Carta a una pareja lésbica en crisis

Caso real: carta a dos amigas que llevan 10 meses como pareja y están atravesando problemas serios.

CARTA A UNA PAREJA LÉSBICA EN CRISIS

Contexto: ésta es una carta real que escribí para una pareja lésbica, amigas mías ambas, que están pasando por una crisis. Tienen aproximadamente 25 años, trabajan juntas y llevan 10 meses unidas, aunque en este momento no saben qué hacer una con la otra. Mariana es lesbiana semi encubierta, aunque está perfectamente tranquila y definida en cuanto a su orientación sexual, y para Jazmín es su primera pareja del mismo sexo.

Nota: varias de las preguntas que leerán aplican también para parejas heterosexuales.

Carta

Queridas Mariana y Jazmín:

Están ambas viviendo lo complicada que es una relación de pareja... y más cuando para Jazmín es su primera relación con otra mujer. Lo dificulta, y mucho a mi entender, el hecho de que trabajen juntas: no es fácil verse todo el día y los chismes corren.

Apasionarse es fácil: te atrae alguien sexualmente, te alborota la hormona, y adelante. Enamorarse conlleva aceptar a la otra con todos sus defectos, con todas sus virtudes, ayudarla a crecer y caminar juntas en las buenas y en las malas.

Cada pareja fija sus reglas y sus límites. Un matrimonio amigo, Juan y Sofía, llevan 10 años de casados pese a que él es hipertiroideo (esto implica súbitos accesos de furia, casi incontrolables) y ella, celópata, lo vigila y lo espía cuanto puede. Ese límite de la furia y los celos, que para muchos otros sería intolerable, es posible porque ambos se aman y han aprendido a convivir con los problemas que estas características conllevan. Preguntas para ambas: ¿cuáles son las reglas y los límites que ustedes han fijado en su relación? ¿Puedes soportar los celos y de la volubilidad de Mariana, Jazmín? Si la respuesta es NO, no tiene sentido que sigan juntas. ¿Te sientes incómoda, Mariana, cuando alguno de los clientes coquetea con Jazmín debido a sus ojos hermosos y a su cara dulce? Si la respuesta es SÍ, o le bajas a los celos o mejor la dejan por la paz.

Otra de las preguntas clave que deben responder ambas es por qué se enamoraron. ¿Qué te atrajo, Mariana, de la hasta ahora heterosexual Jazmín: su cara, sus sentimientos, su cuerpo, su forma de hablar, su olor... qué te atrajo de ella, repito? ¿Y a ti, Jazmín, qué te enamoró de Mariana, su inteligencia, sus ojos, su cuerpo, su fuerza, su sensibilidad, su valentía al asumirse como lesbiana, o qué? ¿Disfrutas esta primera relación lésbica, Jazmín, o te sientes culpable por amar a alguien de tu mismo sexo?

¿Qué tanto realmente se conocen? Valdría la pena desglosar esta pregunta en varias áreas:

a) Emocional: ¿saben por qué se comporta la otra como lo hace? ¿Pueden entender sus emociones, respetarlas y amarlas aunque no les gusten?

b) Gustos: lectura, comida, diversiones: ¿saben lo que prefiere la una y la otra? Por ejemplo ¿comparten el gusto que tú tienes, Mariana, por la lectura de Paulo Coelho?

c) Sexual: ¿qué excita a una, qué excita a la otra? ¿Disfrutan haciendo el amor? ¿Han cumplido sus fantasías como pareja?

d) Aspiraciones, ambiciones personales y profesionales: ¿conocen los planes de una y otra para seguir creciendo profesionalmente? ¿Pueden apoyarse la una a la otra en este aspecto?

e) Necesidades afectivas: ¿qué necesidades de amor y de compañía satisface una con la otra?

f) Bioquímica, hormonas: ¿se han olido la una a la otra sudadas, por ejemplo, y son capaces de tolerar ese olor? Esta pregunta parece trivial, pero afirmo seriamente tras dos matrimonios y cinco o seis relaciones que pintaban bien y no prosperaron que cuando no te gusta cómo huele tu pareja, eso afecta tanto al atractivo sexual como a la capacidad de convivencia

Si logran responder individualmente y contestarse cara a cara con sinceridad las preguntas que les he planteado les ayudará a definir, estén enamoradas todavía o no, hasta qué punto son compatibles o no.

Mariana querida: arrastras una carga fuerte de culpas con Jazmín, pues te acusas de haberle hecho cosas que ella no merece. ¿Puedes perdonarla, Jazmín, o te sientes tan herida que no lo consigues? Por otro lado, Mariana: si de veras amas a Jazmín ¿por qué la has lastimado, merece eso ella de ti?

Cuando cambiamos nuestra forma de ser porque nos lo exige nuestra pareja a para que se quede a nuestro lado, ese cambio no es verdadero: simplemente, hacemos una farsa con tal de no estar solos. Cuando cambiamos porque comprendemos que con un defecto dado (por ejemplo, los celos excesivos) podemos perder a quien realmente es el amor de nuestra vida, entonces el cambio es legítimo, porque por amor dejamos atrás nuestro orgullo y luchamos por nuestra pareja. Mariana y Jazmín: ¿están dispuestas a trabajar de todo corazón en aquello que las ha separado para recuperar lo que hace meses las unió? Si la respuesta es SÍ, vale la pena intentarlo de nuevo. Si la respuesta es NO, no pierdan más el tiempo y déjense de hacer daño: una y otra encontrarán fácilmente a otra persona que las ame tal y como son.

Me despido: les mando un abrazo afectuoso a ambas y les deseo la mejor de las suertes. Cuentan conmigo de todo corazón.

Paco