Casada con el violador

La historia de mi vida, de como una chica inocente y llena de sueños se convierte en prostituta...

Hola, soy Noelia, tengo 27 años y este no es el típico relato de fantasía...

Crecí en un pequeño pueblo alejado de la ciudad, mis padres, bastante mayores cuando me tuvieron, me criaron de una forma un tanto ausente, sí rebozante de afecto, pero debí aprender las cosas en la calle y de la foma difícil.

Estudié hasta llegar a mi mayoría de edad y luego me mudé a la ciudad, donde pasé a vivir con mi tía, la cual trabajaba todo el día y yo me sentía muy sola, así que me conseguí un trabajo, fue allí donde conocí a Adrian, me gustaban sus modales y la atención que me ponía, empezamos a salir y nos ennoviamos.

Un mes después, nos encontrabamos en la casa de mi tía mirando televisión junto a mi primo de cinco años cuando ella salió a visitar una amiga, era la primera vez que nos encontrábamos realmente solos bajo un techo y cuando mi primito se durmió, Adrián intentó llevarme a mi dormitorio.

Cómo soy muy tímida me negué, dándole excusas, pero no hubo manera de convencerlo, a los tirones me llevó hasta mi cama y alli comenzó a besarme, le dejé hacer y le correspondí sus besos y aunque me sentí incómoda con sus caricias, cada vez más osadas, no lo detuve.

Hasta que sus manos comenzaron a buscar zonas íntimas, primero tocó mis pechos, a pesar de que fue sobre mi blusa sentí una vergüenza terrible pero no le frené aunque me sentía terriblemente incómoda, pero cuando se metió por debajo de ella y sus frias palmas tocaron mi piel pegué un respingo y decidí detener aquello.

No le importó, las mantuvo a la fuerza sobre mi panza mientras me susurraba al oido que me tranquilizara, que todo estaba bien y le dejara hacer, mientras le decía que no aprovechó un descuido para llegar hasta mis senos, los acarició de forma suave al principio pero luego con fuerza, estrujándolos y provocándome un grito de dolor.

Me tumbó en la cama y se arrojó sobre mi, besándome por todos lados y llenándome de saliva, mis palabras no lograban calmarlo y empezó a desvestirme, mi fuerza era insuficiente para quitarlo de encima, no es que no haya tenido novio ni que fuera mi primera vez, pero estando en la casa de mi tia y con mi primo durmiendo en el sofá y cerca nuestro no me parecía la forma ni el lugar correcto, mucho menos romántico.

En un segundo me desnudó completamente, mientras me observaba fijamente y con ojos libidinosos sentía un fuego en mi cara, realicé un último y desesperado intento por convencerlo mientras se quitaba la ropa pero fue inútil, y cuando se sacó la última prenda se arrojó sobre mi.

Me penetró de un solo empellón, provocándome un dolor fortísimo, quise gritar pero su mano taponó mi boca mientras la otra recorría mi cuerpo completamente sometido, su lengua se revolvía en mi oreja entre palabras que aseguraban que me amaba y que aquello era lo más hermoso que podrían realizar las parejas.

Al cabo de unos minutos, que me parecieron eternos, separó un poco la parte superior de su cuerpo y comenzó a moverse cada vez mas rápido y violento, yo tan sólo lo observaba, preguntándome si realmente eso era lo mas bello que podían ofrecerse dos amantes y deseando que terminara de una vez, mientras el empujaba más y más y me decía de forma vulgar cómo le gustaba el movimiento de mis senos.

Finalmente su cuerpo se arqueó y sentí un calor dentro de mi, su continuo bombeo se fue apagando y acostó su cabeza sobre mi costado, repitiendo una y otra vez que me amaba y que había sido hermoso, cuando me preguntó si había disfrutado no supe que responder y quedamente le dije que sí, mientras apretaba las piernas aguantando el dolor.

Se vistió y se marchó enseguida, con la excusa de un súbito compromiso que recordó, mi primer pensamiento fue la necesidad de una larga ducha y mientras lo hacía y recordaba el extraño momento ocurrido hacía un rato, reparé en que no nos habíamos cuidado, me sequé y vestí, acosté a mi primo y me fui a la cama temprano.

Al otro día me levanté bastante mareada, sin decir nada fui a la farmacia a comprar la pastilla del día después, pero luego de tomarla me sentía absolutamente descompuesta, quizás por los nervios y la presión del suceso del día anterior y terminé vomitando, resultado, quedé embarazada.

La noticia no le cayó mal y decidimos comprometernos, yo no sabía que hacer pero por educación sabía que debía aceptar, pero al segundo mes de embarazo conocí a un chico que me llamó la atención por su dulzura y la alegría con que encaraba la vida, día a día nos íbamos conociendo y me sentía más atraída por el, me invitó a dar un paseo y acepté y cuando me intentó besar le conté sobre mi estado, ello lo llenó de confusión y a mi de tristeza, pero al otro día me confesó que se había enamorado de mi y que si yo sentía lo mismo por él, no tendría problema en hacerse cargo de mi bebé y encarar una vida juntos.

Comenzamos a salir y fueron los días más felices de mi vida, pero como todo cuento de hadas tiene su final y así fue, era imposible ocultar lo que estaba pasando a Adrián, y mis excusas cada vez más tontas para no verlo hicieron que le picara el gusanillo de la duda, una noche llego feliz a casa y lo encuentro sentado en la entrada esperándome, comenzó a insultarme y me invadió el terror cuando amenazó con matar al chico, al ver que mi cara se angustiaba de terror me dijo que lo siguiera y me llevó hasta su casa, allí me ordenó que me desnudara y que hiciera todo lo que dijera o mataría a la persona con la que estaba saliendo, no tuve opción, entre lágrimas me quité la ropa y me quedé muda cuando encendió una cámara.

Se desnudó el también y se sentó frente a la cámara, luego tiró de mi brazo para que me sentará sobre el y comenzó a besarme, me penetró y me dijo que iba a hacerme cabalgar frente a la cámara, yo intentaba no mirarla, mientras sentía un asco terrible y mi cuerpo subía y bajaba, esa noche conocí las posiciones más absurdas e inverosímiles, sentí mucha vergüenza pero no podía oponerme a nada porque veía en sus ojos que el odio que le corroía le haría capaz de cumplir su promesa.

Me dejó ir a la mañana, luego de que se cansó de pedirme cosas, las mandíbulas me dolían por el sexo oral, me sentía terriblemente asqueada por obligarme a tragar su semen, no me dejó bañarme a pesar de que estaba completamente pegoteada y me dolía todo el cuerpo.

Tardé en llegar a la casa de mi tía, y cuando lo hice, Adrián le había dado su versión de lo que había sucedido y no me escuchó, me trató de puta por engañarlo con otro estando embarazada y me dijo que no me echaba porque él le prometió que a pesar de que lo había traicionado, era un caballero e iba a casrse conmigo cuanto antes, y así se hizo, me mantuvieron encerrada y me convencieron que lo correcto era casarme con el padre de mi bebé.

Luego de la boda el martirio continuó, el que era ahora mi esposo no dejaba pasar un día sin tener sexo violento mientras me decía que le pertenecía, que era su puta y que hacía conmigo lo que quería y así era, yo tan sólo era una muñeca la cual manoseaba y penetraba a su antojo, y ya no tenía fuerzas para luchar, realizaba todos sus obscenos deseos, creí que ya nada podría ser peor hasta el día que me comentó que le mostró el video que había filmado a un amigo y este quedó tan enloquecido que hasta ofreció dinero por observarnos, me negué pero sabía que no habría forma de detener lo que se avecinaba, con la excusa de que el dinero no alcanzaba dijo que aceptaría la oferta, y así, una noche se presentó su amigo en nuestro dormitorio.

Aquello fue de mal en peor, estaba tan nerviosa que no pude ni desnudarme, Adrián terminó destrozándome la ropa y mientras me penetraba me obligaba a mirar a su amigo, yo intentaba mover la cabeza hacia otro lado por la vergüenza pero me la inclinaba por la fuerza, finalmente opté por cerrar los ojos, mientras las lágrimas caían por mi mejilla.

En un momento creí observar una seña de mi esposo y no me percaté de su significado hasta que ya era tarde, la idea no sólo era mirar, su amigo había pagado por participar también, no podía permitirlo pero tampoco había forma de que pudiera evitarlo, Adrián me tomó de las muñecas con fuerza mientras no paraba de penetrarme y su amigo llegaba por detrás.

No soporté el dolor y grité, grité de rabia y dolor mientras sentía como me taladraban por ambos lados y me sentía desgarrada por dentro, mis pechos parecían explotar contra el pecho de Adrián que intentaba besarme, yo le corría mi cara y como sostenía mis manos con las suyas no podía tomar mi rostro pero no le hizo falta, su amigo entendió la situación y me jaló del pelo, cuando abrí la boca para gritar de nuevo, sentí la lengua de mi esposo entrando en mi boca.

De las humillaciones que me hicieron pasar luego voy a narrarles poca cosa, un concurso de mamadas a ver quien resistía más de ambos, del cual su amigo, al ver que perdía no quiso quedarse sin nada y me apretó la cabeza hacía abajo mientras eyaculaba, provocándome unas arcadas increibles al sentir su miembro llegar a mi garganta y una masturbación con mis pechos para ver quien eyaculaba más lejos.

Los días transcurrieron y las visitas de su amigo se hicieron cada día más y más frecuentes, mi esposo vió un negocio a explotar en ello y provocó que más amigos vinieran, luego conocidos y finalmente también desconocidos. De ellos, a quien más odié fue a un viejo que me decía que no iba a parar hasta que su mano entrara por completo dentro de mi ano, y lo fue intentando dedo por dedo hasta lograrlo, también de un gordo asqueroso que me ataba a la cama y me golpeaba con un látigo subido sobre mi, no pude sentarme por una semana luego del primero y por casi dos luego del segundo.

Así fue como mi vida se convirtió en una pesadilla, lamento no poder darles más detalles, pero es inenarrable lo que la mente retorcida de un hombre puede hacer cuando te vé como tan sólo un pedazo de carne...