Casanova en la Cuarentena
La peculiar historia del Braulio, de como aprovecho la cuarentena para cumplir su fantasía de estar con dos mujeres... Las únicas mujeres de la casa: Su madre y su hermana.
La historia de Braulio es muy peculiar, él es un chico de 23 años y es todo un Casanova, un seductor desde los 16. Había estado con tantas mujeres de tan diversas edades que ya había perdido la cuenta de las chicas con las que había salido. Ni siquiera era capaz de recordar las caras de algunas de esas conquistas, ni sus nombres. Era un poco patán, y tal vez ahí radicaba su atractivo pues no era precisamente un galán de telenovela, pero su actitud segura y estar bien dotado con un pene grueso de 25 centímetros le ayudaban bastante.
Obviamente Braulio no siempre conseguía a todas las que él deseaba, lo que no quiere decir que no terminaba en los brazos de alguna que me lo proponga. Si la chica más o menos guapa que deseaba no quería después de mucho insistirle buscaba alguna otra chica y se iba con ella. A todas les decía las mismas mierdas; que tiene novia pero que está realmente no le gusta, que ella no se preocupa por él, que él quiere poder cuidar a alguien que lo aprecie, que ella no es su mujer ideal aunque sea muy atractiva y tonterías así. Braulio también sabía adaptarse a la psicología de cada una de ellas. Era tan bueno convenciéndolas que había estado con chicas más jóvenes y mujeres maduras, incluso maestras de la escuela y algunas amigas de su madre o su hermana.
Pero a pesar de ser un casanova había una fantasía que siempre había tenido y nunca había podido cumplir: Estar con dos mujeres a la vez y a pesar de haberlo intentado varias veces nunca lo había conseguido.
El verano pasado estaba de vacaciones en la casa de campo de su madre, pasando muy encabronado la cuarentena por no haber podido conseguir ese objetivo, pensando que por el virus podría haber perdido esa oportunidad para siempre, su cerebro corría a mil por hora pensando ansioso y lamentándose por la oportunidad perdida por el drástico cambio que había dado el mundo, por un chino al que se l antojo una sopa de murciélago o al presidente de su país obligando a todos a no salir a la calle, en general culpando a todo el mundo de su “desgracia” estar encerrado sin más compañía que su fragmentada familia.
La madre de Braulio, Adriana, es una mujer de 42 años, delgada y atlética. Muy atractiva, lleva el pelo a media espalda, teñido de rubio, platino tiene ojos azules y su piel bronceada. Tiene un tatuaje de una clavera con tentáculos en su brazo derecho y otro muy arabesco en la parte baja de su espalada, sobre su trasero. Es una mujer muy liberal, se ha divorciado dos veces y ahora salía con un hombre menor que ella; Adriana está un poco loca así que la llaman “loquilla” de cariño, ya que no le gusta que la llamen mamá, aunque en ocasiones sus hijos la llaman de formas más cariñosas. Siempre habla con sus hijos abiertamente de sexo; tal vez salieron más parecidos a ella que a sus respectivos padres.
Ese verano allí estaba también su hermana, Adriana, de 20 años una chica delgada de cara verdaderamente angelical, de pelo negro como la noche, ojos verdes y una figura muy bonita. Ella es diferente a mi madre y a mí, Es tímida y desde luego que ha estado con hombres pero no ha tenido mucha experiencia aunque no se corta al hablar con nosotros de sexo, actualmente sale con un chico de su universidad unos cuantos años mayor que ella, pero no tiene mucho sexo con él. Según Adriana está esperando que llegue el hombre de su vida, pero dentro de esa chica hay una clara fogosidad reprimida. Había estado con uno o con dos chicos en algunas fiestas.
Estaban los tres en la quinta pasando el verano durante la cuarentena. Braulio alterado por fracasar en lo del trío con dos mujeres. Estaban viendo una película y Braulio tenía la polla durísima, las dos llevaban tops sin nada debajo que apenas cubrían sus generosas tetas y shorts tan cortos que casi eran bóxer. Cuando eso le pasaba delante de las dos se avergonzaba mucho e intento disimular sus erecciones, pero ahora estaba desesperado y eso lo desinhibía. Mostraba su pene a todo su esplendor en sus pantalones cortos. Aunque parecía que no les importaba Adriana Y Alejandra daban miradas disimuladas e involuntarias a la barra de carne que luchaba por salir de ese corto pesado de tela y fue en ese momento que Braulio se dio cuenta de que estaba desesperado por estar con ellas dos y tenía que tramar un plan.
Esa misma noche bajó al pueblo, a una de esas “fiestas clandestinas” y se ligué a una chica morena; La subió a la casa y a metió en su habitación. Era de las chicas escandalosas que chillan en la cama y también es verdad que Braulio ponía todo su empeño para que así fuese. Sabía que su madre y su hermana lo estarían oyendo. No sabía que es lo que le dirían al día siguiente, pero era parte del plan. Estaba preparado para usar a su favor cualquier reacción que ellas tuvieran.
Bajaron a desayunar y les presentó a la chica. A su hermana le cayó bien y su madre fue muy amable con ella, pero su madre le echó una reprimenda en cuanto pudieron estar a solas.
No traigas a esas chicas a esta casa. ¡Eres un inconsciente! ¿Y si metes el virus a la casa? Además son muy escandalosas y no me dejaron dormir en toda la noche ¿Cuantas veces lo hicieron?- dijo mi madre molesta- ¡Fueron como 7 veces! ¿Aguantas tanto?
Haré lo que me digas, “Loquilla”, Sí más o menos no los conté.
Como sois los hombres…
… Pero ella no me gusta realmente.
Entonces ¿Quién te gusta?- le dijo airada.
Solo puedo decirte que ninguna de las chicas con las que salgo me aprecia como tú.-le dijo mirándola a los ojos.
Entonces Adriana se quedó mirándolo muy pensativa. Su hijo Le había hecho clic su cerebro a la muy loquilla.
Le pidió a su ligue que se marchara y se quedó muy sorprendida. Y no menos que Alejandra.
-Es mi madre. – Le dijo- No le gustó nada lo de anoche. la chica se ruborizó y se marchó.
-No es justo- dijo su hermana- nuestra madre nunca cambiará.
-Pero tiene razón- le dijo su hermano- Esa chica iba a lo que iba. No es para nada como tú.
Adriana le sonrió ruborizada. Había conseguido echar el lazo.
Con su madre, la iniciativa la tomo ella. Adriana se metió en la cama de su hijo esa noche y lo empezó a masturbar con sus manos pero termino haciéndole una rusa de campeonato diciéndole todo el rato: "cariño, cariño, ¿Qué te he hecho?" poniendo el pene de Braulio entre sus tetas y chupándosela con cuidado. Cuando él se corrió en su boca dejaron la sábana perdida.
P ero con Alejandra fue Braulio quien tomo la iniciativa. A la mañana siguiente dejo la puerta del cuarto de baño sin poner el seguro "por error". Cuando Alejandra entró se encontró con la virilidad de 25 centímetros de su hermano, se estaba masturbando. Alejandra sí cerró con seguro, beso a su hermano y se puso a chupársela de rodillas con él sentado en la taza. Su hermana le pegaba tirones a Braulio. La saliva de Alejandra se mezclaba con las secreciones de Braulio en forma de espesos hilos transparentes que conectaban la boca de ella y el pene de su hermano. "¡Qué bueno estás hermanito!", le decía tomando aire, se notaba que no tenía mucha experiencia. La corrida dejo la blusa y cara de Alejandra cubiertas del semen de su hermano, que.
Esa misma noche Braulio entro a la habitación de su madre y le comió el coño a la "loquilla" y luego, cuando sintió que estaba húmeda, la penetró con fuerza metiendo sus 25 centímetros completos haciéndola chillar y resoplar. Los jadeos de placer Adriana llevaron a su hijo al éxtasis. Su lujuria era peor que la de Braulio. Adriana nunca había sentido un miembro tan duro como el de su hijo y no tardo en sentir un orgasmo, y los rápidos mete-secas de Braulio junto a sus besos en el cuello la hizo venirse a un más fuerte mientras gritaba “¡Te amo hijo, nunca había sentido todo esto!” Braulio besaba a la loquilla de su madre “¡Que rico loquilla, te mueves bien rico!”. Lágrimas de placer se derramaron por las mejillas de Adriana al sentir a su hijo explotar dentro de ella. Se basaron apasionadamente, Adriana chupo y limpio la verga de su hijo saboreando los restos del semen con sus propios jugos, lo que era uno de los sabores favoritos de la loquilla de Adriana.
Cuando su madre se detuvo dejando el pene de Braulio reluciente, se levantó para ir a su habitación, al pasar por la puerta de su hermana pudo escuchar cómo se masturbaba. Alejandra había escuchado gritar a su madre y se había excitado. Su hermano sabía que podría usar eso para su beneficio.
La tarde siguiente Braulio le dijo a su hermana que iba a hacer con ella lo que quisiera y ella aceptó encantada y sumisa. Le mandó ponerse un enema, le untó de aceite hasta en las orejas luego la hizo chupársela de nuevo y la puso en cuatro se la metió por el culo. Braulio lo sintió muy estrecho, y Alejandra disfrutaba aunque fuese su primera vez, pues era con su hermano. Podía sentir su ano dilatarse con el enorme pene de Braulio. Era una explosión de su morbo. No dejaba de toquetearse el clítoris. Sintió un orgasmo y al temblar se cayó en la cama con las piernas aun de rodillas. Cuando le sacó la verga salía semen con algo de agua y restos, Alejandra aun temblaba ridículamente apoyada en sus rodillas cuando su hermano salió de la habitación para limpiarse.
Pero la tarde siguiente fue la que Braulio tanto estaba esperando. Él estaba tumbado en la cama y Alejandra se la estaba chupando. Luego se fueron al borde de la alberca, Braulio sentado y Alejandra dentro del agua que seguía chupándosela. Allí con toda seguridad los pillaría su madre.
Efectivamente los vio. Adriana se acercó por detrás y beso en la boca a su hijo mientras le acariciaba el pecho. Eso lo volvió loco. Braulio quiso cogerla de la mano y que se metiese en el agua pero ella no quiso y se metió dentro de la casa, al salón.
Alejandra seguía chupándosela a su hermano, rociándolo con el agua de sus cabellos. Entonces Su hermano la cogí de la mano y la sacó de la piscina siguiendo el rastro de su madre. Caminaban los dos tomados de la mano por la casa, buscando de habitación en habitación pero no había nadie. La libido de Braulio estaba a punto de saltar por los aires. “Estoy seguro de que se había encerrado en el baño” le dijo a su hermana, pero no era así, ella solo alzo sus hombros sin idea de donde podría estar. Alejandra alcanzo a verla por una ventana. Adriana Estaba afuera hablando con don Esteban, “su amigo con derecho” y por supuesto no estaban respetando la sana distancia, los dos se dirigían hacia la casa, seguro se iban a quedar un rato en la sala.
Braulio se metió a su dormitorio con su hermana y amante y volvió a cogérsela mientras la pareja estaban abajo hablando. Alejandra estaba aullando de forma exagerada sintiendo el pene de su hermano, parecía como si Alejandra se desinhibiera totalmente con su hermano, dejando salir esa lujuria y libido que había reprimido durante su adolescencia, a diferencia de su hermano y de su madre. Por su parte Braulio la penetraba de manera agresiva para hacerla aullar aún más, quería que su hermana sintiera el placer que había acallado durante años, quería que su hermana dejara salir la libido que había reprimido durante un año de cuarentena y por otro lado deseaba que su madre la escuchara aullando de placer para calentarla.
Después de hacer aullar de placer y dolor a Alejandra durante poco más de 20 minutos, se escucharon los pasos de Adriana que se dirigían a la habitación donde sus hijos se daban amor, Su madre iba a decirle a Braulio que dejara de estar haciéndole lo que le estaba haciendo a su hermanita. Él Aprovechó ese momento para correrse fuera de su hermana impregnado la cama con la combinación de las corridas de ambos.
Braulio lo hizo a propósito. La habitación se llenó de aroma a sexo y sudor.
- ¡Y este es el macho de la casa…!- dijo Alejandra todavía suspirando toda vía por la potencia sexual de su hermano.
En ese momento abrió la puerta su madre, que había escuchado los aullidos de Alejandra y los sonidos de la cama rebotando. Al abrir la puerta Adriana pudo ver la manera en que sus hijos se habían venido al mismo tiempo y había oído esas palabras desdeñosas contra su hijo.
-Tenemos visita, cerdo- le dijo su madre y cerró la puerta. Su hermana fue tras su madre ignorándolo totalmente.
Braulio se quedó solo, pensando en que podría hacer para continuar con su plan. Cuando se marchó don Ángel bajó al salón con los ojos enrojecidos como si hubiese estado llorando. Se notaba su miembro duro y viril por debajo del bóxer Tanto Adriana como Alejandra quedaron como hipnotizadas por la figura de carne que se notaba debajo del bóxer. Cogió a su hermana de la mano y se dejó llevar obedientemente al baño. La pareja de hermanos se metió a la regadera y Alejandra se puso arrodilladas a chupársela a su hermano, la chica trataba de meterse lo más que podía el enorme miembro de su hermano a la boca, pero se notaba su falta de experiencia en las arcadas que daba al meterla en su garganta, por lo que la hermana de Braulio se limitaba a chupar el glande y besar con sus labios calientes el largo del pene de su hermano.
-¿Qué tal lo hago?- Dijo Alejandra con ojos enloquecidos por la lujuria.
En ese momento abrieron la puerta de golpe. El corazón de Braulio se aceleró casi hasta estallar. Era Adriana, su madre entró con paso seguro, sonrió al ver a sus hijos y cerró la puerta. Llevaba solo una bata de seda que dejo caer al suelo mostrando la desnudez de su espléndido cuerpo bronceado. Braulio La cogí de la mano y la metieron a la regadera por fin Braulio estaba con sus dos mujeres, los tres juntos bajo el chorro. Braulio abrazo a su madre de la cintura con una mano y la beso en los labios, mientras con la otra mano acariciaba la cabeza de su hermana que se la chupaba con fuerza de rodillas. Alejandra sintió como su hermano le dirigía la cabeza a la entrepierna de su madre y Sin dudarlo empezó a lamer la raja de su madre
-¡Loquilla estas deliciosa!- le dijo Alejandra a su madre. –Que sabor tan rico, de lo que me había estado perdiendo.
-Disfrútalo hermanita. Gócenlo las dos…
-Así nenita, lames muy bien. Le dijo Adriana a su hija mientras su hijo le chupaba las abundantes tetas. Bajo el chorro de la regadera.
Cuando Adriana sintió el primer orgasmo por las caricias de las lenguas de sus hijos Braulio la sostuvo para que no se cayera y la ayudó a arrodillarse junto a su hija.
Entonces fue el momento que el casanova tanto anhelaba, Adriana, la madre; Alejandra, la hermana y Braulio, el macho de la casa. Ellas se la chupaban de rodillas. Primero una y luego se la pasaba a la otra. Alejandra apretaba más y le daba con los dientes. Su madre usaba más la lengua y los labios, lo hacía más despacio y con más experiencia. Después las dos a la vez, una de cada lado del pene de Braulio y al llegar al glande madre e hija compartían un húmedo y apasionado beso tocando sus lenguas mientras acariciaban las piernas del chico. Para Braulio era alucinante sentir las caricias de sus mujeres, y la vista contrastante de los cuerpos de las dos mujeres su madre bronceada y con el cabello casi blanco y su hermana de piel pálida con el cabello muy oscuro. Madre e hija estaban entregadas a su libido y lujuria, completamente fuera de sí ¡Como jadeaban! dientes, lenguas, labios, fragancias, manos, fuerza.
“Obligó” a su madre a ponerse detrás de él para besarle el culo, mientras su hermana succionaba su verga, su madre metía su lengua en su ano. Luego las cambió de lugar cogiéndolas del pelo, haciendo que ellas se movieran, en lugar de solo darse la vuelta, Braulio quería dejarles claro que las iba a usar a su antojo y ellas lo entendieron y aceptaron. Ambas se movieron dejándose guiar mientras el macho de la casa les tiraba del cabello, Adriana jugueteando con su polla en su boca y Alejandra enloquecía por el trasero de su hermano, lamiendo y separando las nalgas con sus dedos. Ambas mujeres acariciaban las piernas de su macho tratando de sostenerse mientras el agua seguía cayendo sobre sus cuerpos desde la regadera.
Apunto de acabar Braulio cerro la regadera y coloco a su madre y a su hermana de nuevo chupando cada una un lado de su impresionante miembro, ambas mujeres sincronizaron sus movimientos son media verga en su boca, recorriéndola desde la base y al llegar al glande juntaban sus labios besándose. La corrida fue bestial, Las puso pérdidas Braulio cada una recibió el semen de Braulio en su cara, los cabellos de las dos quedaron cubiertos del espeso esperma y luego las dos comenzaron a limpiarse una a la otra para lamiéndose los restos de los espesos grumos blancos de la cara de la otro. Cuando sus caras estuvieron limpias Braulio les daba besos en la cara y les frotaba el pene semi-flácido en sus caras tratando de recoger con cuidado los restos que ellas no habían recogido y dándoselos en la boca de la otra.
-¡Las amo mis reinas!- les decía excitado- Es de verdad porque ustedes me quieren a mí…
-Nosotras te adoramos, Braulio- Dijo Alejandra-Nos vuelves locas, jamás imagine que podría hacer todo esto.
-¡Somos tuyas mi amor!- Dijo sensual su madre mientras Alejandra le chupaba el cuello-
-Las quiero para mí solo, si van a ser mías, terminen con sus novios…- Les dijo el nuevo macho de la casa jalándolas del cabello hacia atrás para resaltar su don de mando- no quiero compartirlas con nadie más.
-Cariño, yo acabo de terminar con Ángel- dijo Adriana- para que me folles solo tú…
-Yo voy a terminar con mi novio, Braulio. Te lo prometo mi rey.
Adriana y su hija se levantaron al mismo tiempo, aun abrazando el cuerpo de Braulio, que las tomo por la cintura y las beso en los labios a ambas de forma lujuriosa metiendo su lengua en las bocas de su madre y su hermana.
-¡Me encantan loquillas, son solo mías!
-Pero, más te vale no andar de pito loco, si nosotras somos tuyas, tú eres solo nuestro y no te vamos a compartir con más putitas de pueblo.
-Ok, pero ustedes dos me tienen que cumplir todas mis fantasías y satisfacer todos mis deseos.
-Como tú ordenes, Braulio.- dijo su hermana mordiéndose los labios.
Cuando Braulio se recuperó quiso follarlas a las dos sobre una cama, las tomó a cada una con una mano y las dirigió hasta la habitación principal. Puso a cada una en cuatro en la cama de su madre y con el pene aún erguido con sublime erección empezó penetrando el redondo trasero carnoso de su madre, cinco o seis embestidas y cambiaba al coño de su hermana un poco más apretado pero en realidad sin mucha diferencia, cinco o seis movimientos de mete-saca sosteniéndose de las blancas nalgas de su hermana que formaban una perfecta curva con su cintura. Podía apreciar las hermosas alas de mariposa tribal tatuadas en los omoplatos de su hermana, mientras se deleitaba escuchando los gemidos de placer que le provocaban las penetraciones del pene de su hermano rosando sus delicadas y sensibles paredes vaginales, Alejandra podía sentir como se deslizaba en su húmedo interior deseando que no terminara nunca ese placer.
Apenas estaba tomando ritmo con su hermano cuando Braulio salió de ella y volvió a penetrar a su madre, Adriana sintió entrar en su ardiente y mojado interior la dura virilidad de su hijo que se deslizó hasta el fondo en el lubricado coño de Loquilla. El placer invadió tanto el cuerpo de la madura mujer que sus brazos flaquearon por lo que apoyo su cabeza sobre la cama dejando el culo a un más expuesto mientras Braulio arremetía con todas sus fuerzas. La nueva posición en la que quedo Adriana dejo expuesto su ano el cual Braulio empezó a acariciar y metió primero un dedo que su madre le había chupado mientras la penetraba. Adriana suspiraba al sentir las caricias en el ano y la verga en su vagina rosando las paredes sintiendo la presión, al sentir como su hijo le introdujo un dedo en el ano, se sobresaltó y dio un quejido apagado. Sintió como su ano era invadido por un segundo dedo, Adriana cerró sus ojos perdiéndose en el placer mientras se venía llenado con sus jugos la verga de su hijo.
Braulio al sentir el torrente de los jugos de su madre saco su verga y la dirigió en la entrada del culo de su madre. La puso a cuatro patas al borde de la cama y colocó a Alejandra en el suelo recargada en el costado de la cama con la cabeza en el colchón bajo la ingle de su madre. Braulio empezó a follar el culo de su madre y cada cinco arremetidas sacaba la polla y se la metía a su hermana en la boca.
Después de un rato cambiaron las posiciones. Cuando Braulio estaba a punto de eyacular las dos chuparon le polla hasta que roció sus caras con su espesa leche. Adriana y Alejandra se pusieron a lamerse entre ellas para recoger el tan anhelado fluido, pero Braulio les dijo que las iba a limpiar de otra manera. Las llevó al baño de nuevo, las puso de rodillas y les bañó la cara con su dorado líquido, que Alejandra trataba de tragarse toda la orina que podía, había descubierto el placer de ser humillada y quería aprovechar cada oportunidad.
Después se ducharon juntas disfrutando cada una de las formas de la otra mientras Braulio disfrutaba de ver los húmedos cuerpos de su madre y su hermana gozando de caricias lésbicas incestuosas, dichosos de haber cumplido su fantasía con creces y agradeciendo la nueva vida que comenzaban en familia.
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Saludos incestuosos a todos los lectores de Relatos Online. Si alguna persona ha tenido o le gustaría tener alguna experiencia de incesto o tiene fantasías con cualquier miembro de su familia me gustaría que nos pusiéramos en contacto para compartir. También si alguien quiere dejar algún comentario o crítica del relato por favor háganlo creo que aún me falta mucho para ser realmente una buena escritora y me gustaría ir mejorando. Mi correo es:loresexyescort69@gmail.com