Carta de una suicida
Ya lo he hecho, me he cortado las venas, creí q era otra cosa, que sentiría dolor pero en lo único que pienso es en Pedro y con mi sangre escribo en la pared: Pedro te quiero.
Carta de una suicida
Hace dos días que me dejó Pedro y no puedo comer ni dormir, ya ni me levanto de la cama. Estoy en ella a base de somníferos, serán efectivos pero será que me he convertido en una adicta a ellos porque en mi no surgen ningún resultado.
Anoche recordé nuestro primer año juntos, una cena en su casa, unas alianzas de por medio y un paseo por la playa para terminar. Ese fue el día más feliz de mi vida.
Aquel día Pedro fue a recogerme al terminar las clases y sólo me dijo "cierra los ojos y disfruta del momento". Cuando los volví a abrir estaba llegando a su casa, me invitó a pasar y me llevó al comedor. Había preparado un banquete espectacular: carne, fruta y una botella de champán para acompañar. Comenzamos a comer y estuvimos recordando los maravillosos días que habíamos pasado juntos. Para finalizar me hizo extender la mano y colocó una sortija de oro en ella. Me pidió que fuese su esposa, algo que me dejó boquiabierta y apenas me dio tiempo de suspirar un "sí", me agarró del brazo y me llevó hasta la playa.
Paseamos durante un rato y nos sentamos sobre una manta que había traído. Me comenzó a besar con la misma delicadeza que lo había hecho la primera vez. Mientras yo estaba tendida sobre la manta posó sus labios en mis mejillas, en mi cuello, en mis hombros y desabotonó mi blusa para besar mis pechos saboreando con su lengua mis pezones. Descendió hasta mi ombligo que mimó como si fuese parte suya. Siguió hacia abajo lamiendo toda mi piel al mismo tiempo que bajaba la cremallera de mis pantalones. De pronto se detuvo y me observó allí semidesnuda, con la piel ardiendo de deseo. Se quitó la ropa y continuó quitándome el sujetador y el pantalón. Se colocó sobre mí y al tiempo que besaba mi cuello frotaba su pene húmedo aún dentro de sus calzoncillos contra mis braguitas. Era nuestra primera vez juntos y aunque los dos ardíamos de fuego queríamos retrasar el momento todo lo que pudiéramos.
Con sus manos retiró mis braguitas cuidadosamente mostrándole si sexo húmedo. Con dos dedos retiró os labios y empezó a juguetear con mi clítoris, besándolo, lamiéndolo y mordisqueándolo. Con el placer que sentía me mordía el labio inferior y abría cada vez más las piernas gimiendo cada vez que su lengua pasaba de arriba abajo por toda mi rajita. Con las manos abrió aún más mis piernas y lamió aún más abajo, en la entrada de mi vagina. Introdujo su lengua dentro de ella tragándose mis líquidos y una vez hecho esto introdujo su dedo índice. Lo agitó dentro de mi vagina mientras lamía el exterior de esta. Observó que mis gemidos crecían y que estaba a punto de alcanzar el orgasmo así que se colocó sobre mí y empujó su dedo con más fuerzas al tiempo que lamía mis pezones. La intensidad del orgasmo me hizo arquear el cuerpo y dar un gran gemido.
Me incorporé, él estaba de rodillas y la cabeza de su pene asomaba bajo el boxer. Se lo quité tocando el tronco y acerqué mi cabeza, lamí el glande y me metí su pene en la boca para saborearlo. Pedro me agarraba del cabello y empujaba mi cabeza contra su pene chocando este contra el fondo de mi garganta. Poco a poco el movimiento fue aumentando y Pedro no tardó poco en alcanzar su orgasmo. ¿Te preguntarás se corrió dentro de mi boca? Pues sí, tragué su semen que corrió por dentro de mí como si se tratase de la más maravillosa agua que he bebido.
Su pene apenas tuvo tiempo de disminuir de tamaño, se irguió rápidamente y ahora se veía de mayor tamaño. Me colocó a cuatro patas y penetró en mi ano con mucha delicadeza. Sus embestidas hacían que mis pezones se endurecieran como nunca antes lo habían hecho. Con su pene jugaba a meterlo y sacarlo de vez en cuando hasta que me indicó que lo iba a introducir en mi vagina. Fue metiéndolo poco a poco para no hacerme daño pero éste se deslizó rápidamente porque mi vagina chorreaba de deseo y se había abierto del todo deseosa de poder unirse a él. Me la metió del todo apretando mis nalgas contra sus caderas hasta el punto de notar la cabeza de su pene chocando contra mi útero. Su movimiento crecía y mis pechos se movían cada vez más al tiempo que mi cuerpo se movía debido a las convulsiones producidas cada vez que tenía un orgasmo. Así estuvimos varias horas hasta que su pene no pudo aguantar más y sentí como su semen salía disparado dentro de mí. Acabamos rendidos allí abrazados y desnudos junto al mar sólo con una manta mojada en el sudor de nuestros cuerpos. Dormimos durante unas horas y luego nos vestimos para ir a casa y volver a repetir todo lo ocurrido esa noche.
Pedro fue lo mejor que me ha pasado hasta hace dos días. Llegó a casa y me dijo "Lo siento pero no podemos seguir juntos". Ninguna explicación por su parte y yo con un montón de dudas. Sólo quiero dormir, dormir, .
Me he despertado con un dolor de cabeza increíble. Anoche salí sola a dar una vuelta y encontré a mi exnovio. Busqué en él los besos y caricias de Pedro pero lo único que encontré fueron dos polvos, los peores que me han echado. Lo hice sólo porque sentía ganas de hacerlo con él y la verdad es que me quedé sin ganas de volver a repetir. Al menos tuve una sonrisa cuando le susurré el nombre de Pedro y me dijo "¿cómo me has llamado?"
Ya ha pasado una semana, hoy mi hermana me vino a visitar y al ver mi estado , me ha llevado al médico. Desde la última vez que me pesé he bajado 15 kilos. Se me nota mucho pero la comida me da por vomitarla. Lo único que puedo tomar es alcohol porque me hace olvidar aunque después a la mañana siguiente el dolor de cabeza me mata.
Hoy Pedro vino a mi casa, por lo visto mi hermana le dijo lo mal que me encuentro, han pasado dos semanas y parece que fuese ayer. Creo que verlo ha hecho que me sienta peor porque me he sentido muy mal al ver como me miraba con cara de tristeza. Tenía lágrimas en sus ojos y sus manos temblaban al tocar las mías. Ahora estoy más enamorada de él y sólo quiero verlo pero aún así pienso en dormir, dormir, .
Me quiero morir, ya sé el motivo por el cual pedro me dejó, se iba del país. Me llegó una carta de Pedro en la que decía lo que sentía por mí y los motivos por los que se iba. Pocos motivos para mi gusto ya que yo hubiera renunciado a mi carrera por seguirle, pienso que lo hizo por eso. Las noticias dieron los nombres de las 240 personas muertas en un accidente de avión, él estaba en ella.
Han pasado 20 días desde que me dejó, no quiero seguir viviendo. Le estoy escribiendo esta carta a mi hermana y le pido perdón por lo que voy a hacer. La bañera está casi lista, el agua está bien caliente perfecta para un baño aunque el mío será el último. Ayer compré hojillas, me siento extraña por lo que voy a hacer pero no puedo seguir viviendo así. Bajé cinco kilos más y estoy cansada de estar bebiendo para no pensar en él y tomar pastillas para poder dormir.
La bañera ya está llena, el vapor tiene el espejo empañado y a mí sólo me queda quitarme el albornoz e introducirme en el agua. Poco a poco me meto en la bañera, el agua ya se está saliendo y el piso está mojado, las hojillas me esperan. Tengo miedo de hacerlo pero mi vida es un infierno y todo lo que haya después es mejor que lo que estoy viviendo ahora.
Ya lo he hecho, me he cortado las venas, creí q era otra cosa, que sentiría dolor pero en lo único que pienso es en Pedro y con mi sangre escribo en la pared: "Pedro te quiero".