CARTUZ el impenitente

Hombre de ideas fijas, difícil hacerle cambiar de opinión, inmune a las tentaciones y menudas tentaciones

El último encuentro con Carlos fue inolvidable, para repetir sin dudarlo. Carlos desapareció, suspendió dos citas con mi marido y parecía que me evitaba. Acudí varios días al trabajo y por lo que logré enterarme no apareció tampoco por ahí. Hable con Daniela y al final le pregunté directamente, lo único que sabía de Carlos que está en su piso de Valencia y que había hablado con Ray varias veces, pero que no sabía más. Ella pensaba que estaba en Valencia conmigo y yo que estaba con ellos. Me comentó que no me preocupara que se informaría y me diría algo. Era extraño, porque había dicho que se iba a tomar más tiempo para él. Cenado me llamo Daniela y resolvió el misterio. Carlos tenía dos lugares de trabajo, en el otro habían tenido varios positivos con el virus. A Carlos no le afectó porque había estado de viaje en Madrid y pasó estando él allí. Regreso y como había varios que no tenían familia en Valencia, Carlos se encargó de hacer de niñera, le pasaban listas de comprar él les llevaba todo a sus casas y les atendía en todo lo que les hiciera falta y luego estuvo al pie del cañón para que desinfectaran el lugar de trabajo. Carlos que había dicho que se iba a tomar más tiempo para él y que iba a pasar un poco más de los problemas de los demás. Daniela también me contó que por lo que había investigado, Carlos no había perdido el tiempo, solo le pregunte más por curiosidad que por otra cosa si con su amiga y me dijo que no.

Otras de las cosas que me entere que las obras que había en la casa de fuera de Valencia, ya habían terminado con la última supervisión de Ray porque Carlos no apareció. Un día después quedó mi marido para comer con él y quedaron en su casa y fui también. Ese día me vestí como era habitual pero con un vestuario que sabía que me realzaba todo y que volvía loca a mi marido. Llegué por motivos de mi trabajo normal tarde a casa de Carlos y tenían la comida ya preparada, menos mal que era una comida fría, mi marido se pasó la comida hablando de trabajo con Carlos, que hablo poco y si hizo preguntas muy concretas. En el café estuvo más hablador y nos hizo referencia al viaje que hizo a Madrid, que de las dos reuniones y aunque esperaba que salieran bien, una se truncó y eso que era con la empresa de unos amigos de su infancia, pero que le había dado mucha alegría volver a verlos. O había follado poco en esos días o mi vestuario le había impactado, porque me miraba como si nada, pero con su mirada de fuego. Si no hubiera estado mi marido, me habría ido a su habitación, me hubiera desnudado y le estaría esperando en su cama. Iba a ir al baño y le mandaría un wap a mi marido para que se buscase una excusa y nos dejase solos. No pudo ser porque nos comentó que no le apetecía nada tener que salir en ese momento, que tenía que ir al dentista. Como decía, te hacen daño y encima te cobran, no fueron sólo malas noticias, porque como llevaba retraso en parte del trabajo, Valentina y yo teníamos que ir, si nos venía bien a su casa el fin de semana. Mi si fue inmediato y que ya se lo diría yo a Valentina. Nos dijo que nos harían un certificado del trabajo para poder viajar. Llamé a Valentina desde el coche con mi marido y acepto como acepté yo, sin pensárselo.

Esta vez aunque fuimos las dos parejas juntas, llevamos cada uno nuestros coches, porque el marido de Valentina lo mismo se tenía que volver a Valencia. Al llegar a mí me dio una punzada en la tripa. Se que ella no tiene la culpa pero Elvira estaba espectacular. Unos vaqueros rotos y rotos en partes muy significativas, un top azul marino y una chaqueta de punto larga abierta, el top era corto y dejaba descubierta su tripa que estaba perfecta. Se había teñido el pelo, poniéndose un castaño muy oscuro, le quedaba muy bien y un peinado ondulado, que le hacían una cara juvenil y maquillaje suave pero los labios de un color púrpura, muy llamativo. Hablaba con Carlos, era como un pavo real, decía que no pero revoloteaba alrededor de él y Carlos ni se inmutaba, algo que particularmente me parecía imposible. Un corto saludo y Daniela que nos acompañó a las habitaciones, estábamos las dos hablando en mi habitación y entró Valentina, que al hablar tiene pocos filtros.

VAL: Vaya con tu amiga, la que no tiene interés por Carlos, pues menos mal, porque es que le tiene plantada las lolas en la cara.

DAN: También pienso lo mismo, lo diría por si no lo logra, que no se sienta herido su orgullo.

VAL: Jajaja Jajaja, es que se le nota mucho y ya es que no lo oculta.

ADR: Sí pero Carlos está como pasota.

DAN: Es que está muy bien la muchacha lo tenéis que reconocer.

ADR: Claro que lo reconozco y encima dice que todo es suyo, Jajaja Jajaja. La naturaleza como es con algunas.

DAN: Jajaja Jajaja, estoy de acuerdo contigo, como conozco a Elvira su frustración tiene que estar al máximo.

VAL: Sí que está bien, me recuerda a esta que es influencer que tiene un nombre raro. Que era ciclista, que me parece que es polaca.

DAN y ADR: Ni idea de a quién te refieres.

VAL: Esperar que lo busque (lo miro en el móvil) Lucia Javorcekova.

ADR: Pues tampoco me suena la polaca.

DAN: Me pasa como a ti Adri, ni idea.

VAL: Mirar sus imágenes.

Era verdad, se parecían en todo y bastante. Su padre tuvo que estar por Polonia o el padre de ella por España y nos reímos las tres. Eran clavadas. Valentina decía que ahora le caía más gorda y se reía a carcajadas. Por la tarde Carlos quiso reunirse con nosotras dos y sin necesidad de decir nada, quedó claro que era una reunión de trabajo. Mientras estábamos en su salón particular, que hacía de despacho, lugar de lectura, de oír música, tuvo una llamada y se fue a su mesa, abrió unos archivadores y hablaba en inglés con quien fuera, hablaba deprisa y fluido, si lo hablaba bien o no, no lo sé, parecía que muy bien. Había momentos que se enfadaba, lo digo por el tono de voz. Si hubiera hablado más lento, algo me hubiera enterado, pero no me entere de nada. Al terminar esa llamada nos dijo que por ese día ya estaba bien y nos fuimos a fumar un cigarro. Valentina que si hablaba bastante bien el inglés me resumió la conversación, alguien que quería modificar un acuerdo o contrato firmado y Carlos había sido tajante en no permitirlo. Me volví a preguntar porque Carlos cuando le preguntaban si sabía algún idioma, por ejemplo el inglés, siempre decía que cuatro palabras. Desde la cocina llegaba un olor que te entraba hambre. Estaba Elvira haciendo pizzas caseras y los hombres babeando. Lo hizo todo, incluida la masa. Para Carlos hizo una pizza con harina integral y de vegetal. Nunca había tomado unas pizzas iguales. Ahora quería entrar a Carlos por el estómago. Al acabar de comer y tomando café salió la conversación de la obra que habían terminado y que aunque durante varios meses vimos trabajar, al haber unos paneles no podíamos ver lo que hacían. Carlos nos llevó a ver lo que habían hecho. Salvo Ray y Carlos, nadie lo había visto. Aunque la zona donde tenía los aparatos de gimnasia había desaparecido y ahora había muebles de terraza, no asocie una cosa con otra. Le ayudamos a quitar unas láminas de plásticos pegadas a cristal. Los “muros” de la nueva construcción eran cristales, según los íbamos despegando, no se veía bien porque los cristales eran opacos o eso parecía desde fuera. Con una tablet que llevaba Carlos, toco algo y los cristales se volvieron transparentes, mi marido si lo había visto ya, para mí era la primera vez que veía unos cristales así. Vimos una piscina, todavía sin agua y un gimnasio completo. Había de todo, incluidas dos pantallas de TV.

Entramos y con la misma tecnología hizo que desde fuera no se viera nada, pero desde dentro si se viera el exterior. Resultaba que todos y todas ya habían visto ese tipo de moderneces, menos yo, pero para que decir que lo sabía si no lo sabía. Dentro vimos una sauna, una zona con camilla de masaje, tumbonas, plantas, una auténtica pasada. El gimnasio de los que estábamos presentes lo usarían de verdad, Ray, Carlos y Elvira, los demás lo visitaremos escasamente. La piscina estaba sin llenar por un problema que solucionarían en unos días. Regresamos a lo que era propiamente la casa y Carlos estaba contento por cómo había quedado todo, diseño exclusivo de él. No tardó mucho Carlos una vez que hizo la digestión, se fue a cambiar para ir a hacer ejercicio. Me busqué una excusa y cogí papeles para comentarle a Carlos unas cosas, mientras todos estaban entretenidos. Entrar y ver a Carlos, me dio un estremecimiento por todo el cuerpo. Estaba golpeando un saco de boxeo rojo. Era un espléndido “animal” los golpes eran sincronizados y pasaban de ser lentos a ser rápidos, todos contundentes y no se cansaba. Solo de verle me cansaba. No bajaba el ritmo iba al ritmo de la música que había ambiental, música electrónica. Me senté y debo reconocerlo me puse “tontísima” me daban unos “calores” que se apoderaban de mí. Al estar sin camiseta sus músculos estaban en tensión y brillaban por el sudor y no digo nada más, estaba para secarle el sudor. Termino de darle la paliza al saco y se secó la cara con una toalla, fue cuando me vio. Me acerque y empezamos a hablar, le iba leyendo algunas cosas y paraba cuando él quería puntualizar algo, se tumbó en el banco de abdominales y viendo cómo las hacía, pensaba que lo mismo que hacía yo, mientras podía hacer una él hacía 4 o 5. Seguía hablando y de él sólo oía los soplidos que echaba según hacía abdominales. Creía que era imposible que me escuchara, pero cuando terminó las abdominales, me hizo varios comentarios de lo que le había contado.

Estuvo haciendo un poco más de ejercicios y al terminar los últimos, fue hacia la sauna y me dijo, “tienes dos opciones, o esperas a que salga o te desnudas y te das la sauna conmigo” y se metió dentro de la sauna, como siempre me vinieron las indecisiones, pero más pequeñas, porque mes desnude y entre en la sauna. Estaba completamente desnudo, estaba recostado, con los ojos cerrados y controlando la respiración. Me senté enfrente, la visión era muy caliente, no estaba excitado o su “amiguito” estaba reposando también, lo tenía colocado hacia un lado y aun así se veía grandioso. Abrió los ojos, me echo su sonrisa de pecador y se acercó a mí, abrió mis piernas y como si llevara meses sin comer, me devoraba, su lengua me vuelve loca y ese día más me volvía loca. Estaba necesitada de sentirle dentro, quería que me penetrase, pero cometimos un error, o lo cometí yo, porque no había cogido ningún preservativo. Aunque en ese momento me daba todo igual. Me hizo tener un orgasmo fabuloso. Ahora ya no lo tenía en reposo, lo tenía pegado a su tripa, me ponía mucho ver esa erección que se le ponía, mirando al techo, empinadísima.

Era algo brutal. Nuestros cuerpos estaban húmedos y el suyo además sudado, me daba igual, es más, me ponía mucho. Me azotó y los azotes sonaban mas, mientras me azotaba me pregunto si había llevado algún condón, al decirle que no, me castigo mas las nalgas y con más furia. Me di la vuelta y le quería compensar con una buena mamada y eso que estaba ardiendo por dentro, necesitaba algo más que la lengua. Carlos parecía que tampoco le era suficiente y después de llevar un rato, me giro, me apoyo sobre los asientos de la sauna y me penetro el ano como un salvaje, ha sido la vez que más la he notado. Que rico estaba siendo, era como cuando le vi dándole al saco de boxeo, me penetraba con furia. Sin querer las manos me resbalaron y estuvimos a punto de tener un “accidente” de difícil explicación. Por eso se detuvo, se sentó y era la primera vez que me hacían sexo anal, sentada de frente a él. Notaba la penetración más profunda, como siempre le ardía de una manera que sigo sin poder describir. Me lamía y comía mis pezones. Estaba abrazado a su cuello y cuando vi la cara de Elvira mirando por el cristal redondo de la puerta de la sauna, clavándome su mirada. No le dije nada a Carlos y tuve otro de mis mejores orgasmos cuando note la eyaculación de Carlos y viendo la cara de Elvira. Carlos ni se enteró y no le dije nada, quise que él se fuera primero y luego me fui a mi habitación, donde me aseé adecuadamente.

Deseaba que eso solo fuera un aperitivo y acabara más tarde en su habitación, solos o con Valentina, me daba igual, aunque si me dieran a elegir me gustaría sin Valentina. Algo que me hacía reír y que ahora hasta pienso que es verdad, es lo que dice Valentina cuando se le dice que tiene un cutis muy bonito, “amigas eso es de estar bien cogida (en su país bien follada) y de coger mucho” y me notaba mi cutis mejor Jajaja Jajaja. Ese día por desgracia no sucedió nada más, porque Carlos y los demás se quedaron hablando. Hubo un momento en que Carlos le comentó a Ray con quien estuvo en Madrid, recordando anécdotas. Entre esas anécdotas estaba los motes que se ponían y había dos que le pusieron a Carlos y que no le hizo mucha gracia que su hermano los comentara, “MISTER TURNIP” y “EL LECHERO”. Lo del lechero supuse porque era, pero el otro no tenía ni la más remota idea, hasta que Valentina me comento lo que era y también lo entendí. Elvira entendió porque podía ser el mote en inglés el otro no lo entendió y al ver que Carlos no puso buena cara, nadie explicó nada más.

Al no ver ninguna señal y que eso se iba a alargar me fui a dormir. Me salió bien irme a dormir temprano o no trasnochar, me desperté y me fui a preparar el desayuno, vi luz y se oían unas voces muy bajas. Carlos y Valentina, que habían tenido la misma idea estaban despiertos, tenían puesto el canal 24h de TVE. Algo que hacía todas las mañanas Carlos mientras desayunaba y estaban comentando una noticia. Carlos estaba con pantalón corto y camiseta de manga corta, preparado para salir a correr y daba frío verle de esa manera. Estaba apoyado sobre una encimera y bebiendo de una taza. Me dio los buenos días y Valentina tenía mirada pecadora, nos aguantamos las dos la risa, que se nos cortó cuando vimos aparecer a Elvira. Frío iba a pasar todo lo del mundo, pues iba con unas mallas color turquesa claro y partes blancas. Un top de deporte con el ombligo al aire conjuntado con las mallas. Eran elásticos, pero parecía que reventarían, con su abundante pecho y el culo y caderas, donde se le notaba, todo, todo. Se alegró de que Carlos todavía no hubiera salido a correr, que no lo hizo por culpa nuestra. Salieron a correr y nos quedamos mirándolos y Valentina sentenció con una de sus frase, “es que la jodida está muy buena, que jodida la muy puta esta buenísima y esta de caza, CAAAAAAZA” no me quedó otra que echarme a reír. Si no conociéramos a Carlos, pensaríamos que no le gustaban las mujeres, porque una tía que se lo ponga tan a huevo a un tío y más una como Elvira y no caiga, pensaríamos lo que pensaríamos. Que fuerza de voluntad. Que no era solo nuestra opinión, mi marido, Santiago y Ray pensaban lo mismo. A la hora ya venían y Elvira llegaba un poco congestionada pero había aguantado. Carlos al llegar se fue al cuarto de la plancha y lavado, cogió un albornoz y se fue hacia la piscina que estaba en el exterior. No perdonaba el baño y si estaba en la ciudad no perdonaba el baño en la playa, en concreto una playa de Valencia que le gustaba mucho.

Ya Elvira no se atrevió a darse un baño, no sé si porque sabía que Carlos se bañaba desnudo o porque el agua estaría fría. Valentina que es un poco “mala” la animó a darse un baño y Elvira dijo que no quería coger una pulmonía. Se quedó con nosotras hablando y era una chica maja, la juzgamos mal y lo sabíamos, no llegó a una hora pero venía con la ropa de deporte en una mano y con el albornoz puesto, se le veía empapado. Se preparó su zumo verde, de verduras y no sé cuántas cosas más, nos preguntó si nos apetecía, dijimos que no y Elvira quiso probarlo. Poco le faltó para escupirlo pero al final se lo bebió. Carlos se fue a vestir y nada más hacerlo se metió en su despacho a trabajar. Salió a la hora de comer, la comida fue divertida y como habíamos estado jugando entre nosotros en la cocina a decir con que canción veíamos reflejados a los otros y decíamos con qué canciones nos veíamos reflejados nosotras mismas. Cada uno de los que estábamos quisimos saber con qué canción se sentía reflejada Carlos, paso de contestarnos y por eso le dijimos cada uno una canción, en concreto me vino una a la cabeza y aunque la pronuncia mal la entendieron y como Carlos no sabía cuál era la buscamos y la pusimos en un móvil, “love me like you do” a mí me tocó buscar la traducción, a Carlos no le iba a hacer falta, aunque siguiera diciendo que sabía lo justito del inglés.

Carlos después de escucharla no hizo ningún comentario y Elvira dijo, “seguro que alguna hay por ahí, que le va esa canción” siguió sin hacer ningún comentario y ante la insistencia de que dijera una canción que le reflejara, se quedó pensando y nos dijo, “que bonita la vida de Dani Martin” nadie la había oído y si la habíamos oído ya nadie se acordaba. La pusieron y sin querer se desató un tsunami de consecuencias inesperadas. Mi opinión sobre lo que sucedió, que algunas veces las palabras duelen más que los hechos. Al acabar la canción Santiago en plan jocoso se pronunció sobre la canción, “no fastidies Carlos, que te ha quitado a ti la vida? Si lo tienes todo, mira si no esta casa, lo demás que tienes, vives como un marqués, que digo como un marqués, como un rey. Pero qué preocupaciones tienes tu?” se quedó a medias porque Ray salto como una fiera, hasta se levantó, intentó cambiar de conversación y en Carlos se le veía hacer un esfuerzo para no decir nada. Cuando parecía que todo estaba calmado intervino mi marido, que podía haberse quedado callado, “si lo miráis bien, Santiago tiene razón, que no es malo que tengas todo lo que tienes, que no es eso, pero de ahí a sentirte así” esta vez fui yo quien cambió la conversación y de nuevo hablo Santiago, “si es lo que digo y es más, ni tienes mujer que te de la murga, ni familia política jodiendo y ni hijos que estén todo el día fastidiando”

Carlos con mala cara aunque trataba de disimularlo, les respondió, hubiera recordado ahora mismo las palabras, pero después del suceso le pregunté a Valentina y Daniela, porque quise anotarme todo bien. “vosotros no tenéis ni puta idea de mi vida, de lo que he pasado o he dejado de pasar y tiene cojones que seáis tan atrevidos, cuanta ignorancia. Pero lo peor es que habléis así de las familias, sean las vuestras o la de vuestras parejas y ya lo que decís de los hijos, me ahorrare deciros nada, porque mi concepto sobre aquellas personas que deciden ser padres, es que son unos valientes y nada egoístas. No os voy a decir nada más, porque si hubierais sido mínimamente inteligentes, cuando mi hermano ha intentado cambiar de tema, no hubierais vuelto sobre el” su tono y sentimiento fue duro, sin necesidad de alzar la voz, sin melodramas. Después con calma se levantó y nos dejó solos. Unas nos quedamos frías y otros helados. Se preguntaban qué pasaba y Ray sin dar muchas explicaciones, les hizo un resumen de porque Carlos les había respondido de esa manera y se quedaron blancos.

En ese momento sin decirnos nada, Valentina y yo sabíamos que se había fastidiado todo. Me acerqué a su habitación para ver cómo se encontraba, pero había cerrado la puerta por dentro, no insistí. La siguiente vez que le vi fue al día siguiente, me levante temprano, como hicimos al final todos. Elvira salió como siempre muy “discreta” para hacer deporte y viendo que Carlos no aparecía se fue a correr sola. Media hora después extrañada de que Carlos no se hubiera levantado y cuando iba a ir a ver si estaba su coche, vi que venía corriendo y Elvira junto a él. Había salido antes que ningún día. El día estaba ventoso y el cielo desagradable, Carlos como si no hubiera pasado nada, cuando Santiago y mi marido quisieron hablar con él, les dijo que no pasaba nada y solo les dijo a ellos y a los demás, que si alguien se daba un baño con él. Nos reímos todos como era previsible, quién se iba a meter en el agua. Valentina dijo que no porque no le apetecía bañarse desnuda y Carlos le dijo pues que se pusiera algo. Aceptó el reto y se fue a cambiar.

Carlos se fue a su habitación y no tardo nada en salir con un bañados y el albornoz en la mano. Se fueron a bañar y era una pena que desde la casa no se viera, porque los setos de la piscina lo impedían, que Carlos había dicho que le apetecía quitarlos, pero no lo había hecho. Elvira que es muy zorrita, se había duchado y cambiado en minutos y nos animaba a acercarnos a la piscina, poco le hizo falta para convencerme y Daniela al final se vino con nosotras. Antes de llegar justo a la piscina, veíamos lo que es la piscina, el agua. Ya no se les veía a ellos, andamos un poco más y les vimos secarse la cabeza junto a las hamacas. Nos íbamos a subir hacia la casa para que no nos llamaran cotillas, cuando vimos como Carlos se quitaba el bañador y se quedaba desnudo delante de ella, se ponía el albornoz y Valentina hizo lo mismo, haciendo que Carlos se le pusiera una erección de caballo. Daniela y yo ya le habíamos visto así, a Elvira se le escapó “menudo cañón que tiene, no lo había visto bien” se descubrió ella misma y por lo que vimos Carlos lo había pensado porque llevaba un preservativo, que se colocó en ese momento, pocos preliminares tuvieron, porque Valentina se colocó en plan perra y se la follo como a una cerda. No se las otras dos, pero me puso cachonda al instante y si no llegan a estar ellas, me hubiera unido a la fiesta.

La follaba en plan bestia, las arremetidas eran tremendas y le azotaba el culo con dureza. Elvira nos miró para decirnos que Carlos era un portento. Distinguimos claramente dos orgasmos en Valentina, que ahora no tenía frío. Se sentó en la tumbona, le quitó el preservativo a Carlos y le hizo una felación hasta que Carlos levantó la cabeza, cerró los ojos y se corrió. Valentina no dejó escapar nada, fue una pena que Elvira se perdiera ver las corridas que tenía Carlos, comprendería porqué le llaman el lechero.Nos fuimos de allí no queríamos que nos descubrieran y nos subimos, Daniela nos dejó un momento solas y Elvira me pregunto, “por qué Carlos me evita?” y le conteste que no tenía ni idea, aunque imaginaba el motivo y por no equivocarme le respondí también que su amiga Daniela seguro que sabía más de Carlos que yo. Como tuvo confianza para preguntarme eso le pregunte “que pasa Carlos te gusta?” me contesto un lacónico sí y vino mi segunda pregunta, “pero además de físicamente de alguna otra manera?” fue muy sincera o me lo pareció, “al principio cuando le conocí, me dije que chico mas guapetón, pero poco a poco me ha gustado su forma de ser, su manera de hablar, de escuchar y sobre todo de cómo entiende. No tenía ganas de tener nada ni física ni emocionalmente con ningún hombre, pero es que Carlos te atrapa y me da miedo” le pregunté miedo porque y me lo contesto, “porque no me quiero quedar pillada emocionalmente por nadie y que luego en otros aspectos de la pareja no responda como necesito” sabía por partes que me había contado Daniela y otras deducidas por mí de a qué se refería y me atreví a contestar, “si lo que buscas en un hombre, es que sea dócil, que lo puedas manejar a tu antojo, olvídate de Carlos. Si buscas el chico “malote” que en la cama te domine, te haga vivir todo tipo de situaciones y luego te trate como una dama, ese es Carlos” no quise darle más pistas y de nuevo la remití a Daniela. Me sentí después rara por haberla si no animado, darle detalles para saber cómo relacionarse con Carlos. Presentía que podía ser una buena sustituta de la mujer misteriosa.

Lo tenía difícil por un tema que no quise decirle, aunque si presto atención a lo que contó Ray y sabía sumar, entendería más a Carlos igual que el marido de Valentina, que era muy agradable pero con un gran defecto, todo lo cuantificaba pasándolo a euros, Carlos me comentó un día que eso era deformación profesional y podía ser. Al día siguiente iniciaban el llenado de la piscina nueva y por lo que había contado Ray nadie se lo quería perder, nos íbamos a ir pero al final nos quedamos. Una vez llena la piscina tenía que coger el agua la temperatura ideal y tardaría. Carlos dijo que la noche siguiente la iba a inaugurar bañándose y relajándose. En un extremo de la piscina había un semicírculo con asientos incrustados, como si fuera un jacuzzi, había 12 sitios. Cenamos temprano y antes de las dos horas Carlos anunció que iba a bañarse. Curioso que mi marido y el de Valentina, fueron los únicos que preguntaron si era necesario ir desnudos, Carlos lo confirmo y fueron los únicos reticentes, porque ni Ray ni ninguna de las mujeres dijimos que no ni otra cosa. Por eso al ver que no tenían apoyo aceptaron y nos fuimos a nuestras habitaciones a cambiarnos, que no había mucho que cambiar.

Lo único que nos dijo Carlos a las mujeres, si podía ser, que no era obligatorio, que el pelo lo lleváramos recogido, no suelto, que no era necesario gorro ni nada parecido. me sorprendió mi marido cuando estábamos en la habitación, se quejaba de que hubiera aceptado estar desnuda y no haber puesto ninguna pegas, no sabía si estaba en broma, le pregunté y cuando me dijo que hablaba en serio no me pude reprimir, “pero vamos a ver, no pones pegas, todo lo contrario a que me acueste con Carlos y ahora vas a andar con remilgos por desnudarme en una piscina, si también hemos estado en la playa desnudos y aquí todos saben que me lo tiro o se lo imaginan, donde está el problema?” se quedó callado me miró, me dio un beso y me dijo que tenía razón. Nos desnudamos y nos pusimos un albornoz y yo además me llevé una toalla. Llegamos los últimos, habían llevado bebida a la piscina, cubetas con hielo y champán. No faltaba ningún detalle salvo la iluminación que era muy pobre. Hasta que Carlos dijo que como ya estábamos todos y a continuación trasteo en su tablet y la iluminación cambió completamente. Estaba todo bien pensado para hacer sesiones de cromoterapia era una pasada. Mientras todos mirábamos la iluminación Carlos se había quedado desnudo y se había metido a darse un baño, llegando al semicírculo. Lo vimos totalmente desnudo y luego nos desnudamos los demás. Cuando lo hizo Elvira pude ver que era escultural.

Daniela ya nos dijo que no estaba operada de nada, que siempre había tenido un físico agradecido y muchas horas de gimnasio y buena alimentación. Era algo más que un físico agradecido indescriptible, hasta yo la veía atractiva. Bebimos y reímos, Carlos seguía manteniéndose distante con Elvira y me refiero a que aunque hablaba distendidamente con ella como con los demás, no observe ninguna mirada especial sobre ella y sabía con lo poco que le conocía que ya la habría hecho un buen mapa sobre ella. Mi marido aunque me hubiera dado la razón seguía con mala cara, Santiago a su lado no paraba de calentarle la cabeza. Se salió diciendo que se iba a dormir y no me extraño, sabía porque a él si lo conozco muy bien que estaba mosqueado. Me fui a salir también y Carlos me hizo una seña para que me quedara y se salió el detrás. Seguíamos de cachondeo pero no dejaba de pensar porque ninguno de los dos volvía. No tenía reloj pero se me hizo eterno hasta que volvió Carlos, que nos dijo que él ya se iba a dormir. Me dejó cortada, que era lo que había sucedido, mientras Carlos le explicaba a Ray cómo desconectar todo, me salí y me puse el albornoz y fui tras él. No pude decir ni A, porque me apoyo contra una de las paredes, en plena oscuridad, metió su mano entre mis piernas e inició una masturbación perfecta, que dedos más precisos, se me empezaba a entrecortar la respiración y aunque le quería preguntar qué había pasado con mi marido, no me salían las palabras. Eche el culo hacia atrás, para que pudiera hacerlo mejor y para que si quería hacer otra cosa que la hiciera y cuando estaba justo en el inicio de mi orgasmo, como solía hacer el muy cabronazo paro.

A continuación me llevó a su habitación sin dejar de hacerme cosas por el camino y pequeñas paradas donde me encendía más. Entendía a Elvira que le tuviera ganas y eso que no lo había probado que si no estaría con más ganas y recordaba que quería tener una conversación tranquila y detenida conmigo. Aún así no me daba ningún remordimiento. Porque Carlos me estaba calentando a tope para tener una noche de perversión, porque sabía que contra más caliente estuviera menos diques de contención tenía. Me desnudo antes de entrar en su habitación y él hizo lo mismo, se puso detrás me tapo los ojos y cuando los abrí, vi a mi marido atado boca abajo en su cama y totalmente desnudo, con los ojos vendados y vi un strapon de buen tamaño en el largo y en el ancho, aunque más pequeño que lo que tenía Carlos de forma natural.

Como me estoy volviendo un poco mala, lo que ocurrió en la siguiente narración.