Casi 2 dias
Casi 2 dias de amor intenso...
CASI 2 DIAS
Todo comenzó cuando nos encontramos frente a frente en una mesa de café. No nos conocíamos personalmente, pero nuestras almas ya se habían conectado. Parecía increíble que esa conexión por internet noS hubiera unido tanto, a través de la distancia. Una vez mas el amor superó la cibernética, y comenzó a fluir como una manantial de aguas inquietas buscando su cauce.
Las aguas inquietas de mi corazón bullían fuertemente al saber que iba a conocer a Silvia, mi ansiedad, después de tanta espera, se podía notar en mi rostro alegre, en mis manos nerviosas revolviendo el café, en mi mirada inquieta tratando de reconocer su rostro en cada mujer que pasaba. Pero sin darme cuenta, apareció a mis espaldas, y al darme vuelta como presintiendo su presencia, la reconocí de inmediato, la hubiera reconocido entre mil, porque su rostro que no me era familiar o conocido, trasmitía algo distinto, el deseo de conocerme, enseguida lo percibí en su mirada, que buscaba entre los parroquianos del lugar, aquel rostro de la foto...
Por fin juntos, nuestras manos se tocaban suavemente mientras nuestras miradas se deslizaban por todo nuestros cuerpos, tratando de observar detenidamente aquel ser que estaba enfrente, como un extraño, pero que no lo era, y dejaba de ser algo etero para ser alguien de carne y hueso.
Conversamos demasiado, los cafés se iban sucediendo sin darnos cuenta....luego...prosiguió el almuerzo, y sin detenernos, seguimos vinculándonos, con un deseo instintivo que guardábamos celosamente hasta el momento, que sin darnos cuenta, aunque lo deseábamos interiormente, nos fundimos en un beso, sin importarnos lo que nos rodeaba. Fue sublime, algo especial, y lo repetimos varias veces, hasta que decidimos que ese no era el lugar para continuar expresando nuestros sentimientos.
La culminación de lo vivido ese día, llegó, en el cuarto de hotel desnudamos nuestras intimidades, y nos fusionamos en un solo ser. Que momento tan placentero, no existía en ese momento cosa tan hermosa, y así, seguimos disfrutando esa intimidad casi inesperada pero deseada, después de conocernos apenas unas horas atrás.
Su cabellera negra, su piel suave y cobriza, su nariz pequeña, sus ojos rasgados, sus pechos turgentes y vigorosos, una cola y unas piernas fuertes y firmes, componían un conjunto que deleitaba mi mirada y me extasiaba , no lo podía creer, tener tanta belleza entre mis manos.
Aunque las horas transcurrieron veloces, y el tiempo se nos hizo corto, nuestro deseo quedó intacto para poder continuar, en otro día, no muy lejano, lo que habíamos comenzado simplemente en una mesa de café....frente a frente.
Lo que estaba esperando que sucediera, se concretó en pocos días. Luego de varios idas y vueltas se realizó el gran encuentro. Ella, Silvia, iba a venir a mi casa, a pasar...casi 2 días.
Mi corazón saltaba de felicidad y asombro, no lo podía creer, la tendría otra vez en mis brazos, acariciando su cuerpo aterciopelado y febril.
Estaba muy ansioso, esperando la hora en que debía llegar. La terminal de omnibus era un ir y venir de personas, la mayoría desconocidas, aunque igual yo no las veía, me senté en el borde de un cantero, y mi vista estaba fija en la entrada, esperando que aparezca el colectivo que la traería. La sorpresa fue total, el bus llegó, pero no ella, la busqué entre todos los pasajeros, hasta subí al coche pensando que se había quedado dormida, pero nada, que había pasado, no podía ser, no podía creerlo....no había venido. Qué hacía yo con tantas ilusiones juntas, sin poder canalizarlas?
Corrí a mi casa, pensando en un último recurso: el teléfono...tenía que estar allí, por lo menos su voz....y no me equivoqué...allí estaba, su voz melodiosa, casi insistente, diciéndome que llegaría dos horas mas tarde, por haber perdido el micro.
Mis esperanzas se renovaron, mi corazón volvió a latir con fuerza, pero me tranquilicé, y a las 2 horas volvía a la terminal a buscarla. Cuando la tenía frente a frente me parecía increíble haberla recuperado, aunque nunca la había considerado perdida. Allí estaba ella, mi criaturita preciosa, con una expresión todavía insegura pero a su vez intrépida, como quien inicia una aventura.
Recorrimos nuestros cuerpos en todos los sentidos, teníamos, los dos, una necesidad de buscarnos y encontrarnos, cientos de veces, concretando así, lo que habíamos pensado en todos estos días eternos, que nos habían separado.
Allí estábamos, entremezclados en las sábanas con aromas a violetas, que prolijamente había perfumado para hacerle honor a su presencia.
Su cuerpo, como una estatua de ébano, prolijamente tallada, compartía mi cama, pero viviente y extasiada, disfrutando, como yo, de todo ese pequeño mundo que nos iba a rodear durante el tiempo que estaríamos juntos ese fin de semana.
Las horas pasaron volando, el tiempo, cuál tirano, no nos dio sosiego, y fue robándonos los segundos poco a poco, para tal vez, quitarnos esos momentos maravillosos que estabamos viviendo. Pero nosotros, como valientes guerreros, resistimos, aprovechando, cada porción de tiempo al máximo, de la mejor manera posible, para no considerarla perdida.
Pero el final llegó, y las despedidas, como todas, son tristes, no hubo lágrimas, pero si sentimientos contenidos, junto con la esperanza de volvernos a ver muy pronto, para poder disfrutar otros momentos, quizás, más dichosos que los transcurridos...en...casi 2 días...increíbles.