Carta desde Tarifa
Es, exactamente, la carta que escribí a mi amigo Carlos sobre los que nos paso en nuestro viaje a Tarifa. Cuento la aventura con una señora de grandes pechos y la rubia cachonda que nos dejaron disfrutar de sus cuerpo.
Estimado Carlos,
Por fin me decido a agarrar la pluma y dedicarte unas líneas, después de mucho tiempo. Creo que estas al tanto de la ruptura de mi relación con Sandra hace un par de meses, el facebook es el mejor medio para enterarse de esas cosas. La verdad que no me ha ido nada mal en cuestión de amores desde que me quite de en medio a esa pesada. Ahora me declaro en situación transitoria y me dedicare al sexo esporádico, naturaleza y disfrutar de los amigos.
Así que el pasado puente, quede con Manu, ya sabes cómo es, enseguida me puso sobre la mesa un plan al que era imposible decir que no. Iríamos a hacer surf a Tarifa, un viaje largo para tan poco tiempo pero valió la pena.
Lo único que me pidió Manu fue parar en Murcia para ver a un antiguo amigo suyo de la universidad; solo íbamos a estar el tiempo de tomar un café; así que accedí sin ningún reparo.
El jueves por la mañana pase a recogerlo por su casa, como de costumbre no estaba preparado, y como no, con un rubia guapísima en su cama, muy típico de él. Así que cargué, a él, a la rubia, el equipaje y las tablas, en mi todoterreno y salimos de Valencia casi a las 12 de la mañana.
La visita en Murcia nos iba a hacer llegar más tarde de lo previsto, pero decidimos parar por el compromiso y las múltiples llamadas de su amigo insistiendo en que fuéramos a verle.
Cuando llegamos nos recibió muy amablemente, se notaba mucha complicidad entre Manu y él. Era una amistad lejana pero fuerte.
Pero lo más impactante fue la mujer del tipo, estaba algo rellenita, pero tenía un par de melones enormes, parecían torpedos, bajo una camiseta donde se distinguía el canalillo. Ya sabes cómo me gustan las tetas grandes y cuando podía, intentando disimular, le echaba un vistazo.
Nos tomamos un café y luego un par de gin gonics. Eran gente muy simpática y había muy buen rollo.
Aprovechando que la mujer se fue por hielo, Manu le dijo descaradamente, a su amigo, “¿Cómo se le han puesto las tetas a Irene?”. Salió con el rollo que después de los dos embarazos le había dado por engordar, no quiero ni pensar lo buena que debía estar hace unos años.
Cuando volvió la tetona, el marido se puso a bromear con ella sobre la cuestión de sus pechos. Como tontería le dijo que las enseñara, ella no dijo nada, pero se levanto y un poco forzándola le quito la camiseta, apareció un sujetador enorme, me entere después que era una 130. El tipo se lo desabrocho y ella se tapo con los brazos.
Le rebosaban por todas partes y acabo enseñándolas. Manu hizo lo mismo, le dijo a la rubia que las enseñara, y ella solita se quito la ropa, estas eran también grandes, pero ni punto de comparación con las de la mujer.Estuvimos un poco confusos sin saber cómo reaccionnar ninguno, contemplando el magnífico espectáculos de enormes botijos al aire. Durante un momento continuo la conversación como si nada, con las dos tías con los pechos al descubierto. Irene se levanto de nuevo para ir a la cocina, fue impresionante verla andar en toples, sus berzas se balanceaban de un lado a otro, cuando volvió, Manu se acerco a ella y se las acaricio con suavidad. Yo, estaba alteradísimo y como ella consentía que la tocaran, me lance también al magreo de las tetazas.
El marido al ver el panorama se sentó junto a la rubia y estuvo metiéndole mano, más que nosotros, y ella le tocaba la polla, ya te he dicho que era una autentica golfa. Cuando vi que le lamia los pezones, también Manu y yo empezamos a chupárselas a su mujer. Vaya sobada de tetas le dimos. Allí, de pie, metiéndole mano, la miraba a la cara y me sonreía, la muy puta. Tenia unas tetas que no cabían en la mano tenía que agarrársela con las dos.Manu me aparto porque quería meter la cabeza en medio de ellas, yo me puse detrás y le magree el trasero. No me había percatado del pedazo de culo, parecía una plaza de toros. Típico culo de gorda, grande y blando. Cuando Manu saco la cabeza de entre las ubres; ella comenzó a reírse a carcajadas, estaba cachonda, seguro; así que la agarre por detrás las tetazas y le arrime el paquete. Mientras se las sostenía con las dos manos le restregaba el bulto por ese pedazo de pandero. Ella lo noto y corto el juego.
Una pena, por un momento pensé que llegaría a convencerla para hacerme una cubana, pero no pudo ser.
Fue, estupendo, vaya ubres de vaca lechera. Me dejo la polla que iba a reventar. Menos mal que poco después del incidente nos fuimos, y en el coche, la rubia acabo haciéndonos una paja a cada uno.
Pero no acaba aquí la historia, cuando llegamos a Tarifa, tomamos una habitación para los tres, imagínate. Nos montamos cada orgia con la rubia, bestial, la tía se dedicaba a comer, tomar el sol y esperarnos a que volviéramos de hacer surf para follar, fue tal el nivel que me volví dos días antes en autobús para poder recuperarme y poder ir a trabajar mañana.
Si quieres te lo puedes creer, o no, es cosa tuya, la verdad que se si fuera Manu el que me lo contara, no me lo creería, pero cuando me veas te convencerás de lo que paso.
Fue magnífico, pero de la rubia, hoy casi ni me acuerdo. Lo que nunca olvidare serán las tetas de Irene, grandes, jugosas, llenas de vicio,…. No sé como describir tanta carne.
Un fuerte abrazo,
Gabriel