Carta sincera.

Para ti.

Nunca pude ver cómo eras realmente, ¿tal vez me lo permitiste? Nada más que mentiras fianzaron nuestra relación de tal manera que ya no sabía a cual de tus caras querer.

Falacias y engaños, ingrata, a cambio de comprensión y paciencia. Y ahora dices que te arrepientes y vienes creyéndote con no se que derecho moral a ser escuchada. ¿Acaso lo fuí yo en su día? ¿Es que dejaste al descubierto la más mísera esperanza? No. Desapareciste y de qué manera.

Te anhelé con tanta desesperación, te soñé despierta, te lloré viva, y ahora dime, ¿te mereció la pena tanto silencio a gritos? Preferiste renunciar al "amor de tu vida" (tal y como te refieres a mí) por evitar habladurías y palabras afiladas. Ocurrió tu peor pesadilla según tú; me has perdido.

Has perdido a esta idiota que se dio cuenta demasiado tarde de que tu cariño hipócrita y cínico no valía nada, que solo repetías periódicamente mis palabras mal interpretándolas y acusándolas de tiernas.

Hablas de oportunidades cuando posiblemente tan solo te mueva tu alma concupiscible mientras yo no puedo arrancarme este sentimiento; sentimiento amorfo, mezcla de amor y odio, rencor y desesperación. Horrible sensación de desprecio y dolor desgarrador que rompe de un fuerte "lo siento" el corazón anegado que late; latía, en mi interior.

Yo: inocente, enfadada, humillada y no sé cuántos términos más que huelen a desilusión he sentido la necesidad de desaparecer, de quemar la rosa, antes fresca y brillante, ansiosa de tu ternura que decidiste quitarme y mientras tú: traidora de sentimientos, desapareces de mi vida, de nuestra vida, borras el "nosotras" para crear el "sólo yo" y me dejas en el vacío, flotando en la nada. Tú, quien decidió crear a mi alrededor un mundo edulcorado con brillantes de colores eres ahora un mero recuerdo que yace en mi mente, hora tras hora, minuto tras minuto, segundo tras segundo.

Y ahora ¿qué vienes a reprochar? Cruel ladrona de sentimientos, anodina, señuela del desamor y resultado de la pasión. ¿Qué me hablas de ser razonable si me arrebataste hasta la última gota de pensamiento escondida en el lugar más recóndito de mi existencia? Si secaste mi alma y mi pecho con el mayor desprecio visto alguna vez. Ahora llegas comiéndote el mundo mientras tu propia inseguridad te carcome por dentro.

Lesbiana reprimida, retrógrada y misógina que has convertido mi esperanza en telarañas. Que te vaya bien.

P.d: No vuelvas a escribir.