Caso Almeida. Crimen y Castigo (3)
Tania continúa la investigación infiltrada como puta. Los servicios continúan y la investigación avanza.
Caso Almeida. Crimen y castigo. (3)
Informe nº 10 Domingo 21 de noviembre de 2.004
Hoy domingo ha habido poco movimiento. Me dicen mis compañeras que es muy extraño: suelen venir los que no van a misa o los que salen de ella.
He tenido dos servicios pero un único cliente. Me explico: El primer cliente ha sido un inglés llamado George Rosentooth. Era tan inglés que no hace falta seguir hablando de él.
Lo importante ha sido que uno de los gorilas de Almeida tenía la noche libre y se ha presentado al club de paisano. Es uno de los implicados en lo acontecido el pasado 15 de noviembre de 2.004 según lo reflejado en el anexo al informe 4. Su nombre es Jaime Fernández. Más concretamente y para ahorrar tiempo, es el que me sodomizó después que su jefe me llenase de champán.
Viendo las posibilidades del contacto me lanzo sobre él con todas mis ganas y armas que Dios nos ha dado a toda mujer: la debilidad del hombre por cualquier cosa que tenga chocho. Le voy soltando cuerda y el cachorro va cayendo en mis redes. El inicio de su ablandamiento ha sido cuando le susurré que me lo había pasado genial con él el otro día en el despacho del jefe. Su sonrisa y el brillo de sus ojos me indican lo fácil que va a ser este acercamiento.
Empieza diciéndome que lleva 7 años sirviendo a Almeida, cinco de los cuales como guardaespaldas personal. Durante todo este tiempo se ha ganado su confianza con trabajos de toda índole., una confianza que ha llegado a ser mutua. Yo le digo que , de la manera que habla de su jefe, "hasta parece que pueda a llegar a matar por él". La sombra que crece en su rostro y la mirada perdida que me ofrece me responden de inmediato a la pregunta.
El silencio llena su boca. La oscuridad sus ojos. Nerviosamente pasa un dedo por el borde de su vaso. Derrumbo las murallas que mis palabras han construido entre los dos acercándome a él con la excusa de recoger mis vaso, instante que aprovecho para fregar mi rodilla en su entrepierna. El brillo vuelve a sus ojos y, con ellos, su sonrisa. La dureza con la que me recibe su ingle no me sorprende. El tamaño tampoco, no en vano ya visitó mi culo y mi boca hace pocos días.
La conversación continúa amigablemente. En poco tiempo él ya empieza a estar un poco bebido y su lengua se va desatando poco a poco: Se disculpa por lo que me hizo en el despacho de su jefe. Yo le digo que no hace falta, que , como le he dicho antes, fue todo un placer.
Me estoy convirtiendo en una experta mentirosa Si supiese el rato que tuve que estar en el bidet de mi casa refrescándome el culo donde él se metió sin compasión.
Le pregunto directamente sobre algo de unas fiestas que he oído comentar a alguna de las chicas.
Al principio se muestra un poco reticente, pero una sonrisa, un guiño y un nuevo acercamiento con leve frotamiento inguinal sobre su rodilla, acaba contándome algo sobre unas fiestas que suelen hacerse en casas de lujo de diversos clientes importantes:
-"Tía,- me dice él- si acabas yendo a alguna de esas fiestas, vete con cuidado. Se reúne la peor calaña que puedas imaginar. En ellas he visto mujeres haciéndolo con animales, colgadas de cuerdas y recibiendo por todas partes, metidas en cajas con agujeros por donde los asistentes metían sus aparatos para ser lamidos y, lo más curioso de todo, un juego que hacen llamar la "estaca",- y añade antes de que nos interrumpa la camarera- "Ves, ese juego es de lo mejor de la noche. Nunca, he podido participar pero me lo paso realmente bien mirando."
Cortándome en lo mejor, se gira y le brinda su oreja a la camarera.
Mientras pego un sorbo a mi casi vacía copa doy una ojeada al resto del local. Está casi vacío.
En el reloj del local marcan las 5:30h. Hora de cerrar.
Unos labios acechan en mi oído derecho.
Unas manos rodean mi cintura.
Un aliento lleno de alcohol y tabaco me golpean al tiempo que capto unas palabras dirigidas a mí: -"Ya no hay peligro. Acompáñame. Te vas a enterar lo que es bueno"
Un tirón de mi mano y soy transportada a lo largo de la solitaria pista, aún con mi copa en la mano.
-"¿A dónde me llevas?" le pregunto a gritos.
Su espalda es una silenciosa pero elocuente respuesta: "No te importa".
Un tirón y un acelerar de pasos: "No hay tiempo que perder".
Unas nerviosas miradas a lado y lado: " Rápido, no quiero ser visto". Como puedo dejo el vaso sobre una de las mesas. Lo oigo caer al suelo cuando ya estamos a 4 metros de él.
La estampida finaliza al llegar bajo las escaleras que suben al primer piso, esas escaleras que, últimamente subo y bajo muy a menudo, y ante una puerta que me había pasado desapercibida por estar pintada del mismo color, negro, que la pared y por estar ubicada en una zona completamente oscura.
Jaime cuela una llave en la cerradura.
Me giro para ver si alguien se da cuenta de dónde me lleva. No me parece que me deba preocupar, pero y si Jaime es quien busco?
Una puerta se abre a mis espaldas.
Un fuerte tirón y la sala desaparece para convertirse en una negrura total.
No veo nada.
Una fuerte y agitada respiración me llega desde donde, creo, debe estar la puerta.
Instintivamente me desplazo a un lado. Cierro los puños. Me apoyo contra algo metálico, preparada para todo.
Mis ojos pugnan por acostumbrarse a la oscuridad a pasos agigantados, mirando hacia donde creo que está el sospechoso gorila. Mis oídos rastrean en busca de una indicación.
A mi derecha un destello. Algo metálico brilla ligeramente. Es pequeño y de forma rectangular.
Acto seguido un ruido de algo cayendo.
Me muevo lentamente sin respirar intentando captar cualquier cosa que destaque entre lo negro.
Una mano se aferra a mi cuello.
Todo pasa en un santiamén.
La agarro, la retuerzo y, tirando de ella con todas mis fuerzas y técnica, lanzo a su poseedor hacia delante.
Un gran estruendo.
El gorila ha caído.
Sin dilación, acciono el interruptor y la oscuridad desaparece. Mis pupilas chirrían ante el agresivo resplandor. Entre manchas blancas veo al gorila estirado en el suelo, intentando levantarse.
Con agilidad felina me lanzo sobre él, inmovilizándole con todo mi peso. Caigo sentada sobre su pecho sin escatimar fuerzas para vaciar sus pulmones.
Ahora soy yo la que le agarra por el cuello y levanto el otro puño cerrado, preparado para hundirle la nariz hasta el cogote.
Él me sonríe. "Te va lo duro, eh?", entonces sus manos agarran mis nalgas y, como si fuera una simple pluma, me desplazan hasta encajar su cara entre mis piernas. El vestido no está pensado para la lucha cuerpo a cuerpo y lo tengo casi subido hasta mi cintura.
Pugno por zafarme de sus garras, pero me aprisiona con fuerza sobrehumana contra su jeta.
Ya noto su lengua recorriendo mis bragas. "uuummm como hueles , mi hembra"- logra farfullar antes de volverme a lamer.
Protegida su cara con mi coño. Decido cambiar de objetivo. Giro mi cabeza y le agarro los huevos dispuesta a arrancárselos de un tirón.
Justo cuando empiezo a apretar veo que sus pantalones están a la altura de los tobillos. Entre ellos brilla algo que tiene la misma forma que yo visto antes y he creído una navaja. Es la hebilla del cinturón.
-"Quería follarte a oscuras"- me dice mientras me ladea la ropa interior dejando mi chochito a merced de su lengua- "pero también me gusta lo que me propones... Aunque si aprietas un poco más, igual me dejas sin cojones".- y se ríe mientras empieza a comerme la raja de arriba abajo.
Aflojo mi presión y me doy cuenta que estaba equivocada. Justo a tiempo, aunque creo que le he mostrado demasiado a este tipo. Sin problemas le he volteado y tirado al suelo, y eso que debe pesar el doble que yo. Tengo que seguirle el juego . Por esto y por todo lo que le he dicho y hecho antes .
No puedo arriesgarme a que me descubra .. debo proteger mi faceta de policía con la de puta.
Mientras él me come las entrañas vía coño, yo me voy deshaciendo lentamente de mi camiseta y mi sostén. Aprovecho para observar el entorno: Tiene el aspecto de un vestuario, con varias taquillas metálicas en una pared, un sofá en la otra. En las otras dos paredes sendas puertas: una por donde hemos entrado y la otra que comunica con otra estancia a oscuras. El ambiente huele a hombre, a sudor. No aparenta tener ningún tipo de ventilación. Ni natural ni forzada. Está muy desordenado, lleno de prendas de ropa sucia y revistas tiradas por el suelo. El suelo parece tan sucio como las paredes.
Hecha la inspección y asimiladas las vías de escape y captados los utensilios con los que defenderme, si es necesario, le pido que me deje girar que yo también tengo hambre.
Dicho y hecho.
Ante mí , un enorme bulto alargado deforma los calzoncillos tipo boxer del oso.
Los bajo agarrando la ancha goma.
BOIINGGGG!!!!! Y la enorme polla emerge de los interiores del algodón con ganas de ser engullida.
El cambio de postura brinda a mi guardaespaldas un nuevo agujero ya visitado antes por la polla que entra por mis labios. Su lengua no quiere ser menos y se pasea sin miramientos por el acceso anal. Empiezo a succionar, lamiendo los lados y el centro del tronco , saboreando cada centímetro con que la naturaleza le ha dotado, sintiendo cada vena que alimenta al torpedo de carne.
Al cabo de cinco minutos, con nuestros sexo embadurnados en saliva, él se levanta y se dirige a una de las taquillas. Por el camino, sus pantalones se han quedado por el suelo. Destacar que llega antes su polla que él y se queja al notar el frío metal contrapuesto a mi caliente paladar.
Al abrir la puerta, veo, en la cara interior, una seria de fotos colgadas. Todas ellas de mujeres desnudas, sentadas en una silla con las piernas abiertas. En el fondo puedo ver un par de cartucheras de espalda, una de ellas con la pistola dentro. Al cerrar la puerta, se gira con una tira metálica con formas redondas en cada una de las celas que la componen.
Desde el suelo le dedico una sonrisa: que bien, condones ..
La siguiente hora transcurre con variaciones de posturas y accesos variados al interior de mi cuerpo. Destaco que me ha follado levantándome a pulso con una mano mientras con la otra me recorría las tetas, me ha follado la boca justo después de sacarla de mi culo, se ha corrido en mi tetas, en mi cara y dentro de mi culo. También hemos realizado un 69 de pie, siendo sostenida a base de fuerza bruta entre sus hercúleos brazos. La posición de mis bajos le ha permitido lamerme todo lo que ha querido.
Antes de volver a la calle, a las 7:30h, he podido visitar la estancia contigua.
Era un baño de dimensiones considerables, tan amplio como todo el vestuario donde me ha empalado antes.
Me he tenido que duchar dos veces. Después de la primera ha acabado follándome por detrás contra la pared de la ducha. El baño tenía el mismo orden que el vestuario: ninguno. Era el típico espacio con orden masculino: toallas sucias por los suelos, prendas colgadas de tiradores, etc Destaco en este episodio, que mientras me tenía contra la pared haciéndome subir y bajar como una pluma, ha agarrado unos calzoncillos que colgaban sobre la mampara de vidrio que separa la ducha y me los ha alojado en la cabeza, dejando la parte central en mi nariz. El color no me ha quedado claro, pero puedo asegurar que estaban usados. El olor a hombre me ha llenado por completo las fosas nasales mientras él me llenaba de carne la fosa vaginal. No me los he podido quitar hasta que no se ha corrido, porque yo me agarraba con todas mis fuerzas a los mandos de la ducha para no caer con todo mi peso sobre esa enorme polla: me veía desgarrada hasta el estómago.
Finalmente me he podido duchar por segunda vez con total tranquilidad. Su enorme polla parece que ha tenido bastante con las cuatro corridas que ha tenido esta noche. Durante este breve espacio de tiempo he podido sonsacarle un poco más de información:
-"Oye, antes me has comentado algo sobre un juego de la estaca o algo así"
-"Je, je. Eso sí que mola"- me dice mientras se enciende un cigarro y se sienta en una silla. "El juego es como ese de las sillas que juegan los chavales, pero con las sillas llenas de tíos empalmados".
-"Pero si están las sillas llenas, como va el tema. No entiendo"- le pregunto mientras me enjabono hasta debajo de las uñas.
-"Pues como el otro juego, la última que se sienta pierde . -"Ya ves, monada, se elimina la que no consigue una asiento, pero la diferencia, es que la otras no se sientan sobre la silla sino sobre pollas como esta."- me dice agarrándose la polla y manteniéndola hacia arriba. "pues tragándote una como esta con tu conejito". Al acabar el comentario veo como la polla se le sacude un poco.
Ante la perspectiva que el monstruo vuelva a despertarse, acelero las preguntas y empiezo a quitarme el jabón.
-"Entonces se elimina una chica y las demás van follando hasta que un tío se corre. El que se corra eliminado. Y así hasta sólo quede un tío. Entonces el que no se haya corrido, se lleva a las dos tías que han quedado a una habitación. Y ahí las tiene para él toda la noche" .. Sencillo, la estaca, joder que juegazo."" .
Mientras me seco el pelo, veo su polla de nuevo con firmeza. Mientras vuelve de la taquilla con algo en la mano me habla de un tal David Ezquerro, un jefazo que organiza la mayoría de estas fiestas. Me dice que seguramente lo he visto por aquí, porque suele venir al local con un chofer negro que aprovecha los tiempos muertos con las chicas (ver informe nº8 de 19 de noviembre de 2.004). Me pide que vaya con cuidado con el tal Ezquerro, ya que, valiéndose de su amistad con Almeida, obliga a las chicas a chupársela sin condón y tragárselo todo. Le agradezco el aviso, (aunque llegue tarde, ver informe nº 7 del 18 de noviembre de 2.004) dándole un beso en la mejilla.
Antes de irme me pide que , tal como estoy, desnuda y con el cuerpo mojado, abra un poco las piernas. Me maldigo por haber dado tiempo a que se le despierte el monstruo de nuevo. Pensando en tener que follar de nuevo con él, me sorprende un intenso fogonazo.
Parece ser que me he convertido en una más de la parte interior de su taquilla.
No me quejo, es mejor eso que volver a ser empitonada por él. Tengo el coño en carne viva.
Menuda mierda de misión a veces
En el informe no puedo, pero a vosotros os admitiré que, esta noche, me lo he pasado bien. Me ha encantado seducir al gorila Fernández. He sido una puta. Y no en el significado literal, sino como una chica cualquiera que utiliza su atractivo para conseguir algo. Quizás "calientapollas" sería más acertado. Vale, lo acepto, he sido una calientapollas.
Y menuda calentura.
Y menuda polla.
El tío estaba que echaba humo por la nariz, con una polla generosa y de la firmeza del acero. Admito que he entrado en su vestuario dispuesta a no dejarme follar, pero al tumbarlo pensando que era el asesino he tenido que improvisar para evitar preguntas. Y claro, qué mejor que meterle el coño en la boca. Creo que estaréis conmigo que es una táctica bastante buena.
Lo más destacable: Su fuerza bruta. En sus brazos me sentía como una pluma. Me levantaba y me sostenía con una mano mientras con la otra apuntaba su lanza para clavármela en plena diana. Y cuando lo hacía, la soltaba y me pasaba sus manazas por debajo de las nalgas y empezaba a subirme y bajarme. Y yo no podía reprimir un grito de placer al sentirme subiendo y bajando por su mástil agarrada a este eje, únicamente, con los labios de mi coño. Y, poco a poco, me he ido sintiendo cada vez más lubricada hasta que nuestros sexos han resbalado uno con el otro como pastillas de jabón, pero un jabón caliente, más bien ardiente que me obligaba a fundirme por dentro una y otra vez.
Y, como sabréis los que me habéis leído más, me encantan las pollas grandes para las mamadas. Y esta era una polla grande, perfectamente circuncidada, con su capullo sacando la cabeza desde el principio. Pues, si recordáis mi informe, al principio de empezar a follar, Yo he caído sobre él. Y él me ha levantado poniendo mi coño a la altura de su boca. Pues en esos momentos no he podido reprimirme. Nadie me obligaba a chupársela. Con un coño en la boca, supongo que a nadie le importaría si soy puta, una experta karateka o un oso de circo. Por lo que imagino que, cuando lea este informe el inspector, tendré que responder por mis acciones pero es que no he podido reprimirme. Sentía su lengua abriéndome el coño a lengüetazos, bailando con mi clítoris un hermoso tango argentino y, viendo ese bulto enorme bajo sus calzoncillos.. no he podido reprimirme. Tampoco reflejo en el informe lo mucho que me he recreado con su glande. Al liberar su monstruito de los calzoncillos, lo primero que he visto ha sido su rojo capullo mirándome fijamente. Me lo he pasado por los labios una y otra vez sintiendo su calor, su sabor y su textura. He recorrido mi toda mi cara con él. Después le he tirado mi ardiente aliento y él ha respondido con pequeñas sacudidas. Lo he besado con la punta de mi lengua, con mis labios y, finalmente, lo he engullido hasta el fondo.
Uuufff, será mejor que pare o no responderé de mis actos.
Menuda mierda de misión a veces
Informe nº 11 Lunes 22 de noviembre de 2.004
Hoy no he podido avanzar nada en la investigación, dado que no he parado de trabajar en toda la noche.
Por avanzado informo que me amparo en el caso "Antúnez" y en el caso "Amperio" para solicitar una indemnización del tipo C23, (relaciones homosexuales por causa mayor del caso asignado) .
Resumiendo y, para los que no conocen la jerga de nomenclaturas internas, hoy, por primera vez en mi vida, he tenido que comerme un coño.
Al llegar no he tenido tiempo ni de hablar nadie, nada más pisar el local me avisan que ya han pagado por mis servicios. Parece que empiezo a tener éxito.
Cliente 1:
Nombre: Jerome Matías
Edad: 38 años.
Profesión: Electricista
Comentarios:
Folleteo normal precedido de un extra en forma de streptease. Ha pedido , y pagado , por disfrazarme de colegiala con supermini de pliegues. Antes de empezar me ha pedido que me lo quitase todo, menos la falda. He realizado el streptease con la típica canción de "9 semanas y media". Al quitármelo todo, menos la falda , por supuesto, no paraba de pedirme que me agachara de espaldas a él y me doblase hacia delante con las piernas rectas, para , textualmente, "verme todo el potorro abierto".
Al acabar la canción he tenido que cabalgarle con la falda puesta.
La falda ha acabado en la lavandería con manchurrones blancos.
Relación misión: Nula.
Cliente 2:
Nombre: Juan Rovira
Edad: 47 años.
Profesión: Político municipal
Comentarios:
Servicio de misionero , típico y tópico, sin ningún tipo de aliciente ni interés. Así va la política municipal.
Relación misión: Esperemos que nula.
Cliente 3:
Nombre: Fabian Carbonell
Edad: 50 años.
Profesión: Constructor
Comentarios:
"Sólo" quería mirarme mientras me masturbaba delante de él con las piernas bien abiertas. Se ha ido tan pronto ha finalizado mi simulado orgasmo.
Relación misión: Probablemente nula.
Cliente 4:
Nombre: Jonas Colill
Edad: 42 años.
Profesión: Cantante
Comentarios:
Otro misionero , pero nada corto y sin desafines. Me hace cantar a mi mucho más y mejor que él lo hará en su vida durante 40 minutos intensos.
Relación misión: Nula, por ser la primera visita al local.
Cliente 5:
Nombre: Javier (apellido desconocido)
Edad: 40 años
Profesión: Desconocida
Comentarios:
Ha solicitado el servicio y las atenciones de 2 chicas a la vez durante 2 horas. Me ha "tocado" como compañera a Rosario. El servicio ha empezado con sobeteos de una a la otra mientras nos movíamos sugerentemente ante su atenta mirada.
Me ha pedido, varias veces, más intensidad. No puedo evitar sentirme muy incómoda con otra chica.
Luego ha pedido que nos desnudásemos. Supongo que ha captado perfectamente mi incomodidad y nos ha servido champagne, que he ingerido con generosidad.
Supongo que sin esa dosis de alcohol no hubiera podido seguir con la siguiente petición: que nos masturbásemos la una a la otra. Al sentir los dedos de Rosario meterse entre mis piernas casi la abofeteo. He tenido que hacer de tripas corazón para aceptar semejante intrusión, y eso que lo hacía bien, como la profesional que es. No he tardado ni tres minutos en gozar de cada uno de sus roces y atenciones. No he podido evitar ser igual de agradecida y mis dedos tampoco han tardado en colarse en la entrepierna de ella. Me he sorprendido de lo mojada y preparada que estaba. Mi dedo medio casi ha entrado sin esfuerzo, como una cuchara dentro de un yogurt.
Cuando ambas estábamos entregadas a los dedos de la otra y casi nos habíamos olvidado de él, nos ha hecho poner a cuatro patas al filo de la cama, poniendo el "culito bien en pompa". Así , se ha sacado el aparato por primera vez y ha ido intercambiando polla en una y dedos en la otra. A Rosario no puedo asegurar lo que le ha hecho pero a mi, aparte de follarme el coño rudamente, me ha introducido un dedo en el ano.
Después me ha tocado estirar boca arriba, con las rodillas en la cama y los pies en el suelo y ha mandado a Rosario encima mío, también mirando hacia arriba, con las piernas abiertas colgando por fuera de las mías. Así, nuestros coños han quedado al filo de la cama, uno sobre el otro. Siento el peso de Rosario subiendo y bajando por mi respiración. Mis pechos prietos bajo su espalda y ambas resbalando a causa del sudor que nos impregnaba. Con los coños expuestos, su polla ha ido saltando como la Oca, "de uno a otro y vuelvo a follar porque me toca". Con Rosario encima de mi no he podido mirar lo que hacía. Mientras se la follaba a ella no podía hacer otra cosa que esperar mientras la oía a ella gemir y retorcerse de placer. Cuando los envites cesaban, el tiempo parecía detenerse hasta que volvía a sentir la punta de su polla separando los labios de mi chochete y se aceleraba cuando me la metía entera de un golpe otra vez.
Nueva orden y obliga a Rosario a voltearse. Lo primero que siento son los enorme y larguísimos pezones de Rosario luchando con los míos. Después la tensa espera. Qué nos hará ahora? No puedo parar de pensar en ello. En esta postura siento el corazón de la venezolana acelerándose. Veo su cara retorcerse. Oigo sus gritos. La considerable verga del cliente ha ido a parar a su culo. No hay duda. De nuevo el juego de la Oca, pero ahora cambiando de mi coño al culo de Rosario.
Entre esfuerzos y gruñidos nos pide que nos besemos. Yo me quedo mirando a Rosario. Ella no pierde el tiempo y me besa los labios. La polla ahora está danzando en mi coño por lo que ella aprovecha para buscar atenciones que contrarresten el dolor de su culo. Empezamos sin lengua. Fingimos unos sentidos morreos moviendo nuestras cabezas a la contra de la otra. Al sentir mi coño vacío, la lengua de Rosario se cuela en mi boca, que sale disparada el sentir de nuevo la polla en su ano. Yo no respondo a sus lengüetazos, pero ella se agarra a mí como una lapa, clavando sus dedos en mis brazos cada vez que los huevos de él rebotan en su culo.
No tardo en experimentar lo de Rosario. Nos hace cambiar y es ahora mi culo el que recibe las empitonadas. Al cambiar he podido vérsela por primera vez. No es descomunal, pero eso no entrará con facilidad. Lo compruebo. También me agarro a Rosario con todas mis fuerzas mientras me encula centímetro a centímetro y me dilato milímetro a milímetro.
Cuando creo que ya debo haber dejado los brazos de la puta en carne viva, como mi culo, no pide otro cambio. Ahora en posutra de 69. Yo giro sobre Rosario con la cabeza apuntando al cliente. Veo en primer plano como desenfunda su polla, que no tarda en meterse en mi boca. Al entrar espero notar algo aséptico, pero encuentro un único sabor: el de una polla insaciable, goteante y lúbrica.
Capeo la follada bucal como puedo, pero doy un respingo al notar algo en mi vagina. Me giro todo lo que puedo y, de reojo, intento ver si son los dedos del cliente. No. Es la lengua de Rosario. Mis ojos se salen casi de las cuencas, pero ella resigue mi entrepierna sin prisas, con suavidad y profesionalidad, supongo que aburrida de la falta de atención por parte del cliente que parece haber encontrado gusto por mi boca.
Justo cuando pienso esto nos hace cambiar y ahora es Rosario la que chupa polla y yo la que tengo un conejo lubricado ante mis narices.
Ladeo mi cara todo lo que puedo pero , aún así, me llega el aroma que desprende el venezolano chocho. Mientras espero mi turno, no saco el ojo del "ojo inferior" de Rosario, para apartarme si llega el momento. Y el momento llega por sorpresa. Unas grandes manos caen a los lados de mi cara y me agarran por la nuca sin darme tiempo a apartarme. Con fuerza me incrustan entre las piernas de Rosario. El resultado es que mi nariz choca contra su culo mientras mis labios se unen a los suyos. Entre ambos labios se extiende una película transparente y densa, que creo es más de Rosario que mía. Un nuevo apretón y, sin poderlo evitar, mis labios se introducen en Rosario. "Chupa, chupa puta a tu puta amiga". Sin otra opción, saco la lengua de paseo por los oscuros valles y grutas venezolanos. El sabor no me sorprende , al principio, pero superada la acidez inicial, el sabor de la puta es dulzón y suave. Cada uno de sus pliegues dejan paso a otro más húmedo y suave que él anterior.
Rosario interrumpe mi lamida diciendo como puede." GGsoloss ghe ghedhannn finco minutos".
Así, al oír eso, sus manos me sueltan la cabeza, permitiéndome respirar aire puro de nuevo y dejando a Rosario hablar bien: "Sólo te quedan cinco minutos· repite mi compañera.
"Aaaah, vale" afirma él. "Sentaos en la cama" nos manda por última vez" Así las dos desnudas abrimos nuestras bocas ante la paja que se está dedicando. Demostrando un autocontrol espectacular, después de 2 horas de incesante bombeo, se derrama sobre nosotras, con un caudal de lefa que nunca había visto de golpe (creo que la primera corrida podría haber llenado una botella de litro y medio sin dificultades). Uno de los posteriores borbotones sale con tanta violencia sobre mis pechos que creo que me dejará un morado. (igual debería ser buena idea ejercer con chaleco antibalas. Nos ha dejado embadurnadas a las dos , que nos hemos dirigido, primero una y después a otra, a la ducha convertidas en auténticas manchas de semen con patas.
Al salir de la ducha el cliente ya no estaba. Rosario, aún bañada en caliente lefa, ni me ha dirigido la mirada. Yo me secaba el pelo, desnuda intentando decirle algo, pero tampoco me ha salido nada.
Me he ido sin despedirme de ella.
Relación misión: Las reservas a proporcionar su apellido y su profesión son sospechosas.
Cliente 6:
Nombre: Esteban Reina
Edad: 29 años.
Profesión: Periodista
Comentarios: Servicio de 20 minutos con variaciones de posturas pero sólo con penetración vaginal. Mientras me penetra no puedo dejar de pensar en lo que me han obligado a hacer (o comerme, mejor dicho) hace unos minutos). Él se corre y yo ni me entero.
Relación misión: Nula
Cliente 7:
Nombre: Jaime Antonio Cañete
Edad: 40 años.
Profesión: Constructor
Comentarios:
Sodomización soportable por el reducido tamaño de su pene (y a que el cliente nº 5 ya había dejado el canal bien dado de sí) Según él, no es un putero, sólo lo hace porque su mujer no se lo consiente y a él le van mucho los culos de las mujeres. Dice que es una pena porque sabe de muy buena tinta que a las "tías, aunque nos cueste admitirlo, nos mola que nos den por el culo. Que quizás al principio duele, pero que te acaba gustando". Yo le doy la razón, pensando "cabrón, como se nota que a ti nunca te han metido una polla por el culo y, aún menos, del tamaño que a mi me han metido".
Relación misión: Nula. Es un tío estúpido, demasiado para meterse en problemas.
Cliente 8:
Nombre: Fermín García
Edad: 51 años.
Profesión: Constructor
Comentarios:
Le cuesta consumar el acto pese a mis esfuerzos manuales. (todo y que me lo ha pedido, he rehusado pasar a los bucales). Acabamos charlando amigablemente. Finalmente consigo que se corra masturbándose él mientras me mira como lo hago yo. Ha de pagar un plus por el servicio doble, pero no se queja.
Relación misión: Nula, por ser la primera visita al local.
Cliente 9:
Nombre: Alberto Zagarra
Edad: 39 años.
Profesión: Electricista
Comentarios:
Servicio rápido como una centella. Misionero mientras observo disimuladamente el reloj de mi pulsera (está siendo una noche agotadora) mientras le susurro a la oreja "Que bien me lo haces, cabrón. Me vas a matar."
Relación misión: Nula, por ser otra primera visita.
Cliente 10:
Nombre: Ramon Serrano
Edad: 40 años.
Profesión: Constructor de piscinas
Comentarios:
Solicita polvo en el jacuzzi, donde lo cabalgo hasta dejarlo seco y, casi , el jacuzzi también. Con tanto movimiento hay más agua fuera que dentro.
Pide un aumento de servicio.
Llamo abajo y confirmo el alargo.
Me giro y le pido qué quiere. La petición es simple y fácil: quiere que le ponga el culo en pompa sobre el agua y que apoye mi cintura en el borde de la bañera.
Lo hago y me preparo para recibir la penetración, pero me sorprende al brindarme atenciones bucales: tanto en vagina como en ano. (en especial este último). Después de incontables lametones me pide cambiar. Él se pone en la postura que estaba yo antes. "Ahora tú". Me dice.
Por enésima vez, vuelvo a mirar la cámara. Una incontrolable mueca de asco aparece en mi rostro. Ante mi, cuelgan sus huevos y su culo se abre, mirándome fijamente con su único ojo. Empiezo por los huevos, lamiéndolos lentamente, con paciencia y sin querer ir más allá. Viaje por sus bolas una y otra vez.
"Más arriba, más arriba" me implora.
Voy subiendo.
Cierro los ojos.
Saco la lengua. El primer sabor me sorprende. Me esperaba algo más asqueroso. La paseo en círculos.
Creo que no podré acabar. Contengo, como puedo, un indicio de vómito.
Mi cara es hundida entre sus nalgas por la presión de una de sus manos mientras me implora: "Méteme la lengua, rápido que voy a correrme".
La introducción anal empieza llenando mi lengua de un sabor con cuerpo, dulzón. La verdad es que sólo es asqueroso en mi mente, pero, aún así, es demasiado. Mis ojos se cierran con fuerza. La nariz continúa aspirando y llenando mis pulmones de un aire viciado y sudado que me obligan a fruncir el ceño.
Con la lengua hecha un aro, llegan los primeros espasmos, que la expulsan, de nuevo, al exterior.
Mis pulmones se renuevan mientras veo su polla escupir grumos blancos hacia el fondo del jacuzzi.
Ambos respiramos entrecortadamente. Su cabeza cuelga hacia el suelo por el borde de la bañera. Mi cabeza mira al agua. Mi estómago sufre unos calambres tremendos, el aire escasea en la estancia, todo se nubla.
Levanto la mirada. A poca distancia su rajado culo cruzado por una oscura raya. Hace unos segundos mi lengua estaba ahí dentro. El contenido de mi estómago se une al de sus huevos en el fondo del jacuzzi.
Intento vomitar lo más silenciosamente que puedo. El sabor que queda en mi boca es asqueroso. El cliente sale de la bañera sin mirarme. Rápidamente le acompaño, intentando que no se fije en la mancha marrón que flota en el agua. Al notarme detrás suyo, se gira y me planta un morreo de agradecimiento. Debe ser uno de los pocos clientes que me besa en la boca desde que estoy aquí. Espero que le sea tan agradable como para mí ha sido comerle el culo. Acumulo abundante saliva en mi lengua y le hago tragar toda la que puedo.
Sale de la habitación cinco minutos después mirándome y sonriendo.
Al quedarme sola, me derrumbo sobre el mármol que rodea la bañera. Me tapo la cara y lloro todas las lágrimas que tengo dentro.
Al levantarme y verme en el espejo, veo una Tania desencajada, con el rimel corrido cayendo por las mejillas. Rápidamente me mojo la cara, me la froto, me agacho y dejo correr el chorro de agua en mi boca.
Alguien me coge de la mano. En un santiamén me retuerzo, agarro el brazo del aparecido y lo retuerzo con ambas manos , haciendo volar a su poseedor un metro a mi derecha.
Sin darle tiempo a más, me tiro sobre el clavandole la rodilla en el cuello.
-"Tranquila, tranquila, soy yo" me ruega con el poco aire que dejo pasar por su garganta.
Más tranquila sí, pero sin aflojar. Lentamente voy entrando en mis cabales. Es Jaime Fernández, el gorila que me sodomizó el día de la presentación y que ayer disfrutó de un "particular" conmigo en su vestuario.
-"¿Qué haces aquí? " le pregunto mientras voy aflojando.. En sus ojos veo dos cosas: mi coño bien abierto a escasos cm. de su cara y la duda que le provoca que una tía, a la que dobla en peso, lo haya tumbado dos veces en dos días.
Sin darle tiempo a pensar mucho, me levanto y le tiendo la mano. El me la coge sin dejar de mirar mi cuerpo desnudo.
Yo me bamboleo y friego las nalgas consiguiendo que no piense en la llave de judo avanzado que acabo de hacerle. Mientras me acicalo ante el espejo le vuelvo a preguntar que hace aquí.
Él parece volver en sí y me dice que ha venido a buscarme. -Sígueme - me dice.
Yo le miro fijamente a los ojos.
-El señor Almeyda quiere verte - me dice bajando su mirada.
-Muy bien - le respondo. -Me visto y bajamos.
-"No hay tiempo".- me contesta. Al instante me agarra del brazo y me conduce hacia la puerta.
No ofrezco resistencia. No serviría de nada. Estoy resignada a volver a ver al principal sospechoso. Siempre es bueno para la investigación . Ahora, para mi cuerpo, no suele ser tan bueno.
Salimos al pasillo. Intento proteger mi desnudez apretándome todo lo que puedo al gorila. Antes de llegar a la escalera soy conducida a través de la puerta que hay justo antes. Tras ella una escalera que baja. Esto, más que un puticlub parece un castillo medieval con infinitos pasajes ocultos.
La escalera acaba en una puerta que comunica directamente con el despacho del Sr. Almeyda, donde me espera él mismo. Me recibe dándome la espalda. Mala señal.
-Que podría haber pasado?- me pregunta sin girarse.
-Perdón?- le respondo yo buscando complicidad en el gorila con un gesto de interrogación.
El silencio lo rompe Almeyda con una nueva pregunta: -"Si el cliente te ve hacer esto"- mientras señala al monitor.
Ahí estoy yo, en el jacuzzi con la cara incrustada dentro de un culo, moviendo mi cabeza de lado a lado con la lengua clavada en el ojete. Me miro el vídeo alucinada. Parece que esté viendo una peli porno. No puedo ser yo la que hace eso. Cuando el tío se corre entre exagerados espasmos, yo disimuladamente, me giro y pego una potada de "padre y señor mío".
Me contengo la risa con muchos esfuerzos.
-"¿Qué pensarías si te doy un beso y luego vomito delante de ti?"- me pregunta- "¿Te gustaría que ?"
-"Perdone pero no es lo mismo" le interrumpo secamente.
El gorila Fernández parece quedarse blanco como la leche. Petrificado como una estatua. Almeida calla y deja el puro en el cenicero de la mesa. Sin desviar ni un milímetro su mirada de la mía, se me acerca decidido, como una exhalación. Sólo me doy cuenta de sus ojos inyectados en sangre cuando lo tengo a milímetros de mi cara. No tengo tiempo de pestañear y él ya ha pasado una de sus manos tras mis nalgas y ha metido uno de sus dedos en mi coño por detrás.
Le aguanto la mirada. Todo y que tengo tres maneras de matarlo, cinco de dejarlo inconsciente y 4 de mandarlo a un hospital por un mes, admito que es el primer momento de la misión en la que siento el miedo. Miedo de esos ojos, miedo de esas manos. Miedo de todo lo que han hecho y de lo que pueden llegar a hacer.
-ªMira preciosa. Una puta es como un coño se ha de amoldar a lo que le entre. Acompañando sus palabras va moviendo su dedo dentro de mi coño.Ves, si voy a la izquierda, tu coño va conmigo, y a la derecha, arriba..."- Como puedo contengo un quejido al rozarme el clitoris. Luego saca su dedo pero se mantiene entre mis nalgas. "Y una puta -prosigue mientras mueve un dedo alrededor de mi ano- como un coño, ha de estar preparada para todo".- Entonces sin dejar de mirarme mete su dedo en mi culo. Yo abro ligeramente las piernas y intento relajar el esfínter para facilitar la digitalización.
-"De momento, estás suspendida. No trabajarás hasta que no demuestres estar preparada".- Y, dicho esto, me desaloja el culo tan rápido como ha entrado. El gorila le vuelve a tender un pañuelo con el que se limpia el dedo. -"Aah, y es una pena, porque mañana habrá una fiesta fuera del local y tú eras una de las elegidas".-
-"No Sr. Almeida. Por favor..Le prometo que no volverá a pasar."- le imploro.
-"Putita mía, soy un hombre de negocios. No muevo un dedo por una promesa, necesito hechos."- me deja ir con su dureza habitual el cabrón de Almeida.
Cambio de táctica: -"Necesito el dinero. Haré lo que sea por ir a esa fiesta. Usted ordene que yo lo haré"- como me he de ver. La fiesta será una importante fuente de pistas para el caso. Me he tragado todo mi orgullo con estas palabras. No será lo único que me trague esta noche
-"Ay las putas, tan codiciosas... Y tan hipócritas. El día que una me diga que lo quiere hacer porque le gusta su trabajo, el día que una me diga que lo quiere hacer por follar, ese día creo que ya me podré morir en paz... Muy bien Tania. Sígueme. Tendrás tu oportunidad."
Tras decir eso se dirige a la sala de las cámaras. Voy tras él. Cuando estamos todos dentro, Almeida vuelve a hablar: -Hola Fermín- dice dirigiéndose al tipo que controla los monitores.
-Hola Sr. Almeida. En que les puedo servir?
Entonces Almeida pronuncia unas palabras que no olvidaré en mi vida: "-Mira Fermín, bájate los pantalones que Tania te va a comer el culo hasta que te corras... y lo va a repetir cada noche hasta que lo haga sin vomitar." Almeida se gira y mirándome fijamente a los ojos me manda: -" Venga, todo tuyo. Una sola arcada y mañana vuelves"- me dice.
Cuando aún no he podido ni mover una pestaña, Fermín ya se ha despojado de sus pantalones y de la ropa interior. Entre sus piernas cuelga una polla pequeña y, al filo de la silla, ya asoma la parte inferior de su raja.
No necesito volver a escuchar a Almeida. Ya sé qué debo hacer. Así paseo mi desnudez a lo largo de los escasos metros que me separan de Fermín y de su culo. Me agacho. Pongo mis manos en sus ingles y las separo. Hundo mi cara entre ellas. Todo se ve negro, todo huele a recluido sudor, todo sabe raro..
Con los ojos cerrados, saco mi lengua de paseo. No tardo en oír los soplidos del lamido. Describo círculos, cuadrados, triángulos y pentágonos sobre su ano en una clase avanzada de geometría anal. Él disfruta de la enseñanza aferrándose a mi cabeza e incrustándosela todo lo que puede.
La lengua moviéndose dentro de su intestino, mis labios besándose con los de su ano y mi nariz separando sus huevos, perfectamente acomodados en las cuencas de mis ojos es la estampa que se dibuja ante la atenta mirada de Almeida.
Las manos conducen mi cabeza hacia arriba. Recibo la maniobra con entusiasmo. Mis pulmones se llenan de aire puro y mi boca traga carne al unísono.
Almeida no tarda en meterse: -"Vuelve abajo putita."
Fermín, haciendo de tripas corazón se atreve a contradecir al mandamás: "-Sr. deje que la chica se divierta un poco. Démosle un respiro. "- todo esto sin bajar un ápice el ritmo de sus manos que conducen mi cara de delante atrás.
Por primera vez veo a Almeida sonreír en una mueca comprensiva y cómplice con su mamado empleado. Con una sacudida de sus manos nos da el permiso adecuado para proseguir con nuestros quehaceres actuales.
La polla me demuestra una flexibilidad pasmosa abarrotando mi boca pese al reducido tamaño que demostraba al principio. Con el pie de rey de mis labios le estimo unos apreciables 16cms. Le cuesta mantener la firmeza en todo su largo y no es excesivamente gruesa, pero es agradable poder dejar de lado, aunque sea unos minutos, su caverna intestinal.
Continúo girada hacia Almeida, que no se pierde ni una de mis maniobras. Con una mano tengo aferrada la verga que me dirijo dentro de mi boca sin parar de mover ambas cosas mientras con la otra , en forma de cuenca, sopeso y llevo sus huevos en un subir y bajar rítmico. El sabor de polla encerrada mucho tiempo me llena las fauces.
Sigo mirando a Almeida. Me paso un mechón de pelo tras la oreja.
Pese a que mi cabeza sube y baja, mantengo mi mirada fija en los ojos de Almeida mientras pienso Voy a ir a esa fiesta, voy a ir a esa fiesta aunque tenga que comerme mil pollas . Mil culos o tenga que tragarme mi propio vomito para disimular.... y te voy a meter entre rejas, so cabrón. y sonrío, sonrío ante esa idea.
Con eso Almeida puede ver mis blancas perlas cubiertas de polla. Con la piel arrogándose en ellas y el rojo y atontado capullo asomando sobre mi lengua.
Un aplauso y unas palabras de Almeida: -"muy bien putita. Tragar pollas siempre se te ha dado bien. Se nota que disfrutas. Eres una gran puta."
Sin dejar de sonreír voy bajando, bajando y tragando y tragando. Siento la polla en mi garganta abriéndose camino a cabezazos.
Fermín resopla. Yo continúo tragando hasta que noto cosquillas en mis labios y mi nariz enterrada en su vello púbico.
Me mantengo así todo lo que me permiten mis pulmones. Lentamente rehago el camino de vuelta sin perderme ni uno solo de sus pliegues, de sus granos y de sus venas.
-"Ahora que ya te has atracado de polla, vuelve a zambullirte hasta el fondo y no salgas sin la blanca recompensa llenando tu boca."- añade un jocoso Almeida.
Con un largo lengüetazo me despido del capullo y vuelvo al ano con bríos renovados. Llevada en volandas por la necesidad de ir a esa fiesta y enchironar al cabrón de Almeida, me lanzo con dedicación al culo. La lengua se clava una y otra vez, cuál lanza medieval. El ritmo de entrada-salida es potente, acelerado. Al entrar con cada envite, intento entrar más hondo que el anterior. Al llegar al fondo muevo la lengua como una cola de lagartija recién amputada. Fermín se agita a los lados sin soltar mi cara. Al sacar la lengua, resigo el contorno del ano, contando cada pliegue, saboreando cada gota.
El frenético ritmo de mete-saca no deja opción al "ano-menajeado", sus manos aprietan mis cara con todas sus fuerzas, sus pies se empinan sosteniéndose sólo con la punta de los dedos, su culo se cierra, su espalda se arquea, sus ojos se cierran . Mi frente se moja. Rápidamente salgo a la superficie buscando el anzuelo de Fermín. Como un pescado hambriento me lanzo sobre la polla y me la agencio mientras escupe sin dirección clara.
Con la polla ya fijada, mi boca se va llenando hasta los topes. Siento cada uno de sus temblores y el consecuente escupitajo de semen chocando en mi paladar.
Al acabar, me levanto cerrando con fuerza mis labios y atrapando hasta la última gota de lefa.
Me acerco a Almeida.
Abro la boca mostrando su espeso contenido.
Almeida me toma la barbilla con dos dedos mientras observa el interior. -Muy bien ramera, mañana irás a la fiesta.- y dicho esto, me cierra la boca con sus dedos.
Con mis ojos clavados en los suyos cuento cada una de las gotas de semen que van fluyendo garganta abajo. Siento el caliente y amargo fluido resbalando por mi interior hasta mi estómago.
Acabo la noche duchándome en mi habitación. Al salir ya no queda nadie. Me voy a mi casa y duermo toda la noche.
Menuda puta mierda de misión
Estoy destrozada. Física y emocionalmente. Mis bajos no resistirán este ritmo. El coño me escuece horrores y mi culo . Aaay mi culo. Me lo he mirado con un pequeño espejo y el agujerito, que antes parecía la cabeza de un alfiler, es del tamaño de un botón. Y el color parduzco que caracterizaba la zona ha pasado a un rojo intenso que asusta. Os escribo estas palabras con una bolsa de hielo bajo mis partes íntimas a ver si esto mitiga un poco.
De todas formas lo peor no ha sido la enculada Ni las folladas. Ni siquiera lo que me ha hecho hacer Almeida, que ha sido asqueroso . No es el primer culo que chupo, ni seguro que el último . Pero chupar ese culo en la piscina me ha dado un asco . En fin ,que se me va la cabeza. Como os decía no ha sido eso lo peor. Lo peor ha sido comerme un coño .. Seguro que muchos de los hombres que leáis esto pensaréis que no es para tanto, que es mucho peor lo de Almeida .. pensad en que os obligasen a chupar una polla .. aunque no os lo creáis, para nosotras es lo mismo comer un coño . Qué asco . Si ya no soporto cuando yo me toco y las manos me quedan con mi propio olor . Aaahhhhhh imaginad como sabía el coño encharcado de la buena de Rosario. Preferiría comerme mil culos seguidos que otro coño rezumando fluido.
Y a saber que me pasa mañana en esa fiesta. Espero que bien valga una lamida de ojete.
Menuda puta mierda de misión.