéndolas lentamente, viendo sus ojos cerrarse y su cara de asco.

Me inclino poco a poco y le susurro al oído: -"¿te gusta mi culo?. Pues ahí lo tienes. Toda su esencia en tu boca"... Ah, y se me olvidaba: como vomites te mato".

Acto seguido abro su móvil. Es pequeño, de esos que se pliega la tapa y con la antena sobresaliendo. Tecleo mi número y llamo. Con la otra mano cuelgo y compruebo que su número sale en mis llamadas perdidas.

Vuelvo a cerrarlo mientras me muevo nerviosa detrás de él tras poner el modo vibrador. Su culo peludo sigue expuesto... Como voy a disfrutar con esto.

-"Bueno, Garci, espero que tus compañeros de prisión no me hayan despejado el camino".

Él me mira con cara de no entender nada.

Me dejo caer sobre su espalda poniendo una mano en su hombro y la otra entre sus nalgas.

Evidentemente la mano de su culo es la que aún sujeta el móvil.

Y aprieto con ambas manos. La de su hombro tirando hacia mí y la otra hacia el fondo de su recto.

No fue fácil. No fue rápido, pero fue. Vaya si lo fue. A medida que el teléfono entraba en su ano un grito crecía en su garganta muriendo contra mis bragas.

-"Vaya señor Garci. Hemos tenido juerga estos cuatro años, ¿eh?. Casi lo pierdo ahí dentro... Pero tranquilo, he dejado la antena fuera por si te llaman. No soy tan mala como para dejarte sin cobertura. No sería tan cruel... Y, además, tendrías que verte lo gracioso que estás".

Joder, como me río mientras busco su número en mi móvil.

Joder, carcajadas puras mientras aprieto el botón de llamada.

Lagrimones bestiales cuando su culo empieza a temblar y él se sacude. Lástima que sus huesos rotos no le dejen moverse mucho.

Vuelvo a saltar sobre él cayendo sobre su espalda. Paso una mano hacia su polla y se la agarro. He disfrutado violándole yo a él y no quiero que esto acabe. Aún no.

-"Vaya. Tu móvil temblando en tu culo te la pone dura, ¿eh? Tan macho que parecías antes..."

Sacudo la piel de su polla haciéndole una paja lenta pero con fuerza.

-"Como te corras, te mato"- le susurro al oído. -"te lo juro"-

-"¿Sabes una cosa? He disfrutado mucho con esta polla en mi coño pero cuando me la has metido en el culo... Uuuuf. Casi me corro. La verdad es que parecía más grande en mi culito. Me lo has abierto bien y eso me gusta."

Poco a poco voy acelerando el ritmo de mi mano sin dejar de decirle guarradas: -"Pero lo mejor ha sido cuando me has follado la boca con esta polla llena de semen y recién sacada de mi culito. Me encanta chupar pollas después de haberse corrido pero si, además, vienen impregnadas con el sabor que tenía la tuya..." desde luego tiene la polla a tope pese a las dos corridas y no voy a parar hasta forzarle un nuevo orgasmo. Además tengo la sensación que mintiendo sobre "lo bien" que me lo ha hecho pasar se va reduciendo su disfrute de haberme violado.

-"¿te gustaría que te la chupase ahora?. ¿que me arrodillase como antes y volviera a meterla en mi boca? ¿te gustaría sentir mi lengua jugando con ese capullo? ¿y recorriendo toda su piel desde la punta hasta los huevos?. Seguro que sí, y te encantaría meterla en mi garganta, notar como mi cuello se abulta mientras aprietas mi cabeza hacia ti."

Desde luego estoy como una puta cabra. Tendría que verme ahora el loquero de la comisaría...

-"Y yo me tocaría. Me abriría el coño con mis dedos... Uf que mojada estoy... Me podría meter uno, dos, tres, el puño entero..."

Está llegando al final. Lo noto en su respiración, en como la aguanta intentando retrasar lo inminente.

-"Estás a punto. ¿Dóndevquerrás correrte ahora?. Ya lo has hecho en mi coño y en mi culo. Prefieres mi boquita bien abierta con la lengua fuera para llenármela de blanco, o quizás sobre mis tetas, con mis pezones chocando con tu capullo mientras te corres..."

Siento como algo cae sobre mis dedos: caliente, denso, continuo...

Me separo de él haciendo resbalar mis dedos entre ellos y su esperma... Veo como sus propios espasmos hacen que su ano expulse el teléfono. Desde luego el cuerpo humano es una maravilla.

-"Ahora tendré que matarte"

Mis dedos atenazan su cuello y aprietan.

Siento como el flujo de aire se corta y sus ojos quieren salirse de sus órbitas. Me aseguraré que este cabrón no vuelva a violar a nadie más.