CARTUZ arrollador
Es verdad que su último viaje le ha cambiado aunque según Ray vuelve a ser el mismo o casi el mismo que antes
Esta narración es tal vez la más complicada de escribir, no por nada, es que como he oído muchas veces decir a Carlos, que hay tres verdades, la tuya, la mía y la verdadera. Esta en como vemos cada una un mismo suceso y los sucesos fueron muchos, variados y con alguna complejidad.
Todo iba muy rápido, no estaba acostumbrada a ir tan de prisa. Quede con Carlos en ir a verle y presentarle a mis compañeras. Todas eran mas o menos como yo, un poco más alta un poco más bajas, mujeres normales. Cristina (36) Nerea (40) Beatriz (41) y Marta (44), como digo muy normales pero hechizadoras. Todas estábamos casadas y todas con hijos. Con Beatriz y Marta nos veíamos todas las semanas, con Cristina y Nerea el contacto era más por móvil o WhatsApp, estábamos al tanto de nuestras vidas. Con Cristina llevaba mas sin verme, porque se fue de Valencia a su Argentina natal, a ver a su familia y de paso a hacerse según ella unos retoques. Eso fue a finales del año pasado y principios de este. Llego el virus y ya se nos hizo más complicado vernos en persona y cuando la vi, me paso como a las demás, se le había quedado cara de niña o como decía Carlos cuando veía a alguna igual cara de Lolita.
Nuestra curiosidad cuando la vimos y por la confianza que nos teníamos todas, quisimos ver más directamente esos retoques, se quedó en ropa interior y la habían dejado perfecta. Los pechos que después de su embarazo se le hicieron más grandes y se le descolgaron bastante, ahora lucia unos pechos, del mismo tamaño, pero bien colocados y se lo había hecho tan bien, que tenían una pequeña caída, que los hacia mas naturales y nadie diría que se los había tocado. A todas nos dio cierta envidia aunque dijeran algunas que no. Todo eso sumado a que era la más alta y su buen gusto para vestir, la hacían una mujer con mucho estilo. Carlos cuando la viera seguro que se quedaba prendado y con su manera tan especial al hablar, que la hacen parecer una mosquita muerta, le atraerían seguro. Lo único que cristina estaba muy bien casada. Me refiero a que su marido tenía muy buen planta y se les veía muy enamorados.
Les explique lo que quería Carlos, que era ayudar a que su personal encauzaran mejor lo que a todos nos preocupaba, asustaba, angustiaba, el covid, sus consecuencias y el cambio de forma de vivir. Porque según él, se notaba en el día a día, que no iban bien las cosas, ya fuera con los que trabajaban de forma presencial, como los que tele trabajaban. Les dije como era Carlos, un buen resumen, sin descubrir nada que no quisiera. La excusa de porque me había hecho la oferta a mí, porque era amigo de mi marido. Había quedao con él a las 10,30 de la mañana, pero llegamos a las 9 para hacernos primeros los test. Subimos a la planta suya y le vimos por unas cristaleras, en una reunión, una mesa larga y Carlos sin chaqueta de pie y apoyado sobre un mueble, en vez de estar sentado en su sillón.
Mis compañeras entre dientes hacían comentarios cuando les dije quién era Carlos. Los comentarios, la mayoría de tipo sexual. Cada una decía una guarrada mayor. En lo que si coincidían todas, en decir que les podía pagar en carne. Claro era en broma, aunque de Nerea no estaría muy segura, porque sabía que no era nada fiel en su matrimonio. Carlos da por finalizada la reunión, se va hacia su despacho que comunica con esa sala. El resto de los reunidos salen hablando entre ellos y se les oye un comentario, que no se esperaban que hubiera dado boleto a todo un departamento. Algo había oído en casa de Carlos, era un grupo de administración, nada de los tecnológicos como llamaba el al resto. Reaparece en la sala y esta con un chisme de esos que se llevan en una oreja, está hablando y pasea mientras lo hace, no se le ve alterado ni nervioso.
Nos dicen que pasemos a su despacho, que ya sus cristaleras no son trasparentes, son opacas. La mesa que es de cristal y algún tipo de metal, estaba elevada y llamaba la atención. Era una de esas mesas, que se pueden subir y trabajar de pie en vez de sentado. Entra Carlos, viene con la chaqueta puesta y mientras nos está diciendo los buenos días, da a un mando y la mesa se va bajando hasta quedar en su posición natural. Saludo protocolario y les explica al detalle lo que quiere y antes de que ninguna pueda decir nada, deja claro, que no quiere saber en particular nada de nadie, que quiere que se mantenga la privacidad y que lo único que quiere, es saber de forma general, lo que se puede hacer para ayudar si es que fuera necesario. También nos deja claro, que no va a ser obligatorio, que será algo voluntario y que nos tocaba a nosotras llegar a convencerles de que era bueno para ellos.
Acerté, a Carlos es difícil que se le note nada, pero me pareció percibir alguna mirada especial a Cristina, aunque fuera en forma de flash. Nos dijo que nos enseñarían donde poder hacer un primer contacto y que luego podrían ser los contactos personales aquí o fuera. Ya que a quien quisiera ir, se le daría tiempo libre para poder asistir. Entro una mujer para enseñarnos todo y que fuéramos conociendo al personal. Carlos me pidió que me quedara un momento. “Adri si tienes tiempo, en un rato voy a tener una reunión con varias persona. Tengo que elegir a nuevos responsables para varias áreas y quería que me hicieras una valoración de ellos. Que ya me he hecho yo una, pero una valoración profesional, me vendría muy bien” no me quedo más remedio que decir que sí.
Como todavía no era la reunión y no sabía ni de que iría en concreto, ni cuanto duraría, por eso me fui a excusar con mis compañeras y que luego nos veríamos. De regreso al despacho de Carlos, vi que en la sala de juntas había once personas, parecían que iban a un examen, revisaban papeles, miraban sus móviles y se palpaba cierto nerviosismo. Entro en el despacho y Carlos está viendo por la cristalera que da con la sala de juntas cómo se comportan las personas que van a tener la reunión con él. Si supieran que ese espejo que ellos veían, era un espejo falso, seguro que se comportarían de otra manera. Carlos los conocía a todos y todas, aunque no había tenido un trato directo con ellos. “Te has dado cuenta que una vez que entremos seremos ¡13!? No te da mal rollo?” se lo pregunte porque me di cuenta y soy supersticiosa. Carlos que estaba muy atento a lo que miraba me respondió, “no soy supersticioso porque no me lo puedo permitir” serio, directo y con un tono de voz distinto.
Me miro y dijo “entramos?” y fue directo a la puerta sin esperar mi contestación, una pregunta retórica sin dudas. Dio un potente buenos días, me presento con mi nombre pero sin decir nada mas, nos sentamos y lo que dijo hizo cambiar de cara a todos los presentes, “ya sé que este tipo de selección lo hacía doña Victoria, pero como estará fuera un tiempo lo hare yo directamente, también se, que ella realizaba la entrevista uno a uno, o una a una y con unos temas en concretos, imagino que si preguntara sobre ellos, todos me darían respuestas perfectas, así que esta vez los vamos a cambiar” dejo unas hojas que llevaba en la mano sobre la mesa y me fije que era un cuestionario de preguntas. Siguio hablando y se levantó, se apoyó de nuevo sobre un mueble bajo, quedándose con el culo apoyado, “doy por sentado que todos sois buenas personas, honrados, queréis mucho vuestro trabajo, etc., etc., etc. lo digo para que nos saltemos esa parte también.
“Victoria me ha hecho una recomendación a parte de la selección de quienes podían optar a los nuevos puestos. La recomendación que no se escogiera a nadie de fuera, que fuera de los que ya trabajan aquí. Por eso estamos aquí. Os hare alguna pregunta y me contestareis en el orden que queráis. Puede ser que os corte y diga siguiente, eso es porque me habéis convencido o porque considero que es un torro lo que me contáis. Primera pregunta, sé que es la comidilla de todos, que pensáis del despido de las personas a las que puede ser que algunos sustituyáis?” había siete mujeres y cuatro hombres de 35 a 50 años. Empezó uno de los hombres y se fueron sucediendo las opciones, algunos de forma extensa y detallada. Dos personas no emitieron ninguna opinión. El mayor de todos que era un hombre y una mujer de 40. “Otra pregunta, que cambiaríais de este trabajo, lo que creéis que está mal o aquello que se pueda mejorar”
Otra vez una riada de respuestas, con mucho tacto y aquí ya corto varias intervenciones. Intervino la mujer que no había dicho nada en la anterior pregunta y fue bastante critica con algunas cosas. Carlos no cambiaba su rictus y al acabar ella ante el asombro del resto de compañeros intervino el hombre de 50 años o más. Dando una lista pormenorizada de fallos o cosas que no se hacían bien. No se guardó nada. Hubo un silencio y se quedó un ambiente muy espeso. Carlos se dirigió a la mujer y le pregunto qué porque no había respondido a la anterior pregunta, “porque no tengo datos para poder dar una opinión y cualquier cosa que hubiera respondido serian simples habladurías y no una opinión” Carlos tuvo un leve movimiento de cabeza y dijo “y usted (refiriéndose al hombre mayor) tampoco respondió, por qué?” se veía que era un hombre seguro de sí mismo, lo que no quiere decir que fuera prudente, “me pasa como a mi compañera no tengo ni un dato, entonces mi respuesta seria, si con los años que llevaban trabajando aquí, se les ha despedido justamente, quiere decir que traicionaron la confianza y como traidores el pago ha sido justo. Pero si el despido ha sido arbitrario y nada justo, el traidor no son ellos, sería la empresa, usted”
Carlos ni se inmuto, “pues muchas gracias por este momento que hemos compartido y en breve tendrán una respuesta, que tengan un buen día y cuídense” entramos en su despacho, me dijo que tenía que hacer una llamada urgente y que fuera haciendo una valoración rápida de los asistentes. Acabo y le entro otra llamada, era de una asociación infantil con la que el colaboraba de varias formas y en resumidas cuentas, que le pedían una mayor colaboración por la situación en la que vivíamos y él les pedía una relación de gastos, para colaborar mas y encontrar más gente que pudieran colaborar. Dejo ya el móvil y escribió algo en un papel. Mi lista eran dos hombres, una mujer y una cuarta con reservas. Me dio la hoja, había seleccionado al hombre y la mujer “protestones” y una que había puesto con interrogación que era la misma en la que yo tenía dudas. Me dio sus explicaciones y me quede fascinada, lo que no tenía claro si por esa mente “retorcida” o por esa mente privilegiada. Pero estaba acertado en todo, también jugaba que él había leído el expediente de cada uno.
Ya estaba excitada antes de ir a verle y ya allí, viendo como controlaba todo, como se comportaba me puso más. Necesitaba que me dieran un buen achuchón, de esos que Carlos da de forma brusca. Ese día me había puesto una falda hasta la rodilla una botas planas y medias, como le gusta a Carlos. El panel seguía abierto y se veía la sala de juntas, llegaron mis compañeras y hablaban con un hombre y la mujer con la que habían ido. Me acerque, me apoye en un sillón, sin querer provocar y sabiendo que no se me veía nada. Note que me levantaban la falda y una mano impactaba sobre mis nalgas que estaban algo frías, lo que hizo que la notara mas, pero me gusto. En ese momento pensé que era un preliminar para luego rematar y nada de luego, me azoto de manera dulce y brusca. Mis nalgas entraron en calor y viendo a mis amigas al otro lado, ese calor se me paso al resto de mi cuerpo.
Si me fastidiaba algo, era que me iba a dejar a medias. Lo veía venir y con esos agiles dedos me los metió entre mis piernas y me acariciaba maravillosamente mi clítoris y con la otra mano me metía sus dedos a una velocidad prodigiosa, pase de cero a cien en décimas de segundo. Apretaba al máximo mis labios, no quería que se me escapara ni un suspiro, se paraba en el momento culmen y lo hubiera matado cada vez que lo hacía. Me dice, “te voy a follar ahora mismo, quiero que me lo pidas y que me digas por donde” sabía que tenía que estar muy excitada para ser tan clara, una vez que lo estaba podía hablar más guarro que él. Me estaba haciendo por decirlo de alguna manera “adicta” al sexo anal. Se que no se me entenderá, pero le dije que por detrás, lo sentía más aun, esa fuerza, ese poderío, como me abría al entrar como lo notaba y si lo hacía sin nada, el momento de la eyaculación, que como he dicho no era normal la cantidad, se sentía mucho mas y era delicioso el placer que me embargaba.
No quise mirar, quería llevarme la sorpresa, porque a Carlos falta que se le diga una cosa para el hacer otra y quería saber cómo lo iba a hacer con o sin. Rápido me hizo salir de dudas, sentí su ardiente y duro cañón de carne. No llevaba nada y eso me hizo ponerme fuera de mí, ya estaba como a él le gustaba y no me aguante, “venga cabrón no te vengas ahora con chorradas y quiero sentirme llena” y a Carlos no había que insistirle, de u topetazo me entro y me lleno. Se agacho, para poder tocarme el clítoris y a un ritmo vertiginoso, menuda fuerza, ese ímpetu me desbordaba, me calentaba y me llevaba al séptimo cielo, quería que llegásemos los dos y no había manera, llegue la primera y después de no parar me lleno, lo que me llevo a estar al borde de un orgasmo y en vez de quitarse, se dio cuenta y continuo hasta que lo tuve.
No me movía, estaba relajada y por mi así me quedaba. Trataba de recuperar mi respiración, normalizarla y sobre todo que los sopores que tenía en mi cara desaparecieran, que seguro que la tenía colorada y difícil de justificar, porque no había calefacción con la que poder excusarse. Carlos que se había ido a el aseo que tenía dentro del despacho, con los pantalones desabrochados, volvió todo acicalado y me animo a que me tranquilizase, que el entretendría a mis compañeras. Le vi entrar en la sala de juntas y como le iban diciendo cosas, que se veían que habían anotado. Me espabile rápido y fui al encuentro de ellos. Lo siguiente fue una conversación profesional, donde expusimos lo que creíamos que sería mejor y entre esas exposiciones había una que era importante, que alguna de nosotras estuviera mas presente en el día a día, estando presente allí. La idea partió de Marta y Beatriz, tenían razón. La única que podría hacerlo sería Cristina, porque era la que en esos días no tenía nada fijo. No se decidió, porque su idea era hacer una media jornada, que estaba en un año sabático a su manera.
Carlos nos había programado un cita con visita a un amigo suyo, para que nos enseñara un lugar donde poder recibir a la gente. El sitio estaba muy bien y con precio especial para el alquiler, muy especial, ya que el sitio era céntrico, bien acondicionado y grande. Después de dar el ok, nos marchamos a tomar café y a sacar conclusiones. Nos tuvimos que esforzar seriamente para que Cristina aceptara y al final lo hizo. Pasan unos días y nos llevamos la sorpresa con los primeros estudios, queríamos reunirnos con Carlos y era imposible, esta de trabajo hasta arriba y acababa a última hora de la tarde. Le envíe un whatsapp para ver como podíamos hacerlo y me contesto pasadas más de diez horas, proponiéndome que como quería ir al campo a despejarse, nos fuéramos nosotros también con nuestros maridos. Quedamos en ir cristina y yo, eso sí, con nuestros maridos y en esos días tuve una entretenida conversación con Cristina, me interesaba la opinión que se había formado de Carlos.
- Tú que has estado más tiempo con Carlos, que te parece mi amigo?
- De que faceta quieres mi opinión?
- De todo, quiero ver si coincides conmigo, si nos hacemos la misma idea y como tú tienes un don para desentrañar a las personas, pues eso.
- Puedo tener algún error pero sería mínimo. Es dual, joven y maduro, seguramente anticipado a su tiempo. Carácter duro y de esa dureza hace su vida, critico principalmente con él y esa dureza la trasforma en delicadeza cuando se dirige a alguien para corregirle, loa hace de tal forma que no asusta, no hace sentir mal, lo he visto en el trato con la gente de su trabajo. Perfeccionista y con una gran tozudez. Tú me dices que yo tengo un don, pero el don lo tiene el, sabe escuchar y encuentra las palabras adecuadas para quien se encuentra mal. Lo que me hace suponer que ha sufrido mucho y cuando crees que puedes meterte dentro de él, forma una barricada con buenas palabras y con tacto, de tal manera que se vuelve inexpugnable y solo le he visto bajar un poco sus defensas con uno que dice que es su hermano, que es mulato.
- Solo eso, ya está? y en lo personal e íntimo como lo ves?
- Ariana eso es más difícil porque aquí solo puedo decirte suposiciones. No he tenido mucho contacto con él a solas y aquí sí podría equivocarme mucho.
- Da igual, aventúrate. Como hemos hecho otras veces.
- Me aventurare. Aunque en el trato se le ve respetuoso, es un hombre peligroso. La sonrisa que pone, atonta a cualquiera y como mira igual. Discreto en sus miradas, pero este te encuentra despistada y la cola te la deja nueva, que aunque lo ha tratado de evitar, le he visto mirándomela varias veces. Es de lo que le gusta coger por detrás y seguro que le gusta también el spanking y con esas manos tan grandes seguro que lo hace a la perfección. Si todo lo tiene en la misma proporción tiene que ser un espíritu salvaje e indomable en el sexo.
- Menos mal que no le conoces mas, Jajaja Jajaja, porque no te has dejado nada.
- Si, claro que me he dejado algo, que sospecho que sin no has tenido una affaire con él, lo deseas.
- Que dices? Te equivocas.
Se había equivocado en poco y coincidía con mis valoraciones. Fuimos las dos parejas juntas en nuestro coche. Al ver la casa por fuera ya les gusto y por dentro les fascino y eso que seguía sin estar al día de todo, que no sé lo que estaba esperando o que esperaba que pasara la pandemia. Cristina era Argentina como ya he dicho y su marido Raúl de 40 era español y aunque no era de Valencia, vivía aquí ya hacía mucho tiempo. Tenía un negocio muy prospero e hizo muy rápido amistad con Carlos, se cayeron bien desde el principio. Lo que hizo eso posible es que tenían bastantes cosas en común, el deporte, profesionalmente algunas cosas y conocimiento de lugares. Hasta llegaron a encontrar alguna amistad común fuera de Valencia. Raúl estaba de muy buen ver y si Carlos había pensado hacer cualquier acercamiento con Cristina, se daría cuenta de que lo tenía muy complicado. Un marido bien posicionado, físicamente cuidado, amable, simpático, etc. difícil por no decir imposible lo tenía.
La cena fue de lo más divertida y poco antes del toque de queda llegaron Ray y Daniela. Estábamos tan bien que nadie tenía prisa por irse a dormir. Hasta que Daniela nos dijo que estaba cansada que había madrugado mucho y se fue a dormir. Esa noche y estando Cristina y su marido, no podía hacer ninguna tontería, aproveche para irme a dormir también así podría madrugar y pillar a Carlos solo cuando se levantase a hacer sus ejercicios. Cristina también se despidió y se quedaron los hombres solos, aunque antes de llegar a dormirme mi marido se vino a acostar, dejando a Ray, Carlos y Raúl solos. Fue todo tontería porque no fui capaz de despertarme a la hora en la que puse la alarma. Cuando me levante lo hice con mal humor. Al bajar a desayunar estaban solo Cristina y Daniela. Cristina quería hacer algo de ejercicio pero no se atrevía a ir sola y desayune y me fui a cambiar. Esperando que Carlos hubiera llegado de correr y se pusiera a hacer sus ejercicios. Ver a cristina en mallas y en top era para que cualquiera babeara. El primero que babeo Ray que ya estaba desayunando.
Desde el minuto uno, Cristina imprimió un ritmo desmesurado, no podía seguirla era imposible. Llego Carlos y nos saludó, se puso en el remo y desde esa posición tenia de frente el culo de cristina que hacía bicicleta levantada. Para él una imagen más que hermosa. Me daba algo de rabia y de pronto se le va una pierna y Cristina da un grito, se agarra el muslo y se queja también de el gemelo. Carlos se levanta inmediatamente y la ayuda. Cristina se va cojeando no quiere ayuda y Carlos me dice que seguro que no calentó y cuando me lo dije caí en la cuenta de que no la había hecho. En toda la mañana no apareció y su marido nos dijo que no se encontraba nada bien. Ray comento, “pues que le dé un masaje Carlos, que la va a dejar como nueva, que es único haciéndolo” mi marido lo confirmo y no sé porque lo hizo. Comimos y Cristina lo hizo con mala cara. Echaba un pestazo tremendo a réflex. En los postres todos menos yo, la animaban a que Carlos le diera un masaje terapéutico. Al final acepto y pregunto que como tenía que ponerse, Carlos le pregunto si tenía algún bikini, bañador, etc. con algo de “indignación” le respondió Cristina, “pues no suelo viajar con ropa de baño con este tiempo” para que se encontrara más tranquila Carlos se ofreció a llevar al salón la mesa de masajes y Cristina volvió a ser sarcástica, “ si en eso pensaba yo, en ponerme en bombacha delante de todos, porque no lo habría pensado antes, es que son unos boludos”
Carlos no paraba de reírse y eso enfadaba mas a cristina. Que se subió a cambiar. Entre Carlos y Ray llevaron la mesa de masajes, entre Raúl y mi marido un gigantesco biombo. Carlos se volvió a recoger alguna cosa más y a su regreso Cristian estaba con un bata y Carlos con unos botes de cremas. Carlos solo “invito” a Raúl a estar junto a ellos y Raúl lo rechazo, diciendo que estaban al lado, que no pasaba nada. Prácticamente en el minuto uno, Cristina grito protestando, porque le dolía y le había hecho daño. Carlos le iba explicando todo y nosotros lo oíamos, pero eso no me hacía fiarme, porque conocía a Carlos. Las protestas fueron disminuyendo y estaba cronometrando el tiempo, 1 hora y 32 minutos. Lo que tardo Carlos en decirle a Cristina, que siguiera tumbada y que no tuviera prisa, que cuando se bajara lo hiciera con mucho cuidado. Las chicas nos fuimos con ella y tenía una toalla por encima, estaba boca arriba. Solo se le veía el top y se le marcaban los pezones, algo que no era raro en ella.
Se quito después de un rato la toalla y casi me muero, las bragas que llevaba eran pura lencería, como tampoco es raro en ella, cuando casi me muero es cuando la vi por detrás, eran una bragas short tanga, que por delante cubren bien y por detrás dejan las nalgas totalmente al libres. Pisaba mejor y decía que le había bajado el dolor un montón, aunque le quemaba la pierna donde le había puesto una de las cremas. Porque eran de color negras que si no, seguro que se le verían mojadas. Se puso su bata, que también era una bata muy bonita y se fue para su habitación. Tardo bastante en bajar. Me había imaginado de todo. En cuanto acabe de cenar me fui a dormir, con la intención de despertarme bien temprano. Otra vez que me desperté tarde y cuando lo hice ya estaban todos despiertos y Carlos a pesar del tiempo, bañándose, solo de pensarlo me daba frio. Cristina disimulando me hizo una señal sin que nadie se diese cuenta y deje pasar unos minutos y me salí fuera con ella. Todavía cojeaba un poco. * He visto hace un rato a tu amigo bañándose y no sabia que lo hacia desnudo, esta para franelar y después dejar que te coja. * Jajaja Jajaja, ya lo he visto y estoy de acuerdo contigo. Pero por desgracia estamos casadas. * Si eso es lo malo, no podría traicionar a Raúl, sería imperdonable. Pero ese cuerpo y sobre todo los oblicuos que parecen esculpidos. * Vaya en lo que te fijas. * Jajaja Jajaja, no si también me he fijado en la pija que tiene, esta bien sobrado y eso que el frio las hace más pequeñas, Jajaja Jajaja. * Que cosas dices. * Ahora te puedo ampliar un poco mas lo que me preguntabas sobre él. Creía que podía ser un poco pelotudo, porque me pareció un poco cheto, creído, pero que va, es muy cojonudo, que no lo digo yo, es la expresión de Raúl. Lo que no entra en su vida intima ni pasada. No hay manera de sacarle algo, sabe escabullirse. * Si es un auténtico especialista. * Como un hombre que puede hacer reír a todo el que esta a su alrededor, que te hace sentirte tan bien, que es tan detallista, que sabe hablar de todo sin hacerse el protagonista, se le nota en el fondo que le falta algo. Como es que no tiene una mujer a su lado. Tu lo sabes? Tan raro es? Porque esa fortificación a su alrededor? No hay ninguna mujer que le haya echo rendirse y claudicar? * Pues vaya, todas esas preguntas y mas, me las he hecho yo y no tengo ninguna contestación. Lo mismo te ha tirado los tejos y no dices nada, Jajaja Jajaja. * Que si me ha tirado los galgos? Pues no y a ti. * Tampoco.
No se porque tenía una sensación rara de que algo me había perdido. Que Cristina no me contaba todo. El resto del día fue una copia del día anterior, incluido el masaje a la pierna de Cristina y a eso de las seis de la tarde, tomamos rumbo a Valencia menos Carlos que se quedo en el campo.