Carta a un amor que no me pertence

Una mujer después de hacer el amor con su amante, le escribe una carta, que quizas no reciba nunca.

Querido Nicolás:

Ni siquiera se porque estoy aquí, ni siquiera se porque te escribo, quizás soy tan cobarde que no se decirte lo que siento por ti en tu cara, mirándote a los ojos o cuando hacemos el amor.

Te acabas de marchar y ya noto que me faltas, pero nunca te lo diré, nunca, jamás te diré que te echo de menos que necesito tus manos para volar, que con tu boca me das la saliva que apaga esta sed que nunca tiene fin, tengo mono de ti, de ti.

Giro la cabeza y miro esta cama que acabas de dejar, paso la mano por encima y aun me parece sentir el calor de tu cuerpo y me revuelco en el buscando que ese calor me penetre de nuevo, me haga vibrar como tan solo tu lo sabes hacer, quiero mas, mi alma pide mas, mi cuerpo quiere mas, pero tu amor no estas.

Me siento estremecer cuando recuerdo como me haces el amor, como apagas ese fuego que tu mismo provocas, eres el pirómano de mi sexo, buscas el fuego, luego lo apagas y cuando ese fuego parece morir entre suspiros y jadeos, vuelves a encender en mi la llama del fuego mas oculto, y me entrego a ti como una virgen vestal, como si nunca hubiese sentido esos labios de fuego que parecen erizar cada parte de este cuerpo que a fuerza de amarlo ya no se si es tuyo os es mío, pero esto jamás te lo diré, este cuerpo que no sabe, que si sabe, que busca y encuentra, que ama y que goza del placer de sentirte dentro, bien engarzada a ti, como un brillante en un anillo de chatarra.

Me miro en el espejo y su imagen me devuelve la mirada del animal herido, tu me has herido y estoy sola para lamerme mis heridas, en mi cueva dentro de mi, mientras de puertas a fuera voy disfrazada de mujer dura, que nada le importa y que por nada se conmueve, pero tu me conmueves de tal manera que no puedo decirte que te amo, no puedo decírtelo ya que prometí que no lo haría, se lo prometí a nuestra primera cama, en aquel hotel al que fuimos como dos crios que descubren por primera vez el placer de acariciar otra piel que no sea la suya, cuando tu piel fue mi piel, cuando no se sabia donde empezaba uno y acababa el otro, entonces supe que me habías derrotado en mi terreno, el juego era tuyo, amen.

Me dices adiós con tu mano, miro esa mano y se que aun lleva mi olor en ella, ¿cuantas veces en tu despacho la olerás sin que nadie sepa porque te llevas las manos a la cara?, yo lo sabría, porque yo también oleré con todo mi ser el olor del perfume que dejas en mi cuerpo, podría seguirte como un perro, seguiría ese olor y te encontaria¿cuantas veces recordarás como yo esta noche echa de mentiras y de amor?.

Tantas mentiras, tantas medias verdades, todo para arañar un poco mas de tiempo a ese tiempo que se nos escapa como arena entre los dedos, hacemos de una habitación de cualquier hotel de cualquier parte y en cualquier lugar, nuestro hogar, un hogar echo de papel, tan sólido como la espuma del mar, tan secreto como nuestro secreto, y es entonces cuando te tengo delante de mi a solas, tu y yo frente a frente cuando quisiera decirte cuanto te amo, pero callo, no tengo derecho a decirte nada, todo lo que en ese momento es mío, en otros lugares y en otros papeles no me pertenece, es a otra mujer a quien engaño, a otra a quien robo descaradamente a sabiendas los besos, las caricias y el sexo de un hombre que no es el mío, es el suyo, o es de nadie, ¿de quien eres Nicolás? Del aire que perfuma el ambiente, del sol que quema, de la lluvia que da vida, ¿de quien eres Nicolás?.

Pero una vez tras otra me prometo que te diré que no, que no quiero verte que no quiero saber mas de ti, pero una vez tras otra me engaño y corro hacia ti hacia mi refugio robado y me hago fuerte tras las murallas de agua y soy dueña de un castillo de arena donde mando y ordeno que me ames, que me hagas el amor, que me penetres con fuerza, sentir ese orgasmo que me lleva quien sabe si a las Pléyades o a recorrer el mundo en un barco de papel por las alcantarillas de la ciudad.

Y prometo amarte mientras subo y bajo en esta locura de montaña rusa, prometo quererte mientras en el cielo haya lluvia de estrellas.