Casi un día normal

Mi verga se tensó aún mucho más y podía sentir su próstata al rosarla en su interior y como su verga estaba hacia arriba como obelisco colosal, pude ver cuando comenzó a lanzar un sinfín de disparos al aire y como su culo se contraía a cada uno de ellos y apretaba mi pija y mi pija frotaba la prósta

Casi un día normal

Todo comenzó como un día normal,  me levanté temprano a pesar de estar todavía de vacaciones del colegio y no tener nada importante que realizar.

Como siempre la pija la tenía bien parada y mi bóxer estaba súper estirado, realmente era una carpa de circo pues la pija mía no es que sea muy grande; pero me dicen que su grueso es imponente.

Mi hermano dormía en la otra cama y como duerme en pelotas, siempre le miro el pito y otras el culito cuando despierto y él duerme; así como ahora que está completamente fondeado, con el culo al aire y veo todo ese pelambre que tiene en la raja del trasero, realmente me parece que es un hombre sexy.

Es mi hermano mayor y no tenemos problemas con estar desnudos uno frente del otro, con el aprendí a hacerme las pajas desde el principio; Yo tenía en ese entonces 14 años y él 16 años, su pija era enorme al par de la mía y cuando estábamos juntos haciéndonos la paja Yo le observaba como rebotaban sus pelotas peludas.

Sus piernas son bien desarrolladas pues juega futbol con el equipo del barrio y Yo comencé a jugar en división mosquito del mismo club de futbol hace años y también las tengo bien desarrolladas, además de que con los ejercicios hemos sacado un culazo de campeonato.

Hoy Sábado tenemos práctica por la tarde y ayer nos fuimos de parranda con mi hermano y las chavalas con que andamos.

Nuestras chavalas no están para nada mal, la mía tiene 18 al igual que Yo, es trigueña clara y ojos verde esmeralda;  la de Paolo tiene un año más o sea 21 años y es una brasileña despampanante, la tiene bien enganchada.

Anoche al salir a parrandear, fuimos con las chavas y por mi 1.75 mts. de altura con cara de bebe que no quiebra un plato, encontré a varias que estaban dispuestas a estar con migo aunque estuviera acompañado y mi chavala furica con migo.

A Paolo le valía madre que su chava se enfureciera de celos, al igual que Yo el mide 1.75 mts. pero tiene tipo de malote y muy varonil el cabrón.

El asunto estuvo bien hasta que nos fuimos a casa de la novia de Paolo que estaba sola ya que sus padres no estaban y podíamos divertirnos allí.

Al llegar, Paolo puso música y su novia nos sirvió unos tragos y comenzamos a bailar y a tocarnos y entre una cosa y la otra todos quedamos en pelotas y comenzamos a tener sexo allí mismo en la sala, sobre la alfombra del centro que estaba de lado y Paolo con su chava en el sofá.

Mi chica gustaba de llamarme por mi nombre en vez de jadeo y solo quedaba repitiendo Luis, Luis, Luis ….. en cada ocasión que se le ensartaba mi verga al momento de cabalgar sobre mí.

Paolo tenía a su chava con las patitas para arriba y sobre uno de sus hombros y desde donde Yo estaba miraba como su pijota entraba en la cuquita de ella.

La luz de la calle entraba por la ventana y dibujaba una silueta muy sexy de mi hermano y no supe cuando y como ellos se bajaron a nuestro lado, el seguía penetrándola de la misma manera y de repente mi chava comienza a besar a Paolo y Yo a la suya, nos abrazamos y Paolo se sale de su chavala y la mía me desmonta y fue cuando me tiré sobre la chica de Paolo y comencé a lamer su concha, podía sentir el sabor de la verga de mi hermano en ella y no me dio asco.

La chava de Paolo se tragaba toda mi tranca y en eso estábamos cuando la chava mía comienza a insultarme y a reclamarme que porque le lamía la concha a la otra y en unos segundos dijo un sinfín de cosas que a todos nos dejó anonadados pues estábamos muy tranquilos cogiendo los cuatro juntos y ella no quería que Yo tocara a otra pero ella sí podía tocar a mi hermano.

Una locura aquello, me grito que se iba y que no quería volver a verme.

Tras un fuerte portazo salió y quedamos los tres tirados en el suelo sin decir nada.

La chava de Paolo lo besó tiernamente, en sus labios y tomó con la otra mano mi verga, me atrajo hacia ellos y urgió a Paolo a que acercáramos nuestras vergas y así mamarlas al mismo tiempo.

Mi hermano se abrió de piernas acostado de espaldas y tomó una pierna mía y la pasó por arriba de la suya.

Nuestras vergas se pegaron, nuestras pelotas se estrujaban juntas.

Pude sentir las nalgas de mi hermano pegando a las mías y como nuestras vergas eran mamadas por su chava.

La mano de Paolo acariciaba mi pierna y Yo acariciaba su pié, era la primera vez que tocaba a mi hermano en algo sexual; se sentía muy rico ese pié grande y recio, de hombre grande.

Las caricias de Paolo a mi pierna llegaron a mi nalga y volvía hacia arriba, en eso tomó mi pié y comenzó a besarlo, a meterse un dedo en su boca, luego trataba con todos, aquello era brutal; comprendí que había más órganos sexuales en mi cuerpo y no solo mi verga.

Que sabroso sentir la lengua de mi hermano Paolo metida entre mis dedos y como succionaba mi dedo gordo como si fuera mi verga.

Yo me restregaba la planta de su pié en mi pecho y su novia paró de mamarnos y observaba nuestro comportamiento mientras nos hacía una paja lenta; al rato ella nos soltó del todo y nosotros seguimos en lo mismo, nuestras bocas eran dueñas de nuestros pies y uno a uno fuimos lamiendo todo el pié del otro y poco a poco fuimos subiendo por nuestras piernas besando y lamiendo todo lo que estaba frente a nosotros; hasta que formamos un perfecto 69 que nunca llegué a imaginar que llegaría a hacer.

Su verga era una ricura, larga y algo gruesa; pero lo mejor era ese líquido seminal que fluía como una fuente de su extracto que a mi gusto estaba sabroso y dulzón, en ese momento podía saborear toda las frutas que él comía a diario.

Era como un coctel de frutas y licor, delicioso, ni Paolo ni Yo nos enteramos más de la chavala de Paolo; éramos nosotros dos y nadie más en el mundo.

Su verga entró en mi boca y traspasó la campanilla y el relamía y saboreaba mi glande con furia y pasión.

Nosotros estábamos convertidos en unos niños de pecho que mamábamos para extraer la leche preciada y que se encontraba en nuestras bolas, nunca habíamos hablado siquiera de sexo gay y mucho menos algún acercamiento sexual entre nosotros.

Lo más cerca de sexo gay fue cuando Paolo me enseñó a hacerme una paja en casa cuando veíamos una peli porno.

Mi lengua jugaba con sus bolas y vi bajo mi boca una zanja llena de pelos que a ratos se abría un poco y mostraba un surco que era rodeado por esa mata de pelos incontables.

Guiado por mi olfato, pude percibir un aroma muy peculiar, no olía mal; al contrario se sentía exquisito.

Mi nariz se introdujo como pudo y luego mi lengua la siguió, metiendo las piernas de mi hermano bajo mis axilas pude llegar por completo a ese ano que estaba a centímetros de mi boca y por fin alcanzaba para saborearlo.

Su sabor era mucho mejor a lo imaginado, sus pelos se enredaban con mi lengua y la saliva ayudaba a que mi lengua jugara en su entrada.

Paolo lanzó un quejido de placer que inundó mis oídos y mi lengua lo penetró aún más.

Mis dedos jugaban también en su entrada y podía sentir como su esfínter se apretaba para impedir Yo irrumpiera en él, todo lo sentía sub-real; estaba entrelazado con mi propio hermano, sus potentes piernas las podía sentir a mis costados; eran potentes, gruesas y peludas.

Pero Paolo no perdía el tiempo, tenía su lengua trabajando en mi culito también y podía sentir como me penetraba con ella, sabroso, muy sabroso poder sentirlo así.

La novia de Paolo pude ver como salió de la sala y al rato volvía con un consolador de dos puntas y se lo metió todito y luego se acercó a nosotros y pude apreciar como en cada mano también tenía un consolador parecido a la verga de Paolo, pero con dos cabezas y muy, pero muy largo.

A Paolo sin decirle nada le fue metiendo el consolador por el culito y pude apreciar el brinco que mi hermano pego al sentir como lo invadía ese tubo plástico que hurgaba en sus entrañas y su novia me indicó que saliera de bajo de Paolo para ponerme sobre él besándole la boca y sin decir aguas van me empató el otro extremo.

Yo caí hacia atrás, nunca me había sentido así.

Me estaban metiendo un consolador enorme en el culo y lo estaba compartiendo con mi propio hermano, que morboso todo aquello, gracias a Dios que mi chavala se fue, creo que no hubiera podido aceptarlo.

Ahora Paolo y Yo estábamos tirados de espaldas en la alfombra y nuestros culos se fueron acercando más y más, podía sentir en mis entrañas como ese cilindro comenzó a explorar por áreas que no había sentido nunca y como en mi interior se iba abriendo entre mis entrañas paso con la cabeza de aquel consolador, que bestial.

Yo creí que estaba robando terreno de lo que debía compartir con mi hermano y pase la mano hacia la entrada de mi culito y pude sentir como faltaba unas pulgadas para que tanto el culo de mi hermano como el mío chocaran y como tanto él como Yo estábamos moviendo las caderas como perras en celo cuando su perro macho las tiene bien clavadas.

Sentí vergüenza, deseos, pación, sentí lujuria de estar ensartado con el mismo consolador que estaba siendo penetrado mi hermano; era como si estuviéramos compartiendo hombre.

Unos minutos pasaron cuando pude sentir como las pelotas de mi hermano y las mías clocaron y como nuestros culitos ya habían dejado de ser vírgenes y tenían dentro tremendo rabo de plástico que nos hurgaba nuestras entrañas.

Levanté la cabeza, sentía mareos de lo sabroso que estaba experimentando y pude ver la cara de mi hermano rebosante de lujuria y extendí mi mano y lo atraje hacia mi para darle el más sabroso de todos los besos que había dado a ser alguno.

Estábamos entrelazados con las piernas y nuestras bocas se unieron, fue salvaje.

Hacíamos unos movimientos pélvicos que simulaban cuando uno está culeando, pero en realidad estábamos dejando que aquel mazo de consolador nos culeara a ambos al mismo tiempo; nuestras vergas se restregaban una contra la otra cual juego de espadas en el campo de batalla.

Hubo un momento en que no aguanté más y desde lo más profundo de mi pija comenzó a salir un sin número de escopetazos de pura leche que bañaron nuestros torsos y nos dejaron embarrados y en eso estaba cuando la verga de Paolo comenzó a des vaciar todo el contenido de leche acumulada de mi hermano mayor y nuestra fricción fue mayor, nuestras lenguas se enredaron un poco más y nuestro abrazo fue a muerte.

Realmente fue tipo muerte lenta, poco a poco nos separamos y hasta entonces reparamos a conciencia que éramos nosotros dos los que nos habíamos dado amor.

Si amor, porque habíamos tenido muchas veces sexo, pero esto realmente fue amor.

Pues existió pasión y éxtasis entre nosotros al grado que nos fundimos nuevamente en un beso apasionado.

Nos relajamos luego de un rato, vimos el tamaño y grosor de ese consolador que nos desvirgó y no podíamos creer lo que acabábamos de hacer.

Cuando nos levantamos de allí la novia de Paolo lo abrazó y besó y le dijo que le tenía una sorpresa, y la sorpresa fue que nos había grabado todo desde una cámara de seguridad de la sala y todo, completamente todo estaba allí; desde nuestra llegada, la salida de mi chavala y como nos cogimos con ese consolador.

Ella estaba extasiada y nos dijo que era la primera vez que un novio de ella era gay.

A Paolo eso le calló como balde de agua fría y a mi por igual.

No nos considerábamos gay, más bien heterosexuales  curiosos podíamos aceptar; lo discutimos y discutimos, ella le dijo a Paolo que esto no pasaba a más y que si quería él podían verse de vez en vez porque a ella le encantaba su pija bien adentro, que era una bestia cogiendo y no quería perderlo.

Que cada vez que necesitara una cuquita para meter su pedazo de verga, la de ella estaría dispuesta.

Nos entregó la cinta y luego nos fuimos a casa con mi hermano.

Durante el camino a casa no hablamos nada, había un silencio que se sentía hasta frío.

Al llegar a casa todos dormían, nos fuimos al cuarto y tomamos una ducha por separado; al estar ambos supuestamente dormidos Paolo me dice: “ Luis, hey hey Luis; ¿no estas dormido verdad?”,

Yo estaba bien despierto, no podía pegar un ojo recordando todo lo ocurrido en aquella sala; luego que Paolo me insistiera como tres veces le conteste: ¿Qué?

No se que me pasó en casa de mi chava, pero hermano no se lo vamos a decir a nadie  ¿escuchas?; nos jodemos todo si alguien dice algo y vale más que nos trajimos el cd del sistema de seguridad porque allí si que la cagamos.

Mira Paolo, mejor es que lo quememos y así no queda rastro de nada, en todo caso solo en nuestras mentes.

Si, buena idea a primera hora lo quemamos, ok, así aremos, a primera hora lo quemaremos, ¿Té parece bien Luis?

Hey hermano ¿Te parece bien? y Yo quedé unos segundos mudo y pensativo.

Mira Paolo, tengo mis dudas en relación a lo que pasó y como pasó; ¿Porqué no lo miramos la última vez y mañana lo quemamos?

Quiero estar seguro de lo que hice y como lo hice.

Vamos Paolo ponlo, que mas da ahora; Ya lo hicimos, a mi me gustó pero creo que estoy arrepentido, bueno no se Paolo; solo ponlo.

Paolo muy lento, como moviéndose en cámara lenta; dispuso todo y el video comenzó desde que entramos al abrir la puerta, íbamos remembrando todo, mi verga desde que comenzó dio un brinco dentro de mis bóxers y pude ver que la verga de Paolo a penas se miró besándose con la chavala comenzó a crecer y rápidamente estábamos ambos con las pijas bien tiesas por nuestro video sexual.

Allí estábamos ambos, uno al lado del otro en la cama y nuestros penes rebosantes de vigor.

No podía creerlo, realmente mi chavala se enfado y cuando comenzamos nuestras caricias, nuestro encuentro con los pies y todo lo demás Yo estaba cascándome una paja de campeonato, me la apretaba con furia y deseo, deseo de sentir como mi recto era invadido por ese leño y miré a Paolo que también estaba ocupado en su propia verga; nuestras piernas chocaron y se frotaron a consecuencia de nuestro ritmo.

Sin mencionar palabra alguna mi mano izquierda toco la pierna derecha de mi hermano mayor y este me volteó a ver.

Yo le sostuve la mirada unos segundos, baje mi vista a su pija y este movió su mano derecha a mi pierna izquierda solo rosándola, pues su rumbo era mi verga bien tiesa.

Con mi mano izquierda tome su mazo de carne y lo comencé a apretar desde su base hasta llegar a su glande, me gustaba la sensación de firmeza y suavidad, el calor que brotaba desde su interior y que parecía un tizón de una llamarada.

Fue cuando ocurrió algo inesperado para mi, Paolo; mi hermano torció su cuerpo y me plantó un beso suave y discreto sobre la boca y me dijo: “Luis, quiero que seas mío, quiero meterte la verga bien adentro y luego que tu me la metas a mi”.

No respondí nada, solo tomé su cara entre mis manos y lo besé, un beso largo, un beso de lengua y poniendo toda mi pasión en ese beso lo atraje hacia mi y nos trenzamos en un abrazo con el más sabroso beso de toda mi vida.

Podía sentir los pelos de sus piernas cuando acariciaban las mías al movimiento de subir y bajarlas para acariciarme con ellas pues nuestras bocas no se querían separar.

Nuestros cuerpos se sincronizaban y se pegaban muchísimo más; de nuestras pijas comenzó a brotar el precum y nos comenzamos a manchar de el, nos volvimos resbaladizos en esa área y nos gustaba como se sentía el frotar nuestros sexos uno contra el otro y poder notar su longitud y mi grosor.

Nos deteníamos, comenzábamos todo otra vez, era salvaje y apasionado, con nuestras manos, con nuestra boca estábamos reconociendo uno y cada poro de nuestros cuerpos sin llegar a dejar nada a la duda o la imaginación.

Su culo era fenomenal, bien paradito y duro, abundante en carnes y sabroso al paladar, exquisito a la vista y asombroso al olfatear.

Su cuerpo emitía un olor exuberante, algo nunca sentido por olfato alguno, era una montaña rusa para mi nariz, no sabía donde olerle que me gustara más, la axila, el pelo de su cabeza y a cada cambio de lugar la otra área me gustaba mucho más y volvía a repasar; mi lengua no se quedaba atrás, por cada área nueva que olfateaba, esa área era también saboreada.

El por su parte hacía algo similar, pero por extraño que me pareció comenzó lamiendo mi pié y entre mis dedos, luego continuó con mi arco y mi empeine para seguir con mi talón haciendo como si lo quería devorar, lo mordía y lamia al mismo tiempo, se subía en mi y atraía ambos pies a su cara y los restregaba para olfatearlos y besarlos, lamerlos y degustarlos una vez más.

Estando él subido en mí olfateando mis pies, pude sentir la raja de su culo que aprisionaba a mi pija que estaba como roca de dura y con el liquido pre-seminal como lubricante, se deslizaba arriba y debajo de ella con mucha facilidad; sus piernas apretaban mis costados y de repente comenzó a levantar su cuerpo en cada deslizamiento, haciendo que mi glande al tomar aire en su liberación por el peso de sus nalgas abiertas a su alrededor pudiera sentir con mayor sensibilidad cada milímetro de ese lugar y en el segundo movimiento pude sentir como su culo comenzó a abrir y cerrar a cada pasada del glande de mi verga por allí.

Paolo seguía lamiendo uno de mis pies y en eso ocurrió, su cuerpo estaba tan alto por sobre mi cuerpo que mi verga quedó en un perfecto ángulo en la entrada de su culo y se dejó caer.

Sí, la cabeza de mi pene comenzó a entrar en él, comenzó a dilatar la entrada posterior de mi hermano mayor y pude sentir como ese pelerío que resguardaba esa bóveda de placer se abría para mí.

No hay palabras para describir que es sentir el calor de su interior, como ese anillo sellado para verga alguna se estaba dilatando para mí, para mi uso, para mi gozo y para que mi pija entrando le brindara a él uno de los más sabrosos momentos de su vida al ser realmente desvirgado su ano de macho superior.

MMMmmmm, mi cuerpo tensó mis piernas y mis caderas empujaron un poco hacia arriba, sus piernas lo sostuvieron, pero soltaron su peso completo al sentir como iba entrando el él y de un solo movimiento estuve hasta en su interior.

Paolo lanzó un gemido de dolor, seguido de gemido de placer.

Aquello fue brutal, no estaba en mi, cuanto placer este hombre me podría dar, es lo máximo, sentía la textura de su interior y podía adivinar su calentura pues mi verga estaba siendo quemada del calor que había en su interior.

Él se dejaba caer y hacía que ambos rebotáramos en la cama, mi pija casi salía del todo y luego entraba un milímetro más.

Exquisito, eso lo puedo asegurar.

Mi hermano detuvo su cabalgar y se dejó ensartar hasta lo profundo de su ser, con mi pecho agitado miré esa espalda divina y pude notar como poco a poco con movimiento lento pero seguro fue moviendo su pierna a un lado mío y arrastrando su cuerpo se comenzó a girar, mi pija en su interior era friccionada por las paredes de su membrana y me causo un enorme placer.

Paolo miró mi cara y continuó su movimiento hasta estar frente a mi y sus pies a mis costados a la altura de mi pecho, los tomé y llevé sus pies a mi nariz, los olfatee, los lamí y los quería devorar.

Un manjar a mis papilas olfativas, un postre para mi boca y en eso mi hermano mayor se tiró hacia atrás dejándose ensartado en mi leño y comenzó un vaivén de sus caderas, algo así como si estuviera bailando un ritmo de esos que bailan los negros en sus danzas de ritual, en el que sus caderas parecieran no pertenecerles a ellos; sino, a un Dios pagano del África y estuviera moviendo al ritmo de los tambores tucutu, tucutu, tucutu; un movimiento salvaje y singular.

Mi verga se tensó aún mucho más y podía sentir su próstata al rosarla en su interior y como su verga estaba hacia arriba como obelisco colosal, pude ver cuando comenzó a lanzar un sinfín de disparos al aire y como su culo se contraía a cada uno de ellos y apretaba mi pija y mi pija frotaba la próstata y su semen salía y nos bañaba por igual.

Podía sentir como si fueran gotas calientes de un aguacero en invierno al caer sobre mi y uno y otro y otro y otro más, nuestros pechos se expandían y contraían con tanta excitación, mi verga al ser frotada contra el interior de su ser no tardó en comenzar su baño interior, era imposible que no pasara, su culo me apretaba la base, mi glande frotándolo todo por dentro y todo, todo su intestino me apretaba la pija como el mejor guante de terciopelo que pudiera existir.

Derramé en su interior todo el líquido seminal que pudiera tener, mis pelotas fueron estrujadas y vuelto a estrujar; aquello fue amor de verdad.

Me incorporé teniendo mi pija metida en el culo de mi hermano mayor y quedando en posición del misionero lo besé, no quería salir de él.

Nos besamos hasta que mi verga salió sola, abandonando ese nido tierno y suave que era el culito de mi hermano.

Solo nos dijimos un te quiero, un beso suave y tierno y me despedí de él con un sueña bien y me pasé a mi cama.

Ahora estoy despierto, veo esa raja llena de pelos y me estoy volviendo a empalmar, creo que me lo voy a volver a pisar.

Esto va a volverse casi un día normal.

Espero les haya gustado, pues es el relato de un amigo que conocí en el colegió y ambos hermanos son grandes amigos míos ahora.

Como saben, eso de los nombres, lugares y otros detalles pues cambian.

Hasta pronto y escriban, punteen y dejen algo escrito para mi.

LUDAVAGI

Joanve09@gmail.com