Casada madura primeriza.
Una madura casada que lleva mucho tiempo aguantando la insistencia de su marido para ser follada por otro hombre.
Me gustaba la situación de mi vida en ese momento, tanto profesionalmente como sexualmente, quería poner un poco de distancia con Valle y las otras parejas del grupo. No es que no quisiera nada con ellos, que me arrepintiera ni nada de eso, quería que no me confundieran y no se creyeran que era un vibrador con patas. Mi decisión era firme, seria yo quien marcara los tiempos.
Se me hacía difícil, entre otras cosas porque últimamente mis encuentros con parejas no habían sido muy gratificantes y alguno de ellos no llegaron al final, porque encontré alguna pega. La pareja que creía que sería interesante que era Vicent y su mujer, no cuajaba una cita, habíamos quedado varias veces en concreto ¡¡5!! veces y por un causa o por otra a última hora se habían ido al traste. Aunque si los motivos que me dijeron eran ciertos y no tenía por qué dudarlo, estaban pasando una mala racha.
Con Maikel el fotógrafo marido de mi compañera, me llevaba cada vez mejor y también empecé yo a hacerle alguna que otra confidencia, pero nada con respecto al sexo. Una tarde me pidió que si le hacia el favor de hacer alguna hora más, ya que estaba preparando una exposición y las horas del día no le daban para más, contándome que todos los años hacia una exposición y llevaba un año en blanco y no podía dejar de exponer otro año más. No tuve ningún problema en hacerle el favor. Se le veía muy ilusionado porque ya tenía cerrada la exposición en Madrid. Una parte de la exposición era de fotos en exteriores y la otra parte era en estudio.
Me quedaba solo mientras él estaba haciendo todos los preparativos de su exposición. Creía que eso me permitiría ver más a mi compañera de trabajo, pero me equivoque, se hizo menos visible con las ausencias de su marido y las pocas veces que nos vimos su distancia fue grandísima. Una de esas tardes llego Maikel soltando de todo por su boca, maldiciendo y era raro en una persona tan tranquila y reposada. La primera en interesarse por su estado fue su mujer Nela. La contestación de él, “las personas que son informales y juegan con el pan de los demás. No se tiene ningún respeto por los demás y me ha pillado el toro” ni su mujer ni yo entendíamos lo que sucedía, porque no se explicaba más, le insistimos preguntándole de nuevo y nos dijo, más bien a su mujer, “pues que Luis y Elena, primero que no podían y luego pedían el doble por hora de sesión, un escándalo y unos impresentables” me entere en ese momento que Luis y Elena eran los que tenían que posar para su ultimo reportaje y por lo que vi conocidos de la pareja, porque Nela dijo, “no puede ser, nunca te han fallado y siempre han sido muy correctos, como se equivoca una con las personas, ¿quieres que les llame yo?” y Maikel se negó por completo diciendo que no iban a rogarles nada.
Desde luego fue una putada. Estuve tranquilizándole un poco y se fue relajando. Le hice que me enseñara parte del material que expondría. Había que reconocer que eran unas fotos extraordinarias. Era muy buen fotógrafo. Había fotos desde una de unas ruinas de un castillo a unas de unas cabras montesas. Había de todo tipo, aunque tendría que hacer una selección porque eran fotos de un periodo de dos años. Me marche y no le di más importancia, tampoco era que se acabara el mundo, seguro que podría contratar a otra pareja.
Al día siguiente en el trabajo me encontré a Nela y le dije, “¿ya se ha calmado tu marido? ¿se le ha pasado el cabreo?” y Nela me contesto, “que va, no está como ayer, pero esta mañana intentara solucionarlo, pero algo le dura” nos despedimos y cada uno fue a su trabajo. Al poco de estar trabajando me llamo Maikel si podíamos quedar a la hora del almuerzo en un bar cercano a mi trabajo y sin que se enterase Nela. No entendí el secretismo pero dije que sí. A la hora acordada me vi con él.
Bueno cuéntame que quieres.
Lo mismo es abusar de nuestra incipiente amistad, pero me gustaría pedirte un favor.
Buffff, cuando la gente empieza así para pedir un favor, malo, muy malo. Venga suelta por esa boca.
Quisiera que hicieras tú de modelo para las fotos.
¿YOOOO?
Si tú, tienes buen cuerpo, eres alto.
Jaja, es que nunca lo he hecho. ¿Cómo sería? ¿de que iría el tema? Cuéntame más.
El tema es de la fiesta de carnaval en Venecia. De la vestimenta me hago yo cargo.
Hombre no iba a pagarlo yo. Pero no me has dicho como seria.
Medio desnudo, algo sensual, más sensual que erótico y nada de pornográfico.
¿A qué llamas tu sensual?
Pues sensual, que provoque sentimientos que incite a pensar. De todas maneras llevarías mascaras venecianas.
¿Llevaríamos?
Si tú y ella.
¿Y quién es ella?
Nela.
¿Nela tu mujer, mi compañera de trabajo?
¿Cuantas Nela conoces?
¿Ella está de acuerdo en hacerlo?
No lo sé, porque primero quería saber tu respuesta, antes de proponérselo.
No sé, podemos intentarlo y si no me gusta algo, lo dejamos y ya está. Si estás de acuerdo con eso, adelante. Ya me dirás cuando lo intentamos.
Déjame ver como se lo propongo a mi mujer y te digo algo.
Eso sí, no le vayas a decir que ha sido idea mía. Dirás que todavía no me lo has propuesto.
Quedamos así y me fui no sabiendo porque había dicho que sí. Aunque en principio no parecía un gran favor. Por la tarde me llamo Vicent el hombre de 55 años, que quería que tuviera algo con su mujer y que habíamos quedado varias veces trucándose la cita por distintos motivos.
Te llamo para quedar definitivamente, si puedes este sábado noche, cenamos y vemos como nos va.
¿Seguro? Porque las últimas veces se ha torcido todo por algo.
De verdad esta vez solo faltaría si me muero. Jaja y espero que no.
¿No sería mejor una simple copa y ver si nos caemos bien, que toda una cena?
Lo de la cena lo propuse yo que mi mujer opinaba como tú. Pues somos dos contra uno, mejor una copa y donde ella elija, donde se encuentre más cómoda, más segura.
Ves en eso, ella me ha dicho que te dejara elegir a ti, la única condición que no fuera un lugar muy concurrido, pero que si fuera muy discreto.
Ya se el sitio, te mandare la dirección exacta, porque no me acuerdo de la dirección exacta, cuando cuelgue hago una llamada y te mando un wasap. Ahora solo me tienes que decir la hora.
¿Te parece bien a las 22.30?
Me parece bien y antes de que colguemos. Como me dijiste que el anuncio no lo puso ella, dime como es en realidad.
Es una mujer muy fogosa, aunque debido al tamaño de lo que sabes, no he podido sacar lo mejor de ella. Se que tiene un volcán dentro, que yo no he logrado que entre en erupción.
Vale, vale, todo eso es muy bonito. Pero vayamos al grano. ¿Cómo es, que le gusta, que no le gusta? Eso es lo importante. Para ser más claro y que no te pierdas, además de meter, que has hecho o que habéis hecho que le guste.
Siempre he sido muy clásico. El tamaño te corta mucho en lo que haces, te da muchas inseguridades, por lo menos a mí. Si digo palabras altisonantes, se nota mucho que son muy forzadas y en vez de conseguir lo que me gustaría, consigo lo contrario. Otra vez le di unas nalgadas como se ve en algunas películas de adultos y tampoco. Adriana lo admitió todo porque es muy dócil, pero no supe en realidad si le gusto o no, porque tampoco lo hable.
Pero si ella quiere también es que le atrae la idea.
No lo sé, no te creas. Llevo más de un año detrás y siempre ha encontrado algo para echarse para atrás.
Entonces, ¿todas estas veces que al final hemos suspendido el encuentro, ha sido por eso, en realidad?
No, no. Fue por lo que te dije en cada momento.
Lo último antes de colgar. Tienes que lograr que vaya muy sugestiva.
Lo intentare. Eso sí, en caso de que no lleguemos a buen puerto que no haya enfados y si llegamos a algo, ¿Cómo será?
Enfados por mi parte no habrá. Si pasa algo, será porque tu mujer quiera, no porque queramos tu o yo. Si ella dice que no, es no, aunque tú quieras otra cosa, que eso es muy fácil que ocurra. Y lo que sucederá en caso que todos estemos de acuerdo, lo que yo quiera y haréis lo que quiera, no solo ella, tú también. Porque así, no tendréis los efectos secundarios de ataque de cuernos.
Nada más acabar la llamada, llame al sitio que quería ir, pregunte la dirección exacta y mande un wasap a Vicente que me dio muy rápido el OK. Por la mañana me encontré con Nela que me dio un escueto hola y ni se paró. Después a mitad de la mañana me llamo Maikel, había convencido a su mujer. Le pregunte, “dime la verdad, ¿Cómo se lo tomo?” y el me respondió, “no muy bien, pero sabe que eso es dinero y no es que sea materialista, pero nunca viene de más. Lo único que me dijo, porque le dije que te convenciera a ti, es que de eso nada, que eso era cosa mía. Así que si te viene bien, el sábado te vienes a cenar y lo hacemos” le dije que era imposible, que en todo caso, por la tarde, que la tenía toda libre, que había quedado por la noche. Quedando a las 4 de la tarde. Eso si antes de acabar la conversación me pregunto por mi talla de camisa y por mi talla de pantalones.
El sábado tuve dudas de cómo ir vestido. Pero como no sabía si al final me vería con poco tiempo de volver a mi casa a cambiarme, decidí ir ya vestido para la noche. Llegue un poco más tarde de las 4 pero no mucho. Los note un pelín tensos, sobre todo a Nela y no lo entendía, pero pronto lo entendería. Maikel no quería perder tiempo y ya tenía el estudio preparado, luces y todo lo que hacía falta. En lo primero que me fije que las luces no daban a donde se suponía que nos teníamos que colocar, al decirlo me explico no sé qué de luces indirectas. Luego me paso una bandeja de mimbre, con ropa, si a eso se le podía llamar ropa. Era como un chaleco de gasa sin botones de color crema y lo veía pequeño para mí. Donde casi me corto las venas fue en los “pantalones” por denominarlo de alguna manera. Era del mismo color, como un calzón tipo bombacha hasta la rodilla más o menos.
Me vestí de esa guisa, la camisola, chaleco lo que fuera, me quedaba bien, no me apretaba y quedaba claro que era así, para que se viera parte de los pectorales. Lo del calzón era otra cosa. Era holgado y se trasparentaba la ropa interior negra que llevaba y lo único que se le ocurrió decirme es que me lo quitara y se fue a seguir con sus cosas. Me encogí de hombros y me quité la ropa interior. No soy muy vergonzoso, por no decir nada, pero me cortaba esa situación y más estando mi compañera. Me vi en un espejo y bueno, si no había mucha luz, todo iría mejor.
Apareció Nela y me quede cautivado por su imagen. Llevaba el mismo tipo de vestimenta pero en un azul muy pálido. La única diferencia que su blusa era cerrada, aunque llevaba una abertura como escote, pero la parte de arriba cerrada con un cordel. Se le trasparentaban unos pezones oscuros y se intuían unas tetas de medianas a pequeñas. La parte de abajo no se veía bien. De otro sitio sacó muchas máscaras, antifaces y lo que me preocupaba a mí, es que se me reconociera por mi tatuaje, ya que era muy particular. La tensión se palpaba. Me dijo que no me preocupara que para eso había soluciones y que con la ropa tampoco se notaría mucho. Los antifaces eran muy coloridos al igual que todas las máscaras.
La primera hora se desarrolló bastante bien y nos relajó a todos, la tensión desapareció y aparecieron las bromas. Descansábamos, retomábamos como decía el, la acción, bebíamos algo y así una y otra vez. Hasta que nos empezó a mandar posturas un cierto comprometidas. Pégate así, pégate “asao”, pon una mano aquí, pon una mano allá. El caso que hubo una postura muy comprometida. Yo detrás de ella, mi mano izquierda en su tripa, casi en su pecho, apretándola hacia mí, mi mano derecha en la parte delantera de su cuello. Ella su brazo derecho como agarrando mi brazo izquierdo y su brazo derecho agarrando mi cuello. Maikel como en el resto de las tomas, encontraba fallos y nos hacía movernos de mil maneras hasta que sacaba la foto que él creía perfecta, lo que no nos extrañó.
Tanto movimiento llevo a que el culo de Nela estuviera pegado en mi rabo. Fue cuando empecé a concentrarme para que no me empalmara y creo que de tanto pensarlo, provocó un leve empalme, que en mi rabo se notaba más que en el de otros. Hubo un momento que Maikel se acercó y nos colocó de tal manera que el culo de Nela estaba pegado dl todo a mi rabo. La situación fue una tortura pero aunque ella notara mi rabo, logre salir del paso. Sin dejarnos dar un respiro nos colocó en una especie de diván y la posición que era estando de medio lado, yo quedaba como encima de ella, el empalme fue mayúsculo, note la respiración alterada, no excitada, de Nela. Mi posición era sostener todo el peso de mi cuerpo con un brazo para no aplastarla, lo que me llevaba a tener un ligero movimiento en mi cuerpo y roza que te roza, demasiado para mi rabo, además que con la mano apoyada, lograba tocar un pezón y con un poco de descaro lo roce, haciendo que se pusiese duro.
Terminamos la sesión por ese día como dijo Maikel. Como pude cogí un cojín que había y me quedé sentado disimulando. Vi que a Nela se le marcaban los pezones y pensé que algo se habría excitado, aunque la cara decía todo lo contrario. Nos fuimos a vestir mientras Maikel revisaba las fotos. Nos enseñó un pequeño montaje que hizo en tres fotos. Las originales en color y luego en blanco y negro todo, a excepción de las máscaras y unas cintas de las ropas, que tenían un color más intenso del real. Se veían muy bien. El empezaba a sacar pegas. Cuando me pregunto a mi fui sincero. “Por lo menos esas tres fotos, en color no me gustan y el resultado del blanco y negro con esas tonalidades en color si me gustan muchos más, pero ya sean en color o en blanco y negro, esa ropa es matadora para cualquiera, a mí se me ve menos, pero tu mujer pierde mucho, parece que no tiene formas”, la cara de Maikel denotaba como mínimo disgusto y entonces intervino Nela, “estoy bastante de acuerdo con él, hay mucha diferencia entre el color y el blanco y negro, lo del vestuario te lo tenías que trabajar un poco más”y fue cuando Maikel soltó el bombazo como justificación, “es que la verdad, este reportaje con Elena y Luis, no había nada de ropa, por eso queda como el culo, era la sensualidad de dos buenos cuerpos en su desnudez, tenéis razón no queda bien, aunque lo mismo si…” no quise dejarle acabar la frase y su mujer tampoco porque dijimos los dos lo mismo, “conmigo no cuentes” intento convencerme y mire la hora para decir a continuación que me tenía que ir, no dando oportunidad a que me comprometiera.
Me fui tremendamente cachondo de esa casa, me tuve que colocar el rabo antes de salir a la calle, me daba tiempo a ir a mi casa y todo el camino fui con esa erección tremenda. Me vi en un espejo y se me notaba todo el paquetón. No quería hacerme una paja, prefería relajarme y que se bajara solo. Al final lo conseguí. Me fui para el lugar donde teníamos que tomar la copa. Cuando llegaba al sitio, los vi a ellos delante, le reconocí a él y por eso le llamé. Se giraron los dos. Al verla a ella me quede obnubilado. Era una autentica hermosura y vestía de una forma discreta pero excitante, notándose perfectamente sus buenas curvas, curvas que marearían a cualquiera.
Una vez que me acerqué a ellos y en la presentación le di dos besos, dos besos provocadores, eso y lo bien que olía, provocaron nuevamente el despertar de mi rabo. Eso sí, me paso como cuando conocí a su marido, me sonaba de algo. Como no supe de que me sonaba el marido, al final pensé que sería que se me parecía a alguien, pero al verla a ella y tener esa misma sensación, supe que si los tenía que conocer, pero la gran pregunta era ¿de que los conocía?, aunque tampoco quise rayarme para no perder la oportunidad de estar con esa hermosa mujer.
Nos sentamos en la mesa más discreta que había y ella quedo en medio de los dos. El que inicio la conversación fue Vicent, lo hizo con temas banales, lo que ayudo a que habláramos los tres. De pronto ella dijo, “me recuerdas a alguien, pero no sé a quién” no quise decir que me pasaba lo mismo por temor a que se asustara y se fuera todo al garete. Como pude no le di importancia al comentario y seguí la conversación anterior. Me levante para ir al servicio, con la intención de que pudiesen hablar. Cuando me levante, puse una mano encima de cada uno, me agache porque si no, no me podrían oír y les pregunte si querían que les trajese algo más de beber y mientras lo hacía, acaricie con dos de mis dedos el cuello de Adriana.
Regrese a la mesa y al mismo tiempo Adriana fue al aseo. Al quedarnos solos le pregunte a Vicente, “¿he pasado la prueba? Porque me gustaría, tu mujer me pone mucho” el con voz temblorosa y frotando sus manos me respondió, “le has caído bien, le has gustado, pero tiene dudas de si podrá llegar a hacer algo”, no me había sacado de dudas así que pregunte de otra manera, “¿crees que esta noche se puede intentar?” lacónicamente me contestó, “no lo creo o lo mismo si, es que no sé. La teoría es una cosa y ahora no sé cómo se continua esto, ¿ahora que se supone que hay que hacer?” le tranquilicé y le dije que el me siguiera el rollo. Había un sitio pequeño donde había parejas bailando y la invité a bailar, me dijo, “estás loco, como vamos a bailar los dos solos” riéndome le respondí, “sería más llamativo si nos pusiéramos a bailar los tres abrazados y de cómo íbamos a bailar, pues moviendo los pies a un ritmo adecuado” se echó a reír también llamándome tonto. Me levante extendí la mano, ella miro a su marido y con un gesto de la cabeza la animo.
Bailábamos y poco a poco se fue relajando y aproveche para hacerle notar mi erección. Aproveche para hablar con ella y tantear las posibilidades que había de hacer lago esa noche, porque la verdad que si no iba a pasar nada, lo mejor sería acabar no muy tarde la cita. Con mucho tacto y nada de brusquedad, la hice saber que me gustaba y que la deseaba
No quiero engañarte, esto es una idea loca de mi marido. Tu eres un joven muy mono y que se ve que estas muy bien. Un punto descarado, que se te nota, pero no sé.
Que problema hay. Tu marido quiere, yo quiero y si quieres tú, qué más da. ¿Dónde está el problema?
El problema radica en que me parece una falta de respeto hacia mi marido. Que tú eres como 15 0 20 años más joven y para colmo, ya sé de qué te conozco, tu eres amigo de un sobrino mío y una vez que se lo diga a Vicente, no creo que quiera seguir adelante. (En ese momento me acorde de ella, en la piscina del chalet de ese amigo, que me caía bastante mal. Me di cuenta o que sería esa noche o nunca)
No es ninguna falta de respeto porque tu marido lo quiere y lo desea. Mas o menos tu yo tenemos la misma diferencia de edad, que tú con tu marido. Y lo de tu sobrino, si no lo cuentas, no tiene por qué saberlo, por lo menos de momento.
Nuestra relación se basa en la confianza, la sinceridad y la verdad. (Notaba como se pegaba bien a mi rabo y como se meneaba para rozarlo mejor)
(Pegue mi boca a su oído, sintiendo como encogía su cuello) Pues se sincera contigo misma lo primero. Porque estas deseando sentir lo que rozas y a mi sentirlo dentro de ti. No hacemos ningún mal a nadie. Es hora de ponerme serio. Vamos a un hotel, a la casa de un amigo que me ha dejado o a la tuya, pero dejemos de perder el tiempo.
Se separó bruscamente y fuimos a la mesa. Lo primero que nos dijo su marido, que hacíamos buena pareja de baile y que se nos había visto muy compenetrados. Adriana se lo pensó y de pronto le dijo a su marido, “ya sé de qué lo conozco, es amigo de nuestro sobrino Loren, no mires así, el hijo de tu hermano”, se quedó callado un rato hasta que dijo, “entonces ¿Qué hacemos?” y su mujer le dijo, “por mí no hay ningún inconveniente de ir a tomar algo a casa, tú decides” volvió a quedarse pensativo y un rato después dijo un “pues vámonos” eso si me recordó que si había algún no, en algún momento se terminaba todo, porque no veía a su mujer muy decidida. Mientras pagaba le dije en susurros a Adriana, “espero que lo del anuncio que te gusta la lencería sexy y que estés abierta a todo” sonriendo me dijo, “no te hagas muchas expectativas, no vaya a ser que quedes defraudado”
Nos montamos coche y tenía la esperanza de que ella se montase atrás conmigo, pero no paso, ella se sentó delante con su marido. El trayecto que no fue largo lo aproveche para acercarme a hablar con ellos y para acariciar a Adriana por el costado derecho del asiento. Acaricié sin ningún obstáculo el pecho derecho de ella y sentí como su pezón adquiría una buena dimensión. Entramos en el aparcamiento del edificio, eran la 1 y un poco más. Justo en ese momento había otro coche que estaba aparcando, el que se puso más nervioso fue Vicent que se lio a hacer maniobras con su coche, no le valió de nada porque la pareja que ocupaba el otro vehículo se quedó parada mirando y cuando salimos me presentaron como un sobrino de ella. Nos subimos en el ascensor y con mucho disimulo acaricie el culo de Adriana. Me gusta ser osado y me pone algo fuera de lo normal.
Nada más entrar en su casa, Adriana se disculpó que iba al baño. Mientras Vicent servía las bebidas, ya me imaginaba viéndola aparecer medio desnuda, la realidad me volvió a mi lugar, porque llego igual que se había ido. Estábamos bebiendo y Adriana, que parecía otra persona, le dijo a su marido, “Vicent pon música como la de antes, que quiero bailar de nuevo, me apetece” su marido se levantó y puso música del mismo estilo, luego le pregunto a su mujer, “quieres que apague alguna luz para que sea más suave” y ella le dio un “NO” rotundo. Se puso de pies y se nos quedó mirando, para que alguien bailase con ella. Fui yo el agraciado. La diferencia con el baile de antes es que ella se dejaba llevar desde el principio, nos pegábamos más el uno al otro y los movimientos de ella eran más descarados. Igual que mis manos, que fueron bajando de su cintura hasta sus nalgas.
No pasábamos de eso, hasta que le di un ligero beso en sus labios, luego otro y como respondía, al final le di un beso con lengua. Fue un beso intenso respondido por ella. Seguimos bailando y cuando nos sentamos, íbamos los dos bien cachondos, esta vez nos sentamos juntos. Tenía sus piernas cruzadas y yo las acariciaba, pero no las descruzaba en ningún momento. No ponía las cosas fáciles y sospechaba que era por estar el marido presente, que la cortaba. Hice una seña al marido y salió del salón. Lo que aproveche para morrearla en condiciones y meterle mano de la misma manera. Ahora se dejaba hacer todo. Sin esperármelo me dijo, “me das miedo, mucho miedo” y con voz simpática le dije, “no tienes que tener miedo, solo pienso follarte duro y azotarte un poco el culo, te comeré todo tu cuerpo hasta llevarte a la locura”me beso y me dijo, “uufffff, que bien suena” y se cortó todo cuando llego el marido. Ahora ella es la que se fue.
El que me pregunto ahora fue Vicent, “¿cómo lo ves?, ¿hay alguna posibilidad?” “pues te diré que si no estuvieras tu aquí, ya la tendría comiéndome el rabo o estaría follándome el culo de puta que tiene” dio un respingo y con voz más seria me dijo, “no seas bestia, no te pases, hay manera de decir las cosas. Yo la veo en unos momentos que puede ser sí, pero al final, se lo piensa y nada” y nos quedamos un momento en silencio, sin saber que decir. Vimos aparecer a Adriana y como se equivocaba su marido. Venia envuelta en finísima lenceria de color negro, con trasparencias. Sujetador negro grande que sujetaba sus dos voluminosas tetas, que daban una forma perfecta. Unas bragas tipo calzón, que resaltaban sus muslos y un liguero con unas medias a juego. Tambien llevaba una bata de lencería, que le llegaba casi hasta los tobillos, igualmente con trasparencias y abierta. Mi rabo reacciono como te nia que reaccionar.
Quiso bailar de nuevo y mientras bailábamos, me desnudo de cintura para arriba. Jugaba acariciando y apretando mi pecho y mis pezones. Intente quitarle la bata pero no lo permitió. Luego se puso con mis pantalones hasta que los logro quitar. Ese dia me puse boxers en vez de slip. Ella se agacho cuando me quito los pantalones y acaricio con su mano abierta, todo el contorno de mi rabo. Volvio a acariciar mi pecho mirándome con mucho morbo y mordiéndose el labio inferior. Me dijo que ahora estábamos igualos y nos pusimos a bailar. Nuestros roces eran mas profundos y mis manos se metían por dentro de sus bragas y tocaba el culo directamente, se notaba duro y grande. Los preliminares estaban siendo mas que excitantes. Le di la vuelta y la cogía por la cintura mientras bailábamos, meneando mi rabo entre sus nalgas y ella se acompasaba muy bien. Vicent no nos quitaba ojo y ahora podía ver de frente a su mujer, ver la cara de zorra que tenía.
Empecé a bajar mi mano derecha hasta que se adentró en sus bragas, el marido miraba fijamente y llegué a su coño, tenia mucho vello pero arreglado, mis dedos se mojaron enseguida. Ella soltó un suave gemido y apretó mas su culo contra mi rabo. La sentía tan cachonda que la dije que bailara para nosotros y me senté, no se cortó, bailaba sensualmente, provocando con todo su cuerpo, con su mirada, todo en ella era pura excitación. Me quite la ropa interior y deje mi rabo a la vista, duro como pocas veces y los ojos de ella se clavaron en mi rabo, pero los de Vicente también.
Anime a Vicente para que se desnudara también y era remiso a hacerlo hasta que su mujer insistió también. Una vez quedo desnudo entendí mucho mejor todo, era una gran putada un rabo así y eso que estaba empalmado. Solo recordaba otro por ese estilo, este seria mas pequeño y eso que estaba empalmado. Sabia que el tener un rabo así, nos daría mucho juego, porque el estaría predispuesto a mas cosas, pero no había que forzar nada. Se tenia que dar de forma natural. Adriana se acerco y se puso a gatas y empezó lamiendo mi rabo, como si fuera un cucurucho de helado. Para que su marido lo viera mejor le hice señas de que se acercara, sentándose a mi vera.
Le dije que desnudara del todo a su mujer y cuando fue a quitarle la bata, ella le mando bajar las luces, ahora sí, imagine que le daba corte algo. Estaba desnuda del todo sus tetas colgaban a parte de por su tamaño por la gravedad, pero eran muy hermosas. Vicente tenia la cabeza hundida en el culo de su mujer, cuando se quito y vino a sentarse junto a mí, traía los morros empapados. Agarré su cabellera para que se levantara y al verla así me volví tarumba con ese cuerpo. Miro a su marido y este le dijo que la ayudaría, ella puso sus manos en mis hombros, abrió sus piernas para sentarse encima de mi rabo y metérselo. Mientras mis manos agarraron sus tetas. El marido la ayudaba sujetándola como si hubiera peligro de que se cayera. Ella con mucha cara le dijo, “Vicent por favor, colócamela en su sitio, no seas malo” y el diciéndome que le disculpara, agarro mi rabo con decisión y lo colocó en el coño de su mujer.
Ella se agacho pegando su cabeza en mi hombro y yo le decía, “menudo putón que estas echa, le haces que agarre el rabo para que te folle” y ella dijo en voz alta y cuando se había metió todo el rabo, “Vicent te lo avise, has abierto la caja de pandora”
Sus movimientos eran suaves, pura contorsión, se deleitaba en cada movimiento. Miro a su marido y le dijo, “te quiero, te quiero, tenias razón, esto me hacia falta, me haces siempre muy feliz, te quiero” y se dieron un profundo beso. Vi en esa pareja mucha ternura y mucho amor. El le comía el cuello, se lo lamia y ella ponía acra de felicidad, aumento sus movimientos y su marido le decía algo en su oído muy bajo. Lo único que oía era su respuesta, “no, no, eso no puedo, no me sale decirlo” y el insistía una y otra vez. Como imagine lo que era le dije, “venga no seas borde, si disfruta llamándole cornudo, llámaselo, hazle disfrutar, el te ha preparado todo esto, porque te ama, ahora te toca a ti”supe que había acertado y empezó a gemir con mas fuerza y mas veces, diciendo “mira cornudo, mira como me hacen correrme, esto si es un hombre”decía cosas de ese tipo y el marido la alentaba, corriéndose fuertemente y diciendo Vicente, “amor, nunca te vi corretea si ha sido maravilloso” ella solo respira fuerte y sonreía.
Aun habiendo tenido esa corrida, se la notaba algo tensa, como desconcentrada. Achacándolo a que era su primera vez. Nos fuimos a una habitación, estaba claro que no era la de ellos, era una habitación con dos camas, de aspecto juvenil. Volvimos otra vez a ponernos a follar, cambiamos varias veces de postura, porque ella no encontraba su postura ideal. Su marido mientras la follaba le acariciaba la cara, le daba la mano, algún beso le daba, pero cada vez se ponía mas en tensión. Me estaba rayando, pensando en que estaba haciendo mal y eso empezaba a enfriarme. Vicente dijo, “os voy a dejar un rato solos a ver si lográis concentraros mejor”ella con la boca chica decía que no, pero nada mas salir el de la habitación y cerrar la puerta, se colocó a cuatro patas.
Metí mi rabo de un golpe grito y dijo, “ahora sí, haz lo que me decías, que ya ves que para caricias le tengo a el” mas que follar era un empotramiento brutal, ahora no se cortaba sus gritos se oían bien y mi pelvis resonaba contra su culo en cada golpe que la daba, le gustaba que la insultara, que le dijera palabras fuertes, se ponía super cachonda y le azote un poco el culo, me llamaba bestia, bruto, animal, todo lo que se le ocurría y me provocaba para que fuera mas fuerte. Se corrió dos veces seguidas y cuando le dije que me iba a correr, se quito y me dijo que de desperdiciar mi corrida nada de nada, quito el condón y se puso a hacer una mamada exagerada corriéndome dentro de su boca. Se quedo muy satisfecha, aunque a mi me hubiera gustado mas correrme dentro de ella sin parar. Pero uno de los acuerdos era ni follar sin condón ni correrme en su boca.
Ahora que vas a hacer con tu sinceridad, le vas a decir a tu marido que me he corrido en tu boca, no me contestó porque tenía todavía parte de mi corrida en su boca, me hizo señas para que llamara a Vicente. Que al entrar dijo, “los vecinos van a pensar que em he vuelto un semental con el escándalo que habéis montado” se acercó a su marido y lo beso, un beso largo, muy largo y con lengua. En ese momento el, no dijo nada, no se lo que luego se dirían. Como la cama era pequeña para dos, nos levantamos y fuimos de nuevo al salón a tomar otra copa.
Vicent se fue por un cigarro para su mujer y a preparar café. Mientras hacia eso coloque a su mujer apoyada en el sillón y volví a follarla, no me costó ningún esfuerzo que lo hiciera, porque estaba encantada. Lo que hacia ahora era apoyar su cara sobre un cojín para que no s la oyera. Mientras la follaba, empecé a jugar con su culo, llegando a meter hasta tres dedos y ella sin rechistar. Le pegunte si era virgen por ahí y riéndose me contesto, “virgen, virgen no, aunque lo que me entro y nada es lo mismo, ya sabes a que me refiero” y nos reímos, diciéndole que eso habría que solucionarlo y no dijo no, pero tampoco sí.
Al entrar Vicent y pillarnos así dijo un simpático, “NOOOO, ¿otra vez? Parecéis conejos” su mujer le dijo, “es que ha insistido y no he podido negarme, amor, que quiere que te haga muy cornudo” se volvió a correr y yo otra vez, me salí y me quiete el condón, Vicent muy amable se lo llevo. Nos tomamos el café y cuando estábamos con la copa, ella abrió las piernas y dijo, “vamos perrito ven a lamer como tu sabes”Vicent se puso a comerle el coño y ella decia que en eso era fantástico. Fue cuando quise dar un paso mas y les dije, “pues le sabría mucho mejor y lo haría con mas intensidad si me hubiera corrido dentro” ella sonrió y me respondió, “pues no le debe de disgustar porque cuando te ha oído me lo ha hecho mejor, será cuestión de pensarlo, ¿verdad que si cornudo?” estaba muy entretenido y no contesto o no quiso contestar.
Después hablamos los tres durante un buen rato. Principalmente de todo lo ocurrido y la valoración de los tres coincidió, que lo habíamos pasado muy bien, sobre todo siendo la primera vez para ellos. También les confesé que aunque en verdad era de fuera, había aprobado una oposición y que vivía allí, que el piso que se suponía que era de un amigo era el mío. No se lo tomaron a mal y les ofrecí que si algún día querían que nos viéramos y no disponían de sitio, mi piso está a su disposición. Ahora querían quedarse solos, lo entendí y me marché rápido. Al final no comentaron nada de vernos otro día y también lo comprendí. Todo estaría en ella, si lo había pasado bien repetiríamos y si no nada. El marido podría decir lo que quisiese, el mando como siempre estaba en la mujer, que si el decía que no, al final le haría dar la vuelta a todo, para que fuera el quien insistiera, como suele pasar en casi todos los casos.