Casino (II y final)

Un hombre observa como su mujer está participando en una orgía, en la cual más tarde para su sorpresa él también participará, siendo sodomizado por primera vez y asombrado comprobará que no hay diferencia entre el placer que le pueda producir un hombre o una mujer.

Susana estaba distinta, nunca la había visto así. Estaba desnuda en aquella habitación delante de José y sus amigos, después de haber sido poseída, contra su voluntad, por varios de ellos y parecía disfrutar, si tenía ese brillo en los ojos que ella tenía cuando estaba excitada.

En ese momento José y otro de los jugadores pusieron una mesa en el centro de la habitación y José le indicó a Susana que se pusiera a cuatro patas sobre la mesa.

Susana no lo pensó se subió y se abrió de piernas todo lo que pudo, su boca y su coño estaban a la altura perfecta, incluso empezó a bromear con ellos preguntándoles quien era el siguiente.

Los dos jugadores que faltaban se acercaron a Susana, uno de ellos tendría unos 40 años y se puso detrás de ella, se bajo los pantalones y apareció una enorme polla que sin más preámbulos le clavó de un solo empujón. Susana soltó un quejido, pero en cuanto él empezó a bombear Susana empezó a gemir, le estaba gustando.

El otro jugador era bastante más mayor, tendría por lo menos 60 años, se puso delante de Susana y una vez que esta fue penetrada se desnudo por completo, su polla estaba flácida, y Susana no lo pensó dos veces la agarró con una mano y se la llevo a la boca.

Allí estaba mi mujer, disfrutando de dos pollas a la vez. Estaba alucinado viendo a Susana disfrutar cuando me giré y vi como José se había sentado en una silla y la rubia le estaba haciendo una mamada en condiciones.

Estaba en mitad de una orgía y yo no participaba, ni en mis mayores fantasías me había imaginado algo así, y ahora que tenía la oportunidad no podía disfrutar.

Pero algo me estaba pasando, hasta ese momento no había sentido ninguna excitación, pero el morbo de ver a mi mujer poseída por desconocidos y el hecho de que ella lo estuviera disfrutando hizo que me excitara enormemente.

No lo pensé dos veces y empecé a tocarme por encima, José me vio y sonrió.

Me hizo señas para que me acercara, lo hice y cuando estuve a su lado me agarró por lo pantalones, me los desabrochó y los dejó caer al suelo, la rubia no dejaba de chuparsela y mi mujer seguía recibiendo su doble dosis.

José empezó a tocarme, no lo podía creer, también le gustaban los tíos!!!

Me quitó el slip y agarró mi polla con una mano, empezó a masturbarme, así estuvo durante unos segundos hasta que se la llevó a la boca, aquella situación era disparatada.

Estuvo chupando me la un buen rato, y sin duda lo hacía igual de bien que mi mujer, incluso diría yo que mejor, no encontraba la diferencia entre que me la chupase un hombre o una mujer.

Entonces Susana aumentó sus gemidos, se estaba corriendo sin duda, y el hombre la estaba tomando por detrás parecía que la iba a destrozar de lo fuerte que eran sus embestidas.

José le indicó a la rubia que parara y mirando me, me dijo:

  • Ahora te toca a ti...

Si, ahora me tocaba a mi, no lo pensé, me puse de rodillas entre sus piernas y baje mi cabeza hasta su polla y sin pensar me lo dos veces la introduje en mi boca, por primera vez en mi vida estaba saboreando la polla de otro hombre y tengo que decir que tampoco estaba tan mal. José me agarro con sus manos mi cabeza y acompañaba mis movimientos, en alguna ocasión me hacía algún comentario para que mejorar mi técnica y parecía que le gustaba mucho.

Después de pasados unos minutos, la rubia se puso detrás de mi y empezó a Chupar me el culo, tenía la polla dura como una piedra y aquella rubia en vez de dedicarse a ella solo se encargaba de mi culo. Cuando la rubia lo consideró oportuno empezó a introducir un dedo dentro y comenzó a meter lo y sacarlo, eso si, con suavidad, para mi era la primera vez y se lo intenté decir pero José no dejaba que dejara su polla libre ni un momento.

Después del primer dedo, vino el segundo e incluso un tercero, y para colmo me estaba gustando. Un millón de sensaciones desconocidas para mi estaban teniendo lugar, oía los gemidos de mi mujer, tenía una polla en la boca y me estaban desvirgando por detrás.

No se cuanto tiempo paso hasta que José me ordenó que parara y que me pusiera a cuatro patas encima del sillón, ya sabía lo que me iba a pasar. Cuando me levanté vi que Susana seguía disfrutando y su cuerpo se movía acompañando los movimientos de los dos jugadores, pero estos habían cambiado de posición, ahora el más viejo estaba dándola por detrás, por el culo y al más joven le estaba haciendo una mamada de campeonato.

Una vez que me puse encima del sillón, José dio unas palmadas y dijo:

  • Chicos, permitid que nuestra putita vea como su marido también paga su deuda.

Giré la cabeza y vi como Susana me miraba, tenía rastros de semen por la boca que iba recogiendo con un dedo y luego chupando, me miraba divertida y se atrevió a animar a José diciéndole que me partiera el culo de una vez.

José se dirigió hacia mi y puso su polla en mi culo, apretó un poco y empezó a entrar, aquello parecía que me iba a romper, sentía como entraba y como me desgarraba, no había remedio, cada vez tenia mas y mas dentro de mi, hasta que note como llegaba al final, no podía hablar, ni gritar, estaba completamente lleno pero el dolor inicial había pasado, ahora notaba una gran presión que fue desapareciendo y convirtiéndose en placer cuando José empezó a bombear.

Me gusto, si, lo reconozco. José aumentaba cada vez más su ritmo y yo sentía cada vez más placer, hasta que noté como se corrió dentro de mi, como me llenó el culo con su leche caliente.

Cuando José terminó me dispuse a bajar del sillón pero el otro jugador joven me dijo que ahora era su turno. Miré hacia atrás y Susana estaba comiendo le el coño a la rubia mientras el otro jugador la daba por detrás. Mi Susana seguía disfrutando de aquello.

Cuando recibí la segunda polla no sentí el mismo dolor, solo algo de presión, pero este tardó mas tiempo y sus embestidas eran mayores y lo peor es que me gustaba.

Cuando acabó pude bajarme, mis piernas tembablan y había perdido por completo la erección cuando vi como Susana estaba en un perfecto 69 con la rubia, cosa que aprovecharon el resto de los hombres para ponerse unas copas y tocar por todas partes a las chicas.

Estaban las dos encima de la mesa de juego, la rubia tumbada boca arriba y mi mujer encima de ella. Los cuatro que estábamos allí aprovechamos para tocar y mirar, a mi me dejaron también hacerlo y recuperé mi erección.

La rubia me agarró la polla y la dirigió al coñito de mi mujer, entró con mucha facilidad, lo tenía muy lubricado. La sensación de estar dentro del coño de mi mujer, el cual había sido follado y llenado por la leche de otros hombres fue muy fuerte y acabé rápidamente dentro de ella, descargando todo la tensión que tenía acumulada.

Ellas se corrieron varias veces y parecía que no iban a terminar nunca, cambiaban de posición para disfrutar de sus cuerpos todo lo posible y así estuvieron un buen rato.

Cuando ellas acabaron Susana estaba extasiada, nos vestimos y antes de irnos José nos confirmó que la deuda estaba vencida pero que si no nos importaba le gustaría volver a tener algún encuentro más con nosotros, Susana sin contar conmigo contesto que sí y yo evidentemente tuve que asentir.

Susana y yo estuvimos sin comentar nada de lo sucedido durante el día siguiente y por la noche nos llamó José para indicarnos que íbamos a cenar en la mesa del capitán.

Después de una agradable cena en la que mi mujer enseño su generoso escote al capitán y al resto de los comensales pasamos a un reservado donde el capitán, José y algunos privilegiados más pudieron disfrutar sin ningún reparo de Susana y dos chicas más.

Esa noche yo también participé desde el principio y pude saborear la polla del capitán y probar las otras dos mujeres.

Nuestra vida y nuestras costumbres cambiaron desde aquel viaje, hemos hecho nuevos amigos y al menos una vez al mes acudimos a alguna reunión de estas características.

Susana se ha convertido en una de las invitadas más deseadas y yo me siento orgulloso de eso, ya que al final he comprendido que me encanta ver como disfrutan de mi mujer.

FIN

Me gustaría comentar esta situación con hombres o mujeres que hayan compartido a su pareja con otras personas.

Escribirme a tomasbrentano@hotmail.com