Carta de una separación compleja
Algo de lo que al fin un día podemos decir.
Me di cuenta de que no quiero estar contigo. Pero no de ahora. Hace tiempo que lo siento. Me tienes cansado. Si he aguantado todo este tiempo es por la nena. Porque no puedo concebir mi vida lejos de ella y por eso he soportado todas tus tonterías. Además aspiro a que ella crezca con una forma de pensar totalmente diferente a la tuya. Para que cuando sea mayor, no sea una amargada como vos.
Pero eso fue hasta hoy. Porque desde ahora no lo tolero más.
Que no te sorprenda porque desde que nos casamos has estado haciendo todo lo necesario para que esto pase. Eres el perfecto manual de cómo hacer que alguien deje de quererte. La vida contigo ha sido la tortura mayor que un hombre pueda tener. Hace tiempo que, como los presos, cuento los días que me faltan para liberarme de ti.
Bastante tiempo soporte tus desprecios hacia mí y hacia los míos. Bastante tiempo soporté tus caprichos, tus desplantes, tu soberbia basada en nada y sin sentido.
No te olvides de donde vienes.
¿Sabes? Nunca me gustó que pasaran en casa, tu madre, padre, hermanos, primos, abuela y amigas. Porque cuando fui a sus casas me adapté a las normas de las casas de cada uno de ellos. Pero cuando ellos vinieron tuve que cambiar yo. No me banco más a tu familia que es una farsa. Llena de mentirosos. Empezando por tu madre que te domina como ella quiere haciéndose la víctima. Vos saliste a ella. Cuando necesitas algo, vas y lo pides o lo tomas directamente. Cuando no, hablas pestes de las mismas personas a las que a la primera de cambio vas y les pedís cosas. Sos desagradecida y en la vida hay que ser agradecido y mucho.
A mi me has hecho la vida un tormento. Como cuando querías quedar embarazada y no podías y mes a mes me enloquecías con tus locuras. Que te ibas a quien sabe donde, que querías desaparecer, que no me hablabas por días enteros y mucho más.
Sufrí mucho todo ese tiempo, porque te amaba y me sentía culpable por lo que te pasaba.
Después vino la nena y se acabó la pareja. Ahí me di cuenta de que en realidad nunca quisiste un marido, que lo que siempre quisiste fue un padre para tu hijo.
Y no contenta con eso me castigaste con todo lo que pudiste, el sexo fue con cuentagotas y de baja calidad, me hiciste alejarme de mis amigos, hiciste que dejara mis estudios y que no practicara más deportes. Después también te molestó que leyera mucho o que viera muchas películas. Y más tarde te empezó a molestar lo que comía.
Entre tanto te dedicaste a hablar mal de mí, a criticar todo lo que hacía o decía.
Te llenabas la boca diciendo que yo era un inútil y para cualquier cosa de la casa hacías venir a tu hermano, que es un vago por cierto. Que con veinticinco años no trabaja ni estudia, que fuma todo el día y pasea en moto con la plata que les saca a tus padres. Que venía a casa y se quedaba cuanto quería, disponiendo de una y otra cosa como si fuera el dueño de casa. Me obligaste a visitar a tu tío que es maravilloso y al cual yo tenía prohibido por ti el hablarle de ciertas cosas. Bueno, es hora que te vayas enterando, tu querido tío se llena la boca hablando mal de tus padres. Según él, son dos estúpidos que no tienen cabeza para nada, poco inteligentes y vagos. Según él tu madre no sirve para nada. No sé si te sorprende porque es lo mismo que ella te dice de él. Siempre que no lo necesita claro está.
Me reprochaste una y otra vez cada vez que veía a mi familia o amigos. Porque según tú, la familia somos nosotros dos y la nena y tenemos que estar solos y sin embargo cada vez que podías metías en casa a alguno de tu familia por 15 o 20 días. Y si yo decía algo era porque era malo y no los quería.
A lo largo del tiempo cedí en mucho y estoy arrepentido de ello. Tenía que haberte pegado una patada en el culo de entrada y no dejar crecer esta historia de estupideces tuyas.
Me sentí culpable muchas veces por verte mal. Pero luego fui descubriendo muchas de tus mentiras y tus artimañas para manejarme a tu antojo y entonces pude empezar a liberarme de toda tu porquería.
Eres la persona más egoísta y mal agradecida que conozco. Te crees la gran cosa y no lo sos. Nada, entiéndelo bien, nada de lo que tienes o lo que eres lo hubieses logrado si no fuera por mí. Por quien soportó tus caprichos y te ayudó para que te realizaras en tu profesión. Porque fui yo quien te dio el dinero para montar tu negocio, fui yo quien te orientó cuando no sabías por donde empezar y fui yo quien te ayudó con todo lo que no sabías. Y fui yo quien encaró y solucionó casi todos los problemas que surgían. Pero la empresaria de éxito eres tú. Y lo peor es que te lo has creído y te lo sigues creyendo y cada vez que puedes me echas en cara lo bien que te va. Parece que tienes una frágil memoria.
Lo único que querías es que estuviera todo el tiempo alrededor tuyo, venerándote como si fueras una diosa. Una diosa a la que nada se le podía negar, ni discutir. Nunca aceptaste una crítica. Nunca aceptaste que te dijera que te habías equivocado en algo. Siempre lo tomaste como un ataque personal y no lo era. Por eso siempre me dijiste que tu madre te quería y te entendía. Porque nunca te dijo que no a nada. Y mira en lo que te ha convertido.
Es hora de que te enteres de que los que te dicen siempre que si, no te hacen bien. Pero a esta altura poco me importa ya. Ve con tus papis que seguramente te van a decir que hiciste las cosas bien. Aunque sería bueno que les contaras un poco de todo lo que me has hecho.
Como te decía estoy cansado de todo lo que venga de ti.
Pero hay algunas cosas que no te he dicho. No eres tan inteligente como te crees. Todos estos años cuando peleábamos y me amenazabas con irte, yo te pedía perdón y te decía que iba a cambiar y actuaba, si actuaba, para convencerte de que te quedaras junto a mí. Pero no lo hacía porque te quisiera, porque hace mucho que he dejado de quererte. Lo que hacía lo hacía porque quería estar con mi hija, quería verla crecer, estar con ella, jugar juntos y no perderme ni de un día de su vida. Tu, tu no me importabas en lo más mínimo. La que me importaba era ella. ¿Qué te parece? El tonto resultó que no lo era tanto como creías. Creías que me tenías amarrado porque te amaba, pues te has equivocado como tantas veces. No te amaba en lo más mínimo, sólo buscaba ganar tiempo. Tiempo que gané cuanto quise y ahora que no lo necesito me voy y te dejo con tu veneno, tus mentiras, tu mal humor, tus desprecios, tus caprichos y tus tonterías.
Más de una vez me decías que si quería sexo lo buscara por ahí, que no te importaba lo que hiciera. Yo siempre te dije que eso era algo muy doloroso para el que lo recibía. Porque era como decirle que no te interesaba en lo más mínimo el otro. Pues, ¿sabes? Te hice caso y a pesar de que siempre pensaste que no me atrevería lo hice. Te hice cornuda varias veces. Y gocé del sexo con ellas como nunca lo hice contigo. Porque estuve con mujeres de verdad, no con niñas caprichosas que se creen la gran cosa.
Nunca soportaste a Biviana y yo me voy con ella. Me arrepiento de no haberlo hecho antes. En un solo minuto, ella me dio más amor que el que tu me has dado en diez años. Porque en realidad tú no me has dado nunca amor. Estuve muy confundido cuando me casé contigo.
Y en el sexo ni te digo. No sólo que nos entendemos y lo disfrutamos, sino que nos deseamos cada vez más y más. Inventamos cosas nuevas cada día y exploramos al máximo para lograr disfrutar cada día un poco más.
Pero no es todo el sexo. Nos valoramos y respetamos mutuamente, cuando en algo no estamos de acuerdo lo hablamos, si lo hablamos, no lo discutimos. Solemos salir con amigos y a veces lo hacemos solos. Además con la nena es mejor madre que lo que has sido tú. Puedo jugar con ella el tiempo que quiero sin que me diga que no le presto atención. O como tú decías que nos poníamos de acuerdo para dejarte de lado. Con Biviana, puedo estar las horas que quiero con mi hija, jugando, dibujando, mirando una película, cantando o simplemente riéndonos, sin que ella me lo eche en cara.
En fin ahora me siento bastante más liberado que cuando empecé. Así que haz de tu vida lo que quieras y lo que puedas. Ya que como dice la canción "esta vez el esclavo se escapó".
Ah. Y no me busques, bastante que voy a tener que verte cuando vaya a buscar a la nena.
PD. Te dejé un revolver con una bala, úsala bien y no le erres a tu cabeza.