Casi mi hermano
Sexo salvaje con un buen amigo.
Buenas tardes miembros de esta página, que grato es regresar y leer sus experiencias.
En esta ocasión narraré la historia que viví con una persona muy querida.
En mis años de secundaria me hice a una de mis mejores amigas de la vida, su nombre es Gaby. Con ella pasaba días enteros, desde que entrabamos a la escuela la pasábamos juntas, salíamos y nos íbamos a la casa de alguna de las dos, donde comíamos, hacíamos tareas, jugábamos y platicábamos de todos los temas.
Gaby tiene un hermano tres años mayor que nosotras, Luis, el cursaba el primer semestre de bachillerato cuando los conocí, pero en ese entonces era algo sucio, cada que lo veía llegaba enterregado y sudado porque jugaba futbol. En ese entonces no le dábamos importancia a su hermano, ya que el andaba en sus rollos y nosotras en los nuestros y así pasaron los días, meses y años.
Con mi amiga Gaby sigo teniendo mucha comunicación, tenemos el mismo número de hijos y a la fecha nos seguimos juntando para el café y chismes, jejeje, sin embargo, no había vuelto a ver a su hermano, ya que se fue a vivir un tiempo a Estados Unidos de América.
En un momento de mi vida el estrés me invadió por completo, el trabajo y quehaceres del hogar me tenían fatigada, razón por la cual mi psicóloga me aconsejó realizar actividades que me permitieran relajarme, deportivas o culturales, lo cual no me pareció mala idea, pero nunca había sido deportista, ni me llamaban la atención manualidades o cosas así.
Al día siguiente de salir con la psicóloga, me dirigí con ropa deportiva a un gimnasio que está a unas cuadras de mi casa, siempre he sido vanidosa, llevaba mi cabello planchado, con una coleta, una blusa color fucsia con unos leggins gris, unos tines gris y tenis que desde luego combinaban con ambos colores, una valija gris donde portaba mi bote con agua, una toalla y otra camisa de cambio. Era raro que vistiera así y mientras caminaba sentía la mirada de los vecinos, quienes me saludaban con sonrisas picaras, jejeje, lo normal de los hombres.
Llegué al gimnasio, me registró la chica del mostrador, me tomó una foto, pagué la mensualidad y entré, donde me asignaron a un chico bien parecido y de muy buen cuerpo, el cual sería mi instructor, me presenté con el y al momento que lo saludé no soltó mi mano, se me hizo raro y me saqué de onda, me veía y sonreía, hasta que me dijo ¿sabes quién soy?, yo por más que lo veía no le encontraba parecido, el es moreno claro, de aproximadamente 1.75 de estatura, con brazos, piernas, pecho y espalda muy bien trabajados, con barba en candado y cachete bien recortada, pero ya me estaba sonrojando, y me dijo “Soy Luis el hermano de Gaby”, en realidad me dio mucho gusto escuchar eso, me abrazó y me dio un beso en la mejilla resaltando que también le daba gusto verme, percatándome del olor agradable de su loción, cosa que me prende al mil por ciento, platicamos un rato antes de empezar los ejercicios y llamamos por teléfono a Gaby para invitarla a que se inscribiera con nosotros.
Una vez lo anterior, me llevó al área donde se encuentran las caminadoras, me puso ahí un rato y seguíamos platicando entre cortado, ya que los demás usuarios le preguntaban sobre sus rutinas, pero cada que se acercaba a mi veía como saboreaba mi trasero, ya que al frente de las caminadoras están unos ventanales que dan a la calle y se alcanzaba a reflejar lo que estaba detrás de las caminadoras, por mi parte, seguía moviendo pronunciadamente las caderas jejeje. Después me puso otros ejercicios generales y me explicaba los músculos que se ejercitaban con cada ejercicio, sin dejar pasar la tocadita que daba en mi cuerpo cada que me decía.
Terminé mis ejercicios del día, pasé al baño a limpiarme el sudor y cambiarme, salí y al dirigirme a el para despedirme, me pidió mi número telefónico, el cual le di sin problemas, me abrazó de nuevo, me dio mi beso en la mejilla y me retiré.
El tiempo que hice del gimnasio a la casa, que han de ser alrededor de seis manzanas, estuve pensando en el, no era el mismo joven que conocí, ya era todo un hombre, algo velludo, muy cambiado, incluso un tanto metrosexual, pero varonil, la verdad me quedé inquieta. Llegué a casa, ya estaban mi esposo y los niños ahí, eran aproximadamente las 20:00 horas y como siempre las exigencias para la cena eran mayúsculas. Mi esposo y yo pasábamos por una mala racha, era poco el trato que teníamos, sólo me recibió con un ¿dónde estabas? Y ya, a lo cual no le di importancia. Cenamos todos juntos, les comenté del gimnasio, no les pareció mal, se metieron a bañar los niños, después mi marido y al ultimo yo, ya que lavaba los trastes y recogía la mesa.
Cuando salí de bañarme comenzaron a llegarme mensajes, era Luis, me enviaba fotos de mujeres acuerpadas y me decía como trabajaríamos para obtener un mejor cuerpo, esperé a que se durmiera mi esposo y le contesté, pero la platica siguió en diversos temas, hasta que se hizo la 01:00 de la mañana, con el dolor de mi corazón corté la conversación, misma que eliminé para no hacerme bolas, ya que me despertaría temprano para trabajar.
Desde que me desperté no dejé de pensar en Luis, en verdad me sorprendió el cambio de aspecto, por lo cual seguí yendo al gimnasio con más motivación.
Así pasaron los días y meses, Gaby de vez en cuando nos visitaba y hacía ejercicio con nosotros, hasta que en una ocasión, recuerdo perfectamente que era un sábado, desperté y desayuné con la familia, reposamos un rato y mi esposo se los llevó a visitar a su familia, yo recogí algunas cosas de la casa y decidí ir un rato al gimnasio, eran aproximadamente las 11:30 de la mañana, llegué y se estaban despidiendo algunos usuarios, no es un horario tan concurrido a esa hora, por lo tanto nos quedamos la recepcionista, Luis y yo en todo el gimnasio, hice algunos ejercicios y platicamos por horas, hasta que se hicieron las 15:00 horas, por tanto tenían que cerrar el lugar y así lo hicieron. Me despedí de Luis, pero me pidió de favor llevarme a mi casa, lo cual no me pareció buena idea, ya que tengo vecinos chismosos y mal pensados, le dije que en otra ocasión, seguramente entendió la indirecta, pero me invitó a comer y después de mucha insistencia acepté, sacó su auto de una cochera, un auto hermoso y muy limpio, detalles que enamoran, se bajó, abrió la puerta para yo poder subir, la cerró muy caballerosamente y fuimos a un restaurante lejano de esa zona.
Comimos ensaladas y tomábamos diferentes bebidas, la platica fue larga de todos los temas, en cuanto a mi esposo, el ni sus luces, ni siquiera un mensaje, pero con Luis la platica fue subiendo de tono, me confesó siempre haber estado enamorado de mi, pero se avergonzaba con su hermana y yo por mi parte estaba derretida por el con este cambio de look, pero desde luego, no se lo hacía saber, me gustaba estar con el, pero a la vez me aterraba saber que algo saliera mal en su vida y más en la mía, pero me dejé llevar, el me piropeaba de todo y chuleaba cada parte de mi cuerpo, hasta que se hicieron las 20:00 horas, nos retiramos del lugar y se dirigió a petición mía al gimnasio, no quería que supiera donde vivía previniendo problemas a futuro. Me rogaba llevarme a casa, pero no le di el gusto y me pidió salir con más frecuencia igual que en esa ocasión. Al llegar a casa ni siquiera estaba mi familia y fui yo quien me comuniqué con mi esposo para saber dónde estaban, pero sólo contestó que estaba en casa de sus padres jugando cartas. Tomé mi celular y le mandé un mensaje a Luis agradecida por la gentileza, empezando de nuevo otra larga charla por mensajes.
Pasaron los días y en una tarde llegué más temprano al gimnasio, refiriendo aproximadamente las 16:00 horas, en ese horario no hay tanta gente y Luis se quedó todo el tiempo a mi lado viendo mis ejercicios, hasta que en un momento fue directo y me dijo que ya no aguantaba más, que quería tenerme, yo pelé los ojos, pero en realidad me mojé de escuchar eso, no supe cómo reaccionar y solamente le dije que no se podría por mi situación, a pesar de todo amo a mi esposo y me dijo “NO TE ESTOY PIDIENDO QUE LO DEJES”, lo cual me dejó paralizada, no era la primera vez que me lo proponían, pero en esta ocasión yo si quería, es decir, me atraía demasiado, fuimos al área de estacionamiento y detrás de un árbol que tapa las cámaras nos dimos un largo y tierno beso, fue el único y me quité, pero quedé babeando, me agradeció y le dije que le tomaba la palabra, pero teníamos que regresar al gimnasio, quedando de vernos para el próximo lunes ya que le tocaba descanso, sin recordar que día era ese, miércoles o jueves.
Pasaron los días y ambos estábamos ansiosos, me aterraba que Gaby se enterara, pero de verdad yo quería que pasara y por fin llegó el lunes. Salí de trabajar, fui por mis niños, los llevé a casa de mi mamá a quien ya le había pedido el favor de cuidarlos, fui a mi casa, me bañe y me arreglé para ir al gimnasio, leggins, camiseta y tenis, pero en esta ocasión con una tanguita negra y sostén que le hace juego, llegué a la esquina donde se encuentra el gimnasio y ahí llegó Luis, el también iba como instructor porque así habíamos quedado, con un short muy bonito verde pistache, una camiseta de tirantes, una cachucha que hacía juego con su short y unos tenis padrísimos. Me dio un rico beso y a partir de ahí le dije “SOY TUYA”.
Se dirigió a un bonito hotel, pagó el hospedaje y subimos a la habitación, ni siquiera llevábamos equipaje, entramos al ascensor, iban otras personas y el discretamente comenzaba a tocarme, lo cual me avergonzaba, pero a la vez me gustaba, salimos al piso siete y continuamos con besos hasta llegar a la habitación. Una vez dentro fui su presa me tomó de la cintura y no me pude quitar, olía delicioso a loción fina, traía también una bonita cadenita de oro, pero el besaba mi cuello y agarraba mis nalgas, yo de inmediato bajé su short y lo tomé del trasero, un trasero duro y redondo, pateó su short, se quitó los tenis, cachucha y camiseta mostrándose completamente desnudo frente a mi, ni siquiera traía calzones, ya que el short tenía uno interno, me quitó salvajemente la camiseta y dasabrochó mi sostén, lo aventó al otro lado de la cama, me cargó muy fácilmente y me recostó en un sofá, quitó mis tenis y tobilleras, bajó mis leggins y me dejó en tanga, me levantó de nuevo y me cargó a la cama, lo único que pude hacer fue sentarme y chuparle un poco su miembro, el miembro más grande que hubiera visto en mi vida, unos veinte centímetros de largo y algo grueso, un pene hermoso, lo chupé y lamí muy poco tiempo, me empujó a recostarme, se acercó a mi vagina, hizo a un lado la tanga y la chupo un buen rato, lamía con unos lengüetazos deliciosos, en verdad nunca había sentido tan rico y de repente metió un dedo para jugar con mi clítoris, mientras yo gemía y gritaba de placer, fue un buen rato hasta que me retorcí, no aguanté más y descargué un potente chorro, fue algo involuntario, jamás había experimentado algo así, me sentía exhausta pero apenas era el comienzo, Luis siguió chupando y de repente bajó de un jalón la tanga, se montó encima de mi, abrió y levantó mis piernas para colocar su verga mojada apuntando a mi vagina, fue delicado en introducir la punta, estimulando mi clítoris y de repente sentí la primera embestida, a la que no pude evitar un grito tremendo y de ahí en adelante comenzó el entra y sale rápido, pero me sentía comprimida ante esa bestia, llenaba todos mis huecos y comenzó a chupar un pezón mientras apretaba con sus dedos el otro, cosa que me hizo sudar de lo excitada, me besaba y lamía mi cuello, pero no dejaba de penetrarme rápido y duro, lo cual comenzó a molestarme, nunca había sentido algo tan grande dentro de mi y le pedí parar. Yo seguía respirando agitadamente, el por su parte me volteó para ponerme en posición de perrito y lamió mi vagina para después subir al ano, era otra experiencia nueva para mi, lengüeteaba en mi agujero de manera deliciosa, algo salvaje, pero me encantaba y después de un rato, me jaló hacia el que estaba parado debajo de la cama y de nuevo me embistió fuerte, lancé otro grito y sólo me quedaba morder y apretar las sabanas, porque comenzó de nuevo el entra y sale rápido, de verdad que me sentía como perra en celo, era demasiada excitación y me dio la primera nalgada, una nalgada fuerte, me dolió mucho y llegó la segunda nalgada, ahora en la otra pompi, experiencia nueva, porque era algo que no le permitía a mi esposo, en esta ocasión todo era diferente, era Luis quien llevaba el control, mientras con mi marido soy yo la que decide que se hace, entonces empezaron nalgaditas más frecuentes, menos fuertes pero punzantes y llegó el momento que ya ni el dolor sentía, ni en la vagina, ni en las nalgas, brotando mis primeras lagrimas y suplicando me dejará tantito quieta, pero en eso aumentó el ritmo, me quité y lancé el segundo chorro, terminé y me recosté boca abajo, en verdad creía que todo había terminado, pero volteo a ver a Luis y se estaba colocando un condón, lo cual me asustó, no podía creer que esto seguiría y además el condón ni siquiera cubría todo su miembro, me volteó boca arriba acariciando mi vagina, se montó nuevamente sobre mi y poco a poco me fue penetrando nuevamente, me abrazó apretándome hacia su pecho y lo metió lo más que pudo, ya que ni siquiera cabía para entrar todo, así lo dejó dentro y fui yo sola la que me movía, el sólo apretaba sus brazos para poseerme, me besaba tiernamente y nuevamente se me vino un chorro, es diferente a la orina, es algo inexplicable, ya no podía más, estaba adolorida de todo el cuerpo, me dio un rico beso, se quitó el preservativo, jaló su miembro un rato y lanzó su semen sobre mi pecho, yo lo recibía recostada y encantada de ver su cara desfigurada de placer, se recostó a mi lado y no dejaba de darme besos.
Una vez lo anterior, fuimos a la regadera, nos bañamos juntos y me abrazó levantándome de las nalgas y ya montada sobre el, me penetró lentamente mientras el agua caía sobre mi espalda, no me embistió fuerte, solo la metió y me besaba tiernamente, hasta que de nuevo aventé otro chorro, no tanto como los otros, pero lo sentí y ya no pude más, me sentía debilitada y adolorida, lo besé y aproveché para chupar su pene, hasta que solo lo sacó y se vino en mi cara, otra experiencia nueva, ya que no lo toleraba y a la fecha no lo tolero jejeje, pero estábamos en la regadera y fue fácil limpiar mi cara. Pasaron dos horas de sexo salvaje, salimos de la regadera, nos vestimos y me llevó hasta el gimnasio, donde nos despedimos con un rico beso, se retiró y me dirigí a casa donde ya estaba mi familia porque mi esposo pasó a recoger a los niños en casa de mis padres.
Desde luego la amistad con Luis continua y con Gaby ni se diga, es mi hermana, pero nunca más volvimos a tener sexo, aunque si uno que otro besito de vez en cuando jejejeje, por cierto, es un codiciado soltero.
Espero que lean mi relato y estaré atenta a sus comentarios. Besitos!!