Casi sin querer (6)

Pedro busca placer en otros hombres

Necesitaba un rabo urgentemente y no sabía cómo conseguirlo. No tenía experiencia, ni había frecuentado lugares de ambiente, sólo me había acostado con Victor y no sabía por donde empezar. Había oido hablar de una zona a las afueras en un gran parque donde se podía practicar sexo con hombres y mujeres de forma rápida y discreta. Una tarde me fui para aquel lugar. Parecía todo normal, gente que paseaba, que tomaba el aire o leía sentada en un banco tranquilamente. Me fui adentrando por el parque hacia la zona más agreste y más elevada. Según subía me cruce con dos mujeres que a un lado de la vereda apoyadas en un arbol se besaban, me vieron y se sonrieron llevaban el pecho descubierto y solo llevaban bragas, me invitaron con la mirada pero una sensación de miedo y vergüenza hizo que acelerara el paso y pasara de largo.

Continué hasta una bifurcación, tomé una al azar, me daba la sensación que estaba siendo observado. Continué y a pocos metros encontré dos chicos de mi edad completamente desnudos frente a mi. -Te lo montas con nosotros? Me mostraron descaradamente su desnudez ofreciéndome sus miembros completamente tiesos. Pasé de largo también tenía el corazón a doscientos en pocos metros se me habían ofrecido dos mujeres y dos chicos. Continué caminando y empecé a ver hombres más maduros desnudos y semidesnudos que me miraban.

Una voz hizo que me detuviera. -Hola! Te veo un poco perdido y agobiado... Te puedo ayudar? -No se yo... es la primera vez... no se... -Bueno, si quieres, yo te explico un poco. - Si por favor. -Yo me llamo Rober. -Y yo Pedro. -Encantado. -Bueno mira, por donde has venido puedes encontrarte con chicos como nosotros y mujeres que buscan royo con otras mujeres y poco más hacia la derecha mujeres y hombres es la zona más extensa y donde más gente suele haber. Aquí están los hombres que buscan chicos y por tanto nosotros... -Si yo prefiero más mayores que yo. -Bueno, pues ponte por aquí, somos pocos y no hay mucha competencia. -Aunque cobramos poco lo hacemos con quien queremos si algien no te agrada le mandas a la mierda y punto. -Pero es que os prostituiis aquí? -Si, claro, está bien sobre todo si te gustan los maduritos. -Ahora desnudémonos sino no nos entrarán. Yo estaba que se me salía el corazón por la boca. Me iba a prostituir en unos momentos. Nos desnudamos, guardé la ropa en una mochila que llevaba junto con lubricante, gomas, toallitas y pañuelos de papel. Nada más desnudarnos empezaron a acudir hombres que nos miraban. -Has visto? -Si, ya veo.

Rober me dijo cuanto cobrar por cada servicio y me puse a caminar desnudo mostrando mi cuerpo a los hombres que allí había. Pronto se me puso la polla tan dura como el pedernal, continué andando bajo las miradas de todos los que allí estaban al acecho. Pude ver otros chicos que estaban hábilmente distribuidos incluso a lo largo de la cuneta de la pequeña carretera que atravesaba por arriba aquel paraje. Era un sitio muy discreto, lógico que se escogiera para tales fines.

Crucé la carretera y me puse en la cuneta en el más propio estilo de una prostituta, desnudo con mi mochila en la mano y esperando que me abordara un cliente. Todo esto me excitaba muchísimo tenía la verga a tope. Cuando llevaba allí un tiempo un hombre paró su coche y me abordó. -Chico cuanto por un completo. El hombre me pareció agradable y hablé con él, acordamos el precio y me subí. -Vamos aquí cerca, allí en ese claro. Nos bajamos del coche y nos metimos en la espesura, donde tendimos una manta, yo seguía desnudo y él se desnudó nada más bajar del coche. Era bastante velludo y con barriguita pero tenía un pollón extraordinario. Yo ya me estaba imaginando esa verga en mi culo. Primero se puso de pie y me indicó que me pusiera de rodillas y le mamase el rabo. Su miembro estaba flácido, le retiré el prepucio y poco a poco empezo a crecer en mi boca hasta casi no poder abarcarlo y tener que abrir la boca por completo. Tenía un glande grande cubierto con un prepucio que retiraba cada vez que se la chupaba. Cuando le puse la polla bien dura empecé a comerle los huevos y el ano, entonces se tumbó y se abrió para que pudiera acceder mejor a su ano. En esos momentos me di cuenta que parecía haber gente alrededor. Me sobresalté y mi cliente se dio cuenta. -No te preocupes sigue, son los “mirones” se masturban viendo gente follando, tu sigue a mi me ponen cachondo que me miren, que miren... Yo seguí a lo mío pero veía gente meneándosela a mi alrededor, incluso había dos mujeres viéndonos que se estaban masturbando mientras hacíamos en ese momento un sesenta y nueve. -Vamos chico ponte a cuatro patas que te la quiero meter. Me puso lubricante y se calzó un preservativo. Empecé a sentir cómo me penetraba, ya hacía tiempo que echaba de menos esa sensación tan agradable de ser poseído por un hombre y sentir cómo su miembro se introduce poco a poco en mi culo, aumentando el calibre de mi ano.

Veía cómo la gente se arremolinaba para ver el espectáculo eran unos seis hombres y dos mujeres, todos ellos se masturbaban sólos o entre sí excitados por el coito espectacular que se estaba desarrollando. Mi culo estaba lleno de polla y notaba estando a cuatro patas como sus cojones me golpeaban en el culo mientras me estaba follando ese hombre que acababa de conocer. Cambiamos de postura, me puse boca arriba y con las piernas bien abiertas para que la penetración fuera más profunda, volví a notar cómo sus testículos daban en mi culo y cómo estaba a punto de correrse pero me dijo que me pusiera encima y así lo hice. Se tumbó boca arriba, me metí su polla en mi culo de un empellón y empecé a subir y bajar, cabalgando sobre su gran rabo, cuando él ya no podía más, me saqué su verga del culo y le quité el preservativo metiéndome a continuación su polla en mi boca y chupando con fuerza para sacarle la leche. En un momento empezó a correrse y a manar semen a mansalva de aquel rabazo. El semen me daba en la boca y en la cara y seguí mamando y mamando pero notaba que me salpicaba semen caliente por la espalda y cuello y es que los mirones se estaban corriendo y me regalaban su semen. Al verlo me incorporé para que quien quisiera me echara su semen encima. Acabé lleno de corridas y churretones de semen. Yo seguía empalmado, no me había corrido todavía. Me indicaron que cerca había una fuente donde podía lavarme. Pude ir desnudo hasta allí y asearme. Como todavía estaba muy caliente volví a cruzar la calle y caminé por la vereda hacia el sitio donde estaba Rober.

Los hombres con los que me cruzaban me follaban con la mirada y casi todos me escupían comentarios obscenos que me excitaban aún más. No encontraba a Rober hasta que vi en un recodo cómo dos hombres se follaban a un chapero, uno por la boca y otro por el culo. Me acerqué, había más gente viendo el espectáculo. Era Rober se lo estaban tirando a base de bien, me puse muy caliente al verle como de su culo entraba y salía un rabo y como su boca estaba llena de carne de polla y le salía semen por la comisura de los labios. Me empecé a masturbar como un mirón más, erámos unos siete tíos viendo aquello desnudos y masturbándonos. Uno empezó a correrse y se acercó a echarle a Rober toda su corrida así uno tras otro fuimos echándole a Rober toda la leche. Cuando me tocó a mí, Rober que ya sólo tenía una polla en el culo me hizo una señal para que le metiera mi polla en la boca, se la metí y me la empezó a chupar, yo estaba a punto y me empecé a correr, parecía que me meaba de la cantidad de leche que eché en la boca. Él se relamía con todo ese semen que le habíamos echado, tan excitado estaba que mientras le estaban follando apoyado en un árbol, se corrió y el chorro llegó hasta su cara.

Al acabar, le acompañé a la fuente y allí nos aseamos un poco y nos vestimos. Ya no podíamos más, nos despedimos y nos fuimos a casa.