Carta desde el mar
Se dice adiós cuando el amor ahoga.
Carta desde el mar
Mi dulce hombre:
Bajo las raíces de la primavera
no hay sitio para nadie.
Marzo se desliza tan lentamente
que duele,
y se le empañan los días
en su marcha lentísima.
Las últimas lluvias han dejado
un camino en la arena
cubierto de cañas y de desperdicios
como un triste río.
Mi dulce hombre:
Te escribo porque sólo las palabras
saben curar olvidos.
Un gato maúlla en la ventana.
Son las diez
y hay luna llena.
Me duelen tu ausencia y las horas blancas
y el ruido de las olas,
me duelen tus gestos,
la brisa de la noche
y tus labios.
¡Te siento tan lejano,
tan ajeno, tan indiferente!
Mi dulce hombre:
Se me acaba el amor, se me desborda,
me ahoga como un mar enorme.
La espera es un cangrejo que sube por mis piernas,
un alacrán
escondido en un rincón oscuro.
Mi dulce hombre:
Se acaba lo poco que me queda,
de tanto esperar me he vuelto árida
y me falta la sangre
aunque me sobre el cuerpo.
Me despido en voz baja
para que no me oiga
nadie
que no seas tú.
Mi dulce hombre:
Tras tanto darme a ti solo me queda
darte una cosa más,
y es este adiós.