Carta a mi amo después del primer encuentro

Después de nuestra primera sesión real, llego a casa y...

Carta a mi amo después del primer encuentro

Nada más llegar a casa me he desnudado delante del espejo de mi dormitorio y lo que se apreciaba a simple vista era: que mi culo aun tenía alguna marca roja de tus azotes, amo. Los pezones aún estaban salidos, no tanto como cuando llevaba las pinzas, pero lo suficiente como para que mi amo los hubiera podido pinzar incluso sin tocarlos y están doloridos, sobre todo el derecho que es el más sensible. En los laterales de mis pechos tengo algunos arañazos sin importancia, no sé como ni cuando me los hice porque no los noté.

En cuanto a mi sexo, bueno, es el que se ha llevado la mejor y la peor parte. La peor parte porque lo has azotado mucho, amo, y además muy fuerte, hubo unos cuantos momentos en los que pensé que no iba a aguantar ni un azote más. El clítoris está muy inflamado y hasta el más leve roce del vestido me lastima, nunca me lo habían pellizcado tan fuerte, y mucho menos golpeado. Cuando yo podía masturbarme cada vez que lo deseaba, siempre lo toqué muy suave, y cuanto más ligero era el roce, más sensible lo notaba y más excitada me ponía. En cuanto a los labios, suelen ser también los grandes olvidados (al igual que suele ocurrir con los huevos de los hombres), muy pocos hombres se dan cuenta de los estremecimientos que puede provocar el leve roce de un dedo por encima. Y no lo digo por ti, amo, solo te lo comento porque forma parte de mi sexo.

Llegué con muchas ganas de hacer pis. Si recuerdas, amo, te dije que me apetecía, pero aguanté hasta llegar a casa. Esta vez me ha resultado dificultoso hacerlo parando a cada poco. A duras penas podía controlarlo y se me ha hecho eterno, pues al aguantar todo el viaje desde Benidorm parece que había mas cantidad, no sé ni lo que habré tardado en terminar.

Después, le he mandado un mensaje a mi amiga para decirle que ya estaba en casa sana, salva y feliz y enseguida me ha llamado para preguntarme que tal me había ido. Como no teníamos mucho tiempo, le he contado lo más importante: que ha sido una tarde de lo más excitante, que me he sentido muy a gusto con mi amo, que para nada ha sido duro conmigo (no lo he contado lo de los azotes en el clítoris porque aun no he decidido si me gustaban o no. Bueno, los primeros me han gustado, los últimos ya no los soportaba), y que hacía tiempo que no tenía un orgasmo tan brutal como el de esta tarde. Hemos quedado que quizás después de cenar saldríamos a tomar un café, pero no me ha llamado, así que supongo que debe estar muy cansada.

Después de hablar con ella me he hecho una buena cena, pues estaba muerta de hambre y en cuanto he podido me he sentado aquí a escribirte este correo. Ya sé que no me lo has ordenado, amo, pero también sé que es lo que esperas que haga.

Quisiera refrescarme el clítoris, o ponerle un poco de hielo, quizás eso me aliviara, pero también puede que a la misma vez elimine todas las sensaciones que mi amo me ha hecho sentir, y yo quiero seguir sintiendo a mi amo y el dolor que siento también me hace recordar el placer que he sentido cuando mi amo me ha masturbado y me ha hecho correr como una perra.

Fdo: esclava María