Carta de un sueño, carta a un amor,...

Luna, que dabas vueltas en soledad, y tu mirada se perdía en la oscuridad, carecías de brillo, solo estaba en tu interior, como en una caja sellada, que solo el calor de los cuerpos la podía fundir, y así, solo así todo tu amor se esparciría,...

Hola amor, como estas, sabes una cosa, anoche soñé con vos, soñé que eras un astro, lejano enorme y bello, soñé que eras la luna.

Luna, estabas allí, en soledad, esperando un amor que venga a hacerte compañía, esperando entregar todo, tu interior, tu calidez, tu querer. Pero algo pasaba dentro tuyo, desde hace un tiempo, algo sabias que estaba en ti, que era hermoso, pero con la misma intensidad imposible.

Y por la oscuridad llorabas, y en una nueva vuelta de claridad intentabas sonreír, era difícil, pero ese,,, siii, ese gran amor hacia todo mas fácil, todo era mas grande, mas hermoso, igualmente mágico, ese amor por el.

El, el mas grande de los astros, el mas bello, el, que daba vida y veía también como se iba, el, dios de dioses, o por lo menos tu gran dios, tu astro preferido, querido y completamente amado.

El sol, tu sol, que con cada vuelta se hacia mas grande, mas bello, mas calido. Que seguramente algún brazo, de brillo de luz, se le escapaba, y tu cuerpo se volvía inmensamente feliz, con tan solo esa pequeña caricia.

El tu amor, el que te hace llorar, que no ve, cuanto es tu sentir, cuanto es tu mirada tu sonrisa, y no es porque tu no puedas expresar todo tu querer, es porque, y te duele saberlo, y lo lloras comprobándolo, tu amor no era correspondido.

Ella te lo robaba, aunque no sabias si era intencional, pero la preferida de tu amor, era,.. Pensabas y no sacabas una conclusión, de cómo ella podía haber robado tu gran amor, ella, la más cercana a el, siii, era gea.

Ella, tan feliz por su amor, y tan bella por el brillo que el todo el tiempo le daba. Gea, tan atrevida, audaz como ninguna, sabía, porque su intuición le decía que tú, estabas enamorada del sol, pero ella era linda, hermosa, tenía brillo, vida y calidez.

Luna, que dabas vueltas en soledad, y tu mirada se perdía en la oscuridad, carecías de brillo, solo estaba en tu interior, como en una caja sellada, que solo el calor de los cuerpos la podía fundir, y así, solo así todo tu amor se esparciría. Aunque siempre estabas con tu lava encendida, el amor solo era posible de a dos. Y tu amor, cada vez más fuerte, cada vuelta más grande, estaba lejos. Y tus miradas ya tristes, no le llegaban, la maldita gea lo impedía, siempre tú detrás de ella, y ella siempre brillante. Y tus gritos desesperados de amor, sedientos de pasión, hambrientos de placer, eran callados. Sola en la oscuridad, temblorosa y con miedo, te habías quedado sola en tu reposo.

El tiempo pasaba, y mil vueltas tu dabas, y tu imagen se tornaba cambiante. Envuelta en la tristeza, cercada por tu amor, caíste en la desesperación. Creaste un plan, algo tenias que hacer, tu amor por el, ya tenía que dejar de ser solo tuyo, y no importaba el precio a pagar, y te hacías inmune al dolor que ibas a sufrir, y decidiste que hacer, sabias que debías demostrar tu amor, y el tan grande como ninguno, el hablaría por si solo, el que enamoraría a cualquier astro, pero tu amor era de el mas grande, pero igual de grande era tu amor.

Supiste que tu cuerpo entero era del sol, entonces querías que el este con tu amado. Surgió un gran calor, de tu lava, y envuelta en llamas de pasión no te importo despedazar una parte de tu cuerpo ya no tuyo, y enviarlo directo hacia tu amado.

Pero el odio desprendió de tu cuerpo, contagiado del odio de la muy maligna, ella malvada vio tus intenciones antes que tu amado, y no le importo causar un desorden universal, ella se volvió hacia atrás en su vuelta, ella misma choco con tu pedazo de cuerpo, no le importo el daño, sabia que si llegaba a destino todo cambiaria y el sol por siempre te amaría.

Se ocupo de castigarte, quería solo, tan solo desaparecerte del universo entero, mando rallos y centellas, y algún que otro cometa, todos te chocaban, producieron cráteres y fisuras, ya no eras la misma, yacías golpeada, sacudida, pero te mantenías en tu lugar por ese amor, que era mas fuerte que todo lo que te podía chocar.

Gea no conforme con todos esos destrozos, indignada por saber que solo el amor te mantenía en el aire, decidió acudir a meteoro, sabias que el tenia muchos trucos al igual que fuerza, pensaba que el acabaría contigo.

Meteoro, fui decidido a cumplir las ordenes de gea, pero cuando estaba llegando a ti, se detuvo, trato de mirar a tus ojos, sacarlos de ese pozo tan profundo donde posaban apenados doloridos y tristes. Quiso mirar tu boca, tus labios estaban secos. Tu espíritu deteriorado y viejo, y quedo totalmente paralizo, sorprendido al ver que tu amor seguía ahí, intacto, el amor por el sol, que no estaba enterado de su existencia, izo que meteoro, le surgiera un inmenso odio hacia gea, y teniéndote a tu lado, allí en ese estado decidió ayudarte.

Dando una vuelta perdida en la oscuridad, todo cambio, ya no estaba esa oscuridad, miraste a tu alrededor y viste a meteoro, pero no estaba solo, venían detrás de el miles de meteoritos en forma de lluvia, y viste en ellos la esperanza, y tu alma volvió a sonreír, sabias que no debías tener miedo, meteoro prometió ayudarte y lo estaba cumpliendo.

Luna, que encerraste en ti todo tu amor, recogiste tu alma y tomaste tu lava, sentiste como esa gran lluvia roja te chocaba, te levantaba y tomando velocidad se dirigieron hacia gea.

No entendías el porque, pero sabias que debías hacerlo, sentías como crecía por dentro ese gran amor, que no recuerdas cuando empezó pero sabias que nunca iba a acabar.

Solo sonreías, pero no con maldad, sino con hacías de justicia, y viste los ojos de gea, y te diste cuenta de su temor, te hiciste fuerte, y lo inevitable paso.

La gran lluvia y vos, chocaron contra gea, tan fuertemente que la despojaron de su cuerpo, y le quitaron la vida.

Levantaste tanto polvo i hiciste tanto ruido que por un momento el brillo del sol desapareció, pero todo era digno de tu llegada. Te sentiste rara, pero a la misma vez grande, y te diste cuenta el lugar que estabas ocupando, y quedaste inmóvil cuando en tus ojos viste a tu amado, a tu lado y sentiste un leve ardor por sus miradas, estabas tan cerca de su piel y no podías tocarla, trataste de moverte y viste algo raro. El sol te miraba desolado, su brillo ya no estaba, lo habías apagado.

Pero un mar de lagrimas te desparalizo e hiciste una gran bola de fuego, con tu lava con todo absolutamente todo tu amor, y se lo tiraste hacia su lado, como una antorcha de fuego como una vela de amor.

Sentiste como volvías a vivir, como te volvías a quemar, su brillo regreso y con el un gran amor, el sol te regalo mucho brillo y en sus brazos envió amor. Te sentías débil, a veces creías que no soportarías todo ese calor, todo ese fuego de pasión que habían encendido.

El sol, tu eterno amor, miraba descomunalmente tus ojos, brillantes como ninguno, y su primera palabra fue tierra, sentiste paz, tranquilidad, armonía, y desde ese momento te llamaste así, solo así, tierra.

Pasaron un par de vueltas de calor, y lo primero que te regalo, para que nadie pudiera tratar de chocarte de nuevo y el polvo lo apagase a el, fueron unos hermosos y enormes mares que surcaban todas tus curvas y estaban llenos de vida.

Su amor crecía vuelta a vuelta, momento a momento, y se hacia mas grande, pronto por posibles celos y algún miedo le creo el cielo, para que nada pasara por ahí, aunque solo lo izo penetrable al amor, ya que era su razón de existir.

Era tan grande el amor que no calculaban a cuanto se fundía su lava interior, y muchas veces se quemaban, pero ese calor era de placer, entonces nada importaba.

Estaban tan enamorados, se veían tan bien ahora juntos, pero el sol decidió que debían verse menos tiempo, porque si ese amor seguía creciendo podían terminar hechos polvo,

Entonces el sol te regalo la noche y con ella el ocaso el horizonte, decidió verte cuando tus ojos quedaran ahítos de placer cuando despertases con el amanecer, a lo cual lo llamo el día.

Cuando cumplieron un año de luz, juntos, lloraste de alegría, al enterarte de su regalo, tu quisiste regalarte una parte tuya, pero el no la acepto, dijo que solo quería tu belleza, entera para deleité de sus ojos, y por la noche tu viste su regalo. El pobre, no quería verte sola por las noches, entonces decidió, que cuando el este descansando tu serás alumbrada en luz tenue, por aquel viejo astro, dijo que era como un ojo de el mismo que por la noche te acompañaría, ya que el lo hace brillar.

Día a día, noche tras noche, ese amor crece y se mantiene intacto y grande por los dos, porque así lo desean y así estará por siempre.

Porque si querer es un sentimiento de los astros cuerdos, ellos dos están locos, ellos se Aman,

Dedicado a mi musa inspiradora,