Casi sin querer... (2)

Continuan las experiencias del joven Pedro. Un mundo increible se muestra a sus ojos gracias a Victor su mentor.

Casi sin querer. (2)

Durante todo el mes de agosto acudí al vestuario cuando él me decía. Solíamos quedar sobre

las tres de la tarde que es cuando tenía un hueco en su trabajo. Yo siempre llegaba al vestuario antes

de tiempo para hacerme con la ducha del fondo que tenía más espacio y estaba más resguardada de

miradas indiscretas. Cuando llegaba, yo me metía en la ducha y esperaba a que él se desnudara y

entrara. Siempre le recibía con mi polla tiesa y me abrazaba mientras yo sentía su polla crecer en mi

vientre. Enseguida me ponía de rodillas para chuparle aquel miembro tan deseado por mi. Me

gustaba chuparle la verga antes de ducharnos juntos ya que me gustaba el sabor de su polla. Nos

duchábamos y nos frotábamos con las manos todo nuestro cuerpo. Nos penetrábamos el culo con

nuestros dedos mientras nos comíamos. Cuando él lo decía nos corríamos, siempre me parecía poco

tiempo, yo hubiera seguido más, tal vez es que transcurría sin sentir... Él quería siempre terminar

corriendose en mi boca y le gustaba ver como se corría en mi boca. Yo intentaba tragarme todo su

semen aunque a penas podía por el tamaño de su rabo y me rebosaba por la comisura de los labios,

incluso me atragantaba pero él disfrutaba con eso y a mi también me gustaba. -Chico eres muy

bueno. Tendrías que venir un día a casa. Te haría cosas que aquí no podemos.

Empezó septiembre y dejamos de ir todos los días al club deportivo. Victor, vamos a

llamarle así, me dió su número de teléfono y su dirección. Resultaba que vivía en mi mismo barrio y

en un ático de una calle céntrica. Yo le di mi teléfono pero le dije que no me llamara que podría

levantar sospechas que yo le llamaría. A las dos semanas le llamé y quedamos el sábado por la

tarde. Realmente fue emocionante dirigirme a su casa, llegar al portal un portal de esos antíguos y

espaciosos. El portero estaba sentado en su pequeño mostrador de madera nos dimos las buenas

tardes y continué. Como el piso era un ático en el séptimo piso esperé al ascensor. Uno de esos

antiguos de madera y hierro forjado, cuando por fin llego abrí las puertas y noté que el corazón me

latía con fuerza. Me pareció interminable el trayecto pero cuando llegué, Victor me esperaba con su

puerta abierta. Llevaba un batín azul marino y sólo eso. -Pasa Pedro, pasa... como siempre puntual...

Pasé y me dirijí por el pasillo como me indicó. Llegamos a al salón. -Siéntate, ponte cómodo... o

mejor desnúdate y siéntate. El se sentó y yo me empecé a desnudar delante de él. Cuando me quedé

en calzoncillos me di la vuelta para enseñarle mi culo y quitármelos. Me los quite y me di la vuelta

completamente desnudo y él también estaba desnudo y me enseñaba su polla dura como diciéndome

aquí la tienes. Me comió la boca durante unos segundos y enseguida me hizo bajar y ponerme de

rodillas frente al sofá para chuparle todo. Le chupé la polla con gran ansia, recordé el sabor de su

verga y me excité más. Pasé a chuparle el culo y el ano, allí podía hacerlo mejor que en la ducha del

vestuario donde a penas había espacio le metí un dedo en el culo, entoces me dio un tubo de

lubricante y me dijo que le metiera dos. Le masajeé el ano por dentro y por fuera chupándole los

huevos y la polla -¡Para un poco Pedro! Que me corro... Eres increible. Te quiero regalar una cosa...

Me llevó a la habitación nos tumbamos en la cama y me empezó a chupar polla, huevos, culo y ano.

Estaba excitadísimo, me metió el rabo en la boca y chupé cuando la tenía bien dura, me puso boca

arriba con las piernas hacia arriba. Cogió el lubricante y me lo echó por el culo metiéndome los

dedos, para dilatarme el ano. Ya sabía lo que iba a hacer y le pregunté -Victor. Este es tu regalo?

-Si Pedro quiero quiero que sea tu mejor experiencia hasta la fecha y que tengas tu mejor recuerdo

de cuando dejaste de ser virgen. -Gracias. Estoy seguro que disfrutaré mucho. -Lo haré con todo mi

cariño eres un chico maravilloso y te voy a hacer el amor para que te corras conmigo dentro.

Se echó más lubricante en la polla y se dispuso a penetrarme. Victor te vas a poner preservativo?

-Querido Pedro es tu primera vez y hace mucho que no lo hago con un virgo. Vamos a hacerlo sin

nada, piel con piel. No lo hagas así nunca más salvo con tu pareja pero es tu primera vez y es tu

regalo. Me empezó a meter la polla poquito a poco. Yo notaba su miembro duro y caliente cómo se

abría paso por mi carne hasta legar dentro, cada vez más dentro. Lo notaba perfectamente y me

hacía gozar como no me había hecho gozar nada anteriormente. Empezó a moverse, a bombear

poco a poco -¿Qué tal así? --Maravilloso, maravilloso, nunca he sentido tanto placer -Voy a ir más

deprisa... Poco a poco fue acelerando la frecuencia hasta que sin darnos cuenta estábamos en un

frenesí “follador” Mi ano estaba completamente dilatado, me sacaba la polla y me la metía en la

boca, no me daba reparo que hubiera estado en mi culo hacía unos segundos y me volvía a follar

estaba tan excitado que podría haber seguido mucho más tiempo pero me dijo: -Pedro, córrete

mientras te estoy follando. Y así lo hice, fue mi mayor corrida en años. Mientras me estaba

penetrando y follándome con gran intensidad, me echó lubricante en la polla me la agarró y empezó

a meneármela con fuerza. - Victor, Victor me corro vivo, dime que soy tu maricón!!, cómo estoy

Dios!! Me corrí con una fuerza inusitada, me llegó la corrida a la cara y al cabezero de la cama, fue

increible. -Así me gusta que se corra mi maricón!! Goza, goza maricona...!! El me siguió follando y

poco tiempo después... – Pedrito me corro! Me voy a correr en tu culo. Siguió bombeando hasta

que noté su pollón convulsionar en mi ano, noté las contracciones de su polla y como su leche

inundaba mi culo. Sacó su verga goteante, recien corrida de mi culo y me dio la vuelta para a

continuación metérmela en la boca. -Chúpamela despacito Pedro saboréala, así, así... mira que eres

maricón Pedro. Yo estaba extasiado, el regalo me había encantado. Tenía mi culo lleno de semen, en

la boca también tenía semen en mi cuerpo tenía un motón. Me sentía afortunado y orgulloso de

haber follado con un hombre así, de haberlo hecho con él. Me gustaba lo que había hecho, me

encantaban las pollas metérmelas en la boca y en el culo y me gustaba ser maricón, me parecía lo

mejor y una suerte disfrutar de mi cuerpo con otro hombre. (continuará