Casi sin querer

La experiencia homosexual de un joven atraído por su sexo y su curiosidad.

TODO EMPEZÓ SIN SABERLO...

Acababa de llegar de una estancia de un mes en Inglaterra donde me había acostado con dos

chicas. Era verano, mes de agosto y todos los días acudía a mi club deportivo donde pasaba el día

en la piscina con los amigos y jugando al tenis, al fútbol y al baloncesto. Un día cuando acabamos

un partido de tenis, mis amigos se fueron directamente a la piscina pero yo me fui a la sauna y a

ducharme pues tenía una pequeña lesión en la espalda y aquello me aliviaba. Entre en la sauna,

estuve un rato yo sólo pues en el mes de agosto estaba prácticamente vacía siempre y salí a

ducharme. El vestuario estaba prácticamente vacío salvo dos hombres más. Cuando me fui a duchar

vi a esos dos tipos que estaban frente a mi, desnudos e iban a tomar una ducha como yo. No le di

importancia aunque me sentí observado y percibi unas risitas y que murmuraban algo. Me duché y

cuando terminé y salí, se estaban secando lo mismo que yo. Estaban de espaldas les podía ver el

culo tenían unos 30 años aproximadamente y seguían murmurando. Entre risitas se dieron la vuelta

y les vi todo. Me quedé impresionado pues los dos tenían una gran erección y me mostraban sus

pollas tiesas y duras como palos. Me fijé en su vello púbico, en sus huevos y en sus miembros que

me pareciero enormes. Me excitó tanto la situación que sentí que mi polla se endurecía en un

instante, se dijeron algo y sus risitas se hicieron más sonoras me di la vuelta ellos se secaron, se

vistieron y se fueron. Esa noche me masturbé tres veces recordando sus pollas, huevos, su vello

púbico y sus culos.

Al día siguiente volví al vestuario, había más gente pero mi idea era ver pollas y culos de tíos.

El vestuario estaba dividido en cinco estancias con sus duchas, taquillas y bancos. Yo me dirigía de

un vesturio a otro y me metía de ducha en ducha para disimular y ver a los tíos desnudos al salir o al

entrar. Cuando tenía una erección me metía en la ducha y me tocaba pero procuraba no correrme

hasta la noche en mi cama cuando recordaba a todos los hombres que había visto desnudos con sus

pollas al aire moviéndose y sus culos. En ese momento tenía diecisiete años y me gustaba ver

hombres desnudos bastante más mayores que yo. Eran los que más me excitaban.

Así pasaron dos semanas no iba todos los días pero si un día no tenía ocasión de ir al

siguiente procuraba ir un rato y por lo menos ver un par de pollas. Un día estaba viendo pollas como

de costumbre en el vestuario y pasó lo que tenía que pasar y es que alguien ya se había dado cuenta

de lo que estaba haciendo y me empezó a seguir de vestuario en vestuario. No me di cuenta hasta

que me percaté que estaba viendo al mismo hombre en dos vestuarios distintos y después en un

tercero. En el último esperé y esperó a que todos se fueran, entonces se metió en la ducha del fondo.

Era un hombre de unos treinta y cinco o cuarenta años, bronceado por el sol, de metro ochenta con

bigote, delgado y bien parecido. Yo me quedé sentado en un banco, quieto, desnudo con mi toalla.

Oí una voz que me dijo:

-Chico! Psssch... Eh! Le miré y me hizo una seña. El estaba dentro de la ducha y sólo se le veía la

mano y la cabeza. Me acerqué hacia él. - Ven pasa, te quiero enseñar algo... Te gustará.

Pasé a la ducha y como suponía estaba desnudo, estaba completamente empalmado y me dijo:

-Te gusta? Yo respondí muy bajito: -Si. -Tócalá. Ya verás qué suave está y lo agradable que es al

tacto... mi mano se dirigió a su polla. La toqué, estaba caliente y dura. La acaricié la subí para arriba

y para abajo y casi de forma natural con la otra mano le acaricié los testículos. -Muy bien...muy

bien. Me dijo. Me empezó a tocar por el culo hasta que llegó a mi sexo y me acarició toda la polla y

el escroto. Me acarició el ano y mi excitación llegó donde me pareció que era el límite pero me

calmó y me relajó. Seguimos con el magreo incesante pero más tranquilo hasta que me dijo:

-Ahora haz lo que yo te diga... vale? No respondí pero él, ya sabía que yo haría todo lo que me

pidiera. Me puso las manos en los hombros y me dijo que bajara me puse de rodillas frente a él.

Tenía su verga a la altura de mi cara. -Abre la boca chico y chupa primero despacio y ya te diré

cuando ir más deprisa. Me metí todo su miembro en la boca y empecé a mamar aquella polla que

me parecía el mejor manjar que había tenido nunca en mi boca. Aquella polla caliente y dura la

estaba chupando con fruición. Era la primera vez que chupaba un miembro a un hombre y me

parecía absolutamente maravilloso. Me incorporó de nuevo y el se puso frente a mi de rodillas

metiéndose mi polla en su boca. Recuerdo una sensación maravillosa cómo me chupaba la polla, los

huevos, el ano... Creía que me corría pero me contuve... no se cómo. Quería chupársela de nuevo

pero hacer lo que él me había hecho, chuparle también los huevos y el ano. Meterle la lengua por

todas partes... Se puso de pie y yo volví a ponerme de rodillas y le hice una mamada a conciencia

disfrutando de cada chupada. Me sabía la boca a polla de hombre y me gustaba el sabor a verga. Al

cabo de un rato estaba a punto de correrse -Chico sigue chupando que me corro. Noté que su polla

convulsionaba, se contraía -Me corro!! Maricón!! Me sujetó la cabeza y me dijo -Cómetelo todo

trágatelo todo..!! su polla empezó a manar semen y yo trataba de tragarme todo pero me rebosaba

ya que con la polla en mi boca a penas podía tragar. Me salía leche por la boca procuraba chuparle

el miembro a la vez que me tragaba todo el semen que podía. A continuación me agarró la polla y

me masturbó a penas duré un minuto y mi leche estaba por toda su cara.

-Te ha gustado chico? - Si, mucho. Qué es lo que más te ha gustado? Cuando te has corrido y

me he tragado tu semen, me ha excitado mucho... me he sentido... no se... - Mira chico te has

sentido maricón y te ha gustado sentirte una maricona. Cuando lo pienso tenía razón. Pensaba que

no se podía llegar a ese grado de excitación que era imposible pero era la primera vez que me comía

una polla y que me tragaba una corrida y sentirme tan maricón, hizo que me excitara como nunca lo

había hecho.