CARTUZ y su macro fiesta de cumpleaños
Nunca asistí a una fiesta (cumpleaños, boda, bautizo, fin de año, de divorcio, de lo que sea) de esta magnitud, de desfase controlado y organizada hasta el último detalle
Esperaba que Carlos hubiera publicado ya su narración sobre el cumpleaños y veo que publica algo anterior, pues publicaré mi narración sobre el cumple. Lo complicado de esta narración es poder encontrar la forma de describir todo lo sucedió, todo lo vivido y todo lo experimentado. Me enteré de que estábamos invitados a la fiesta por mi marido. Él lo sabía ya hace días y le pregunté porque no me lo había dicho antes.
· Porque la fiesta está dividida en dos, más o menos.
· Déjate de dar vueltas y ahora cuéntame el inconveniente que existe, porque cuando te pones así es que hay un inconveniente.
· Que va no hay ninguno. Por lo que me ha contado Carlos, está la fiesta normal y al irse después de cenar la gente que no está en el campo hospedada, montaran una fiesta abierta, con un grupo que ya han participado en ellas y Carlos me preguntó si queríamos quedarnos en el campo o no.
· Pues va a ser que no.
· Por qué? me has dejado pasmado, no esperaba esa respuesta.
· Pues te lo aclaro, sabes que no estoy de acuerdo con que tu tengas nada con ninguna mujer y me parece injusto el poder ir yo con quien quisiera, que no lo quiero, sabes que solo quiero uno.
· Por eso te lo decía, porque Carlos ha dicho que podía ser una noche de excepciones. Y además da igual, que no quiero estar con ninguna mujer, me gusta verte a ti feliz. Piénsatelo y decide, pero no tardes mucho porque mañana tengo que decirle algo a Carlos.
No quería ir y ver cómo otras se lo pasaban bien, si iría a la fiesta normal y después a mi casa. Por la noche llame a Daniela que llevaba mucho sin hablar con ella, porque no cuento el wasapeo. Y fue cuando me dijo que Ray si vendría pero que ella no. Tenía que quedarse por un problema familiar de salud, en concreto de su padre y de paso atender a unas visitas que tenían para la venta de su piso. Le conté mis indecisiones y su respuesta fue muy directa “chica, no te lo pienses si a Tiano no le importa, pues ves y dale placer al cuerpo, no seas tonta, si estuviera en tu lugar no me frenaba nadie” y la mente es muy traicionera, porque por mi cabeza se me pasaba un encuentro o dos con Carlos a todo meter y como me ponía. En la cama y mientras mi marido me tonteaba le dije que sí y tuvimos una noche fuera de control.
La fiesta de cumpleaños empezaba un jueves al mediodía. Un grupo se alojaba en un hotel de Valencia y los llevarán y traerán en un autobús, para que pudieran beber sin problema. Carlos lo había estudiado bien, el autobús llegaba a las once de la mañana y a las doce y media de la noche regresaba al hotel con la gente y todos lo sabían. Los invitados podían clasificarse o los califico por grupos, más o menos con las expresiones de Carlos. Familia, amigos, conocidos y personas especiales. Más o menos eso eran los grupos, aunque el de la familia era muy escaso, porque solo acudieron dos primas. Nosotros como la mayoría de los que nos íbamos a quedar en el campo llegamos el miércoles por la tarde. Estaba todo desconocido, unas carpas grandísimas, un escenario, una iluminación especial. Una zona acotada como si fueran a poner una barra de bar.
Exceptuando a Ray, el resto de las parejas no conocía bien a ninguna. Me hubiera gustado que estuviera Daniela porque no me sentiría tan perdida, aunque no me cuesta relacionarme y la verdad que antes de la cena ya tenía buena química con casi todos. Menos un hombre, todos los demás no estaban mal físicamente, había uno que más que estar mal, es que venía con muletas, que se estaba recuperando de un accidente de circulación y no estaba para muchos trotes. Que él desde el principio decía que con él no contáramos este viaje, que ya se lo pasaría bien su mujer por los dos. Nadie decía nada, pero esa noche era de descanso, no estaba la fiesta abierta. Era para recordar momentos, para cantar y en general para la música. Porque prácticamente todos tocaban algún instrumento. Como Carlos tenía un grupo de música, estos habían formado otro. Transcurría la cena y el inicio de la noche con demasiada relajación. No atiborrare con nombres, dos de los amigos se levantaron y regresaron con banjos y dos guitarras. Nunca había oído un banjo, algunos me dirán que ridícula, pues no lo había oído. Le dijeron a Carlos si estaba oxidado y le dieron una guitarra.
Me dio la impresión que estaban afinando los instrumentos, pero que va, habían iniciado la “guerra” porque era como una guerra. Lo único que con música. Era como un reto entre ellos y en la noche la música se fundía con la brisa. Fue algo sensacional y me dejaron maravillada ese grupo de personas. Pararon de tocar música porque uno de ellos contaba una anécdota de Carlos de pequeño, que resultaba muy graciosa. Detrás de esas vinieron muchas más, de todos ellos y en esas anécdotas se veía que Carlos desde pequeño ya era muy cabezón. Los presentes se fueron poco a poco yendo a dormir, porque decían que había que descansar para el día siguiente. Nos quedamos Carlos, Ray, Pilar y su marido Michel, mi marido y yo. logramos sacarle algo a Carlos, la música seria de la que le gusta principalmente, colombiana y mexicana. Pilar quería ir al aseo y la acompañe, habíamos congeniado, era de la edad de Carlos al igual que su marido. Era más alta que yo y lucía un buen tipo. Un tipo generoso y no lo digo porque estuviera con sobrepeso que no era la realidad. de cara no especialmente guapa, pero era muy atractiva y atraía. Me hizo entrar con ella en el baño para seguir hablando y me sorprendió.
· Adriana me has gustado mucho, si quieres nos podríamos conocer mejor esta noche.
· Pero si tu marido está convaleciente (le dije sorprendida ante ese “ataque” tan directo e inesperado)
· Ya, mi marido se queda durmiendo solito en la cama y voy a vuestra habitación.
· No te ofendas, mi marido no va a estar con otra mujer que no sea yo, es nuestro acuerdo, lo entiendes?
· Perfectamente, pues que duerman los dos juntos Jajaja Jajaja y nosotras solas.
· Nunca he estado con una mujer a solas.
· Pues no sabes lo que te pierdes.
· Déjame pensar que quedan días por delante.
· Me has dejado con más ganas, te tengo que conseguir, no me rindo, Jajaja Jajaja.
Me escabullí como pude. No me lo había esperado. Aunque la rechace consiguió excitarme algo. Cuando llegamos las dos Ray se estaba esperando para darnos las buenas noches y luego Michel requería a su mujer para irse a dormir, quedando los tres Tiano, Carlos y yo. Seguía de pie, para desentumecer las piernas de estar tanto tiempo sentada, mi marido dijo que ahora venía, supusimos que iba al aseo. Estaba muy cerca de Carlos, se fija en mí y me pregunta, “por tu cara, Pilar te ha entrado a lo bestia y por tu cara le has dicho que no” no se le escapaba nada y le conteste lo que había pasado “pues sí, la conoces bien, me ha cogido desprevenida, pero es que ni imaginarlo” Carlos se reía y me decía, “pues cuidado porque he visto caer a muchas que decían que imposible estar con una mujer, es muy buena seduciendo y como su marido nunca la ha dejado a gusto, que no es ahora por estar recuperándose” el hablar con Carlos de eso, me excitaba mas y cuando me dice, “si no te confunde, de buena gana te follaba esta noche”
No tuve que dar ni un paso, me agache y le di un beso, que quería darle un beso sedoso, intenso, pero la ganas me llevaron a dárselo salvaje, comiendo completamente su boca y saboreando su lengua dentro de mi boca. Ni me enteré del regreso de mi marido y cuando acabamos me faltaba hasta la respiración. No sabía ni que decirle, su sonrisa me decía que no hacía falta decir nada y menos cuando la mano de Carlos recorría el interior de mis piernas hasta llegar al centro de mi perdición, que me provocó un escalofrío de placer por todo mi cuerpo y no me salían ni las palabras. En este momento tengo que expresar lo que pensé y le dije a mi marido, menudo CABRONAZO y lo pongo en mayúsculas, porque después de encender la mecha, me dejo de esa manera diciendo “es hora de descansar que mañana viene un día muy largo” Y a mi marido le daba la risa, esta vez nuestra habitación era la más cercana a la suya, pero estaba equivocado si pensaba que iba a ir como una perrita faldera buscándole a su habitación. Cuando mi marido estando solos en la habitación me incito para que fuera le conteste lo mismo que pensaba y me responde, “si con el no eres una perrita, eres muy perra, por mí no te preocupes” no quise ir y hasta pensé en Mencía, entre todo lo que paso, me quedo un buen calentón.
Me levanto y estoy sola, como sé que lo mismo ya ha llegado gente, antes de ir a desayunar, me arreglo a la perfección, sin pasarme, pero no quedándome corta. Veo a Carlos que está hablando con alguien, un negro un poco más alto que el, mas musculado, atractivo e imponente físicamente. Me lo presenta y es Walter y pongo su nombre real porque no creo que le importe y porque es primo de Ray, se le ve tan pasota como el primo y con una sonrisa perfecta, dientes blanquísimos y encías muy rosas. Carlos saca un cesto de fruta y prepara dos cafés, uno para él y otro para Walter, tienen una conversación técnica que no entiendo, no lo pude evitar pero con esa ropa tan ajustada, se le notaba un bulto inmenso a Walter, que me avergonzó mirar.
Desayune rápido y me fui con las demás. Me acordé de un suceso el día anterior que no tuvo importancia pero me hizo pensar. Estando las mujeres en la piscina tomando el sol, tuvo que bajar Carlos a mirar algo de la depuradora porque alguna lo llamó. Al vernos a casi todas en top les y alguna desnuda completamente, Carlos hacia como si fuera un chiquillo se tapaba la cara y hacía bromas, solo de palabra y por parte de ellas hubo todo tipo de comentarios subidos de tono. Si ya habían estado juntos en fiestas de ese tipo, porque muchas de ellas le hicieron comentarios con insinuaciones de a ver si era verdad, que ya era hora etc, me quede con Pilar y Carmen, no quería que se asustarán y que pensaran que era un cotilla, por eso les di carrete hasta que me lo pusieron en bandeja, “por lo que contáis, habéis estado en bastantes fiestas especiales?” las dos contestaron más o menos lo mismo, que sí, pero que con Carlos se habían distanciado, porque llevaba bastante tiempo sin asistir y desde que vivía en Valencia no fue a ninguna.
Deje que siguieran hablando y lance otra pregunta, “pues es mi primera vez, pero entre vosotros ya os conoceréis bien, porque habréis estado todas con todos, así hay más amistad, Jajaja Jajaja” y me dejó desconcertada lo que me respondieron, que sí que todos habían estado juntos, ya fuera con hombres o mujeres, porque si no lo entendí mal, ellas todas eran bisexuales, los hombres algunos, pero lo que más me interesó, ninguna había estado con Carlos. Porque él normalmente tenía relación con alguna nueva y que no fuera pareja de los amigos de verdad. Lo que les daba mucha rabia y me halagaba saber que yo sí había estado con él. En algo más coincidían, que notaban un cambio en Carlos y que iban a ir a por todas con él.
Me gustaba el juego de miradas que se traía Carlos conmigo, lograba tenerme excitada y mi intuición me decía que algo iba a pasar. Varias mujeres revoloteaban alrededor de él, no me quedaba claro si era por deseo o por vencer las barreras de Carlos, que eso de por sí ya era excitante. Había movimientos sospechosos entre otros hombres y mujeres que nadie le daba importancia. Por el día todo era mucho más discreto y relajado, pero por la noche todo cambiaba. Todo se volvía mas erótico. Parejas que se perdían en la oscuridad y que volvían con ojos brillantes y retocándose maquillaje, arreglándose el peinado. Lo que volvía mi cuerpo más sensible. Carlos seguía codeándose con todos y sin prestar una atención especial a ninguna mujer. Pero esa noche tampoco sucedió nada especial.
Por la mañana todo parecía normal hasta que cuando llegaron el resto y a la ora que los hombres se pusieron a preparar todo. Las mujeres nos pusimos a hablar y varias contaron lo sucedido la noche anterior, el trajín de cambios que hubieron y explicando sin tapujos y con todo tipo de detalles lo sucedido esa noche, ninguna logró llevarse a Carlos a su cama. Con todo tipo de opiniones del porque no lo lograron. Esa mañana sucedieron dos cosas llamativas. Llegó la catalana, que nadie esperaba y le entró a Carlos desde el mismo momento de su llegada. Luego también parecía que le entraba a Rosa la más joven, que estaba de muy buen ver y que estaba en la veintena, mostró mucho interés por ella, lo achaco a que desarrollaba el mismo trabajo que ella.
El otro momento llamativo, estuvo cuando Sonia que había traído mala cara, aunque trataba de disimularlo, se fue apartando del resto disimuladamente y se fue a donde había un conjunto de muebles de jardín y se sentó allí mirando al horizonte. Debía de tener un momento bajo y dudaba entre ir o no ir, al final opte por dejarla sola, porque no sabría qué decirle. Oigo a Carlos a mi espalda que les dice al resto que ahora volvía y les dice algo gracioso que todos se ríen y se meten con él. Llega a donde estamos sentadas nosotras, se mete con nosotras también y coge una botella pequeña de agua y una caja de pañuelos de papel. Después se dirige a donde está Sonia. Cuando cogió el agua y los pañuelos, dirigimos nuestra vista a Sonia, que estaba llorando, se veía claro.
Lo primero que hace Carlos es quitarle de su mano un cigarro que se acababa de encender y ella no fuma. Nos fijamos bien, ella habla muy poco vemos a Carlos que le destapa la botella de agua, se la da y empieza a hablar él. Lo que provoca que Sonia llore más, está desconsolada y todas dicen que hubiera sido mejor que Carlos no hubiera ido porque la estaba poniendo peor y era verdad, estaba siendo de poca ayuda. Carlos parece que no se da cuenta porque vemos que no deja de hablar y ella de llorar, de pronto se obra el milagro y Carlos le pasa más pañuelos, Sonia empieza a sonreír y Carlos la deja sola. Vuelve con los hombres y Sonia poco después se acerca a nosotras que hacemos como si no hubiéramos visto nada y su cara ya no refleja tristeza. Poco después hablo con ella, me interesado por saber cómo está y es llamativa su respuesta, “Me he levantado echa una mierda, derrotada, sin ánimo ni ganas de nada, he explotado y Carlos me ha hecho reflexionar, me ha hecho reír y es la segunda vez que me ha hecho ver que la vida no es tan mala y ya sé porqué me entiende tan bien. No podía ser de otra manera”
Seguimos hablando y vi que era una mujer con más problemas añadidos a su gran pérdida. Porque por lo que me contó, su vida había estado plagada de errores con lo que se refiere a su vida sentimental. Tampoco había llevado una vida muy acertada con lo que se refiere al sexo y como estaba habladora, deduje o que ella pensaba que era en parte frígida y yo como en eso no creo, pensé que le habían tocado hombres egoístas o inexpertos. Era una luchadora a pesar del camino que llevaba recorrido. Quise saber lo que le había dicho Carlos y no la sacaba mas que “Es un tío que me ha sorprendido desde que le conocía y me sigue sorprendiendo, parece un tipo duro, frío y luego tiene una sensibilidad y un tacto que sorprenden” era verdad lo que decía porque Carlos quiere ocultar esa parte de él. Prefiere que vean al otro Carlos, el duro, el imperturbable. Otra cosa que me dijo Sonia es que lo bueno de Carlos, que cuando te hablaba no te trataba condescendientemente ni tampoco con aires de superioridad.
Poco tacto tuvo ese día conmigo, porque fue directo. Porque delante de todo el mundo, eso sí, enterándome solo yo vino y me dijo “Lo que te voy a decir no quiero que altere nada nuestra relación, que ya sabes cómo es, por eso si dices no, no pasa nada. Pero quiero que pasemos esta noche juntos. Eso sí te prometo una noche que no vas a olvidar porque será una noche de depravación total y sin frenos” según le oía tan cerca de mi oído y parte de su aliento dándome, que ya me excite al máximo, por eso le dije que no sabía si fiarme de él. Porque algo tenía en su mente que no me contaba. Es que al mirarle sabía que tenía pensado algo muy fuerte, por un lado me daba miedo y por el otro mucha excitación, con lo de miedo me refiero a lo desconocido y no saber cómo podía reaccionar.
Estaba convencida de que mi marido tenía que saber algo. No tardé en hablar con él, lo conozco también que sabía que no me contaba la verdad, tampoco me mentía porque no decía nada. Fui a la barra donde nos servíamos y Carlos se acercó y en pocas palabras le dije que tenía dudas, pero que la curiosidad podía más y le rogué que siguiera siendo como era y si decía algo que no, parara. Me contestó molesto, porque me decía que sabía que siempre respetaba a las mujeres. Estuvo cerca de dejar todo y al final se arregló. Quedamos en que en media hora estaría. Aunque fue más porque tuve que pasar por mi habitación, que estaba pegada a la de Carlos. Me había pedido poca ropa y nada de ropa interior. Había pensado que si pasaba algo me pondría lencería fina que había llevado. Hablaba con mi marido mientras me aseaba, le exponía las dudas que tenía y él solo me decía que no diera más vueltas. El corazón me latía de forma especial, eso me decía que había gato encerrado, una sorpresa, mi intuición no falla. Todos mis sentidos se pusieron en alerta y estaría pendiente de todos los detalles.
De esta parte si la recuerdo bien. Llaman a la puerta con delicadeza y mi marido abre, es Carlos, viste igual. Estoy con un bata de raso azul, que me llega justo por debajo de las nalgas, estoy tapada pero me siento desnuda. La mirada de Carlos me demuestra que le gusta lo que ve y que me desea, eso sí que me excita, sentirme deseada. Me dice que me va a poner un antifaz, lo hace y me da un beso suave que me produce un escalofrío de placer. Me lleva a su habitación y sé que mi marido viene pero no sé qué hace en cuanto entramos en la habitación de Carlos. Trato de escuchar cualquier sonido, respiración, algo que me haga descubrir mis dudas.
Carlos empieza suavemente, va acariciando mi cuerpo. Como estaba en tensión, pendiente de descubrir no sé qué, no estaba en lo que pasaba, hasta que Carlos me atrapa uno de mis pezones con sus labios, lo hace con intensidad y es cuando mi cuerpo se destensa, gimo y ya dejó de estar pendiente a nada. Noto como me va moviendo mientras me acaricia. Me quita la bata, solo me quedo con unas medias, que sé que le gustan y con unos tacones especialmente al gusto de Carlos, que me realzan bien mis nalgas y que a Carlos eso le priva. Me atas las manos por las muñecas y eso ya me dice lo que me va a hacer, algo que nunca pensé que me gustara y la verdad que ahora me logra sacar a la mujer que hay de verdad en mí. Sigue manipulando mis muñecas y siento como tiran, quedando mis brazos levantados por encima de mi cabeza.
Oigo a Carlos moverse, debe estar eligiendo la pala con la que me va a azotar y lo mismo hasta se está desnudando. Los azotes llegaron como esperaba, me hubiera gustado más con sus manos o con un látigo que tiene que es de puro vicio. Quería aguantarme y no decir nada, era imposible, le reconozco que me hacía falta, que lo echaba de menos y para provocarle y que me dé más, “Carlos eres un cerdo pervertido, me has hecho adicta a ti, cabrón” y como no podía ser de otra manera, azotó con más fuerza y mas seguido mi culo, hasta notarlo ardiendo. Mi marido compró unas palas para hacérmelo él y no era tan fácil, Carlos estaba muy entrenado, era diferente, sabía dónde tenía que impactar sus golpes. Me extraño que parara en seco, porque Carlos tiene un estilo muy refinado con los azotes. Seguro que miraba mi culo rojo, que le gusta verlo. Se agacha por detrás, sus manos abren mis nalgas y me hace el beso negro, que el primero que me lo hizo fue él y cuando me lo hacía, sacaba mis bajos instintos a pasear. No ha estado también como otras veces y me molesta cuando se para y se quita. Le reprocho que se parara, vuelvo a provocar, “que pasa se te ha ido la fuerza, te hace falta viagra? Que bajón has dado. El macho alfa, el león se ha vuelto un lindo gatito, Jajaja Jajaja” y lo siguiente que se escapa por mi boca, que no soy de decir tacos, “COJONES, BESTIA, ANIMAL”
Porque recibo un golpe, azote, algo extraño. Usaba algo nuevo. Esta vez lo noto en mis dos nalgas, la cadera y parte de la tripa y pubis. Es algo más duro, más grande y más sonoro, porque como sonó, impresionaba. Fue un dolor seco, imprevisto y cuando lo estaba asimilando recibo otro. Recibo varios más y alguno hasta me rozó el pecho, si antes sentía mi cuerpo ardiendo ahora el sentimiento era indescriptible. Como del dolor se podía sacar placer, Carlos era la caña. Por eso le dije que era una pasada, que me gustaba ser su puta y que esto era como pasar de curso en la carrera, todo excitación. Paro y se acercó a mí, quise quitarme el antifaz y me lo impidió. Me gusta notar su fuerza cuando me lleva en brazos. Me deja en la cama suavemente como si fuera una pluma.
Carlos y no sé cómo lo lograba, hacía que estuviera en estado de excitación que me hacía mojar tanto que toda la entrepierna estaba siempre empapada. Había logrado que tuviera tres orgasmos, cada cual más rico. Carlos no estaba dispuesto a que eso acabara allí, se colocó entre mis piernas, me las acaricio y fue subiendo su boca demasiado lentamente para mis ganas, estalle cuando sentí su lengua en mi clítoris, porque su lengua tenía que estar protegida, porque la usa de una manera fabulosa y esta vez no me hizo rabiar, me dejó tener un orgasmo sin quitarse. Se movió un poco y ya pensaba que me iba a penetrar, pero no, vuelve a lo mismo, ahora me lo está haciendo de distinta manera y me hace tener otro orgasmo, está llevándome al séptimo cielo. La respiración la tengo al máximo, me empiezo a relajar y otra vez, que le pasa hoy, ya me ha hecho tener dos orgasmos con su lengua y quiere otra vez. Me costaba esta vez tenerlo y él había bajado el ritmo de su lengua, pero hasta que no tuve otro orgasmo no paró.
No tenía ni idea del tiempo que había pasado y me daba igual, había hecho que me corriera seis veces. Cada orgasmo es mejor. Fueron tan buenos que ahora lo que quería era sentir su enorme polla dentro de mí, notar cómo arde dentro, eso es algo espectacular, una experiencia que no se dé ninguna amiga que lo haya tenido. El sentir ese ardor moviéndose dentro es algo imposible de explicar. Pero me podéis creer que es un plus para que se note mucho más. Le llegó a exigir de malas maneras que me folle y se viene a besarme, lo hace en plan “delicado” y nos comemos la boca, incluso haciéndonos daño. Se quita bruscamente y se va a un pecho, le pasa la lengua, succiona mi pezón, primero con suavidad y a continuación con esa “agresividad” que nada más tiene el. Es como pasar del frío al calor y del calor al frío, no disminuye nunca el placer, la excitación.
Me hacía subir y bajar en el nivel de placer a su gusto. Sé que se guía por mi respiración, pero aunque trato de controlarla al final se hace imposible. Siento otra lengua y otra boca sobre mi otro pezón. Pienso que es mi marido, aunque sí lo es está haciéndolo de otra manera, lo que me dice que Carlos le ha dicho cómo hacerlo. Me estaba poniendo demasiado “nerviosa” y se lo digo porque estoy ardiendo por dentro, necesito que apague mi ardor con su polla. Me suelta mis manos y sigue impidiéndome que me quite el antifaz, me gusta cómo me maneja, como con sus fuertes brazos me levanta y después me va dejando caer en su polla. En cuanto siento la punta me viene como un chorro de placer y en cuanto va entrando ya me “mareo” del gusto que recibo. No me puedo aguantar y le digo lo que le echado de menos, en cuanto siento a Tiano por detrás comiéndome el culo y con frases guarras le digo “ves preparándolo para que me folle nuestro señor” y como siempre que se lo digo, mi marido lo comía con más ganas.
Carlos la saca casi toda y luego me la mete de golpe, eso me saca de sí, me pone muy cachonda y más cuando le oigo que le dice a mi marido, “cabrón fóllate el culazo de esta puta, que no ves que lo pide a gritos” y tonta de mí y cachonda oyéndole, “pobrecillo, no trates así a mi marido, que aunque se un cornudo sigue siendo mi marido” y le pedía a mi marido que me follase, no entendía que tardara tanto y Carlos me dice que se está lubricando la polla, no lo entendí y por eso le dije a mi marido, “Tiano déjate de tonterías, desde cuando te hace falta, que Carlos ya lo tiene acostumbrado” lo siguiente que noto era algo muy grande y no era un consolador ni nada de látex. Por eso me paro de inmediato, Carlos me dice si quiero que paremos y antes de que me lo plantee, algo se abre paso en mi culo, algo muy grande, si la de Carlos ya me parece grande, esta lo era más, llame a Carlos de todo, recuerdo frases como, “Carlos hijo de puta, sois unos cabrones” a mi marido si lo recuerdo más detalladamente, “Tiano cornudo, maricón, me están reventando y estarás haciéndote pajas como un macaco”
Me agacho y me morreo con Carlos mientras voy notando como me entra esa cosa, me estoy poniendo más cachonda que nunca. En cuanto noto a otra persona cerca de mí ya no pregunto, me quito el antifaz y me encuentro con una doble penetración de locura y con otra polla grandísima en mi cara, pollón como los que me follan y bien negro es Ray y sin mirar deduzco que el que está detrás es Walter, por el espejo le veo y acerté. Ray se empeña en morrearme y no se lo permito y ya les aviso que de eso nada, del resto lo que quieran. Oía a Ray y Walter que hablaban de mí, decían de todo de mí, como que la chupaba mejor que nadie, que mi culo era perfecto, que le atrapaba el rabo. Lo que me terminó de poner loca era oír a Ray, “Tu sí que sabes, eres mejor que Daniela pero mucho mejor” y Walter sin para igual que Carlos, no dejaba de decir que le ponían muy cachondo las blanquitas como yo, que parecían santas. Contra más lo decía era más “bruto” y encima Carlos le daba la razón y entre los dos parecía que me iban a romper en dos partes.
Les ponía cachondos escuchar cómo me llegaba a correr hasta cuatro veces seguidas, eso les hacía follarme más duro. Ray al final se corre en mi boca sin avisar, dio por hecho que me lo tragaría y lo hice, pero no del todo, porque llamé a mi marido y me iba a besar por cabrón y por cornudo, por no haberme avisado y bien que me beso. Se corre Walter y no hacía falta que nadie lo dijera, menuda manera tan bestia de correrse. Después se corre Carlos y mientras lo hacía nos besábamos poniendo mucha pasión. Ray que se ha recuperado se coloca detrás, por lo que veo quiere probar mi culo y aunque Carlos se quita, le dejo, me quedo tumbada boca abajo y es otro animal follando. Me hace tener un orgasmo a la misma vez que él. Miro a Carlos, no sé qué ve en mi mirada, que manda parar a Ray y me follan entre los dos. Los dos “hermanos” no pararon hasta que me hicieron correrme dos veces más.
Quería ir al baño y las piernas no me responden, por eso les dije que ya veríamos si mañana podía salir al exterior con los demás. Que nadie me lo pregunte luego, verme en el baño como me había quedado marcada me excitó un montón. Carlos era un mago, sabía lo que me iba a gustar, tenía una capacidad especial, para saber lo que quieren las mujeres. Salgo del baño y solo están Carlos y mi marido. Carlos tiene varios botes que no sé de qué son, me dice que me tumbe boca abajo y les digo que a ver qué ropa me ponía mañana para que no se me notaran los azotes. Carlos no dice nada, me hace tumbar y delicadamente me da un masaje y una pomada especial para las marcas. Estaba hablándoles y no se cuando me quede dormida, porque no me entere.
Al despertar estaba nueva, perfecta. Había sido una panzada de sexo, que me había dejado muy satisfecha. Cuando me levanté, todos los demás ya estaban levantados. Fui a la ducha y tenía agujetas hasta en las pestañas, las ingles no eran mías, parecían de otra. Desayuné y tuve que tomar un paracetamol de un gramo. Algo me hizo, pero por la noche que Carlos quería más “fiesta” no se si solo o en compañía, me lo propuso y quien me iba a decir a mí qué le diría que no, se lo expliqué y lo entendió. Estaban todos muy ajetreados y como me costaba estar de pie, me fui al sitio donde estuvo sentada Sonia llorando y al momento se acercó a mí.
- Por qué te has separado de todos, te encuentras bien?
- Si, es solo que estoy cansada. He dormido poco.
- Si, se te ve cara de agotada.
- Oye Adriana te puedo preguntar algo?
- Claro que sí, pregunta lo que quieras.
- Es que estando con las otras mujeres, me ha parecido escuchar, que aquí por la noche lo que hay es una bacanal, es cierto? No lo pregunto porque me parezca mal, es curiosidad por lo que he oído.
- Pues no lo sé, no me fijo en lo que hacen las demás. Porque si hacen algo es algo que les compete solo a ellas y bueno a ellos.
- Es que he oído cosas que me han dejado sin palabras.
- Cómo qué?
- Que alguna se ha ido con otro hombre y a su marido le ha dado igual.
- Si ellos quieren pues ellos sabrán. No te parece? Tu es que nunca has estado dispuesta a abrirte en el sexo?
- Jajaja Jajaja, después de lo que he oído aquí, debo estar a años luz, debo de ser un ave raris.
- Por? Porque seguro que habrás tenido muchos candidatos si no candidatas y los tendrás.
- Si pero me frena mi inexperiencia, los tíos piden más de lo que puedo dar, son brutos y van a lo que van, lo quieren todo de inmediato y candidatas ninguna, pero es que tampoco me va con mujeres.
No quise seguir hablando, alegue un fuerte dolor de cabeza y lo entendió dejándome sola. Lo que en su día pensamos Victoria y yo, lo había confirmado, que era muy cortada o que tenía poca experiencia sexual. También me di cuenta que no estaba escandalizada por lo que había oído, cómo trataba de aparentar, era un sentido del morbo y la curiosidad lo que le había hecho preguntarme. Sospechaba que Carlos le atraía y si era así, le debía de dar rabia que Carlos optara por tontear con otras mujeres y no con ella. Porque Carlos no paraba de tontear con todas, no con ánimo de llevarse a ninguna a la cama, simplemente por el hecho de agradar. De ese día poco más puedo contar, salvo los bailes de Carlos con distintas mujeres y lo bien que lo pasaban. Me fui a descansar temprano.
Al día siguiente que era sábado la sorpresa de Carlos fue unos disfraces que trajeron hubo un sorteo pero solo entre los que nos quedamos a dormir. A mi me toco un disfraz de mujer medieval, por cierto demasiado llamativo. Me lo puse y mi marido decía que estaba para follarme, cuando usaba ese lenguaje es que de verdad estaba algo más que para eso. Lo cual no me desagrada todo lo contrario. Nos juntamos todas las mujeres al margen de los hombres, para maquillarnos, peinarnos, vestirnos y adentrarnos en nuestros personajes. Hablábamos de con quién nos tocaría hacer de pareja en el otro sorteo que hicimos. Iba a hacer un esfuerzo y aceptar con quien me tocara. Vimos a los hombres ya cambiados. Carlos iba de romano y con las piernas descubiertas, piernas fuertes y muslos contundentes. Todas nos preguntamos riéndonos que llevaban debajo si es que llevaban algo. Carlos había dispuesto la mesa de forma que estuviéramos bastante separados todos, para según el no poder hacer manitas.
El ambiente era de estar todos más calientes que una plancha. Vemos el resultado del sorteo y no me toca con Carlos y con quien me toca no me gusta. Lo siguiente es cogerme un rebote y le digo a mi marido que me voy, nos marchamos a nuestra habitación y hasta el día siguiente. Me levanté enfadada conmigo misma. Porque aunque no hubiera hecho nada me tenía que haber quedado. El domingo se despertó algo nuboso, pero no mucho. Fui de las primeras en estar de pie. Se fueron levantando poco a poco. Estaba tomando un café en el exterior y hablaba con dos mujeres de la fiesta. Nos preguntábamos habría en una caja, era una caja muy grande que había de madera. Era rectangular y ya digo muy grande.
Comemos y decimos de reunirnos alguna vez más, es cuando Carlos dice que tiene pensado hacer una fiesta de disfraces por Halloween, pero que esta vez cada uno se traiga un disfraz original. Algunos dicen que en esas fechas no podrán y otros se apuntan sin dudar. Como la invitación la hace extensiva para todos incluidos los que no se quedaron a dormir, supuse que sería una fiesta más moderada. Aunque decir Carlos y moderación en la misma frase es un chiste. Después de comer se acababa todo y cada uno volvía a su casa. Carlos pide ayuda a Walter y Ray, se van y traen tres tartas bien grandes. Se acercan a uno de sus amigos y le felicitan. Carlos le dice, “Creías que no me iba a acordar?” encienden las velas, cantamos el cumpleaños feliz, el del cumpleaños se emociona y Carlos le regala algo largo, pesado por lo que dicen y envuelto en un papel azul. No lo entiendo, porque el puede regalar algo y a él no permite que se le regale nada. Tampoco entienda porque dejo a la mujer X o la mujer X le dejo a él, las pocas veces que le insinué que me dijera algo del motivo, casi como si fuera un lamento, que no lo era, me respondía, “Arrancada de caballo, parada de burro” y su cara se entristecía, estoy segura de que le hubiera gustado que estuviera la mujer X.
Nos sonreímos cuando lo desenvuelve y es una palanqueta. Ahora pienso para ese regalo mejor que no te regalen nada aunque venga de Carlos. Se dan un abrazo, el “afortunado” se sienta y Carlos le dice que no se siente, que abra la caja. Va nervioso con la palanqueta, le cuesta abrir la caja y como la ha abierto por el lado que no vemos, nos quedamos asombrados por la cara que pone. Mira a Carlos, mira el interior de la caja y se va para Carlos le da un abrazo y no lo soltaba. Aquí es cuando Carlos no se quiere emocionar, se vuelve duro, le quita de encima y ni respira. Nos acercamos a ver el regalo y ya entendemos el resto, algo más que un detallazo. Porque fue el único que se acordaba de su cumpleaños y porque había comprado ese regalo con mucha premeditación.
Como es normal hacíamos comentarios de todo y cuando me fijé, Carlos había desaparecido. Lo primero que me vino a la cabeza, no le gusta mostrar debilidades y había preferido perderse durante unos minutos. Busco con mi mirada dónde está Sonia por un pálpito que me dio y la veo hablando. Sigo en mi tesis después de mirar a todos que Carlos estaba haciendo una escapada estratégica para que no se viera ninguna “debilidad” en su forma de ser. Voy para la casa y no oigo nada. Miro en la cocina que es en uno de los sitios que se puede encontrar a Carlos con frecuencia, no está. Voy a su lugar de aislamiento y tampoco. Voy a su habitación y abro con cuidado la puerta por si se está haciendo algo él solo, poder sorprenderlo. Quien se sorprende soy yo.
Una de las invitadas está de rodillas haciendo una felación de película. La muy puta logra meterse casi toda la polla de Carlos en la boca. Lo que entraba era una barbaridad. Es fascinante ver como se la saca toda y luego vuelve a desaparecer. Carlos tiene agarrada su melena para ver bien como se la hacen. La mujer se levanta y le dice ven, ya verás. Se tumba boca arriba en la cama, pero dejando caer la cabeza por un lado y le dice que continúe, no me lo puedo creer, su boca es como un buzón, en esa posición entra toda la polla, no se queda nada fuera. Carlos se folla literalmente su boca, mientras ella mete su mano debajo de su vestido y se toca hasta que tiene un orgasmo. Le dice a Carlos que va a llamar la atención el no estar con los demás, le pide que le folle el culo sin nada, que quiere sentir su corrida. Carlos hace lo que le pide y vaya manera de follársela hasta que se corren los dos. En ese momento me marcho deprisa.
Ya empieza a irse la gente y la de la boca de buzón, sonríe como si no hubiera pasado nada. Hasta que se despiden ella y su marido de Carlos. Le dicen que trataran de venir a la fiesta de Halloween aunque lo tiene muy complicado y la muy puta le dice “esperamos venir, porque esta fiesta me ha sabido a poco, sobre todo el final” y van y se ríen, que no sé de qué se reía el marido, en fin. Ya se han marchado todos los de fuera y vemos que Carlos saca varias maletas. Nos dice que se va a terminar las vacaciones interrumpidas y aprovechar los festivos del 9 y del 12. No quiere decirnos dónde, pero lo que sí sé es que era fuera de España porque llevaba el pasaporte. Deducción, a un país que no está en la unión europea. Por eso será por lo que todavía no ha publicado el relato de su cumpleaños, estar muy ocupado.